Las Aventuras de Lupita capitulo 19
Ya en el bus y en camino a la seguridad de su casa no podía dejar de pensar en todo lo sucedido en la noche anterior, se maldecía a ella misma por haberse entregado al más feo y degenerado de sus profesores, ahora con qué cara podría llegar el día lunes al colegio?, y con qué cara podría ver a su madre que seguramente a estas horas ya debía estarla esperando, sentía asco por lo que había hecho, en que había estado pensando cuando le dio por beberse el semen de tan asqueroso sujeto, y Claudia desnuda y masturbándose, que hermosa la había visto…no! en eso no iba pensar!!, se dijo terminantemente.
Recordó también su anterior violación, por nada del mundo don Pedro se tenía que enterar de lo acontecido en la casa de su amiga, ya que este se podía enojar con ella, pensó que tal vez ni la llamaría como le había prometido, y si la llamaba bastaría con no contarle nada de lo sucedido, con esto último la pobre se tranquilizó un poco más, de pronto cayo en cuenta que porque estaba más preocupada de lo que podría pensar don Pedro, si ese viejo caliente también se había aprovechado de ella, su preocupación debía de centrarse en Rodrigo, era a el a quien ella amaba con todas las fuerzas de su corazón, por lo tanto se sacó la imagen de don Pedro y prefirió pensar en Rodrigo, el si era bueno y comprensivo con ella.
Al ingresar a su casa intento hacer el menor ruido posible, pero para su tranquilidad encontró una nota de su amada madre en la que le decía que tuvo que irse a atender una urgencia en el hospital, por fin pudo descansar, de seguro que su madre ya no llegaría hasta el próximo fin de semana, a duras penas aseguro la puerta con el pasador de madera que había instalado don Benito.
Se dio una relajante ducha, a medida que las refrescantes cantidades de agua recorrían y lavaban su mancillado cuerpo, Lupita recordó las escenas más escabrosas de la noche anterior, de cuando don Pedro con sus amigos la vieron desnuda en la feria, de cómo el viejo mecánico la enculo delante de los otros viejos, su desvirgamiento adentro de un sucio taller mecánico, y para rematarla la cogidota que le había pegado su profe por el culo estando él bajo el efecto de las drogas, ni que decir de la abundante cantidad des espermios que se había comido solo hace un par de horas, la joven colegiala lentamente se fue agachando en la ducha para ponerse a llorar desconsoladamente acurrucada en una esquina de la bañera, mientras el agua de la ducha le limpiaba su curvilíneo cuerpo de todo lo malo que le había ocurrido en esas últimas 12 horas de su vida.
Ya eran casi las 6 de la tarde, Lupe se despertó un poco confundida, había dormido casi todo el día, aun no recordaba que día era hoy, de pronto vio que en la silla a los pies de su cama estaba el vestido que le había prestado Claudia, la angustia se apodero nuevamente de su conciencia al recordar todo lo sucedido, reviso su teléfono celular tenía 5 llamadas perdidas de Rodrigo, eso la saco un poco de su lamentable estado emocional, le llamo y estuvieron conversando unos buenos minutos en donde quedaron de acuerdo para juntarse al siguiente día después de terminado el colegio.
El resto de la tarde Lupe se lo paso ordenando sus cuadernos, y preparando su uniforme escolar, las sucias imágenes que la atormentaban poco a poco se iban disipando, pero el solo pensar que ya no tan solo tendría que soportar las lascivas miradas del cojo Juan sino que también ahora se sumarian las del maestro Tulio, la hacían poner de mal humor, se puso como regla no tener que ir por nada del mundo a la oficina de aquel asqueroso hombre, como se había atrevido a tirársela en la casa de su amiga, pensaba que si don Pedro tomara cartas en el asunto lo más seguro era que se lo despacharía, increíblemente estos pensamientos hacia la burlona persona del vil mecánico la hacían poner de buen humor, pero luego recordaba que ese mismo sujeto también se la había violado y que más encima también le había dicho que se quería coger a Claudia.
Lupita dormía apaciblemente en la oscuridad de su habitación, en sus sueños veía a Rodrigo que la esperaba sentado en los bancos de una hermosa plaza, ella se había arreglado para él, en sus sueños era el día en que juntos iban a concretar el acto de amor, ella llegaba con un poco de retraso, y Rodrigo al verla se ponía de pie y extendía sus brazos para que ella corriera hacia él, una vez que ya estuvieron abrazados, Lupe sentía el cuerpo de su amado distinto, a la vez que una hediondez extraña emanaba de sus ropas, con espanto se percataba que Rodrigo ya no estaba en sus sueños y el que la mantenía abrazada era don Pedro quien la miraba con su burlona sonrisa, ella quería escapar e ir en busca de su amado, pero el vejete casi sin ningún esfuerzo la iba arrastrando hacia la misma oficina con cama en donde la había convertido en su mujer.
La jovencita se estremecía en la cama de un lado a otro, las tapas se habían caído y solo estaba con su camisa de dormir, lentamente sus muslos se comenzaron a frotar uno contra el otro, la pesadilla continuaba.
Don Pedro la metió a la fuerza en la oscura habitación, ella ya estaba casi entregada sabía que el vejete se la iba a follar, una ardiente comezón en su zorrita le invitaban a buscar la cama tenderse en ella y abrirse de piernas, para que el mecánico le hiciera eso que ella ya sabía que disfrutaría mucho.
En la oscuridad ella buscaba la cama mientras se iba sacando sus ropas, quería que don Pedro se lo hiciera de la misma forma abrutada que ella bien conocía, una vez que ya pudo estar acostada y tendida de espaldas abrió sus muslos en espera de su macho, lo veía en las penumbras como este se quitaba su overol de trabajo, y cuando lo vio acercarse para venir a montársela y ella se abría aún mas de piernas, con espanto vio que el que venía desnudo y con la tranca bien parada no era don Pedro, sino que el mismísimo maestro Tulio y que le decía…
--Me echabas de menos mi amorcito?, ahora sí que no te salvaras lindura, le decía agitándose la verga a la vez que se acercaba a su cuerpo desnudo, ella quería cerrar sus piernas pero no lo podía lograr, ahogadamente llamaba a don Pedro pero este había desaparecido, cuando sintió el seboso cuerpo del maestro Tulio subirse sobre el suyo llevo su mirada hacia un lado de la cama en donde vio otra cama igual a la en que ella estaba acostada, de pronto vio que era la misma Claudia la que estaba desnuda y masturbándose tal como la había visto el día domingo en la mañana, ella intentaba llamarla para que la salvara, pero Claudia no cesaba de masturbarse y la miraba sonriente, hasta que vio que otro sujeto se estaba acomodando en los tibios muslos de su amiga, de pronto lo reconoció, era don Pedro que aprovechando los muslos abiertos de la Clau, se lo mando a guardar de una, Lupe pataleaba en todas direcciones, don Pedro y Claudia follaban rítmicamente solo a un metro de donde estaba ella, ambos la miraban sonriendo mientras jugaban con sus puntiagudas lenguas y sin dejar de mirarla.
En su sueño ella estaba enojada pero no podía dejar de mirar de lo que ellos hacían, su amiga se veía más hermosa que nunca, y le asentía muy bien estar follando con semejante semental que ella también ya había probado, en eso sintió la verga de don Tulio que ya se aprontaba a entrar en su vagina, y justo en el momento en que el vejete tomaba fuerzas para empujar este misteriosamente desapareció, Lupe no sabía que era lo que pasaba, miro a la cama contigua y también había desaparecido don Pedro, Claudia la miraba sonriente aún se mantenía con sus bellos muslos abiertos, como si la estuviera esperando, la nena no quería acercarse pero su cuerpo reaccionaba solo, ya se había levantado y se acercaba al portentoso cuerpo de su amiga, nooo! se iba diciendo, pero Claudia la esperaba a ella ofreciéndole su hermosa zorrita jaspeada con dorados pelitos, Lupe se la encontraba atrayentemente hermosa, se arrodillo al medio de los perfectos muslos abiertos de Claudia y con decisión fue agachando su cabeza en dirección a la jugosa vagina que le estaban ofreciendo, saco su lengua para hacer el primer contacto con la piel de su amiga y…
--Nooooooooo!!!, fue el espantoso grito que vocifero Lupita cuando se despertó.
Lupe estaba toda sudada, había sido una pesadilla, sentada en su cama y con su respiración agitada intento tranquilizarse, como pudo volvió a recostarse para descansar, ya que se había despertado muy alterada, fue en eso que se percató de la seguidilla de pulsaciones que tenía en su panocha, llevo su mano a aquella parte de su cuerpo y se percató que estaba completamente mojada, su corazón se aceleró con solo un leve contacto de su manita con su cosita, tenía mucha calor por lo que se sacó el camisón para quedarse solo con sus rosaditas pantaletas con encajes, ella seguiría durmiendo se decía, pero la vivas imágenes de don Pedro follandose a Claudia no le daban tregua, por otro lado estaba don Tulio que también andaba desesperado por metérsela, y por ultimo… eso último!, en lo que ella no quería imaginárselo, pero lamentablemente la imagen del cuerpo desnudo de su amiga la tenía viva en su mente.
Con los ojos cerrados comenzó a sobarse su estómago, lentamente fue bajando sus manitas hacia esa parte que ella sabía que si se la tocaba le iban a hacer sentir muy rico, pero no se quería permitir darse placer con la imagen de su amiga siendo violada por el burlón de don Pedro, tras unas acaloradas contradicciones sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal decidió que se tocaría solo un ratito pero con sus calzoncitos puestos, de seguro que después de un rato su cuerpo y su mente la dejarían en paz.
Lupe se masturbaba en la oscuridad de su alcoba, sus pensamientos estaban puestos en el voluminoso cuerpo dorado de Claudia, imaginaba a don Pedro aserruchándola con brutalidad, luego cambiaba la imagen por la de don Tulio abofeteándola y enculandola, luego de eso se venía la imagen de Claudia con sus bellas piernas abiertas y masturbándose, así iba alternando sus morbosos pensamientos para darse placer, ya que así su cuerpo se lo exigía en esa acalorada noche.
Lentamente fue metiendo su manita por debajo de sus pantaletas, y al tocar con sus dedos su pequeño botoncito la sensación que sintió en todo su cuerpo fue indescriptible, sin pensarlo dos veces levanto sus caderas y llevo sus manos a sus pantaletas para deslizarlas hacia abajo y sacárselas, Lupe quedo completamente desnuda, la maratónica noche de sexo que se había pegado solo hace menos de un día no eran suficiente para su desarrollado cuerpazo, sentía unas tremendas ganas de masturbarse de la misma forma en que había visto a su amiga haciéndolo, y lo iba a hacer.
Nuevamente bajo una sus delicadas manitas hacia su casi lampiño pubis, casi se lo acariciaba, mientras que con su otra mano rozaba las suavidades de sus muslos, esta exquisita combinación le proporcionaban un deleitoso cosquilleo en todo su venerable cuerpo.
Todas sus curvas disfrutaban de las caricias que se estaba auto proporcionando la tierna colegiala, con suavidad y ligereza comenzó a rozar su clítoris desprovisto de pelitos, sus dedos hacían más y más círculos.
La colegiala con sus bellas piernas abiertas de par en par presionaba su manita con más fuerza a la vez que su excitación iba siendo cada vez mayor, luego con su dedo medio se abrió paso entre sus carnes íntimas y lo introdujo en su vagina la cual sintió húmeda y caliente, estaba sintiendo muy rico.
Pensaba en don Pedro, poco a poco su cuerpo ya comenzaba a sudar, y su excitación era mayor.
Deseaba que alguien se la metiera, su cuerpo tenía hambre y sed de verga, se imaginaba la del mecánico, la de don Tulio, la del cojo Juan, en esos momentos hubiese hasta pagado por haber tenido cualquiera de las tres vergas a su alcance, luego se imaginaba a ella misma desnuda y arrodillada rodeada de las tres vergas, las cuales ella chupaba alternándolas y con desesperación, sus dedos ya hacia desquiciantes círculos en su jugosa vagina.
Lupe sentía que ya se avecinaba un orgasmo, por lo tanto tenía que elegir luego a uno de los dueños de las tres vergas que tanto la enloquecían en estos momentos, para pegarse una paja en su honor, por lo amachado y bruto que era para sus cosas eligió a don Pedro, aunque los otros dos tampoco se quedaban atrás, pensaba mientras seguía masturbándose.
Se imaginó a don Pedro montándola con las mismas fuerzas en que lo había hecho en aquel taller mecánico, sentía tan rico en su zorrita que no quería parar nunca de sobajearse la panocha, era una sensación insoportable, a la vez maravillosa, enloquecedoramente caliente y nueva para ella.
Sus dedos se resbalan de arriba abajo por las carnes de su jugosa y encharcada zorrita, la sentía mojada y algo pegajosa, se volvió a introducir un dedo muy suavemente y bien profundo dentro de su vagina, lo saco chorreante de sus propios jugos íntimos, y temblorosamente se lo llevó a la boca, quería probar, una vez que se lo chupo, declaro que sabía muy rico, ahora entendía porque se la lamian antes de metérsela, y la de Clau? ... la de ella tendría el mismo sabor? Se preguntaba mientras sus dedos aceleraban la exquisita labor masturbadora.
Ahora con un gran charco de jugos vaginales en su cama, y ya teniendo una leve idea del verdadero sabor de una vagina, Lupe fuera de sí cambio la imagen de don Pedro por la de Claudia, tal y como lo había soñado… se la imaginaba tirada desnuda y en una cama con sus piernas abiertas esperando que alguien se la chupara y ese alguien iba a ser precisamente ella misma, Lupita se la iba a chupar, en su mente grafico la vagina de Claudia tal como la había visto aquella mañana y poco a poco fue sacando su fresca lengua imaginándose que la ponía en la rubia vagina de su amiga, su calentura era cada vez más y más fuerte,
Ahora en su mente tenía la viva imagen de Claudia montada en forma inversa encima de ella haciendo ambas un glorioso 69, imaginaba delante de sus ojos la rubia vagina que en estos momentos tanto deseaba lamer, imaginaba sus manos paseándose por las curvas de su amiga…
Esto fue mucho para la alterada e intespestuosa mente de la curvilínea colegiala que aún se masturbaba como energúmena, en consecuencia, fue el cuerpo de Claudia el que se adjudicó la erótica y exquisita paja que se mandó Lupe en su honor, las imágenes del rico 69 entre ambas, la calentaron de sobre manera hasta que su zorrita exploto en una verdadera cascada de jugos que evidenciaban el sabroso orgasmo de la tierna Jovencita,
--Ohhhhhh! Dios míooooo!!, Clauuuuu!!… Clauuuuuuuu!!! como me gustaría chupártelaaaa!!!, exclamaba la nena dedicándole su paja a su amiga, mientras su manita subía y bajaba rápidamente por su zorrita totalmente encharcada de jugos vaginales, sus caderas ondulaban frenéticamente imaginando que también Claudia se la estaba chupando a ella, --Ohhhhhh ayyyy! Ayyyyyyy que me corroooo!… me corrooooooo Claudiaaaaa rica! ricaa!! ricaaa!!! ricaaaa!!!! Ricaaaaaaaa!!!!!, Lupita casi se meo de placer, subía y bajaba sus caderas en todas direcciones sin despegar su manita de su mojada panocha, una oleada de eléctrico placer la invadían y le hacían abrir y cerrar sus piernas con desesperación, terminando con extraños movimientos de como si verdaderamente se estuviera acalambrando, lentamente su cuerpo desnudo dejo de moverse, solo su agitada respiración daban claras muestras del inmenso placer que había experimentado, estaba cansada, tal como quedo toda despaturrada en su camita se quedó dormida.
Aquel día lunes la colegiala salió a tomar el bus para su colegio, iba tan ensimismada en sus pensamientos que no ponía atención en las calientes miradas que le daban los malvivientes del sector, y menos de todas las vulgaridades que le gritaban desde cualquier esquina, pero ella pensaba en lo extraño que había sido su sueño de la noche anterior, se sentía muy apenada por lo que había hecho, sabía que estaba mal haberse tocado su casita pensando en eso con Claudia, pero había sentido tan rico, no sabía por qué su cuerpo le hacia ese tipo trampas, prefirió no pensar más en el asunto… total, eso no pasaría nunca más.
CONTINUARA…
0 comentários - Las Aventuras de Lupita Capitulo 19