Vacaciones hardcore en Necochea

La siguiente historia que voy contarles ocurre en la costa Argentina más precisamente en la ciudad de Necochea, me involucra a mí, Santi de 30 años y a mi pareja de hace dos años Melisa de 28. Hubo una tercera persona, sutil y tentadora, de la cual les voy a contar más adelante.


Después de un viaje de siete horas, llegamos al hotel. Aunque no era de los más tops, el lugar irradiaba un lujo discreto: piscina, spa y todos los servicios que necesitábamos para relajarnos. Una recepcionista de unos treinta y tantos años, algo rellenita vestida con un traje estilo ejecutivo, nos recibió con una sonrisa. Mientras nos indicaba cómo eran los horarios, servicios y pedidos a la habitación.

Recorrimos el camino hasta la habitación, era un refugio acogedor de blancos y grises que se entrelazan suavemente con los detalles en madera cálida. Una cama mullida centrada, frente a una pantalla de Tv aferrada a la pared. A un lado, una puerta discreta ocultaba un baño privado, mientras que un amplio ventanal bañaba el espacio con una luz suave. El tenue aroma de lavanda que emanaba de un difusor llenaba el aire, y el único sonido que se percibía era el cercano ruido del mar.
 
Santi- Me voy a dar un baño que estoy tenso porque la ruta estaba hecha pelota.- dije dejando caer la mochila al suelo.

Meli- Dale mientras voy acomodando nuestras cosas.

Debajo el chorro de agua caliente, apoyé las manos contra la pared dejando que el agua se apodere de mi ondulado pelo negro y mi delgado cuerpo, que si bien no era atlético estaba marcado por mi rutina de ejercicios.
Miré el espejo y debajo de mis ojos marrones se asomaba una barba de unos días que debía recortar... la voz de Meli irrumpió.

Meli- Me advirtieron que en el hotel merodea una borreguita.- sus labios dibujaron una sonrisa pícara al recordar el apodo que le di por su forma de chuparla.

Santi- uhhhh pobrecita habrá que darle de mamar- respondí, recostándome en la pared para exponer mi miembro semi erecto a su vista.

Al verlo, ella comenzó a desvestirse distraída de la atención que yo le prestaba. Sus manos fueron a su cintura, levantando su remera dejando a descubierto su bronceada piel. Sus pechos, voluminosos y firmes, cayeron libres, desentonaban con su flaquito cuerpo. Era imposible no recordar la primera vez que se desnudó frente a mi y la sorpresa que me llevé con ellos, eran grandes bien formados coronados con pequeños pezones puntiagudos.

Los pantalones deportivos cayeron, descubriendo una tanga blanca que apenas contenía la curvatura de su cola. Al quitarla pude ver su conchita perfectamente depilada, salvo por una línea fina y sedosa de pequeños pelitos que guiaba mi mirada. Estaba completamente desnuda, lo único que llevaba puesto era una pulsera y la colita del pelo que de inmediato se sacó atandola en su muñeca.

Al colarse conmigo en la ducha. Su largo cabello negro se desliza como una cascada al mojarse; con un movimiento rápido, apartó el cabello de su rostro y se arrodilló frente cara a mi miembro.
Mi mirada se clavó en sus ojos marrones que prometían el deleite que se avecinaba . Tomó mi miembro con su mano firme y para confirmar su dureza lo golpeó contra su lengua cálida y húmeda que usó para trazar un camino desde la base de mis testículos hasta la punta del glande. Se detuvo un instante para observarme, iniciando un juego perverso en el que me obligaba a esperar, a suplicar por más mientras veía el agua resbalar por sus pechos, cuyos pezones se erguían bajo el roce de las gotas.

Santi- Metetela en la boca dale..

Meli- mmmm...no -jugaba el papel de nena que debían reprender.

Entendí el juego y tomé su nuca con firmeza apretando su cabellera, guíe su boca hacia mi pija hasta sentir una arcada ahogada, fue cuando Meli comenzó a hacer lo que mejor sabía: avanzaba con sus labios hasta tragar casi por completo mis 18 centímetros, su caliente lengua envolvía mi verga, el agua cosquilleaba mis huevos. Empezó a succionar y llevar su cabeza hacia atrás, cada brusco retroceso era un robo de placer, cada avance una suave caricia, sus movimientos eran monótonos pero efectivos y estaban dando resultado. 

Santi- Esa es mi borreguita- le susurré, mientras acariciaba su cabeza–Ya tengo la lechita que viniste a buscar.

Se detuvo un momento, sacó mi miembro de su boca y me miró con la cara de una mujer cuando va a decir una mala noticia...

Meli-¡Te quiero chupar el culo! Ya se que no querés probar pero yo si.. y quiero que sea en estás vacaciones.

El tema siempre fue tabú para mí y nunca quise probarlo a pesar de sus propuestas, atine a decirle dejame pensarlo un ratito, mientras volví a meter mi pija en su boca delicadamente, la excelente chupada que me estaba dando no me dejaba concentrar en inventar una excusa, a cabo de unos momentos Meli sacó nuevamente mi pija de su boca apretándole fuertemente conteniendo la sangre dentro de ella.

Meli- ¿Lo pensaste ?- preguntó, con tono que mezclaba dulzura y amenaza.

No podía decirle que no por miedo que me deje a medias acabar, me tenía donde quería, supe que necesitaba recargar la culpa sobre ella proponiéndole algo que nunca aceptaría.

Santi- Si vos te dejas cojer la boca...(Siempre que le pregunté fue un rotundo no).

Meli-Bueno...(rápido sin dudarlo)

Siempre me había dicho que no, imagino el morbo que debe tener con chuparme el culo para aceptar tan rápidamente…

Santi- Pero mira que te que te voy a cojer la boca como una puta hasta la garganta- Dije tratando de que se arrepienta.

No voy a olvidar ese momento en el que lejos de asustarse, arrodillada frente a mi con la pija en su mentón asintió con la cabeza cerrando el pacto.
Manipulando mi verga como si fuese un joystick de un atari me giró dejándome de cara a la pared, fue un momento de suspenso en el que me sentí vulnerable, cerré los ojos me ausenté y en mi imaginación visualizaba mi premio “cogerle esa boquita divina que siempre me había dado tanto placer”.

Su lengua me devuelve a la realidad, a modo de aviso lame suavemente mi nalga, se deslizó por mi piel, hasta llegar a la entrada de mi ano que comenzó a explorar con su cálida lengua con una delicadeza que me erizaba la piel. Era como si estuviera dibujando un mapa.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando se adentró un poco más. Meli era curiosa e inquieta, sabía de antemano que no iba a conformarse solo con lamer, estaba explorando todo lo que la oportunidad le brindaba.
Sentí sus dientes rozando ligeramente mi piel en la unión de mis huevos con mi ano, instintivamente apreté mi esfínter y mi verga dió un salto. Sus pechos rozaban mis pantorrillas, su lengua se adentró en mi interior, comenzando a ejecutar una succión poderosa, podía sentir la presión de su mentón, en ese momento me encontraba entregado. 

Con mis antebrazos apoyados en la pared mire hacia abajo donde pude ver su mano buscando al tanteo mi bien erecta verga, la cual encontró de inmediato y contra la fuerza natural de la erección la apuntó mirando hacia el piso, pude sentir el dolor que parecía quebrarla. Comenzó a pajearme con fuerza, tiraba fuerte mi prepucio hacia atrás y lo devolvía casi colgandose, mientras succionaba mi ano con voracidad. Pudo encontrar el ritmo, succión, jalada, succión, jalada el movimiento se parecía el de una máquina bien engrasada, constante, rápido. En ese momento mi respiración se hizo profunda, no aguanté más y empecé a gemir, aprovechó y con su lengua invasora entró bien dentro mío, me sentía ultrajado pero a su vez me gustaba. Recuerdo el último jalón que hizo explotar mi leche contra el piso de la ducha, podía ver que el agua hacia su trabajo y poco a poco comenzó a llevarla, ella pasaba su dedo por la parte baja de mi miembro como quien busca vaciar un sachet ya vacío, lamió suavemente mi ano por última vez y comenzó a levantarse del húmedo piso de la ducha.

Meli- ¿y?

Santi- ¿Y que?- Frente a ella mientras mi pija aun latia dando espasmos.

Meli- Parece que te gustó, viste era cuestión de deconstruir un poco y romper con algunos tabúes.- Lo decía en tono burlón.

Melisa no era feminista ni mucho menos pero si una mujer libre y empoderada, por otro lado yo me hacia mas el machista de lo que era para tener una rivalidad con ella.

Santi- No te olvides que ahora tenes una deuda que pienso cobrarme en estas vacaciones, te espero abajo haceme un favor cuida mucho esa boquita que se le “vienen cositas" .- Le dije entrecerrando los ojos de modo misterioso mientras agarraba la toalla y salía del baño.

El reloj marcaba las 18.15 y a esa hora la playa no era una opción. En cambio, me pareció bien recorrer la peatonal así que decidí ponerme dos toques de perfume en el cuello, una bermuda de jean que se ajustaba perfecto marcando todo y una chomba blanca suave al tacto con un botón desabrochado mostrando la cadena atada a mi cuello y unas zapatillas cómodas que me ayudarían a recorrer cómodamente la peatonal.
Al llegar a la recepción, me llevé una sorpresa que me dejó sin aliento. La mujer que me había recibido horas antes, una señora de mediana edad con una sonrisa amable, había sido reemplazada por una joven de unos veinte años que parecía haber sido esculpida por los dioses.

La joven me sonrió, una sonrisa que iluminó mi rostro y encendió una chispa en mis ojos dejándome boquiabierto. Su voz, suave y melodiosa, me preguntó si necesitaba algo. En ese momento, las palabras se agolparon en mi garganta, tratando de articular la pregunta…


Continuará…









 

4 comentários - Vacaciones hardcore en Necochea

Muy buena primer parte , ya queremos leer la segunda