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Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos
LOS MOLINOS
Imaginen una provincia con casi cinco millones de habitantes, donde casi todos viven de lo mismo, el turismo. Una provincia lo más cercana al paraíso terrenal, inviernos con montañas nevadas, primaveras florecidas y veranos con lagos de aguas cálidas. Donde todo parece perfecto y todo está en su punto justo, con sitios para todos los gustos, elegidos por nativos y extranjeros, travesías en los días, fiestas en las noches.
Todo lo imaginable era posible, pistas para esquiar, aguas cristalinas para nadar, tardes de campo, pesca, deportes, lugares históricos para visitar, paseos de compras, boliches, todo, todo estaba pensado para el turismo.
Y en medio de toda esa constante efervescencia se emplazaba la oveja negra del lugar, Los Molinos.
Los Molinos era un pueblo grande, o una ciudad pequeña, de frondosas arboledas cuyas puntas parecían hacer cosquillas a las mismas nubes e interminables praderas de un verde rabioso que se perdían en el infinito contrastando con el celeste del cielo dando un encanto único. Los Molinos era famoso y único por ser el lugar preferido de los sexagenarios para descansar, un mundo perdido en el tiempo, lejos del bullicio y los parajes que la juventud elegía, porque en Los Molinos no existían boliches, ni casas de juego, ni gastronomía nocturna, no, en ese sitio todos iban a la cama temprano y solo se hacía una cosa, descansar.
Y pobre de los pocos jóvenes que aún no eran independientes y eran arrastrados casi a la fuerza por los mayores que, en definitiva, eran quienes ponían el dinero para vacacionar.
Años atrás, yo estaba justo en esa edad en que dejaba de ser adolescente y comenzaba a ser mujer, y en esos días mis padres eran muy pobres, así que las únicas vacaciones que conocía era pasar unos días en Los Molinos, con mis tíos, quienes tenían un buen pasar y nunca se olvidaban de su sobrina preferida.
Era cada año lo mismo, año tras año, es que, con Eva, mi prima, éramos más que primas, éramos compinches y estábamos juntas todo el día, amigas, inseparables y esas vacaciones eran como un pacto no escrito, ella no se aburría con sus padres y sus tediosos hermanos menores y yo disfrutaba lo único que podría disfrutar, esos días que me caían como maná del cielo.
Así nos conocíamos esos parajes casi de memoria, hacíamos nuestra vida, lejos de las miradas de mis tíos, sus papás, y solo nos cruzábamos para las comidas, o alguna excursión en común.
Yo era apenas un año mayor que ella, pero Eva era quien siempre iba un paso por delante, yo le tenía un poco de envidia, otro poco de respeto, otro de admiración, es que me costaba asumir que siendo yo la mayor, en el fondo sabía que yo era su perrito faldero, su mascota, y que yo siempre hacía lo que ella quería que hiciese.
Y con el pasar de los años, ese rol de segundona se me hizo habitual.
Y si no bastara que ella siempre estuviera un paso adelante y yo solo fuera la sombra de la luz que irradiaba, llegaron los días en que nuestros cuerpos cambiaron, y Eva despertó como una flor, pronto se hicieron evidentes sus grandes pechos y fue dueña de cola maravillosa, llamaba mucho la atención y cuando íbamos a bailar, o en rondas de mujeres, ella siempre era la chica en disputa, la que se llevaba las mejor tajada del pastel y yo solo me quedaba con las migajas, por más que me produjera, o tratara de sobresalir, ella sin dudas era la más bonita y a la que todos los chicos miraban.
No me extrañó entonces enterarme que había perdido la virginidad antes que yo, y tampoco que estuviera con noviecitos antes que yo lo estuviera.
Marcelo fue uno de esos chicos de los primeros años, alguien especial, lo había conocido en un boliche, un joven de contextura delgada, de cabellos lacios que caían hacia un lado, en tono castaño, tenía unos bonitos ojos marrones, y una sonrisa pegada en los labios que íntimamente a mí se me hacía peligrosamente irresistible. Pasaba muchas horas al día con mi prima y naturalmente me sentí un poco desplazada por toda esa nueva situación. Todo ese mundo era nuevo para mí, me gustaba fantasear, Eva era muy llamativa como mujer y él era... solo alguien que me hubiera gustado que posara sus ojos en mí, pero las cosas eran como eran, una vez más mi prima tenía todo lo que yo siempre había soñado tener.
Y llegó el día de viajar a Los Molinos, como cada año, solo que esta vez Marcelo también sería parte, por suerte mi tío tenía un coche enorme, esas camionetas o como se llamen, con muchos asientos, y ahí había lugar para todos. Esa misma mañana, antes de partir, empezarían los problemas, mis tíos irían delante, Kevin y Brian, los hermanos de Eva, de cinco y seis años, dos pequeños demonios y yo, en el asiento del medio, y mi prima con su novio en los dos posteriores, claro, solo que ese era el plan de mi prima.
Resultó que mi tío y Marcelo, se llevaban de maravillas, y él ordenó las fichas a su antojo, los dos hombres al frente para hablar de sus cosas, los pequeños atrás, con mi tía al medio para tenerlos bajo control, a mí me mandaron al final junto a Eva. No hace falta decir que mi prima no habló en todo el viaje, molesta, con una trompa que le llegaba al piso, porque tenía una rivalidad muy fuerte con su papá y generalmente ella perdía todas las disputas.
Las cosas no mejorarían en esas vacaciones, lo sucedido en el viaje sería solo el preámbulo de continuas desavenencias en la joven pareja, algo que yo observaba en silencio como testigo involuntaria de la situación.
Es que a mi modo de ver las cosas Eva no era perfecta, podía ser muy linda, inteligente y hasta más madura que yo, adelantada a sus años, pero por otra parte a veces tenía esos tontos berrinches que no la conducían a ningún sitio, ella discutía solo por discutir, no importaba el nudo del problema, ella solo quería que le dieran la razón.
Y se ponía en una situación de celos ridícula entre Marcelo y su papá, parecía molestarle que ellos se llevaran tan bien, era como que competía con mi tío por el tiempo que su novio le daba, y a su vez discutía con su chico por sentirse desplazada.
Yo, que veía todo desde afuera sin emitir comentario, notaba que Eva en verdad era una acaparadora y le gustaban demasiado los escándalos.
Ella nunca lo supo, pero a veces Marcelo en confidencia me decía que no la entendía, solo no la entendía. Yo lo escuchaba en silencio, solo mirando sus bellos ojos, tratando de contener el descontrolado galope de mi loco corazón.
Ese jueves no sería un jueves más, mi tío traía entre ceja y ceja pasar un día de pesca en el lago, obviamente a Marcelo le encantaba pescar y como imaginarán, Eva odiaba todo eso, y a media mañana empezó una discusión que terminó en un abrupto corte por parte de mi tío
Basta Evangelina! te estás portando como una chiquilla, es tiempo que madures!
El enojo de mi tío era evidente, tan evidente como llamarla por su nombre completo, solo cuando estaba molesto la llamaba así solo para finalizar la discusión.
Ella se fue a su cuarto, y se encerró en él, y yo decidí quedarme, para hacerle compañía y además la situación me sirvió de excusa, es que tampoco me gustaba la pesca.
Pasaron las horas, preparé al almuerzo y ella bajó al sentir el aroma de las verduras, quedamos las dos solas, hablando de todo un poco y solo su enojo se fue esfumando, reímos, y ella trajo una botella de whisky que su padre cuidaba con recelo, Eva no toleraba el whisky, pero el punto era no dar el brazo a torcer. Bebimos, me supo horrible y un poco nos pegó el alcohol.
Ella me dijo que iría a la planta alta, a tomar una ducha para despejar su cabeza, mientras yo me quedé haciendo las limpiezas de sobremesa.
Por algún motivo, tuve el deseo incontrolable de subir donde ella estaba, fui por las escaleras, llegué al baño, solo toqué la puerta para asegurarme que todo estuviera bien, ya que solo escuchaba el ruido del agua cayendo, mi prima me dijo entonces que pasara, que no había problemas.
A través de la mampara transparente, vapor de agua y gotas pegadas por todos lados pude notar las hermosas curvas de mi prima, con sus rubios cabellos húmedos, con una sonrisa peligrosa me dijo que la acompañara, que el agua estaba perfecta y había lugar para dos.
Tal vez fuera el whisky que habíamos bebido, o tal vez el alcohol fuera solo la excusa que necesitábamos, sin pudor dejé mir prendas a un lado y me escabullí a su lado.
Fue indescriptible, nuestros cuerpos desnudos, bajo el incesante caer del agua tibia, ella empezó, me dio la esponja llena de jabón y me pidió que la pasara por su cuerpo, fui por su espalda, por sus brazos, Eva no quitaba su mirada de mis ojos, me quemaba, pasé discretamente por su cuello y luego por sus pechos, sus pezones estaban filosos, bajé por su vientre y llevé la esponja entre sus piernas, ella suspiró y de repente pegó sus labios a los míos para darme un profundo beso de lengua, tomándome con fuerza por la nuca para que no pudiera separarme. Ese beso perfecto duró una eternidad, nuestros cuerpos se fundieron en uno y todo se salió de control.
Sentí sus pechos enjabonados deslizarse una y otra vez contra los míos, sentí la necesidad de recorrer su piel, de una manera única, como jamás lo había hecho con ningún chico.
Eva giró poniendo su pecho contra la mampara, me dejó besar su espalda, acariciar sus nalgas, solo darle placer, volvió a girar y mi boca se encontró de repente con sus tetas, me llevó a chuparlas, a lamerlas, sus pezones húmedos, delicados, me encantaba lo que sucedía y ella se perdía en jadeos, empecé a acariciar su pubis, y empecé a masturbarla muy fuerte, ella me tomó por los hombros y me hizo arrodillar.
It didn't last long, I only ate her pussy with kisses to my cousin, she had lost the visual connection she maintained with me and I was suffocating from the water that fell on my face mixed with the hot juices bursting from her sex, it seemed to be splitting into spasms and the moans were liberated screams that took me to a smile because of what I myself was provoking.
I climbed up to kiss her, in a new and eternal kiss, assuming my moment would arrive, I licked my fingers provocatively so she could see how I filled my lips with what I had ripped from her entrails, but Eva ignored everything and just closed off the water flow, took a couple of towels and ended the game like that, that's how she was, center of the universe, and I, as always, unable to emit a complaint, masking my feelings with fake smiles.
It gave me some hope when she proposed going to bed to rest for a bit, I imagined we would keep playing, but more so when we went to the parents' bedroom that they were using, but she just lay down on her side, coincidentally in the spot where her dad slept.
Ten minutes later Eva was sleeping peacefully, even snoring loudly, I didn't know she snored, and I was lying beside her, her large hips looked like a small striped thong naturally lost between her buttocks, and I, I just breathed resigned to my bad luck, understanding that only mattered to her. I meditated on what had happened, a game of young people, there wasn't any sin in it, but what the hell, I had given oral sex to another girl, and that girl was my cousin...
In the best part of my reflections, the noises from the entrance door brought me back to reality, Marcelo's voice calling out to his chick
Eva! Eva! Are you around?
I remained in expectation, sharpening my senses, I felt him coming up the stairs and I was left with just a small shirt and a tiny thong, took the sheets to cover myself and her, and in seconds he appeared at the door. without imagining finding ourselves where he found us. I imagine what he thought in that moment, since his natural smile became more pronounced than usual, I made signs by holding my index finger over my lips so he could understand that Eva was sleeping and he stayed under the doorframe thinking about what to do.
In a few minutes, the room filled with his scent, a mix of hours of fishing and green yuyos from the meadow, it was tasty, it was unsettling.
Marcelo then walked quietly, almost on tiptoes, and the only thing that could be heard in the room were my cousin's deep snores. He reached my side, took the sheets and tried to pull them down, which I prevented with firmness, then he passed his hand over my hair and looked at me in a way so sweet it managed to break down all my defenses.
He tried again and this time let him, I was semi-naked, he looked at me and seemed to devour me with that gaze, tracing me from top to bottom, making my nipples mark like two buttons under the thin fabric of my fitted shirt, and my cheeks turn red with embarrassment.
Then his hands went over my body, sending shivers down my spine and I knew what he intended, I knew where it was going.
He carefully got up onto the floor, and my nervousness about the situation had no limits, it was madness, Eva was there, present, next to us, but Marcelo was hard to evade, my small thong slipped to one side, I closed my eyes, I couldn't believe I was showing him my pussy, his lips reached it, I felt him exploring every nook and cranny. The boyfriend of my dear cousin was giving me oral sex, the fingers of one of his hands went into my hole and only started the game of in and out, his lips and tongue stuck to my clitoris and I understood that there would be no turning back.
I breathed trying to contain my breath since the situation had my nerves on edge.
His free hand slipped under my shirt and started at the same time to tear at my breasts, passing that restless hand from side to side. Eva settled into the bed suddenly, luckily she continued in her deep sleep and turned away from us, but both of us understood that my contented moans were starting to get out of control. Marcelo sat up and undressed his yummy cock, was he crazy? He settled back down and put it all in me, right to the bottom, only taking it slowly, doing everything with great care, making as little noise as possible, going in and out, going in and out, I brought my hand to my clitoris, I couldn't take it anymore, I was still feeling the heat of the shower and Marcelo... oh! Marcelo... took one of his hands to my mouth to silence my moans, he squeezed me very hard, forcing me to breathe through my nose, I felt him coming, I felt myself coming, I looked at him with wide, big eyes, enjoyed his face of pleasure and finished together with him, I thought I would die in that moment when I felt my pussy filling up with cum, his cock was rich in those seconds and I just wanted to scream but couldn't... He pulled out his sex from mine, put on the thong and covered me again like he had when he arrived. He stored his satisfied tool under his clothes and went over to Eva, sat down next to her and woke her up with a kiss on the forehead. My cousin only sat up to hug him, I stayed behind in second place, but Marcelo's eyes looked at me from above his girlfriend's shoulder with satisfaction. I felt my underwear getting wet slowly with the juices of the semen he had left me, and my nerves cranked up again for the danger of the situation, I wanted to go to the bathroom to wash myself to erase any proof of what had happened so that Eva wouldn't suspect anything, but I was almost naked and couldn't just get up like nothing in front of her boyfriend. Nothing more would happen that day, or ever with Marcelo, or even with Eva, and neither the next day nor the one after, the vacations ended and we went back to our homes, like every year. It's curious, Marcelo and I never talked about the topic again, we never gave an explanation or an opportunity, it had just happened and my cousin didn't find out what had happened, ever. And we also didn't talk to Eva about what happened that afternoon under the shower, I think both of us preferred to forget an improper relationship between cousins, and between women, it was like tearing that page from our lives' book and only moving forward.
After those vacations, Marcelo and Eva continued together for a short time but eventually broke up, it was the story of a girl too possessive and a boy who would never give her all the attention she required. As for me, Gustavo came along, my first boyfriend, with whom I wouldn't get anywhere, but he would only be a sign that we were already grown up, had wings and started flying out of the nest, forging our futures, our lives.
And that same life was slowly separating us, little by little, without proposing it, studies, couple, and new projects. I got married, built my home, became a mother, got divorced, and in the end, lost track of Eva, we only write to each other every now and then for birthdays or hers.
However, I keep those vacation days at Los Molinos, a place for seniors where nothing ever happens
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LOS MOLINOS
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Todo lo imaginable era posible, pistas para esquiar, aguas cristalinas para nadar, tardes de campo, pesca, deportes, lugares históricos para visitar, paseos de compras, boliches, todo, todo estaba pensado para el turismo.
Y en medio de toda esa constante efervescencia se emplazaba la oveja negra del lugar, Los Molinos.
Los Molinos era un pueblo grande, o una ciudad pequeña, de frondosas arboledas cuyas puntas parecían hacer cosquillas a las mismas nubes e interminables praderas de un verde rabioso que se perdían en el infinito contrastando con el celeste del cielo dando un encanto único. Los Molinos era famoso y único por ser el lugar preferido de los sexagenarios para descansar, un mundo perdido en el tiempo, lejos del bullicio y los parajes que la juventud elegía, porque en Los Molinos no existían boliches, ni casas de juego, ni gastronomía nocturna, no, en ese sitio todos iban a la cama temprano y solo se hacía una cosa, descansar.
Y pobre de los pocos jóvenes que aún no eran independientes y eran arrastrados casi a la fuerza por los mayores que, en definitiva, eran quienes ponían el dinero para vacacionar.
Años atrás, yo estaba justo en esa edad en que dejaba de ser adolescente y comenzaba a ser mujer, y en esos días mis padres eran muy pobres, así que las únicas vacaciones que conocía era pasar unos días en Los Molinos, con mis tíos, quienes tenían un buen pasar y nunca se olvidaban de su sobrina preferida.
Era cada año lo mismo, año tras año, es que, con Eva, mi prima, éramos más que primas, éramos compinches y estábamos juntas todo el día, amigas, inseparables y esas vacaciones eran como un pacto no escrito, ella no se aburría con sus padres y sus tediosos hermanos menores y yo disfrutaba lo único que podría disfrutar, esos días que me caían como maná del cielo.
Así nos conocíamos esos parajes casi de memoria, hacíamos nuestra vida, lejos de las miradas de mis tíos, sus papás, y solo nos cruzábamos para las comidas, o alguna excursión en común.
Yo era apenas un año mayor que ella, pero Eva era quien siempre iba un paso por delante, yo le tenía un poco de envidia, otro poco de respeto, otro de admiración, es que me costaba asumir que siendo yo la mayor, en el fondo sabía que yo era su perrito faldero, su mascota, y que yo siempre hacía lo que ella quería que hiciese.
Y con el pasar de los años, ese rol de segundona se me hizo habitual.
Y si no bastara que ella siempre estuviera un paso adelante y yo solo fuera la sombra de la luz que irradiaba, llegaron los días en que nuestros cuerpos cambiaron, y Eva despertó como una flor, pronto se hicieron evidentes sus grandes pechos y fue dueña de cola maravillosa, llamaba mucho la atención y cuando íbamos a bailar, o en rondas de mujeres, ella siempre era la chica en disputa, la que se llevaba las mejor tajada del pastel y yo solo me quedaba con las migajas, por más que me produjera, o tratara de sobresalir, ella sin dudas era la más bonita y a la que todos los chicos miraban.
No me extrañó entonces enterarme que había perdido la virginidad antes que yo, y tampoco que estuviera con noviecitos antes que yo lo estuviera.
Marcelo fue uno de esos chicos de los primeros años, alguien especial, lo había conocido en un boliche, un joven de contextura delgada, de cabellos lacios que caían hacia un lado, en tono castaño, tenía unos bonitos ojos marrones, y una sonrisa pegada en los labios que íntimamente a mí se me hacía peligrosamente irresistible. Pasaba muchas horas al día con mi prima y naturalmente me sentí un poco desplazada por toda esa nueva situación. Todo ese mundo era nuevo para mí, me gustaba fantasear, Eva era muy llamativa como mujer y él era... solo alguien que me hubiera gustado que posara sus ojos en mí, pero las cosas eran como eran, una vez más mi prima tenía todo lo que yo siempre había soñado tener.
Y llegó el día de viajar a Los Molinos, como cada año, solo que esta vez Marcelo también sería parte, por suerte mi tío tenía un coche enorme, esas camionetas o como se llamen, con muchos asientos, y ahí había lugar para todos. Esa misma mañana, antes de partir, empezarían los problemas, mis tíos irían delante, Kevin y Brian, los hermanos de Eva, de cinco y seis años, dos pequeños demonios y yo, en el asiento del medio, y mi prima con su novio en los dos posteriores, claro, solo que ese era el plan de mi prima.
Resultó que mi tío y Marcelo, se llevaban de maravillas, y él ordenó las fichas a su antojo, los dos hombres al frente para hablar de sus cosas, los pequeños atrás, con mi tía al medio para tenerlos bajo control, a mí me mandaron al final junto a Eva. No hace falta decir que mi prima no habló en todo el viaje, molesta, con una trompa que le llegaba al piso, porque tenía una rivalidad muy fuerte con su papá y generalmente ella perdía todas las disputas.
Las cosas no mejorarían en esas vacaciones, lo sucedido en el viaje sería solo el preámbulo de continuas desavenencias en la joven pareja, algo que yo observaba en silencio como testigo involuntaria de la situación.
Es que a mi modo de ver las cosas Eva no era perfecta, podía ser muy linda, inteligente y hasta más madura que yo, adelantada a sus años, pero por otra parte a veces tenía esos tontos berrinches que no la conducían a ningún sitio, ella discutía solo por discutir, no importaba el nudo del problema, ella solo quería que le dieran la razón.
Y se ponía en una situación de celos ridícula entre Marcelo y su papá, parecía molestarle que ellos se llevaran tan bien, era como que competía con mi tío por el tiempo que su novio le daba, y a su vez discutía con su chico por sentirse desplazada.
Yo, que veía todo desde afuera sin emitir comentario, notaba que Eva en verdad era una acaparadora y le gustaban demasiado los escándalos.
Ella nunca lo supo, pero a veces Marcelo en confidencia me decía que no la entendía, solo no la entendía. Yo lo escuchaba en silencio, solo mirando sus bellos ojos, tratando de contener el descontrolado galope de mi loco corazón.
Ese jueves no sería un jueves más, mi tío traía entre ceja y ceja pasar un día de pesca en el lago, obviamente a Marcelo le encantaba pescar y como imaginarán, Eva odiaba todo eso, y a media mañana empezó una discusión que terminó en un abrupto corte por parte de mi tío
Basta Evangelina! te estás portando como una chiquilla, es tiempo que madures!
El enojo de mi tío era evidente, tan evidente como llamarla por su nombre completo, solo cuando estaba molesto la llamaba así solo para finalizar la discusión.
Ella se fue a su cuarto, y se encerró en él, y yo decidí quedarme, para hacerle compañía y además la situación me sirvió de excusa, es que tampoco me gustaba la pesca.
Pasaron las horas, preparé al almuerzo y ella bajó al sentir el aroma de las verduras, quedamos las dos solas, hablando de todo un poco y solo su enojo se fue esfumando, reímos, y ella trajo una botella de whisky que su padre cuidaba con recelo, Eva no toleraba el whisky, pero el punto era no dar el brazo a torcer. Bebimos, me supo horrible y un poco nos pegó el alcohol.
Ella me dijo que iría a la planta alta, a tomar una ducha para despejar su cabeza, mientras yo me quedé haciendo las limpiezas de sobremesa.
Por algún motivo, tuve el deseo incontrolable de subir donde ella estaba, fui por las escaleras, llegué al baño, solo toqué la puerta para asegurarme que todo estuviera bien, ya que solo escuchaba el ruido del agua cayendo, mi prima me dijo entonces que pasara, que no había problemas.
A través de la mampara transparente, vapor de agua y gotas pegadas por todos lados pude notar las hermosas curvas de mi prima, con sus rubios cabellos húmedos, con una sonrisa peligrosa me dijo que la acompañara, que el agua estaba perfecta y había lugar para dos.
Tal vez fuera el whisky que habíamos bebido, o tal vez el alcohol fuera solo la excusa que necesitábamos, sin pudor dejé mir prendas a un lado y me escabullí a su lado.
Fue indescriptible, nuestros cuerpos desnudos, bajo el incesante caer del agua tibia, ella empezó, me dio la esponja llena de jabón y me pidió que la pasara por su cuerpo, fui por su espalda, por sus brazos, Eva no quitaba su mirada de mis ojos, me quemaba, pasé discretamente por su cuello y luego por sus pechos, sus pezones estaban filosos, bajé por su vientre y llevé la esponja entre sus piernas, ella suspiró y de repente pegó sus labios a los míos para darme un profundo beso de lengua, tomándome con fuerza por la nuca para que no pudiera separarme. Ese beso perfecto duró una eternidad, nuestros cuerpos se fundieron en uno y todo se salió de control.
Sentí sus pechos enjabonados deslizarse una y otra vez contra los míos, sentí la necesidad de recorrer su piel, de una manera única, como jamás lo había hecho con ningún chico.
Eva giró poniendo su pecho contra la mampara, me dejó besar su espalda, acariciar sus nalgas, solo darle placer, volvió a girar y mi boca se encontró de repente con sus tetas, me llevó a chuparlas, a lamerlas, sus pezones húmedos, delicados, me encantaba lo que sucedía y ella se perdía en jadeos, empecé a acariciar su pubis, y empecé a masturbarla muy fuerte, ella me tomó por los hombros y me hizo arrodillar.
It didn't last long, I only ate her pussy with kisses to my cousin, she had lost the visual connection she maintained with me and I was suffocating from the water that fell on my face mixed with the hot juices bursting from her sex, it seemed to be splitting into spasms and the moans were liberated screams that took me to a smile because of what I myself was provoking.
I climbed up to kiss her, in a new and eternal kiss, assuming my moment would arrive, I licked my fingers provocatively so she could see how I filled my lips with what I had ripped from her entrails, but Eva ignored everything and just closed off the water flow, took a couple of towels and ended the game like that, that's how she was, center of the universe, and I, as always, unable to emit a complaint, masking my feelings with fake smiles.
It gave me some hope when she proposed going to bed to rest for a bit, I imagined we would keep playing, but more so when we went to the parents' bedroom that they were using, but she just lay down on her side, coincidentally in the spot where her dad slept.
Ten minutes later Eva was sleeping peacefully, even snoring loudly, I didn't know she snored, and I was lying beside her, her large hips looked like a small striped thong naturally lost between her buttocks, and I, I just breathed resigned to my bad luck, understanding that only mattered to her. I meditated on what had happened, a game of young people, there wasn't any sin in it, but what the hell, I had given oral sex to another girl, and that girl was my cousin...
In the best part of my reflections, the noises from the entrance door brought me back to reality, Marcelo's voice calling out to his chick
Eva! Eva! Are you around?
I remained in expectation, sharpening my senses, I felt him coming up the stairs and I was left with just a small shirt and a tiny thong, took the sheets to cover myself and her, and in seconds he appeared at the door. without imagining finding ourselves where he found us. I imagine what he thought in that moment, since his natural smile became more pronounced than usual, I made signs by holding my index finger over my lips so he could understand that Eva was sleeping and he stayed under the doorframe thinking about what to do.
In a few minutes, the room filled with his scent, a mix of hours of fishing and green yuyos from the meadow, it was tasty, it was unsettling.
Marcelo then walked quietly, almost on tiptoes, and the only thing that could be heard in the room were my cousin's deep snores. He reached my side, took the sheets and tried to pull them down, which I prevented with firmness, then he passed his hand over my hair and looked at me in a way so sweet it managed to break down all my defenses.
He tried again and this time let him, I was semi-naked, he looked at me and seemed to devour me with that gaze, tracing me from top to bottom, making my nipples mark like two buttons under the thin fabric of my fitted shirt, and my cheeks turn red with embarrassment.
Then his hands went over my body, sending shivers down my spine and I knew what he intended, I knew where it was going.
He carefully got up onto the floor, and my nervousness about the situation had no limits, it was madness, Eva was there, present, next to us, but Marcelo was hard to evade, my small thong slipped to one side, I closed my eyes, I couldn't believe I was showing him my pussy, his lips reached it, I felt him exploring every nook and cranny. The boyfriend of my dear cousin was giving me oral sex, the fingers of one of his hands went into my hole and only started the game of in and out, his lips and tongue stuck to my clitoris and I understood that there would be no turning back.
I breathed trying to contain my breath since the situation had my nerves on edge.
His free hand slipped under my shirt and started at the same time to tear at my breasts, passing that restless hand from side to side. Eva settled into the bed suddenly, luckily she continued in her deep sleep and turned away from us, but both of us understood that my contented moans were starting to get out of control. Marcelo sat up and undressed his yummy cock, was he crazy? He settled back down and put it all in me, right to the bottom, only taking it slowly, doing everything with great care, making as little noise as possible, going in and out, going in and out, I brought my hand to my clitoris, I couldn't take it anymore, I was still feeling the heat of the shower and Marcelo... oh! Marcelo... took one of his hands to my mouth to silence my moans, he squeezed me very hard, forcing me to breathe through my nose, I felt him coming, I felt myself coming, I looked at him with wide, big eyes, enjoyed his face of pleasure and finished together with him, I thought I would die in that moment when I felt my pussy filling up with cum, his cock was rich in those seconds and I just wanted to scream but couldn't... He pulled out his sex from mine, put on the thong and covered me again like he had when he arrived. He stored his satisfied tool under his clothes and went over to Eva, sat down next to her and woke her up with a kiss on the forehead. My cousin only sat up to hug him, I stayed behind in second place, but Marcelo's eyes looked at me from above his girlfriend's shoulder with satisfaction. I felt my underwear getting wet slowly with the juices of the semen he had left me, and my nerves cranked up again for the danger of the situation, I wanted to go to the bathroom to wash myself to erase any proof of what had happened so that Eva wouldn't suspect anything, but I was almost naked and couldn't just get up like nothing in front of her boyfriend. Nothing more would happen that day, or ever with Marcelo, or even with Eva, and neither the next day nor the one after, the vacations ended and we went back to our homes, like every year. It's curious, Marcelo and I never talked about the topic again, we never gave an explanation or an opportunity, it had just happened and my cousin didn't find out what had happened, ever. And we also didn't talk to Eva about what happened that afternoon under the shower, I think both of us preferred to forget an improper relationship between cousins, and between women, it was like tearing that page from our lives' book and only moving forward.
After those vacations, Marcelo and Eva continued together for a short time but eventually broke up, it was the story of a girl too possessive and a boy who would never give her all the attention she required. As for me, Gustavo came along, my first boyfriend, with whom I wouldn't get anywhere, but he would only be a sign that we were already grown up, had wings and started flying out of the nest, forging our futures, our lives.
And that same life was slowly separating us, little by little, without proposing it, studies, couple, and new projects. I got married, built my home, became a mother, got divorced, and in the end, lost track of Eva, we only write to each other every now and then for birthdays or hers.
However, I keep those vacation days at Los Molinos, a place for seniors where nothing ever happens
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