Vecino pervertido 6

— ¡¡Esto no termina acá putita, nos vamos a seguir viendo, y voy a seguirte follando y a tu mamá también, mis dos putitas van a sentir muchas veces más mi pija en sus culitos!! —

Luego largó una carcajada y dió un portazo en mi cuarto, dejándome humillada, vejada, toda bañada de su semen, con mi cola totalmente rota y pensando porque había mencionado a mi madre, era la segunda vez que pensaba en la posibilidad, y tenía que averiguar si algo estaba pasando…
Tito salió de mi cuarto luego de haber abusado de mi cuerpo una vez más. Estaba tan cansada y mis agujeros me ardían que me quedé en cama sin moverme por mucho tiempo. Cuando me pude recuperar un poco del dolor que sentía, me metí a bañar, sacándome todos los rastros que había dejado Tito en mi, mientras me bañaba no paraba de pensar como ese asqueroso gordo podía haberme hecho todo lo que había querido y aunque fue contra mi voluntad, las últimas veces yo era la que cooperaba y le dejaba hacer lo que quisiera, y sabía que me excitaba y eso me hacía pensar miles de cosas. Mientras sentía el agua limpiar mi cuerpo sudado, no pude evitar masturbarme, recordando lo que había pasado, y esperando se repitiera pronto. Era una adicta del maldito gordo, o más bien, de la forma en que usaba su miembro.
Vecino pervertido 6
Cuando terminé, mi cuerpo me dolía entero, decidí solamente dormir, en ese momento llamó mi quédate, Mariano, el chico que me gusta y con el que salgo, al cual atendí de muy mala manera, Después de la cogida de Tito no tenía muchos ánimos de hablar con él, me sentía sucia, cansada y sin poder siquiera entablar una conversación con él por teléfono. Además, seguía intrigada por los comentarios que había hecho Tito sobre cogerse a mi madre.

Para esto debo recalcar, mi madre a pesar de haber tenido 2 hijos se conservaba bien, me tuvo siendo muy joven, como se acostumbraba antes, y a mi hermano años después, por lo que actualmente rondaba los 38 años creo. Tenía más estatura que yo, pero seguía siendo de complexión pequeña, cabello negro aunque le gusta pintarlo a veces y lacio. Tenía unos pechos medio grandes, al menos más que yo, pero menos culo, y con unas caderas generosas, sus nalgas eran bien formadas por el ejercicio, aunque menos firmes con el paso de los años, seguía siendo una mujer atractiva. Sus labios eran gruesos y tenía un tono de piel más moreno que el mío.
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Ella es mí mamá, al menos algunas fotos que encontré de ella husmeando por ahí.
Pues bien, cuando me fui a acostar, sentí la puerta de la casa abrirse y a mi madre llegar, casi lloré al recordar lo que me había dicho Tito y no sabia que decirle, así que decidí no decirle nada y me fui a mi cuarto, pero más tarde, cuando bajé por un vaso de agua, prendí la luz y la vi allí, sola, pensativa. No pude disimular más y le pregunté sin rodeos:

— ¿¡Hola mamá, cómo estás!? ¡¿Qué tal te va con Tito y en lo que me estabas ayudando!? —
Al ver que lo decía tan seria,tartamudeó un poco y sus ojos me miraron con sorpresa como intentando averiguar si yo sabía algo, para después llenarse de lágrimas y casi no pudo contestarme, entonces era cierto, no entendía nada, en qué pensaba mi mamá, fue entonces cuando se acercó y comenzó a contarme todo:
— Supongo que ya lo sabes, no voy a negarlo. Déjame contarte lo que pasó —

«Todo comenzó cuando un día como cualquier otro dónde me desperté especialmente caliente, Debes saber que tu padrastro hace tiempo que no me toca, ya estás grande como para saber que una tiene necesidades; así que hace tiempo que solo lo hacemos una vez en mucho tiempo, a lo mucho, y eso me deja con ganas de más, amo a tu padrastro, lo sabes, pero como mujer, me ha quedado un vacío sin llenar.

A veces por diversión, cuando voy al mercado o en los trabajos que hago en la escuela, me han llegado a coquetear un par de compañeros, me han invitado a comer algo y en especial hay uno de ellos con el que tenemos esos momentos románticos. Y te debo confesar que una tarde que acepté salir con él, me plantó un beso que me dejó como una colegiala enamorada. A partir de ahí hemos jugado a coquetearnos, a veces me regala una rosa, un chocolate o algún detalle. Y yo le correspondía con un beso esporádicamente. Te juro que nunca ha pasado de ahí, pero después de tanto sin tener un toque romántico, me hizo sentir bien con mi físico y mi persona.
Pues resulta que un día volvía del trabajo y con mi aventura tomada de la mano se despide de mí de un beso, cuando siento una mirada, y al voltear me corrió un escalofrío por la espalda al mirar a Tito viéndonos desde la acera de enfrente. De inmediato solté su mano y traté de disimular pero ya era tarde. Desde ese día mi mente comenzó a traicionarme y empezó a intrigarme más lo que había visto Tito y si le diría algo a tu padrastro. Una noche vi una chica en la entrada de su casa, por la forma en que venía vestida parecía una prostituta. Cuando pasé, Tito abrió la puerta y nuestras miradas se cruzaron, yo me puse roja de la pena, sabiendo que él me había visto. Más tarde, pude escuchar por el pasillo los gemidos de la mujer y Tito gimiendo como desesperado. Fue la primera vez que pensé en él como hombre.

Entonces uno de los días en que todos ustedes se fueron, yo estaba regando el jardín y él apareció en la barda, decía que estaba quitando los residuos de tierra y hojas y comenzó a hablarme de cosas sin sentido, hasta que me empecé a recordar el dia que lo vi con aquella chica y lo que el gordo sabía de mi aventura.

Recuerdo que le comenté sobre un proyecto en el jardín y él se ofreció a regalarme unos sobres de vitaminas para tierra que tenia en su casa, dudando un poco acepté los sobres e ir por ellos a su casa, y él no desaprovechó la ocasión. Cuando lo tuve cerca pude notar que estaba algo tomado, cuando cerró la puerta de su casa caí en la cuenta que estábamos solos, entonces me dijo:
— Y como le va con su novio del trabajo? Parece que al menos hay hombres que si notan lo bella que es, no como su marido —

Temblé de miedo, — yo no se de que…—

— Tranquila mamita, no es mi asunto y en todo caso, no voy a decir nada, si tu matrimonio no está en las mejores condiciones, yo no soy nadie para juzgarlo. Además… Bueno, no quiero que lo tomes como si te obligara a algo, pero, bueno, me debes un favor, y espero que puedas ayudarme con lo que te voy a pedir —

No entendía nada, temblaba y ante esa mirada lujuriosa solo pude pensar en lo peor, pero contrario a lo que esperaba, la petición de Tito me sorprendió

— Quiero que me des un beso, como el que le das a tu novio. Y olvidamos todo —

Honestamente no sé qué me pasó por la mente al escuchar su petición, no sé si fue la oportunidad de salir de esa situación por tan poco a cambio pero no puse objeción, le dije que lo haría pero a cambio después de eso olvidara todo lo que sabía y había visto, y podíamos seguir adelante, Tito se acercó y sin preámbulos me tomó de la cintura y yo giré mis brazos sobre su cuello y nos empezamos a besar de una forma tan deliciosa que no podía separar mis labios de los de él, hacia tiempo que no me pasaba. Sentí su lengua y no pude reprimir juguetear con ella. Enmedio del beso pasó algo que no esperaba: empecé a sentir sus manos tocar mis nalgas por debajo de mi vestido hasta llegar a mi panti, de inmediato intenté apartarlo pero con su fuerza pronto su mano se coló debajo de mi ropa interior y comenzó a tocarme sin ningún obstáculo el culo, yo intentaba resistirme pero con su fuerza y bajo el calor del momento y la sorpresa lo dejé que me tocara a su antojo. Intenté protestar a pesar que mi calentura se estaba escalando poco a poco.
— Tito, por favor déjame, ya, para por favor, ya fue suficiente, esto no era parte del trato— (inconscientemente me estaba humedeciendo un poco) pero él continuó susurrándome,

— Olvidalo mamita. Te tengo aqui para mi solo y ahora solo quiero cogerte duro, que rico imaginar cómo te pongo bien empinadita y tus tetas chocan contra la cama mientras yo te doy con todo. ¿O no quieres sentir mi verga dentro de ti? —

Pude imaginarme la escena e increíblemente empecé a excitarme, sus grandes manos masajeaban mis senos de manera lenta, pero firme. No lo podía creer, pero empecé a mojarme, escuchando esa voz que me decía las maneras en las que podía cogerme. Mis últimas súplicas fueron,

— Por favor Tito, detente, yo no quiero fallarle a mi esposo, por favor déjame ir a mi casa — pero él totalmente fuera de sí decía:

— Tranquila mamita, de aquí no te vas hasta no saciarme contigo, te deseo, quiero estar entre tus piernas, mamita, estas deliciosa. ¿Creías que me iba a conformar con un beso sabiendo lo mucho que me pone tu culo? Además, me lo debes, para evitar que vaya a decirle a tu maridito de los cuernos que le pones en el trabajo.
A partir de ese momento, Tito tomó el control. Sin dejar de tocarme aprovechó y me dijo que si yo no quería que mi esposo y mi familia se enteraran de lo que había hecho, yo tendría que aceptar ahora algunas de sus peticiones, yo estaba colorada de la vergüenza y con los ojos llorosos, no supe qué contestar y solo bajé la mirada dándole a entender que me encontraba a su disposición, que mi cuerpo le pertenecía.

Él entendió que no diría nada y me tenía a su merced e inmediatamente se acercó y comenzó a manosearme descaradamente las tetas con una mano y con la otra subió mi vestido para restregarme la vagina por encima de la panti, después de unos minutos me hizo a un lado la tanga y me comenzó a dedear, yo mientras tanto sollozaba llorando y le pedía que no lo hiciera, él ignoró mis llantos y siguió aprovechándose de mí metiéndome los dedos en mi vagina libremente hasta que se detuvo y se sacó su verga, me dijo que se la empezara a jalar, “Anda mamita, seguro que no es la primera que tienes frente a tu cara hahahaha” yo sin tener más remedio respiré profundo y lo comencé a hacer, le tomé la verga con mis dos manos y se la comencé a jalar lentamente mientras él ponía las manos en su cintura como símbolo de victoria, su pene empezó a crecer de una forma descomunal, nunca había tenido un miembro tan grande entre mis manos. Con la mente en blanco y sintiéndome de lo más humillada pero a la vez excitada, continué subiendo y bajando mis manos de ese duro tronco hasta que me ordenó que parara.
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Yo ya no ponía resistencia, mientras me seguía tocando, su respiración se aceleraba conforme seguía tocando su animal erecto; las caricias subieron de tono, el gordo no aguantó más y terminó desnudándome. Sin perder más tiempo, él también se desnudó por completo, su pene listo como un soldado apuntaba hacia mí amenazante, pero lo que más me estremeció, fue darme cuenta de que se estaba masturbando mientras me veía desnuda, los gruñidos que salían de su pecho y sus manos frenéticas jalando su miembro exclamando

— Ahhhhh estaaaaaaaas bien buenaaaa, que ganas te tengo mmmhhhh — No podía creerlo, la verdad no sé pero todo eso me encendió bastante, a tal grado de querer ser cogida y penetrada por el vecino. Ya totalmente dueño de la situación me dijo:

— Abre la boca — con la voz ronca por la excitación, y yo con lo caliente que ya estaba, no vacilé un instante más en obedecerlo; con una mano el gordo me bajó la cabeza hasta el punto exacto donde me quería; su miembro estaba erecto y gemí contra su piel caliente mientras mi boca lo acogía entero hasta el fondo. El gordo me tenía como quería, con la boquita abierta justo debajo de su erección; lo duro de su miembro me daba una idea de lo que me esperaba al tenerlo dentro y sobre todo por las embestidas que el gordo me iba a dar, pensar en ello me produjo un calor indescriptible en todo mi cuerpo. Él, de pie, frente a mi rostro, parecía haberse dado cuenta de mi agitación, comenzó a masturbarse justo encima de mis labios, abrió mis piernas lo justo para darse espacio y avanzar un paso en mi dirección y con ello me apoyó uno de sus testículos en la lengua; entonces me ordenó que se lo mamara. Mientras lo chupaba me retorcía de placer, apenas y me cabía completa por su grosor. Tito sin perder el tiempo comenzó a recorrer con sus manos inquietas las curvas de mi cuerpo; todo el calor que emanaba de él y de mi me tenía abochornada, sudando y caliente. De pronto solté un gemido que quedó a medias, porque se agarró el miembro por el tronco y me lo metió en la boca con una embestida, jadeó, y el patio se llenó de ruiditos de mis arcadas cuando su pene duro me rozaba la garganta, mezclados deliciosamente con los gruñidos que él soltaba al aire.
Tito le encontró el gusto de sacarla entera y volvérmela a meter de un solo golpe, mientras yo me apuraba en recorrerla con la lengua; perdida en el momento cerré los ojos un instante y me arqueé, entregándole mis tetas cuando él estiró los brazos para acariciarlas. Se detuvo un instante y dijo:

— Ahora me toca a mí darte lengua — así que bajó entonces a darme chupones por la línea de mi ombligo, yo gemí, me eché hacia atrás y apoyé la cabeza contra la cama. La meneé de lado a lado mientras Tito recorría mi vagina a punta de besos húmedos; el gordo se llevó a la boca todo mi clítoris con un chupón largo, que me obligó a retorcerme de placer, y terminé de abrir más mis piernas como para invitarlo a quedarse en ese rincón al que tanto le hacía falta una boca caliente y deseosa como la del vecino. Debes saber que tu padre no tú padrastro jamas me lo había hecho así con tanta maldita lujuria y esto fue demasiado para mi ligera ignorancia sexual, su lengua estaba penetrándome, el ritmo fue de suave a intenso, tomó mis piernas sujetándolas por los tobillos mientras su lengua y labios atacaban deliciosamente mi sexo. La cercanía de su respiración en mi entrepierna me provocaba escalofríos; el gordo con toda destreza succionaba con su lengua mi sexo tanteado la intensidad de mis gemidos.Yo ya había hundido los dedos en su cabello, estrujando suavemente para decirle sin palabras lo bien que me lo estaba haciendo.

— Ahhhhhhh que delicia indescriptible — hasta ese momento comprendí que estaba viviendo mi sexualidad por primera vez.
Mientras Tito me comía el culo, con sus dos dedos llenos de baba me acariciaba uno de mis senos; yo, inmersa en el placer, susurraba para mis adentros, cógeme, cógeme ya; fue un oral tan rico, que me hizo perder la razón, solo quería ya ser poseída por ese hombre morboso, depravado, y feo. era increíble pero ya deseaba que ese tipo repulsivo me cogiera. Yo ya estaba muy caliente, pensaba para mí, sin atreverme a decirlo, por favor, ya metemelo, mi primer instinto fue alzar el culo para tentarlo y pedirle con el cuerpo que ya me cogiera, fue entonces que vino hacia mí con sus ojos encendidos, y jadeando con la lengua de fuera se colocó encima de mí, me abrió las piernas y me penetró, su miembro me atravesó hasta el fondo, nos apretamos mutuamente y comenzamos a dar vueltas por la cama, revolcándonos como salvajes, creando un torbellino de sábanas, piernas, caricias y gemidos.

Tito me embestía con fuerza, descargando toda la lujuria y deseo que sentía por mí. nuestros cuerpos se retorcían de placer, sentía mis piernas encendidas de puro calor; mientras me cogía, me quedé mirándolo de frente, pude ver como tenía sus ojos complete en blanco, exhalaba enormes gemidos de placer teniendo la boca totalmente abierta, el gordo estaba gozando como nunca el placer de estar entre mis piernas, de repente, me quedo mirando y sin contenerse abalanzó su cara sobre la mía y comenzó a besarme, devorándome la boca, yo rodeé con mis brazos su cuello para abrazarlo y fue así que nuestros cuerpos se fundieron en uno solo. Yo estaba que me quemaba al ver al gordo observar como mi vagina se estaba comiendo todo su miembro rígido; el me seguía cogiendo estando encima de mí y es que en esa posición la cabeza de su miembro entraba en una posición curva, lo que me erizaba la espalda y luego de un rato mientras nos revolcábamos se me fue el aire, estaba tan mojada que ese gran pene se adentraba en mi fácilmente, de repente de un solo empujón, me insertó su pene hasta el fondo, a mí se me separaron los labios con un grito ahogado, luego vinieron los gemidos — ahhhhhhhhhh siiiii asiiiiiii ahhhhhhh — y él se los bebió todos a punta de besos, cogiéndome lentamente.Totalmente dominador, me empujó hacia atrás, fue rápido en acomodarme de piernas abiertas arriba suyo, mi espalda contra su pecho, y ahora que lo oía jadear en mi oído, los escalofríos me ascendían. — ¡Vamos¡ sigue moviéndote, déjame metertela hasta el fondo — me dijo con su voz grave y rasposa y yo le respondí con un gemido incapaz de hablar ahora que el gordo comenzaba a penetrarme de nuevo,
Cuando me tuvo retorcida y al borde del orgasmo, clavó los talones en el colchón y se empujó con todo dentro de mí. Estaba tan mojada que se enterró hasta el fondo con embestidas cortas y rápidas, me levantaba con fuerza en cada empuje, entre las paredes de la habitación quedó encerrado el eco del choque de sus testículos contra mí. De pronto, sin poder evitarlo, la lujuria se apoderó de mi cuerpo y me encontraba brincando arriba suyo con fuerza, mi ritmo fue cambiando a medida que la necesidad me iba venciendo toda resistencia; Tiro y yo gemíamos como desesperados, — ahhhhhh, yaaaaaaah ahhhhhh — De pronto él cerró los ojos y se tragó sus gruñidos, lo sentí vaciarse en mí, lo sentí venirse a chorros y no se detuvo hasta exprimir todo su semen sobre mi desnudo cuerpo.

Pasada la calentura, me vinieron los remordimientos, me sentí muy culpable, viéndome ahí, desnuda acostada en la cama con ese gordo morboso, acababa de serle infiel al hombre que amaba, mientras mi esposo se encontraba trabajando, yo, su mujer, estaba revolcándome con ese gordo depravado. Me levanté y lloré sobre el buró, la culpa me mataba, tu padrastro no se lo merecía, sólo que mientras me desahogaba, Tito se me acercó y metiendo su mano entre mis piernas desnudas, comenzó nuevamente a masturbarme, mientras me susurraba:

— No te arrepientas, mamita, tu cuerpo necesita quien lo atienda, y a mí me excitan las maduritas y más si están tan buenas como tú, y se nota que tu marido no te satisface —

Y siguió mientras seguía acariciándome los labios vaginales

— Dejémonos de cursilerías, no busco una novia para salir tomados de la mano, para eso tienes al idiota de tu trabajo, yo lo que busco es con quién quitarme las ganas de coger, quiero revolcarme contigo hasta vaciarme las bolas en tu caliente coño, quiero hacerte todo lo que nunca hiciste con tu marido —

Yo gimiendo solo decía — ahhhh Tito, mmhhh por favor ahhhh, espera, ya basta — y continuó masturbándome. Mi cuerpo seguía enviándome ondas de un placer inimaginable y luego de todos este tiempo de insatisfacción con tu padrastro estos se sentía el doble de bien

— Aaaah, Tito, no sigas mmmhhh por favor ahhhh espera mmmmhhh, no puedo, ahhhh — Y sin embargo, mi cuerpo estaba cediendo otra vez, sabía que no podía resistirme a sus deseos y mientras nuevamente el maldito gordo me conducía al centro de la cama, yo exclamé:
— Ahhhh ay, ay, Tito ahhhh no podemos, pero que rico se siente!! —

— ¿Qué dices? Vas a ser mía, mamita? Vas a seguir follando conmigo de aqui en adelante? ¿Vas a ser mi amante? —

Si si, lo que tu quieras, ahhh si quiero seguir follando contigo, ahhhhh si, si acepto ser lo que tú quieras ouuhh — y como prueba de ello, volví a meterme a la cama con él y disfruté el placer supremo de estar toda la tarde con su cosota metida entre mis piernas... Jamás pude imaginarme que tantas cosas ignoraba en mi sexualidad.

Luego de semejante cogida, me quité un poco la culpa, me dejó agotada y con ganas de repetirlo en otra ocasión. Al paso de unos días que estaba sola se apareció de pronto, y luego de follarme por delante está vez me pidió hacerlo también por la cola, recuerdo que al principio me dió mucho miedo pues con esa pija, realmente impone miedo, y con tu padre ni tú padrastro nunca me animé a intentarlo ni con nadie hasta que llegó el, pero después de tener un orgasmo me convenció y me la metió, gocé como nunca en la vida; no fue fácil ya que me hizo sangrar el ano por el tamaño de su miembro y lo brutal de su cogida y me dolió mucho por varios días hasta que al paso del tiempo y con varias veces que lo hicimos después me acostumbré y te digo sin vergüenza que nunca en mis 21 años de casada había sentido placer tan grande.

Y no fue sino hasta hace unos días que me enteré que estaba teniendo sexo contigo, le rogué que se detuviera, que haría lo que fuera, pero eso solo conseguía excitarlo y cogerme con más fuerza»

Mientras mi madre me contaba toda la historia, se ponía roja y casi lloraba de vergüenza seguramente sin saber qué le contestaría yo, al saber que engañaba a mi padrastro y me lo confesaba, además de sentirse avergonzada de hacerlo con el gordo pajero del vecino. Me rogó tirandose de rodillas al suelo que no se lo dijera a mi padrastro, que la perdonara pero yo la levanté y abrazándola le dije:

— ¡Te entiendo mamá!, y no te preocupes, yo no diré nada. ¡Mantendré tu secreto! ¿Lo que no entiendo porque seguiste yendo voluntariamente? —
— La verdad es que cuando intenté terminar con esto, primero me amenazó con contarle todo a tu padrastro, incluyendo mis coqueteos en el trabajo y me sentí entre la espada y la pared, también dijo que todo lo que no aceptara, se desquitaria contigo y no pude decirle que no por el bien de todos en esta casa. La siguiente vez que cogimos, me tomó varias fotos chupando su miembro para asegurar mi sumisión, pero debo confesar que solo me obligaba las primeras veces, luego, la forma tan salvaje con la que me trata ese sujeto me provocaron cosas que hace años no sentía y me dejaba con ganas de más. O acaso no has gozado como ninguna otra vez cuando tienes sexo con él? —

Yo tragué saliva y realmente estaba confundida, no podía mentirle a mi madre, ella me conoce muy bien y no podía negarle que también había gozado con el gran pene de Tito, aunque yo no sabía que ella sabía que Tito me cogis, a pesar de la humillacíon y el abuso, sabía lo que había sentido en mi interior, entonces con lágrimas en los ojos le dije.

— ¡¡Me duele mucho cuando me está entrando su pija, a veces suele ser muy brusco, pero luego encuentra la forma de darme mucho placer cuando la tengo adentro. Aunque él como persona me da mucho asco, nunca había sentido tantos orgasmos con todo lo que me ha obligado a hacer!! —

Mi madre se acercó a mí y me abrazó fuerte diciéndome:

— ¡Te entiendo tanto como tu me entiendes a mi! —

Las dos nos quedamos un largo rato abrazadas y luego ella se fué, yo me sentía muy rara ante la confesión de mi madre, y la complicidad que teníamos de ahora en adelante, me hacía sentir mucha pena al inicio, tanto como para no verla a los ojos o no estar en la misma habitación en los siguientes días. Era evidente e incómodo saber que ambas éramos cogidas por el mismo tipo desagradable donde no había amor ni una relación a futuro, era solo sexo animal, gozar esos orgasmos en el momento, ese enorme miembro erecto. Nunca me preguntó si dejaría de coger con su "amante", tanto como yo nunca le cuestioné sobre la infidelidad hacia mi padrastro. Creo que era mejor para ambas evitarnos pero ninguna al parecer tenía la intención de dejar de coger con el gordo y preferimos no saber detalles del día que habíamos visto a Tito. Al gordo pareció no importarle si era la madre o la hija, seguía siendo igual de vil y asqueroso conmigo y seguro con mi madre sería igual o peor. Me daba curiosidad preguntar qué hacían pero era algo tan incómodo de platicar que preferíamos hacernos de la vista gorda. Está insana situación solo podía tender a volverse peor, y ahora tenía una rival.

A este punto de mi vida ya era bastante complicado el dejarme follar por el hermano de mi mejor amiga, mi asqueroso vecino de al lado, y para hacerlo aún peor, me enteré entonces que mi madre también se dejaba coger por ese gordo asqueroso y eso cambió las cosas para siempre en mi familia. Al principio chocabamos un poco, cuando estábamos a solas en un mismo cuarto nos daba vergüenza mirarnos a la cara y sentíamos una culpa mutua de compartir el mismo techo con mi padrastro que en ningún momento sospechaba lo putas que eran las mujeres con las que vivía, bueno sí porque yo ya me lo había cogido también jajaja y ya sabía mi mamá, las cuales eran tan desvergonzadas como para ser cogidas por el mismo hombre, y encima uno tan asqueroso como lo era mi vecino. Aún con todo, conseguimos pactar un código silencioso donde cada una iba a recibir su dotación de verga con el vecino en ciertos momentos que nos quedábamos a solas, ella por las mañanas cuando yo me iba a la escuela y mi padrastro al trabajo y yo algunas tardes y los fines de semana que era cuando mis padres tenían más trabajo, aunque siempre preferíamos no hablar al respecto, se notaba en su cara cuando había tenido sexo, y supongo que también se daba cuenta cuando el gordo me follaba. Por mucho que disimulábamos, era evidente en el humor y las cosas que hacíamos en casa.
Y así de repente y sin aviso Tito desapareció de su casa. Dejó de llamar, dejó de irme a coger. Simplemente se esfumó.

Había pasado ya una semana y no tenía noticias de Tito, aunque estaba segura que ya aparecería a "molestarme" nuevamente, lamentablemente para mis deseos, empezaron a pasar más días y finalmente un mes, y nada de Tito no aparecía, fue donde me di cuenta que empezaba a sentir que lo extrañaba y cada día que pasaba, me sentía más necesitada de sus cogidas, pero él simplemente no aparecía. Parecía como si hubiera huido del país.

El calor de mi interior era muy raro, no sabia que hacer, pensé en preguntarle a mi madre, pero me daba vergüenza, mientras tanto la observaba en silencio y pude comprobar que ella no estaba ansiosa y de malas como yo, estaba feliz y contenta, entonces por mi cabeza comenzó a pasar la idea de que ella era la que le pedía a Tito que no me buscara y se veía a escondidas con él para coger.

No pude contenerme más y un día encaré a mi madre y le pregunté, ella se hizo la desentendida completamente y me dijo que no pensara más en ese asqueroso sujeto, que finalmente había acabado ese chantaje y que me olvidara de él, que debería estar feliz de ya no tener que soportarlo más. Eso me pareció más extraño, no podía creer que estuviera sintiéndome celosa por ese gordo asqueroso.
Yo estaba comenzando a ponerme obsesiva, iba a buscar a mi amiga por cualquier pretexto para buscar algún indicio en su casa, y hasta en su cuarto, pero no encontré nada, entre la plática entonces me arriesgué a preguntarle directamente que no había visto a su hermano en los últimos días.

— ¿Qué es de la vida de tu hermano Tito? Hace días que no lo veo —

Ella me miró con cara confusa y me contestó:

— ¡¿Dan no lo sabes!? ¡¡Se peleó con mi padre, no se bien porqué, pero algo raro entre ellos he notado, se han peleado mucho últimamente y él lo ha echado de la casa la semana pasada!! Le reclamé y le pedí una explicación, pero solo me dijo “son cosas de hombres” — me dijo encogiendo los hombros.

Yo me quedé helada y un poco decepcionada, sin saber que iba a ser de mi y si lo iba a volver a ver.

— ¿Y a donde fue? —
— No lo sé, me dijo que no me preocupara por él, que estaría bien y se iría por un tiempo… Yo lo extraño mucho, incluso siento que ha sufrido mucho por ser algo lento, y me da sentimiento que la gente no lo quiera como persona. Pero él es fuerte y sabrá estar bien, tal vez no lo creas pero sabe como hacer que la gente que más lo detesta, al final termine comiendo de su mano —

— ¡O de su pija! — Pensé yo, casi sonrojándome.

Mientras me contaba mi amiga, no pude evitar empezar a extrañarlo y me comencé a dar cuenta que en ese momento, estaba obsesionada con él. Era extraño pues a pesar de extrañarlo no era un sentimiento de verlo y querer estar en una cita con el o pasear de la mano por la calle y que la gente nos viera, la realidad era que me seguía dando mucho asco y repulsión su persona, pero no podía engañarme: Había gozado con ese vil gordo asqueroso como con ningún otro hombre en mi vida, y quería volver a entregarle mi cuerpo, de la forma tan vil y enferma como él solía tomarlo.

Volví a mi casa totalmente decepcionada, no podía creer mi mala suerte, encima el idiota de mi novio ni atención me prestaba y cuando lo hacía, sencillamente no me llenaba. Lo más extraño es que miraba a mi madre y la veía realmente bien y feliz, entonces la idea de que ella lo veía y yo no, me seguía dando vueltas por la cabeza y daba cada vez más celos de mi propia madre.
Los días pasaban y no sabia que hacer, intentaba estudiar pero no me podía concentrar en nada, era imposible solo pensaba en que necesitaba saciar mis ganas de sentir a Tito metiéndola muy fuerte en mi, de repente escucho una risa en la cocina, era mi madre, dejé mis estudios y me asomé a verla, se veía bien, tenia su celular en la mano y una sonrisa de oreja o oreja.

Mi cabeza comenzó a procesar a mil, seguramente ella sabría donde estaba Tito pero no me lo diría, se debían estar mandando mensajes o algo por el estilo, ya no sabia que hacer, espere a que mi madre se descuidara y le saqué su celular, rápidamente busqué la lista de mensajes y leí el ultimo de un numero desconocido, que decía "el viernes mamita espera a que te quedes sola en tu casa como a las tres y nos vemos para darte tu premio jajaja"

Yo sonreí, dejé el celular y corrí a estudiar o más bien disimular que estudiaba, mientras pensaba que este sábado lo iba a encontrar nuevamente.

Los días pasaron lentamente y yo estaba cada vez más ansiosa hasta que el tan ansiado viernes llegó y mis ganas eran terribles, antes de irme a clases noté que mi madre se arreglaba, entonces rápidamente me fui a bañar, busqué ropa que me quedara bien incitante, para que cuando me viera Tito no tuviera oportunidad de razonar nada, solo me arrancara la ropa y me cogiera sin control.
Me decidí por una blusa azul que resaltaba mis tetas, y una minifalda blanca de tela muy finita y bien cortita, que se me marcaba mi tanguita diminuta debajo y si me llegaba a agachar se veía mi culito seguramente, en mis pies me puse unos tacones altos por encima de los 10 cm, lo que resaltaba mi fabulosa cola.

Cuando terminé de arreglarme, me despedí de mi madre y fui a dar una vuelta por una cafetería de la escuela. Me deleité un poco acaparando las miradas de los hombres, que me miraban con deseo, aunque en mi cabeza solo había espacio para uno, o más específicamente, la verga de uno.

Habrá pasado como una hora y decidí volver, me acerqué a mi casa y abrí la puerta con cuidado, no se escuchaba nada, la curiosidad me mataba por dentro, me hacía pensar de todo, de si estaban o no, si que estarían haciendo y como, entonces de repente escuché la voz de Tito hasta el fondo, dando órdenes, y me hizo recordar la primera vez que me poseyó en ese mismo sitio. O cuando lo observé por primera vez, follándose una callejera en el patio de su casa.

Escuché claramente como gemía y decía:

— ¡Vamos perra! ¿Qué esperas, para venir a chuparme los huevos, te crees que tengo todo el día para darte pija? —
Cuando escuché ese asqueroso comentario me puse contenta y celosa a la vez, ya no estaba tan segura de aparecer así nada más y arruinarles la fiesta. Además, cómo podría estar ahí desnuda y follando con mi madre a mi lado y viendo todo? Mi pudor y tabús me congelaban y me imploraban que saliera corriendo de ahí.

Pero la otra parte de mí quería saber que tal le estaba yendo a mi madre, la lujuria de esos días acumulados me nublaba el juicio y solo queria saber que hacia ella para complacerlo, así que crucé el patio y me acerqué a la ventana que da al cuarto de mis padres, me asomé sigilosamente y comencé a espiar.

Estaba el suertudo gordo sentado en el sofá, con una camisa mugrienta desprendida y su panza al aire, sus pantalones en el piso y mi madre agachada delante de él, mientras que la agarraba de la nuca como si se le fuera a escapar, al verla ahí me di cuenta el porque ella seguía de buen humor y feliz, lo estaba complaciendo vaya a saber desde hace cuando, mi madre estaba vestida como una calienta pijas, con unos tacones altísimos, unas medias blancas de liguero adornando sus piernas y una diminuta tanga que se transparentaba, iba desnuda de la cintura para arriba, al ver a mi madre agachada con ese culazo, no pude menos que admirarla, se veía increíble sinceramente.
Mi madre rápidamente comenzó a mamársela como una desesperada, seguramente estaba muy excitada con lo que acababa de ver.
morbo
infiel
incesto familiar


Tito le sujetaba la cabeza de los pelos e imponía el ritmo que más le gustaba a él, mientras que gemía y le decía

— ¡¡Aaaaahhhhh que rica te ves así, que diría tu esposo si te viera así, haciéndome terrible mamada, que putita resultó ser la señora de la casa!! —

Mi madre debía excitarse más con sus comentarios, porque aceleraba el ritmo, y una de sus manos iba hacia su sexo, moviendola lo más rápido que podía

Tito no paraba de gemir y gritar:

— ¡¡AAAAahhh que rico mami eres toda una perrita, te encanta mi verga, se nota mucho que tu marido no te da lo que mereces!! Seguro que todos los días te acuestas con ganas Jajajajaja —
El disfrutabas viendo a mi madre como se la chupaba, y gritaba, se tomaba la cabeza y gemía a más no poder, mientras mi madre hacía un trabajo excelente y se la chupaba cada vez con más énfasis, era increíble chupando mi madre, por lo que podía notar. Yo no pude aguantar la excitación. Deslicé una mano debajo de mi falda y haciendo a un lado la tanguita, comencé a sobarme la vagina, viendo todo lo que pasaba frente a mis ojos.

De repente Tito se vio que estaba casi acabando y sujetó a mi madre de la cabeza y la detuvo, ella estaba muy caliente seguramente y le dijo:

— ¡¡Que rico está Tito, estoy loca porque me la metas!! —

El entre risas le dijo:

— ¡¡Si te la voy a clavar toda putita pero quiero disfrutarte y humillarte, para después romperte ese culazo, vas a tener toda mi verga bien adentro!! —

Luego la levantó y empezó a manosearle su culo, mientras que la apoyaba por adelante y la besaba salvajemente, para luego decirle:

— ¡¡Esas tangas de calienta pijas me encantan, se te nota bien el culo perra!!—

Luego en un movimiento rápido, le saco la tanga, dejando a mi madre solo con el liguero y los tacones, debo reconocer que su culo se veía increíble.

Tito se sentó en el sillón y dijo:
— ¡¡Ven y siéntate, quiero ver como te vas a clavar mi verga!! —

Vi como mi madre estaba hipnotizada por su miembro y le dijo

— ¡¡Si cógeme, quiero sentirte dentro mío!! —

Esas palabras seguramente le gustaron a Tito ya que agarró a mi madre, luego la tomó por la cintura alzándola y poniéndola sobre su verga, y se la metió de un solo golpe, haciéndole soltar un pequeño gemido, luego agarrándola fuerte de la cintura, comenzó a subirla y bajarla sobre su gordo miembro, haciendo que mi madre gimiera sin control, le decía:
cornudo

putita
muy caliente
Vecino pervertido 6


— ¡¡Más, más Tito, que rico me coges!! —

Eso incitaba más a Tito que la movía con más violencia, mientras el se burlaba y le decía:

— ¡¡Así mamita me gusta que pidas mas como la putita que eres, me gustaría que tu marido te viera como te clavas en mi verga!! —

Tito sacudía a mi madre de arriba abajo y ella parecía una muñeca de trapo que manejaba a su antojo.

Mi madre gemía cada vez mas fuerte, seguramente estaba gozando mucho, cuando de pronto Tito se detuvo y dijo:

—¡¡Ahora quiero que te claves solita, mamita quiero ver como te devoras mi verga!! —
Mi madre obviamente quería más, así que obedeció y comenzó a cabalgarlo mientras se agarraba sus tetas con las manos, mi madre se movió rápidamente sobre él, pero luego se detuvo y comenzó a hacer círculos con su culo.

Tito gemía y le decía con voz entrecortada

— ¡¡Así mami así, muévete rico putita así como putita!! ohhh ohh —

Los gemidos de mi madre eran cada vez mas fuertes y sus movimientos desenfrenados con locura hicieron que Tito, la agarrara de la cintura y la clavara en lo mas profundo gimiendo y acabando dentro de ella diciéndole:

— ¡¡AHhhhhhh mami siente como te lleno de lechita!! ¡¡Te voy a preñar puta, le vas a dar un hermanito a Dani!! —

Yo al escuchar esas palabras me quedé helada, supuse que mi madre se cuidaba con pastillas como yo hacía a partir de la primera noche en que Tito había gozado con mi cuerpo, pero no sé, a estas alturas dudaba mucho de ella en todo. Quedar embarazada de un ser tan repugnante era lo peor que podría pasarme.
Luego de terminar mi madre se bajó de encima de él y cayó rendida en el sillón boca abajo, yo miré rápidamente la verga de Tito y estaba semi erecta con su cabezota completamente roja y bañada de sus fluidos. Mi mente solo podía pensar en abrir la boca y limpiarle esa verga brillante a medio crecer.

— ¡¡Asiii perra!! Sigue chupando. Recuerda que el lunes debes ir a encontrarte con el viejo, tengo que arreglar esa situación lo antes posible. Ya no aguanto vivir en donde estoy ahora, y menos si estoy lejos de tu culo!!

Su frase me dejó pensando, ¿A que viejo se refería y que tenía que ver con mi madre? Eso me desconcentró y mientras estaba pensando eso, sentí la mirada de Tito sobre mi. Lo miré sin poder moverme, nerviosa y excitada mientras él comenzó a reírse fuertemente, sujetó a mi madre de la cabeza y gritó:

— ¡¡Espera, espera mamita. Ya llegó la otra puta, seguro viene también por su ración de pija!! —

Yo no sabia que hacer, pensé en salir huyendo de mi casa y refugiarme en alguna tienda, pero entonces me perdería la oportunidad de poder estar con Tito, y le dejaría toda la diversión a mi madre, ese pensamiento hizo que me quedara estática, y solo atiné a decir:
— ¡Hola Tito, siento lo que ha pasado con tu padre! —

El se rió y contestó:

— ¡Ya callate puta, que estás acá para recibir verga! ¡¡Mira como te has vestido, que golfa te ves, ven que acá está tu caramelo!! —

— Pero Tito, me da pena con mi madre presente...— balbucee.

— ¡Dejate de idioteces y ven aquí perra! Te voy a dar por lo que viniste —

Mientras ya me estaba acercando como hipnotizada mirando a mi madre que seguía tirada con el culo abierto lleno de leche y con rastros de sangre y materia fecal que había salido por la penetración tan profunda, sin siquiera mirarme, roja de vergüenza al darse cuenta que la había visto follar con el gordo, pero no hizo ningún intento de cubrirse o detenerse..

Yo me detuve a medio camino, me daba mucha pena, no podía soportar estar ahí hincada desnuda y que mi madre viera como me cogía el gordo.

— No, Tito, lo siento, no puedo — le dije mientras sentía mis ojos llenarse de lágrimas —

— Si te vas, olvídate de que te vuelva a coger, perra, recuerda que eres mi puta, y ahora quiero cogerte. Si te vas, igual tengo a esta otra puta para saciarme —

Me congelé de inmediato, no pude mover mis piernas, me estaba dando la opción de irme, pero, ¿de verdad se conformaría solo con mi madre? ¿Y si de verdad me lo cumplía? Llevaba ya un mes sin verlo y me sentía desesperada. Mi último rastro de orgullo se resistía, pero ya mi cuerpo había tomado la decisión.

— Ven aqui ahora puta, te quiero justo aqui, al lado de la puta de tu madre —
Me moví por instinto, procurando apagar las voces en mi cabeza, procurando no mirar a mi madre desnuda y que seguía gozando ese miembro, sin importarle su asquerosa barriga colgante, sin importarle que su hija estuviera justo detrás observandola cometer Cuando estaba ya cerca de él, Tito tomó a mi madre del pelo, la corrió para atrás y le dijo:

— ¡¡Ya probaste un poco de mi pija, ahora hazle un espacio a tu hija que también quiere chupármela jajajaja!! Supongo que no tienes inconveniente de coger junto a ella ¿verdad? —

Mi madre no dijo nada, pero tampoco se movió. Yo me moría de vergüenza también pero pudo más la excitación y me arrodillé junto a mi madre sin mirarla a los ojos, agarré su miembro con mi mano derecha y destapé su glande, para empezar a limpiarle con la lengua el líquido preseminal que salía en cantidad, efecto de los chupetones que le había dado mi madre y la sangre del culo de mi madre.

El gemía y decía a gritos entrecortados

— ¡¡Vamos putas!! ¡¡Quiero que me dejen bien chupada la verga antes de que se las clave por el culo!! ¿A ver quien quiere ser la siguiente en que se lo rompa? —
Las dos dejamos su miembro, y se hizo un gran silencio mientras las dos nos quedamos viendo a los ojos y nos retábamos con la vista, peleando para ver quien iba a ser la elegida, cuando de repente Tito nos agarra a las dos de la nuca hacia su gran pedazo de pija,

— ¡¡No se preocupen!! Estoy seguro que ambas pueden compartir al mismo tiempo hahahaha.

La pena me llenaba pero no me iba a quedar atrás, sin dudar abrí la boca y me abalancé a su erecta pija. Mi madre no se quedó quieta y las dos comenzamos a mamársela al mismo tiempo. Yo me ocupé de la cabeza, succionando el glande como si fuera un helado, mientras mi madre le lamía los huevos y el tronco. Sentía su cabello hacerme cosquillas y podía sentir su respiración. ¿Qué me estaba pasando? ¿En qué momento nos convertimos en un par de putas desvergonzadas?
Tito gemía descontrolado, dejando que ambas gozáramos haciéndole una felación. Mi madre totalmente desnuda y yo apenas con un par de prendas, hasta que pasaron un par de minutos cuando de pronto gritó:

— ¡¡Paren, par de putas que me van a hacer acabar y me quiero venir dentro de sus culos!!—
Parte 7.....

1 comentários - Vecino pervertido 6

Como era de esperar se ambas son igual de calientes les encanta que les den sin piedad