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EL AMOR PERDIDO
Tenía muchas cosas a favor, era alto, bastante atlético, buen mozo, rubio de cabellos enrulados, ojos claros, carilindo, muy hábil con las manos y muy despierto con las palabras, y porque ocultarlo, muy buena verga. No me costaba ganarme a las mujeres y había tenido muchas doncellas en mi cama.
Algo también tenía en contra, algo no menor, era pobre, jamás tenía más que un par de monedas en el bolsillo y es muy difícil remar contra esa situación, por lo que debía suplir con mi estampa lo que mi cuenta bancaria no podía tapar.
Siempre fui un tipo de paladar negro, muy exigente con las chicas, me gustaba la perfección y no me acostaba con cualquiera que se cruzara en mi camino, me gustan esas mujeres que están a punto caramelo, ni tan jóvenes ni tan viejas, diría treinta años promedio, en general, me gusta la conquista, la seducción, me gustan las chicas con plata, con poder, esas que son un poco descuidadas por sus maridos, las que usan a diario la alianza matrimonial, las que suelen ser más difíciles porque hay que conquistar sobre una conquista ya realizada.
Puedo decir sin temor a equivocarme que conquistar a mujeres casadas, bonitas, con plata, insatisfechas y con aires de grandeza es el mejor plato que pudiera pedir, el sabor de la seducción.
En esos días andaba un poco sin trabajo, no eran mis días de suerte y como quien dice, estaba raspando el fondo de la olla.
Fue cuando apareció un amigo de la vida, esos que aparecen en el momento justo, cuando menos lo esperas, a tenderte una mano, y me comentó que en 'El amanecer' estaban buscando un nuevo encargado. El amanecer era una de las estancias del lugar, gente con mucho dinero por cierto y el viejo Juan era una persona bastante popular y conocida, con alguna ambición política y ahí fui con mis ilusiones y una carta de recomendación bajo el brazo.
Recuerdo la primera vez, el camino desde la entrada al casco de la estancia parecía el camino a la entrada al paraíso. Tuve una conversación mano a mano y mesa de por medio con el viejo, el tipo era de la antigua escuela, le daba más valor a la palabra que a los papeles, y la paga que me ofreció era muy buena. El trabajo no parecía ser difícil y era algo que ya había realizado en otras oportunidades, un plantel de obreros de campo para mantener las amplias extensiones de tierra que él controlaba, los cuales estarían bajo mi mando, además, en persona tendría que tomar el dominio del casco propiamente dicho, la casa principal, la piscina, las canchas de tenis y de paddle, el césped y demás dependencias.
La dedicación debía ser full time, no era negociable, y tenía disponible una casita secundaria que estaba a un lado de la casa principal, un tanto apartada, mi única condición, fue que en los ratos libres tuviera la libertad para hacer mis cosas, en especial el labrado artesanal de maderas, que era mi pasatiempo favorito.
Un apretón de manos selló el acuerdo y sin que lo pidiera el viejo me adelantó unos billetes para mis quehaceres.
Manos a la obra, en un abrir y cerrar los ojos me había instalado en esa casita que por cierto era de lo mejor que me había tocado en suerte.
En solo tres meses tenía el control total de la situación y armé el rompecabezas del funcionamiento de esa familia.
El viejo Juan tenía setenta y seis años, un buen tipo, pero criado a la antigua, con un patriarcado muy marcado, con una mente envidiable, a su edad tenía todo en su cabeza, no se le escapaba nada, el hacía y deshacía casi a su voluntad, como en un reinado feudal de otras épocas.
Antonia, su esposa, vivía a su sombra, una persona resignada a un papel secundario de ama de casa, tenía setenta en esos días, una mujer amable y servicial que parecía estar cómoda es su posición, creo que el eje de su vida pasaba por su hija, Marcela.
Marcela tenía unos cincuenta, era discapacitada por una parálisis infantil y obviamente tenía muchas limitaciones. A mí me daba ternura puesto que dependía de su madre, era muy bonita, pero para el resto de la familia parecía ser un tema vergonzante, hacían como si no existiera y trataban de invisibilizarla para el resto del mundo.
Antonio, el hijo varón y futuro dueño de todo, la mano derecha del viejo, cuarenta y ocho años, un tipo pedante que marcaba las diferencias sociales, en especial conmigo, una relación áspera desde el primer día. Antonio se daba la gran vida gastando los billetes que el viejo había guardado durante años, autos, viajes, diversión, pero era obvio que no tenía la misma visión de negocios que su padre.
Y Mirna, mi futuro problema...
Mirna tenía apenas treinta y dos, la esposa de Antonio, y fue obvio un matrimonio de interés, él tenía mucho dinero, ella mucha belleza. Mirna estaba prisionera en su propio castillo de cristal, no lo amaba, tal vez al principio de la relación, pero no en ese momento, estaba decepcionada, pero no podía renunciar, había dinero y poder de por medio, era mucho para ella. Eran días difíciles, en la eterna discusión, Antonio quería que le diera un hijo, pero ella solo no deseaba un hijo suyo, un marido que andaba de putas cada vez que podía, que solía llegar ebrio a altas horas de la noche, se sabía cornuda y solo era demasiado.
Y Mirna ciertamente era muy bonita, morena de largos cabellos, con un rostro armónico, de ojos negros como la noche, naricita de perro pekinés y labios gruesos y marcados, de estatura media tirando a baja, retacona, de busto justo, vientre super plano y un mejor ir que venir, ella tenía una cola por demás de perfecta, redonda como una manzana, muy llamativa, de muslos gruesos y unas pantorrillas de ensueño, decididamente, ella era del tipo de mujeres que me gustaba conquistar.
Después de un tiempo de estudiar la situación las cosas estaban más que claras a mis ojos, Antonio intentaba repetir la historia patriarcal de domino que había mamado de sus padres, la mujer a la casa, y él, el hombre, no debía rendir cuentas a nadie, pero ciertamente no pudo ver que los tiempos habían cambiado, las cosas habían cambiado, Mirna no era ave para tener enjaulada y simplemente, no funcionaría.
Él era un molesto perseguidor, controlador y manipulador, que los horarios, que las amigas, que las actividades y una cosa y la otra, la asfixiaba, y solo era cuestión de tiempo.
Mirna pasaba sus ratos libres sin hacer mucho, le gustaba hacerle compañía a su cuñada discapacitada, y a su suegra, a veces jugaba paddle con algunas amigas, otros días pintaba en lienzo como hobby y los días de verano solían ser los mejores para mí, lejos de los ojos vigilantes de su esposo, en su ausencia, cuando casi desnuda tomaba sol al borde de la piscina y se sumergía cada tanto para refrescarse.
En esos días mis ojos se llenaban con sus curvas y mi alma de maldito pecador florecía sin remedio, las ansias de conquistas, la belleza, su compromiso con ese hombre y el deseo de penetrar su sexo una y otra vez.
Empecé con mi avance dialéctico, un poco seductor, un poco romántico, un poco bohemio, sabía decir todas las palabras que una mujer espera escuchar de un hombre, tenía el diccionario completo, desde la A hasta la Z y para cada posible pregunta tenía dos respuestas.
Ella disfrutaba, yo trabajaba, pero una cosa llevaba a otra y pronto sus ojos me miraron con secreto deseo, la tenía en la palma de la mano, solo esperaba la oportunidad para cerrar mi puño.
Esa tarde de calor, Mirna andaba revoloteando por la piscina, lucía un traje de baño en dos piezas, en tono negro con algunas inscripciones en blanco, demasiado llamativo, con un sostén lleno de intrincados breteles por su espalda y una tanga muy, pero muy pequeña que dejaba ver sus enormes nalgas desnudas y hacía resaltar sus marcados huesos de las caderas, se me hacía muy sexi, demasiado, con sus cabellos recogidos, aparentando no ser consciente de lo que despertaba en un hombre. A decir verdad, a ella le sobraba el dinero y casi a diario me sorprendía gratamente con algún nuevo traje de baño, pero este era diferente.
Ese día estaba rara, lo noté con solo observarla, como perdida en sus pensamientos, se había sentado al borde de la piscina, solo había metido en el agua desde las pantorrillas hacia abajo y sacudía sus piernas tirando agua hacia adelante.
Yo estaba en mi casita a unos veinte metros, y solo se escuchaba el trinar de los pájaros y el viento sur acariciando las frondosas copas de los árboles cercanos
Miré la hora, los peones estaban trabajando en las praderas cercanas, sabía que el viejo había salido temprano y obviamente, había llevado a su hijo con el, caso contrario, Mirna no hubiera estado casi desnuda al aire libre a la vista mía, y tal vez de los peones, tampoco había noticias a la vista de la vieja y su hija Marcela, jugué mis cartas, estaba en mis horas libres, desnudé mi torso y me puse un jogging sin ropa interior, sabiendo que mi sexo suelto bajo al amplio pantalón se marcaría en una forma sugerente, sin ser evidente, pero lo suficiente para que funcionara de carnada en el anzuelo, saqué unas maderas a la parte externa y me puse a labrarlas en forma muy paciente, como el cazador que espera su presa, simulando ignorarla.
Los ruidos que estaba haciendo con el martillo y el cincel pronto atrajeron su atención, Mirna se incorporó y meneando las caderas vino a mi lado, miró con ojos pícaros y dando un rodeo dijo
Me encanta como trabajas las maderas, tenés unas manos perfectas para tallar
Gracias - respondí - puede ser, imito a la naturaleza, aunque jamás podré igualarla, ella sí que hace obras de arte tallando la perfección con sus manos...
La miré fijo a los ojos, era obvio que estaba hablando de su cuerpo y ella tomó el halago, se rió con sonrojo y me desvió la mirada llevándola al piso
Que estás haciendo? - preguntó tratando de retomar la conversación -
No sé... - respondí - improviso, solo empiezo y dejo que mis sentimientos me guíen
Otra vez jugaba con las palabras y una tensa excitación se respiraba en el aire, los ojos de Mirna se iban sin querer sobre las gotas de transpiración que ya poblaban mis pectorales, mis bíceps y mi espalda, noté como inconscientemente pasaba la lengua por sus labios para humedecerlos
Por qué soportas esto? - tiré cambiando el tema de conversación -
Esto? - repreguntó ella -
Si, esto, esta mierda de vida, encerrada, infeliz, amargada, cornuda, marchitándote, es por dinero? acaso tan importante es para vos?
Ella miró al piso nuevamente, pero ahora con mirada resignada, se encogió de hombros, pero entonces levantó su cabeza, me miro directo a los ojos y respondió desafiante
Maybe I'm just locked up in this castle and I'm waiting for my prince to come and make me a woman...
I grabbed her by the wrist and dragged her into the hut, she barely tried to resist and pressed her against the wall
Alejandro... are you crazy? what are you doing? - she protested
I kissed her with passion, with madness, those kisses that mark the lips and searched for her tongue with mine, I had almost forced her, she was breathing heavily and trying to deny with her mouth what her body said
No Ale... my husband, my father-in-law... they'll kill me... it's madness, I beg you...
But my hands were filling up with her body and she was rubbing against my hard cock over the jogging pants, it was all very passionate, I squeezed her breasts over the bathing suit, her breasts were soft, just to my measure, Mirna started kissing my bare torso, passing her tongue over the salt of my sweat and everything became inevitable
Take me like an animal, I desire you, I want your cock
Her speech had suddenly changed, I took her by the buttocks and lifted her up in the air, she wrapped herself around my body like a demon to go back to kissing us, I led her over the table where there were remains of my lunch, I just threw everything on the floor without caring, I sat her down at the edge, I got between her legs, went down her neck while she was releasing the bra to caress my skin with her nipples, it was very erotic, she tracing my biceps with her hands and me tracing her lower belly with mine, almost touching the forbidden fruit
I arrived at her breasts, her nipples, one and the other, slowly, she arched her back from side to side to alternate both in my mouth, her breathing was heavy, her sighs sounded like music in my ears, I went down her belly, a little more, another...
With delicacy I removed the thong bathing suit tracing her hips and legs, leaving a sticky and viscous trail on the way that had soaked her intimacy, I felt that beautiful perfume of a woman's sex and my cock beat with desire, I leaned in like slave before her queen, she opened up like a spring flower to offer me her pink, smooth, completely depilated pussy, I loved it.
I went for everything, I adore giving oral sex to women, exploring their lips, tasting their juices, inserting my fingers into the roughness of their sweet caverns, caressing with my tongue those tight little butts and eating those buttons they have, the secret key to the gates of paradise.
Mirna wouldn't be an exception, I only sucked her off with great eagerness and contained desires, she was moaning uncontrollably, I was caressing her breasts, belly, legs, took my fingers with their juices to her mouth, it was erotic, sucking them off with eagerness, as if they were my cock.
She tried to sit up, with a hint of supplication said between gasps for air
fuck... gem Ale... Alejandro... take me... please...
I put one of my hands on the area above her belly, just below her breasts and taking advantage of my strength forced her to lie back down again, I kept her there, sucking her off, ignoring her pleas, I still wanted to suck her off, wasn't going to stop, didn't stop
She came in my mouth, her uncontrollable spasms shook her body, the moans turned into screams, and then, she closed her legs because she was too sensitive.
Then yes, I lowered my jogging pants, caressed her with my sex once, twice, and finally, I put it all in, my thick and long cock got lost in the depth of her pussy until it disappeared completely
Ayyyy... - she said with her eyes closed - what a big cock you have!
Do you like it? - I asked, full of masculine pride -
Yes.... mmmm.... tear me apart, pussy!
I started to take her hard, she had it all open on the table, a feast, with her rich breasts moving like ocean waves with each thrust, with her eyes closed, with her mouth slightly open, gasping for air, I felt powerful, in control, master of the situation.
Only slid into her interior, her pussy was warm and I knew that She was coming to the top, filling her completely, I loved it, she was beautiful, my gaze fell by chance on her left hand, on her ring finger where a precious gold ring sparkled reminding me that she was a married woman, the woman whose salary I paid and now she was all mine, she had chosen me.
Her dark hair had come undone due to the sudden movements, no longer did it have that neat bun, and I just kept taking steps step by step, then I took her by the hair and almost in an order tone said Now you're going to suck my cock!
Mirna took the game, got down on her knees and started sucking me while I watched from above, barely had the glans entered her mouth and I was masturbating, then I gave her a soft slap on the face while holding her by the hair with the other hand and said Like this, no, like this doesn't please me! Suck it like whores!
And I only forced her a little to put it deeper in, Mirna was under my control, and I noticed she got excited with the game I proposed, stronger, rougher, she made her best effort, but already had half-vomited, but she put all her effort into it, I could notice it in her breathing, in her gestures, she was hot, and started sucking me very tasty, possessed, demon-possessed.
She would occasionally lift her eyes and look at me with a very tender gaze, what she received was very hot, those sinful eyes with my cock buried in her mouth, mental photographs that will remain forever etched in my brain.
I didn't cum in her mouth, at least not the first time...
I took her again by force to bring her back onto the table, this time with her back facing me, her chest resting on the rustic wood and her enormous bronze butt towards me, it was perfect, her hips were too big, her waist too small.
I spat in my hand, passed it over her anus, she saw it coming Crazy! What are you doing? It's too big! I don't want!
It was evident that this wouldn't be her first anal experience judging by her dilated bum, but... Probably there wouldn't have been many like mine, I insisted again and again, re-lubricating and pushing, making her complaints deafening until I felt her entering, with half enough and feeling her ring tightening my trunk. Mirna was struggling between futile claims and uncontrolled moans, in a different pleasure, like a wild mare, tamed, resigned to her fate, caressing her vulva as I gave it to her from behind. What a... thick that... you have... - she said almost incoherently, taking me to extreme excitement - Hot games of words arrived and I couldn't take it anymore, I pulled it out from behind and put it back in the pussy to flood it with hot semen while my eyes were ecstatic with her extremely open sphincter. We recovered in the midst of excitement and summer afternoon, looked at the time and it was better not to play Russian roulette with luck, just barely cleaned up, rearranged her hair in a small bun, put on her swimsuit and saw her walk away shaking her hips, knowing she had the best of me between her legs. She dove into the pool and I only kept working with my hammer and chisel. Days later, I finished the carving, gave it a polish and was ready to give it to Mirna, lacked the name of my work, thought about baptizing it 'lovers' but it would have been something confusing and hard to justify to the family, decided to call it THE LOST LOVE because maybe in another life our paths would have crossed, but not in this one, we were different, from different social classes, she was a boss, I was an employee, she was a committed woman, and I didn't want commitments. We lived days of madness, the taste of forbidden things, catching each other secretly, anywhere, anytime, wild sex, free sex, with the adrenaline of lovers, the pleasure of seeing who paid my salary at eye level, accepting her pompous orders and destratos in silence, while savoring the enjoyment of to be devouring the preciousness I had as a woman. And everything was perfect until the moment I realized that Mirna had fallen in love with me, and in that world LOVE LOST was an unacceptable utopia. She started talking about 'us', 'futures', stories where I didn't agree, I had reached that point of no return where misunderstandings became common currency, the relationship slowly became toxic because she started suffocating me, pushing me aside, making me argue with her husband, with veiled threats, and in a flash that precious woman who I loved taking to bed had transformed into a problem that seemed to destroy everything. I could take it until the day she saw her husband as an obstacle to our relationship and when I felt her talking, probing my reaction, about 'getting rid' of him, I knew it was too much. It was time to turn the page, so suddenly, Mirna would never understand that I would never fall in love with her, that there was no 'us' in my head, and if we kept lying she would end up hating me. I didn't give many excuses to old Juan, he couldn't understand it, nor did he have to, I just closed that door and left behind that story, never knowing anything more about Mirna, with all my heart wishing she could break free from that prison that was killing her in life If you liked it, you can write me at EL love PERDIDO to dulces.placeres@live.com
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EL AMOR PERDIDO
Tenía muchas cosas a favor, era alto, bastante atlético, buen mozo, rubio de cabellos enrulados, ojos claros, carilindo, muy hábil con las manos y muy despierto con las palabras, y porque ocultarlo, muy buena verga. No me costaba ganarme a las mujeres y había tenido muchas doncellas en mi cama.
Algo también tenía en contra, algo no menor, era pobre, jamás tenía más que un par de monedas en el bolsillo y es muy difícil remar contra esa situación, por lo que debía suplir con mi estampa lo que mi cuenta bancaria no podía tapar.
Siempre fui un tipo de paladar negro, muy exigente con las chicas, me gustaba la perfección y no me acostaba con cualquiera que se cruzara en mi camino, me gustan esas mujeres que están a punto caramelo, ni tan jóvenes ni tan viejas, diría treinta años promedio, en general, me gusta la conquista, la seducción, me gustan las chicas con plata, con poder, esas que son un poco descuidadas por sus maridos, las que usan a diario la alianza matrimonial, las que suelen ser más difíciles porque hay que conquistar sobre una conquista ya realizada.
Puedo decir sin temor a equivocarme que conquistar a mujeres casadas, bonitas, con plata, insatisfechas y con aires de grandeza es el mejor plato que pudiera pedir, el sabor de la seducción.
En esos días andaba un poco sin trabajo, no eran mis días de suerte y como quien dice, estaba raspando el fondo de la olla.
Fue cuando apareció un amigo de la vida, esos que aparecen en el momento justo, cuando menos lo esperas, a tenderte una mano, y me comentó que en 'El amanecer' estaban buscando un nuevo encargado. El amanecer era una de las estancias del lugar, gente con mucho dinero por cierto y el viejo Juan era una persona bastante popular y conocida, con alguna ambición política y ahí fui con mis ilusiones y una carta de recomendación bajo el brazo.
Recuerdo la primera vez, el camino desde la entrada al casco de la estancia parecía el camino a la entrada al paraíso. Tuve una conversación mano a mano y mesa de por medio con el viejo, el tipo era de la antigua escuela, le daba más valor a la palabra que a los papeles, y la paga que me ofreció era muy buena. El trabajo no parecía ser difícil y era algo que ya había realizado en otras oportunidades, un plantel de obreros de campo para mantener las amplias extensiones de tierra que él controlaba, los cuales estarían bajo mi mando, además, en persona tendría que tomar el dominio del casco propiamente dicho, la casa principal, la piscina, las canchas de tenis y de paddle, el césped y demás dependencias.
La dedicación debía ser full time, no era negociable, y tenía disponible una casita secundaria que estaba a un lado de la casa principal, un tanto apartada, mi única condición, fue que en los ratos libres tuviera la libertad para hacer mis cosas, en especial el labrado artesanal de maderas, que era mi pasatiempo favorito.
Un apretón de manos selló el acuerdo y sin que lo pidiera el viejo me adelantó unos billetes para mis quehaceres.
Manos a la obra, en un abrir y cerrar los ojos me había instalado en esa casita que por cierto era de lo mejor que me había tocado en suerte.
En solo tres meses tenía el control total de la situación y armé el rompecabezas del funcionamiento de esa familia.
El viejo Juan tenía setenta y seis años, un buen tipo, pero criado a la antigua, con un patriarcado muy marcado, con una mente envidiable, a su edad tenía todo en su cabeza, no se le escapaba nada, el hacía y deshacía casi a su voluntad, como en un reinado feudal de otras épocas.
Antonia, su esposa, vivía a su sombra, una persona resignada a un papel secundario de ama de casa, tenía setenta en esos días, una mujer amable y servicial que parecía estar cómoda es su posición, creo que el eje de su vida pasaba por su hija, Marcela.
Marcela tenía unos cincuenta, era discapacitada por una parálisis infantil y obviamente tenía muchas limitaciones. A mí me daba ternura puesto que dependía de su madre, era muy bonita, pero para el resto de la familia parecía ser un tema vergonzante, hacían como si no existiera y trataban de invisibilizarla para el resto del mundo.
Antonio, el hijo varón y futuro dueño de todo, la mano derecha del viejo, cuarenta y ocho años, un tipo pedante que marcaba las diferencias sociales, en especial conmigo, una relación áspera desde el primer día. Antonio se daba la gran vida gastando los billetes que el viejo había guardado durante años, autos, viajes, diversión, pero era obvio que no tenía la misma visión de negocios que su padre.
Y Mirna, mi futuro problema...
Mirna tenía apenas treinta y dos, la esposa de Antonio, y fue obvio un matrimonio de interés, él tenía mucho dinero, ella mucha belleza. Mirna estaba prisionera en su propio castillo de cristal, no lo amaba, tal vez al principio de la relación, pero no en ese momento, estaba decepcionada, pero no podía renunciar, había dinero y poder de por medio, era mucho para ella. Eran días difíciles, en la eterna discusión, Antonio quería que le diera un hijo, pero ella solo no deseaba un hijo suyo, un marido que andaba de putas cada vez que podía, que solía llegar ebrio a altas horas de la noche, se sabía cornuda y solo era demasiado.
Y Mirna ciertamente era muy bonita, morena de largos cabellos, con un rostro armónico, de ojos negros como la noche, naricita de perro pekinés y labios gruesos y marcados, de estatura media tirando a baja, retacona, de busto justo, vientre super plano y un mejor ir que venir, ella tenía una cola por demás de perfecta, redonda como una manzana, muy llamativa, de muslos gruesos y unas pantorrillas de ensueño, decididamente, ella era del tipo de mujeres que me gustaba conquistar.
Después de un tiempo de estudiar la situación las cosas estaban más que claras a mis ojos, Antonio intentaba repetir la historia patriarcal de domino que había mamado de sus padres, la mujer a la casa, y él, el hombre, no debía rendir cuentas a nadie, pero ciertamente no pudo ver que los tiempos habían cambiado, las cosas habían cambiado, Mirna no era ave para tener enjaulada y simplemente, no funcionaría.
Él era un molesto perseguidor, controlador y manipulador, que los horarios, que las amigas, que las actividades y una cosa y la otra, la asfixiaba, y solo era cuestión de tiempo.
Mirna pasaba sus ratos libres sin hacer mucho, le gustaba hacerle compañía a su cuñada discapacitada, y a su suegra, a veces jugaba paddle con algunas amigas, otros días pintaba en lienzo como hobby y los días de verano solían ser los mejores para mí, lejos de los ojos vigilantes de su esposo, en su ausencia, cuando casi desnuda tomaba sol al borde de la piscina y se sumergía cada tanto para refrescarse.
En esos días mis ojos se llenaban con sus curvas y mi alma de maldito pecador florecía sin remedio, las ansias de conquistas, la belleza, su compromiso con ese hombre y el deseo de penetrar su sexo una y otra vez.
Empecé con mi avance dialéctico, un poco seductor, un poco romántico, un poco bohemio, sabía decir todas las palabras que una mujer espera escuchar de un hombre, tenía el diccionario completo, desde la A hasta la Z y para cada posible pregunta tenía dos respuestas.
Ella disfrutaba, yo trabajaba, pero una cosa llevaba a otra y pronto sus ojos me miraron con secreto deseo, la tenía en la palma de la mano, solo esperaba la oportunidad para cerrar mi puño.
Esa tarde de calor, Mirna andaba revoloteando por la piscina, lucía un traje de baño en dos piezas, en tono negro con algunas inscripciones en blanco, demasiado llamativo, con un sostén lleno de intrincados breteles por su espalda y una tanga muy, pero muy pequeña que dejaba ver sus enormes nalgas desnudas y hacía resaltar sus marcados huesos de las caderas, se me hacía muy sexi, demasiado, con sus cabellos recogidos, aparentando no ser consciente de lo que despertaba en un hombre. A decir verdad, a ella le sobraba el dinero y casi a diario me sorprendía gratamente con algún nuevo traje de baño, pero este era diferente.
Ese día estaba rara, lo noté con solo observarla, como perdida en sus pensamientos, se había sentado al borde de la piscina, solo había metido en el agua desde las pantorrillas hacia abajo y sacudía sus piernas tirando agua hacia adelante.
Yo estaba en mi casita a unos veinte metros, y solo se escuchaba el trinar de los pájaros y el viento sur acariciando las frondosas copas de los árboles cercanos
Miré la hora, los peones estaban trabajando en las praderas cercanas, sabía que el viejo había salido temprano y obviamente, había llevado a su hijo con el, caso contrario, Mirna no hubiera estado casi desnuda al aire libre a la vista mía, y tal vez de los peones, tampoco había noticias a la vista de la vieja y su hija Marcela, jugué mis cartas, estaba en mis horas libres, desnudé mi torso y me puse un jogging sin ropa interior, sabiendo que mi sexo suelto bajo al amplio pantalón se marcaría en una forma sugerente, sin ser evidente, pero lo suficiente para que funcionara de carnada en el anzuelo, saqué unas maderas a la parte externa y me puse a labrarlas en forma muy paciente, como el cazador que espera su presa, simulando ignorarla.
Los ruidos que estaba haciendo con el martillo y el cincel pronto atrajeron su atención, Mirna se incorporó y meneando las caderas vino a mi lado, miró con ojos pícaros y dando un rodeo dijo
Me encanta como trabajas las maderas, tenés unas manos perfectas para tallar
Gracias - respondí - puede ser, imito a la naturaleza, aunque jamás podré igualarla, ella sí que hace obras de arte tallando la perfección con sus manos...
La miré fijo a los ojos, era obvio que estaba hablando de su cuerpo y ella tomó el halago, se rió con sonrojo y me desvió la mirada llevándola al piso
Que estás haciendo? - preguntó tratando de retomar la conversación -
No sé... - respondí - improviso, solo empiezo y dejo que mis sentimientos me guíen
Otra vez jugaba con las palabras y una tensa excitación se respiraba en el aire, los ojos de Mirna se iban sin querer sobre las gotas de transpiración que ya poblaban mis pectorales, mis bíceps y mi espalda, noté como inconscientemente pasaba la lengua por sus labios para humedecerlos
Por qué soportas esto? - tiré cambiando el tema de conversación -
Esto? - repreguntó ella -
Si, esto, esta mierda de vida, encerrada, infeliz, amargada, cornuda, marchitándote, es por dinero? acaso tan importante es para vos?
Ella miró al piso nuevamente, pero ahora con mirada resignada, se encogió de hombros, pero entonces levantó su cabeza, me miro directo a los ojos y respondió desafiante
Maybe I'm just locked up in this castle and I'm waiting for my prince to come and make me a woman...
I grabbed her by the wrist and dragged her into the hut, she barely tried to resist and pressed her against the wall
Alejandro... are you crazy? what are you doing? - she protested
I kissed her with passion, with madness, those kisses that mark the lips and searched for her tongue with mine, I had almost forced her, she was breathing heavily and trying to deny with her mouth what her body said
No Ale... my husband, my father-in-law... they'll kill me... it's madness, I beg you...
But my hands were filling up with her body and she was rubbing against my hard cock over the jogging pants, it was all very passionate, I squeezed her breasts over the bathing suit, her breasts were soft, just to my measure, Mirna started kissing my bare torso, passing her tongue over the salt of my sweat and everything became inevitable
Take me like an animal, I desire you, I want your cock
Her speech had suddenly changed, I took her by the buttocks and lifted her up in the air, she wrapped herself around my body like a demon to go back to kissing us, I led her over the table where there were remains of my lunch, I just threw everything on the floor without caring, I sat her down at the edge, I got between her legs, went down her neck while she was releasing the bra to caress my skin with her nipples, it was very erotic, she tracing my biceps with her hands and me tracing her lower belly with mine, almost touching the forbidden fruit
I arrived at her breasts, her nipples, one and the other, slowly, she arched her back from side to side to alternate both in my mouth, her breathing was heavy, her sighs sounded like music in my ears, I went down her belly, a little more, another...
With delicacy I removed the thong bathing suit tracing her hips and legs, leaving a sticky and viscous trail on the way that had soaked her intimacy, I felt that beautiful perfume of a woman's sex and my cock beat with desire, I leaned in like slave before her queen, she opened up like a spring flower to offer me her pink, smooth, completely depilated pussy, I loved it.
I went for everything, I adore giving oral sex to women, exploring their lips, tasting their juices, inserting my fingers into the roughness of their sweet caverns, caressing with my tongue those tight little butts and eating those buttons they have, the secret key to the gates of paradise.
Mirna wouldn't be an exception, I only sucked her off with great eagerness and contained desires, she was moaning uncontrollably, I was caressing her breasts, belly, legs, took my fingers with their juices to her mouth, it was erotic, sucking them off with eagerness, as if they were my cock.
She tried to sit up, with a hint of supplication said between gasps for air
fuck... gem Ale... Alejandro... take me... please...
I put one of my hands on the area above her belly, just below her breasts and taking advantage of my strength forced her to lie back down again, I kept her there, sucking her off, ignoring her pleas, I still wanted to suck her off, wasn't going to stop, didn't stop
She came in my mouth, her uncontrollable spasms shook her body, the moans turned into screams, and then, she closed her legs because she was too sensitive.
Then yes, I lowered my jogging pants, caressed her with my sex once, twice, and finally, I put it all in, my thick and long cock got lost in the depth of her pussy until it disappeared completely
Ayyyy... - she said with her eyes closed - what a big cock you have!
Do you like it? - I asked, full of masculine pride -
Yes.... mmmm.... tear me apart, pussy!
I started to take her hard, she had it all open on the table, a feast, with her rich breasts moving like ocean waves with each thrust, with her eyes closed, with her mouth slightly open, gasping for air, I felt powerful, in control, master of the situation.
Only slid into her interior, her pussy was warm and I knew that She was coming to the top, filling her completely, I loved it, she was beautiful, my gaze fell by chance on her left hand, on her ring finger where a precious gold ring sparkled reminding me that she was a married woman, the woman whose salary I paid and now she was all mine, she had chosen me.
Her dark hair had come undone due to the sudden movements, no longer did it have that neat bun, and I just kept taking steps step by step, then I took her by the hair and almost in an order tone said Now you're going to suck my cock!
Mirna took the game, got down on her knees and started sucking me while I watched from above, barely had the glans entered her mouth and I was masturbating, then I gave her a soft slap on the face while holding her by the hair with the other hand and said Like this, no, like this doesn't please me! Suck it like whores!
And I only forced her a little to put it deeper in, Mirna was under my control, and I noticed she got excited with the game I proposed, stronger, rougher, she made her best effort, but already had half-vomited, but she put all her effort into it, I could notice it in her breathing, in her gestures, she was hot, and started sucking me very tasty, possessed, demon-possessed.
She would occasionally lift her eyes and look at me with a very tender gaze, what she received was very hot, those sinful eyes with my cock buried in her mouth, mental photographs that will remain forever etched in my brain.
I didn't cum in her mouth, at least not the first time...
I took her again by force to bring her back onto the table, this time with her back facing me, her chest resting on the rustic wood and her enormous bronze butt towards me, it was perfect, her hips were too big, her waist too small.
I spat in my hand, passed it over her anus, she saw it coming Crazy! What are you doing? It's too big! I don't want!
It was evident that this wouldn't be her first anal experience judging by her dilated bum, but... Probably there wouldn't have been many like mine, I insisted again and again, re-lubricating and pushing, making her complaints deafening until I felt her entering, with half enough and feeling her ring tightening my trunk. Mirna was struggling between futile claims and uncontrolled moans, in a different pleasure, like a wild mare, tamed, resigned to her fate, caressing her vulva as I gave it to her from behind. What a... thick that... you have... - she said almost incoherently, taking me to extreme excitement - Hot games of words arrived and I couldn't take it anymore, I pulled it out from behind and put it back in the pussy to flood it with hot semen while my eyes were ecstatic with her extremely open sphincter. We recovered in the midst of excitement and summer afternoon, looked at the time and it was better not to play Russian roulette with luck, just barely cleaned up, rearranged her hair in a small bun, put on her swimsuit and saw her walk away shaking her hips, knowing she had the best of me between her legs. She dove into the pool and I only kept working with my hammer and chisel. Days later, I finished the carving, gave it a polish and was ready to give it to Mirna, lacked the name of my work, thought about baptizing it 'lovers' but it would have been something confusing and hard to justify to the family, decided to call it THE LOST LOVE because maybe in another life our paths would have crossed, but not in this one, we were different, from different social classes, she was a boss, I was an employee, she was a committed woman, and I didn't want commitments. We lived days of madness, the taste of forbidden things, catching each other secretly, anywhere, anytime, wild sex, free sex, with the adrenaline of lovers, the pleasure of seeing who paid my salary at eye level, accepting her pompous orders and destratos in silence, while savoring the enjoyment of to be devouring the preciousness I had as a woman. And everything was perfect until the moment I realized that Mirna had fallen in love with me, and in that world LOVE LOST was an unacceptable utopia. She started talking about 'us', 'futures', stories where I didn't agree, I had reached that point of no return where misunderstandings became common currency, the relationship slowly became toxic because she started suffocating me, pushing me aside, making me argue with her husband, with veiled threats, and in a flash that precious woman who I loved taking to bed had transformed into a problem that seemed to destroy everything. I could take it until the day she saw her husband as an obstacle to our relationship and when I felt her talking, probing my reaction, about 'getting rid' of him, I knew it was too much. It was time to turn the page, so suddenly, Mirna would never understand that I would never fall in love with her, that there was no 'us' in my head, and if we kept lying she would end up hating me. I didn't give many excuses to old Juan, he couldn't understand it, nor did he have to, I just closed that door and left behind that story, never knowing anything more about Mirna, with all my heart wishing she could break free from that prison that was killing her in life If you liked it, you can write me at EL love PERDIDO to dulces.placeres@live.com
2 comentários - El amor perdido