Hermanastra putoncilla

Yo tenía 6 años cuando mi madre empezó a salir con su nuevo novio, mi padre biológico nos abandonó cuando yo era un bebé. El nuevo novio de mi madre que no me imaginaria jamás que sería a día de hoy 25 años después el que considero mi padre tenía una hija, ella se llama Lorena, rubia, ojos verdes, pecho grande y culo aún más grande, cintura delgada. Vamos que es un auténtico pivonazo.
A los 7 meses de empezar a salir juntos mi madre y mi nuevo padre ella ya me sacaba 11 años (estaba cerca ya de ser mayor de edad). Con el paso de los meses y años sentía que Lorena me quería muchísimo, siempre había soñado con tener un hermano, estaba muy pendiente de mí, de qué siempre estuviese contento y alegre. Pero.. claro al pasar unos cuantos años más y ser un proyecto de adolescente a mis 12 años ese sentimiento de cariño hacia mi hermanastra se empezó a convertir en curiosidad sexual, atracción y deseo.
Era algo lógico dado que Lorena siempre fue una chica bastante... Digamos "putilla" a la hora de vestirse, tanto que en el pueblo donde vivíamos la llamaban "la fresca" cosa que no le molestaba dado que se sentía cómoda y sexy con su estilo de vestir.
La primera experiencia sexual que tuve por así decirlo fue una mañana de verano, al levantarme de cama y salir de mi habitación pude observar en su habitación (la cual estaba justo enfrente de la mía) como mi querida hermana estaba empezando a hacer su cama, llevaba una camiseta blanca que transparentaba un poco pero no mucho, quizá lo justo para intuir el contorno de sus pezones, pero sin duda lo mejor era la minifalda gris al estilo colegiala que le quedaba increíble con esas caderas anchas que siempre tuvo.
Entré en la habitación y la saludé, ella me dio un beso en la boca (piquito) ya que hacía años que nos saludábamos así, acto seguido se dio la vuelta se posó encima de la cama para estirar la sabana de la esquina contraria que daba a la pared y en ese mismo momento veo su trasero con toda claridad y dividiendo sus hermosas nalgas un tanga blanco. Me quedé en shock, sin acabar de ser consciente de estar a escasos centímetros de ese trasero y vagina que tanto deseaba saborear. Sin pensarlo ni un segundo más alcé el brazo, abrí la mano y agarré una nalga. Ella se volteó sonriendo y me dijo;
-Eh!! Tienes la mano congelada enano!
A lo que la respondí:
+Lo siento hermanita, es que eres todo culo jaja.
Ella sonrió y siguió a lo suyo, a lo que viendo que no le molestó que la tocase seguí con la otra nalga unos segundos más y acto seguido para dejarlo pasé todo el dedo índice por la raja de su culo hasta su vagina por encima del tanga.
Se puso de pié me volvió a dar un piquito en la boca solo que esta vez puso su mano encima de mi pantalón justo en el bulto que tenía dada mi notable excitación. Acto seguido me susurró al oído.
-Recuerda que te quiero muchísimo hermanito.
Y se fue a desayunar... Yo antes de ir también a desayunar miré a su mesilla, me acerqué y abrí el cajón donde guardaba su ropa interior, saqué un culote verde transparente (el cual aún a día de hoy conservo) y un tanga negro con el borde rosa (también lo tengo), los guardé en mi habitación y fuimos a desayunar juntos a la cocina.. Continuará! (Decirme en comentarios si queréis parte 2)

2 comentários - Hermanastra putoncilla

Espero con ansias la parte 2, exelente relato
Parte 2 subida y hoy seguirá la 3