Dancemos essa música?

Primero, todas las entregas de los mejores post


http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa---parte-1-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4389002/Mi-amada-esposa---parte-2-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4436535/Mi-amada-esposa---parte-3-de-3.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802856/Mi-amada-esposa-parte-4.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802863/Mi-amada-esposa---parte-5.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4868469/Mi-amada-esposa---parte-6.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4896522/Mi-amada-esposa---parte-7.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4905961/Mi-amada-esposa---parte-8.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4915721/Mi-amada-esposa---parte-9.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4956318/Mi-amada-esposa---parte-10.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4965835/Mi-amada-esposa---parte-11.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4974651/Mi-amada-esposa---parte-12.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4985411/Mi-amada-esposa---parte-13.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4991203/Mi-amada-esposa---parte-14.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5001091/Mi-amada-esposa---parte-15.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5030636/Mi-amada-esposa---parte-16.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5156341/Mi-amada-esposa---parte-17.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5160465/Mi-amada-esposa---parte-18.html

Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos



BAILAMOS ESTA CANCION?

Pasados mis treinta y cinco años tenía todo lo que había deseado tener, una buena esposa, mi compañera de vida, quien me había dado mi primer hijo y estaba esperando el segundo, una niña. Mi pasar económico era bueno, teníamos una linda casa, cada uno tenía su coche y cada tanto podíamos tomar unos días de vacaciones.

Me gustaba mi empleo, hacía ya algunos años que trabajaba en una importante empresa láctea de la zona, tenía horarios acomodados, beneficios y me rodeaba de compañeros que en general eran buenas personas. Trabajaban unas doscientas personas, mitad hombres, mitad mujeres.

Yo siempre fui de esas personas que cumplían con el axioma ‘de casa al trabajo y del trabajo a casa’, no tenía vicios, ni juegos, no cigarros, no alcohol, ni siquiera mujeres, mis únicas ‘adicciones’ eran salir a correr cada tanto y perderme interminables horas de mi vida jugando con la play.

Todo era perfecto en mi mundo perfecto, y nada parecía hacerla cambiar, o casi nada…

María Laura era una compañera de trabajo, una más entre tantas, no trabajábamos juntos, pero tampoco estábamos separados, mi oficina estaba a dos de la suya, y teníamos esos continuos roces de convivencia, cruces de pasillo, charlas de compañeros, almuerzos, todas esas cosas naturales de un ambiente laboral donde es imposible no ir tocando temas personales, y así todos éramos un poco consientes de las vidas de los otros.

Para todos ella era una más, pero para mí no lo era, yo me había encariñado con ella, por su forma de ser, por su forma de hablar, por su forma de mirar. María Laura venía de un pueblito perdido en la nada y traía consigo toda esa inocencia de la gente del interior, y a pesar de pisar los treinta años y tener esposo, los tipos de la ciudad ‘la daban vuelta como a una media’ y de mentiras le sacaban verdades. Ella se sabía inocente y trataba de hacerse la superada, pero una y otra vez fracasaba y solo lograba que se rieran a sus espaldas.

Recuerdo conversaciones, con solo escuchar sabía cuando ‘le tiraban la lengua’ solo hablaban delante de ella, cuantas veces habían tenido sexo en la semana, sabiendo que ella escuchaba, hasta que caía ante la pregunta ‘y a vos? cuantas veces te sacude tu marido?’ y ella solo contaba… para que después se rieran por su inocencia…

También uno decía ‘mi esposa se la depila’ otro saltaba ‘la mia no’ y llegaba la pregunta ‘vos que preferís? te la depilas?’ y otra vez ella caía… y los muchachos apostaban para adivinar si se depilaba o no la vagina…

Y así podría seguir narrando, como de mentiras le sacaban verdades, ‘si le gustaba que le pegaran’, ‘si sería infiel’, ‘si el tamaño le importaba’, ‘que lencería usaba’, y muchos etcéteras más que podría agregar. Si bien en un principio fui parte de esas burlas, con el tiempo empezaron a molestarme, que tipos grandes confabularan a sus espaldas dejó de parecerme gracioso, y menos aún que sin que ella supiera, por lo bajo la llamaban ‘la tontita’. Y sin proponérmelo, poco a poco pasé a su lado, me hice su amigo, su cómplice, sus ojos y sus oídos, y María Laura vio en mi un socio protector, un tipo que la ayudaba y la contenía, alguien en quien confiar.

Y nació esa química peligrosa entre un hombre y una mujer, ambos sabíamos que teníamos una familia fuera, de esposas y maridos, pero solo nos permitíamos jugar en una fantasía que jamás pasaría de ser eso, una loca fantasía.

María Laura también me entraba por los ojos, a pesar que en la empresa vivíamos ocho horas con guardapolvos blancos que para nade eran sexis, podía verla al llegar y al partir, o en algún almuerzo, donde sus curvas quedaban desnudas, ella era baja para una estatura media de mujeres, de cabellos castaños que solía llevar a rubios con tinturas, lacio a media espalda, de cara redonda y ojos miel, de mirada triste, de contextura justa, pareja de arriba y de abajo, correctos pechos, correcta cintura, correctas caderas, correctas piernas, así era ella, una mujer normal en un mundo normal, una chica que no sería una bomba sexual, pero sin dudas a mis ojos, María Laura tenía todos los atributos requeridos para desestabilizar mi mundo perfecto.

El problema llegaría en Febrero pasado, la empresa estaba abriendo una nueva sucursal en una provincia contigua, eran los primeros pasos de arranque de la nueva planta, con personal que no era idóneo y algunas personas fuimos seleccionadas para dar soporte a los novatos, eran viajes ‘relámpagos’ ya que no podíamos ausentarnos demasiado tiempo de nuestras obligaciones, y en esos meses fueron comunes esos viajes.

Mi primer viaje fue con un colega de mantenimiento, el segundo con una chica de calidad y otra de finanzas, el tercero, sería con Aquiles Lusuriaga, el jefe de seguridad industrial sería mi compañero, pero el diablo metió la cola, sobra la hora tuvo un problema familiar, y María Laura, la segunda al mando tuvo que tomar su lugar.

La noticia me tomó por sorpresa y sentí un escalofrío por mi espinazo, no tenía intenciones de que tengamos nada, pero la verdad es que estaríamos solos, en un lugar alejado, una situación por más tentadora.

Viajamos en mi coche al amanecer, para cubrir los doscientos kilómetros que separaban una planta de la otra, ella se quedó dormida en el asiento del acompañante apenas partimos, así que, en el silencio de la madrugada, con solo el ronronear del motor en una ruta desierta, solo me deleitaba mirando de reojo cada tanto su angelical figura, observando como la cálida luz del sol que se levantaba por el horizonte iba iluminando su inocente rostro.

Ya en la planta casi ni nos cruzamos, cada uno enfrascado en sus problemas que por cierto sobraban, ella por lo de seguridad, yo por los de producción, recién cerca de las siete de la tarde nos encontramos en la portería para ir al hotel que teníamos reservado, aun nos quedaba una larga jornada al día siguiente antes de retornar a casa.

Estábamos agotados, de camino solo cruzamos pocas palabras, nos propusimos no hablar de trabajo, así que solo dijimos de tomar una ducha y encontrarnos a cenar, María Laura me dijo que no quería hacerlo en la monotonía del restaurante del hotel, así que le propuse ir a un pub que había conocido en los viajes anteriores, un lugar para pasarla bien, solo comer unas pizzas con cerveza y por qué no animarnos al karaoke que se hacía cada noche.

Pasadas las nueve de la noche la llamé a su cuarto, me dijo que bajara al hall del hotel y que le diera diez minutos, que estaba en los últimos retoques, típico de mujeres, así que solo bajé y me senté en unos de los sillones de la recepción. Me entretuve con una revista de ocasión, y me perdí en la lectura de un artículo, mi concentración me llevó a desentenderme de lo que pasaba a mi alrededor, con la mirada fija en las letras negras de la blanca página, hasta que en mi entorno visual, por detrás de la revista, aparecieron unos zapatos negros de delgados tacos, brillantes, lentamente levanté la mirada pasando por sus piernas desnudas hasta las rodillas, un vestido azulado cubría su cuerpo, lo suficiente suelto como para no ser provocativo, lo suficiente ajustado como para marcar sus curvas y llamar mi atención, por un instante me quedé embobado mirando la forma de sus pechos, hasta que ella riendo me dijo

-Hola señor mirón… acá arriba está mi rostro…

Solo me reí por lo tonto que había resultado y en la forma que ella me había sorprendido, es que noté en ese momento que yo no podría detenerme si ella no ponía freno, y peor aún, ella se había vestido así para que yo no me detuviera, estábamos jugando al gato y al ratón, y era solo cuestión de tiempo.

Caminamos hasta ese pub, estaba a media luz, nos sentamos en un rincón y pedimos una pizza y dos cervezas, parecíamos amantes que tratábamos de pasar desapercibidos, nadie hubiera dicho que éramos solo compañeros de trabajo, y después de una cerveza vino la segunda, y la tercera, hablábamos de muchas cosas sin decirnos nada, solo la comía con la mirada, y una vez y otra vez la empujaba a que cantara una canción sin éxito, le daba vergüenza y decía que era pésima para eso.

Entre copa y copa y tema y tema, de pronto pusieron uno lento que a ella le gustaba, que le traía recuerdos, y tal vez producto del alcohol que había ingerido, ya desprejuiciada me pidió que solo bailara esa canción con ella. Reconozco que soy un torpe para bailar pero no podía decirle que no, fuimos a un costado, riendo, improvisados, y solo pegamos nuestros cuerpos, ella me rodeo por el cuello con sus brazos y puso su cabeza contra mi hombro, yo la aferré por la cintura tan fuerte como pude, probando su reacción, empezamos a movernos lentamente, y mi olfato se llenó con su perfume, sentí sus dulces senos apretujados contra mi pecho, y mis manos estaban en esa zona peligrosa donde termina la cintura y empiezan las nalgas, ambos sabíamos que éramos personas comprometidas y ambos sabíamos que había un deseo latente entre los dos.

Una incipiente erección entre mis piernas fue inevitable, y ella la sintió en su bajo vientre, y reaccionó de inmediato separándose de mi lado, me sentí fatal, avergonzado, pero a pesar de la tenue luz, al tomar distancia también pude notar sus pezones duros bajo la tela del vestido, amenazantes, provocativos, como fuera, lo que mí me pasaba, a ella también le estaba pasando.

Era tarde, al día siguiente tendríamos trabajo y solo pagué la cuenta para volver al hotel, ya en el camino, donde solo se escuchaban las serenatas improvisadas de los grillos de la noche, ensaye unas disculpas por lo que había sucedido, tartamudee como principiante, pero ella acalló mis palabras, me dijo que no me preocupara, que nada había sucedido, que eran cosas normales, pero la situación era por demás incómoda, porque había una amistad de por medio, un compañerismo de trabajo y una picardía del día a día.

Llegamos, subimos las escaleras que conducían al primer piso, y caminamos hasta la puerta de su cuarto, ella la abrió, pero no ingresó, solo se quedó mirándome con esos ojos que una mujer no debe mirar, no debía hacerlo, yo debí continuar mi camino hasta mi habitación, pero no podía evitar lo inevitable, solo pasé una mano por sus cabellos y le dije

-Sabes que que si cruzo esa puerta no habrá retorno, lo sabes cierto?

María Laura no dijo nada, solo dejó que la trampa se cerrara...


Bailamos esta canción?


Dancemos essa música? Quando a porta se fechou, desatou-se a paixão contida, abalancou-se sobre meu pescoço e beijou-me profundamente, jogando com os seus lábios sobre os meus, procurando minha língua com a sua, sentindo sua respiração agitada, estirando-se em pontas de pés para tomar o que desejava tomar, abracei-a com força por sua cintura e essa vez deseje que sentisse no seu baixo ventre como eu me tornava duro por sua culpa, como a desejava. De sua cintura desci para suas nádegas, apertei-as e senti estremecer-se, tombamos como principiantes até cair na cama, rodamos como os dois como um, enchendo-nos de beijos, e à medida que nossas roupas iam caindo uma a uma, podia sentir sua respiração agitada, e de alguma maneira presentia que tinha a situação sob controle. Decidi-me a descer com meus beijos por seu pescoço, enquanto minhas mãos percorriam seus peitos, suas pernas e se colava sob sua thong, comprovei que estava completamente depilada e não pude evitar lembrar dos rapazes da oficina, eles seguiriam apostando para adivinhar como Maria Laura lucia, mas eu apenas saberia e guardaria o segredo. Segui meu caminho em direção ao sul, peguei-me a seus peitos e estive um bom tempo lambendo-os, notavam-se suaves, contrastando com a dureza de seus pezones, mordisqueava-os com cuidado, com carinho e arrancava pequenos espasmos que a sacavam de eixo, meus dedos inquietos se metiam uma e outra vez em sua vagina úmida, acariciando suas paredes rugosas, implorou-me para que a cogesse, mas como eu disse, eu tinha o controle, desci mais e me acomodei entre suas pernas, ela as abriu todo o que pôde para permitir meu acesso, ainda tinha a thong de encaje, só comecei a beijá-la lentamente, notei que estava empapada em jugos, e cada vez que eu passava a ponta da língua por onde ela tinha seu clitóris, apenas nos separava a fina tecelagem da roupa interior e ela gemia nesse instante, era uma doce tortura para Maria Laura, sabia que desejava que se comesse toda, mas a mim me gustava esse jogo, passar meus lábios pelos elásticos de seu thong, tentando correr com a língua, só me bastou pressionar um pouco mais para que ela não pudesse reter. Contraiu-se sobre o colchão e começou a gemir daquela forma tão deliciosa que as mulheres gemem ao borde do orgasmo, esses gemidos que enlouquecem os homens, só mantive suas pernas abertas com meus braços, acariciando seus peitos com minhas mãos, só segui até o final, até que não pudesse mais, até que implorasse para eu parar, só queria que a pegasse, rogou para que fizesse. Coloquei-me entre suas pernas, apoiei meu peito sobre o seu, beijei seus lábios e, finalmente, a penetrei por completo, comecei a deslizar-me ritmicamente em seu interior, minhas mãos acariciavam suas curvas, suas pernas, seus glúteos, até mesmo tocava minha própria cock empapada em seus jugos, levava meus dedos ao seu esfíncter e o acariciava com cadência fazendo-a desejar, revolcamos-nos, jogamos a amantes, fiz que me cavalgasse, dando-me a frente, a traseira, de sentados, parados, de lado, em quatro, até voltar à posição em que havíamos começado o jogo, quando notei que era suficiente saquei minha cock do seu buraco e apontei meu sêmen diretamente ao seu clitoris, ela se refregava para arrancar seus últimos orgasmos e pouco a pouco a cobri com meu líquido branco e pegajoso. Recostei-me ao seu lado tentando recuperar o fôlego, abracei-a e os números fosforescentes do relógio da parede me deixaram ver que haviam passado as duas da manhã, queríamos seguir, mas no dia seguinte nos esperava um longo dia de trabalho mais o viagem de volta, creímos conveniente descansar um pouco, só nos quedamos enredados até ficarmos dormidos. E se essa forma de dormir foi maravilhosa, melhor seria o despertar, ao abrir os olhos, Maria Laura estava prendida a minha cock dura, era ainda cedo mas as primeiras luzes do novo dia se colavam pelas janelas, só a deixei fazer, ela se havia acomodado entre minhas pernas para chupármela toda, se sentia deliciosa, sentia sua língua e seus lábios em meu glande enquanto acariciava minhas bolas, ela sentiu inflar uma e outra vez, era boa fazendo isso. Depois de um tempo me fez mudar de posição, ela se deitou olhando para o teto e pediu que eu me ajoelhasse ao seu lado, assim desde um plano superior eu podia observar seu rosto, sua boca aberta pescando uma e outra vez meu cock, era muito erótico aos meus olhos, ver como ela se arranjava para que eu observasse como degustava meu sexo ao mesmo tempo em que me masturbava com uma de suas mãos. Me senti vindo, e ela se deu conta, apenas fez cada vez mais lentos seus movimentos, e mais, e mais, apenas se mexia sua mão, apenas senti roçar sua língua por debaixo de meu glande, a tortura foi infinita, só fechei os olhos e me senti chegar ao mar. Ao abrir os olhos não pude evitar rir, e contagiarla a ela na risa, Maria Laura tinha esperma em sua face, no seu pescoço, nos seus cabelos, e ainda jogava com um pouco em sua língua, em seus lábios, parecia degustar o que havia entrado em sua boca, até engolir em uma forma muito puta. Dei um último beijo, um beijo com sabor a mim, mas já era demasiado tarde. Ela foi se lavar, e eu para minha habitação fazer o mesmo, ainda tínhamos que arrumar nossas malas e nem sequer tivemos tempo de desjejumarmos, deixamos o hotel com pressa e partimos rapidamente, e apesar de tudo chegamos uma hora atrasados. Pus um pouco de excusa de demoras de trânsito, não tivemos problemas com isso, mas ela e eu, tínhamos um segredo. Essa jornada não foi diferente das outras, não a vi durante todo o dia, mas por algum motivo eu estava contente e relaxado. Empossamos o regresso, Maria Laura estava em silêncio e apenas olhava o paisagem pela janela do carro, pus um pouco de música e a animei a falar, me dei conta que ela estava perturbada por o que havia passado, e por o que passaria em frente, tudo se terminaria ao chegar, havia sido amor de uma noite e ao dia seguinte todo Volveria à normalidade, apenas seríamos colegas de trabalho, e ao seguinte, e ao seguinte, não haveria volta atrás, isso era o pactuado.

Passou o tempo, curiosamente Maria Laura cumpriu sua parte, ela pôs um antes e um depois em tudo vivido, mas eu me quedei enganchado, e ainda hoje trato de ter uma segunda oportunidade, cada noite, ao dormir junto à minha esposa, apenas se cruza por minha mente o recuerdo daquela noite que bailé com Maria Laura

Se você gostou da história pode escrever-me com título ‘BAILAMOS ESTA CANÇÃO?’ para dulces.placeres@live.com

Obrigado pelos pontos e comentários