Tenía yo los 18 recién cumplidos, terminado mis estudios pensaba viajar. La persona de contacto no apareció cuando ya estuve en la capital, entonces empecé a deambular por ahí. En un parque casi solo un señor de edad me propuso conversa y terminó invitándome a ver pornos en su casa. No acepté porque pensaba ir para otra ciudad y me pareció raro.

Finalmente seguí para otra ciudad pero luego de un mes no lograba lo que quería, entonces lo llamé y me dijo podía quedarme en su casa mientras encontraba trabajo.
Cuando llegué a su casa, que era grande, me ubicó en una habitación de atrás. Siempre fue muy amable.

Finalmente me acosté a dormir, estaba cansado del viaje. Supongo que era media noche cuando desperté y tenía medio bajados los interiores.
Ya me había dicho que era gay y le gustaba que le dieran por el ano pero no me esperaba tal sorpresa. Yo nunca había tenido sexo pero si llevaba dentro la calentura de la juventud y muchas fantasías sexuales. Me dijo que tranquilo y me acabó de bajar la ropa. Enseguida me empezó a besar y lamer el abdomen, mi verga cada vez más dura descansaba cada que me pasaba la lengua de arriba a abajo. Sentí que me entumía de la cintura para abajo.

Hasta que finalmente se chupó la cabeza y se la fue tragando ensalivada. Nunca había sentido algo tan suave abarcandome la verga, quería empujarsela hasta la garganta. Me mamó y me la mamó, sentía la saliva chorrear por todas partes hasta que me empezó a palpitar y convulsionar el abdomen. El sabía que venía su premio y se la llevo hasta el fondo. Podía sentir sus labios abiertos en la base de mi verga y su garganta caliente succionando. Se me recogió la tensión y, finalmente, se me vino todo. Sentía como le bombeaba semen directo a su garganta y el retomaba aire para seguir succionando. Cuando no hubo fue sacando mi verga, aun tiesa con su lengua rozando desde abajo.

Podía escuchar como se saboreaba en lo oscuro, luego me limpió un poco y me subió la ropa. Y ya les contaré lo que sucedió la siguiente noche.