RELATO PERSONALIZADO PARA http://www.poringa.net/Fol53


El cuarto estaba en silencio.
Afuera, risas y botellas chocando.
Pero adentro… solo ella.
Mari dormía boca abajo, una pierna doblada, el short subido, apenas respirando por la boca.
Su pelo desordenado, la espalda al aire, el culo en primer plano.
Hernán cerró la puerta despacio.
Trabó la cerradura.
Y se quedó unos segundos mirándola.
No dijo nada.
Solo caminó.
Despacio.
Como un ladrón.
O como un hombre que ya se había hecho esta paja en la cabeza muchas veces.
Se sentó en el borde de la cama.
Le acarició el muslo.
La piel caliente.
Suave.
Sin respuesta.
—Mari… —susurró, acercándose al cuello—.
Estás hermosa así.
Tan tranquila…
Ella se movió apenas.
Un suspiro.
Nada más.
Le corrió el pelo.
Le bajó el short.
Despacio.
Sin pausa.
Sin culpa.
Y cuando quedó con la tanguita a la vista, él tragó saliva.
Ya estaba duro.
Demasiado.
—No me vas a frenar, ¿no? —murmuró, como si esperara una señal para detenerse.
Pero no llegó.
Solo el silencio.
Solo el calor de ese cuerpo expuesto.
Esperando.
Le bajó la tanga.
Le besó el culo.
Le mordió el cachete izquierdo.
Y ella… se movió.
Levemente.
Sin abrir los ojos.
Pero sin cerrar las piernas.
Eso fue suficiente.
Hernán bajó.
Le abrió las piernas.
Y empezó a lamerla.
Despacito.
Como si ya fuera suya.
Mari se arqueó un poco.
Un gemido ahogado.
Nada claro.
Pero su cuerpo hablaba solo.
Y él lo entendía perfectamente.
Afuera, nadie notaba nada.
Tom hablaba, tomaba, se reía…
Pero por dentro, algo lo picaba.
Como si ya supiera.
Como si una parte suya… deseara que lo estuviera traicionando.
Así.
En silencio.
Y sin pedir permiso.