“Mi culo es mío. Mi ano es lo que ves.”

Sí, tengo el ano dilatado. Abierto. Marcado por cada pija que me ha dado placer. Por cada mano que lo abrió, por cada lengua que lo saboreó, por cada momento en el que pedí más y lo entregué sin miedo.
No está roto. Está entrenado. Está usado como me gusta. Está siempre listo para ser llenado, para ser abierto más todavía, para mostrar sin pudor lo que disfruto: que me cojan el culo hasta dejarme temblando.

Este ano es honesto. No se esconde, no finge. Se abre porque lo pido, porque me calienta, porque me pertenece. Porque yo decido hasta dónde quiero que llegue la próxima pija. Y cuando lo mirás, sabés que es real. Que se ganó cada centímetro de dilatación, de placer, de entrega.

No necesito que lo entiendas. Solo quiero que lo veas. Que te calientes con él. Que lo respetes. Que lo desees o que te corroas de envidia. Porque este culo es mi historia, y mi historia se cuenta con la concha mojada y el ano expuesto


Sí, mi culo está expuesto. Mi ano está abierto. Y no, no necesito que nadie lo entienda o lo juzgue. Porque es honesto. Porque muestra exactamente lo que soy: una mujer que se entrega sin miedo, que vive el placer sin pedir permiso, y que ama cada centímetro de su cuerpo tal como es.

Mi ano no está roto. Está vivido. Está disfrutado. Está explorado como pocos se animan. Cada milímetro ha sentido deseo, ha dado placer y ha recibido lo que ha querido. Es un ano honesto porque nunca se esconde. Porque no tiene vergüenza. Porque lo muestro, lo abro, lo comparto y lo defiendo.

Si alguna vez te preguntaste cómo se ve la libertad… mirá mi culo.