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Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos
Gracias por los puntos y comentarios
EL CASERO
Siempre me atrajeron los hombres grandotes, esos primitivos, de las cavernas, con muchos pelos por todos lados, ya que esos chicos de gimnasio de cuerpos esculpidos nunca fueron lo mío
Siempre me sentí a gusto en una familia patriarcal donde el hombre fuera el macho de tomar decisiones, el que defienda a su hembra y jamás me incomodó verme como ama de casa para que él proveyera los alimentos
Carlos era ese tipo de hombres, lo conocí por casualidad en un empleo temporario de esos días, era solo una pasantía de mi parte para obtener mi título terciario y él, necesitaba por un tiempo una asistente para acomodar el exceso de trabajo que tenía sobre sus hombros
Recuerdo que nos sentábamos frente a frente escritorio de por medio, sus compañeros lo trataban como a un machista de una época pasada, sin remedio
Usaba barba en esos días, parecía un tipo intimidante, me llevaba algunos años y no tardé en enterarme que estaba en temas judiciales de divorcio de la que era en esos tiempos su esposa.
Me sentí en confianza con él, y cuando él poco a poco se abrió conmigo, descubrí un tierno, un dulce, un osito, y supe que ese machismo primitivo era solo una coraza para no dejarse ver cómo era
Esa pasantía temporal duraría solo tres meses y en esos tres meses me acostumbré a su presencia, a sus charlas, a su rostro, a su sonrisa y entendí qué tal vez fuera recíproco, y si bien cada tanto solía halagarme, nunca pasaba más de ahí
En los últimos días tuvimos que ir a un depósito apartado a hacer un recuento de stock por un inventario, no había nadie, solo nosotros y nadie vendría, y mientras él contaba cajas y más cajas yo me mordía los labios imaginando situaciones
Solo lo tomé por sorpresa, me arrodillé a sus pies, desbroché su cinturón y los botones de su pantalón, saqué su verga que se me antojó enorme y le día una terrible chupada, bien profunda, hasta el fondo y solo dejé de hacerlo cuando sentí toda su melaza pasar por mi garganta
Aun puedo recordar mi sonrisa pícara y el rostro desencajado e incrédulo del que en esos días era mi jefe.
No habría retorno, terminé mi pasantía, dejé ese empleo, pero nunca me separaría de Carlos, fuimos novios, amantes, pareja.
Llegaría mi primer embarazo, el segundo, el tercero, pasaron los años, y nos encontramos con nuestros hijos terminando sus estudios primarios, estoy un poco más vieja, Carlos ya no usa esa barba con la que lo había conocido, él está un poco pelado y ganó kilos, arriba de cien, sique siendo ese macho primitivo del que me enamoré y también ese osito tierno en la intimidad
A la hora del sexo, personalmente prefería los horarios nocturnos, pero Carlos, ya estaba un tanto mayor y le costaban las erecciones nocturnas, sin embargo mi esposo, siempre estaba en su mejor momento en cada mañana al despertarnos, justo cuando los niños aun dormían, su pija dura era toda una tentación y había tomado ya como rutina darle un regalo para que tuviera una buena jornada, me encantaba masturbar su sexo duro usando en general mis manos, y tomarle sus jugos hasta la última gota, mi desayuno preferido, cada día, todos los días, como esa tarde en el empleo, como esa primera vez
Carlos bromeaba mucho con esa situación, solía hacer comentarios jocosos sobre la cantidad de leche acumulada en mi cuerpo, y que jamás tendría problemas con el calcio cuando mi edad avanzara.
Creo que tiene la mejor pija que pueda tener, y creo que beber sus jugos cada mañana es para mí tan necesario como respirar, y obvio, él jamás pone resistencia a mis perversiones
Sería nuestra primera salida sin los chicos, nuestros hijos estaban ya mayorcitos y podrían sobrevivir en la ausencia de mamá y papá. Tomamos una semanita en un lugar apartado, lejos del mundo, lejos de las noticias, lejos de todo y por cierto un momento para reencontrarnos como pareja, para permitirnos volver a enamorarnos
Sería sin dudas una experiencia única e irrepetible, donde pudimos animarnos a hacer todas las locuras que normalmente no se pueden realizar en un entorno familiar
Viajamos temprano, habíamos reservado una cabaña en un pequeño complejo, en la nada misma, ermitaños, apartados del mundo, fuera de temporada, solo necesitábamos estar nosotros dos y el ruido de la naturaleza
Llegamos al atardecer, y el sitio prometía más de lo que habíamos visto por fotos, un silencio absoluto era interrumpido por el trinar de los pájaros y un ruido lejano de alguna cascada de agua, el verde césped era cortado por las cabañas en madera y el fondo era una postal de montañas que poco a poco se elevaban en lo profundo de la escena
La piscina estaba cubierta con una lona, lamentablemente, fuera de temporada no estaba habilitada, la recepción estaba a un lado y parecía el único rincón con vida en todo nuestro entorno visual
Conoceríamos a Emilio, el casero, en esos momentos, un tipo de rostro bonachón, de no muchas palabras, lucía muy campesino, con sombrero, pañuelo anudado al cuello y botas de goma a la rodilla, eso si, tenía dos celulares sobre la mesada
Nos llevó a nuestra cabaña, nos dijo que no era la que habíamos reservado, que esa era mas costosa, pero no había nadie en esos días, así que bueno, tenía mejor vista y estaríamos más cómodos.
También nos dijo que volvería una vez al día, para ver que todo estuviera en orden, y que si necesitáramos algo, pues el siempre tenía ambos móviles encima, día y noche
Antes de retirarse por el polvoriento camino de acceso, nos dio alguna indicaciones más sobre el lugar en general, y algunas despensas cercanas donde podríamos comprar alimentos
Así comenzaron nuestras eternas horas de ocio, Carlos y yo empezamos a reencontrarnos y ese amor que la rutina mantenía en estado vegetativo, pareció revivir de repente, recordé lo que tenía entre mis piernas y que una mujer que se siente amada y protegida, puede hacer las cosas más locas que se puedan imaginar
Día a día, roces, miradas, toques, caricias, palabras, fantasías, todo se permitía en medio de la naturaleza, incluso Emilio, el casero que apenas veíamos de tanto en tanto, se había colado en nuestras sábanas
Y nos permitimos todas las cosas que siempre habíamos reprimido, y nuestro arcoíris se llenó de colores
Llegaba la última noche, cenamos a la luz de la luna con un dejo de nostalgia, al despernarnos al día siguiente, llegaría Emilio para entregarle las llaves y volver a nuestra vida de cada día, para meter la cabeza en los problemas, en la rutina, y esa situación se haría notoria en mi esposo, quien no podría darme la despedida soñada por su falta de erección, pero no me importó, no todo era sexo y le agradecí por los días que habíamos compartido
Esa noche hacía demasiado calor, abrimos los ventanales por completo, nos desnudamos, él siempre jugaba con esa idea de dormir desnudos, nos abrazamos y nos pusimos a ver la televisión. Sus ronquidos me dejaron saber que él ya estaba en otra cosa, así que apague todo y me acurruqué a su lado, dejando que la serenata de los grillos me endulzaran los oídos hasta quedarme dormida
El ronquido complaciente de Carlos me despertó antes de lo habitual en esa mañana templada, él dormía boca arriba y yo estaba acurrucada de lado sobre su cuerpo, cruzando una de mis piernas sobre la suya mientras mis dedos inquietos jugaban con los vellos enrulados y entrecanos de su pecho.
La sensación de haber dormido con nuestros cuerpos completamente desnudos sin haber hecho el amor la noche anterior era demasiado sensual, me gustaba sentir el roce de mis pezones sobre su brazo y acomodar mi vulva rasurada sobre su cadera, mientras él parecía ajeno a todo
Miré por sobre su pecho el gran ventanal que daba al sur, completamente abierto, desprovisto de rejas y de cortinados, dejaba entrar un frescor que aplacaba las altas temperaturas y los primeros rayos de la luz de un nuevo día. Era todo muy cálido, en la gran ciudad jamás hubiera sido posible tal sensación de absoluta libertad, la excitación de que cualquier extraño pudiera habernos observado, o ingresado al dormitorio como si nada, era una tentación embriagadora. No hay maneras de poner en palabras ese morbo de imaginarnos invadidos, de estar desnudos y más a mi como mujer, imaginarme seducida por un extraño, aunque solo estuviera observando, potenciaba todos mis sentidos
En esa atmósfera tan íntima, que erotizaba cada célula de mi cuerpo, mi mano que acariciaba el pecho de Carlos bajó hacia su intimidad, como cada mañana, sus casi veinte centímetros de carne dura y gruesa estaban en su mejor momento, solo lo sentí enorme, con ese glande rosado y desnudo producto de la erección llegando casi a su ombligo, solo lo toqué suavemente desde las lustrosas bolas hasta la punta, en un interminable recorrido de placer, haciendo que mi esposo dejara de roncar y pareciera saborear en sus labios lo que yo estaba haciendo
Me dije a mi misma que sería la despedida, era temprano y Emilio tardaría en llegar, habría tiempo suficiente
El ya estaba en esos segundos entre dormido y despierto y justo fueron los segundos en los que yo tomé la iniciativa y antes de que él tuviera plena conciencia ya estaba acomodada entre sus piernas, con su pija erguida entre mis dedos y mis labios dispuestos a saborearla
Oral sex felt good to me, she was very good at it, it was my favorite part of sex and deep penetrations were my specialty, for me it was almost natural to swallow a cock completely, no matter how long it was, my throat seemed to accommodate without problems and I was one of those few women who succeeded where most failed, and of course each man, even my husband, knew how to be grateful for my qualities.
As her vespertine gaze settled on my face and hair, while I only descended slowly eating her terrible cock millimeter by millimeter until reaching the beautiful pubis, I felt it in the depths of my throat, and her pleasure-filled face seemed to surrender at those moments, I felt powerful, I knew I had control, and that excited me a lot, it warmed me up, and I usually kept myself there with all her flesh in my mouth, playing with her embedded gland and using my hand to caress her testicles.
I exchanged glances between her face and the surroundings, especially that enormous open window giving onto the foot of the hill that made me feel perilously exposed, at the possibility that some stranger could arrive and observe what was happening, because there was absolutely nothing that could prevent it, while I continued with my amorous game.
And all my fantasies would become reality, Emilio's figure seemed to paralyze in the window, drawn by what his incredulous eyes saw inside, fate had him come earlier than agreed, my reaction led me to interrupt the game, but Carlos, my husband, almost forced me to keep going and do what I was doing, and after those initial moments, I just let myself be carried away and kept sucking her very tasty, only now while doing it I looked at Emilio who on the other side was rubbing his crotch over his clothes.
I only started caressing my breasts since the situation was heating me up even more. and worse for us when the landlord pulled out his yummy cock and started to masturbate
It was all very crazy, very bizarre, that a almost stranger would watch me completely naked giving oral sex to my husband something not allowed in my mental barriers but this time only excited me and almost unconsciously I started to touch myself while taking that huge cock deeper and deeper into my throat under the passive gaze of Emilio on the other side of the window
Carlos started to ejaculate deep in my entrails but this time I preferred to let it flow slowly down his trunk so that the observer of the turn could have a porn dimension of seeing me play with the semen which was slowly dripping all over the sexuality of my husband, his pubis, his balls and also on my lips and tongue I felt rich orgasms due to such excitement and even seemed to want to pee on him for the overflowing pleasure although it would only be a sensation
Something passed that I didn't think would pass Emilio took the initiative, went through the window with one leg and then the other, to come straight to the bed as he left his pants slowly falling off to kneel down beside me and put his cock near my face it was natural without words but still had one hand holding onto my husband's cock which was still dripping cum I stretched a bit to start sucking on the one now being offered to me
By the way, it wasn't as long or thick as Carlos' situation which favored me for eating it all up until I hit his stomach and felt the landlord starting to go crazy with my husband's complicity
And it was he who said in a defiant tone
See how many ejaculations you can give without taking this slut out of this...
Emilio took me aside almost on all fours, my face ended up on the chest of my love almost face to face, I felt him rub his hot gland against my wet slit twice, passing over my clitoris making me desire until he finally put it all in till the bottom, and it started moving very tasty, and my moans of pleasure didn't take long to arrive at Carlos' ears, who was still with his hard cock and only managed to masturbate it with my hand without much concentration, since my senses were with the screwing they were giving me. Every now and then I would stretch out to give them deep kisses on the mouth to my man, still had his lips smeared with their juices and breath filled with the sin of having sucked Emilio, and that drove me crazy. Emilio wouldn't take long to ejaculate inside me, I thought I was going to die from pleasure at feeling him, and just like the challenge of my husband, he only kept going and going to maintain his erection. After finishing that morning, Carlos had ended up excited for the second time by everything that was happening, Emilio had done it five times in a row inside me before giving up exhausted, his semen dripping everywhere, and I, I had lost count of all the orgasms I'd had. The sun was already shining over our heads, my husband and the landlord were closing the topic, returning keys and finishing loading things into the car, preparing for our return. In those moments, I realized that I was already the woman of the city, the correct one, the perfect one, all my problems had been overwhelmed, my children, and I knew my sexuality would go back to being dormant, in second place, and even made me blush looking at the landlord's eyes, despite still having his pussy full of juices. I write from memory, because we never went back to that site, nor did we take a few days off, my husband also returned to his world and we don't talk much about what happened, I know for him it was part of the magic of the moment, since I know he's a jealous man and hates comparisons. Well, just one advice, to couples, don't lose the opportunity to feel alive, I hope my story motivates you to get a little crazy. If you liked this story, you can write me With title THE NEIGHBOR to dulces.placeres@live.com
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Siempre me sentí a gusto en una familia patriarcal donde el hombre fuera el macho de tomar decisiones, el que defienda a su hembra y jamás me incomodó verme como ama de casa para que él proveyera los alimentos
Carlos era ese tipo de hombres, lo conocí por casualidad en un empleo temporario de esos días, era solo una pasantía de mi parte para obtener mi título terciario y él, necesitaba por un tiempo una asistente para acomodar el exceso de trabajo que tenía sobre sus hombros
Recuerdo que nos sentábamos frente a frente escritorio de por medio, sus compañeros lo trataban como a un machista de una época pasada, sin remedio
Usaba barba en esos días, parecía un tipo intimidante, me llevaba algunos años y no tardé en enterarme que estaba en temas judiciales de divorcio de la que era en esos tiempos su esposa.
Me sentí en confianza con él, y cuando él poco a poco se abrió conmigo, descubrí un tierno, un dulce, un osito, y supe que ese machismo primitivo era solo una coraza para no dejarse ver cómo era
Esa pasantía temporal duraría solo tres meses y en esos tres meses me acostumbré a su presencia, a sus charlas, a su rostro, a su sonrisa y entendí qué tal vez fuera recíproco, y si bien cada tanto solía halagarme, nunca pasaba más de ahí
En los últimos días tuvimos que ir a un depósito apartado a hacer un recuento de stock por un inventario, no había nadie, solo nosotros y nadie vendría, y mientras él contaba cajas y más cajas yo me mordía los labios imaginando situaciones
Solo lo tomé por sorpresa, me arrodillé a sus pies, desbroché su cinturón y los botones de su pantalón, saqué su verga que se me antojó enorme y le día una terrible chupada, bien profunda, hasta el fondo y solo dejé de hacerlo cuando sentí toda su melaza pasar por mi garganta
Aun puedo recordar mi sonrisa pícara y el rostro desencajado e incrédulo del que en esos días era mi jefe.
No habría retorno, terminé mi pasantía, dejé ese empleo, pero nunca me separaría de Carlos, fuimos novios, amantes, pareja.
Llegaría mi primer embarazo, el segundo, el tercero, pasaron los años, y nos encontramos con nuestros hijos terminando sus estudios primarios, estoy un poco más vieja, Carlos ya no usa esa barba con la que lo había conocido, él está un poco pelado y ganó kilos, arriba de cien, sique siendo ese macho primitivo del que me enamoré y también ese osito tierno en la intimidad
A la hora del sexo, personalmente prefería los horarios nocturnos, pero Carlos, ya estaba un tanto mayor y le costaban las erecciones nocturnas, sin embargo mi esposo, siempre estaba en su mejor momento en cada mañana al despertarnos, justo cuando los niños aun dormían, su pija dura era toda una tentación y había tomado ya como rutina darle un regalo para que tuviera una buena jornada, me encantaba masturbar su sexo duro usando en general mis manos, y tomarle sus jugos hasta la última gota, mi desayuno preferido, cada día, todos los días, como esa tarde en el empleo, como esa primera vez
Carlos bromeaba mucho con esa situación, solía hacer comentarios jocosos sobre la cantidad de leche acumulada en mi cuerpo, y que jamás tendría problemas con el calcio cuando mi edad avanzara.
Creo que tiene la mejor pija que pueda tener, y creo que beber sus jugos cada mañana es para mí tan necesario como respirar, y obvio, él jamás pone resistencia a mis perversiones
Sería nuestra primera salida sin los chicos, nuestros hijos estaban ya mayorcitos y podrían sobrevivir en la ausencia de mamá y papá. Tomamos una semanita en un lugar apartado, lejos del mundo, lejos de las noticias, lejos de todo y por cierto un momento para reencontrarnos como pareja, para permitirnos volver a enamorarnos
Sería sin dudas una experiencia única e irrepetible, donde pudimos animarnos a hacer todas las locuras que normalmente no se pueden realizar en un entorno familiar
Viajamos temprano, habíamos reservado una cabaña en un pequeño complejo, en la nada misma, ermitaños, apartados del mundo, fuera de temporada, solo necesitábamos estar nosotros dos y el ruido de la naturaleza
Llegamos al atardecer, y el sitio prometía más de lo que habíamos visto por fotos, un silencio absoluto era interrumpido por el trinar de los pájaros y un ruido lejano de alguna cascada de agua, el verde césped era cortado por las cabañas en madera y el fondo era una postal de montañas que poco a poco se elevaban en lo profundo de la escena
La piscina estaba cubierta con una lona, lamentablemente, fuera de temporada no estaba habilitada, la recepción estaba a un lado y parecía el único rincón con vida en todo nuestro entorno visual
Conoceríamos a Emilio, el casero, en esos momentos, un tipo de rostro bonachón, de no muchas palabras, lucía muy campesino, con sombrero, pañuelo anudado al cuello y botas de goma a la rodilla, eso si, tenía dos celulares sobre la mesada
Nos llevó a nuestra cabaña, nos dijo que no era la que habíamos reservado, que esa era mas costosa, pero no había nadie en esos días, así que bueno, tenía mejor vista y estaríamos más cómodos.
También nos dijo que volvería una vez al día, para ver que todo estuviera en orden, y que si necesitáramos algo, pues el siempre tenía ambos móviles encima, día y noche
Antes de retirarse por el polvoriento camino de acceso, nos dio alguna indicaciones más sobre el lugar en general, y algunas despensas cercanas donde podríamos comprar alimentos
Así comenzaron nuestras eternas horas de ocio, Carlos y yo empezamos a reencontrarnos y ese amor que la rutina mantenía en estado vegetativo, pareció revivir de repente, recordé lo que tenía entre mis piernas y que una mujer que se siente amada y protegida, puede hacer las cosas más locas que se puedan imaginar
Día a día, roces, miradas, toques, caricias, palabras, fantasías, todo se permitía en medio de la naturaleza, incluso Emilio, el casero que apenas veíamos de tanto en tanto, se había colado en nuestras sábanas
Y nos permitimos todas las cosas que siempre habíamos reprimido, y nuestro arcoíris se llenó de colores
Llegaba la última noche, cenamos a la luz de la luna con un dejo de nostalgia, al despernarnos al día siguiente, llegaría Emilio para entregarle las llaves y volver a nuestra vida de cada día, para meter la cabeza en los problemas, en la rutina, y esa situación se haría notoria en mi esposo, quien no podría darme la despedida soñada por su falta de erección, pero no me importó, no todo era sexo y le agradecí por los días que habíamos compartido
Esa noche hacía demasiado calor, abrimos los ventanales por completo, nos desnudamos, él siempre jugaba con esa idea de dormir desnudos, nos abrazamos y nos pusimos a ver la televisión. Sus ronquidos me dejaron saber que él ya estaba en otra cosa, así que apague todo y me acurruqué a su lado, dejando que la serenata de los grillos me endulzaran los oídos hasta quedarme dormida
El ronquido complaciente de Carlos me despertó antes de lo habitual en esa mañana templada, él dormía boca arriba y yo estaba acurrucada de lado sobre su cuerpo, cruzando una de mis piernas sobre la suya mientras mis dedos inquietos jugaban con los vellos enrulados y entrecanos de su pecho.
La sensación de haber dormido con nuestros cuerpos completamente desnudos sin haber hecho el amor la noche anterior era demasiado sensual, me gustaba sentir el roce de mis pezones sobre su brazo y acomodar mi vulva rasurada sobre su cadera, mientras él parecía ajeno a todo
Miré por sobre su pecho el gran ventanal que daba al sur, completamente abierto, desprovisto de rejas y de cortinados, dejaba entrar un frescor que aplacaba las altas temperaturas y los primeros rayos de la luz de un nuevo día. Era todo muy cálido, en la gran ciudad jamás hubiera sido posible tal sensación de absoluta libertad, la excitación de que cualquier extraño pudiera habernos observado, o ingresado al dormitorio como si nada, era una tentación embriagadora. No hay maneras de poner en palabras ese morbo de imaginarnos invadidos, de estar desnudos y más a mi como mujer, imaginarme seducida por un extraño, aunque solo estuviera observando, potenciaba todos mis sentidos
En esa atmósfera tan íntima, que erotizaba cada célula de mi cuerpo, mi mano que acariciaba el pecho de Carlos bajó hacia su intimidad, como cada mañana, sus casi veinte centímetros de carne dura y gruesa estaban en su mejor momento, solo lo sentí enorme, con ese glande rosado y desnudo producto de la erección llegando casi a su ombligo, solo lo toqué suavemente desde las lustrosas bolas hasta la punta, en un interminable recorrido de placer, haciendo que mi esposo dejara de roncar y pareciera saborear en sus labios lo que yo estaba haciendo
Me dije a mi misma que sería la despedida, era temprano y Emilio tardaría en llegar, habría tiempo suficiente
El ya estaba en esos segundos entre dormido y despierto y justo fueron los segundos en los que yo tomé la iniciativa y antes de que él tuviera plena conciencia ya estaba acomodada entre sus piernas, con su pija erguida entre mis dedos y mis labios dispuestos a saborearla
Oral sex felt good to me, she was very good at it, it was my favorite part of sex and deep penetrations were my specialty, for me it was almost natural to swallow a cock completely, no matter how long it was, my throat seemed to accommodate without problems and I was one of those few women who succeeded where most failed, and of course each man, even my husband, knew how to be grateful for my qualities.
As her vespertine gaze settled on my face and hair, while I only descended slowly eating her terrible cock millimeter by millimeter until reaching the beautiful pubis, I felt it in the depths of my throat, and her pleasure-filled face seemed to surrender at those moments, I felt powerful, I knew I had control, and that excited me a lot, it warmed me up, and I usually kept myself there with all her flesh in my mouth, playing with her embedded gland and using my hand to caress her testicles.
I exchanged glances between her face and the surroundings, especially that enormous open window giving onto the foot of the hill that made me feel perilously exposed, at the possibility that some stranger could arrive and observe what was happening, because there was absolutely nothing that could prevent it, while I continued with my amorous game.
And all my fantasies would become reality, Emilio's figure seemed to paralyze in the window, drawn by what his incredulous eyes saw inside, fate had him come earlier than agreed, my reaction led me to interrupt the game, but Carlos, my husband, almost forced me to keep going and do what I was doing, and after those initial moments, I just let myself be carried away and kept sucking her very tasty, only now while doing it I looked at Emilio who on the other side was rubbing his crotch over his clothes.
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It was all very crazy, very bizarre, that a almost stranger would watch me completely naked giving oral sex to my husband something not allowed in my mental barriers but this time only excited me and almost unconsciously I started to touch myself while taking that huge cock deeper and deeper into my throat under the passive gaze of Emilio on the other side of the window
Carlos started to ejaculate deep in my entrails but this time I preferred to let it flow slowly down his trunk so that the observer of the turn could have a porn dimension of seeing me play with the semen which was slowly dripping all over the sexuality of my husband, his pubis, his balls and also on my lips and tongue I felt rich orgasms due to such excitement and even seemed to want to pee on him for the overflowing pleasure although it would only be a sensation
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And it was he who said in a defiant tone
See how many ejaculations you can give without taking this slut out of this...
Emilio took me aside almost on all fours, my face ended up on the chest of my love almost face to face, I felt him rub his hot gland against my wet slit twice, passing over my clitoris making me desire until he finally put it all in till the bottom, and it started moving very tasty, and my moans of pleasure didn't take long to arrive at Carlos' ears, who was still with his hard cock and only managed to masturbate it with my hand without much concentration, since my senses were with the screwing they were giving me. Every now and then I would stretch out to give them deep kisses on the mouth to my man, still had his lips smeared with their juices and breath filled with the sin of having sucked Emilio, and that drove me crazy. Emilio wouldn't take long to ejaculate inside me, I thought I was going to die from pleasure at feeling him, and just like the challenge of my husband, he only kept going and going to maintain his erection. After finishing that morning, Carlos had ended up excited for the second time by everything that was happening, Emilio had done it five times in a row inside me before giving up exhausted, his semen dripping everywhere, and I, I had lost count of all the orgasms I'd had. The sun was already shining over our heads, my husband and the landlord were closing the topic, returning keys and finishing loading things into the car, preparing for our return. In those moments, I realized that I was already the woman of the city, the correct one, the perfect one, all my problems had been overwhelmed, my children, and I knew my sexuality would go back to being dormant, in second place, and even made me blush looking at the landlord's eyes, despite still having his pussy full of juices. I write from memory, because we never went back to that site, nor did we take a few days off, my husband also returned to his world and we don't talk much about what happened, I know for him it was part of the magic of the moment, since I know he's a jealous man and hates comparisons. Well, just one advice, to couples, don't lose the opportunity to feel alive, I hope my story motivates you to get a little crazy. If you liked this story, you can write me With title THE NEIGHBOR to dulces.placeres@live.com
1 comentários - El casero
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