Me llamo Lynda Angélica 1

Mi nombre es Linda, tengo 33 años y mido 1.63 cm, soy de tez clara, delgada, con pechos medianos, un trasero redondito y con unas caderas un poco anchas que me hacen lucir unas piernas torneadas y bonitas, mis facciones son finas, ojos claros y una boca carnosa.
Este es mi primer relato y quiero contarles de cómo me envolví con un maduro que me dejó marcada para toda la vida, su nombre es Don Marco, un señor casado de mediana estatura, elegante y aunque no está atlético, tiene algo que me llamaba la atención.
Bueno bien, esto pasó cuando yo tenía 21 años. Don Marco es un señor que me dobla la edad y lo conocí cuando entré a hacer mis prácticas escolares a su inmobiliaria. En la prepa mi profesión a fin estaba relacionada con la contaduría y por ello para finalizar mis estudios tendría que cumplir ciertas horas en dar servicio en una institución o empresa en el cual pudiera practicar mis conocimientos en el área contable, por ello fue que llegué a la empresa de Don Marco.
Don Marco es una persona seria y comprometida en su trabajo, y como mi trabajo lo inicié capturando los pedidos de clientes, proveedores y hacer las operaciones contables, Don Marco me dio autorización a todos sus datos y confió ciegamente en mi desde el primer momento que llegué a su empresa. Está claro que no tenía experiencia en nada que tuviera que ver con las cuentas, pedidos ni nada que tuviera que ver con las operaciones contables que se manejaban en la empresa, ni en ninguna otra, es por ello que Don Marco se tomó el tiempo de explicarme todo lo relacionado con su empresa en el ámbito contable.
Pasábamos mucho tiempo juntos en su oficina al grado de decir que ya platicábamos de cosas personales, familiares, incluso hasta de nuestros amoríos, si como leen de nuestros amoríos, ya que de vez en cuando me visitaba al trabajo un noviecillo que tenía en ese entonces, yo nunca lo metí a la oficina y solo lo recibía en la puerta de la empresa, le daba sus besitos y ya. En varias ocasiones sentía que eso le causaba molestia a Don Marco, así que le pedí a mi novio que mejor no me visitará en horario donde yo estuviera en el trabajo para no incomodar a Don Marco, mi novio lo tomo bien y así lo hizo.
Cierto día en una plática en la oficina, Don Marco hizo el comentario de que si me había quedado sin novio porque ya no había visto que me fuera a visitarme mi novio y note que lo decía con cierta risa y morbosidad, yo solo le dije que le había pedido que no me frecuentará en las horas de mis trabajo, pero que todo estaba bien con él, Don Marco solo se quedó pensando y dijo “lástima que nuestra edad y tu compromiso me lo impidan, porque si fuera por mí, te tiraba los perros”, yo me sonrojé y no le dije más.
Después de esa plática noté que Don Marco cambió hacía conmigo, empezó a hacer más atento y a adularme cada que podía, que estaba guapa, que me veía bien con esos jeans, que le gustaba como se me veía mi cabello y cosas así, yo me sonrojaba y por respeto solo le agradecía y le regalaba una pequeña sonrisa.
Yo me sentía muy bien con ese tipo de cosas que él me decía y desde que entre a su empresa siempre trataba de vestirme de forma formal siempre tapada y cuidando de no ponerme ropa provocativa, pero de pronto y por sus palabras me hicieron cambiar mi vestimenta optando por ponerme faldas y blusas con escotes, me maquillaba un poco más para que Don Marco lo notara, sin darme cuenta Don Marco se había convertido en un hombre fascinante para mí.
Él me confesó que le gustaba que yo me vistiera más provocativa y permitir que mis atributos salieran más a la luz y así lo hacía, en algunas ocasiones le preguntaba si le gustaba mi atuendo y sonriente me pedía que me diera la vuelta y veía que no me quitaba la mirada de encima, aunque no pasaba nada más que lo mismo de siempre, Don Marco me adulaba y me hacía sentir deseada y yo solo le agradecía.
Cierto día Don Marco me citó en una empresa en la cual él tendría una reunión de trabajo y un día antes de salir del trabajo me pidió que al otro día lo viera ahí a las 8 am para acompañarlo a hacer una adquisición de parte de otra empresa y por la cual me pidió que yo fuera bien presentable.
Llego el día y yo estaba emocionada por la reunión de Don Marco, pero más por la confianza y quería agradecerle vistiéndome bien para el que tuviera una buena impresión de mí. Ese día opté por ponerme un conjunto de ropa de interior de encaje negro, con un pantalón gris de vestir, pero pegadizo a mi piel que hacía que resaltarán las curvas de mi trasero y mi cadera junto con una blusa blanca semitransparente y con un saco del mismo color que mi pantalón si bien blusa sin más se clareaba mi blassier negro con mi saco no se notaba mucho y eso me gustaba, cuando casi estaba lista llego un mensaje de Don Marco que para que llegáramos juntos a la reunión, había pasado por mí y que estaba afuera de mi casa. ¡Caramba!, no me lo esperaba y terminé de ponerme lista y salir, Don Marco me vio al salir y enseguida salió de su camioneta y se ofreció a abrirme la puerta y con toda amabilidad me invitó a entrar a ella.
El auto avanzó, no sin antes saludarnos de beso en la mejilla y de adularme como siempre pero esta vez Don Marco me dijo que se había quedado sorprendido por la forma en la que me había vestido y que le encantaba mi atuendo, yo no sé cómo, pero le respondí que lo había hecho por él, no sé, pero me sentía feliz que Don Marco tuviera tantos detalles conmigo, en el camino platicamos solo de la reunión y que yo debía de tomar notas y estar atenta a la reunión por que le gustaría que yo le acompañara a otras reuniones.
La reunión pasó y yo quedé impresionada por la forma como se desenvolvía Don Marco hablando de cifras, de negocios y tan seguro de él. En ese momento mi admiración por ese hombre había crecido al grado que empezaba a sentir atracción, su voz me hacía temblar de emoción y ese hombre me empezaba a gustar y sentía que me ponía cachonda de solo imaginarme tener algo con él.
Salimos y al dirigirnos hacía su camioneta me agradeció por haberlo acompañado a esa reunión y que su socio le había comentado lo bonita y guapa que yo le había parecido por tanto había pensado que yo andaba con Don Marco, no sé por qué me lo dijo Don Marco, pero yo sentí bonito nomás de imaginarme que eso pasará y de pronto, caí en cuenta que el hombre que me estaba volviendo loca me doblaba la edad y no me importaba y pensaba que un señor como Don Marco jamás se podría fijar en mi, si sería casi su hija.
Don Marco me invitó a comer a un restaurant lujoso y agradable y ahí descubrí que Don Marco tiene buenos gustos hasta a la hora de comer, sin más en el restaurant me confesó que yo le gustaba y que quería saber que si de mi parte no habría impedimento en que yo fuera su novia por que se moría por mí, pero que no se había atrevido a decírmelo. Yo sin más y por impulso sentado frente a él, lo besé, estaba claro que yo en ese momento ya estaba idiotizada por él, él me correspondió, caí en cuenta y le dije que yo le tenía mucho respeto y que él podría ser mi papá, pero que también me gustaba a mí y nos volvimos a besar. Yo me estaba incomodando con las miradas de las demás personas que le pedí que pidiera la cuenta y que mejor nos fuéramos a otro lugar. Don Marco sugirió que celebráramos y me dijo que lo dejara en sus manos y que me sorprendería.
Ya de vuelta a la camioneta al salir del restaurant, Don Marco me besó en el estacionamiento y empezó a acariciarme de una manera tan delicada que quería que no parara, tan suave recorría mi cuerpo y empezó a besarme el cuello, mis orejas poniéndome en un vaivén lleno de enorme excitación sacándome unos gemidos de mi boca, yo estaba disfrutando tanto que le pedí que mejor me llevara a otro lugar, no podía creerlo, pero le estaba rogando a ese hombre, mi jefe que me hiciera suya. Don Marco conducía mientras yo lo abrazaba y le daba besitos agarrándole su miembro, esa fue la primera vez que sentí su pene de ese hombre y tal fue la sorpresa que me llevé que tenía un tamaño descomunal y grueso. En ese momento yo ya quería sentirlo en toda la extensión de la palabra.
Don Marco me llevó a un departamento que tenía en un residencial a las afueras de la ciudad, estaba amueblado y era el que había adquirido hace poco.
Entramos y en seguida Don Marco empezó a besarme con prisa quitándome el saco yo me solté el cabello y lo abracé del cuello para corresponder a sus besos, ya estábamos excitados los dos. Yo empecé a desabotonar su camisa y sacársela del pantalón, tenía un cuerpo ni tan delgado ni gordo, sino más bien en proporción a su porte y lo que más gustaba era su barba que me excitaba cada vez más que se pasaba sobre mi cuerpo.
Don Marco me volteó dándole las espaldas, hizo inclinarme hacía adelante sobre un sillón, no sin antes quitarme la blusa y besarme los pechos encima del brazzier, de espaldas a él, besó cada centímetro de mi espalda mientras acariciaba mis senos pellizcando con las yemas de sus dedos mis pezones, eso hacía que me volviera loca de placer, yo ya quería sentirlo dentro de mí y se lo pedía, era tanto lo extasiada que estaba que no paraba de gozar ni de gemir.
Enseguida Don Marco bajó mi pantalón hasta las rodillas apretando y jugando con mis nalgas, rozando con su pene mi trasero y pasando su abultado pene en medio del espacio que forman mis par de nalgas y todo eso aún con su ropa puesta. Yo no pude más y me volteé terminando de bajar mi pantalón, ya en esa posición de inclinación le ayudé a desabrochar su cinturón y los botones de su pantalón para bajárselos, ¡Dios!, se veía un pene grande y grueso muy apetecible. Yo lo acaricié encima de su ropa interior negra marcada por ese pedazo de carne apetecible, me hinqué a sus pies y con mi diente empecé a bajar su ropa interior, enseguida su pene salto hacia afuera golpeándome en la cara y llenándome de una satisfacción tremenda y excitación, tenía buen olor y su tamaño me tenía excitada, había visto penes de otros hombres, pero ninguno como el de Don Marco.
Sin usar las manos, besé la punta de ese grandioso pedazo de carne exquisito, pasé la lengua por alrededor de la cabeza de ese pene quitando el líquido preseminal que se sentía de buen sabor, le pedí a mi hombre que se relajara y que disfrutara de lo que estaba a punto de hacerle, me encanta hacer oral y soy buena en eso lo sé por como he visto disfrutar a los amantes que he tenido en la vida, así que tomé el pene de mi hombre con la mano derecha y con mi lengua y boca recorría toda la extensión de este, desde la punta hasta el tronco. Don Marco tiene un pene grande y grueso que me enloquece, seguí así unos segundos lamiendo la extensión de este rico pene que me pertenecía y ya no quería dejar y con la mano izquierda acariciaba sus bolas, en seguida me metí lo más que pude ese pedazo de carne exquisito y lo succionaba con boca y con mi lengua le daba ricas lamidas en forma de círculos. Mi hombre ya me sujetaba de la cabeza, acariciando mi cabello me decía “que rico me lo mamas princesa, me gusta, me vuelves loco, quiero que seas mi novia, mi mujercita, mi amante, mi puta, te quiero coger siempre mi amor”.
Yo saqué su pene de mi boca sin quitarle la mirada hacía su cara y le dije que sí, “sí quiero ser tu amante, tu puta mi amor que me tengas cuando quieras papacito”. Estuve disfrutando el pene de mi hombre durante un tiempo más cuando de pronto Don Marco me avisa que ya no puede más y que se está viniendo y sin más explotó en un orgasmo dentro de mi boca que me hizo atragantarme con la leche que le salió a mi hombre, fue tanto la leche que le salió a Don Marco que se me salía de la boca. Don Marco aprovechó para darme besarme aún con su semen en mi boca y me pidió que me lo tragara mismo que hice después de saborearlo, antes de eso me había causado asco tener semen en mi boca, pero no me pasó lo mismo con el semen de Don Marco, de mi hombre, al contrario lo disfruté y me encantó, ese nombre me tenía completamente loca.
Me dio la mano para pararme y ahora él se dirigió hacia abajo besándome primero en el cuello, después fue bajando por mis senos, mi ombligo todo eso con sus tiernos besos no sé, pero Don Marco sabía cómo dar placer a una mujer y eso me estaba demostrando, tomó mi tanga y me la bajó, la cual estaba muy empapada con mis jugos, mi hombre me alzó una pierna y yo me agarré del sillón en el que estábamos, alzó más mi pierna y sumergió su cabeza en mi sexo, dándome besos en mis muslos hasta llegar a mi conchita misma que mordió con sus labios provocándome un enorme placer que me hizo gritar, en seguida movía su lengua en la puerta de mi vagina como queriendo penetrarme con su lengua para luego rozar mi clítoris.
En ese momento yo ya no pude sostenerme y caí al sillón acostada, acto seguido Don Marco me acomodó en el sillón y se puso encima de mi tomando su pene y pasándolo por encima de mi conchita, yo suspiraba, gemía, suplicaba por sentir a mi hombre dentro de mi, le pedía que me penetrara que no me castigara que lo hiciera ya, yo ya no tenía uso de razón ni preocupaciones, solo pasaba por mi cabeza la calentura de mi cuerpo y no existía nada más.
Don Marco alzó mis piernas y las puso a un lado de su cuerpo inclinándose más hacía mi, me besó con un beso intenso que su lengua recorrió todo mi boca al mismo tiempo que me empezó a penetrar, yo arqueé la espalda del inmenso placer y del tamaño de ese pene que lo abracé clavándole mis uñas en su espalda, me di cuenta y le pedí perdón me dijo que no me preocupara y poco a poco fue penetrándome. Caray ese pene estaba enorme que pensé que no cabría en mi interior, pero sí logró entrar todo, Marco se detuvo y yo inconscientemente empecé a moverme para disfrutar de ese rico pene, mi hombre me dijo “tranquila princesa, permíteme a mi hacer lo mío”, y él empezó en un vaivén de mete y saca glorioso que me rozaba toda mi pared vaginal sacándome gemidos y gritos cuando este llegaba al fondo de mi ser. No tardó tanto en que no aguanté más y me vine en un orgasmo que duró 30 segundos mientras que mi hombre me apretaba mis senos y tomaba mi cuello, me reincorporé y aun estando dentro de mi Don Marco se paró levantándome en un abrazo, sin salirse de mi me besó y se sentó en el sofá quedándome sentada encima de él.
Yo le dije “ahora espera mi amor, me toca a mí darte placer” y empecé a moverme de adelante hacía atrás en un ritmo acelerado a veces lento y a veces me alzaba hacía arriba para volver a meter su pene dentro de mí, mis manos sobre su pecho lo acariciaban mientras Don Marco me decía que lo volvía loco y que no quería dejarme, que quería que fuera sola de él y de nadie más yo le dije que él se había convertido en mi hombre y que nadie me había hecho gozar con tanta intensidad como él.
Después de un momento Don Marco me abrazó fuerte y enseguida se vino dentro de mí, yo sentí un fuerte chorro caliente dentro de mí y acto seguido tuve nuevamente un orgasmo cayendo en su pecho cansada y extasiada de tanto placer. Estuvimos así un momento yo en su regazo descansado, platicando de lo rico que la habíamos disfrutado hace un momento.
Justo en ese momento sonó mi celular y tal fue mi sorpresa que me hablaba mi novio para decirme que había ido a buscarme en el trabajo y que estaba afuera de la oficina, le comente aun recuperando el aire que había salido temprano y que para no ocuparlo había ido a casa a descansar y que mejor luego nos veríamos, sin más le colgué. Le había mentido a mi novio y no me había importado y además me había acostado con mi jefe, mi jefe que me doblaba la edad, justo en ese momento me sentía muy confundida y de repente ahí desnudos los dos Don Marco me abrazó y me dijo que estaba maravillado conmigo y que no me quería dejar y que partir de ese momento yo era su mujer y él mi hombre, en ese momento se me olvidó mi novio y nos besamos.
Yo quería más de Don Marco, y así parados desnudos, empecé a masturbarlo al inicio su pene estaba semi flácido, pero con el masaje de mi mano volvió a agarrar su erección, lo abracé del cuello y Don Marco me tomó de mis nalgas con sus manos y alzó llevándome de la sala a una recámara que estaba en el fondo de un pasillo, sin soltarme me puso sobre la cama, se paró y me vio por unos segundos, yo aproveché a hincarme en la cama y le pedí que se acercara, tomé su miembro y empecé a chuparlo sin más, me tomó del cabello, haciéndome una cola con sus manos y fue manejando los movimientos de mi cabeza hacía su pene, me ahogó por unos segundos con su pene metiéndolo hasta el fondo de mi garganta.
Enseguida se alejó y con sus manos me indicó que me volteara dándole la espalda en posición de perrito, y así lo hice, alcé mi cadera hacía él y pegué la cabeza hacía el colchón, Don Marco pasó su lengua por el orificio de mi culito y yo espantada por eso me paré y le pedí que nunca me habían hecho anal y tenía miedo.
Don Marco me besó y me convenció de que me trataría con mucho cuidado y que además lo iba a disfrutar. Volví a ponerme en cuatro y cerré los ojos, Don Marco empezó a besarme las nalgas y con sus manos a acariciarme el exterior del orificio de mi culito, luego sentí su lengua formando círculos en mi ano, yo gemía aún con los ojos cerrados, con su mano acariciaba mis labios vaginales y mi clítoris mientras con su lengua seguía abriéndome en mi cavidad anal, yo seguía gimiendo y disfrutando, de pronto sentí un dedo en mi ano entro despacio, luego dos y don Marco tenía mucho cuidado al entrar y salir.
Me dijo “ya estas lista mi amor” y esa era la señal para indicarme que ya me penetraría analmente, la punta empezó a entrar y poco a poco fue empujando hasta que mi cavidad se acoplo a su pene yo sentía dolor y a la ves placer, me gustaba esa nueva sensación y no sabía que podría disfrutar muy bien de esa manera. Don Marco empezó a moverse dentro de mi, de pronto el dolor se convirtió en placer y yo pedía más, Don Marco “métemela más, que rico mi amor, que rico don Marco, soy tu mujer, tu puta, haré lo que me pidas siempre, si papi métemela”. Don Marco me daba golpes en mis nalgas que lejos de dolerme o incomodarme me encantaban, yo con mi cabeza en el colchón y la mirada hacía mi hombre tome mi mano derecha y empecé a estimular mi conchita, Don Marco se vino dentro de mi y yo me vine en seguida casi al mismo tiempo.
Don Marco me beso la espalda, salió de mí y se tumbó a mi lado abrazándome entre su pecho. Estuvimos así un buen rato, hasta que nos reincorporamos.
Nos vestimos y salimos del departamento, me llevó a mi casa y así terminó ese día, el inicio de una relación con Don Marco que nos llevó 1 año. Espero que les haya gustado, y perdón por las faltas de ortografía.

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