Mi Madre y los Vecinos

Hola amigos, soy Tenoch. Esta historia paso hace varios años. Nosotros somos de León, Guanajuato, pero para este tiempo vivíamos en un pueblo chico cercas de la frontera de Estados Unidos. El pueblo se llama San Apolonia y esta en el estado de Tamaulipas.


Era un domingo de marzo. Mi mamá y yo salimos de la misa y empezamos a caminar a casa.


Mi madre se llama Susana, pero le dicen Susi. Ella es muy católica y siempre iba a misa los domingos y días festivos. Mi mamá es muy guapa y con bonito cuerpo. Es delgada pero media caderona y tiene buen culo. Aunque ella se vestía muy conservadora, pero cuando salíamos los señores como quiera se le quedaban mirando y hasta unos le decían comentarios vulgares. Ella siempre los ignoraba. No podía esconder que tenía un cuerpazo.


Ya habíamos caminado una cuadra cuando se nos acercó un coche. Bajaron la ventana y era un señor que no reconocíamos.


– ¿Oye muchacho como se llama tu hermana? Me pregunto el señor.


– No es mi hermana, es mi mamá y se llama Susi le conteste.


– No chingues, no se mira como si hubiera tenido hijos me dijo el señor.


– Si, soy su madre le contesto mi mamá algo molesta.


– ¿Y a donde se dirigen? Nos preguntó el señor.


– A nuestra casa le dijo mi madre.


– Si quieren súbanse al coche y los llevo yo nos dijo el señor.


– No hace falta, no vivimos lejos le contesto mi mamá.


– Pero una mujer tan guapa como usted no debe de estar caminando le dijo el señor.


– No insista y más soy casada le dijo mi mamá mientras le enseñaba el anillo en su mano.


El señor nos siguió por unas 2 cuadras más cuando se dio de vencido.


Pasaron un par de días cuando me encontré al señor otra vez. Había salido de la escuela y estaba pasando por la plaza del pueblo cuando lo vi. El señor se me acerco.


– Oye muchacho ¿te invito un refresco y unas Sabritas? Me pregunto.


Yo accedí a la invitación y nos dirigimos a una tiendita que estaba cerca. En el camino me hizo unas preguntas.


– ¿Y cómo te llamas? Me pregunto.


– Me llamo Tenoch le dije yo.


– Yo me llamo Héctor me dijo el señor.


Llegamos a la tiendita y me compro un refresco, unas Sabritas y unos dulces de tamarindo. Ya de regreso me conto más de él.  Resulta que es el hermano menor de un vecino que le dicen Don Leobardo. Don Leobardo es un señor grande de unos 55 años y Héctor tenía 43 años. Don Leobardo fue el que le vendió el terreno donde esta nuestra casa a mi papá. Héctor me conto que él estaba llegando del gabacho.


– Mi papá horita está en el gabacho le dije yo.


– Con razón no eh visto a tu papá me dijo Héctor.


– Si, ya lleva rato en el otro lado le dije yo.


– Yo me avente unos 20 años allá dijo Héctor.


– Mi papá lleva más o menos 12 años, pero va y viene le dije.


– ¿Tú papa tiene papeles? Me pregunto.


– No tiene, pero está en el proceso para arreglar le dije.


– ¿Y cada cuando viene? Me pregunto.


– Pues unas 2 o 3 veces al año, pero ya tiene rato que no viene le conteste.


– Deja mucho tiempo sola a tú mamá, ¿Y cuándo fue la última vez que vino? Me pregunto.


– Ya tiene como unos dos años le dije.


– A cabrón, y eso ¿por qué? pregunto él.


– Pues está arreglando sus papeles y no se puede arriesgar a que lo paren cruzando le dije.


– Bueno muchacho deja te dejo que yo tengo que hacer un mandado me dijo Héctor.


Al día siguiente me encontré otra vez a Héctor en la plaza.


– ¿Ya comiste Tenoch? Me pregunto Héctor.


– Todavía no, apenas voy saliendo de la escuela le dije.


– Vente, vamos por unos tacos yo invito dijo Héctor.


Fuimos a un puesto de tacos que estaba cercas. Me compro tacos y una coca. Nos sentamos a comer y el siguió con sus preguntas.


– Oye ¿y tú mamá cuantos años tiene? Me pregunto Héctor.


– Tiene 35 años le dije.


– Pues está muy joven, ¿y que hace los fines de semana? Me pregunto.


– Nada, se la pasa en la casa o visitando familiares le conteste.


– ¿Y no toma? Me pregunto Héctor.


– Es rara la vez que toma, a veces en fiestas, pero nomas se toma una o dos bebidas le dije.


– ¿Nunca se pone borracha? Me pregunto.


– No, mi papá no la deja tomar mucho porque dice que no se sabe comportar le dije.


Nos acabamos los tacos y Héctor se despidió. Me dijo que a ver si nos miraba en la Fiesta Patronal. Viéndolo hoy en día casi le entregue a mi mamá en una charola con todas esa preguntas que le conteste, pero en ese entonces yo era un niño pendejo.


El 19 de marzo llego y era el día de la Fiesta Patronal del pueblo. Mi mamá ese día tenía puesto un vestido. Para este tiempo no le gustaba vestirse provocativa pero como quiera se le notaba que tenía un buen cuerpo.


Llegamos a la plaza del pueblo donde se toma lugar la Fiesta Patronal. Ya la fiesta estaba un poco llena y no sabíamos se íbamos a encontrar un lugar para sentarnos. Para nuestra suerte miramos a Don Leobardo y su esposa. Nos dirigimos a ellos y mi mamá les pregunto que si nos podíamos sentar con ellos. Nos dijeron que sí y nos sentamos. La esposa de Don Leobardo estaba tomando una paloma y a mi mamá se le antojo. Me mando a comprarle y me dio dinero.


Mientras buscaba donde podía comprar la paloma me encontré a Héctor y me saludo.


– ¿A dónde vas? Me pregunto.


– Mi mamá me mando a comprarle una paloma le dije.


Se le salió una sonrisa bien grande a Héctor.


– Ven mijo yo sé dónde las están vendiendo dijo Héctor.


Lo seguí al puesto. Yo me iba poner en la fila, pero Héctor se puso.


– Yo la ordeno no te preocupes me dijo.


– Esta bien le dije.


Le empecé a dar el dinero para que pagara, pero él no me lo acepto.


– Quédate con el dinero, yo lo pago me dijo.


– ¿Estás seguro? Le pregunte.


– Si, por si te encuentras una nalguita y le invites algo dijo Héctor.


– Gracias le dije.


Era el turno de Héctor para ordenar la bebida. Yo estaba algo retirado de él, pero lo pude escuchar hablando con el barman.


– Oye primo me das una paloma, pero me la cargas de tequila te pago extra le dijo Héctor.


El barman empezó hacer la bebida y mientras Héctor le decía algo. Miré que Héctor me estaba señalando y pude escuchar lo que le estaba diciendo.


– Primo ira te doy un billete de 50 dólares americanos para que cargues todas las bebidas que pida aquel muchacho le dijo Héctor.


– Si patrón lo que usted diga le contesto el barman.


Héctor me dio la bebida para mi mamá y me siguió. Llegamos a donde estaba mi mamá, pero Héctor siguió caminando. Le entregué la paloma a mi mamá y me senté. Mi mamá le tomo a la paloma e hizo unos gestos, pero no dijo nada.


Pasaron unos 30 minutos y mi mamá se acabó la paloma. Ya se notaba que estaba algo borracha pero como quiera me mando por otra. Me dio dinero y le traje otra paloma.


Mi mamá siguió tomando su paloma. Cada vez que la miraba se miraba un poco más tomada.


El baile empezó cuando Héctor se acercó a nosotros.


– Oye hermano le puedes traer otra bebida a mi esposa le dijo Don Leobardo.


– Claro contesto Héctor.


Don Leobardo volteo a la dirección de mi mamá.


– También le traes otra a Doña Susi dijo Don Leobardo.


– No, yo otra no dijo mi mamá algo borracha.


– Vamos Susi para que no me dejes tomando sola dijo la esposa de Don Leobardo.


– Pues bueno, pero nomas una mas dijo mi mamá.


Héctor se fue por las bebidas. Yo ya estaba algo aburrido nomas estar sentado, pero espere un tiempo más. Héctor regreso con las bebidas. Mi mamá siguió tomando cuando le digo que iba ir a buscar a unos amigos. Me dio permiso y me fui.


Empecé a caminar a ver si encontraba unos amigos o a ver si me ligaba una muchacha. De rato me encontré una muchacha bonita y la invité a bailar. Bailamos unas 3 canciones cuando le dije que fuéramos por algo para tomar. Nos fuimos a ver que comprábamos. Al fin nos compramos unas cocas. Platicamos un rato y luego le digo que fuéramos a bailar otra vez. Llegando miramos que la pista de baile ya estaba algo llena, pero como quiera nos metimos.


Bailamos por un rato cuando miro a mi mamá en la pista. Ella estaba bailando con Héctor. Veo que Héctor la tenía muy pegada al cuerpo. Luego veo como con una mano le empieza a sobar la nalgas a mi mamá. Ella le retiraba la mano, pero el siguió bajándola a su culo. De rato veo que ya mi mamá lo dejo que le sobara el culo. Pensé en ir por mi mamá, pero ella siempre ha sido fiel y más era muy religiosa. Y además no quería dejar ir a mi ligue. Después de un par canciones pierdo a la vista a mi mamá y a Héctor. Pensé que mi mamá se ha deber molestado con Héctor y se fue a sentar.


Ya más confiado que mi mamá está bien le pregunte a mi ligue que si quería ir a un lugar más privado. Ella accedió y la lleve a una parcela. Platicamos y luego nos empezamos a besar. Ya de rato me doy cuenta de que ya iban hacer las 3 de la mañana. Me entro temor por la regañada que iba a poner mi mamá y le dije a mi ligue que nos regresáramos.


Llegando a la fiesta veo que ya se habían ido mucha gente. Me despedí de mi ligue y empecé a buscar a mi mamá. Ya mirando que mi mamá no estaba en la fiesta empecé a caminar a la casa. El camino estaba algo oscuro ya que nomas estaba alumbrado por la luz de la luna. Caminé unas dos cuadras cuando miré a la distancia una mujer y un hombre caminando. Ya acercándome me mas pude notar que le hombre la estaba sosteniendo para que pudiera caminar. Los dos iban platicando y al escuchar las voces me di cuenta de que era mi mamá y Héctor. Me fui acercando cuando miraba que Héctor debes en cuando bajaba la mano para acariciarle el culo a mi mamá y ella no hacía nada al respeto. Ella seguía platicando y riéndose.


– ¿Y tú esposo te coge cada vez que viene? Le pregunto Héctor.


– Si, cada vez que viene le contestó mi mamá.


– ¿Y has tenido otras vergas? Le pregunto Héctor.


– No, mi esposo fue mi primero y el único le dijo mi mamá.


– ¿Tú marido te coge por el culo? Le pregunto él.


– No, nunca le dijo mi mamá.


– ¿La tiene grande tú marido? Le pregunto Héctor.


– Yo digo que si le contesto mi mamá.


Héctor llevo la mano de mi mamá para que sintiera su verga.


– ¿Mas grande que esta? Le pregunto Héctor.


Mi mamá nomas se quedó callada y siguieron caminando. Héctor siguió sobando culo de mi madre con su mano libre. Ya el vestido se le iba subiendo poco a poco y pude ver las nalgas blancas de mi madre.  Al principio había pensado en ir ayudar a mi madre, pero después de escuchar la conversación y ver las nalgas de mi mamá me calenté y decidí nomas ver. Ya llegando un par de cuadras para la casa veo que se les acerca Don Leobardo. Yo sigo manteniendo la distancia y no noto que los estaba siguiendo.


– ¿Ya se durmió mi cuñada? Le pregunto Héctor a Don Leobardo.


– Si ya se durmió y no se dio cuenta cuando me salí le contesto Don Leobardo.


– ¿Crees que si va a aflojar Doña Susi? Le pregunto Don Leobardo a Héctor enfrente de mi mamá.


Héctor empezó agarrarle las nalgas a mi mamá.


– Que dices Susi, ¿quieres verga? Le pregunto Héctor mientras llevaba la mano de mi mamá a su verga.


Mi madre nomas se quedó callada.


– Vamos Susi ese cuerpo merece probar más de una verga le dijo Héctor


Mi mamá estando borracha y caliente nomas movió la cabeza diciendo que sí.


– No la escuche Doña Susi ¿quiere verga? Le pregunto Don Leobardo.


– Sí, sí quiero dijo mi madre tímidamente.


– Bueno si Doña Susi quiera verga pues verga le vamos a dar dijo Don Leobardo.


Llegaron a nuestra casa. Yo ya caliente no me quería perder nada y mientras mi mamá trataba de abrir la puerta me metí por la ventana de mi cuarto. Ya adentro me dirigí al pasillo y pude escuchar que estaban en la sala. Me acerque cuidadosamente para que no me vieran. Ya cercas vi como los dos manoseaban el cuerpo de mi madre.


– Vamos a tú cuarto Susi que te quiero coger donde tú marido te hace el amor le dijo Héctor a mi madre.


Yo al escuchar esto me fui a esconder en el cuarto de mis padres. Ya estando en el cuarto hicieron a mi madre que se quitara el vestido. Mi mamá llevaba puesto un bra negro y una tanga negra. Los dos se le acercaron y empezaron a besarle el cuerpo y a manosearla. Le quitaron el bra y la tanga. Veo que Don Leobardo olio la tanga de mi madre y la guardo en la bolsa de su pantalón.


– Quien diría que la Doña Susi que es tan decente usa tangas como las putas dijo Don Leobardo.


Don Leobardo le empezó a chupar las tetas a mi madre mientras que Héctor le manoseaba el culo a mi madre. Ya mi mamá estaba bien caliente y nomas gemía. Héctor le soltó una nalgada y a mi mamá le gusto. Héctor vio esto y la siguió nalgueando. De ratito paro y las nalgas de mi madre quedaron un poco rojas. Héctor luego le metió dos dedos al coño de mi mamá.


– Estas bien mojada Susi dijo Héctor.


Héctor saco sus dedos que brillaban por jugos de mi mamá. Después Héctor hizo que mi mamá se arrodillara frente a él.


– Susi sácame la verga para que mires lo que te vas a comer le dijo Héctor a mi madre.


Mi madre le baja el pantalón.


– O dios dijo mi mamá en voz baja.


Mi mamá quedo sorprendida por el tamaño de la verga de Héctor. Mirando que mi madre quedo asombrada, Héctor le empezó a dar cachetaditas con su verga.


– ¿Tú marido la tiene más grande? Le pregunto Héctor.


– No la tuya esta más grande dijo mi madre.


Sin que le hayan dicho ella se la empieza a chupar. Don Leobardo se le acerca con la verga de fuera y mi mamá se la empieza a masturbar. La verga de Don Leobardo no era tan grande como la de Héctor, pero si era más grande de lo normal. De rato mi madre se la empieza a chupar a Don Leobardo mientras masturba a Héctor. Siguió por un rato y luego alternaba verga.


– Como se nota que Doña Susi estaba hambrienta de verga dijo Don Leobardo.


Mi mamá siguió chupando verga cuando Héctor la hizo ponerse de perrito. Él se puso atrás de ella y le empezó a comer el coño. Mientras Héctor le comía la panocha mi mamá seguía mamando la verga de Don Leobardo. Después de un rato veo como Héctor hizo venirse a mi madre nomas usando su lengua. Héctor se levantó y con la verga apunto a la rayita de mi mamá.


– Sabes Susi estamos en la cama donde tu marido te hace el amor le dijo Héctor.


– Y en esta misma cama te estas entregando a nosotros continuo Héctor.


– Pero nomas una diferencia tu esposo te hace el amor dijo Héctor.


– Nosotros te vamos a coger y vamos a usar tu cuerpo para nuestro placer continuo Héctor.


Al decir esto Héctor le clavo la verga entera a mi madre. Mi madre soltó algo como un gemido y grito. Nomás mire como se le empezaron a ir los ojos para atrás y nomas se le miraban blanco. Héctor mirando que mi mamá se acostumbró al tamaño se la saco y se la metió de un golpe otra vez. Al hacer esto mi madre se vino otra vez. Ya mi mamá se había venido 2 veces dentro de unos minutos. Héctor empezó a bombear el coño de mi mamá. Mi mamá se miraba que estaba sintiendo una combinación de dolor y placer.


– ¡Aaaaay, la tienes enorme! Dijo mi mamá.


– Susi se nota que marido no te da mucho uso dijo Héctor.


– ¡Ay papi me estas partiendo en dos, pero no pares que se siente muy rico! Decía mi madre.


Don Leobardo mirando que mi mamá había parado de chuparle la verga le soltó una cachetada.


– ¿Quién te dijo que pararas puta? Le pregunto Don Leobardo.


Mi madre empezó otra vez a mamarle la verga. Siguieron un rato así y luego empezaron a burlarse.


– Tan decente y católica que parecía Doña Susi, pero quien la viera ensartada por dos vergas dijo Don Leobardo.


– Y tú decías que era muy fiel y que era esposa ejemplar decía Héctor.


– Pues si parecía, pero nos salió bien puta Doña Susi dijo Don Leobardo.


– Sabes Susi tu marido es un pendejo, como deja tremenda mujer sola le dijo Héctor a mi mamá.


– Si Doña Susi, si yo fuera su esposo siempre estuviera a su lado para darle verga dijo Don Leobardo.


– Estas bien apretadita y rica Susi dijo Héctor mientras le soltó una nalgada.


– Güey ya mero terminas para cambiar le pregunto Don Leobardo.


– Aguanta un poquito más déjame disfrutar de este momento dijo Héctor.


– Bueno nomas un poco porque uff esta putita si sabe dar una buena mamada, ya mero me vengo dijo Don Leobardo.


Héctor empezó a embestir más rápido a mi madre. Ya nomas la recamara de mis padres se llenaba de los sonidos de Héctor chocando contra las nalgas de mi madre.


– Te los voy a echar adentro Susi dijo Héctor.


– Voy a ser el único hombre aparte de tu marido que te ha llenado de leche continuo Héctor.


Mi mamá estaba perdida en el placer que hasta no le importo que se vinieran adentro de ella.


– A ver Susi límpiame la verga le dijo Héctor a mi mamá.


– Ira como esta llena de tus jugos y mis mecos dijo Héctor.


Mi madre le empezó a chupar la verga a Héctor mientras Don Leobardo se estaba colocando atrás de ella.


– Que rico se te ve el culo le dijo Don Leobardo a mi mamá.


Don Leobardo se arrodillo y se acerco al culo de mi mamá. Separo las nalgas de mi mamá.


– Se ve que no han usado este culito dijo Don Leobardo.


Don Leobardo acerco su cara al culo de mi mamá y dio un fuerte suspiro.


– Doña Susi tienes el culo mas rico que haya visto en mi vida que hasta huele delicioso dijo Don Leobardo.


Don Leobardo empezó a besarle las nalgas a mi mamá. Después de un rato le empezó a comerle el culo. Mi madre empezó a gemir de placer.


– Creo que le gusto a Susi que le comas el culo dijo Héctor a Don Leobardo.


– La voy a volver loca de placer dijo Don Leobardo.


– ¿Y se lo vas a reventar? Le pregunto Héctor.


– No güey, si se la meto en el culo me vengo de volada dijo Don Leobardo.


– Mejor me la folla por la panocha dijo Don Leobardo.


Don Leobardo siguió chupándole el culo a mi mamá y también empezó a meterle dedo. Luego Don Leobardo se paró.


– Pinche culote que tienes vecinita dijo Don Leobardo.


Leobardo le soltó una nalgada mi mamá.


– Siempre soñé con verte así de perrito con el culo abierto dijo Don Leobardo.


Leobardo coloco su verga en la panocha de mi madre y se la empezó a clavar.


– Sabes cuantas veces me la eh jalado pensando en ti Susi dijo Don Leobardo.


– Y ahora aquí estas entregándote a mi dijo Don Leobardo.


Don Leobardo empezó a embestir a mi mamá.


– Que rica panochita, tan apretadita y eso que te acaba de coger mi hermano dijo Don Leobardo.


Ya Don Leobardo empezó a azotar a mi madre. Héctor mirando que ya no iba aguantar mas Don Leobardo fue corriendo al baño de mis padres. Regreso con una vaselina.


– Espera dijo Héctor.


Don Leobardo empezó a calmar las embestidas.


– Le voy a tronar el culo a esta putita dijo Héctor.


– Acuéstate güey en la cama le dijo Héctor.


– Y tu Susi montante en el le dijo Héctor a mi madre.


Don Leobardo se acostó en la cama mientras que Héctor ayuda a mi madre. Mi mamá agarro la verga de Don Leobardo y la guio ella sola a su panocha. Ya cuando tenia la verga clavada mi madre, Héctor le empezó a dilatar el ano.


– Hora si putita viene lo bueno dijo Héctor.


Héctor le empezó a clavar la verga en el culo.


– ¡Aaaaayyy no! Duele sácala le dijo mi madre a Héctor.


– Aguanta le decía Héctor.


– ¡Me vas a partir el culo! Por favor sácala que duele mucho le contesto mi madre.


– Ya cállate puta, ya casi la tienes toda a dentro le dijo Héctor.


Don Leobardo que estaba chupándole las tetas a mi mamá se empezó a reír de ella.


– Ya ves, ya la tienes toda adentro dijo Héctor.


Ya después de que le dieran tiempo al culo de mi mamá para que se acoplara a la verga la empezaron a embestir los dos. Ya los quejidos de mi madre empezaron a ser reemplazados por gemidos de placer. Luego mi mamá soltó un fuerte gemido y empezó a venirse otra vez. Después de esto los embestidos de los dos se fueron reduciendo. Ya todos estaban cansados.


– Vamos a bañarla en mecos dijo Don Leobardo.


Mi mamá quedo acostada en la cama, ya sin poderse mover. Don Leobardo y Héctor se pararon y empezaron a jalarse la verga para cubrir a mi madre en semen. Los dos se empezaron a vestirse.


– A ver si se repite le dijo Héctor a mi madre.


– ¿Tú crees que se va a repetir? Si no ves que le encanta la verga a Doña Susi contesto Don Leobardo.


– ¿Que dices Susi? Dijo Héctor.


– Claro que se repite muy apenas dijo mi mamá.


Al escuchar esto los dos hermanos sonrieron y empezaron a irse. Ya nomas quedo mi mamá sudada temblando en la cama. Creo que estaba bien cansada que ni se fue a limpiar. Me espere un rato y viendo que se había quedado dormida me acerque a ella. Ya estando cerca pude ver como tenia semen en el pelo, la cara, los pechos y en las nalgas. Me quede admirando el cuerpo de mi mamá un ratito, pero luego la cobije y me dirigí a mi cuarto. Ya estando en mi cuarto me empecé a masturbar. No me tomo tiempo en acabar.


Al día siguiente mi mamá estaba bien contenta y actuaba como si nada le había pasado.


Y así fue como vi a mi madre una señora casada de respeto y bien religiosa fue cogida como una puta por unos vecinos.

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