Si. Ya lo se

Si. Ya lo se. ¡Y cómo lo se! En estas últimas semanas con Camila forjamos un vínculo en el que por la confianza entre ambas, los consejos, las experiencias turbias -realizadas o imaginadas, su inimaginable despojo de todo viso de poder, dominación, de su acostumbrada licencia para dirigir, juntas eramos dos putas que en un punto compartían tips pero también, cuando nos cojíamos subíamos al Everest de la perversión, descendiendo en un tierno beso o con nuestros diálogos íntimos mirentras la dulzura y los
mimos no dejaban lugar a dudas: más que una amante hipersexualizada y zorra, por momentos la sentía mi novia. Y percibo que a ella le sucedía lo mismo.

También se. ¡Y cómo lo se! Que primero se cogió a Fede, uno de mis superiores, el socio jóven de mi histórico amante, mi jefe, de más de 70 años. Don Santos quien, aunque convencido de ser mi dueño prácticamente desde que me empleó llenándome de obsequios como viajes, algunas joyas, mucha ropa y algo que vengo manteniendo en secreto: un departamento que uso de puta, cuando me viene ese fuego indomable de querer cobrar por sexo el verdadero macho de mi oficina es Fede. Y Cami probó su carne.

Luego, la descubrí en mi propia casa, cogiendo con mi suegro, el padre de Diego la noche que él viajó a Mendoza. Yo llegaba de despedirlo y ahi estaba su padre, André, el hombre que mejor me garcha, el que me somete a toda su perversión porque si: soy la puta del progenitor de mi chico al que también Camila gozó, en mi cama matrimonial. Está bien: en este caso era mi suegro el que la tenía entre ceja y ceja -o entre testículo y testículo, me lo había reconocido- y como André sabía que yo le había dado un juego de llaves, no tuvo mejor y perniciosa idea que convencerla a que ambos me esperen mientras el bus de Diego partía rumbo a la provincia cordillerana... y con whisky y merca cumplió su inmenso deseo. Juro que jamás habia visto a Camila tan entregada a un hombre. Recuerdo como se encontraban cuando, sorprendida por el alboroto, entré a mi habitación. Ella, totalmente desnuda,
boca abajo, arqueando el culo y André, montado atrás, metiendole ese maravilloso pedazo de carne que hasta hoy, nunca vi volverse fláccido, bombeánole la concha transmutando a mi
amiga/confidente/compinche/amante en un objeto de su placer.

Y como si esto fuera poco, cuando André nos dejó solas para ducharse, no se si por distracción, por su estádo hipnótico o porque realmente quería blanquearmeló, levó la charla hasta confesarme que hacía unas semanas -por morbo sucio- se estaba encamando con Diego, mi pareja con la excusa "Me comía la cabeza saber porqué seguías con él, haciéndolo tan cornudo. Me mojaba la concha probar de cojerme a alguien tan cornudo..." remantando su testimonio reconociendo que si bien mi novio está en las antípodas de lo demonio, perverso, dominador, macho alfa que es su padre, a Cami le dió placer saborear su rica pija, entreverarse con su ingeniosa verba que te garcha la mente pero sobre todo su dulzura le provocó una suerte de... ¿vínculo? Primero se jaló dos lineas, como quien necesita un estímulo que envalentone y con total honestidad me preguntó "¿Te jode si sigo viéndome con tu chico?" a lo que le respondí que los tres tipos que formaban parte de mi intimidad sexual y con los que sin pudores los probó de pe a pa, aun seguían ahi, para mi. Y si bien lo que no me gustaba era que siendo tan unidas, salvo con Fede, se cortó sola con mi suegro/amante y con mi chico, yo sabía lo puta y peligrosa que era y la aceptaba asi. No puedo negar que lo de Fede y André, estaba dentro de las posibilidades, pero lo de Diego, ¡Uf! era el tope de la perversión "Garcharme a tal cornudo, que además es tu novio me generaba demasiada calentura y curiosidad".

André interrumpió nuesta intimidad, saliendo con la verga al aire, luego de la ducha. ¡Que macho es, su trozo de carne me enloquece, en tamaño, grosor, dureza, sabor y aguante! De no haber estado Camila presente y que sus confesiones, lo reconozco, me confundieron un poco, estaría prendida de su chota hasta que me llene el estómago de su crema. Me dió un beso húmedo con un "gracias" susurrado en el oido el cual significaba que al allanarle el
camino para cumplir su propósito nos hacíamos más filiales aún en nuesta sucia, corrupta y cruel sociedad, pero también que su sumisa nuera era capaz de entregarle a su amiga en bandeja, porque eso era lo que él deseaba.
Mientras eso ocurría -fueron segundos- Cami pegó otra snifada con la que una gruesa cantidad de merca primero le cogió las fosas nasales para luego penetrar su cerebro y tal como cuando sentís que te entra LA verga, dejó escapar un largo suspiro entre placentero -por la cocaína- y sexual. André la tomó de la barbilla
acercando sus rostros tomándose unos segundo en los que se miraron. Él, sin disimular en su expresión que estaba satisfecho pero no definitivamente (esa garchada no era representaba "llegué a la meta" sino: la carrera acaba de comenzar) y Cami compartió su mirada la cual decodifiqué al instante: orgullo, vanidad, arrogancia, traduciéndolo en palabras "Fui la elegida, la hembra en la que el
amante de Nata gozó e hizo gozar". Que zorra pedante era esta atorranta. Y como para rubricar su noche ganadora, lo agarró de la chota y le dió un beso en la punta sin ocultar una sonrisa. André se puso un jogging, sin ropa interior, una remera que le marcaba el cuerpazo, se calzó unas sandalias, me hizo un gesto que entendí al toque y nos dejó solas.

"Queda algo de whisky" me comenta Camila, aun desnuda, con leche de André en las tetas, la espalda y el pelo. "Mi suegro nos dejó merca" le confié, dejando al descubierto el significado de su ademán. Cami se me tiró encima. Olía a leche, pija, sudor de puta y de macho, le levanté los brazos. Tenía más para confesarme. "Me dijiste que a André le calientan las axilas peludas" me aclara y como esta juntada la propuso hace unos dias... no me quise afeitar."
A mi también me mojaban los vellos en los sobacos, asi que empecé a lamerle el hueco con pelo de pocos dias. Olia a esa transpiración sexual, lo cual me puso aun más eputecida de como estaba. Fui al baño, abri el espejo botiquín y dentro de la tapa de mi desodorante estaba la bolsa. Me saqué la ropa en el closet menos la tanga, me armé 2 rayas sobre la tapa del inodoro, las aspiré y antes de volver a la habitación, con el dedo índice, junté un poco de nieve y me la pasé por la concha. Le grité a Cami desde el toilette "¿Tenés tu prótesis encima?" y la escucho decirme que no, luego de un lamento semejante a "¡Uuuuy, nooo! ¡La puta madre!". Esta es la mia, pensé.

Fui al cuarto de trastos, abrí el placard y hurgué en un cajón hasta que lo Encontré y lo escondí en la tanga, del lado de adentro, atrás. Llevé toda la merca, la volqué en el plato que venían usando con André. "No tengas pudor, cerda. Tomate 4 rayas" le dije. "Que ricooooooo" exclamó. La puta de mi amiga se puso en cuatro para disfrutar de ese polvo mágico. Yo repetí la acción del baño: con mi dedo índice tomé la suficiente cantidad de cocaína y se la pasé suavemente por el agujero del culo. Ella gimió. La sorpresa la
excitó y los efectos que le empezaban a producir en esa zona tan sensible estaban dejándome hacer.

Mientras continuaba esparciéndole el polvo por dentro de su caverna anal, con mi otra mano tomé lo que había rescatado del placard: una botella de arcilla que otrora contenía Amarula y cuyas medidas eran unos 27 cm de ancho, 45 de alto con un pequeño pico. Cami estaba por terminar su 4ta línea asi que, aprovechando que el culo estaba casi anestesiado le hundí, desde el pico hasta más de la mitad, esa hermosa pieza que iba a hacer las veces de poronga.
Aunque el ojete estaba casi dormido, pegó un grito de dolor, empezando a moverse cual serpiente posiblemente en un intento instintivo por zafarse. Pero no: hice más presión y su hermosísimo culo casi se había devorado el 75 % de la botella de Amarula.

Camila cayó de tetas sobre las sábanas llenas de sus fluidos, la leche de André, los sudores mutuos, entendiendo que se estaba rindiendo... ya no serpenteaba. Levantaba el culo y de alguna forma se comía ella misma esa pija de arcilla.

"Date un par de saques más, puta." le ordené. No armó ninguna linea. Hundió el tubo en la montañita y pegó una aspirada larga y profunda. Me juego que de un solo raquetazo se bajó medio gramo. "¿Que me pusiste en el culo, traidora?" me increpó "Es muy grande, es muy duro, no es flexible... me duele... hija de un vagón de gurkas borrachos!!! Ayyyy" gritaba casi inmóvil, incapaz de escapar.

Puse mis tetas en su cintura y fui subiendo por su espalda sin separarlas de su piel... ascendiendo hasta que mi boca tocó uno de sus oidos y comencé a hablarle, tranquila, respetuosa pero con la satisfación de quién empata un partido faltando 10 aegundos. "¿Traidora, me dijiste? Esto vale por las pijas de Fede, de André y Diego, puta atorranta. Que seas infiel con tus minitas o putitos, lo disfrutamos juntas. Pero ¿te dió placer que mis machos te elijan?
Bueno: quería probar cuán osada sos. ¿Te gusta la botella de Amarula de arcilla que te metí en el ojete lleno de merca?"

Camila estaba entregada. Merqueada. Sucia por fuera y sucia por dentro. Giró su rostro hacia el mio. Me besó como si realmente fueramos novias. "Nata. Perdón por ser tan puta. Pero todavía tengo una fantasía" agregó. "¿Cual?" obviamente contesté. "Que empecemos a cojernos a Diego las dos. Que si realmente vos estás fría con él, garchemos en trio con tu novio. ¡Estoy acabando de solo pensarlo!". En eso coincidimos. Al escuchar su propuesta... gemi en un largo orgasmo.

Nos miramos agotadas de tanto exceso y juntas, como ensayado, nos dijimos "Te amo"...

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Este relato pertenece a Natacha Fassi Levigne. Se lo robaste de su face...