Fui cornudo con mi mejor amigo (parte 5)

Nico metió la llave en la cerradura.
La giró.
Y entró.
El olor a sexo lo golpeó de frente.
Ese aroma denso, cargado, entre transpiración y fluidos.
—¿Lu? —llamó, aunque ya sabía.
Desde la cocina salió ella.
Pelo recogido con un rodete apurado, bombacha puesta, sin remera, con el corpiño colgando de una teta.
Sonreía tranquila.
Como si nada.
—Hola, mi amor.
Ya viniste.
Detrás, Fede.
En calzoncillo, descalzo, con la piel brillante.
Como si recién se hubiera bajado de ella.

—¿Qué hacés, hermano?
—¿Qué hacés vos acá?
Lu contestó por él:
—Vino a visitarme.
A hacerme compañía…
y ya que estábamos solos, bueno…
le di lo que pedía.
Otra vez.

Nico no podía disimular.
La pija ya empezaba a responder.
Y la garganta se le secaba.

—¿Lo viste antes de entrar? —le preguntó Lu.
—Sí…
—¿Y qué pensaste?
—Que me gustaría haber llegado antes —dijo Nico, sincero.
Fede se acercó, sin ponerse nada encima.
La pija semidura, pesada, aún húmeda.
Con esa actitud de macho que ya no pide permiso.

—Todavía no me fui —dijo—.
Y me parece que me queda un poquito más.
Pero esta vez quiero algo distinto.
Quiero que vos lo veas desde más cerca.
Que sirvas.
Que estés.

Lu se sentó sobre la mesada.
Abrió las piernas.
Chorreaba.
Y sonreía.

—¿Te animás, Nico?
¿Te animás a estar cerquita cuando él acabe otra vez?
¿A sostenerle la mirada mientras me mira acabar?
Nico tragó saliva.
Se acercó.
Se sentó.
Y miró.
No dijo que no.
Porque por dentro…
era todo sí.

0 comentários - Fui cornudo con mi mejor amigo (parte 5)