J.L.o y el Mendigo capitulo 4

J.L.o y el Mendigo capitulo 4
J.L.o y el Mendigo capitulo 4
La Diva a punto de cerder a los instintos del pordiosero.
Otra fuerte balacera que la muy aterrada Jennifer sintió más de cerca que la anterior la hicieron comenzar a pensar más seriamente la enajenante propuesta que le estaban haciendo, hasta que siempre mirando en dirección de donde le parecían venir lo balazos se dio a hablarle al ardoroso y feliz vagabundo.
--Es que… es que… no sé… me jura que solo me tocará y que no me hará nada indebido…
--Lo juro…!, solo tocaré un tantito y luego te puedes dar vuelta y dormir para tu lado y yo para el mío…, -en el momento el que ya impaciente viejo dio por aceptada su propuesta descaradamente la tomó de la mano y se puso de pie para llevársela hacia su deprimente vivienda, la Exuberante Cantante también se levantó junto con el sin soltarle la mano para no sentirse sola debido a lo muy asustada que estaba al ya creer ver aparecer entre medio de la oscuridad a esa horda de delincuentes que se andaban agarrando a balazos, pero aun así intentó seguir dilatando el momento de meterse en la casucha.
--Bien… yo me llamo Tobías, y tu cómo te llamas?, -le contesto el viejo vagabundo quien a la misma vez se la fue llevando tomada de la mano hacia su pocilga.
--Me llamo Jennifer Lopez…!, -le contestó la Diva estúpidamente a la misma vez que pensaba en la identidad del vejete ya que este le había revelado su nombre, -Asi que este viejo indigente se llama Tobías, -meditaba para sus adentros.
--Jennifer?, bonito nombre… pero ya te conozco de la television, ahora entremos al interior de mi casucha, jijiji…
--Tu querías que nos conociéramos y ya nos conocimos, ahora yo me dedicaré a tocar tu cuerpo de putita Latina, o quieres que te deje aquí afuera por toda la noche para que esos maleantes que deambulan por aquí te encuentren y hagan con tu cuerpo todo tipo de cochinadas?.
Y una vez que el ahora ya mas confianzudo mendigo tuvo a la asustada Jennifer a un lado de su miserable pocilga se dio a casi obligar a que la Diva se agachara para que se introdujera al interior de esta.
--Por favor señor Tobías… mire yo entraré a su casa pero luego de que Usted me toque un ratito solo dormiremos, le parece…?, -le dijo Jennifer antes de agacharse para meterse al interior de la pocilga.
--Por supuesto que así será Jennifersita, jiji, como crees…
--Y una cosa más…!, -le dijo la atractiva hembra a la misma vez que se mordía por un lado su labio inferior…
--Mire… si Usted se porta bien conmigo y me respeta puede que me quede en su casita hasta el jueves, así podrá tocarme las veces que quiera, pero con la condición de que para ese día me vaya a dejar a la plazoleta en la que nos conocimos hace un rato…
Al pordiosero casi se le reventaron los testículos con semejante solicitud que le hacia la hembra, aunque no entendía mucho eso de respetarla pero a la misma vez manosearla tenía claro que la moción que le ofrecían era de lo mas tentadora. Pero es que la situación de la hembra era tan extrema que ni ella misma era consciente de las incoherentes propuestas que le hacía al negro indigente, así que el vagabundo sin querer tampoco ponerse a pensar mucho en el asunto de inmediato le dio su aceptación,
Estando ya agachada y a sabiendas que casi ya no tenía más opción debido al infierno que se vivía en el exterior se animó y gateó hacia el interior del pulguiento cubículo,
--Bien… ahorita que ya estamos más en confianza acuéstate dulzura mira que debes estar cansadita, -le dijo de pronto el ansioso vagabundo que su respiración ya era algo dificultosa debido a su excitación.
--No… no lo creo señor Tobías, así como estoy me siento muy cómoda…, -la Diva inocentemente pensaba que a estas alturas aun podía seguir siendo ella la que lo estaba controlando todo, pero iba a ser el mismo vagabundo quien le demostraría lo contrario.
--No seas tontita y que no te de vergüenza… solo recuéstate ya verás que estarás muy cómoda, jijiji, -el mas que caliente pordiosero ya no le importaba nada lo único que deseaba era tenerla encuerada lo antes posible, por lo que ya no medía sus hormonales impulsos, --Pero antes quítate esta chaquetita que quiero mirar todas esas cositas que escondes debajo de ella,
--Noooo…! señor Tobías que haceee!?, -Ohhh… este negro se está aprovechando, en ningún momento quedamos en que me sacaría mi chaqueta, pensaba Jennifer en forma más que escandalizada a la misma vez que sus blancas manitas luchaban con las negras manos del pordiosero quien ya habiéndole desabrochado el cinturón ahora quería hacer los mismo con los botones.
--Jijiji… solo te estoy semi encuerando, vamos si no te haré nada solo quiero verte, luego te puedes cubrir con mis cobijas…, -el negro Tobías con entusiasmo caía en cuenta que su ardiente labor había sido exitosa y ya teniéndola con su chaqueta totalmente desabrochada con sus dos manos negras se la retiró de una y hacia abajo por la parte de sus hombros deslizándola por sus brazos para terminar dejándola solamente con sus minúsculos calzoncitos blancos y con sus sostenes que eran del mismo color.
--Nooo… no lo hagaaa…!!!, exclamó la Diva cuando se sintió semidesnuda al interior de aquella pocilga a la misma vez que en forma casi automática se llevó las manos a sus senos en señal de pudor, la pobre estaba roja como un tomate.
--Wowwww…!!!, vaya tetotas mamacita…!!! Como no me las habías enseñado antes putaaa…!!!!, y que chiquititos tus calzoncitos… eres… eres una verdadera preciosidad, por algo esos cabrones te querían coger desgraciadaaa…!!!, -le vociferaba el entusiasmado vagabundo con sus ojos salidos para afuera de sus orbitas.
--Noooo…!!!, por favor no me mire…!!! no me toqueee…!!!, -le suplicaba la hembra al sentir las mugrientas manos del vagabundo sobarla por los muslos a la misma vez que las subía hasta sus caderas para luego repetir la enajenante operación.
--Si te voy a tocar ricura, y te voy a tocar todo lo que yo quiera… ese es nuestro trato…Pero mira el culo te te gastas tenes el mejor par de nalgas del mundo putitaaa, jijiji…
Jennifer en el acto se propuso a defender su cuerpo de aquellos lujuriosos toqueteos a la vez que decidía que por nada del mundo le iba a dar cabida a ese asqueroso adefesio para que este llegara ni siquiera a pensar en la posibilidad de llegar a concretar con ella, pero lamentablemente fue en ese mismo momento en que la pareja que estaba encerrada en aquel pequeño espacio escuchó que afuera los perros comenzaban a ladrar fuertemente de la misma forma en que lo hacen cuando se sienten amenazados por algo o por alguien.
El viejo y astuto vagabundo en el acto puso cara desafiante como si el fuese el jovencito de la película que ahí se estaba rodando para luego hacerle señal de silencio con su negro dedo puesto en sus gruesos labios para a posterior de eso decirle,
--Tranquilita dulzura que aquí estoy yo para protegerte y pase lo que pase yo te defenderé, ahora tu calladita y ni te muevas hasta que ya haya pasado todo.
El salido viejo se mataba de la risa por dentro ya que sabía que los que iban pasando eran los mismos viejos vagabundos igual que él y que pasaban todas las noches para ir a refugiarse a sus respectivas casuchas que estaban hacia el interior del basural, mientras sentía como la mujer lo apretaba y tiritaba de miedo apoyando su cabeza en los harapos de su espalda.
-Ya se fueron cosita, puedes estar tranquila y suerte que no te pusiste a gritar o a chillar mira que lo más seguro era que a mí me mataban y a ti te llevaban lejos para hacerte miles de cosas malas.
--G… gra… gracias por protegerme… yo… yo…
--De nada lindura… conmigo estarás segura… vamos ahora tiéndete y déjame tocarte como te habías comprometido hace un rato…, -el negro pordiosero sentía como toda la extensión de su verga se tensaba y pulsaba por debajo de sus harapos ahora más que antes ya que la situación de estar prácticamente timando a aquella potente y antojable mujer lo calentaban hasta la locura.
--Ok… ok… me dejaré que toque mi cuerpo, pero por favor solo toque por encima, nada de meter las manos por debajo de acuerdo?, -le dijo no muy convencida, ya que su estado anímico aun estaba en shock debido al miedo que había sentido recientemente.
--Vale… y tranquilita ricura si yo lo único que quiero es que a ti no te pase nada malo, además que lo único que haré será sobar tu blanco cuerpo suavecito con mis negras y peladas manos de pordiosero…
La hermosa cantante latina lentamente y a la luz de las velas comenzó a mover sus femeninas y escandalosas curvas para ir lentamente poniéndose de espaldas ante la ardiente mirada del negro vagabundo quien con toda la calentura acumulada de años sin estar con una hembra como ella solo se daba a morbosear y a babear ante aquella voluptuosa y curvilínea anatomía ejerciendo movimientos de acostamiento pre coital hasta que por fin la vio quedarse puesta de espaldas sobre sus pulguientos y mugrientos trapos que él tenía por cobijas.
Una vez que la hembra ya estaba a la espera de que el pordiosero comenzara a manosearla, este mismo rápidamente se tendió de costado y a un lado de ella, diciéndose a el mismo y en su mente, -Aun no me la creo que tengo a esta yegüita famosa adentro de mi casucha y que en pocos minutos ya me la estaré culeando, jijiji la pobre ni se imagina toda la carne negra que se comerá por su ajustada concha rosácea.
Los lijosos roces que le estaban practicando y que en un principio comenzaron en sus muslos en forma gradual se fueron transformando en desesperadas y rasposas fricciones que alternaban entre un muslo y otro dejando huellas de mugre en cada uno de ellos, la hembra por su parte al llevar sus ojos verdes al ajado rostro del negro Tobías lo vio a este con cara de ser un verdadero desquiciado mental mirando sus piernas a la misma vez que se las manoseaba pesadamente hacía sonar las pieles de sus manos y de los suaves muslos de ella ante las aca loradas fricciones en que la estaba sometiendo.
Por su parte el viejo pordiosero estaba totalmente ajeno a las estupideces que pensaba la hembra el solo estaba concentrado en continuar el ardoroso magreo que le estaba dando a las poderosas y doradas piernotas de Jennifer, pero no se contentó con solo tocar aquellas suaves y tersas extremidades, ya que viendo en la pasividad en que se encontraba la mujer con un verdadero trabajo de joyería se posesiono con unos de sus negros dedos en la parte media de ese hipnotizante triangulito de tela blanca y almidonada que casi lo tenían sin aire en los pulmones, su respiración ya era agitada y dificultosa, como también le temblaban todos los pellejos del cuerpo por debajo de sus andrajosas vestimentas, su negra vergota que la mantenía bien parada ya estaba adquiriendo una rigidez nunca antes sentida, si ya hasta casi le dolía de lo tan empinada y tiesa que la tenía, en eso fue que sintió la manita de la Diva posada en la negra mano de él con claras intenciones de hacer que la retirara.
Un momento antes Jennifer con todo su cuerpo tensado debido a lo enajenante de todo aquello solo lo dejaba ya que el viejo hasta el momento solo se daba a manosear sus muslos con una de sus manos, y con la otra disimuladamente le acariciaba su vientre a la altura de su ombligo, para luego con espanto caer en cuenta que el muy aprovechador vagabundo lentamente había ido corriendo su mano desde uno de sus muslos hasta llegar a su cadera para luego ir corriéndola en forma pausada por su suave vientre y para finalmente comenzar el descenso hasta dejarla posada en su más intima hendidura, -Ohh Diosss… este viejo vagabundo me está tocando la vagina con su negra mano, -pensó en forma escandalizada, y estando en un sinfín de contradicciones por fin se dio a decirle:
--Señor Tobías… por favor no me toque en esa parte, acuérdese que fue lo único que le pedí antes de tenderme…, -le pidió la exuberante cantante mirándolo a su azulada cara en la cual solo predominaba la perversión.
--Quedamos en que yo no iba a tocar por debajo, y hasta el momento no lo he hecho así que déjate de reclamar, además recuerda que yo estoy cuidando que no te pase nada malo, -le dijo hipócritamente el sulfurado vagabundo a la misma vez que comenzaba a mover lentamente sus negros dedos como si le estuviera rascando cariñosamente la panocha por sobre la tela blanca en la cual quedaban rastros de piñén dibujados al ritmo de la dedada, a la misma vez que este con sus negros ojos ahora llenos de vida no se cansaban de llenarse de hembra blanca y dorada mientras la recorría de pies a cabeza y centímetro a centímetro.
-A esta yegua pura sangre se le nota que quiere que le den caña, la muy viciosa se hace la decentita y no me dice nada porque le estoy masajeando la zorra, esas chichotas están para estar chupeteándolas por toda la noche, voy a hacer que se caliente para que sea ella solita quien me amamante, jijiji, -reía y decidía el negro pordiosero, ajeno a lo que pensaba la Diva.
Al viejo vagabundo ya casi hasta le dolía la mano de tanto sobarle la zorra, ahora estando hincado a un lado del delineado cuerpo de nuestra dorada Diosa y mientras no paraba de pajearla su otra mugrienta mano de pordiosero la fue subiendo en forma temblorosa por su vientre tocando y palpándolo todo, su morbosa mente estaba llena de deseos carnales pero por cada vez que se envalentonaba de que le iba a hacer esto o lo otro, o cuando pensaba en decidirse de una vez por todas meterle su otra mano por debajo de la tela para poder sentir en sus dedos el calor y las humedades que debería tener aquella deliciosa hendidura que estaba sintiendo por encima de la tela el portentoso cuerpo de aquella imponente Latina de curvas de infarto lo intimidaban.
La hembra por su parte se estaba dejando hacer sin ningún tipo de reclamos, por lo que el pordiosero ya no aguantándose más con su otra mano se dio a empezar a sobar suavemente aquel majestuoso par de globos de carne que estaban apretados por un inmaculado sujetador blanco, aquellas colosales tetas eran las mismas que por tantos años había estado soñando y que ahora por obra de las más extrañas situaciones las tenía solamente para él, fueron unos buenos minutos de suave sobajeo en las partes más sensibles de la ninfa.
Tras todos estos minutos el piojento vagabundo ya no daba más de calentura y cuando por fin vio el hermoso rostro de Jennifer quien tenía sus ojos cerrados dándole la nítida impresión de estar sintiendo y gozando la gran sobada que le estaban mandando a su cuerpo aprovechó ese momento de debilidad por parte de la ninfa para que en un rápido y brusco movimiento de manos subirle el sujetador y por fin apoderarse de aquel fenomenal par de tetas que parecían estar hechas de la más suave y duras de las gomas según sentía el pobre infeliz debido a su dureza y tersura, mientras se daba a apretarlas y exprimirlas con desesperación para finalmente y sin pedir su permiso pasar a posar sus partidos labios en uno de sus rosados pezones a la misma vez que comenzaba a darles un más que hambriento y voraz chupeteo en forma acaloradamente alternada que la Diva jamás en su vida había sentido.
La escandalizada hembra desde su posición solo veía su greñoso y motudo pelo canoso cambiarse de una teta a la otra sintiendo una ancha y caliente lengua serpenteante que en forma desesperada y rasposa intentaba borrarle los pezones de su piel mamaria, a la misma vez que luego de lengüetear y succionárselas con fuerzas si como de verdad este horrendo ser quisiera lograr sacarle leche de estas, sentir como este le mordía los pezones con sus suaves encías desprovistas de piezas dentales causándole unas ricas cosquillas en estas para luego con estas mismas traspasarle a su cuerpo unas exquisitas oleadas de escalofríos creándole eróticas sensaciones que la recorrían entera.
En un principio esta delirante situación la llevaron a sentirse verdaderamente violada por aquel asqueroso hombre negro que en esos momentos estaba dando su vida en tan excitante tarea succionadora, y cuando lograba verle la cara en el intertanto en que este se cambiaba de una teta a la otra notaba que esta era la de un autentico desesperado, por lo que en un instante tuvo la instintiva reacción de protegerse y sacárselo de encima pero la rica fricción de lengua sumadas a la suavidad de sus encías en sus dos grandes y redondas protuberancias de carne que a base de chorreantes lengüetazos muy a su pesar la estaban haciendo ver las estrellas de las más lejanas galaxias la llevaron a no tener las fuerzas necesarias de negarse a esa vil sesión de lamidas de chichotas que le estaban mandando.

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Pasado un rato de lo anterior y estando aun sumidos en ello, sumado a ese extraño estado de excitación al saberse estar siendo casi violada en la oscuridad de la noche y al medio de un basural, llevaron lentamente a la Diva a un delirante estado que ya casi la estaban haciendo perder la razón, quedando demostrado esto por la sencilla razón que la ya casi perdida mujer en forma inconsciente fue elevando sus dos manitas para tomarlo de la cabeza muy delicadamente y siempre con sus ojos cerrados con señales de calentura en su rostro comenzar ella misma a ejercer fuerzas contra sus pechos para que el pordiosero le pusiera más ganas aun a esa inmunda comida de chiches que tan entusiasmadamente le estaba brindando.
Jennifer estaba en un enfermizo estado de nerviosismo muy parecido al de la excitación y desde hace un buen rato que ya no estaba pensando en forma sensata, se encontraba perdida en el gran universo de su impetuosa sensualidad, y mientras se daba a solo sentir aquel acuoso magreo en una de las partes más sensibles de su encomiable anatomía también ya se imaginaba en cómo se vería su hermoso cuerpo siendo ensartado por la negra verga que debía tener aquel hediondo indigente.
En tanto lo anterior se sucedía en la acalorada conciencia de Jennifer, el negro viejo estaba embriagado en el erotizante sabor de las carnes de aquella ninfa ya que después de haberse dado el festín de su vida comiéndole las tetas y notando también como era la misma mujer quien lo animaba a que el siguiera lengüeteando todo lo que quisiera se envalentonó a comenzar a subir por el medio de ellos hasta llegar a su cuello el cual estuvo ensalivándolo por unos buenos minutos, recorriéndolo de lado a lado, subiendo hasta los hoyitos de sus orejas, para luego volver a bajar y pasarse a la otra, finalizando sus salivosos recorridos mandándole un enrojecido chupón que le dejó estampado justo en la mitad de su garganta y por uno de sus costados.
El harapiento sujeto no contento con su obra maestra impresa en el cuello de la perdida mujer y aprovechándose de que ella en todo momento se había mantenido con sus ojos cerrados y con sus rosados labios semi abiertos y respirando por ellos, según sus enrojecidos ojos veían, se dio a nuevamente comenzar a chuparle y meterle su tosca lengua en uno de sus oídos, su aroma a hembra limpia y bien cuidada lo tenían enloquecido y aun no se la creía que esta famosa mujer estrella de la música Latina se estuviera dejando chupetear y manosear como lo estaba haciendo por lo que aprovechó ese mismo momento para darse a despojarla de la diminuta prenda que era lo único que le impedía que en pocos momentos darle a probar a su verga de los encantos íntimos que tan tentadora hembra le tenían reservados.
El lujurioso y aun vestido harapiento sujeto, ya que aun no se animaba a empelotarse delante de la Diva para no espantarla con lo que él tenía para mostrarle había ido deslizando su lengua desde su oreja hasta su cara, ahora la lamía como loco en su cutis cambiándose de una mejilla a otra, aprovechando además de repasarle apasionadamente su nariz y mojando y lamiéndole toda la cara, hasta que en un momento en que se quedó mirando esos tentadores labios de azúcar estar semi abiertos si como estuviesen esperando ser besados por él se montó sobre el voluptuoso cuerpo de la casi entregada mujer y simplemente se dejó caer con sus gruesos labios partidos uniéndoselos a los de ella.
Jennifer sintió el caliente y putrefacto hedor del viejo mendigo negro invadir toda su cavidad oral hasta llegarle a sus pulmones con lo cual aquella asquerosa pestilencia hizo conjunción con su fresco y aromático aliento femenino, lo que la llevaron a abrir sus ojos verdes bien grandes demostrando con esto la real aversión que le causaba semejante ósculo, y cuando ahora sí que pensaba en empujarlo para que este se saliera de encima de ella el mendigo en su ansiedad por probar los encantos que aquella beldad escondía entre medio de sus piernas lo llevaron a que con una de sus negras manos le tomara con rudeza su diminuta prenda interior blanca por un lado de sus ampulosas caderas y de un rápido y fuerte tirón cortárselos y arrancárselos para luego dejarlos caer a un lado de las velas, dejando a nuestra famosa cantante Latina ahora si totalmente desprotegida e indefensa para los ardientes propósitos que él deseaba concretar, el viejo en forma calientemente sobrecogida caía en cuenta que ahora sí que la tenía desnuda y en condiciones para por fin clavársela de una buena vez por todas.
CONTINUARA…

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