morbosa y caliente

Mientras estaba en la ducha mi marido llegó de su evento y también procedió a ducharse, mientras me arreglaba por fin vi a mi marido y pude ver que traía varios tragos encima.


Como buena mujer me gusta llevarme mi tiempo para arreglarme, me gusta cuidar el más mínimo detalle, además soy muy vanidosa y me gusta pensar que estoy más buena que el promedio de mis conocidas, como en este evento asistirían las esposas y compañeras de escuela de mi esposo quería verme de lo mejor, cosas de mujeres y nuestra constante competencia por ser la más guapa de la fiesta.
Además mi nueva condición de hembra cachonda me imponía la necesidad de captar miradas tal y como lo venía haciendo desde hace días.
A pesar de ello el tipo de evento y la compañía de mi marido me hacían pensar que no era apropiado vestirme como últimamente lo hacía y necesitaba, así decidí vestir sexy, muy entallada pero sin verme puta, o al menos eso pretendía hacer.
Así que me decidí por una blusa muy entallada pero sin escote, de color claro, para la parte de abajo escogí una falda ajustada pero a las rodillas, por supuesto que acompañé este atuendo con una tanguita pequeña de color negro y unos tacones altos.
Después de todo lo sucedido en los pasados días, estaba convencida que necesitaba desde ya una buena verga, así que estaba decidida que después de tanta calentura esa noche violaría a mi marido para quitarme las ganas, a pesar de que sistemáticamente lo había rechazado, estaba convencida que había sido suficiente abstinencia y mi esposo era la mejor o única opción en esos momentos.
En contra mía tenía el hecho de que conozco a mi marido y no es el mejor de los amantes una vez que ha bebido, como pude ver las cosas ya tenía una buena cantidad de alcohol en su cuerpo y conociéndolo sabía que no iba a parar de tomar durante la reunión, así que si esta tendencia continuaba tenía altas probabilidades de terminar sin sexo esa noche, ya que cuando mi esposo toma de esa manera literalmente se “muere” una vez que toca la cama.
De repente mi mente divagó en todas esas cosas, necesitaba sexo y no estaba cierta que mi marido me lo pudiera dar, llegué incluso a considerar la opción de que si por alguna razón mi marido no me cumplía, buscar alguna manera de que mi vecino me calmara la calentura.
Mientras repasaba todo esto en mi mente, terminé de alistarme, peinado, maquillaje y perfume perfectos, una vez concluida la tarea me revisé de cuerpo completo en un espejo muy grande que tengo en mi recámara y así duré unos minutos, me daba vuelta, me acercaba al espejo para ver mi rostro y maquillaje; me gustaba lo que veía, me gustaba mucho, mi cuerpo latino lleno de curvas, mis senos firmes, pero sobre todo me enorgullecía mi gran trasero, pasé un buen rato de espaldas al espejo contemplando como se veían mis nalgas y he de confesar que me encantaba.
Creo que entonces pude entender por qué es tan recurrente en las mujeres sexosas como yo la fantasía de estar con otra mujer, es tanto nuestro gusto por el sexo, es tanto el gusto por nuestro cuerpo que comienzas a dimensionar la belleza del cuerpo femenino, lo hermoso que es un buen cuerpo, con curvas, generador de deseo, reflexioné que el cuerpo del hombre satisfacía mi morbo, pero solo me interesaba una buena verga, pero en relación al cuerpo de la mujer todo era perfecto, todo era admirable y bello.
En esos momentos comprendí que para saciar mi calentura un hombre o una mujer podían ser una buena opción, incluso por breves instantes empecé a fantasear con algunas chicas y en verdad comencé a excitarme bastante.
Mi marido había salido a comprar algunas cosas y me había pedido estar al pendiente por si algún invitado llegaba, eran justo las 7 de la tarde, la hora a la que mi esposo había citado, cuando el timbre de la casa sonó.
Esto me tomó de sorpresa, pues es costumbre muy latina, el nunca  llegar a la hora citada y aparecer al menos media hora después.
El timbre me sacó de mis pensamientos, al sonar, yo seguía abstraída de la realidad mientras me admiraba frente al espejo; he de confesar que para ese momento me había subido la falda hasta arriba y contemplaba y acariciaba mis nalgas adornadas por mi tanga favorita; ese trasero era mi orgullo y en ese momento estaba más que decidida a seguirlo mostrando al por mayor.
Así que rápidamente acomodé mi falda y bajé a abrir la puerta,


Me encantaron los comentarios, la galantería y las miradas de viejo, además me gustó bastante el seguirle el juego y hacerme la sufrida con el tema de mi marido, es de lo más común que los hombres busquen este tipo de información y a mí me apeteció dejarle la inquietud, aunque no fuera cierto, de que mi esposo me desatendía; con ello  se me ocurrió algo para seguir incrementando mi ego.
-          Doctor, si me permite debo dejarlo solo un rato
-          No se preocupe señora, todo bien?
-          Si todo bien, lo que pasa es llegó usted tan puntual que no estamos del todo listos, mi marido aún está haciendo algunas compras y yo estaba por cambiarme.
-          Vaya perdóneme¡ no sabía que importunaba, pero es que citaron a esta hora y yo…
-          No se preocupe usted es puntual y así debe de ser, los que estamos mal somos todos los demás; los invitados por llegar tarde y los anfitriones por no estar listos.
-          Bueno entonces si me permite voy a cambiarme.
 si me permite el comentario, no creo que sea necesario el cambio, así se ve usted bellísima
-          Pues entonces espero que el cambio no desmerezca y pueda verme aún mejor
A pesar de mis intenciones iniciales eran el de no vestir demasiado sexy, la tentación de provocar al viejo era demasiada por lo que aprovechando que ni mi marido ni ningún otro invitado me había visto, decidí hacer de cuenta que aún no estaba lista y cambiarme de ropa.
Caminé hacia las escaleras y justo al llegar a ellas, una nueva travesura se me ocurrió:
 le puedo pedir un favor?
-          Claro
-          Podría ayudarme con el florero que está en la cocina y subirlo? Quiero poner sus flores 
        Claro samanta me dice
-         Aquí lo espero
El tipo se apresuró a recoger el florero, al acercarse a mí, aceleré el paso y me adelanté a subir las escaleras, esto con la firme intención de moverle descaradamente mi trasero mientras el tipo subía justo detrás de mí, así lo hizo, subió justo detrás de mí y yo aproveché cada escalón para regalarle un mejor panorama de esas nalgas que de un tiempo a la fecha me encantaba exhibir de manera descarada.
 me estaba divirtiendo de lo lindo y la noche apenas comenzaba, el doctor colocó el florero en una pequeña mesa y regresó a la sala mientras yo iba a cambiarme, he de confesar que me hubiera encantado encontrar una manera de que el tipo me viera mientras me cambiaba, pero sería demasiado descaro y por el momento sólo me apetecía jugar con su evidente deseo hacía mi persona.
Decidí usar una blusa blanca y aún más ajustada, con un escote nada escandaloso pero escote al fin, luego cambie la falda por una falda holgada muy pero muy corta, si a esto le sumamos mis enormes nalgas, pues la faldita era aún más complicada de manejar, era peligrosamente corta justo cubría mi trasero y dejaba a la vista casi la totalidad de mis muslos
Para rematar me cambié el calzado, en lugar de los tacones que llevaba, escogí unas botas muy altas por arriba de las rodillas , me encantó el toque que le daban las botas al atuendo, me vi al espejo y me encantó, me moría de ganas por ver la cara del viejo al verme bajar, no me interesan ni los invitados, ni las invitadas, ni mucho menos mi marido, me había vestido única y exclusivamente para el veterano  y me generaba un morbo en demasía el ver su reacción al ver este cuerpo que tanto había piropeado y que según yo tanto deseaba.
Era tanto mi morbo y mi calentura que nuevamente me vi al espejo para ver qué tanta piel se me veía y que tanto se me podía ver el culo, nuevamente me levanté la falda y duré un rato admirándome y acariciándome el trasero, justo en la manera como seguramente el Doctor que estaba en mi sala se moría de ganas de hacer.
Al bajar la cara de mi invitado confirmo mis sospechas, su mirada era simplemente fenomenal, me encantaba provocarlo
samanta que bárbara¡¡ se ve usted espectacular¡¡
-          Le perece Doctor?, muchas gracias, 
Y al decir esto me di una vuelta, con toda intención me di la vuelta de manera rápida, de tal suerte que lo holgado de la falda hiciera que se subiera de más con el movimiento rápido, no sé qué tanto pudo subirse la falda y no sé qué tanto se pudo ver mi trasero, pero esperaba que mi admirador pudiera haberse deleitado con el espectáculo; al terminar mi movimiento miré al viejo y por su reacción supuse que algo o mucho pudo ver
-          Woow; puede dar otra vuelta?
-          Creo que es suficiente corazón, al menos por ahora…
-          Entonces más tarde?
-          Uno nunca sabe…
-          
Fueron cuestión de minutos cuando llegó mi marido y el resto de los invitados, a partir de ahí, la situación con el Doctor sufrió un cambio, se limitó el coqueteo y se generó un ambiente de mayor respeto.
Independientemente de lo anterior, las miradas del resto de los invitados me confirmaban que mi atuendo había cumplido su objetivo, hombres y mujeres no perdían detalle de mi andar y a mí me encantada, a pesar de lo que mi atuendo podía demostrar o comunicar, la verdad es que mi comportamiento durante toda la reunión fue el de una señora aunque mi atuendo no lo fuese tanto.


Durante todo este tiempo el veterano  no perdía oportunidad de mirarme, fueron varias las ocasiones en las que lo sorprendí observándome, al darme cuenta siempre le regalé una sonrisa, con ello poco a poco el tipo se fue relajando más, pasó de apenarse al principio a sonreírme de vuelta al paso del tiempo
Conforme pasaba la fiesta, terminó la cena y se relajó el ambiente, con el alcohol l el Doctor buscaba la manera de estar cerca de mí, se ofrecía a traerme de comer o de beber, solía estar en los grupos en los que yo estaba, solo que el destino le jugaba en contra y no encontraba la manera de conversar a solas conmigo.
Poco a poco la fiesta pasó a la etapa en donde alguna gente se empieza a retira y otra empieza a emborracharse, mi marido que estaba tomado desde el inicio del evento siguió bebiendo, por lo que para este punto ya empezaba a ponerse mal.
En esas condiciones me convertí en la única anfitriona, por lo que al despedirse algún invitado, yo me encargaba de correrle la cortesía de acompañarlos y agradecerles la visita, asimismo empecé a recoger el desorden.


Después de un rato más, al final mi esposo se quedó solo con otro tipo que ya se notaba igual de borracho que él, una cosa llevó a la otra y ya en ese entorno me quedé a solas con el Doctor  en la cocina, nos sentamos conversar con una copa de vino cada uno y una botella a medio tomar.
-
Me levanté y al hacerlo le acaricié la cara al viejo, le cerré un ojo y ahora si le moví el culo una barbaridad mientras me alejaba de él.
Llegué al comedor recogí la botella y pude ver como mi esposo y su amigo ya estaban metidos en la clásica conversación de borrachos, ya estaban arreglado al mundo y hablando de quién tenía la verga más grande.
Regresé con mi anciano admirador y le serví un poco más de vino, la botella alcanzó para una copa para cada uno y retomamos la conversación
       samanta  hace rato me decía un poco entre líneas que no se sentía muy valorada; es eso cierto?
       Ay Doctor pues sí, le confieso que a veces me siento poco atractiva (Mentira¡¡¡¡)
               Pues ya ve los maridos a veces te hacen sentir así
        Me puede dar más datos?
          Pues uno trata de verse bien, de mantenerse en forma y pues no necesariamente siento que esos esfuerzos son correspondidos
-          No tiene vida sexual?
-          No, no quise decir eso
-          Entonces?
-          Ay doctor las cosas que me hace decir, digamos que no es suficiente…
-          Cómo?
-          Pues verá he de confesarle que soy una mujer muy fogosa y pues digamos que muchas veces quiero más…


-          Más de todo, más veces, más duración, más tamaño, mas ….. este… pues más perversión
-          Y su marido no le da todo esto?
-          No para nada, digamos que su miembro es pequeño y él es muy convencional
-          Y usted que perversiones busca?
-          No sé, se me antoja un hombre muy hombre, no importa el físico ni la edad pero que sepa lo que quiere, que tenga experiencia, que haga conmigo lo que quiera, que me domine, que me sorprenda con su morbo y su perversión, me da mucho morbo cumplirle sus deseos a un hombre así; 
-          Por ejemplo con estas copas de vino encima, me encantaría que un macho me llevara a la cama, pero mi marido esta tan tomado que verá que seguramente se queda dormido al tocar la almohada y me voy a quedar con ganas
-          Tanto así?
-          Si le apuesto que no habrá poder humano que le impida dormirse, ni habrá poder humano que lo despierte
Para ese entonces nuestra copa se había terminado y creo que consecuencia de la conversación la caballerosidad de mi invitado también comenzó paulatinamente a terminarse al mismo tiempo que ya me acariciaba mis piernas.
   
Para esos momentos yo ya estaba muy caliente con todo este juego, de todos los maduros este era el más maduro, de todos los pequeños este era el más pequeño, para nada era tan desagradable con el vejete de mi vecino, pero ambos compartían un punto en común muy importante: era completamente imposible pensar que me sintiera atraído por ellos.
Tan caliente como estaba fui al baño y decidí dar un paso más allá y quitarme el bra, mi blusa era entallada y blanca así que mis pezones quedaron en evidencia por debajo de la fina tela de mi blusa.
Me dirigí entonces a la cava por otra botella de vino y al pasar escuché la conversación del par de borrachos cada vez más pasados de copas, seguí de largo y me encaminé a la cocina a mi encuentro con mi anciano admirador.
Como era natural en cuanto el doctor me vio entrar, sus ojos se dirigieron a mis tetas, al verme pasó de la sorpresa a la sonrisa pícara de triunfo; mi actitud denotaba con certeza mi nueva actitud de puta, muy diferente a la experiencia que habíamos vivido el mismo viejo y yo en el pasado y en ese misma cocina.
Con este hecho mandaba un mensaje por demás evidente de mi calentura y mi gusto por este juego coqueto que era imposible que pasara desapercibido.
Al acercarme al Doctor, el tipo se levantó de su asiento, no sé si como cortesía o para verme mejor, le avisé que iba a pasar al fondo de la cocina a buscar el saca corchos,  al levantarse el viejo de la mesa, se acercó a una pared para darme el paso entre su silla y él, dejando poco espacio entre su cuerpo y la pared.
El movimiento natural era que yo pasara entre el anciano y la silla, por el contrario decidí pasar por el espacio más pequeño entre el Doctor y la pared, el viejo no lo esperaba, así que me dio la espalda mientras yo pasaba, como el espacio era sumamente pequeño aproveché para literalmente embarrarle mis tetas al anciano sobre su espalda.
Al pasar por donde el tipo estaba pegué aún más mi cuerpo contra el suyo y con toda intención hice mi movimiento lo más lento posible, al sentir el roce de su cuerpo sobre mis pezones mi excitación se fue al máximo y al llegar al fondo de la cocina mis pezones paraditos eran aún más evidentes.
 Al llegar al fondo de la cocina, seguí con mis ideas perversas y volteando a ver al viejo, le dije con el tono más cachondo que encontré:
-          Mmm me equivoque de botella, voy a pasar otra vez, perdón Doctor, lo voy a molestar nuevamente
Y al hacerlo me llevé mi dedo índice a la boca mientras mordía mis labios.
-          No es molestia, pase usted
 El anciano se colocó en la misma posición sólo que ahora se puso de frente a la pared, de tal suerte que si yo repetía el movimiento, ahora el tipo me quedaría de frente, por supuesto que él yo sabíamos lo que iba a pasar, así que volví a pasar por donde mismo y en la misma posición.


Estaba al borde del morbo y el deseo, así caliente como estaba me dirigí a la pequeña cantina que tenemos donde está la cava de vinos y el resto de las botellas, al llegar al lugar me doy cuenta que se encontraba ahí el amigo borracho de mi marido, al verme, y ver lo evidente de mis pezones, su cara se trasformó de inmediato, naturalmente me agradó mucho el efecto sobre el tipo y de inmediato le sonreí de manera pícara.
-        
La botella que buscaba estaba en la parte de abajo del mueble, en vez de agacharme y doblar mis rodillas, lo hice de manera contraria, no flexioné las rodillas y moví mi pecho hasta abajo, con lo corto de mi falda estaba seguro que le estaba regalando al tipo un panorama ideal de mi  enorme trasero solo cubierto por mi pequeña tanga.
Al incorporarme el tipo estaba pálido por la impresión, me acerqué a él y le entregue su botella, sin decir palabra regresé al mueble y repetí justo el mismo movimiento para sacar una mi botella de vino.
Evidentemente en lugar de tomar su botella y volver con mi marido, el tipo se quedó viendo el espectáculo, al incorpórame sabía que aún estaba ahí,
-         
.
Estaba hecha toda una putona y me encantaba, fuera de mí, por lo que acababa de pasar y por lo que había estado pasando, regresé a la cocina 
Al verme llegar se colocó nuevamente en la misma posición; sumisamente como una perra por su hueso, obedecí y fui a su encuentro también en la misma posición que la última vez, al acercarme al tipo, el viejo con una maestría notable me tomó de la cintura y me hizo cambiar posición, así que en lugar de pasar de frente a él, lo hice de espaldas.
Fue lo mejor, con la parte de mi cuerpo que más me gusta, con mi mejor activo restregado sobre su cuerpo traté de agacharme lo suficiente para sentir su miembro en mi culo
Así me bajó de la silla y me llevó al borde de la mesa, luego bruscamente me tomó de la nuca y pegó mi cabeza sobre la mesa, levantó mi pequeña faldita y dejó mi enorme trasero al aire. Yo cerré mis ojos unos segundos mientras escuchaba el hombrecito ir al refrigerador para luego regresar conmigo y empezar a masajear mi culo, así duré un rato con los ojos cerrados, después de un tiempo decidí abrirlos y vi como:
“El anciano me veía con la falda levantada hasta la cintura, apoyada en la mesa de diario en la cocina… con una cara de lujuria increíble comencé a chupar un salero alargado como si de una verga se tratara y con el culo trabajado veterano  
samanta  usted es lo máximo… que culito que tiene usted… enorme culito… la voy a hacer mi puta. Siga chupando ese salerito… que me pone a mil.
Si… lo que digas, amorcito… -y comencé a chuparlo nuevamente.
La voz de Hernán se escuchaba desde la sala, riendo y departiendo con su amigo. Desconocía que su esposita estaba siendo trabajada a pocos pasos por su ex profesor de colegio… era súper excitante…


Mira bien lo que hace tu putita, papi –le dije. Puse el salero ensalivado en la entrada de mi culo y comencé a meterlo lentamente mientras el separaba mis nalgotas que se veían más enormes  Entraba con facilidad, así que comencé el mete y saca cada vez más rápido… ahhh, ahhh, ahhh rico… mmmmm…..mmmmmmm
 me tienes   al palo,  y me mostró su pene erecto. Para mi sorpresa era enorme, mucho más grande que el de mi marido y mucho más grande que en mi sueño, nunca lo imaginé de un hombre de su edad 
Métemelo, papi. Todito a mi culito –dije con una voz que hasta a mí me sorprendió por lo puta  que sonó.
 se colocó sobre una silla y dirigió su vergota a la entrada de mi culo. Comparado con el salero eso era casi igual… entonces comenzó un mete y saca que me sorprendió por lo enérgico y rápido. Parecía que el hombre se me iba a desarmar de la vibración. Mientras me masturbaba escuchaba las voces en la sala... para apurar al doctorcito comencé a hablar…
Ayyy, si papito, así… dame… todito… mmmm… que rico… sigue… no pares tigre…


Mmmmm si… todo en mi culito, amorcito, hasta la última gotita. –le dije acariciando su calva y jugando con los pocos cabellos de su cabeza…
De pronto siento la aceleración de sus movimientos y el espasmo de su venida…. Aahhhhhhh quee rico culitooooooooooooo –gritó y su leche se abrió paso en mi cola 
-          Mmmmm papito que rico me diste
-          Y falta lo mejor putita
-          Si como lo será eso?
-          Tu espera y déjate llevar, vístete
Sin dudar le hice caso al pie de la letra, fue el inicio del conocimiento del  hombre dominante y perverso que conocería a fondo durante muchas sesiones llenas sexo y lujuria en los meses posteriores.
Una vez que nos vestimos, el viejo me llevó a la sala donde se encontraba mi marido con su amigo,
A diferencia de mi marido y a pesar de su borrachera, el amigo de mi esposo no perdió oportunidad de devorarme con la vista sobre todo el trasero y mis pezones erectos, pero el veterano  rápidamente lo sacó de su trance y le dijo:
-          Vámonos, no creas que te voy a dejar manejar así,
Mi marido se despidió de ellos y salió disparado a nuestra habitación, yo me quedé abajo para acompañarlos a la puerta, en el camino hacia la puerta, el doctor, ya sin mi marido, me tomó de la cintura, al hacerlo colocó descaradamente su mano derecha sobre mis nalgas.
De esta manera caminamos hasta la puerta, poco me importaba todo, estaba tan caliente que comenzaba a gustarme este inicio de juego de sumisión hacia el viejo
El amigo de mi esposo caminaba delante de nosotros, entre esto y su borrachera no sé si se percataba de lo que sucedía a su alrededor, aunque era tan evidente que era difícil que los hechos pasaran desapercibidos.
Al llegar a la puerta, el amigo de mi marido se despidió, yo metida en mi papel de puta le di un par de besos, lo abracé y al hacerlo no perdí oportunidad de arrimarle descaradamente las tetas en el pecho, luego me despedí del Doctor  al besarlo lo hice al borde de sus labios, mientras esto pasaba el viejo apretaba fuertemente una de mis nalgas, después de esto se acercó a mi oído y me dijo:
-          Espérame putona, regreso en unos  minutos, vístete sólo con las botas y la tanga
-          Si papito, tu mandas corazón
Ambos hombres se alejaron y yo regresé a la casa, de inmediato subí a la habitación me percaté del estado de mi marido y pude ver que ya dormía plácidamente, sus ronquidos y los años de dormir a su lado me dieron la certeza de que ni un terremoto podía despertarlo.
Acto seguido procedí a retocarme el maquillaje, quería verme espectacular y ya habían pasado varias horas desde que me había arreglado, luego procedí a peinarme un poco.
Posteriormente me quité la ropa y así quedarme justo en las condiciones que mi amante  amante me había ordenado, de esta forma me despoje de la blusa y la falda, quedando únicamente con las botas y la tanga puestas.
Posteriormente volví a revisar mi maquillaje, me miré de pies a cabeza en el espejo y me encantó lo que vi, una puta barata preparándose para recibir a su amante, justo a los pies de un marido inconsciente por el alcohol.
Al final me dispuse a colocarme una generosa cantidad de perfume por todo mi cuerpo semi desnudo; 
Fue cuestión de minutos cuando el timbre de mi puerta sonó, rápidamente corrí a abrir, corrí al encuentro con mi nuevo amante.
Al abrir la puerta me tomó de la nunca y en el umbral de la entrada de mi casa, con la puerta abierta, comenzó a besarme con una pasión desenfrenada, jugaba con mi lengua y mordía mis labios; mientras me tomaba con fuerza las nalgas con sus dos manos, yo tomaba su nuca.
Luego me jaló hacia afuera y cerró la puerta, me puso de espaldas y me hizo pegar a la puerta, agacharme, sacarle el culo y moverle las nalgas mientras me restregaba su vergota.
Ahí estaba yo una honorable mujer casada, desnuda a la puerta de mi casa, a altas horas de la noche, en plena calle y moviéndole mi enorme trasero a un viejo que me doblaba la edad, 
Después de un rato en esa posición, el viejo me tomó de la mano y así como estaba me hizo caminar hacia su auto 
Llegamos a su auto, abrió la puerta de atrás y me hizo subir, luego subió él, por mi parte me senté de manera normal en el asiento trasero y el doctor me hizo ponerme en cuatro patas sobre el asiento, con mi cabeza apuntando al cuerpo del viejo y mi culo parado del lado de la ventana que daba a la calle.
Entonces sacó su enorme verga, me tomó de la nuca y me jaló hacia su miembro, yo sin pronunciar palabra de inmediato comencé mi trabajo y comencé a mamar tan delicioso manjar, era por demás excitante con mi culo al aire expuesto, a sabiendas que cualquiera que pasara podía fácilmente observar mi enorme trasero del otro lado de la ventana.
Así duré un rato, jugando con mi boca y sobre todo con mi lengua sobre la punta de su verga, con una mano masajeaba sus huevos, luego de repente dejaba de mamar y solo lo masturbaba, cuando hacía esto lo miraba con mi mejor cara de puta
-          Te gusta lo que te hago papito?
-          Sigue mamando perra
-          Si papi como digas
Y continuaba con mi trabajo, aceleré el ritmo y mamé con más fuerza, traté de hacerlo terminar pero parecía inútil, creo que el viejo estaba reservando sus fuerzas para cogerme, con este movimiento quien se empezó a excitar sobremanera era yo, mientras mamaba empecé a gemir como perra en celo, que puta era, estaba más caliente yo con la mamada que mi experto viejito.


Mientras mamaba y en la fase de mayor calentura a ratos me sacaba la verga de la boca y me la pasaba por las tetas, luego sacaba y movía más el culo fantaseando que alguien podía verme así, luego me masturbaba y seguía mamando
-          Ahhhh mmmmmm
Justo cuando yo estaba a punto de terminar, el Doctor me hizo parar, me hizo cambiar de posición y a pesar de que seguía en cuatro patas ahora mi cabeza estaba del lado de la calle, así empezó el mete – saca más intenso posible, con la calentura que tenía prácticamente terminé al instante.
-          Ahhhhh siiiiii papito¡¡¡¡
Eran tan fuertes las embestidas que poco a poco me fue empujando dentro del auto, de esta forma en pocos segundos ya estaba pegada al cristal del coche, empecé con las manos detenidas sobre el cristal y al final tenía mi cara literalmente pegada a la ventana del auto Fue cuestión de segundos cuando terminó delicioso en todas mis nalgas, yo por mi parte me abalancé a tomarla con mis manos y llevarla a mi boca. asi nos despedimo y yo volvi a mi casa . me  encanta ser tan morboso y caliente 
morbosa y caliente

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