No sabía que un simple mensaje podía ponerme tan nerviosa. Estaba en casa, mirando el celu distraída, cuando me llegó el mensaje de Lucas:
“Che, ¿ya sabés con quién te tocó el TP de Comercial?”
No le respondí al toque. Sabía que esa pregunta tenía trampa. Nos habíamos cruzado está semana en la facu y hubo esa mirada rara… como si supiéramos que algo estaba en el aire. Que ya no éramos solo compañeros.
“Todavía no armé grupo, ¿vos sí?”, le puse. Aunque ya sabía que me iba a proponer hacer equipo.
Y no tardó nada:
“Hacelo conmigo, si querés. Así lo sacamos rápido… o no tan rápido”, cerró con ese tono que ya no podía negar que me calentaba.
Y ahí me agarró el quilombo. Porque apenas le dije “dale, hagámoslo juntos”, me vibró el celu de nuevo. Era Martina, una de mis amigas del grupo de siempre:
“Con Cami ya dijimos de hacerlo juntas, ¿te va? Así lo armamos como siempre”.
Me agarró un nose qué, esa mini ansiedad mezclada con culpa. No les podía decir que sí. Pero tampoco podía explicarles que lo iba a hacer con otro chico. Y menos con Lucas, sabiendo que tengo novio. Ellas saben bien que estoy en pareja y me lo harían notar. Una más directa, la otra más irónica. Pero igual me iban a cuestionar.
Así que contesté:
“Ay chicas, justo me organizó Lucas. Me preguntó antes, pero para el próximo las re tengo en cuenta”.
Y al toque silencié el grupo. Me odié un poco. Pero me gustó más la idea de hacer el trabajo con él. Me calentaba más que el propio TP.
Lucas me respondió enseguida:
“Perfecto. Pero ya sabés… si venís a casa, te espero con mate, buena onda y cero distracciones. Bah… depende de vos si nos distraemos o no”.
Me mordí el labio sin darme cuenta. Lo leí dos veces. Me mojé un poco. No sé si fue la frase o la sensación de que ya estaba metida. Que ya no había vuelta atrás.
Más tarde, me iba a ver con mi novio. Tarde tranqui, Netflix, mimos. Me escribió mientras me estaba por maquillar:
“¿Estás libre o ocupada?”, puso Lucas.
Y ahí me salió decirle:
“Me voy a ver con mi novio. Después hablamos”. Como quien marca la cancha. Como si eso nos volviera a poner en un terreno neutral.
Pero me contestó enseguida:
“¿Y por qué no te podría escribir si solo somos compañeros?”
Ese “solo somos compañeros” me hizo ruido. No sé si fue una provocación o una advertencia. Me quedé pensando.
Y ahí entendí que lo que me pesa no es si hago el TP con Lucas o si les miento a las chicas. Lo que me pesa es saber que me calienta la idea de que él me mire como ya me mira. Que si en medio de ese trabajo práctico me toca la pierna, yo no voy a correrme. Que si me besa, no sé si me resisto. Y que ahora… ya no quiero resistirme tanto.
En fin posiblemente nos juntemos mañana...
Si les gusta el post dejen puntos y comenten chikis. Dejo fotito mía de hoy, que tocó hacer glúteos en el gym jeje...
“Che, ¿ya sabés con quién te tocó el TP de Comercial?”
No le respondí al toque. Sabía que esa pregunta tenía trampa. Nos habíamos cruzado está semana en la facu y hubo esa mirada rara… como si supiéramos que algo estaba en el aire. Que ya no éramos solo compañeros.
“Todavía no armé grupo, ¿vos sí?”, le puse. Aunque ya sabía que me iba a proponer hacer equipo.
Y no tardó nada:
“Hacelo conmigo, si querés. Así lo sacamos rápido… o no tan rápido”, cerró con ese tono que ya no podía negar que me calentaba.
Y ahí me agarró el quilombo. Porque apenas le dije “dale, hagámoslo juntos”, me vibró el celu de nuevo. Era Martina, una de mis amigas del grupo de siempre:
“Con Cami ya dijimos de hacerlo juntas, ¿te va? Así lo armamos como siempre”.
Me agarró un nose qué, esa mini ansiedad mezclada con culpa. No les podía decir que sí. Pero tampoco podía explicarles que lo iba a hacer con otro chico. Y menos con Lucas, sabiendo que tengo novio. Ellas saben bien que estoy en pareja y me lo harían notar. Una más directa, la otra más irónica. Pero igual me iban a cuestionar.
Así que contesté:
“Ay chicas, justo me organizó Lucas. Me preguntó antes, pero para el próximo las re tengo en cuenta”.
Y al toque silencié el grupo. Me odié un poco. Pero me gustó más la idea de hacer el trabajo con él. Me calentaba más que el propio TP.
Lucas me respondió enseguida:
“Perfecto. Pero ya sabés… si venís a casa, te espero con mate, buena onda y cero distracciones. Bah… depende de vos si nos distraemos o no”.
Me mordí el labio sin darme cuenta. Lo leí dos veces. Me mojé un poco. No sé si fue la frase o la sensación de que ya estaba metida. Que ya no había vuelta atrás.
Más tarde, me iba a ver con mi novio. Tarde tranqui, Netflix, mimos. Me escribió mientras me estaba por maquillar:
“¿Estás libre o ocupada?”, puso Lucas.
Y ahí me salió decirle:
“Me voy a ver con mi novio. Después hablamos”. Como quien marca la cancha. Como si eso nos volviera a poner en un terreno neutral.
Pero me contestó enseguida:
“¿Y por qué no te podría escribir si solo somos compañeros?”
Ese “solo somos compañeros” me hizo ruido. No sé si fue una provocación o una advertencia. Me quedé pensando.
Y ahí entendí que lo que me pesa no es si hago el TP con Lucas o si les miento a las chicas. Lo que me pesa es saber que me calienta la idea de que él me mire como ya me mira. Que si en medio de ese trabajo práctico me toca la pierna, yo no voy a correrme. Que si me besa, no sé si me resisto. Y que ahora… ya no quiero resistirme tanto.
En fin posiblemente nos juntemos mañana...
Si les gusta el post dejen puntos y comenten chikis. Dejo fotito mía de hoy, que tocó hacer glúteos en el gym jeje...

4 comentários - Parte 3: Mentiritas