Su cabeza giró en cámara lenta con los ojos abriéndose en forma de suspiro, su cuerpo recto y sus pies a la distancia de sus hombros.

En sus ojos marrones se reflejaba su personalidad. Dentro de si, un gusto por habitar baños y vestuarios masculinos. No le gusta la pornografía, sino, las personas. Entraba en esos lugares para sentir su poder, atractivo y dominio.

Su mirada consumía como el fuego mis pupilas. Incomodidad tal vez yo sentía. Mirar a la pared es lo que yo hacía deseando que su mirada se dispara, pero seguía desintegrando mí toalla haciéndome sentir vulnerable.

Por qué me siento como preza? Siento miedo, pero curiosidad de saber que tan riesgoso es. 



Oh ahora es algo físico, es suave y tibio, se escurre por mís nalgas, no quiero voltear pero siento su perfume, un aroma que respira agitado y caliente en mí cuello.





Ha modificado mí anatomía como si fuese magia. Cierro los ojos. Introspectiva mente me siento deseado, único y sexy. Solo un pensamiento, estoy alerta "ojalá no ingrese nadie a este vestuario".

Uno más de tantos. Ajusta su pantalón suavemente y su actitud con sobra. Se aleja de mí, pero jamás de mí memoria.