Que buen encuentro casual con Diana F

Entre a una tienda y allí me encontré con Diana F, una buena amiga del sexo. Estuvimos charlando y tras comprar ambos lo que necesitábamos, fuimos a tomar un café a una cafetería cercana. Diana llevaba un pantalón beis, deportivo, atado con un cordón y una top de algodón, sin mangas, de grandes rayas horizontales azul oscuro y más clarito, muy ajustada, marcando muy bien sus tetazas. Durante el café, charlando, no podía dejar de mirárselas y a ella le gustaba que lo hiciera y sobre todo que la dijera lo bien que se le veían y lo deliciosas que siempre estaban. No comenzamos charlando de eso, pero, naturalmente, la charla acabo siendo sobre sexo y como me ponían sus tetazas. Acabe pasando uno de mis dedos por esas tetazas suyas, mientras la preguntaba si tenía un rato para alguna cosa más caliente que un café. Diana me dijo que algo de tiempo podía sacar, antes de tener que irse a por sus hijas al colegio.
Diana vivía cerca de donde estábamos, por lo que fuimos a su casa. En el ascensor no pude contenerme más, y nos empezamos a besar, con mis manos acariciando sus tetazas. Cuando entramos a su casa, fuimos directos a su habitación, besándonos y metiéndonos bien mano. Nos paramos frente a la cama, donde comencé a comerla las tetazas, con la camiseta aun puesta y acaricié su culo.
La senté en el borde de la cama y yo lo hice sobre ella, de rodillas. Volvimos a besarnos, mientras mis manos apretaban fuerte sus tetazas. La mordí el cuello y acabé volviendo a morder sus tetazas, aun cubiertas. Le quite la camiseta y bese el interior de sus tetazas. Diana llevaba un sujetador blanco de aro, que se las redondeaba muy bien. Aprete fuerte sus tetazas y la comí el canalillo que la formé. La tumbe en la cama y me eche sobre ella, mordiendo sus tetazas. Saqué ambas del sujetador y comencé a devorárselas y acariciarlas. Sus tetazas estaban deliciosas como siempre y ella apretaba mi cabeza contra ellas.
Tras un buen rato, disfrutando con ellas en mi boca y manos, me baje de la cama, colocándome de rodillas en el suelo, entre sus piernas. Desabroche el cordón de su pantalón y se lo baje, junto a la braga blanca que llevaba, hasta quitárselo. Coloqué sus piernas en mis hombros y la empecé a comer el coño. Mis manos apretaban sus muslos y mi lengua no paraba de jugar dentro de su coño. Diana comenzó a gemir y acariciar mi cabeza. Cuando estuvo a punto para correrse, apretó fuerte sus muslos contra mi cabeza. Cuando se corrió, lamí bien sus jugos y me tumbé sobre ella, besándonos y agarrando sus tetazas.
Me puse de pie y me quité el pantalón. Ella se sentó de nuevo, agarro mi polla, masturbándome, mientras besaba mi glande. Con la otra mano acariciaba mis huevos. Cuando comenzó a comerme los huevos, me masturbaba con más fuerza aún. Metió mi polla, durísima, en su boca y me hizo una maravillosa mamada. Se metió mi polla entre sus tetazas, haciéndome una cubana tremenda. Durante esta, yo metía mis dedos en su boca, haciendo que la masturbaba y acariciaba sus pezones. Cuando volvió a hacerme la mamada ya acariciaba las tetazas por completo.
La di un condón y me lo puso con su boca. Me coloque de rodillas en la cama, con ella sentada entre mí. Nos besamos y la acabe tumbando. Metí mi polla en su coño y comenzamos a follar. Nos besábamos bien apasionadamente y acariciaba sus tetazas. Cada vez que bajaba la cabeza para comérselas, la follaba con mas fuerza, de lo cachondísimo que me ponían esas grandes tetas.
Me coloqué de rodillas en la cama entre sus piernas, subí una de sus piernas, colocándola contra mi pecho y poniéndola algo girada. Volví a meter mi polla en su coño, follándola nuevamente, con mi mano acariciando su muslo. Sus tetazas se movían bien rico en esa posición. Diana seguía gimiendo y me miraba sonriendo. Cada vez la follaba más fuerte y ella hacia lo propio con sus gemidos.
La puse a gatas y yo me puse de pie en el suelo. Metí mi polla en su culo y se lo follé, con penetraciones suaves pero profundas. Sus tetazas se movían para todos lados y verlo me ponía más y hacía que cada vez la penetración fuera mas fuerte, haciendo que hasta sonara como golpeaba su culo. La estire, colocándola de rodillas en la cama. Seguí follando su culo y nos besamos, mientras acariciaba sus tetazas. Sus pezones estaban muy duros y los pellizque y estire. La volví a poner a gatas y me eché sobre su espalda. Seguimos besándonos y sus pechos aun eran agarrados por mis manos. Metí mi polla en su coño y se lo follé duro, hasta que se corrió. En ese momento, Diana agarro mi cabeza fuerte, nos dimos un beso bien profundo y acabo mordiéndome el labio.
Me tumbe en la cama y Diana se sentó sobre mí, comenzando a cabalgar como una loca, con mi polla en su coño empapadísimo. Mis manos acariciaban sus muslos y observaba esos pechos grandes moverse para todos lados. Mis manos no se pudieron resistir mas y las agarraron fuerte. Diana se metió mi polla en su culo y siguió cabalgando, hasta que se inclinó sobre mí. Nos besamos y pronto la comí las tetazas, mientras ella seguía moviendo su culo para todos lados con mi polla dentro.
Diana se bajó y se colocó en el suelo, de rodillas, entre mis piernas. Me quito el condón y me hizo una nueva mamada deliciosa, antes de meterla entre sus tetazas para una nueva cubana, con su lengua lamiendo mi glande. Cuando iba a correrme me senté y ella volvió a metérsela en la boca. Volvió a mamármela, hasta que agarre su cabeza y la apreté fuerte, para que no la pudiera mover, cuando yo me corrí dentro. Diana trago todo lo que pudo, pero como la tenia bien apretada y no la dejaba respirar bien, algo de mi semen se le salió, cayendo por su barbilla. Solté su cabeza y trago todo, dejándome, además, la polla bien limpia. Se limpio ella la barbilla y algo más que había manchado mi semen, y se sentó, de rodillas, sobre mí. Nos volvimos a besar y acaricie sus tetazas.

Acabamos tumbados, besándonos y comiendo sus tetazas un rato más, hasta que tenía que irse al cole por sus hijas. Nos vestimos y la acompañe hasta cerca del colegio, donde nos separamos.

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