Alina Capítulo IX

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Capítulo 9


Paralizado me quedé…
Completamente…
Alina estaba con sus ojos bien abiertos, revestidos de un asombro inaudito.
¿Y yo?
Parado frente a ella, con la verga absolutamente parada.
Creo que iba a ser el peor día de mi vida…
-Joa… ¿Estás…? ¿Con el pito parado?.- Preguntó totalmente sorprendida.
Para colmo de los colmos, se re notaba. Era evidente…
¿Cómo hacía para que crea lo contrario? No había forma de disimularlo.
Mi respiración se aceleró y un sudor frío recorrió mis sienes.
Ya estaba listo…
-Es que… No…- Expresé tartamudeando.
Ella me veía a los ojos y a la verga.
-¿Qué?
-Nada, boluda… No mires…
-¿Joaquín?.- Dijo con un gesto de risa en su rostro.
-¿Qué?
-¿Eso es por…?.- Preguntó tomando consciencia a cada segundo de lo que se trataba.
Nunca voy a olvidar esa expresión.
Se llevó una mano a la boca, como tapándola.
Y sí ¿por qué otra cosa se me iba a parar?
Qué mal, che…
Qué mal…
Encima ella seguía semidesnuda, ahí parada.
-Sos un pendejo asqueroso…- Soltó riéndose.
Yo la miraba totalmente apichonado, sin saber qué decirle.
Tragaba saliva a medida que segregaba cantidades inimaginables.
-Perdón…
-¿Perdón me decís, sucio? Jaja…
¿Dios, estás ahí? Ayudame, pensaba.
Alina había tomado conocimiento de mi erección, motivada enteramente por su cuerpo.
Ahora…
Ahora sólo quedaba esperar lo peor…
-Te pido mil disculpas… No fue mi intención…
Se cruzó de brazos, con un gesto de incredulidad.
Pero eso no ayudó, debido a que sus gomas se inflaron de una manera descomunal, empeorando todo.
-No te puedo creer jaja… ¡Qué pibe, loco!
Algo en sus gestos llamó mi atención…
Si bien parecía descolocada, no lucía enojada. No, para nada.
-¿Estás enojada? Perdoname.
Levantó una ceja y miró otra vez mi entrepierna. Automáticamente llevé mi mano ahí para cubrir la zona, como si eso sirviese de algo…
-Em… No sé qué decirte jaja… Es… Es… Inesperado…- Exclamó mordiéndose.
-Yo te dije… Mil veces… Que no podíamos hacer esto… ¿Lo ves?
-Yo no sabía que tenía un hermanito degenerado…- Expresó con gracia.
-No me digas eso…- Me lamenté.
-¿Y qué te digo? Chancho… Mirate…
-Es que… Que…
-¿Qué?.- Preguntó abriendo sus ojos grandes.
-Nada…
-¿Nada qué?
-No, nada… Dejalo ahí…- Caminé para irme de la habitación.
Ella me seguía con la vista, aún sorprendida, pero sin gestos de molestia.
-¿Hey? Pará…
-Disculpame… No te enojes… No hagamos de esto un bardo… Te pido perdón…
Y fue que puso otro gesto en su rostro.
Sonrió de costado.
-No me enojo, goma… Me sorprendí, nada más…
-No quiero que pienses cualquiera… Por favor, te pido…
-¿Qué piense qué? Jaja…
-Cosas cómo las que te imaginas… No soy ningún depravado…
Sudaba que daba calambre.
En verdad estaba muy nervioso. Encima, ella no se cubría ni nada…
-Yo te jodo, bobo… No pasa nada jaja…
-Igual… ¿Ves por qué no podemos hacer eso? No dejas de ser una mujer, aunque seas mi hermana…
Sonrió otra vez, haciendo un gesto que me dio alivio.
Ojalá no se fuera todo al carajo.
-Sí, tenes razón… Pero… ¿Qué te dije antes?
La miré.
Algo en sus ojos me transmitió tranquilidad y eso, a esta altura, era un notición.
-Mm no sé, ¿degenerado? ¿Sucio?
-No, pavo… Antes…
-No sé jaja…- Me rasqué la cabeza, tragando saliva.
Ella, con un semblante de sorpresa, expresó.
-Yo te…- Y se detuvo cuando se escuchó ruido en la planta baja.
Ambos miramos hacia la puerta de la habitación.
“¿Chicos, están en casa?”.
Si el corazón me latía rápido hasta ese momento, cuando oí la voz de mi vieja, el ritmo cardíaco se me fue a las nubes.
Había llegado…
Alina hizo cara de ups, entre risas. Y bajó su mirada a mi entrepierna otra vez.
La miré como diciendo “dale, no seas hija de puta” pero ella sólo se rió.
-Me voy al carajo…
-Andá… Pancho… Ahora le voy a decir a mamá que se te paró el pito al verme en ropa interior jaja…- Soltó de manera chistosa.
La miré.
-Dale, dale… Yo le digo que posaste para una app porno…
-Jajaja… Andá, goma… Ahora bajo…
Sonreía y eso era bueno.
De solo pensar en decepcionarla por pajero, me dolería en el alma.
No, mejor ni pensarlo…
Salí de la habitación con mucha carpa, para que no me escuche mi vieja.
Debía meterme en la mía de inmediato.
¿Cómo se me ocurre?
Ya me había deschavado con Alina. Por más que pensara en una creíble explicación, ella ya lo notó. Estaba más encarpado…
¿Por qué otra cosa me pasaría si no es por su cuerpo semidesnudo?
Ja…
Por más que me queme la cabeza pensando, no había una explicación posible más que la verdadera.
Debía idear una forma madura de hacerme cargo.
Esa era la realidad…
Entré en mi cuarto y me tiré en la cama.
La punta de la verga me dolía…
Claro, si aún la tenía rígida cómo una tabla.
Ojalá que lo tomara chistoso y nada más. Al fin y al cabo, ella sabe que está buena y cosas así pueden pasar ¿no?
Además, se reía…
Para mí que le causó gracia, más que enojo o decepción. No sé. Me dio esa sensación al final.
También, pudo haberse tapado enseguida al notar mi reacción biológica. Y no lo hizo…
Bueno, eso incluso puede ser por sorpresa o por estar descolocada, obvio…
Aunque eso no justifica mi actitud. Soy un desastre.
¿Tan poco control tengo sobre mí mismo?
Parece mentira…
“Toc, toc”
Golpean la puerta de mi habitación y casi me da un paro cardíaco.
Salto cómo un canguro a mi escrito y me siento.
No puedo quedarme en la cama con la tremenda carpa entre las piernas. Se re nota…
-¿Sí?
Mejor hacer que trabajo…
-Permiso, hijo…
Es mi madre.
-Sí, pasá…
Abre la puerta e ingresa.
Presumo que para saludarme.
Qué vergüenza.
¿Cómo la miro a la cara después de lo que hice?
Por más que…
No…
Eso no tiene nada que ver…
No puedo seguir intentando justificarme…
-¡Hola! ¿Seguís trabajando?
-Hola, ma… No, repaso unas cosas… ¿Cómo estás?
Ni me voy a levantar de la silla. Mi verga se queda quietita y bajo el escritorio.
-Bien, muy bien… ¿Merendaste?
-No, no… Pero no tengo hambre… Comí algo en la oficina…
-Ah, bueno…
Me miró cómo extrañada.
No creo que se haya dado cuenta…
-¿Qué? Jaja
-Nada ¿No puedo mirar a mi hijo?.- Se rió.
-Jaja…
-Vamos a merendar con Ali… Si no estás ocupado y queres bajar con nosotras…
¡Qué buena idea!
¿Cómo oculto mi cara de piedra en frente de ambas?
Imposible…
-Dale, dale… Ahora termino y bajo…
-Bueno… Traje facturitas…- Exclamó como alegre.
Qué dilema…
Una vez que está feliz…
-Bueno, ahí bajo…
-Dale…
Se fue y yo me quedé recalculando, sentado, con ambas manos en mi cabeza.
Era muy pronto para salir a enfrentar a Alina.
Cómo mínimo, me iba a mirar mal…
Aunque su cara fue más de sorpresa que otra cosa.
Claro, cómo yo lo hacía ahora, ella también podía sentarse a pensar sobre todo. Y, la verdad, teníamos una relación hermosa cómo para que se arruinara por esto…
Suspiro y suspiro.
Siento en el pecho esa molestia atroz sobre lo inevitable.
Si tan sólo pudiera quedar cómo una simple anécdota…
Me cambio de ropa para bajar a tomar unos mates con mi vieja y Alina. Me pongo una bermuda de jean para que esté más apretada la cosa…
Sí, quiero evitar cualquier posibilidad.
Bajo las escaleras con el corazón palpitando ya.
Pocas veces estuve tan nervioso en mi vida. Ni cuando debuté sentí tanta inquietud y desestabilidad.
Se escuchan sus voces desde la cocina. Se ríen…
Ja…
Hacía un buen tiempo que no se sentía ese clima en esta casa…
Atravieso el pasillo y lo primero que veo es su cabello negro.
Está ahí sentada, justo de frente a mí.
Mi mirada de culpa es automática.
Ella deposita sus ojos en mí e inmediatamente se tienta como para reírse. Pero lo evita, succionando la bombilla de ese verde que parece aldente…
Dios…
-¿Queres un mate?.- Me dice en tono jocoso.
Yo me apoyo en la mesa, de frente a ambas.
Mi vieja lee algo de una revista. Le comenta a Alina sobre eso.
-Sí, dale…
-Mirá que está calentito, eh…- Continúa en la misma sintonía.
Me mira otra vez, pero en ¿complicidad?
Yo quedo perplejo…
Estiro por inercia mi brazo y tomo el mate.
¿Es lo que pienso?
Alina sonríe, de costado.
Algo pasó…
Sí… Puedo sentirlo…
¿Eso quiere decir que no le molestó nada lo que ocurrió?
Ojalá fuera así…
Qué sensación hermosa, ja…
Tomo el mate…
Cuando se lo voy a devolver, ella me mira fijo y con su dedo índice golpea dos veces la pantalla de su celular que estaba depositado en la mesa.
¿Eh?
Levanta una ceja así cómo si estuviéramos jugando al truco…
¿Qué está queriendo decirme?
¡Ah, ya sé!
Quiere que mire el teléfono.
Cuando llevo mi mano al bolsillo, ella vuelve a sonreír en señal de entendimiento.
Desbloqueo la pantalla y me doy cuenta de que tengo unos mensajes de whatsapp de ella.
La miro y ella se hace la otra, hablando con mi vieja.
A ver qué me envió…
Seguro sea algo referido a mi actitud de pajín…
Leo…

Ya subí una foto de las que me sacaste 😮
Después te cuento las novedades
😉


Fue cómo si una flecha se clavara en mí…
Volví a mirarla mientras cebaba otro mate y me lo pasaba.
Podía sumergirme en esos ojos azules y entender a la perfección lo que su profundidad me decía.
Estaba todo bien…
No había ningún problema y su plan seguía como siempre, sin nada que lo modifique.
Respiré aliviado…
Toda esa pena…
Ese malestar que me derrumbó un rato antes, había desaparecido por completo.
Ja…
Y todo con una simple mirada…

Ok
Manteneme al tanto jaja


Esa fue mi respuesta.
Tomé el mate con el ánimo otra vez por las nubes.
Fiuuu…
Qué alivio…
Antes de volver a guardar el celular vi que me envió otro mensaje.

Ok
No te preocupes, chancho 😜


Automáticamente la miré.
Ella se reía pero sin observarme.
Ja…
Qué turra…
Pero, a decir verdad, no sé si existía otra clase de complicidad mejor que esa…
¡Qué grande!
Ahora sí estaba tranquilo.
Bueno, respecto a eso. Porque aún necesitábamos recaudar el dinero y mi vieja estaba creída de que el banco no los iba a prestar.
Si supiera…
Mientras conversaba con nosotros, podía observar en su rostro esa tranquilidad de que todo iba bien, de confianza…
No podíamos quitársela.
Era mejor que se mantuviera al márgen de lo que pasaba. Que saliera con sus amigas, que paseara. Eso creíamos que era lo mejor, mientras intentábamos resolver las cosas.
Pasamos un buen rato juntos. Los tres…
No sé cuántos mates fueron, pero se cambió varias veces la yerba.
Hubo algunos momentos, cuando se hablaba de la plata que teníamos que reunir, en que con Alina nos mirábamos y nos reíamos.
Claro…
Mi vieja no tenía ni idea de lo que pasaba…
Pero en definitiva, todo estuvo muy bien esa tarde.
Ojalá esto fuera una señal de que las cosas iban a mejorar.


Más tarde


Ya estaba acostado en mi cama. Leía un artículo en internet, sobre una autora llamada Tabitha Suzuma.
Sí, me sentía bastante ansioso por lo ocurrido con Alina y me puse a leer sobre esos sentimientos prohibidos y extraños, ja.
No me gustó mucho lo que encontré, pero bueno, tampoco debía exagerar…
La madera de la puerta de mi habitación sonó.
“Toc, toc”.
Miré la hora y eran las 23:30.
-Sí…
-Soy yo… ¿Puedo pasar?
¿Cuándo no? Je.
Ya se habían vuelto todo un rito cotidiano sus visitas por la noche en mi cuarto.
-Sí, Ali, pasá…
Apoyé la notebook en la mesa de luz y me tapé con la sábana, ya que sólo tenía el bóxer debajo.
-Permiso…
-Pasá, pasá… No me digas que ya tenes novedades jaja
-Jaja no es eso…
Vestía su bata de dormir, cerrada en la cintura.
Desde ya, que no dormía con ella, se entiende. Pero cuando estaba en paños menores, cerca de acostarse, si tenía que salir de su habitación, se la ponía.
No sé ni por qué estoy explicando esta cuestión, ja.
De seguro fueron los nervios porque entraba una vez más a mi alcoba…
Y la primera, desde que vio mi miembro erecto por su culpa.
-¿Qué pasó entonces?
Suspiró un poco. Bueno, eso me pareció.
Se acomodó el pelo de costado y vino directo a sentarse a los pies de mi cama.
Mmm…
¿Qué se traía ahora?
-Te quería preguntar algo… Bueno, decir algo, en realidad…
La miré.
Tenía como un gesto de vergüenza encima.
Y me daba cuenta porque la conocía a la perfección.
-¿A mí? Jaja
-¿A quién más? Pavo…
-Jaja ¿qué?
-Por lo de hoy… Digo…
Tragué saliva.
Cierto…
Algo me iba a decir, seguro. Y eso que pensé que había zafado…
-Si es por lo que viste… Perd…- Pero me detuvo.
-No pasa nada, goma… Ya te dije…
-¿No?.- Le pregunté intrigado.
-No, tranquilo…
Miró al costado.
Una parte de su bata se abrió, apenas. La piel de uno de sus pechos se podía apreciar.
Uffff…
No…
Mejor miro a otro lado.
Basta de quilombos…
-¿Entonces?
-Te quería decir que… Que… Jaja…- Se rió, tentada.
¿Tenía un poco de rubor en el rostro?
Debía ser una broma…
Me quedé en silencio, sin saber cómo afrontar esa situación. Para colmo, debajo de la fina sábana, estaba en calzoncillos…
Sabemos de los peligros…
-No, bueno… Te venía a decir que no… Que no me molesta…- Exclamó aún con la voz nerviosa. Más que la voz, sus gestos faciales.
Dios…
Me mató…
¿Sentía vergüenza también?
Podía notar el pudor emanando de sus poros…
Y sí, lógico. No dejaba de ser una situación impropia entre nosotros.
-¿Que no te molesta?
-Sí, bueno… No… Jaja… No es que te vaya a estar mirando… Pero, en lo sucesivo, si te pasa cuando hagamos las fotos… No… No me molesta…- Expresó finalmente con una voz que cargaba una ternura tremenda.
Madre mía…
¿Esto era cierto?
Tragué una cantidad inmensa de saliva segregada.
-Jeje…
-No te rías, goma…
Comenzaba a sentir calor en mis mejillas.
Para colmo, me miraba con esa belleza propia de ella y no tenía ni chance de evitarlo.
-Vos me haces reír jaja
-Bueno, ya sabes… Jaja…- Dijo algo tentada y queriendo levantarse de la cama.
Pero no lo hizo y me observó.
-¿Qué? Jaja
-Mm no, nada jaja… Hasta mañana…- Contestó, ahora sí, levantándose.
¿Me iba a decir algo más?
-¿Segura?
-Sí, sí… Descansa…
Algo en su cara me hizo pensar que me quería contar algo más. Y por eso me vendí con la mirada.
Ella se volvió a reír, tentada, mal.
Re obvia…
-Jaja ¡Ali!
-¿Qué?
-¿Qué pasa?
Ahí fue que lo noté por primera vez…
Esa intriga en ella. Indescriptible…
En efecto, algo más pasaba en ese momento.
-No, te puedo… ¿Te puedo preguntar algo?
Puse un gesto de pánico inmediato.
Fueron cómo 100 cuchillos clavándose en mi cuerpo.
No sabía qué me iba a preguntar, pero sí lo que significaba…
-Dios… ¿Qué?
-Pero, tranqui… De curiosa nomás…
-Jaja…- Me tapé la cara, totalmente regalado.
-Dale, bobo… Es una cosa nada más, para saber… A mi también me da vergüenza preguntarte.
-¿Pero es algo que puedo responder? Jaja
Me observó. Otra vez esa mueca hermosa en su rostro.
Mmmm…
Lo que me esperaba…
-Sí, sabes que me podes contar lo que sea…
-¿Lo que sea?
-Sí, lo que sea…
-Y vos igual ¿no?
-¡Obvio!
¿Posta?
-¿Qué queres saber?
Tomó un poco de aire y se acercó nuevamente a la cama.
Se sentó, algo avergonzada, ya que se evidenciaba un mar de rubor en sus mejillas.
Eso hizo que a mi también me ocurra algo similar. Por ello, cerré mis piernas lo más posible.
Algo dubitativa, finalmente expresó:
-Yo… Mmm… ¿Te gusto?.- Soltó para casi hacerme atragantar con mi propia baba.
¿Qué?
Si la vida tenía cosas inesperadas, esta era sin dudas una de ellas.
Jamás imaginé que fuera a preguntarme eso. De hecho, mi corazón empezó a latir de una manera burda, muy fuerte.
-¿Qué? ¿Estás loca?.- Me salió responderle.
Sus pupilas se dilataron y mi frente, sudó.
-Ay, no… Perdón… Quise decir otra cosa… Qué tarada…- Exclamó tapándose la cara, sin poder parar de reírse.
-¿Eh? ¿Cómo?
No podía salir del asombro.
¿Qué era esa pregunta?
-No jaja… Qué boluda… Lo que quise preguntarte es si te pasó eso… Por mí… O sea… Vos entendes, goma…-
Si yo estaba colorado, ella estaba violeta.
No entendía para nada su pregunta, si no se refería a lo literal y taxativo de su frase.
-No entiendo…- Me pasé la mano por la cara…
-Ay, no… Perdón…- Exclamó tomándome de las piernas.
-Jaja… Salís con cada cosa…
-Quise decir otra cosa… Nada que ver…
-¿Qué cosa?
-Bueno… O sea… Si te pasó eso porque te gustó, de alguna manera, lo que veías jaja… Eso…
-Pero seguís siendo vos, Ali…
Se quedó observándome fijamente.
Claro…
Fuera cómo fuera, si se me paró la verga es porque vi algo que me gustó. Es decir, me gustó ella.
Me gustó ella…
Miré al costado, como si se tratara de una revelación.
Dios…
¿Qué otra explicación podría tener?
-Hacé de cuenta que no te dije nada… Hasta mañana…- Exclamó completamente envuelta en llamas.
¿Y ahora?
¿Y si empeoraba todo?
-Hey jaja… Pará…
-No, todo bien… Yo y mis preguntas… No pienses mal…
-No, boba… Obvio… Entendí lo que dijiste…
-No creo jaja… No des bola ¿sí?
-Sos hermosa para mí, si me preguntas eso… ¿Era eso, no?
Ella me observó.
-Sí, obvio…
-Sí, cómo te dije… O sea, no dejas de ser una mujer jaja… Aunque suene raro por ser mi hermana…
Me miró aún tentada y ruborizada, pero sonrió.
-Quise decir eso jaja… Si te parecía bueno lo que estábamos haciendo… Si te parecía… Bien… Las fotos y eso… Y que por eso… Si te gustaban cómo salían…- Expresó no pudiendo terminar la frase.
-Jaja sí… Bueno… Tuviste que ver la prueba…
Abrió sus ojos enormes.
¡Qué raro era hablar de eso!
-No me mires así, Dios… Ya lo había superado hoy…
Se le formó una sonrisa de oreja a oreja.
-Jaja… Sos tarado, eh…
-Me alegro que no te moleste que me pase…
-No, no jaja… ¿Quedó claro, no? Lo que te quise preguntar…
Seguía preocupada por eso.
La verdad que le había salido de forma muy directa y sorpresiva esa pregunta.
-Sí, boba… Tranqui… Me shockeó cuando lo dijiste así, tan brusco jaja
-Sí, es que… No sabía cómo preguntarlo y se me salió jaja
“Se me salió”, más tierna…
-Jaja…
-Te reís, turro…
-Jeje… Pero la respuesta es sí… Estás buena jaja
Me miró incrédula, mordiendo su labio inferior.
Qué Diosa…
-Te jodo…
-¿Ah, sí?
-Jaja sí…
-¿Entonces no estoy buena?
La observé.
Ese contacto visual…
Sin dudas de que se trataba de algo muy agradable.
Nos reímos los dos juntos.
-Está bien que pienses eso…- Expresó de manera pícara.
¿A qué se refería?
-¿Por?
-Porque de esa manera… Le vamos a sacar mejor provecho a esto…
-¿Sí?
-Y sí… Vas a tomar las mejores decisiones… Cuando te guste lo que veas…- Exclamó tímida, pero algo socarrona.
Debo decir que nuevamente sentí una puntada ahí abajo.
¿Cómo no?
Tener esa clase de complicidad implicaba eso…
-Jaja…
-Bobo… Me hiciste reír hoy…
-Ni me digas… Basta… Creí que se iba a pudrir todo…
-¿Por qué?
-Porque pensé que lo ibas a tomar re mal jaja
-Jaja me sorprendí… Pero bueno, sos mi hermanito… Me causó gracia…
-Jaja hermanito…
-Bueno… No sé si hermanito es la palabra correcta…- Exclamó haciéndome abrir los ojos como dos platos.
Para colmo, comenzó a reírse, tapándose la boca.
-¿Cómo? Jaja
-Y… Estaba abultada la cosa… El diminutivo no va jaja
Abrí mi boca en un arranque de incredulidad y sorpresa.
Ja…
-Te vas a la mierda…
-Debo admitir que es divertido…
-Para vos jaja…
-Claro, para vos no ¿no?.- Exclamó de manera irónica.
-¡Silencio!
-Si me saco la bata te pasa de vuelta ¿no, sucio?
-¿Qué? No…
-¿Seguro?.- Preguntó tomando su bata de los bordes.
-No seas boluda, dale… Andate a dormir…
-Jaja ¡qué tonto que sos!
-Dejá de ponerme más nervioso… No sabes los nervios que pasé hoy, nena…
-Me imagino, chancho… Igual, no te hagas ilusiones… No me podría sacar la bata…
-¿Por qué?
-Porque no tengo corpiño de abajo…
Tragué saliva, sientiendo cómo la mano que tenía la entrepierna comenzaba a elevarse producto de la nueva erección.
Así no se puede, loco…
-No voy a poder dormir hoy…
Abrió sus ojos bien grandes.
-¿Te referís a…?.- Expuso, como horrorizada.
Sentí un vértigo terrible.
-No, tonta… Jaja ¿qué pensas? Decía por todo lo que pasó…
Alina empezó a reírse, tentada.
-¿Qué? ¿Qué te pasa?
-Nada… Sos muy gracioso… Me matan tus caras… Te estaba jodiendo…
Ja…
Con que era eso… Otra vez…
-Un día lo vas a lamentar…
-Apa… ¿Es una amenaza, nene?
-Peor… Es una advertencia…
Se mordió, entre risas.
-Pero callate, estúpido…- Respondió inclinándose hacia mí, haciéndome cosquillas en la panza. Bueno, intentándolo.
Yo me le cagué de risa, pero por el efecto inocuo…
-Salí, tomatelá…
-Abajo de los brazos sí tenes…- Y se vino más hacia mí.
Ufff…
Cuando lo hizo, el escote se le abrió un poco más.
Madre santa…
La cantidad de piel de sus pechos que vi fue tremenda.
Tanta, que lo gocé…
Gemí por dentro cuando sus gomas se movieron cerca de mis ojos.
Por supuesto que miré a otro lado en cuánto pude…
Era evidente que se le abrió el escote y no quise ser obvio.
-Dale jaja… Te vas a quedar en bolas, boluda…
-Ya quisieras…- Exclamó, alegre y cerrando su bata con una mano.
-Jaja estás loca, vos…
-Decime algo que no sepa…
-Jaja…
Se corrió hacia atrás y cerró bien su prenda. Aunque me volvió a mirar pretenciosamente.
-Terminala jaja
-Loco te pones, jaja… Qué gracioso…- Se levantó.
-Sí, re…
-Hasta mañana, nene… Yo trabajo de acá… Llevate vos el auto…
-Ok… Dale…
Vio mis manos.
Casi que no las había movido de ese lugar en todo el rato que estuvo conmigo.
No sé si me pareció a mí o sonrió por ello.
-¿Qué? ¿De qué te reís?
-No, nada… Dame un beso que me voy a dormir ya…
-Jaja… Chau…
Hice la maniobra cómo para recibirla, con un brazo.
Ella se agachó un poco, intentando que no se le abra la bata con una de sus manos.
“Chuuuikk” se oyó cuando estampó sus labios en mi mejilla.
-Descansá, Ali…
-Vos igual…
Se fue sonriendo con mucha luz.
Eso me gustaba mucho, lo reconozco.
-Esa sonrisa jaja
-Jaja…
-Bueno… Me llevo el auto entonces…
-Sí…-
Abrió la puerta pero no salió.
Como que se quedó escuchando.
La miré.
-Se levantó mamá…
-Ups jaja
-Y yo saliendo de tu habitación otra vez… Bancame que se vaya…
-Jaja ¿qué tiene?
-Es que ya me vio una vez… El otro día…
-¿Ah sí?
-Sí jaja… Va a pensar que por qué salgo siempre de tu cuarto durante las noches…- E hizo un gesto sugestivo, seguido de una risa, por lo bajo.
Me hizo reír.
Pendeja…
-Qué chabona…
-Voy a esperar que vuelva a su habitación…
Cerró la puerta despacio.
-Dejame que salgo yo y te digo…
-Jaja no… ¿Te molesto acá, nene?
-No, boba jaja
Además, justo en ese momento, ahora que lo pensaba, no podía levantarme…
-Cierto que solo compartis la habitación con tus zorritas…
-¿Perdón? Jaja
Se rió.
-¿Hace cuánto que no traigo a nadie?
Me puso gestos de “no me mientas”.
-Jaja ¿a quién? ¿Cuándo?
-Jmmm… Yo me acuerdo, hace tres o cuatros meses trajiste una chica acá… Una tarde…
Puse ojos de sospecha.
¿Cómo sabía?
Si no había nadie en casa.
-Aaah… ¿Ves? Yo sé lo que pasa en mi casa, nene…
-Jaja… Veo… Nunca trajiste a nadie, vos… ¿No?.- Le pregunté en tono irónico.
-A nadie, querido… Mi casa es sagrada…- Expresó mirando otra vez por el espacio de la puerta y el marco.
-Jaja muy bien…
-No se va más… Está ahí jaja
-¿Dónde? Jaja
-En el pasillo…
-¿En la escalera?
-Sí, abajo… No sé qué hace ahí ahora jaja…
-Mal… Seguro está pasando el plumero…
-¡Real!
-¿Me jodes?
-No jaja… Mirá…
Corrí la sábana y me tapé mi zona genital.
Eso le causó gracia a Alina.
-Jaja… Qué pibe…
Me acerqué a la puerta y comprobé que lo que decía, era verdad.
Mi vieja se había puesto a limpiar los adornos y los muebles.
¿Justo ahora?
Si Alina salía de mi habitación, la iba a ver, sin dudas.
-¡Qué mujer!.- Exclamó, tentada.
Yo, en bóxer y remera blanca, volví a mi cama.
Iba a tener un rato ahí…
Me tapé otra vez.
-¿Te hago un lugar?.- Pregunté en joda.
-Jaja… ¿Por qué no?
Abrí mis ojos.
¿Posta?
-Era joda jaja…
-Ya te ofreciste… Cagate ahora…- Exclamó y vino hacia la cama.
Yo la miraba incrédulo.
-Pero jaja…
-Me quedo de arriba… No te preocupes por tu problemita…- Expresó tentada pero sin mirarme.
¿Jodeme que lo había notado?
-Te vas al carajo, dale… Tomatelas jaja…
-Uhh… No cerré la puerta con llave… Se le llega a ocurrir entrar…
Se levantó rápido y fue corriendo hasta la puerta.
La trabó.
Yo la miré como diciendo “¿perdón?”
Se rió.
-Sentite como en tu casa… No hay problema…
Se subió a la cama otra vez, como tantas otras.
En el fondo, amaba esa confianza para conmigo.
¿De qué me quejaba? Ja.
-Correte un poco…
-Jaja ¿encima?
-Dale, goma… Después me voy…
-Tranqui, vos…
-Apagá el velador…
-Sí, madame…
Le hice caso.
La luz de la habitación se fue.
Suspiró profundamente y me abrazó con su mano derecha.
-Besitoo… Hasta mañanaaa…- Dijo de manera graciosa.
-Jaja… Te pasas… Hasta mañana
Me vino bien que apagaramos la luz, porque de esa forma, ya podía sacar mis manos de mi entrepierna.
Qué alivio, je…
Luego pensé lo peor…
¿Y sí…?
No…
No va a ser tan desubicada de bajar su mano y tocarme la verga.
¿Qué estoy pensando?
Jaja…
Pero…
¿Si lo hacía sin querer?
Si eso pasaba, iba a encontrarse con una erección tamaño Monte Everest.
Me imaginaba esa situación y la pija me daba golpes.
Qué tortura…
-Eu, Joa…- Exclamó.
Pensé que ya se iba a dormir.
-¿Qué, Alí?
-Mirá que yo te jodo, eh…- Expresó susurrando.
-¿Con qué?
-Con todo esto… Digo… Me divierte que podamos joder…
Sonreí una vez más…
-Jaja bueno, mejor…
-Y si te vuelve a pasar jaja… Ya sabes, no te preocupes…
Increíble que habláramos de esto otra vez y con ella acostada a mi lado…
-Me quedo más tranquilo, posta jaja…
-¿Sí?
-Sí jaja… No te garantizo que no me pase otra vez…
-¡Qué sucio, nene!
-Jaja
-Na, mentira… Todo bien…- Se rió.
-Vos tampoco me andes mirando, eh jaja
-Mmmm… Jaja no, joda, joda…
-Re degenerados ellos…
-Mal ¿no? Jaja
-Na jaja… Pero bueno… En fin, la biología…- Dije con tono gracioso.
-Excusa más barata no había ¿no?
Me reí, tentado.
-Che… Estoy cómoda, eh… No sé si me voy jaja
-Jaja Dios, Dios…
-¿Te molesta acostarte con tu hermanita?
Me giré hacia ella.
-Ay, sonó horrible eso…- Se tapó la boca tapando sus carcajadas.
-Por fortuna, entiendo lo que decís…
-¡Dios mío!
Me daba cuenta de que se reía algo nerviosa, también.
-Lo que me espera…
-Jaja ¡callate, idiota!
-Que si me gustas… Que si me acuesto con vos… Estás hecha una pervertida, nena…
Casi estallando de risa, me pegó un codazo en las costillas. No fue muy fuerte, pero lo sentí.
-Ooouu… Pará jaja…
Me agarró desprevenido.
-Vos entendes lo que quiero decir, nene…
-Ay, me dolió… Pendeja…
Medio que me acurruque un poco.
-Te pegué fuerte, perdón…- Exclamó algo arrepentida.
-Se me va a hacer un coágulo… Y después me muero…
-¡Qué exagerado!
-Encima que te recibo en mi cama…
Se hizo un silencio.
Inmediatamente nos reímos.
-Después soy yo la que dice cosas depravadas…
Me cagó, ja.
-En mi habitación quise decir jaja
-Sí, sí… Lo que digas…
-Vos sos la degenerada acá…
-¿Yo?
-Sí, viniste en bata… Casi desnuda, a mi cuarto… Y empezaste a hablar de cosas raras…
-Jajaja callate, estúpido…
-¿No es verdad?
Me reí, cubriéndome por si me pegaba de vuelta.
-¿No es verdad que se te paró el pito viéndome? ¿Eh?
-Jaja
-Eso le gana a todo así que shhh…
Tenía razón, la verdad.
Eso era peor que todo.
-Bueno, es verdad…
-¿Viste? No te cubras, no te voy a pegar…
-Jaja pero bueno… La excitación puede ser por más cosas…
A todo esto, hablábamos muy cerca uno del otro. Casi que al oído me susurraba.
-¿Ah, sí?
-Y obvio…
-Por ejemplo…
-No sé… La situación… Las fotos… Las cosas que íbamos a hacer con la página…
-Claro… Y en todo momento, mi culo, en primer plano, protagonizando todo… Dejá de chamuyar, querido…
-Jaja
-Vos mismo te reís…
-La manera en que lo decís jaja… Te pasas…
-Y sí… Mis gomas infladas ahí… Y al señor se le para por un cuadro de un rió al fondo de la imagen…
Estallé…
Tanto, que casi se me sale un poco de la naríz.
Qué mina…
Para colmo, ella también se reía, muy tentada.
-Te vas a la mierda, Alina…
-Vos, Jaja… Con tus excusas baratas, chabón…
-Ahora de verdad no me duermo más…- No paraba de cagarme de risa.
Al fin de cuentas, por más que lo disimulara, tenía toda la razón con lo que decía.
-¡Trucho!
Me pegó en la panza.
Menos mal que fue ahí y no más abajo. Mi verga estaba cómo un mástil apuntando al techo.
-Dejá de pegarme jaja
-Y vos dejá de mentir…
-Ok jaja… Tenes razón…
-Así me gusta… Jaja…
-Qué manera de reírme… Sos una hija de puta…
-”Por la situación” le manda… Chanta que sos… Estaba mi culo entangado ahí… Por la situación…- Exclamó entre risas imitando mi voz, pero de forma chistosa.
-Callate, boba… Yo no hablo así… Jaja…
En la oscuridad de la habitación, podía divisar su mueca de lado a lado.
Se la veía contenta a la guacha…
-A ver… Entonces…
-¿Entonces qué?
-Según tus dichos… Por la situación de tenerme en bata, durmiendo a tu lado…
-Jajaja ¿qué con eso?
-Aplicando tu lógica… Deberías tener el pito parado también entonces…
El silencio que se hizo fue sepulcral.
Y como suele decirse, el que calla…
Además, primero, era cierto…
Segundo ¿cómo carajos sorteaba esa afirmación?
Estaba a unos centímetros de mí…
No me iba a tocar, obvio, pero bastaba con que encendiera la linterna de su teléfono, me apunte y lo compruebe.
Qué dilema…
Ni siquiera quería pensar en la circunstancia que mencionaba. Porque era real, estaba en paños menores, abrazada a mí, para colmo.
-Mmm ese silencio…- Dijo en tono jocoso.
Pero yo, pillo, me hice el que estornudaba. Como que estaba aguantando el estornudo y que por eso se hizo el silencio entre ambos.
Estornudé hacia el otro costado, bien actuado.
-¿Qué decís, degenerada?
-Jaja… Hacete nomás…
-Casi te escupo toda..
-No, que asco…
La había sorteado como un campeón.
Y eso me dio tiempo suficiente para que mi erección ceda bastante.
-Jaja…
-Igual, ahora que lo pienso…- Expresó en tono pensativo.
-¿Qué?
-Tampoco es algo tan sucio que se te pa… Eso que te pasó cuando hicimos las fotos…- Se corrigió.
-¿Eh? Jaja… ¿Por qué?
-No sé, digo…
-Sos mi hermana… Bastante raro es… Entendiendo las circunstancias, obvio…
-Bueno, pero, vos… Vos sabes…
-¿Yo sé, qué? Jaja…
-Somos hermanos pero… Yo no salí del mismo lugar que vos… O sea…
Soltó para dejarme pasmado.
-Pero tenemos el mismo padre jaja… La misma sangre…
-Compartida jaja
¿Qué le pasaba ahora?
¿Por qué sacaba este tema?
-Sería peor que viniésemos del mismo lugar jaja… Ahí sí jaja… En este caso, soy como adoptada jaja
-Jajaja qué chabona…
-Pensalo… Tenemos mamás distintas…
-Mi mamá es tu mamá…
-Sí, obvio, goma… Pero mi mamá biológica era otra… ¿Entendes?
-Jajaja… Mirá lo que estamos hablando a las 12 de la noche…
-Ay, mal…
-Pero venimos del mismo padre así que… Sigue siendo depravado que te mire el culo…
-Ah, pero lo haces igual…- Se rió.
-Jaja
-¡No lo niega!
-Jaja no te miro el culo, nena…
-No, las tetas también jaja
-Mejor terminala y dormite…
-Jaja… Si seguro le agradeces a Dios todos los días el momento en que mami me trajo a esta casa…
-No dije lo contrario jaja
-Y pensar que casi quedo en la calle, cuando mi mamá biológica murió… Hubiera sido una homeless…
-Callate, no digas eso…
-Si era por tu papá… No se hacía cargo de nada…
-Ah ¿ahora es mi papá solo? Jaja
-Jaja sí… Larva…
-No me hagas recordar a ese infeliz… Era capaz, sabelo, eh…
-Sí, lo sé… Por suerte tu mamá, fue gente y me adoptó como propia…
Era la verdad…
Eso ocurrió…
En una de las tantas jugadas del viejo, dejó embarazada a una mujer y pretendió no hacerse cargo de su hija.
Bueno, no se hizo cargo nunca, hasta que su madre se enteró de su enfermedad y acudió a mi vieja.
Dos o tres años tenía Alina…
Yo la verdad, mucho no me acuerdo…
-Es tu mamá…
-Sí, lo sé…
-Mirá lo que terminamos hablando…
-En resumen jaja
-Está mal, pero no tan mal ¿no? Jaja…- Me reí, empujándola cariñosamente.
-Si, es verdad…
-Está algo diluída la sangre… Na, mentira…
-¡Neneee!
-Jaja joda, joda…
-¿Qué tanto lo estará? Ah re…
Me reí.
-Ah ¿viste? Jaja
-Che…
-¿Qué? ¿Con qué vas a salir ahora?
-No, nada jaja… Te iba a decir que son muy buenas las fotos que sacas… Artísticas jaja
-¿Eso crees?
-Se, re, goma… Seguí pensando en tipos de fotos…
-Me giré hacia ella…
-¿Qué? ¿Qué dije?
-Jaja, no, nada…
-Ah jaja… Cierto… Me tenes que imaginar a mi en pelotas ¿no?
-Técnicamente…
-¿Técnicamente?
-Y sí, después digo algo y decís que es una excusa…
-Jaja yo también voy a pensar un par de ideas…
-Me parece justo jaja
-¿Así no sos el único chancho, no?
-Sí, exacto jaja
-Me imaginaba…- Se rió.
-Jaja si te digo que no, va a haber lío… Si te digo que sí, va a haber lío…
Se mató de risa.
Bastante fuerte, de hecho.
-Boluda jaja… Nos va a escuchar mamá…
-Ay, mal… Ya se habrá acostado… Mejor me voy…
-Sí, dale…
Apoyó su mano en mi panza, muy cerca de la zona púbica.
Uff…
Se levantó de la cama.
-Ahora sí, hasta mañana, nene…
-Chau, chau…
Se agachó para darme otro beso de buenas noches.
Cuando noté que se le abría la bata, cerré los ojos.
Dios mío…
Podía oler el aroma de sus gomas.
“Chuiik” se esuchó cuando besó mi mejilla.
-Gracias por compartir tu cama conmigo…- Exclamó casi sin poder terminar la frase, por lo bizarra.
-Y ella seguía y seguía jaja
Se mordió, cerrándose bien la bata en la cintura.
-Sí, cerrate eso porque en cualquier momento se te escapan…
-Jaja mal…
-Jaja…
-Aunque ese sería uno solo de dos problemas…
La miré, en las penumbras.
-¿Por qué uno solo?
-Porque de abajo tampoco tengo nada jaja…

1 comentários - Alina Capítulo IX