Capítulo 6: La noche que no hubo vuelta atrás

Capítulo 6: La noche que no hubo vuelta atrás


Ya lo que venía era inevitable, y la verdad es que yo tampoco quería evitarlo. De alguna manera, Nico y yo lo veníamos planeando, no con palabras exactas, pero sí con miradas, roces y esas charlas que dejaban todo en el aire. El problema era el lugar. Él vivía con sus padres, yo con los míos, y encontrar un hueco no era fácil. Podríamos haber ido a un hotel, sí, pero me daba cosa entrar caminando a uno, con 17 años y esa cara de pendeja que seguro me delataba. Hasta que una tarde, mientras estábamos tirados en la plaza tomando una gaseosa, Nico me miró fijo y me dijo: “Es el viernes, Emma”. Lo miré como diciendo “¿ah sí? ¿y por qué el viernes?”, medio en joda, medio nerviosa. Me explicó, con esa sonrisa que me mataba, que sus padres tenían una fiesta, el casamiento de un amigo, y no volverían hasta la madrugada. “Te paso a buscar a las 22 por tu casa”, me tiró, y el corazón me empezó a latir tan fuerte que casi se me sale del pecho.
Pasaron los días, y llegó el viernes. Le había comentado a mis viejos que saldría a bailar, algo tranqui para que no sospecharan. Mi vieja me miró con esa cara de “te tengo calada” y me dijo: “¿Vas con tu amigo?”, guiñándome un ojo como si ya supiera todo. Mi viejo, en cambio, levantó la vista del diario con cara de celoso, pero no dijo nada. “Sí, con Nico”, contesté, tratando de sonar casual, aunque por dentro estaba hecha un manojo de nervios. Eran las 21, y yo estaba saliendo de la ducha, envuelta en una toalla blanca que me cubría del pecho hasta medio muslo. Me paré frente a mi ropero, con el pelo todavía húmedo goteándome en la espalda, pensando que esta no era una noche cualquiera. Tenía que ponerme algo especial, tanto arriba como abajo de la ropa, porque sabía lo que iba a pasar.
Abrí el cajón de la ropa interior y saqué un conjunto que había comprado hace poco, uno que nunca había usado. Era una bombacha negra de encaje, chiquita, con detalles transparentes en los costados que dejaban ver justo lo suficiente, y un corpiño a juego que me levantaba las tetas y las hacía parecer más grandes de lo que eran. Me miré al espejo mientras me lo ponía, primero la bombacha, subiéndola despacio por las piernas y ajustándola a las caderas. La tela se me pegaba al cuerpo, marcándome todo, y me di vuelta para verme el culo, que quedaba redondo y firme con ese encaje. Después me puse el corpiño, abrochándolo atrás, y me apreté un poco las tetas con las manos para ver cómo quedaban. Estaba nerviosa, pero también caliente, imaginándome la cara de Nico cuando me viera.
Para arriba, elegí un vestido negro que tenía guardado para algo especial. Era cortito, me llegaba a medio muslo, ajustado en la cintura pero suelto abajo, de esos que se levantan fácil con el viento o con una mano atrevida. La tela era liviana, perfecta para el calor, y se me pegaba al cuerpo lo justo para marcarme las curvas sin que fuera demasiado obvio. Me miré de nuevo en el espejo, girando para verme de todos lados, y me puse un par de sandalitas negras con un poco de taco, no mucho, porque no quería matarme caminando. Me dejé el pelo suelto, todavía medio húmedo, porque sabía que a Nico le gustaba así, y me tiré un poco de perfume en el cuello y las muñecas, ese que olía dulce pero no empalagoso.
Me quedé un segundo parada frente al espejo, respirando hondo. El corazón me latía fuerte, y sentía un cosquilleo en la panza, mezcla de nervios y ganas. Sabía que esa noche no iba a ser solo besos y manoseos, y aunque me daba cosa pensarlo, también me moría por que pasara. Eran las 21:50 cuando escuché el timbre. Me puse una camperita finita por encima, agarré mi celular y salí al living. “Me voy, vuelvo tarde”, les tiré a mis viejos, y mi vieja me gritó un “portate bien” mientras mi viejo gruñía algo que no entendí. Abrí la puerta, y ahí estaba Nico, con una remera gris que le marcaba los brazos y ese jean gastado que le quedaba perfecto. Me miró de arriba abajo, y su sonrisa me dijo todo lo que necesitaba saber. Esto ya no tenía vuelta atrás.

1 comentários - Capítulo 6: La noche que no hubo vuelta atrás

Se venia lo mejor y vos lo sabias!!! y estabas hecha una Bomba !!! que placer para Nico !!