Secuestrada en mi propia casa - Parte 1

Hoy quiero contarles la peor experiencia de mi vida, el peor dia, y quizás lo que lo hace peor es que no fue solamente mi experiencia. Tuve muchos años de terapia después de que ocurrió lo que les voy a contar. Estuve mucho tiempo sin poder hablarlo, ni siquiera con mis mejores amigos. Por suerte la terapia me ayudó mucho para poder procesar no sólo lo que me pasó ese dia, sino como reaccioné yo a eso.

Mi nombre es Samantha, pero todos me dicen Sammy. Tengo 54 años, pero ésto ocurrió cuando yo tenía 48, hace ya tanto, y mi hija Alicia tenía ya 16. Estuve casada 12 años pero cuando ocurrió ésto yo ya me había divorciado de mi marido hacía varios años. El se había encontrado una pareja nueva y un dia decidió que ya no quería mas lo nuestro y se fue a vivir con ésta otra mujer a Córdoba mientras arreglabamos todo lo del divorcio, dejándome a mi con Alicia. Nunca supe a ciencia cierta cuanto tiempo antes del divorcio estuvo corneándome con ésta otra mujer, pero si sabía que habían sido algunos meses, por lo menos.

Yo traté de tomarme todo lo mejor posible y llevar las cosas lo mas diplomáticamente posible. Nunca me enojé realmente por lo que hizo. La verdad es que a esa altura y después de tantos años de casados, si bien nunca nos peleabamos tampoco era que seguíamos amándonos con locura como al principio. Me sorprendió cuando ocurrió, si, pero parte de mi pensaba que me molestaba mas la sorpresa que el hecho en si, hasta quizás esa parte de me le estaba agradecida por haberlo detonado todo el y no yo. Todavía era joven, pensaba, y si quería podía empezar de nuevo y buscarme otra relación.

El tema es que eso nunca ocurrió. Cuando se finalizó el divorcio nunca pude conseguirme un novio. Es mas, ni siquiera una noche de sexo. Nada. Me había instalado Tinder en el teléfono pero habían pasado cuatro años y medio en los que solamente logré dos citas, las cuales no conducieron a nada. No se si es porque las fotos que había subido eran malas or feas, o por ahi el hecho que yo era madre soltera espantaba a los hombres, o que. Nunca pensé que era por mi físico. No es de vanidosa, para nada, pero no me considero una mina fea.

Soy mas bien petisita. Mido 1,65 y soy delgada. No soy de ir al gimnasio ni nada de eso, no tengo ni tiempo, ni plata ni ganas, pero por suerte me alimento bien y nunca fui de engordar pese a no hacer ejercicio. Llevo el pelo rubio y me gusta estar bien arreglada y presentable siempre. No tengo grandes curvas ni ese tipo de formas pulposas y voluptuosas, pero me siento bien con mi cuerpo. Con ésto quiero decir que no se que le pasaba a los hombres, o que esperaban ellos, para que mis intentos de conseguir pareja hubieran fracasado tan rotundamente. Hasta Alicia una vez que ya se hizo mas grande me decía de seguir intentando para conocer a alguien, pero yo cada vez estaba mas resignada a que no iba a pasar. Mentalmente ya me había cerrado a encontrar alguna relación y estaba enfocada en mi trabajo y en criarla a ella.

Creo que todas esas cosas confluyeron, de alguna manera, para que todo desemboque en ese dia horrible que tuve.

Era un Jueves y con Alicia nos levantamos como siempre, como todos los días, temprano. Desayunamos y nos vestimos. Yo ese dia trabajaba de casa, no tenía que ir a la empresa, asi que como todos los dias en los que eso ocurría iba a aprovechar para acompañar a Alicia hasta el colegio, dejarla ahi, hacer unos trámites y compras chiquitas por el barrio y volver a casa para trabajar sola y tranquila hasta que ella volviera del colegio.

Me acuerdo que la dejé en el colegio a las 8 de la mañana, me quedé un rato saludando y hablando con otras madres, de vuelta pasé por un cajero automático para sacar algo de plata, fui a pagar un par de boletas a un Pago Fácil, compré unas frutas y verduras que necesitaba y ya me volví a casa.

Uno siempre dice, y a uno siempre le dicen, que tiene que estar alerta en todo momento. Pero yo la verdad que no lo estaba. Estaba acarreando las bolsas con una mano, mirando el celular y respondiendo mensajes mientras volvía a casa y realmente distraída. Entiendo que si hubiese sido de noche por ahi yo hubiese prestado mas atención, pero nunca me imaginé que algo asi me iba a ocurrir a las 9 y media de la mañana.

Distraída, llegué a la puerta de nuestro edificio y metí la llave para abrir. Fue todo tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar a nada. Vi de alguna forma por el reflejo en el vidrio que se me había puesto una sombra grande atrás y no tuve tiempo de procesar nada cuando sentí un peso enorme en la espalda, que alguien me estaba presionando contra la puerta muy fuerte y al mismo tiempo un pinchazo, que me estaban apoyando algo punzante o filoso por la espalda a la altura de los riñones.

Escuché la voz profunda de un tipo, por encima de mi cabeza, y me quedé helada, "Calladita y no grite', me entendiste?", me dijo y a mi me empezó a bajar la presión, "Si grita' te corto toda, hija de puta... dame el celu y la billetera..."

No sabía que hacer o no tuve tiempo de reaccionar y hacer lo que me estaba diciendo cuando el mismo me manoteó el celular de la mano y esperó a que yo encuentre la billetera en mi cartera, "Te lo doy... te lo doy, no me hagas nada...", atiné a decirle. Le di la billetera sin mirar y me la manoteó, guardándose todo en un bolsillo. Vi por el reflejo en el vidrio que el tipo estuvo unos breves segundos en silencio, como que miraba atrás de el para ver si alguien venía o lo estaba viendo. De pronto me dijo algo que me dejó helada.

"Abrí la puerta, dale... vamo' pa' dentro... calladita eh....", me dijo bajito y me apretó mas el cuchillo o lo que sea que tenía en la mano contra mi espalda.
"No... pará....", balbuceé de los nervios, pero me interrumpió con un empujón fuerte y sentí un pinchazo en la espalda que casi me hizo gritar. No me había clavado, pero estaba seguro que la punta que tenía me había cortado la piel.
"Dale la concha de tu madre o te juro que te mato aca mismo... abrí la puerta y vamo' pa' dentro..."
Con los nervios que me volaban y el corazón a mil abrí la puerta y el tipo me empujó adentro del hall de entrada, cerrándola rápido detras de el. Me agarró del pelo y con la otra mano seguía haciéndome sentir la punta en la espalda bien fuerte. "Vamo' pa tu casa, dale... ta' tu novio o tu marido? Quien está?"

Yo como una boluda y con los nervios de la situación no se por que le dije la verdad. Quizás no quería arriesgarme a decirle cualquier cosa, que se de cuenta que era mentira y que se ponga peor y me haga algo, "No... no hay nadie..."
"Bueno, vamo' pa' tu casa 'tonce... calladita eh? Nada de gritar y nada de hacerte la viva y mandarte pa' lo de un vecino... te corto toda hija de puta si hacés eso...", me gruño por lo bajo mientras me llevó al ascensor.
"No... tranquilo... tranquilo... no me hagas nada... por favor...", le contesté yo bajito también.

En los espejos del ascensor mientras subíamos a mi departamento lo pude ver bien. Tenía pinta de ser uno de éstos villeros que los veías siempre por el barrio revolviendo algún tacho o lo que sea. Era grandote y cuando lo vi bien dije que menos mal que no se me había ocurrido resistirme ni nada de eso. Con lo chiquita que era yo y lo morrudo que era éste tipo no había nada que yo pudiera hacer. Por ahi si de pura suerte me cruzaba con el portero o con algún vecino... por ahi decía algo y entre los dos hacíamos algo, pero sola iba a perder siempre. Pero no me cruzé con nadie, lamentablemente. Era temprano a la mañana y los vecinos que trabajaban estaría en sus trabajos, y los jubilados que vivían ahi estarían en sus departamentos.

Con el corazón en la boca finalmente llegamos a la puerta de mi departamento, abrí y de nuevo me empujó fuerte hacia adentro, cerrando la puerta detrás de el. Me pidió las llaves y se las di. Sin darme vuelta escuché como trababa la puerta. Me llevó del pelo al living y se ve que para asegurarse me acarreó por todo el departamento, para quedarse tranquilo que no había nadie y que no le había mentido.

"Te vas a quedar calladita?", me preguntó de atrás.
"Si... si, tranquilo...", le dije tratando de disimular los nervios que tenía.
"Okey... te ponés a gritar o a hacer barullo... primero te cago bien a trompadas... después te violo y te mato, mentendiste'?"
"No voy a hacer nada! Por favor quedate tranquilo...", le supliqué.
Sentí que me largó del pelo y me sacó la punta de la espalda, por fin. Ahi los dos en el medio del living me di vuelta para verlo y ver que quería hacer, y ya lo vi que me estaba mirando con un poco de hambre. Se me prendió una alarma en la cabeza que me decía que ésto no iba a terminar bien para mi y que de arriba no me la iba a llevar. Ya me había sacado el celu y la billetera, pero tenía pista libre para sacarme un montón de cosas mas.

Pude ver lo que tenía en la mano, era un cuchillo de cocina, aserrado tipo Tramontina. No lo largaba y me lo mostraba cuando me hablaba.
"Vivís sola?", me preguntó.
"No, con mi hija, pero no está...", le dije sin mentirle. Ya había visto la habitación de Alicia y sus cosas, pensé que si le mentía iba a ser peor.
"Donde está? A que hora vuelve?"
"En el colegio... viene mas tarde..."
"A que hora te dije...", me gruñió.
"A eso de las dos..."
Pensó lo que le dije un momento y me miró, "Bueh... vení, vamo' a la cocina... haceme algo de comer."
"Que?", le pregunté sin entender.
"Que me hagas algo de comer, te dije. Tengo hambre... dale, vamo'...", me dijo y me agarró del pelo de nuevo, llevándome a la cocina.
"No se... no tengo... que querés?", le pregunté.
"Haceme algo rico... dale que tengo hambre...", me dijo y me empujó un poco adentro de la cocina mientras abrió la heladera y empezó a tomarse una de las gaseosas que teníamos.
Yo pensé un rato. Por ahi con la panza llena iba a estar menos agresivo, asi que tratando de controlar mis nervios le dije, mientras buscaba un plato, "Te caliento arroz de anoche... y te hago un sandwich, querés?"
"Dale...", me dijo, "Tranquilita eh? Sino ya sabe'."

Puse el arroz que nos había sobrado a mi y a Alicia de anoche a calentar en el microondas y empezé a prepararle un sandwich de jamón y queso. De repente sentí que se me puso atrás de nuevo, mientras yo preparaba todo. Sentí la punta del cuchillo ésta vez en el cuello y me sobresalté, pero pronto lo sentí presionarme con las caderas contra la mesada de la cocina y apoyarme el bulto que llevaba contra la espalda. Yo hacía lo que podía para estar calmada y no decirle nada, pero enseguida vi como su mano libre se me deslizó por el costado y me empezó a sentir una de las tetas por encima de la remera. Nos quedamos en silencio por un rato asi mientras yo terminaba el sandwich y el me estrujaba uno de mis pechos.

"Lindas gomas tene' hija de puta...", se rió, "Despue' de come' me las vas a mostra'...", sentí como sacó la mano y la llevó a mi culo, manoseándome ahi también, "Y el culito también me parece..."
"Pará... no... llevate lo que quieras, pero no me hagas nada...", le supliqué.
"Te voy a hace' lo que se me canta el ojete", me dijo, "Y te va a gusta'..."

Me quedé ahi un rato mientras me manoseaba y me decía groserías, yo en silencio aguantándome todo. Cuando sonó el microondas y fuimos llevando las cosas a la mesa del living. Se sentó a comer y me hizo sentarme al lado de el. Le había hecho un montón de arroz y el sandwich era bastante cargado, pero comía muy rápido, se ve que tenía hambre en serio vaya a saber de cuánto tiempo.
Cuando terminó de comer se quedó un rato ahi, mirándome y disfrutando de su panza llena. Yo en silencio sentada al lado, a tiro fácil de su cuchillo por lo que no me atreví a hacer nada. Además adonde iba a ir? Había cerrado la puerta del departamento y el tenía la llave. Estaba a su merced. Lo único que quería era decirle que si a todo para sacarlo de ahi lo mas pronto posible.
"Que hora e'?", me preguntó de repente.
Yo miré el reloj del living, "Las 11...", le dije tímidamente.
El se rió, "Ah... tenemo' tiempo todavía... vamo' a ducharno', ya que estoy..."
Lo miré seria, lo que menos quería era meterme en la ducha con éste tipo, "Duchate si querés, pero yo no."
El se rió de nuevo, "Ni en pedo te dejo sueltita mientras yo me ducho... vo' te mete' conmigo."

Nos levantamos y me llevó al baño. No me agarró del pelo porque vió que yo iba sola, sin que me tenga que obligar. Abrí el agua para que se empieze a calentar y lo vi empezar a desvestirse. Yo no me desvestía. Por mas que suene una pelotudez, si me tenía que meter vestida a la ducha lo iba a hacer. No me importaba nada que se me arruine la ropa y las zapatillas.

El ya estaba casi desnudo cuando se dió cuenta que yo seguía vestida. "Que espera'?", me preguntó, "O te saca' la ropa y te mete' conmigo o te la saco yo y la vas a pasa' peor..."
Yo protesté por lo bajo y me empecé a desvestir mientras el tipo me miraba con una sonrisa. De la bronca y de los nervios ni siquiera pensé en quedarme en corpiño y bombacha, porque sabía que me iba a decir que me lo saque y se iba a poner peor. Directamente me lo saqué todo, era lo que iba a pasar y no lo podía evitar.

El se sonrió al verme finalmente desnuda, "Que linda que 'ta, mami...", me dijo, "A ve' si te gusta la mia también...", terminó y se bajó los calzoncillos, quedándose el desnudo también y mostrándome la verga que llevaba. No solo mostrándomela sino que se la agarró de la base y se la sacudió un par de veces, frotándomela contra la cadera. Era mas grande de lo que yo pensaba, y larga. Debo reconocer que la miré unos segundos. Son esas cosas que una, pese a la situación de mierda en la que estaba, no puede evitar. No le dije nada y me metí abajo de la ducha, con el tipo siguiéndome pegado atrás.

Me hizo bañarlo y enjabonarlo por todos lados. Yo con cara de orto y el sonriéndose y diciéndome groserías todo el tiempo. Me hizo enjabonarle y lavarle la pija y los huevos con la mano, mientras se sonreía y me manoseaba el culo bajo la ducha. Cuando terminé de limpiarlo me dijo que ahora me tocaba a mi, por lo que me dió vuelta y me empezó a manosear por todo el cuerpo con las manos enjabonadas. Se me pegó atrás y me empezó a estrujar los pechos, apoyándome la pija contra la espalda. Entre mi lavada y su manoseo, muy para mi pesar, ya la tenía dura y me la hizo sentir en la espalda, mientras sus manos toscas disfrutaban de enjabonarme y sentirme las tetas.

Yo no decía nada. Hasta ese momento no quise darle ni siquiera una pizca de consideración o de aliento, y me cuidaba de no emitir sonido para que no piense que algo de lo que me hacía me estaba gustando. La verdad es que, debo reconocer, que mi cuerpo un poco me traicionaba. Mi mente no. Mi mente estaba enfocada en ésta situación horrible en la que estaba, pero mi cuerpo era otra historia. No se si era por los nervios, o por haber pasado tantos años ya sin haber estado cerca de un hombre, pero hasta cierto punto mi cuerpo estaba disfrutando del manoseo de éste hijo de puta y me lo estaba haciendo saber. Sin que yo pueda evitarlo, abajo del agua y bajo sus dedos enjabonados, los pezones se me estaban poniendo duros y sentía los principios de cómo me estaba empezando a mojar por dentro, entre mis piernas. La verga dura que tenía apoyada contra la piel en la espalda tampoco ayudaba nada.

No tuve mucho tiempo para pensar en cómo iba a hacer para controlarme y disfrazar lo que mi cuerpo estaba sintiendo cuando sin dejar de masajearme las tetas, se agachó y me empezó a chupar el cuello y la oreja, lamiendo toda la zona dándome besos, susurrándome cosas al oído. Por suerte me la estaba aguantando bien.

Me la estaba aguantando bien hasta que sentí como llevó la mano para abajo y me empezó a frotar la concha, despacito, frotándome el clítoris con sus dedos enjabonados y de vez en cuando metiéndo la punta de un dedo entre mis labios vaginales. Se me sonrió en el oído cuando se dió cuenta enseguida que yo estaba mojada y no con el agua de la ducha. No pude evitarlo. Me hubiese encantado evitarlo, pero no pude. Sola, sin que el me haga mas que eso, la sensación me desbordó y largué un breve y suave gemido, que corté enseguida casi mordiéndome la lengua. Pero el se dió cuenta y me empezó a manosear mas fuerte, besándome y chupándome el cuello mientras sus dedos me exploraban entre las piernas mas profundo. Sin querer como un reflejo quise sacar un poco las caderas hacia atrás, lejos de esos dedos, pero lo único que hice fue apoyarle mas fuerte el culo contra el.

Llevó la mano que me tenía aferrada de uno de mis pechos hacia atrás, y lo sentí explorarme entre las nalgas. De repente tenía las dos manos del tipo por delante y por detrás, sus dedos enjabonados sientiéndome y frotandome la vagina y el ano al mismo tiempo. Yo quise protestar de nuevo, pero de nuevo me salío otro gemidito. Yo deseaba que ésto se termine ya mismo, pero mi cuerpo tenía otras ideas y quería disfrutar, como si tuviese vida propia, del toque de un hombre después de tanto tiempo. Las atenciones de éste villero hijo de puta me estaban calentando demasiado y no lo podía evitar.

Estuvimos un minuto asi mientras el disfrutaba de mis partes mas íntimas cuando de pronto lo sentí gruñirme al oído. Me dió vuelta y me empujó los hombros hacia abajo, hacíendome arrodillar en la ducha enfrente de el . De pronto estaba cara a cara con su verga amarronada, que ya estaba bien dura y erecta.

"Chupame la pija...", me dijo directamente desde arriba. No me dijo otra cosa.

Yo ya quería que ésto se termine. Pensé que por suerte lo había lavado y enjabonado bien un rato antes. Ni quería imaginarme la mugre y el gusto que debía tener la verga de éste villero. Mi mente estaba horrorizada, pero me cuerpo me lo agradeció cuando sin mucho preámbulo la tomé por la base y me llevé la punta a la boca, metiéndome toda la cabeza hinchada adentro y comenzando a chuparlo suavemente.

Se la chupé lo mejor que pude, dadas las circunstancias. Mi boca solo llegaba a meterse por la mitad de esa verga dura y erecta y, cuando ésto no era suficiente para el, me tomó del pelo con las dos manos y me empezó a bombear suave con sus caderas, haciendo que me entre mas hasta que la sentí empujarme y rasparme la entrada a la garganta. Después de unos empujones me largaba de nuevo para que yo siga sola, complaciéndolo a mi ritmo.

Mi cabeza estaba trabajando full time tratando de espantar todas las sensaciones y las ideas con las que mi cuerpo la estaba bombardeando. Ahi mismo, mientras le chupaba la verga dura a un villero en mi propia ducha. Que por fin después de tanto tiempo tenía la verga dura de un hombre en la boca... lo rica que era... lo que me calentaba oirlo gemir de placer. Que hermoso que sería sentir esa verga gruesa y dura llenándome la concha hasta el fondo...

No tuve tiempo de seguir intentando espantar sensaciones cuando el tipo se la sacó de mi boca y me sujetó la cabeza, hacíendome lamerle y chuparle los huevos, los cuales por suerte también ya había lavado.

Después de un rato de eso volvió a meterme la pija en la boca y yo seguí chupándola. Mi mente lloraba, pero mi cuerpo casi que gozaba. Fue entonces cuando lo escuché hablar desde arriba mio, y me dijo algo que me hizo estremecer y por suerte tuve el control de no hacérselo visible.

"Que buena que ta', hija de puta... cómo te voy a llena' la concha de leche..."

No pude evitar largar un gemido al oir eso, pero se la empecé a chupar mas rápido y mas fuerte. Lo que menos quería mi mente era que me coja éste villero y, peor, que me llene con su semen. Si me iba a acabar, que lo haga en mi boca o en mi cara ahi mismo en la ducha. Casi, casi, estuve tan cerca de hacerlo acabar y salirme con la mia. Lo escuché gemir profundo mientras yo se la chupaba con ganas, y le sentí la verga en mi boca endurecerse mas. Estaba a punto... pero sentí cómo me tiró del pelo y me la sacó de la boca. No se si se dió cuenta lo que yo estaba haciendo o no, pero me miró sonriendo y recuperando un poco la respiración.

El cortó la ducha, salimos y nos secamos un poco. Pero no mucho. Mientras yo me estaba secando me agarró del brazo y me sacó del baño, llevándome al dormitorio. Me empujó sin decir nada encima de la cama y se me tiró encima. Yo quise escabullirme un poco pero el era mas grande, mas fuerte, me retuvo fácil y se me quedó encima, hundiéndome la cara en el cuello y lamiéndome toda la zona.
"Por favor... che... no...", le supliqué.
"Callate hija de puta...", me dijo al oído.
"Por favor...", le seguía suplicando, "Aunque sea... ponete forro.... por favor..."
El se rió, "Que forro, callate... te voy a llena' bien la concha, hermosa..."

Yo me quise zafar y por un par de segundos forcejeamos, hasta que súbitamente me presionó con una mano en el hombro y con la otra me pegó un cachetazo que me dió vuelta la cara, quedándose encima mio.
"Te vas a dejar de retoba' la puta que te parió!", me dijo enojado, "Encima que te cojo te voy a caga' a trompada', hija de puta!"
Yo lo miré con un poco de miedo mientras sentía los alfilercitos de dolor que me había dejado en la mejilla, "P-pará...."
"Quere' que te cague a trompada'? Eh? Eso quere'?", yo le sacudí la cabeza, "'Tonce dejá de hacerte la pelotuda... 'tamo?"

No me dió tiempo a contestarle nada porque con fuerza me separó las piernas y se ajustó el cuerpo encima del mío. Yo cerré los ojos y sentí como la punta de su pija me buscaba entre las piernas, presionando y frotando todo. Yo la sentía igual de tiesa y dura que cuando la había dejado por última vez en la ducha. No tardó mucho en encontrar mi vagina y me la presionó con sus caderas fuerte, metiéndome de un tirón todo el largo de su verga adentro mio. Sentí como me llenaba y me ensanchaba la vagina, cerré los ojos y largué un chillido de dolor y, debo reconocerlo también, un poquito de placer. Me intenté zafar de abajo de el, pero no sabía para que. Yo no tenía las de ganar. Me controló de nuevo enseguida y me agarró del pelo con una mano, sujetándome fuerte mientras me empezó a bombear con las caderas.

"Aaaahh... seeee... que buena conchaaaa!!!", se rió y cerró los ojos. Me sujetó también con la mano libre y me empezó a violar, acelerando el ritmo de sus caderas hasta que llegó a un punto que le gustó y lo mantuvo, duro y parejo. Yo sentía la pija dura de éste villero entrar y salir de adentro mio y no podía evitar el quejarme bajito, de dolor y placer, pero pronto notaba con cierto asco que el dolor iba desapareciendo lentamente de mi mente y sólo quedaba el placer. Placer que no tenía ninguna intención de mostrarle a éste hijo de puta ni hacérselo saber. Pero estaba ahi. Y yo sabía muy bien lo que mi cuerpo estaba sintiendo, después de tanto tiempo. Cada vez que me la metía hasta los huevos los sentía pegarme contra el culo y los empujones hacía que mis tetas me bailen en el pecho. Mi cuerpo no entendía que ésto era una violación y que mi mente no lo quería. Mi cuerpo estaba gozando de la pija de un hombre adentro de él, y todas las alarmas de placer se me estaban encendiendo en la cabeza, en una sensación que me sobrepasaba cada vez mas y no podía mostrar. Agradezco siempre que al villero nunca se le ocurrió taparme la boca o intentar ahogarme de alguna manera, ya que por mas verguenza que me de admitirlo, el fetiche de ser asfixiada siempre me había brindado mis orgasmos mas fuertes toda la vida, siempre fue una de mis cosas, y lo que menos quería era acabar ahi, en ese momento, en esa situación, con ese hijo de puta. Si me hubiese tapado la boca no se que habría pasado conmigo.

El estaba disfrutando mucho el llenarme la conchita y cómo mi cuerpo se estremecía abajo del suyo. Gemía del placer que mi vagina sin quererlo le estaba dando y me sonreía, susurrándome cosas que yo ni escuchaba. De pronto lo sentí tensarse y sujetarme mas fuerte, acelerando sus empujes y penetrándome mas fuerte y mas profundo. Yo no pude evitarlo y gemí también, tratando desesperadamente de tener los ojos cerrados, imaginarme otras cosas y no empezar a acabar yo también, por mas que mi vagina y mi clítoris me lo estaban pidiendo a gritos. De pronto sentí como me la enterró hasta lo mas profundo que pudo y empezó a gemir fuerte de placer, sentí como la verga se le tensaba aun mas adentro mio y la sensación de su leche esparciéndose por dentro.

"Aaaahhh sssseee tomá... tomá hija de puta... mmmm...", se sonreía con ojos cerrados mientras me daba empujoncitos para dejarme los chorros de su semen un poquito mas profundo en mi interior. Yo nada mas cerré los ojos y me quedé ahi, tratando de poner la mente en blanco. No tuve mucho éxito pero al menos no le di el gusto de verme acabar. Pude controlarme lo suficiente como para quedarme ahi abajo de el y camuflar mis exclamaciones de placer como protestas incómodas.

Finalmente la sacó y me dejó vacía, mientras yo empezaba a sentir como su leche lentamente se me empezaba a escurrir hacia afuera. No tenía miedo de quedar embarazada, a mi edad ya era muy difícil que pase, pero no sabía que enfermedad podía tener éste tipo. Podía tener cualquier cosa. Empezé a sollozar despacito, el placer de la cogida que me terminó de dar pronto disolviéndose y lo reemplazo la tristeza que me daba el haber sido usada y violada tan burdamente, y la gravedad de la situación que todavía existía con el tipo ahi. Sólo quería que se lleve lo que el quiera y que se vaya de mi casa.

Me quedé ahi tirada en la cama mientras el se volvió al baño y trajo su ropa de nuevo, vistiéndose en mi habitación mientras me miraba.
"Te gustó hija de puta, eh?", se rió mientras se vestía. Yo no le dije nada. Ni lo miré., "Decime donde tene' la guita...."
Yo me sequé una lágrima de la mejilla y le gesticulé sin mirarlo, "Ahi... segundo cajón... ahi dejo algo..."
Lo escuché revolver en el cajón, "Esto nada ma' tene'?", me preguntó
"Es todo lo que tengo aca. Llevátelo.", le dije.
"Bueno, despue' tranquilita vamo' a ir al cajero y me vas a dar todo lo dema', 'cuchaste?"
"No... por favor... ya está, que mas querés...", dije sin mirar entre lágrimas.

Lo escuché reirse de nuevo y revolver otros cajones. De repente me sobresaltó el escuchar ruido como de tela rompiéndose. Me incorporé un poco para ver y lo vi que había agarrado un par de sábanas de mi cajón y las estaba rompiendo en jirones, fuerte con sus manos.
"Pará! Que hacés! Que querés!", le dije alarmada

El protestó algo que no llegué a escuchar, se me vino encima de nuevo, se me abalanzó agarrándome fuerte del pelo y putéandome. Sentí con dolor que me levantó la cabeza por el pelo en el aire y yo me anticipé pensando que me iba a da otro cachetazo, pero no. Cerró el puño y me dió una piña fuerte en la cara que me sacudió la cabeza y me dejó estúpida por unos momentos. Todo me daba vueltas y los huesos de la mejilla donde me pegó me chillaban del dolor. Sentí que me agarraba de los brazos y me estiraba, después las piernas. Yo no podía reaccionar del mareo y del dolor. No podía ver que estaba haciendo, pero luego de un momento mas o menos recuperé la orientación y vi como con los pedazos largos de sábana que había roto me estaba atando las muñecas con los parantes pesados de la cabecera de la cama. Yo traté de zafarme y empecé a patalear y a tironear, pero vi como se movió rápido y con fuerza me sujetó un tobillo, luego el otro, y me ató con mas sábana rota ahi también al pie de la cama. Quise mover las articulaciones y tironear, pero me había atado con tanta fuerza que me estaba cortando la circulación y apenas me podía mover.

De la desesperación lo empecé a putear, pero se me vino encima y me metió otra piña fuerte en el mismo lugar, dejándome estúpida por un rato de nuevo. Lo escuché que se fue de mi habitación y lo oí revolver por todos lados, buscando no se que. Lo que pudiera encontrar. Volvió luego de un ratito cuando yo estaba recuperándome de su último golpe y se me puso encima. Tenía el cuchillo de nuevo en la mano y me lo apoyó fuerte en la mejilla, al lado del ojo.
"Te vas a seguir retobando y te carneo, hija de puta, me'cucha'?", me gruñó, "Te corto en pedacito' aca mismo, me chupa un huevo..."
Yo me callé y lo miré con bronca, entre mis lágrimas. Cuando me vió se empezó a reir, "Ni siquiera empecé con vo', mami... sabe' la de culiada que te voy a da'.... Recién empezamo', linda."

Lo vi que volvió al cajón y volvió encima mío con una media gruesa de las mias, de invierno, en la mano. La estrujó, la hizo un bollo y me forzó a abrir la boca, enterrándome la media hasta el fondo de la boca, llenándomela toda. Sentía la tela rasparme el fondo de la garganta y me daban arcadas, y tenía la boca tan llena de tela que la mandíbula la sentía abierta y estirada sin casi poder moverla. Yo protesté fuerte y me empecé a sacudir, tratando de zafarme de las ataduras pero lo único que hice fue cansarme. Mi cama era tan pesada y yo tan liviana en comparación que ni siquiera la movía o hacía ruido. Esta vez el me dejó luchar, para que me de cuenta que no había forma que yo me pueda liberar. Se sonreía. Ya no necesitaba golpearme ni amenzarme para que me calle. Yo solo podía protestar por la nariz y ni siquiera sonaba muy fuerte, como para llamarle la atención a algún vecino o algo.

Lo vi desaparecer y dejarme ahi. Lo escuchaba revolver cosas, ir a la cocina, abrir la heladera, seguir revolviendo por todos lados buscando no se que. Ya tenía mi celular, mi billetera, mis llaves, la poca plata en efectivo que tenía en el cajón. Ya lo tenía todo.

Estuvo asi un tiempo que me parecieron como 20 minutos, hasta que volvío a la habitación y me miró. Se rió de nuevo, se bajó los calzoncillos y se acercó, poniéndose entre mis piernas que estaban algo separadas por sus ataduras. Seguía mirándome, diciéndome groserías y riéndose de mis reacciones mientras se manoseaba la verga de nuevo, poniéndosela otra vez dura.

Me empezó a violar de nuevo, pero ésta vez por mi culo. No quiero contarlo porque lo único que recibí en esa segunda vez fue mucho dolor. Dolor que me hizo llorar, con la boca absolutamente llena de media. Por suerte no duró mucho, se ve que mi culo lo pudo satisfacer rápido o quizás lo calentaba mas verme retenida asi e indefensa. Me acabó de nuevo adentro, entre sus gemidos de placer, mientras yo sentía esa verga dura abriéndome dolorosamente y finalmente llenándome el intestino de sus chorros de semen caliente. No lo disfruté para nada y fue una de mis peores sensaciones. A mi no me disgustaba el sexo anal, en condiciones normales, pero ésta no lo era. Este hijo de puta me estaba violando el culo y sólo buscaba su placer, el cual obtuvo. El mío no importaba y no existió.


Secuestrada en mi propia casa - Parte 1


Luego de terminar y de un rato donde me pude calmar y empezar a sentir como el dolor entre mis nalgas muy despacio, lentamente, parecía ir calmándose, súbitamente lo dos miramos hacia la puerta porque oímos ruido de llaves en la entrada.

El tipo me miró en silencio y yo estiré la cabeza para ver la hora. Eran las 13:50. Yo lo miré con desesperación y le empecé a gruñir de terror, pero el sólo me miró, se me acercó y de nuevo me mostró el cuchillo, bien cerca frente al ojo. Me dijo muy bajito, "Si empezás a chillar... ya sabe'.... calmadita, hija de puta, me oíste..."

Yo solo lo miraba con furia, respirando fuerte por la nariz, pero en silencio, mientras imágenes de horror me invadían la cabeza. Esas imágenes sólo se pusieron peores cuando los dos escuchamos lo que siguió.

La puerta del departamento abrirse, cerrarse, y la voz de Alicia "Maaaa.... ya llegué...."

3 comentários - Secuestrada en mi propia casa - Parte 1

Todo bien amio.. pero Mucha agresión contra la mujer. Y es algo q no comparto.. pero bueno, es tu historia...
Hola Nemo, todo bien, ningún problema. No todos los relatos son para todo el mundo. Ya vendrán otros distintos seguramente.
Si es ficción, increiblemente hermoso relato dentro del sadismo, tremenda narrativa y composición. De ser una experiencia real, el sólo imaginar la segunda parte estremece, y le entrego el más sincero abrazo a ambas.
Sammy, debo añadir: Ficción o realidad, has creado una lección de entereza y destrezas de supervivencia, de mantener prioridades y de desprendimiento en beneficio de esa hija haciendo turno como la siguiente víctima a ser traumatizada por el solo hecho de encontrar a su madre en tales circunstancias, aun si su integridad física fuera respetada. Me quito el sombrero ante la autora, deseando solo haber leído una joya de la imaginación.
Hola Doc, el autor soy yo y ésto por suerte es pura ficción. Gracias por tus comentarios.