No dejes de pasar por mi mejor post
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html
No te vas a arrepentir!
CUESTION DE TAMAÑOS
No habían pasado muchos hombres por mi vida, no soy de esas que en el primer encuentro terminan en la cama y necesito cierta afinidad para hacerlo.
Tenía un poco más de veinticinco cuando me casé con Esteban, mi esposo hasta el día de hoy, pronto llegarían nuestros dos hijos, cuando aún no cumplía treinta.
Y no tenía motivos para quejarme, una madre feliz, buena y fiel esposa, solo tenía ojos para mi familia y mi vida giraba en torno a ellos, digamos una típica historia, una vida sin sobresaltos.
Al llegar a los treinta y cinco mis niños ya estaban bastantes crecidos como para buscar mi futuro fuera de casa, la situación económica no era lo mejor por esos días y un nuevo ingreso monetario se hacía más que necesario.
Por recomendación de una amiga entré a trabajar en una importante inmobiliaria de la zona, así que dejaba los chicos con mamá mientras yo cumplía con mis nuevas obligaciones.
Como dije, la inmobiliaria era bastante importante y popular, cada uno atendía solo una parte del porfolio, por lo que pronto me asignaron una cartera de clientes, con lo cual se pretendía un trato un poco más personalizado y cálido.
Así entre tanta gente, conocí a Christian Miralles.
Christian era un joven de no más de treinta años, un tipo tocado por la barita mágica del destino, siempre vivió en la opulencia de su padre, quien tenía dinero para vivir diez vidas seguidas. Supe que entre otras, tenía inversiones en siembras, en coches, en bodegas vitivinícolas y obviamente en el ramo inmobiliario.
Cuando me hicieron cargo de su cuenta tenía cerca de cuarenta propiedades ofrecidas en alquiler y su hijo era quien se hacía cargo de toda esta porción del negocio, era con quien negociaba los valores, con quien discutía los problemas, era quien manejaba el dinero y era el referente de toda la situación
Christian era un muchacho pedante, empapelado en sus billetes, se notaba que le gustaba vivir la vida y prefería pasar largas horas en gimnasios, broncearse al sol y disfrutar copas con amigos y mujeres. Siempre venía en su coche descapotable, con un look informal y siempre con una compañera nueva de turno.
El desgraciado parecía ser un afortunado en todo sentido, era un tipo muy bonito, alto, rubio, de cabellos enrulados, ojos delgados, de mirada penetrante, una mandíbula cuadrada, demasiado varonil, de labios perfectos que parecían dibujados a mano, de ancha espalda y gruesos bíceps en los que lucía llamativos tatuajes, usaba un perfume importado que era imposible no sentirse abstraída por el mismo.
En algún punto el me intimidaba, porque su acostumbrada soberbia lo hacía sentirse en un plano superior, él me hablaba en forma cómplice y sugerente, de esa forma que las mujeres sabemos que es peligroso seguir el diálogo, estaba claro que su objetivo final era llevarme a la cama, se respiraba en el ambiente en nuestros encuentros.
El me miraba como mira un lobo a una oveja, y yo no intentaba provocarlo, es que soy bastante culona y tengo pechos grandes y debía usar un uniforme rojo furioso de la oficina de trajecito y pollera a media pierna que me hacía ver demasiado llamativa, pero no podía hacer nada, todos usaban uniforme rojo ya que era el color del logo de la empresa.
El me desnudaba con la mirada y me seducía con las palabras, muchas veces me hablaba con la vista fija en mis tetas, si ningún pudor, sin ninguna vergüenza.
Y yo me dejé llevar por toda la situación, me sentía halagada que un bombón así se fijara en mí, aunque yo lo tomara como un juego de eterna seducción, porque estaba segura que solo sería un juego, ni siquiera evalué en algún momento hablarlo con Esteban, mi esposo.
El bastardo además, sugería cada tanto en voz baja que tenía un pene enorme, incluso acomodaba su entrepierna en forma exagerada, jugando a que yo no lo estuviera observando, a mí me provocaba risa y si bien el tamaño no era relevante siempre pensaba para mis adentros ‘tiene plata, tiene pinta, y encima, una pija enorme, hay gente con suerte en este mundo’
Pero el límite entre el juego y el pecado estaba más cerca de lo que imaginaba…
Esa tarde habíamos quedado en ver una de sus propiedades, un loft que había comprado un tiempo atrás, que había modificado y que ahora deseaba alquilar, quedamos en encontrarnos a las cinco de la tarde, solo el, solo yo, en una rutina que ya habíamos realizado muchas veces, tanto con el cómo con otros clientes, era parte de mi trabajo.
Él se ofreció llevarme con su coche, pero preferí agradecerle e ir en el mío, para que las cosas no se mal interpretaran.
Pero Christian era un maldito bastardo y jugó el juego que más le gustaba, el sitio era acogedor, hacía calor, me invitó a dejar la roja chaqueta sobre una de las sillas, pequé de inocente, fuimos a recorrer las habitaciones, él se acercaba demasiado y yo me esforzaba por mantener distancias y concentrarme en el trabajo.
Al llegar a la cocina, abrió la heladera y sacó una botella de vino tinto, le dije que no bebería, obviamente había estudiado la jugada, en un sitio para alquilar, los artefactos eléctricos están desconectados, le repetí mi negativa, que no se molestara pero el pareció no escucharme, sacó dos copas, las llenó, me alcanzó una y me dijo
Hazte un favor, prueba esta exquisitez, es de lo mejor de la bodega de mi padre…
Bueno, una copa no me mataría, y en efecto era exquisito, a la primera siguió la segunda y luego la tercera, rápidamente se me subió a la cabeza, reímos, poco a poco caí en su tela araña…
En la cuarta copa simuló un desliz y el vino cayó sobre mi blanca camisa, el tinto transparentó la seda y el frío invadió mis senos, me pidió disculpas por su torpeza, tomó una servilleta y refregó sutilmente mis tetas, en ese punto me sentí perdida, estaba mojada, caliente, embriagada, sentía los cachetes ardidos y que todas mis defensas de tantas arremetidas de meses y meses estaban a punto de caer…
Me dijo que la lavaría en el lavarropas, lo dejé desabrochar botón tras botón con mi mirada clavada en la suya, me tomó de las nalgas y me arrastró contra su cuerpo, me paré un puntas de pies y alcancé su boca en un pecaminoso beso, profundo y eterno, que me sacaba de la rutina de la vida conyugal.
Aos beijos seguiram-se as carícias, o desejo, a loucura, suas mãos percorrendo meu corpo, seu cock que se endurecia abaixo das roupas, refregando-se em meu umbigo, em meu ventre, minha use the word: pussy inundando-se de desejo, meus pezones famintos ainda sob o sutiã, nossa respiração entrecortada, afrouxou com delicadeza a fechadura da saia e me despirou lentamente, levou-me até a mesa, me girou, me inclinou e sacou minha calcinha, deixei que fizesse, suas mãos percorreram minhas grandes nádegas e senti sua língua em minha intimidade, lambeu minha use the word: pussy, meu cu, meu clítoris, só desejava que me penetrasse.
Volviu a girar-me, me levantou um pouco para que eu sentasse sobre a mesa, terminou de despir minhas tetas e me comeu as tetas com beijos, jadeava como possuída, implorou-me:
-Cógeme, maldito, cogeme…
- Estás preparada? – perguntou com aquele ar de fanfarroneria que o caracterizava.
Tomou distância, afrouxou seu jeans, sacou-o rapidamente junto a sua cueca, meus olhos se abriram da forma que ele voltou a rir, o filho da puta tinha um cock terrível, era enorme!!! Na minha vida havia visto algo assim, era mais do duplo e muito mais longo que a de meu esposo e de qualquer homem com quem eu havia dormido, grosso como meu antebraço, uma barra de carne ameaçadora, fiquei observando esse monumento como uma tonta, incrédula, com a boca aberta, sem dúvidas me destrocaria…
Ele tomou um preservativo e começou a desenrolá-lo, cobrindo com trabalho seu cock, quando chegou ao final ainda lhe restavam uns cinco centímetros por cobrir.
Se aproximou de mim, levantou minhas pernas para trás, fazendo-me recostar o bordo da mesa, segurei-me com força e me preparei para a investida, fechei os olhos, Christian refregou então seu falo tão longo como era sobre meu clítoris, uma e outra vez, uma e outra vez, finalmente buscou centro e lentamente o introduziu em meu interior, era tão grosso que crei desmaiar de prazer, começou a se mover para trás e para frente, chegando ao fundo... De minha caverna, em cada empurrão parecia matar-me, não me fazia suspirar, não me fazia gemir, me fazia gritar, parecia destroçar-me o útero e comecei a sentir orgasmos tão profundos como nunca havia sentido.
Passei uma mão sob minha perna e tomei a base do seu tronco acariciando-lhe as bolas, ele disse então:
-Te gusta mi cock? te gusta mi cock?
-Si!!! – gritei um tanto inconexa – mete... me la toda! ayyy!!!! rómpeme ayyy!!! toda!
E enquanto dizia isso, tirava suas bolas para meu útero com minha mão livre refregando meu clitoris enquanto seus dedos jogavam com meus pezones. Exploti de uma forma incrível, como nunca havia sentido em minha vida, uma lágrima rolou por minha face.
Então se retirou e sentou-se ao lado, sobre um sofá, com suas pernas abertas e seu cock ereta disse:
-Vení, quiero verte trabajar un ratito…
Descei da mesa e fui sobre ele, dei-lhe as costas, meu cu quedou diante de seus olhos, sentei-me lentamente sobre seu cock, deixei-me cair pouco a pouco, um pouco mais, um pouco mais, até que a entrada de minha argola chegasse às suas bolas, nunca havia imaginado ser tão flexível, mas me comia por completo aquele monstro.
Agora era meu turno de mover-me, primeiro lentamente, entrando e saindo, então mais rápido, e mais, um doloroso prazer me invadia e fui mais forte, e mais, e mais rápido e mais... só queria cock e mais cock.
Ele tomava minhas cadeiras e me tirava para baixo, não fazia falta, eu gostava, finalmente senti que vinha, acelerei o ritmo e fiz com que todo saísse em minha barriga...
Quando tudo terminou, comecei a recolher minhas roupas enquanto ele retirava o preservativo cheio de sêmen com uma sonrisa nos lábios, adivinhei seus pensamentos: 'outro para minha coleção'.
Foi raro, era minha primeira infidelidade, não senti culpa, não senti remorsos, só senti um calor de ninfómana que nunca havia sentido.
Essa noite eu fui com Esteban, meu esposo, mas não era o mesmo, não era... amava, é verdadeiro, mas uma coisa era o amor, outra o sexo…
No dia seguinte, ao acordar, só pensava na cock de Cristiano, não podia fazer outra coisa, me sentia úmida e com vontade de me masturbar, sem que meu esposo notasse pus um conjunto de roupa interior sugestivo, por se ele precisasse...
Passado o almoço, não podia esperar mais, liguei para Cristiano e lhe sugeri voltarmos a nos encontrar, mesma hora, mesmo lugar, para arrumar uns detalhes, ele entendeu minha indirecta e tudo voltaria a dar-se...
Essa tarde não haveria preâmbulos, foi amor animal, selvagem, quase sem palavras nos arrancamos as roupas, me jogou sobre a cama, me comeu as tetas com paciência, saboreou um pezão, o outro, me adulava, estava derretida por ele, lhe pedi chupar sua cock, se acomodou de maneira que pudesse ter seu sexo em minha boca e o meu na dele.
Cristiano começou a me chupar a use the word: pussy enquanto eu lhe lamia a cock, me custava concentrar-me em ambos os frentes, mas sua cock era tão grande que não podia comê-la, lamber esse glande gordo, recorrer esse tronco com minha língua de ponta a ponta em uma devocião eterna...
Ele foi mais perseverante e se levou o prêmio, lambeu meu clítoris com tanta insistência que não pude seguir chupando e só me concentrei no meu próprio prazer, explodi na sua boca. Lhe pedi que me pegasse, que me pegasse toda...
Com forças se pôs de costas e agora acariciava minhas nádegas que ficaram à sua mercê, estava entregue e preparada para recebê-lo, se pôs sobre mim para me cavalgar, foi então quando, de improviso, escupiu em meu cu e quase enterrou um par de dedos, me sobressaltei e exclamei
-Não! não! pare... o que estás fazendo? Estás louco?
Mas ele me mantinha com forças e seguia jogando com meu esfíncter, por isso reclamava com maior insistência
-Te disse que não!!! A Booty só a dou ao meu marido! é do meu marido! estou casada!!!
Mas Cristiano não pensava ceder, apoio a ponta e empurrou, eu seguia negando como podia, meu esfíncter Começou a doer, minhas súplicas se misturaram com dor, mas as cartas estavam jogadas... O bastardo me a pôs no cu, sentia abrir-se como nunca antes, e deixou cair até meter-me-lá até o fundo, era grandiosa...
Enquanto me dava por trás, recostou seu peito sobre minha espinha e começou um jogo falando-me ao ouvido...
-Y você gosta?
-Não... é só... de meu... marido... ayyy!!!
-Me parece que sim, puta...
-Mmmm… ayy… que grande é...
-E agora é meu, não é mais do seu marido... não é verdade?
-Siii… mmm!, agora é dele...
-Y você gosta que ele te rompa tudo?
-Siii!!! Rompê-lo todo e encha-lo de culos...
Esse jogo dialético me aquecia tanto que sem dar conta, ele havia parado de se mover e era eu quem levantava e baixava meu traseiro para que seu cock se movimentasse em meu interior, estava possuída...
De repente saiu da sua posição e veio sobre meu rosto, estava se acabando, me enterrou o cock na boca e me o enterrou até o fundo, seu sêmen quente e pegajoso saltou em meu esófago, deixei fazer, senti o amargor no profundo de minha garganta...
Havíamos terminado e novamente me sentia quente, ninfômana, só queria seu cock, e após esse momento, assume que lhe permitiria qualquer coisa, o que ele quisesse, não importava quanto eu me rebajasse...
E tudo se transformou perigosamente em minha vida, fez-se uma rotina adicta, me pegava diariamente, e todos meus espaços foram seus, comecei a deixar meu esposo para trás, meus filhos, meu trabalho, teria deixado tudo para ir com ele, onde fosse, se transformou no centro de minha vida, na fonte do meu prazer...
Mas para Christian apenas era uma mais, um passatempo, e quando se cansou de mim começou a pôr distâncias e escusas, e eu me comecei a sentir rejeitada e o medo de não poder desfrutar daquele cock imenso se fez latente...
Optei por acosá-lo, por ameaçá-lo, por buscar escusas para encontrar-me sozinha com ele, em qualquer lugar, em qualquer momento, me dei conta que... Necessitava o prazer daquela pija como água no deserto, não queria ceder, estava despechada… Há um par de meses que Cristão está na Europa, parte por negócios, parte por se livrar de mim, em minha casa tudo segue como sempre, Esteban é demasiado ingênuo para suspeitar de nada e pouco a pouco começo a me resignar e a tratar de redescobrir minha sexualidade, embora noite a noite sonhe com aquele fanfarrão que me levou ao inferno… SOLO MAIORES DE EDAD Se tiveres comentários, sugestões sobre o assunto podes escrever-me com título ‘QUESTÃO DE TAMANHOS’ a dulces.placeres@live.com
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html
No te vas a arrepentir!
CUESTION DE TAMAÑOS
No habían pasado muchos hombres por mi vida, no soy de esas que en el primer encuentro terminan en la cama y necesito cierta afinidad para hacerlo.
Tenía un poco más de veinticinco cuando me casé con Esteban, mi esposo hasta el día de hoy, pronto llegarían nuestros dos hijos, cuando aún no cumplía treinta.
Y no tenía motivos para quejarme, una madre feliz, buena y fiel esposa, solo tenía ojos para mi familia y mi vida giraba en torno a ellos, digamos una típica historia, una vida sin sobresaltos.
Al llegar a los treinta y cinco mis niños ya estaban bastantes crecidos como para buscar mi futuro fuera de casa, la situación económica no era lo mejor por esos días y un nuevo ingreso monetario se hacía más que necesario.
Por recomendación de una amiga entré a trabajar en una importante inmobiliaria de la zona, así que dejaba los chicos con mamá mientras yo cumplía con mis nuevas obligaciones.
Como dije, la inmobiliaria era bastante importante y popular, cada uno atendía solo una parte del porfolio, por lo que pronto me asignaron una cartera de clientes, con lo cual se pretendía un trato un poco más personalizado y cálido.
Así entre tanta gente, conocí a Christian Miralles.
Christian era un joven de no más de treinta años, un tipo tocado por la barita mágica del destino, siempre vivió en la opulencia de su padre, quien tenía dinero para vivir diez vidas seguidas. Supe que entre otras, tenía inversiones en siembras, en coches, en bodegas vitivinícolas y obviamente en el ramo inmobiliario.
Cuando me hicieron cargo de su cuenta tenía cerca de cuarenta propiedades ofrecidas en alquiler y su hijo era quien se hacía cargo de toda esta porción del negocio, era con quien negociaba los valores, con quien discutía los problemas, era quien manejaba el dinero y era el referente de toda la situación
Christian era un muchacho pedante, empapelado en sus billetes, se notaba que le gustaba vivir la vida y prefería pasar largas horas en gimnasios, broncearse al sol y disfrutar copas con amigos y mujeres. Siempre venía en su coche descapotable, con un look informal y siempre con una compañera nueva de turno.
El desgraciado parecía ser un afortunado en todo sentido, era un tipo muy bonito, alto, rubio, de cabellos enrulados, ojos delgados, de mirada penetrante, una mandíbula cuadrada, demasiado varonil, de labios perfectos que parecían dibujados a mano, de ancha espalda y gruesos bíceps en los que lucía llamativos tatuajes, usaba un perfume importado que era imposible no sentirse abstraída por el mismo.
En algún punto el me intimidaba, porque su acostumbrada soberbia lo hacía sentirse en un plano superior, él me hablaba en forma cómplice y sugerente, de esa forma que las mujeres sabemos que es peligroso seguir el diálogo, estaba claro que su objetivo final era llevarme a la cama, se respiraba en el ambiente en nuestros encuentros.
El me miraba como mira un lobo a una oveja, y yo no intentaba provocarlo, es que soy bastante culona y tengo pechos grandes y debía usar un uniforme rojo furioso de la oficina de trajecito y pollera a media pierna que me hacía ver demasiado llamativa, pero no podía hacer nada, todos usaban uniforme rojo ya que era el color del logo de la empresa.
El me desnudaba con la mirada y me seducía con las palabras, muchas veces me hablaba con la vista fija en mis tetas, si ningún pudor, sin ninguna vergüenza.
Y yo me dejé llevar por toda la situación, me sentía halagada que un bombón así se fijara en mí, aunque yo lo tomara como un juego de eterna seducción, porque estaba segura que solo sería un juego, ni siquiera evalué en algún momento hablarlo con Esteban, mi esposo.
El bastardo además, sugería cada tanto en voz baja que tenía un pene enorme, incluso acomodaba su entrepierna en forma exagerada, jugando a que yo no lo estuviera observando, a mí me provocaba risa y si bien el tamaño no era relevante siempre pensaba para mis adentros ‘tiene plata, tiene pinta, y encima, una pija enorme, hay gente con suerte en este mundo’
Pero el límite entre el juego y el pecado estaba más cerca de lo que imaginaba…
Esa tarde habíamos quedado en ver una de sus propiedades, un loft que había comprado un tiempo atrás, que había modificado y que ahora deseaba alquilar, quedamos en encontrarnos a las cinco de la tarde, solo el, solo yo, en una rutina que ya habíamos realizado muchas veces, tanto con el cómo con otros clientes, era parte de mi trabajo.
Él se ofreció llevarme con su coche, pero preferí agradecerle e ir en el mío, para que las cosas no se mal interpretaran.
Pero Christian era un maldito bastardo y jugó el juego que más le gustaba, el sitio era acogedor, hacía calor, me invitó a dejar la roja chaqueta sobre una de las sillas, pequé de inocente, fuimos a recorrer las habitaciones, él se acercaba demasiado y yo me esforzaba por mantener distancias y concentrarme en el trabajo.
Al llegar a la cocina, abrió la heladera y sacó una botella de vino tinto, le dije que no bebería, obviamente había estudiado la jugada, en un sitio para alquilar, los artefactos eléctricos están desconectados, le repetí mi negativa, que no se molestara pero el pareció no escucharme, sacó dos copas, las llenó, me alcanzó una y me dijo
Hazte un favor, prueba esta exquisitez, es de lo mejor de la bodega de mi padre…
Bueno, una copa no me mataría, y en efecto era exquisito, a la primera siguió la segunda y luego la tercera, rápidamente se me subió a la cabeza, reímos, poco a poco caí en su tela araña…
En la cuarta copa simuló un desliz y el vino cayó sobre mi blanca camisa, el tinto transparentó la seda y el frío invadió mis senos, me pidió disculpas por su torpeza, tomó una servilleta y refregó sutilmente mis tetas, en ese punto me sentí perdida, estaba mojada, caliente, embriagada, sentía los cachetes ardidos y que todas mis defensas de tantas arremetidas de meses y meses estaban a punto de caer…
Me dijo que la lavaría en el lavarropas, lo dejé desabrochar botón tras botón con mi mirada clavada en la suya, me tomó de las nalgas y me arrastró contra su cuerpo, me paré un puntas de pies y alcancé su boca en un pecaminoso beso, profundo y eterno, que me sacaba de la rutina de la vida conyugal.
Aos beijos seguiram-se as carícias, o desejo, a loucura, suas mãos percorrendo meu corpo, seu cock que se endurecia abaixo das roupas, refregando-se em meu umbigo, em meu ventre, minha use the word: pussy inundando-se de desejo, meus pezones famintos ainda sob o sutiã, nossa respiração entrecortada, afrouxou com delicadeza a fechadura da saia e me despirou lentamente, levou-me até a mesa, me girou, me inclinou e sacou minha calcinha, deixei que fizesse, suas mãos percorreram minhas grandes nádegas e senti sua língua em minha intimidade, lambeu minha use the word: pussy, meu cu, meu clítoris, só desejava que me penetrasse.
Volviu a girar-me, me levantou um pouco para que eu sentasse sobre a mesa, terminou de despir minhas tetas e me comeu as tetas com beijos, jadeava como possuída, implorou-me:
-Cógeme, maldito, cogeme…
- Estás preparada? – perguntou com aquele ar de fanfarroneria que o caracterizava.
Tomou distância, afrouxou seu jeans, sacou-o rapidamente junto a sua cueca, meus olhos se abriram da forma que ele voltou a rir, o filho da puta tinha um cock terrível, era enorme!!! Na minha vida havia visto algo assim, era mais do duplo e muito mais longo que a de meu esposo e de qualquer homem com quem eu havia dormido, grosso como meu antebraço, uma barra de carne ameaçadora, fiquei observando esse monumento como uma tonta, incrédula, com a boca aberta, sem dúvidas me destrocaria…
Ele tomou um preservativo e começou a desenrolá-lo, cobrindo com trabalho seu cock, quando chegou ao final ainda lhe restavam uns cinco centímetros por cobrir.
Se aproximou de mim, levantou minhas pernas para trás, fazendo-me recostar o bordo da mesa, segurei-me com força e me preparei para a investida, fechei os olhos, Christian refregou então seu falo tão longo como era sobre meu clítoris, uma e outra vez, uma e outra vez, finalmente buscou centro e lentamente o introduziu em meu interior, era tão grosso que crei desmaiar de prazer, começou a se mover para trás e para frente, chegando ao fundo... De minha caverna, em cada empurrão parecia matar-me, não me fazia suspirar, não me fazia gemir, me fazia gritar, parecia destroçar-me o útero e comecei a sentir orgasmos tão profundos como nunca havia sentido.
Passei uma mão sob minha perna e tomei a base do seu tronco acariciando-lhe as bolas, ele disse então:
-Te gusta mi cock? te gusta mi cock?
-Si!!! – gritei um tanto inconexa – mete... me la toda! ayyy!!!! rómpeme ayyy!!! toda!
E enquanto dizia isso, tirava suas bolas para meu útero com minha mão livre refregando meu clitoris enquanto seus dedos jogavam com meus pezones. Exploti de uma forma incrível, como nunca havia sentido em minha vida, uma lágrima rolou por minha face.
Então se retirou e sentou-se ao lado, sobre um sofá, com suas pernas abertas e seu cock ereta disse:
-Vení, quiero verte trabajar un ratito…
Descei da mesa e fui sobre ele, dei-lhe as costas, meu cu quedou diante de seus olhos, sentei-me lentamente sobre seu cock, deixei-me cair pouco a pouco, um pouco mais, um pouco mais, até que a entrada de minha argola chegasse às suas bolas, nunca havia imaginado ser tão flexível, mas me comia por completo aquele monstro.
Agora era meu turno de mover-me, primeiro lentamente, entrando e saindo, então mais rápido, e mais, um doloroso prazer me invadia e fui mais forte, e mais, e mais rápido e mais... só queria cock e mais cock.
Ele tomava minhas cadeiras e me tirava para baixo, não fazia falta, eu gostava, finalmente senti que vinha, acelerei o ritmo e fiz com que todo saísse em minha barriga...
Quando tudo terminou, comecei a recolher minhas roupas enquanto ele retirava o preservativo cheio de sêmen com uma sonrisa nos lábios, adivinhei seus pensamentos: 'outro para minha coleção'.
Foi raro, era minha primeira infidelidade, não senti culpa, não senti remorsos, só senti um calor de ninfómana que nunca havia sentido.
Essa noite eu fui com Esteban, meu esposo, mas não era o mesmo, não era... amava, é verdadeiro, mas uma coisa era o amor, outra o sexo…
No dia seguinte, ao acordar, só pensava na cock de Cristiano, não podia fazer outra coisa, me sentia úmida e com vontade de me masturbar, sem que meu esposo notasse pus um conjunto de roupa interior sugestivo, por se ele precisasse...
Passado o almoço, não podia esperar mais, liguei para Cristiano e lhe sugeri voltarmos a nos encontrar, mesma hora, mesmo lugar, para arrumar uns detalhes, ele entendeu minha indirecta e tudo voltaria a dar-se...
Essa tarde não haveria preâmbulos, foi amor animal, selvagem, quase sem palavras nos arrancamos as roupas, me jogou sobre a cama, me comeu as tetas com paciência, saboreou um pezão, o outro, me adulava, estava derretida por ele, lhe pedi chupar sua cock, se acomodou de maneira que pudesse ter seu sexo em minha boca e o meu na dele.
Cristiano começou a me chupar a use the word: pussy enquanto eu lhe lamia a cock, me custava concentrar-me em ambos os frentes, mas sua cock era tão grande que não podia comê-la, lamber esse glande gordo, recorrer esse tronco com minha língua de ponta a ponta em uma devocião eterna...
Ele foi mais perseverante e se levou o prêmio, lambeu meu clítoris com tanta insistência que não pude seguir chupando e só me concentrei no meu próprio prazer, explodi na sua boca. Lhe pedi que me pegasse, que me pegasse toda...
Com forças se pôs de costas e agora acariciava minhas nádegas que ficaram à sua mercê, estava entregue e preparada para recebê-lo, se pôs sobre mim para me cavalgar, foi então quando, de improviso, escupiu em meu cu e quase enterrou um par de dedos, me sobressaltei e exclamei
-Não! não! pare... o que estás fazendo? Estás louco?
Mas ele me mantinha com forças e seguia jogando com meu esfíncter, por isso reclamava com maior insistência
-Te disse que não!!! A Booty só a dou ao meu marido! é do meu marido! estou casada!!!
Mas Cristiano não pensava ceder, apoio a ponta e empurrou, eu seguia negando como podia, meu esfíncter Começou a doer, minhas súplicas se misturaram com dor, mas as cartas estavam jogadas... O bastardo me a pôs no cu, sentia abrir-se como nunca antes, e deixou cair até meter-me-lá até o fundo, era grandiosa...
Enquanto me dava por trás, recostou seu peito sobre minha espinha e começou um jogo falando-me ao ouvido...
-Y você gosta?
-Não... é só... de meu... marido... ayyy!!!
-Me parece que sim, puta...
-Mmmm… ayy… que grande é...
-E agora é meu, não é mais do seu marido... não é verdade?
-Siii… mmm!, agora é dele...
-Y você gosta que ele te rompa tudo?
-Siii!!! Rompê-lo todo e encha-lo de culos...
Esse jogo dialético me aquecia tanto que sem dar conta, ele havia parado de se mover e era eu quem levantava e baixava meu traseiro para que seu cock se movimentasse em meu interior, estava possuída...
De repente saiu da sua posição e veio sobre meu rosto, estava se acabando, me enterrou o cock na boca e me o enterrou até o fundo, seu sêmen quente e pegajoso saltou em meu esófago, deixei fazer, senti o amargor no profundo de minha garganta...
Havíamos terminado e novamente me sentia quente, ninfômana, só queria seu cock, e após esse momento, assume que lhe permitiria qualquer coisa, o que ele quisesse, não importava quanto eu me rebajasse...
E tudo se transformou perigosamente em minha vida, fez-se uma rotina adicta, me pegava diariamente, e todos meus espaços foram seus, comecei a deixar meu esposo para trás, meus filhos, meu trabalho, teria deixado tudo para ir com ele, onde fosse, se transformou no centro de minha vida, na fonte do meu prazer...
Mas para Christian apenas era uma mais, um passatempo, e quando se cansou de mim começou a pôr distâncias e escusas, e eu me comecei a sentir rejeitada e o medo de não poder desfrutar daquele cock imenso se fez latente...
Optei por acosá-lo, por ameaçá-lo, por buscar escusas para encontrar-me sozinha com ele, em qualquer lugar, em qualquer momento, me dei conta que... Necessitava o prazer daquela pija como água no deserto, não queria ceder, estava despechada… Há um par de meses que Cristão está na Europa, parte por negócios, parte por se livrar de mim, em minha casa tudo segue como sempre, Esteban é demasiado ingênuo para suspeitar de nada e pouco a pouco começo a me resignar e a tratar de redescobrir minha sexualidade, embora noite a noite sonhe com aquele fanfarrão que me levou ao inferno… SOLO MAIORES DE EDAD Se tiveres comentários, sugestões sobre o assunto podes escrever-me com título ‘QUESTÃO DE TAMANHOS’ a dulces.placeres@live.com
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