Ese dia a la tarde la empecé a matar a mensajes a Laura, diciéndole que necesitaba juntarme con ella para charlar. No le quise decir por teléfono de qué, pero lo había estado pensando todo el día y la idea de empezar a trabajar de ésto me entusiasmaba.
Yo no era una pelotuda. Sabía que no iba a ser todo color de rosas. Las advertencias de Laura aquel día nunca me las había olvidado. Pero pensando en lo bien que había salido todo la noche anterior y la cantidad de plata que me pagaron… más lo fácil que me resultó todo una vez que se me fueron los nervios… la verdad es que me empujaba bastante a tomar la decisión. Por ahí no empezar a trabajar full time, tan sólo los fines de semana y juntar plata con eso. Para por fin poder irme de casa y lejos de todo ésto. Yo sabía que lo de Michael anoche había sido especial y que no iba a pasar todo el tiempo, no es que iba a cobrar esa plata todo el tiempo, ni loca, pero por mas que fuera mucho menos todo me ayudaba. Necesitaba la ayuda de Laura para ver si daban los números, que me dijera cómo arrancar, si ella me podía ayudar a conseguir clientes buenos, todo eso.
Laura estaba tan ocupada que recién me pude juntar con ella unos días después, durante la semana. Quedamos en que la iba a ir a ver a la casa un dia de semana a la tarde. Me quedaba medio lejos pero necesitaba verla. Cuando llegué me hizo subir, era un departamentito chico en la calle Junín, cerca de la Facultad de Medicina. Cuando entré nos saludamos cariñosamente y vi el departamento. Era chiquito pero lo tenía muy lindo, bien limpio y arregladito.
Nos sentamos y nos hizo café para las dos. Me notó que yo estaba muy nerviosa enseguida. Yo no sabía cómo siquiera empezar a contarle todo. Al final tomé coraje y se lo dije, contándole lo que había hecho… y la verdad que dejando bastantes cosas y detalles de lado porque o me daban mucha vergüenza o directamente no se los quería contar para ver cómo reaccionaba a todo.
La verdad es que Laura reaccionó para la mierda. Se enojó tanto que casi me empezó a putear, y se puteaba a ella misma todo el tiempo. Yo me sentí muy mal y la dejé descargarse.
“La puta madre, Luciana!!!”, casi me gritaba, “Pero vos estás loca, nena? No te lo puedo creer… Que te agarró, tarada? Que mierda tenés en la cabeza?!”
“Lau… pará… por favor….”, yo le suplicaba.
“No, sabés que? La pelotuda soy yo… vos no tenés la culpa.”, me dijo con bronca, “Vos sos otra boluda, si, pero la culpa la tengo yo. No te tendría que haber dicho nada!”
“Lau… no….”
“Vos te das cuenta lo mal que te podría haber salido todo ésto?”
“Si… ya se….”
“No sabés un carajo, nena! Dejame de joder!!”, me levantó la voz de nuevo. Ahí me vió cómo yo bajé la cabeza y casi que me largo a llorar. Medio que me vió cómo estaba yo y bajó varios cambios para no ponerme peor. Tomó aire, se tranquilizó y se sentó al lado mío, abrazándome y conteniéndome, “Perdoname, bichita… no te quise gritar asi…”, me dijo mientras me daba unos besitos en el pelo.
“No se lo puedo contar a nadie más, Lau….”
“Si, ya se.”, me dijo, “Que loquita de mierda que sos, por Dios…”
Yo me reí un poco entre mis casi lágrimas, “Bueno, ya fue… ya está. Necesitaba contártelo.”
Cuando las dos nos calmamos un poco más, seguimos tomando el café y ahora era Laura la que me preguntaba, interesada por saber más. Más que nada saber que no me había pasado nada malo a mi, y cómo había quedado yo de la cabeza después de la experiencia.
“Yo estoy bien, Lau”, le dije, “En serio… fue estar con un tipo, nada más. Lo disfruté.”
“Bueno, está bien que te lo tomes así. Si la pasaste bien, siempre es un plus eso.”, me contestó, “Hay chicas que después del primer cliente largan enseguida. No se lo bancan. Es algo muy interno, se que a algunas les pasa.”
“No, yo estoy bien, en serio.”, le dije, “No te mentiría con eso. No estoy traumada ni nada. Al contrario.”
“Te lo tomás como que te cogiste a un flaco? Digo, así lo aceptás vos? Como que no fue de puta… te gustó el pibe y cogieron?”
“Puede ser… algo así. Fue distinto, obvio. Pero al final, sexo es sexo, no?”, le contesté, “La pasé re bien con el tipo.”
“Te pagó bien por lo menos?”, me preguntó.
“Ay Lau, que se yo…”, le mentí, “Yo que sé que es que te paguen bien o mal.”
“Cuánto?”
“Ay, Lau… mirá lo que me pr…”
Me interrumpió, “Dale, boluda, cuánto?”
“Dos mil dólares”, le mentí descaradamente. Quería ver lo que decía.
Laura se rió, “Ah, bueno, re bien. No, que re bien… buenísimo! Digo, por ser tu primera vez… por ahí le podías haber sacado un cachito mas… dos lucas quinientos, no sé. Pero bueno, vos no tenías idea…”
Yo me maté de risa por dentro. Había dejado tantos detalles sin contarle a Laura. De lo bien que me había manejado, lo loco que lo había vuelto al tipo con tanta facilidad, haciéndome la nenita, la verdadera cantidad que me pagó…
“Luciana, él se puso forro, no?”, me preguntó.
“Si, Lau… no quería pero se lo hice poner.”, le mentí de nuevo.
Respiró como aliviada, “Bien. Bien, Luchi. Siempre con forro, mi amor. Ni siquiera te estoy hablando de laburo. Con cualquier tipo. Con tu novio también”. No me gustó mentirle así, y sabía que su consejo era el correcto, pero no quería que explote de nuevo y se enojara si le decía la verdad, “Y ya que estamos, no estaría de mas que empieces a tomar la pasti. Nada más para estar completamente segura.”
Yo le asentí en silencio y ella me miró con curiosidad, como pensando algo. Finalmente me habló suave, “Luchi… pará… vos no estarás pensando en… bueh, en empezar a laburar de ésto no?”
Yo la miré y no me animé a mentirle a mi amiga de nuevo, no con ésto, “Y… la verdad que lo pensé. Lo estoy pensando.”
La vi como decepcionada, “Ay, Luciana… no se que decirte… para mi por ahí te estarías mandando una gran cagada…”, me dijo y me acarició el pelo.
“Por?”
“Porque no se si es la vida para vos, mi amor…”, me dijo dulcemente, “Por qué no te olvidás de todo esto y arrancas la facu, eh? Seguí una carrera, viste? Salí adelante así, normal.”. Yo la miré detenidamente. Estaba seguro que Laura me quería y quería lo mejor para mi, pero no pude evitar sentir como que me estaba subestimando un poco, “Qué pasa?”, me preguntó cuando me vio mirarla.
“Por que asumís que me voy a cagar la vida si lo hago, Lau?”, le pregunté, “Te pensás que no lo puedo hacer? Que soy una pelotuda en serio?”
“No te enojes, bichi, no es eso…”, me sonrió, “Es que para mi no es la vida para vos. Sos muy chica todavía, mi amor. Tenés todo por delante.”
A mi me cayó un poco para el orto eso que me dijo. Me seguía subestimando. Si ella lo pudo hacer por que yo no? Tan distintas éramos? Dejé la taza de café ahí en la mesita y me levanté despacito, “Si, Lau, tengo todo por delante… hace meses que vengo tirando curriculums en todos lados al pedo, me quiero ir a la mierda de casa porque no me aguanto mas y no encuentro nada… claro… Voy a terminar laburando en un puestito de panchos en Costanera. Que bueno. Mirá todo lo que tengo por delante…”
Laura medio que se rió y me quiso atajar, pero yo no dejé que me agarre el brazo, “Pará… pará… che…”
Yo la miré, “Una vez que me sale algo bien y me cae algo de buena plata… una sola vez… fue lo mejor que me pasó en meses y te lo quería contar. Pero vos estás más interesada en cagarme a pedos y tratarme como a una nena, parece…”, no se lo dije enojada pero si seria.
“Uh, Luchi, pará bichi, en serio…”, me dijo, “Calmate…”
“Vine a verte para contarte y para que me ayudes, Laura.”, le dije, “Para que me orientes, no para que me retes.”
“No te quise retar, mi amor…”, me hizo sentar despacito de nuevo a su lado.
Yo suspiré, “Ya se… pero lo sentí así.”
“Perdoname, Lu”, me dijo. Se quedó un momento haciéndome mimitos en el brazo para calmarme, pero yo seguía un poco con cara de orto, “De verdad lo querés hacer?”
“No se si lo quiero hacer, Laura”, le dije, “Pero lo que sí sé es que lo quiero probar. Necesito trabajar de algo que me deje plata en serio. Me quiero independizar de una vez, no me aguanto mas en casa”
“Bueno… te entiendo…”
“A vos te va bien. Por qué a mi no me puede ir bien?”, le pregunté.
“No quise decir eso, Luchi. Es más, creo que te iría muy bien. Es que nunca me imaginé que ibas a querer hacer esto con tu vida.”, me dijo suavemente.
“Es que eso es lo que no entendés”, le dije y miré con cariño a mi amiga, “No se si quiero hacer ésto con mi vida, yo no lo veo asi. Es… super largo plazo eso. Pero quiero probar y mientras tanto ganar algo de guita. Tan mal está eso?”
“No….”
“No era un laburo como cualquier otro?”, le pregunté.
“Si… en algo si, en algo no…”, me contestó.
Me miró un rato largo, muy largo en silencio mientras me seguía acariciando el brazo. Luego se sonrió, “Que pendeja guacha que sos…”, me dijo.
“Eh?”, le pregunté sin entender.
“Ya me veo que si no te ayudo yo, te vas a largar a hacerlo sola. Ya sé cómo viene esto…”, me dijo.
“No quiero que me lleves de la mano, Laura”, le dije, “Pero me vendría re bien que me orientes y me enseñes lo que no se… que me contactes con alguno de tus clientes… nada más…”
“Nena, te pensás que te voy a largar y no te voy a cuidar?”, se sonrió.
“No necesito que me cuides, Lau…”
“Si lo necesitas.”, me dijo. Tomó aire y al final me dijo, “Bueno, te voy a ayudar y lo vamos llevando, si? Por ahí lo empezás a hacer y te das cuenta que no te gusta y vos sola largas, puede pasar. Todo bien en ese caso, no?”
“Si, obvio”, le dije, “Pero ni sé cómo arrancar…”
Laura pensó un momento y me empezó a decir, “Empezá a tomar la pasti. Ya. No mañana, ya. Y tomala todos los días. Salís de acá y te la vas a comprar. Ahora te anoto cual es.”
“Okey…”
“Dame un par de días… o hasta la semana que viene… yo voy a ir tirando feelers por ahí a algunos clientes, a ver si les interesás o si saben de alguien. Buena gente, buenos clientes, que se cien por cien que te van a tratar bien”
Yo le sonreí, “Eso ya me ayuda un montón… estar segura…”
“Claro”, me sonrió de vuelta, “Tenés fotos? Para que yo pueda pasar? Me imagino que un book nunca te hiciste.”
“Y, no… tengo fotos mias pero no son en bolas ni nada de eso”, le dije, “Son fotos comunes.”
“Bueno eso hay que arreglarlo porque me van a pedir.”
“Okey, mientras vos hablás con tus clientes yo me voy a sacar algunas.”, le dije.
“Dale, si. Ropa tenés?”
“Ropa asi linda? Sexy?”, le pregunté
“Si, de esa… si no tenés después te paso la dirección de un par de locales que compro yo. Que tienen linda ropa interior y de todo.”, me dijo, “Armate de un buen ropero… nunca sabes que te van a pedir.”
“Okey…”, yo iba tomando nota de todo mentalmente.
“Y obvio… cosméticos y productos de higiene te van a hacer falta… bueno, lo vamos a ir viendo, si?”
Seguimos charlando un rato más y nos despedimos, con toda la info que me había dado Laura y yo de nuevo absorbí como una esponjita en la cabeza. Tenía mucho para hacer y me quería mover y tener todo listo lo más rápido posible. No sabía cuando Laura me iba a conseguir algún cliente y quería estar lista. La verdad que estaba bastante ansiosa. Al otro día a la tarde aproveché que estaba sola un rato en casa y me empecé a sacar fotos yo con una camarita digital. Yo ni sabía cómo posar ni sacar fotos buenas, pero hice lo que me imaginé que estaba bien.
Se las pasé a Laura y a la noche cuando las vió me llegó el mensaje de vuelta por Whatsapp.
“Hola Luchi, todo bien, te re quiero… pero las fotos son malísimas jajjaja”
“No me digassss…”
“Si. No te estás vendiendo bien, linda.”
“Cómo querés que las saque entonces?”
“Hay que hacerte un book en serio. Bien pro. Sos tan linda que va a salir bárbaro. Voy a hablar con Ricky que es un pibe que saca unas fotos buenísimas, les hace books a las chicas. A ver si te puede atender rápido”
“Dale, gracias, te quiero!”
“Yo también!”
Al otro día Laura me pasó el contacto de éste pibe y arreglamos para que vaya a la casa. Vivía en la loma del orto, por Ezeiza bien al fondo. Me daba paja ir hasta allá pero lo tenía que hacer. Me cayó bien el pibe en el chat y como Laura dijo que era de absoluta confianza me mandé. Me dijo que él cobraba 500 dólares hacer el book, pero como era amiga de Betty y me dijo que sabía que yo estaba empezando me hacía precio y me lo dejaba en 400.
Para mi me parecía carísimo, pero no sabía cuánto era el precio de un buen book de fotos y realmente lo necesitaba. Cuando llegué a la dirección me dió un poco de miedo. La verdad que la zona era bastante fea. No era una villa, para nada, pero eran todas casas bajitas y muy descuidadas. No parecía que había nadie en la calle. Llegué al número de la calle que me había indicado y toqué el timbre, la verdad con mucho miedo y ansiedad. Era una casa medio vieja, con la fachada muy sucia y descascarada. Estaba en un terreno grande, por lo que pude ver de afuera. Y tampoco sabía qué onda con éste Ricky. No sabía dónde me estaba metiendo, pero confiaba que Laura no me iba a mandar a cualquier lugar peligroso con mala gente.
Cuando salió el pibe y nos saludamos, me hizo pasar y me calmé enseguida. Nos quedamos charlando un ratito ahí. Era un pibe muy copado, con mucha onda… y recontra gay. Amanerado hasta la médula. Era uno de esos gays alegres y re afeminados, amorosísimo. Me trató increíble. Y la casa por dentro nada que ver, pero nada que ver con el exterior. Era hermosa, muy bien cuidada y limpia, con todo mobiliario moderno. Vidrio y metal por todos lados. Me sentí cómoda enseguida. Le pedí por favor si tenía algo para tomar porque me estaba muriendo de sed, me sirvió un vaso de gaseosa y nos quedamos charlando un rato.
Me dijo que él hacía muchos años que hacía books para chicas que andaban en esto, y cualquier otro trabajo de fotografía. Que era fotógrafo profesional y había trabajado como director de fotografía para un par de películas nacionales. Me dijo si quería ver algo de su portfolio y le dije que sí, muy interesada. Me trajo un libro de gran tamaño que le habían hecho con una selección de sus fotos impresas a un tamaño enorme.
Era hermoso. Impresionante. Ricky era buenísimo. No había sólo fotos de chicas… había paisajes de viajes que había hecho, retratos, abstractos… eran fotos increíbles. Me llevó a la parte de atrás del terreno donde había un galpón, bastante grande, al menos así se veía de afuera. Cuando entré era su estudio. Adentro estaba la pareja de él, otro pibe de su edad que se llamaba Ale, que también era fotógrafo y diseñador, y que a veces lo ayudaba. El galpón estaba lleno de luces, trípodes y cosas de fotografía. También se habían armado como pequeñas escenografías para dar ambientes distintos. Estaba hermoso como lo habían puesto.
Nos sentamos los tres y me empezaron a preguntar cómo lo quería hacer, como quería orientar las fotos, que onda quería que tengan, todo eso. Yo la verdad no tenía idea. Mi única idea era que sean fotos lindas para poder pasarle a clientes. Charlando los dos me miraban. Ale agarró una luz chiquita como de mano y me empezó a iluminar de varios ángulos para ir probando. Ricky me dijo que algo ya había hablado con Laura y que él pensaba que, si yo quería y por lo linda que era, que hagamos algo sobrio. Sexy, pero enfocado en la onda de nena chiquita e inocente. Que no me preocupe, que estaba divina y que ya ellos veían que yo era una de las modelos más lindas que tuvieron. Mientras hablábamos Ale me iba arreglando un poco el pelo y otros detalles como a él le parecía.
Al final decidimos eso. Me llevaron a una cama que tenían ahí, pero era como una cama falsa. Parecía una cama de esas grandes y lujosas, pero en realidad era nada más una tarima de madera que le habían puesto una colchoneta y una sábana encima, pero la adornaron tan bien que no se notaba nada. Ale y Ricky pusieron unas telas transparentes por encima del techo de la cama mientras yo me desvestía. Cuando me vieron que tardaba y que tenía algo de vergüenza, Ricky se rió y me dijo “Ay, sin vergüenza, Luli… estamos nosotras solas, no te preocupes, divina!”
Me cagué de la risa con ellos y me sirvió para relajarme mucho. La verdad que me trataron hermoso los dos. Me subí a la cama y empecé a posar y a moverme mientras ellos me guiaron y me decían cómo hacer. Al principio me costó un poco, me sentía como dura, pero ellos me llevaron muy bien y ya para el final me sentía muy cómoda posando. Fue una experiencia genial. Al final me sacaron las fotos de la forma que a ellos les parecía, yo no tuve mucho decir en el tema, así que confié en ellos. Cuando me vestí fui y le pagué los 400 dólares a Ricky. Nos quedamos charlando y Ale me empezó a mostrar algunos de los previos de las fotos en la pantalla del tremendo camarón que habían usado.
Casi me caigo de culo al piso. Aun ahí en la pantallita chiquita de la cámara… las fotos eran INCREIBLES. Me quedé como estúpida mirándolas y sonriendo. Eso era lo que veían los tipos? Así me veían a mi?
Ellos se sonreían conmigo y las comentaban también. Me dijeron que pocas veces les había tocado hacerle un book a una chica con tanta belleza natural y tan de nena. Casi que me agradecieron ellos a mi y Ricky me pidió si podía usar algunas, de las que quedaron de mejor gusto, para poner en su portfolio. Obvio que le dije que sí. Me dijo que las iba a procesar y retocar bien en la compu y en unos días me las pasaba. Nos despedimos re cariñosamente y emprendí el camino de vuelta a casa.
A los dos días me mandó las fotos y yo se las pasé a Laura. Ella me dijo que habían quedado hermosas, fantásticas, y que me de cuenta lo que era la diferencia del ojo de un profesional en serio. Yo no podía estar mas de acuerdo. Esas fotos, y luego otras que me seguí sacando con Ricky y Ale tiempo después, me abrieron un montón de puertas.
Cuando ya se acercaba el finde me llamó Laura y me dijo que había pasado mis fotos a algunos clientes selectos de ella y ya dos le dijeron si yo estaba disponible ya mismo ese fin de semana. Yo no lo podía creer. Ahí me cayó por fin la ficha de lo que estaba haciendo. Se lo dije a Laura y me dijo que si quería abandonar, el momento era ahora, no después. Que ella algo le diría a sus clientes, pero que si me comprometía no podía borrarme después. Me agarraron los mismos nervios que me habían agarrado aquella noche con Michael, hasta que me calmé.
Le dije que sí. Que lo hagamos. Uno el Viernes a la noche y el otro el Sábado. Me dijo que me quede tranquila, que eran clientes de ella de hace ya un par de años y muy buena gente, que me iban a tratar muy bien. Me dijo que no necesitaba acompañarme ya que confiaba plenamente en ellos, que ya casi eran amigos. Que les iba a pasar mi contacto y que yo arregle con ellos directamente. Me dijo que le preguntaron cuánto cobraba yo y que ella, para venderme un poco y hacerme parecer un poco más top, les dijo que no sabía el número pero sí sabía que yo era cara, pero lo valía.
Le pregunté cuánto estaba bien cobrarles y ella me dijo, “Y no se, Luchi. Probá de pedirles lo mismo que le pediste al yanqui, a ver que te dicen. Dos lucas verdes es caro, pero tampoco es descabellado.”
“Vos los conocés… lo pueden pagar? O los voy a espantar?”, le pregunté.
“Si, yo creo que si quieren y los hacés entrar, lo pueden pagar lo mas bien.”, se rió, “Arregla vos lo que te parezca… ah, pará….”
“Que?”
“Ya te elegiste un nombre profesional? O vas a ir como Luciana?”, me preguntó.
Yo me reí, “Me gusta Blondie…”
Ella también se rió en el teléfono, “Uh, Blondie… me gusta. Está bueno. Si, dale andá con ese… Bueno, hablá con ellos y arreglá. Cualquier cosa que no entiendas o no te cierre, me mandás un mensajito si?”
“Dale, Lau… gracias por todo.”, le dije con una sonrisa al teléfono.
No podía creer lo que estaba haciendo, pero la verdad que ya me daban menos nervios. Era estar con dos tipos que Laura me dijo que no tenía por qué preocuparme. Me excitaba la idea y encima me iban a pagar muy bien.
Me contactaron enseguida, ese dia a la noche, y arreglamos como yo quería. Uno se llamaba Germán y nos dijo de encontrarnos en Palermo, ir a comer por ahí y después a un telo. Yo no le había pedido fotos ni nada a Laura, de ninguno, pero cuando llegué y lo vi era un lindo flaco. Tendría como veintipico y era muy copado. Le encanté de entrada. La pasamos bien en la cena y después nos fuimos a un telo de por ahí cerca. Estuvimos toda la noche, hasta las 7… y la verdad que la pasé genial. Hicimos de todo y lo dejé muy satisfecho al pibe. Un par de veces le fingí los orgasmos para ayudarlo a acabar cuando sentí que lo necesitaba… pero otras veces él me hizo acabar a mi en serio, y me encantó. Con el si usamos forro, acordándome del consejo de Laura. Esa noche en total cogimos cuatro veces y lo rematé al final con una linda chupada de pija, que los dos disfrutamos mucho.
Cuando llegué a casa dormí hasta bien entrada la tarde, había quedado muy cansada de todo. Me desperté después de las cinco, comí algo y me empecé a arreglar para la noche. A la hora exacta llegué a la casa del otro tipo. Laura me había dicho que siempre me cuide de ir a lugares neutrales, como un telo o un hotel, nunca a la casa de ninguno, pero que éste tipo era una excepción porque era de recontra confianza.
El tipo del Sábado se llamaba Ramiro y era muy mayor, tenía casi sesenta años y era un empresario agrícola de Entre Ríos que visitaba a Laura cuando venía por negocios, o Laura lo visitaba a el aca en el departamento que el tipo tenía en Villa Crespo. Ya tenía algo de canas y no se lo veía muy musculoso o fornido. Igual tenía la re onda el viejito. Tenía un humor increíble que me hizo cagar de risa muchas veces durante la noche, haciéndomela pasar muy bien. Ramiro se había empastillado, me dijo de entrada, y se rió porque no sabía para qué. Al verme en persona me dijo que no hubiese necesitado ninguna pastilla. Fuimos a su habitación y empezamos a hacerlo. A él le encantaba que le hiciera el juego de la nena inocente, como le había hecho un poco a Michael, así que estuvimos toda la noche… jugando a que el era el papá que se cogía a la hijita. Y yo le hacía el juego a la perfección. Que por fin me había podido venir en un viaje de negocios sola con papi. Y que estaba celosa de mamá, porque ella lo tenía todo el tiempo, y que yo estaba enamorada de él también, que lo quería para mi también… que me diera sus hijitos a mi también…
Puede sonar fuerte dicho así, pero a mi no me afectaba. Eran las fantasías de cada uno y lo que calentaba a los clientes. A mi no me movía la aguja eso, pero sabía que a muchos hombres los volvía locos y por eso quizás me buscaban. La verdad no sabía por qué tantos hombres tenían la fantasía de cogerse a las hijas, pero me impresionó a medida que fui conociendo más clientes, lo común que era. Como dije, yo no juzgo a nadie y me encantaba hacerles cumplir sus fantasías, hasta las más perversas quizás, pero siempre me resultó curioso.
Con Ramiro si lo hicimos sin forro. Porque le encantó, lo volvió absolutamente estúpido el sentir como le llenaba la conchita de leche a la hijita. Y la cola. Y la boquita. Todo lo que él siempre le quiso dar y nunca pudo, pero ahora si. La pasé de maravillas con el viejito y él quedó con los ojitos que le daban vueltas, era un amor. Si, le fingí un par de orgasmos muy fuertes cuando lo sentí llenarme de semen, pero a mí él también me sacó un par de lindas y dulces acabadas. Y además, al igual que a Michael, a Ramiro le saqué un poco mas de plata por no usar forro. Los dos ganamos.
Llegué a casa cuando salía el sol, me bañe sin hacer ruido para no despertar a mis viejos, y me metí en la cama. Estaba cansadísima, de verdad. No tanto por el sexo de las dos noches anteriores, por suerte no me afectó mucho mas que dejarme un poco sensibles las zonas, pero era mas que nada el haberme acostado tan tarde dos noches seguidas. Por suerte ya no tenía más colegio y no me tenía que levantar temprano al otro día. Antes de dormirme me quedé mirando a mi armario, donde tenía guardados los dólares. En dos noches ya le había sumado casi tres mil quinientos dólares más a la pilita de Michael. Y fue tan… pero tan fácil hacerlo… Me dormí con una sonrisa.
A la tarde cuando me levanté estaba muerta de hambre. Por suerte mi conchita y mi cola ya no las sentía tan tiernas como anoche cuando me había acostado, ya estaba bien de nuevo. Me senté en la cocina a comer algo y me puse a revisar el celu. Me reí cuando vi los mensajes de Laura.
“Boluda, que les hiciste? Jajajajaj?”
“Estas bien, bichi? Como te fue?”
“Contestame che!”
“No se que les hiciste pero me escribieron los dos ya”
“Los dejaste de cama… estan re contentos… “
“Todo bien?”
“Despertate putita dale! Quiero hablar con vos!”
“Dale BLONDIE jajajaja … llamame cuando te levantas. Te quiero.”
Yo me sonreí sola mirando la pantalla y la llamé. Nos pusimos a hablar un montón. Le conté cómo había salido todo, como fue y que la pasé muy bien. Le super agradecí los contactos y la posibilidad de empezar bien así, con el pie derecho. Se lo debía todo a Laura. Yo estaba totalmente agradecida que me había puesto en contacto con éstos dos tipos, ya que fueron buenos y me trataron de maravillas. No que me había tirado con cualquiera.
Laura tenía curiosidad por saber que habíamos hecho, ya que me dijo que los dos ya le habían escrito para agradecerle a ella el haberme puesto en contacto, que pocas veces la habían pasado tan bien, que yo era increíble, pero no le dieron muchos más detalles que eso. Por supuesto que le conté. No tanto lo que había hecho con el primero, Germán, que fue todo mas bien sexo standard. Pero si todo el rollo que habíamos jugado con el viejito Ramiro. Y como le cumplí sus fantasías.
“Uh, Luchi, tené cuidado con eso”, me dijo.
“Por?”
“Porque a ver si alguno se entusiasma mal y se pasa de rosca, no se…”, me contestó.
“Se te pueden pasar de rosca cogiendo y nada más, no?”
“Si, ya sé, pero lo de las fantasías es distinto. Mira si terminás obsesionando a alguno… o por ahí… no se, por ahí empezás a conectarte con más clientes, se corre la bola que les cumplís ese tipo de fantasías y te empiezan a buscar por eso…”
“Y qué problema hay? A mi no me molesta.”
“No?”
“Para nada. Además si lo de cumplirles las fantasías me deja mas guita, Lau…”, me reí, “Yo les hago lo que me pidan.”
Laura se quedó callada un segundo y se entró a cagar de la risa, “Uf… me parece que di a luz a un monstruito… jajajajaj”
En esos días fue cuando decidí empezar a atender clientes ya part-time. Me había ido tan bien hasta ahora que no veía por qué largar. Y la pura verdad es que, además de la muy buena plata que ganaba, hacerlo me gustaba. Me gustaba estar con hombres y me gustaba mucho estar con hombres más mayores. La pasaba muy bien, tenía lindo sexo con tipos y encima me pagaban. Por ahí no eran los tipos que yo elegía, pero hasta ahora no me había disgustado ninguno. Y me encantaba jugar con ellos a cumplirle lo que me pedían, sus fantasías, el hecho por el que me buscaban. Claro que algunos sólo veían en mí una linda pendejita que los calentaba, y eso estaba bárbaro, pero otros buscaban algo más. Satisfacer fantasías, estar con una muy jovencita, o con alguien que todavía parecía una nena… Si esa era mi veta, por decirlo así, quería aprovecharla mientras la tenía. Cuánto más me iba a durar el verme asi? Así de inocente y así de nena? Tres años más? Cuatro? Yo siempre había querido crecer de una vez y verme distinta, más adulta, pero ahora no se si lo quería. Me estaba sirviendo muchísimo.
Empecé a hacerme conocer con contactos selectos, gracias a Laura. No me publicitaba en sitios, grupos ni nada de eso. Todo networking con el que Laura me ayudaba. En unos pocos días ya me di cuenta que tenía agendados casi todos los viernes y sábados del mes. No podía creerlo. No podía creer que fácil era, cuanta guita sacaba y realmente lo bien que lo pasaba. Como todavía no tenía nada de gastos, me la pasaba durante la semana tranquila en casa y empecé a trabajar sólo los fines de semana. Viendo a uno o dos clientes, solamente. No más que eso. A mi me alcanzaba y me sobraba con eso, era todo recaudación y nada de gastos recurrentes más que el transporte, y además me hacía parecer más exclusiva, por lo que si quería podía cobrar más.
Con toda la plata que estaba juntando, por consejo de Laura, me compré un segundo celular para llevar todo lo que era de trabajo exclusivamente ahí. Me compré uno de los más top, con todos los chiches, porque siempre había querido uno y nunca había podido tenerlo. También me gasté plata en ropa nueva, cosméticos y cosas. La verdad es que me gasté mucha, pero mucha guita en todo eso. Laura decía que eso lo tenía que ver como una inversión. Y que trate de siempre tener buena ropa y distinta. Que eso los clientes lo notaban.
Todo parecía ir viento en popa. Un día que estaba un rato sola en casa, aproveché y conté toda la plata que me había quedado a fin de mes, luego de todos los gastos de todo lo que me había comprado para trabajar. Me sonreí cuando vi la pilita. Si bien lo que me había pagado Michael había sido un montonazo y me ayudó a arrancar, a fin de mes con los otros clientes que había atendido ya, menos los gastos, ya tenía una hermosa pilita de casi dieciséis mil dólares.
De aburrida que estaba, mirando la pilita, me puse a querer calcular cuánto tiempo tendría que trabajar, por ejemplo, de vendedora explotada todo el día en un local de ropa para juntar esa cantidad de plata. No es por menospreciar a la gente que trabaja de eso. Para nada. Al contrario, si eso era lo que yo inicialmente quería hacer. Pero me di cuenta que existía ésta otra liga para jugar y ganar plata. No sólo eso, sino que también me daba perfectamente el talento y las ganas para jugar a éste nivel.
A éste nivel, o más.
Yo no era una pelotuda. Sabía que no iba a ser todo color de rosas. Las advertencias de Laura aquel día nunca me las había olvidado. Pero pensando en lo bien que había salido todo la noche anterior y la cantidad de plata que me pagaron… más lo fácil que me resultó todo una vez que se me fueron los nervios… la verdad es que me empujaba bastante a tomar la decisión. Por ahí no empezar a trabajar full time, tan sólo los fines de semana y juntar plata con eso. Para por fin poder irme de casa y lejos de todo ésto. Yo sabía que lo de Michael anoche había sido especial y que no iba a pasar todo el tiempo, no es que iba a cobrar esa plata todo el tiempo, ni loca, pero por mas que fuera mucho menos todo me ayudaba. Necesitaba la ayuda de Laura para ver si daban los números, que me dijera cómo arrancar, si ella me podía ayudar a conseguir clientes buenos, todo eso.
Laura estaba tan ocupada que recién me pude juntar con ella unos días después, durante la semana. Quedamos en que la iba a ir a ver a la casa un dia de semana a la tarde. Me quedaba medio lejos pero necesitaba verla. Cuando llegué me hizo subir, era un departamentito chico en la calle Junín, cerca de la Facultad de Medicina. Cuando entré nos saludamos cariñosamente y vi el departamento. Era chiquito pero lo tenía muy lindo, bien limpio y arregladito.
Nos sentamos y nos hizo café para las dos. Me notó que yo estaba muy nerviosa enseguida. Yo no sabía cómo siquiera empezar a contarle todo. Al final tomé coraje y se lo dije, contándole lo que había hecho… y la verdad que dejando bastantes cosas y detalles de lado porque o me daban mucha vergüenza o directamente no se los quería contar para ver cómo reaccionaba a todo.
La verdad es que Laura reaccionó para la mierda. Se enojó tanto que casi me empezó a putear, y se puteaba a ella misma todo el tiempo. Yo me sentí muy mal y la dejé descargarse.
“La puta madre, Luciana!!!”, casi me gritaba, “Pero vos estás loca, nena? No te lo puedo creer… Que te agarró, tarada? Que mierda tenés en la cabeza?!”
“Lau… pará… por favor….”, yo le suplicaba.
“No, sabés que? La pelotuda soy yo… vos no tenés la culpa.”, me dijo con bronca, “Vos sos otra boluda, si, pero la culpa la tengo yo. No te tendría que haber dicho nada!”
“Lau… no….”
“Vos te das cuenta lo mal que te podría haber salido todo ésto?”
“Si… ya se….”
“No sabés un carajo, nena! Dejame de joder!!”, me levantó la voz de nuevo. Ahí me vió cómo yo bajé la cabeza y casi que me largo a llorar. Medio que me vió cómo estaba yo y bajó varios cambios para no ponerme peor. Tomó aire, se tranquilizó y se sentó al lado mío, abrazándome y conteniéndome, “Perdoname, bichita… no te quise gritar asi…”, me dijo mientras me daba unos besitos en el pelo.
“No se lo puedo contar a nadie más, Lau….”
“Si, ya se.”, me dijo, “Que loquita de mierda que sos, por Dios…”
Yo me reí un poco entre mis casi lágrimas, “Bueno, ya fue… ya está. Necesitaba contártelo.”
Cuando las dos nos calmamos un poco más, seguimos tomando el café y ahora era Laura la que me preguntaba, interesada por saber más. Más que nada saber que no me había pasado nada malo a mi, y cómo había quedado yo de la cabeza después de la experiencia.
“Yo estoy bien, Lau”, le dije, “En serio… fue estar con un tipo, nada más. Lo disfruté.”
“Bueno, está bien que te lo tomes así. Si la pasaste bien, siempre es un plus eso.”, me contestó, “Hay chicas que después del primer cliente largan enseguida. No se lo bancan. Es algo muy interno, se que a algunas les pasa.”
“No, yo estoy bien, en serio.”, le dije, “No te mentiría con eso. No estoy traumada ni nada. Al contrario.”
“Te lo tomás como que te cogiste a un flaco? Digo, así lo aceptás vos? Como que no fue de puta… te gustó el pibe y cogieron?”
“Puede ser… algo así. Fue distinto, obvio. Pero al final, sexo es sexo, no?”, le contesté, “La pasé re bien con el tipo.”
“Te pagó bien por lo menos?”, me preguntó.
“Ay Lau, que se yo…”, le mentí, “Yo que sé que es que te paguen bien o mal.”
“Cuánto?”
“Ay, Lau… mirá lo que me pr…”
Me interrumpió, “Dale, boluda, cuánto?”
“Dos mil dólares”, le mentí descaradamente. Quería ver lo que decía.
Laura se rió, “Ah, bueno, re bien. No, que re bien… buenísimo! Digo, por ser tu primera vez… por ahí le podías haber sacado un cachito mas… dos lucas quinientos, no sé. Pero bueno, vos no tenías idea…”
Yo me maté de risa por dentro. Había dejado tantos detalles sin contarle a Laura. De lo bien que me había manejado, lo loco que lo había vuelto al tipo con tanta facilidad, haciéndome la nenita, la verdadera cantidad que me pagó…
“Luciana, él se puso forro, no?”, me preguntó.
“Si, Lau… no quería pero se lo hice poner.”, le mentí de nuevo.
Respiró como aliviada, “Bien. Bien, Luchi. Siempre con forro, mi amor. Ni siquiera te estoy hablando de laburo. Con cualquier tipo. Con tu novio también”. No me gustó mentirle así, y sabía que su consejo era el correcto, pero no quería que explote de nuevo y se enojara si le decía la verdad, “Y ya que estamos, no estaría de mas que empieces a tomar la pasti. Nada más para estar completamente segura.”
Yo le asentí en silencio y ella me miró con curiosidad, como pensando algo. Finalmente me habló suave, “Luchi… pará… vos no estarás pensando en… bueh, en empezar a laburar de ésto no?”
Yo la miré y no me animé a mentirle a mi amiga de nuevo, no con ésto, “Y… la verdad que lo pensé. Lo estoy pensando.”
La vi como decepcionada, “Ay, Luciana… no se que decirte… para mi por ahí te estarías mandando una gran cagada…”, me dijo y me acarició el pelo.
“Por?”
“Porque no se si es la vida para vos, mi amor…”, me dijo dulcemente, “Por qué no te olvidás de todo esto y arrancas la facu, eh? Seguí una carrera, viste? Salí adelante así, normal.”. Yo la miré detenidamente. Estaba seguro que Laura me quería y quería lo mejor para mi, pero no pude evitar sentir como que me estaba subestimando un poco, “Qué pasa?”, me preguntó cuando me vio mirarla.
“Por que asumís que me voy a cagar la vida si lo hago, Lau?”, le pregunté, “Te pensás que no lo puedo hacer? Que soy una pelotuda en serio?”
“No te enojes, bichi, no es eso…”, me sonrió, “Es que para mi no es la vida para vos. Sos muy chica todavía, mi amor. Tenés todo por delante.”
A mi me cayó un poco para el orto eso que me dijo. Me seguía subestimando. Si ella lo pudo hacer por que yo no? Tan distintas éramos? Dejé la taza de café ahí en la mesita y me levanté despacito, “Si, Lau, tengo todo por delante… hace meses que vengo tirando curriculums en todos lados al pedo, me quiero ir a la mierda de casa porque no me aguanto mas y no encuentro nada… claro… Voy a terminar laburando en un puestito de panchos en Costanera. Que bueno. Mirá todo lo que tengo por delante…”
Laura medio que se rió y me quiso atajar, pero yo no dejé que me agarre el brazo, “Pará… pará… che…”
Yo la miré, “Una vez que me sale algo bien y me cae algo de buena plata… una sola vez… fue lo mejor que me pasó en meses y te lo quería contar. Pero vos estás más interesada en cagarme a pedos y tratarme como a una nena, parece…”, no se lo dije enojada pero si seria.
“Uh, Luchi, pará bichi, en serio…”, me dijo, “Calmate…”
“Vine a verte para contarte y para que me ayudes, Laura.”, le dije, “Para que me orientes, no para que me retes.”
“No te quise retar, mi amor…”, me hizo sentar despacito de nuevo a su lado.
Yo suspiré, “Ya se… pero lo sentí así.”
“Perdoname, Lu”, me dijo. Se quedó un momento haciéndome mimitos en el brazo para calmarme, pero yo seguía un poco con cara de orto, “De verdad lo querés hacer?”
“No se si lo quiero hacer, Laura”, le dije, “Pero lo que sí sé es que lo quiero probar. Necesito trabajar de algo que me deje plata en serio. Me quiero independizar de una vez, no me aguanto mas en casa”
“Bueno… te entiendo…”
“A vos te va bien. Por qué a mi no me puede ir bien?”, le pregunté.
“No quise decir eso, Luchi. Es más, creo que te iría muy bien. Es que nunca me imaginé que ibas a querer hacer esto con tu vida.”, me dijo suavemente.
“Es que eso es lo que no entendés”, le dije y miré con cariño a mi amiga, “No se si quiero hacer ésto con mi vida, yo no lo veo asi. Es… super largo plazo eso. Pero quiero probar y mientras tanto ganar algo de guita. Tan mal está eso?”
“No….”
“No era un laburo como cualquier otro?”, le pregunté.
“Si… en algo si, en algo no…”, me contestó.
Me miró un rato largo, muy largo en silencio mientras me seguía acariciando el brazo. Luego se sonrió, “Que pendeja guacha que sos…”, me dijo.
“Eh?”, le pregunté sin entender.
“Ya me veo que si no te ayudo yo, te vas a largar a hacerlo sola. Ya sé cómo viene esto…”, me dijo.
“No quiero que me lleves de la mano, Laura”, le dije, “Pero me vendría re bien que me orientes y me enseñes lo que no se… que me contactes con alguno de tus clientes… nada más…”
“Nena, te pensás que te voy a largar y no te voy a cuidar?”, se sonrió.
“No necesito que me cuides, Lau…”
“Si lo necesitas.”, me dijo. Tomó aire y al final me dijo, “Bueno, te voy a ayudar y lo vamos llevando, si? Por ahí lo empezás a hacer y te das cuenta que no te gusta y vos sola largas, puede pasar. Todo bien en ese caso, no?”
“Si, obvio”, le dije, “Pero ni sé cómo arrancar…”
Laura pensó un momento y me empezó a decir, “Empezá a tomar la pasti. Ya. No mañana, ya. Y tomala todos los días. Salís de acá y te la vas a comprar. Ahora te anoto cual es.”
“Okey…”
“Dame un par de días… o hasta la semana que viene… yo voy a ir tirando feelers por ahí a algunos clientes, a ver si les interesás o si saben de alguien. Buena gente, buenos clientes, que se cien por cien que te van a tratar bien”
Yo le sonreí, “Eso ya me ayuda un montón… estar segura…”
“Claro”, me sonrió de vuelta, “Tenés fotos? Para que yo pueda pasar? Me imagino que un book nunca te hiciste.”
“Y, no… tengo fotos mias pero no son en bolas ni nada de eso”, le dije, “Son fotos comunes.”
“Bueno eso hay que arreglarlo porque me van a pedir.”
“Okey, mientras vos hablás con tus clientes yo me voy a sacar algunas.”, le dije.
“Dale, si. Ropa tenés?”
“Ropa asi linda? Sexy?”, le pregunté
“Si, de esa… si no tenés después te paso la dirección de un par de locales que compro yo. Que tienen linda ropa interior y de todo.”, me dijo, “Armate de un buen ropero… nunca sabes que te van a pedir.”
“Okey…”, yo iba tomando nota de todo mentalmente.
“Y obvio… cosméticos y productos de higiene te van a hacer falta… bueno, lo vamos a ir viendo, si?”
Seguimos charlando un rato más y nos despedimos, con toda la info que me había dado Laura y yo de nuevo absorbí como una esponjita en la cabeza. Tenía mucho para hacer y me quería mover y tener todo listo lo más rápido posible. No sabía cuando Laura me iba a conseguir algún cliente y quería estar lista. La verdad que estaba bastante ansiosa. Al otro día a la tarde aproveché que estaba sola un rato en casa y me empecé a sacar fotos yo con una camarita digital. Yo ni sabía cómo posar ni sacar fotos buenas, pero hice lo que me imaginé que estaba bien.
Se las pasé a Laura y a la noche cuando las vió me llegó el mensaje de vuelta por Whatsapp.
“Hola Luchi, todo bien, te re quiero… pero las fotos son malísimas jajjaja”
“No me digassss…”
“Si. No te estás vendiendo bien, linda.”
“Cómo querés que las saque entonces?”
“Hay que hacerte un book en serio. Bien pro. Sos tan linda que va a salir bárbaro. Voy a hablar con Ricky que es un pibe que saca unas fotos buenísimas, les hace books a las chicas. A ver si te puede atender rápido”
“Dale, gracias, te quiero!”
“Yo también!”
Al otro día Laura me pasó el contacto de éste pibe y arreglamos para que vaya a la casa. Vivía en la loma del orto, por Ezeiza bien al fondo. Me daba paja ir hasta allá pero lo tenía que hacer. Me cayó bien el pibe en el chat y como Laura dijo que era de absoluta confianza me mandé. Me dijo que él cobraba 500 dólares hacer el book, pero como era amiga de Betty y me dijo que sabía que yo estaba empezando me hacía precio y me lo dejaba en 400.
Para mi me parecía carísimo, pero no sabía cuánto era el precio de un buen book de fotos y realmente lo necesitaba. Cuando llegué a la dirección me dió un poco de miedo. La verdad que la zona era bastante fea. No era una villa, para nada, pero eran todas casas bajitas y muy descuidadas. No parecía que había nadie en la calle. Llegué al número de la calle que me había indicado y toqué el timbre, la verdad con mucho miedo y ansiedad. Era una casa medio vieja, con la fachada muy sucia y descascarada. Estaba en un terreno grande, por lo que pude ver de afuera. Y tampoco sabía qué onda con éste Ricky. No sabía dónde me estaba metiendo, pero confiaba que Laura no me iba a mandar a cualquier lugar peligroso con mala gente.
Cuando salió el pibe y nos saludamos, me hizo pasar y me calmé enseguida. Nos quedamos charlando un ratito ahí. Era un pibe muy copado, con mucha onda… y recontra gay. Amanerado hasta la médula. Era uno de esos gays alegres y re afeminados, amorosísimo. Me trató increíble. Y la casa por dentro nada que ver, pero nada que ver con el exterior. Era hermosa, muy bien cuidada y limpia, con todo mobiliario moderno. Vidrio y metal por todos lados. Me sentí cómoda enseguida. Le pedí por favor si tenía algo para tomar porque me estaba muriendo de sed, me sirvió un vaso de gaseosa y nos quedamos charlando un rato.
Me dijo que él hacía muchos años que hacía books para chicas que andaban en esto, y cualquier otro trabajo de fotografía. Que era fotógrafo profesional y había trabajado como director de fotografía para un par de películas nacionales. Me dijo si quería ver algo de su portfolio y le dije que sí, muy interesada. Me trajo un libro de gran tamaño que le habían hecho con una selección de sus fotos impresas a un tamaño enorme.
Era hermoso. Impresionante. Ricky era buenísimo. No había sólo fotos de chicas… había paisajes de viajes que había hecho, retratos, abstractos… eran fotos increíbles. Me llevó a la parte de atrás del terreno donde había un galpón, bastante grande, al menos así se veía de afuera. Cuando entré era su estudio. Adentro estaba la pareja de él, otro pibe de su edad que se llamaba Ale, que también era fotógrafo y diseñador, y que a veces lo ayudaba. El galpón estaba lleno de luces, trípodes y cosas de fotografía. También se habían armado como pequeñas escenografías para dar ambientes distintos. Estaba hermoso como lo habían puesto.
Nos sentamos los tres y me empezaron a preguntar cómo lo quería hacer, como quería orientar las fotos, que onda quería que tengan, todo eso. Yo la verdad no tenía idea. Mi única idea era que sean fotos lindas para poder pasarle a clientes. Charlando los dos me miraban. Ale agarró una luz chiquita como de mano y me empezó a iluminar de varios ángulos para ir probando. Ricky me dijo que algo ya había hablado con Laura y que él pensaba que, si yo quería y por lo linda que era, que hagamos algo sobrio. Sexy, pero enfocado en la onda de nena chiquita e inocente. Que no me preocupe, que estaba divina y que ya ellos veían que yo era una de las modelos más lindas que tuvieron. Mientras hablábamos Ale me iba arreglando un poco el pelo y otros detalles como a él le parecía.
Al final decidimos eso. Me llevaron a una cama que tenían ahí, pero era como una cama falsa. Parecía una cama de esas grandes y lujosas, pero en realidad era nada más una tarima de madera que le habían puesto una colchoneta y una sábana encima, pero la adornaron tan bien que no se notaba nada. Ale y Ricky pusieron unas telas transparentes por encima del techo de la cama mientras yo me desvestía. Cuando me vieron que tardaba y que tenía algo de vergüenza, Ricky se rió y me dijo “Ay, sin vergüenza, Luli… estamos nosotras solas, no te preocupes, divina!”
Me cagué de la risa con ellos y me sirvió para relajarme mucho. La verdad que me trataron hermoso los dos. Me subí a la cama y empecé a posar y a moverme mientras ellos me guiaron y me decían cómo hacer. Al principio me costó un poco, me sentía como dura, pero ellos me llevaron muy bien y ya para el final me sentía muy cómoda posando. Fue una experiencia genial. Al final me sacaron las fotos de la forma que a ellos les parecía, yo no tuve mucho decir en el tema, así que confié en ellos. Cuando me vestí fui y le pagué los 400 dólares a Ricky. Nos quedamos charlando y Ale me empezó a mostrar algunos de los previos de las fotos en la pantalla del tremendo camarón que habían usado.
Casi me caigo de culo al piso. Aun ahí en la pantallita chiquita de la cámara… las fotos eran INCREIBLES. Me quedé como estúpida mirándolas y sonriendo. Eso era lo que veían los tipos? Así me veían a mi?
Ellos se sonreían conmigo y las comentaban también. Me dijeron que pocas veces les había tocado hacerle un book a una chica con tanta belleza natural y tan de nena. Casi que me agradecieron ellos a mi y Ricky me pidió si podía usar algunas, de las que quedaron de mejor gusto, para poner en su portfolio. Obvio que le dije que sí. Me dijo que las iba a procesar y retocar bien en la compu y en unos días me las pasaba. Nos despedimos re cariñosamente y emprendí el camino de vuelta a casa.
A los dos días me mandó las fotos y yo se las pasé a Laura. Ella me dijo que habían quedado hermosas, fantásticas, y que me de cuenta lo que era la diferencia del ojo de un profesional en serio. Yo no podía estar mas de acuerdo. Esas fotos, y luego otras que me seguí sacando con Ricky y Ale tiempo después, me abrieron un montón de puertas.
Cuando ya se acercaba el finde me llamó Laura y me dijo que había pasado mis fotos a algunos clientes selectos de ella y ya dos le dijeron si yo estaba disponible ya mismo ese fin de semana. Yo no lo podía creer. Ahí me cayó por fin la ficha de lo que estaba haciendo. Se lo dije a Laura y me dijo que si quería abandonar, el momento era ahora, no después. Que ella algo le diría a sus clientes, pero que si me comprometía no podía borrarme después. Me agarraron los mismos nervios que me habían agarrado aquella noche con Michael, hasta que me calmé.
Le dije que sí. Que lo hagamos. Uno el Viernes a la noche y el otro el Sábado. Me dijo que me quede tranquila, que eran clientes de ella de hace ya un par de años y muy buena gente, que me iban a tratar muy bien. Me dijo que no necesitaba acompañarme ya que confiaba plenamente en ellos, que ya casi eran amigos. Que les iba a pasar mi contacto y que yo arregle con ellos directamente. Me dijo que le preguntaron cuánto cobraba yo y que ella, para venderme un poco y hacerme parecer un poco más top, les dijo que no sabía el número pero sí sabía que yo era cara, pero lo valía.
Le pregunté cuánto estaba bien cobrarles y ella me dijo, “Y no se, Luchi. Probá de pedirles lo mismo que le pediste al yanqui, a ver que te dicen. Dos lucas verdes es caro, pero tampoco es descabellado.”
“Vos los conocés… lo pueden pagar? O los voy a espantar?”, le pregunté.
“Si, yo creo que si quieren y los hacés entrar, lo pueden pagar lo mas bien.”, se rió, “Arregla vos lo que te parezca… ah, pará….”
“Que?”
“Ya te elegiste un nombre profesional? O vas a ir como Luciana?”, me preguntó.
Yo me reí, “Me gusta Blondie…”
Ella también se rió en el teléfono, “Uh, Blondie… me gusta. Está bueno. Si, dale andá con ese… Bueno, hablá con ellos y arreglá. Cualquier cosa que no entiendas o no te cierre, me mandás un mensajito si?”
“Dale, Lau… gracias por todo.”, le dije con una sonrisa al teléfono.
No podía creer lo que estaba haciendo, pero la verdad que ya me daban menos nervios. Era estar con dos tipos que Laura me dijo que no tenía por qué preocuparme. Me excitaba la idea y encima me iban a pagar muy bien.
Me contactaron enseguida, ese dia a la noche, y arreglamos como yo quería. Uno se llamaba Germán y nos dijo de encontrarnos en Palermo, ir a comer por ahí y después a un telo. Yo no le había pedido fotos ni nada a Laura, de ninguno, pero cuando llegué y lo vi era un lindo flaco. Tendría como veintipico y era muy copado. Le encanté de entrada. La pasamos bien en la cena y después nos fuimos a un telo de por ahí cerca. Estuvimos toda la noche, hasta las 7… y la verdad que la pasé genial. Hicimos de todo y lo dejé muy satisfecho al pibe. Un par de veces le fingí los orgasmos para ayudarlo a acabar cuando sentí que lo necesitaba… pero otras veces él me hizo acabar a mi en serio, y me encantó. Con el si usamos forro, acordándome del consejo de Laura. Esa noche en total cogimos cuatro veces y lo rematé al final con una linda chupada de pija, que los dos disfrutamos mucho.
Cuando llegué a casa dormí hasta bien entrada la tarde, había quedado muy cansada de todo. Me desperté después de las cinco, comí algo y me empecé a arreglar para la noche. A la hora exacta llegué a la casa del otro tipo. Laura me había dicho que siempre me cuide de ir a lugares neutrales, como un telo o un hotel, nunca a la casa de ninguno, pero que éste tipo era una excepción porque era de recontra confianza.
El tipo del Sábado se llamaba Ramiro y era muy mayor, tenía casi sesenta años y era un empresario agrícola de Entre Ríos que visitaba a Laura cuando venía por negocios, o Laura lo visitaba a el aca en el departamento que el tipo tenía en Villa Crespo. Ya tenía algo de canas y no se lo veía muy musculoso o fornido. Igual tenía la re onda el viejito. Tenía un humor increíble que me hizo cagar de risa muchas veces durante la noche, haciéndomela pasar muy bien. Ramiro se había empastillado, me dijo de entrada, y se rió porque no sabía para qué. Al verme en persona me dijo que no hubiese necesitado ninguna pastilla. Fuimos a su habitación y empezamos a hacerlo. A él le encantaba que le hiciera el juego de la nena inocente, como le había hecho un poco a Michael, así que estuvimos toda la noche… jugando a que el era el papá que se cogía a la hijita. Y yo le hacía el juego a la perfección. Que por fin me había podido venir en un viaje de negocios sola con papi. Y que estaba celosa de mamá, porque ella lo tenía todo el tiempo, y que yo estaba enamorada de él también, que lo quería para mi también… que me diera sus hijitos a mi también…
Puede sonar fuerte dicho así, pero a mi no me afectaba. Eran las fantasías de cada uno y lo que calentaba a los clientes. A mi no me movía la aguja eso, pero sabía que a muchos hombres los volvía locos y por eso quizás me buscaban. La verdad no sabía por qué tantos hombres tenían la fantasía de cogerse a las hijas, pero me impresionó a medida que fui conociendo más clientes, lo común que era. Como dije, yo no juzgo a nadie y me encantaba hacerles cumplir sus fantasías, hasta las más perversas quizás, pero siempre me resultó curioso.
Con Ramiro si lo hicimos sin forro. Porque le encantó, lo volvió absolutamente estúpido el sentir como le llenaba la conchita de leche a la hijita. Y la cola. Y la boquita. Todo lo que él siempre le quiso dar y nunca pudo, pero ahora si. La pasé de maravillas con el viejito y él quedó con los ojitos que le daban vueltas, era un amor. Si, le fingí un par de orgasmos muy fuertes cuando lo sentí llenarme de semen, pero a mí él también me sacó un par de lindas y dulces acabadas. Y además, al igual que a Michael, a Ramiro le saqué un poco mas de plata por no usar forro. Los dos ganamos.
Llegué a casa cuando salía el sol, me bañe sin hacer ruido para no despertar a mis viejos, y me metí en la cama. Estaba cansadísima, de verdad. No tanto por el sexo de las dos noches anteriores, por suerte no me afectó mucho mas que dejarme un poco sensibles las zonas, pero era mas que nada el haberme acostado tan tarde dos noches seguidas. Por suerte ya no tenía más colegio y no me tenía que levantar temprano al otro día. Antes de dormirme me quedé mirando a mi armario, donde tenía guardados los dólares. En dos noches ya le había sumado casi tres mil quinientos dólares más a la pilita de Michael. Y fue tan… pero tan fácil hacerlo… Me dormí con una sonrisa.
A la tarde cuando me levanté estaba muerta de hambre. Por suerte mi conchita y mi cola ya no las sentía tan tiernas como anoche cuando me había acostado, ya estaba bien de nuevo. Me senté en la cocina a comer algo y me puse a revisar el celu. Me reí cuando vi los mensajes de Laura.
“Boluda, que les hiciste? Jajajajaj?”
“Estas bien, bichi? Como te fue?”
“Contestame che!”
“No se que les hiciste pero me escribieron los dos ya”
“Los dejaste de cama… estan re contentos… “
“Todo bien?”
“Despertate putita dale! Quiero hablar con vos!”
“Dale BLONDIE jajajaja … llamame cuando te levantas. Te quiero.”
Yo me sonreí sola mirando la pantalla y la llamé. Nos pusimos a hablar un montón. Le conté cómo había salido todo, como fue y que la pasé muy bien. Le super agradecí los contactos y la posibilidad de empezar bien así, con el pie derecho. Se lo debía todo a Laura. Yo estaba totalmente agradecida que me había puesto en contacto con éstos dos tipos, ya que fueron buenos y me trataron de maravillas. No que me había tirado con cualquiera.
Laura tenía curiosidad por saber que habíamos hecho, ya que me dijo que los dos ya le habían escrito para agradecerle a ella el haberme puesto en contacto, que pocas veces la habían pasado tan bien, que yo era increíble, pero no le dieron muchos más detalles que eso. Por supuesto que le conté. No tanto lo que había hecho con el primero, Germán, que fue todo mas bien sexo standard. Pero si todo el rollo que habíamos jugado con el viejito Ramiro. Y como le cumplí sus fantasías.
“Uh, Luchi, tené cuidado con eso”, me dijo.
“Por?”
“Porque a ver si alguno se entusiasma mal y se pasa de rosca, no se…”, me contestó.
“Se te pueden pasar de rosca cogiendo y nada más, no?”
“Si, ya sé, pero lo de las fantasías es distinto. Mira si terminás obsesionando a alguno… o por ahí… no se, por ahí empezás a conectarte con más clientes, se corre la bola que les cumplís ese tipo de fantasías y te empiezan a buscar por eso…”
“Y qué problema hay? A mi no me molesta.”
“No?”
“Para nada. Además si lo de cumplirles las fantasías me deja mas guita, Lau…”, me reí, “Yo les hago lo que me pidan.”
Laura se quedó callada un segundo y se entró a cagar de la risa, “Uf… me parece que di a luz a un monstruito… jajajajaj”
En esos días fue cuando decidí empezar a atender clientes ya part-time. Me había ido tan bien hasta ahora que no veía por qué largar. Y la pura verdad es que, además de la muy buena plata que ganaba, hacerlo me gustaba. Me gustaba estar con hombres y me gustaba mucho estar con hombres más mayores. La pasaba muy bien, tenía lindo sexo con tipos y encima me pagaban. Por ahí no eran los tipos que yo elegía, pero hasta ahora no me había disgustado ninguno. Y me encantaba jugar con ellos a cumplirle lo que me pedían, sus fantasías, el hecho por el que me buscaban. Claro que algunos sólo veían en mí una linda pendejita que los calentaba, y eso estaba bárbaro, pero otros buscaban algo más. Satisfacer fantasías, estar con una muy jovencita, o con alguien que todavía parecía una nena… Si esa era mi veta, por decirlo así, quería aprovecharla mientras la tenía. Cuánto más me iba a durar el verme asi? Así de inocente y así de nena? Tres años más? Cuatro? Yo siempre había querido crecer de una vez y verme distinta, más adulta, pero ahora no se si lo quería. Me estaba sirviendo muchísimo.
Empecé a hacerme conocer con contactos selectos, gracias a Laura. No me publicitaba en sitios, grupos ni nada de eso. Todo networking con el que Laura me ayudaba. En unos pocos días ya me di cuenta que tenía agendados casi todos los viernes y sábados del mes. No podía creerlo. No podía creer que fácil era, cuanta guita sacaba y realmente lo bien que lo pasaba. Como todavía no tenía nada de gastos, me la pasaba durante la semana tranquila en casa y empecé a trabajar sólo los fines de semana. Viendo a uno o dos clientes, solamente. No más que eso. A mi me alcanzaba y me sobraba con eso, era todo recaudación y nada de gastos recurrentes más que el transporte, y además me hacía parecer más exclusiva, por lo que si quería podía cobrar más.
Con toda la plata que estaba juntando, por consejo de Laura, me compré un segundo celular para llevar todo lo que era de trabajo exclusivamente ahí. Me compré uno de los más top, con todos los chiches, porque siempre había querido uno y nunca había podido tenerlo. También me gasté plata en ropa nueva, cosméticos y cosas. La verdad es que me gasté mucha, pero mucha guita en todo eso. Laura decía que eso lo tenía que ver como una inversión. Y que trate de siempre tener buena ropa y distinta. Que eso los clientes lo notaban.
Todo parecía ir viento en popa. Un día que estaba un rato sola en casa, aproveché y conté toda la plata que me había quedado a fin de mes, luego de todos los gastos de todo lo que me había comprado para trabajar. Me sonreí cuando vi la pilita. Si bien lo que me había pagado Michael había sido un montonazo y me ayudó a arrancar, a fin de mes con los otros clientes que había atendido ya, menos los gastos, ya tenía una hermosa pilita de casi dieciséis mil dólares.
De aburrida que estaba, mirando la pilita, me puse a querer calcular cuánto tiempo tendría que trabajar, por ejemplo, de vendedora explotada todo el día en un local de ropa para juntar esa cantidad de plata. No es por menospreciar a la gente que trabaja de eso. Para nada. Al contrario, si eso era lo que yo inicialmente quería hacer. Pero me di cuenta que existía ésta otra liga para jugar y ganar plata. No sólo eso, sino que también me daba perfectamente el talento y las ganas para jugar a éste nivel.
A éste nivel, o más.
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