Mi primera experiencia.

Hola, soy un lector regular de los relatos de Poringa! Por primera vez quiero contar algo mío (si no está del todo bien el relato es porque no suelo escribir). Esto es para desahogarme un poco y contar (porque esto no lo sabe nadie más que las personas involucradas) como fueron mis inicios sexuales.

Toda la vida tuve el mismo grupo de amigos, donde éramos 3. Fuimos a la escuela y a la secundaria juntos, jugabamos al fútbol juntos, natación juntos. También descubrimos la paja juntos jaja bah dos de estos amigos la descubrieron y después me dijeron a mi. Yo no sabía nada, pero me dijeron que tenia que tocarme y que mi pito se ponía duro, y era verdad. Nos juntábamos a ver porno (obvio) en una época en que apenas estaba existiendo el porno online. Siempre nos juntábamos en la casa de Martín, porque era el que tenía la casa mas grande y una pieza para él solo, vivía con la madre divorciada, una hija de 22 creo, y un hermano de 18 (nosotros teníamos algunos años menos). Me acuerdo que la impresión que me causó ver porno: no tenía idea de nada sobre el sexo, y veía como una pija gigante se metía en una chica y la hacía gemir y gozar. Me voló la cabeza. Y vi que quien más parecía gozar del sexo era la mujer.
Al principio cada uno tenía su rato enfrente de la compu para hacer sus cosas a solas, con un papel higiénico cerca, pero poco tiempo después empezaron las pajas grupales. A mi me daba verguenza mostrar mi pene (no me mide mucho) y Martín y otro amigo (pongámosle Lautaro) tenian dos pijas muy grandes: la de Martín era muy larga y morocha, con una cabeza morada (debía de medir 20 cms fácil) y la de Lautaro era menos larga pero muy muy gorda. No lo podía creer: no solo era el mas pito chico (si me la miraban seguro se iban a burlar, por eso no me mostraba) sino que mis dos amigos tenían pijas de película porno. Al ver a esas chicas gozar con las pijas grandes, pensaba para mí "se sentirá lindo tener una de esas pijas adentro?".
Cada vez que pintaban las pajas grupales yo me sentaba atrás de ellos, para que no me vean la pija y para poder ver las de ellos. Apenas miraba la peli porno, miraba como ellos movían su mano por sus miembros, arriba y abajo, como cada vez parecían erguirse mas, iban largando líquido de a poquito. Los escuchaba suspirar y agitarse. Me calentaba mucho. Siempre era el primero en ir al baño a acabar (mas que nada para que no me vean la pija, pero también para que no me vean mirándoselas a ellos). No pude evitar empezar a fantasear, sobre todo con Martín, que era con el que mas tiempo pasaba y mas larga la tenía. Me preguntaba qué gusto tendría su pija, o si me podría entrar en la cola. Y así también empecé a verme la cola: siempre fui lampiño y muy blanco, y vi que tenia la cola redondita, que me parecía linda, pero no podía saber si era linda para otros. Y quise averiguarlo.
Cuando tenía mi casa sola entraba a salas de chat, y a veces agregaba gente al msn, la mayor parte adultos (muy mal ellos jaja) y por cámara web me desnudaba y les mostraba la cola, me ponia en 4, me daba chirlos, hasta me llegaba a meter un dedo. Yo los veía pajearse por mí y esa sensación me encendía totalmente, me hervía la sangre. No me importaba si ellos eran lindos o feos porque no me parecía encontrar "lindos" a los hombres ni me imaginaba besando a un hombre, solo sabía que me calentaban las pijas y estaba descubriendo que me gustaba calentar hombres. Yo seguía la corriente por el chat cuando me invitaban a coger pero nunca pensaba en hacerlo realidad, menos con un desconocido a esa edad.
A la vez que iba sintiendo esta calentura, en los juegos y boludeando con mis amigos, cada tanto nos apoyábamos o nos tocábamos la cola o nos pegábamos en las bolas (cosas de pibes boludos). En este proceso de calentura empecé a dejar de sacarles la mano a mis amigos cuando me tocaban o me apoyaban, de vez en cuando. Sobre todo dejaba que Martín me toque la cola.
Un día de enero muy caluroso estábamos en el club, en una cancha techada con chapa, no había mas nadie. A la noche nos ibamos a ir a su casa, yo me quedaba a dormir. Nosotros estábamos sin remera y con pantalones cortos peloteando y nos pusimos a jugar una tanda de penales, con el premio de que quien ganara se pajeaba primero adelante de la compu. Al final terminé ganando yo, obvio lo festejé en su cara. Él se bajó el pantalón mostrando la pija, flácida, negra, con un monton de vello, y me dijo "ésta va primero". Yo me la quedé mirando fijo, con la boca abierta, sin poder evitarlo. Me tomó desprevenido, creo que hasta me puse un poco colorado.
- Martin, riéndose: eepa, te gustó, no?
- Yo: jaja que decis boludo, guardala.
Pero no se la dejaba de mirar, estaba hipnotizado, hasta que finalmente la guardó. Le dije de ir a darnos una ducha (hacía muchisimo calor mal) e ir para su casa, que tenía aire acondicionado. Él encaró para las duchas, yo fui a agarrar la pelota que era mia, las remeras y encaré para el vestuario. Ahí Martín ya se estaba bajando el calzoncillo, dejando al aire de nuevo a esa boa de carne. Esta vez intenté no mirarlo (no quería que me dijeran puto ni nada) y le di la espalda. Parado puse un pie en el banco para desatarme los botines y él me empezó a tocar la cola.
- Martin: epa, que colita eh
- Yo: dale boludo jaja
Yo seguía desatándome los cordones, sin sacarlo. Pasaban los segundos y él seguía con la mano en mis nalgas, pasando de una a otra. Cuando me saqué un botín le saqué la mano, pero cuando puse el pie en el banco para sacarme el otro, volvió a tocarme. Yo no sabía que hacer: me estaba calentando mucho pero sabía que él no era gay para nada (yo tampoco me consideraba gay, vale aclarar), siempre hablaba de chicas, de cual le gustaba más, etc. Sentía que le tenía que sacar la mano porque iba a pensar que yo era puto, pero a la vez me encantaba que me tocara. Tenía una mezcla de excitación y miedo, disfrutaba y estaba re caliente pero con muchos nervios. Hasta que terminé de desatarme los cordones y lo saqué, empujandolo un poco para atrás. Decidí sentarme en el banco para que no me toque mas la cola, pero no se alejó mucho, por lo cual tenía su pija muy cerca de mi cara. Siempre hicimos deporte juntos y muchas veces nos duchamos juntos sin que pasara nada de nada. No sé si por que él estaba aburrido, o porque estábamos solos o que onda, pero se quedó parado desnudo adelante mio. Me empezó a hablar de los juegos de play que ibamos a jugar mas tarde, yo a todo decía que si. Me sacaba los botines y las medias, apenas mirándolo, porque tenía su pija a centímetros, iba a ser muy obvio si me quedaba mirándosela embobado de nuevo. Hasta que por fin, gracias a dios, se fue para el lado de las duchas. Yo me saqué lo que me quedaba de ropa, y caminé medio de costado hacia las duchas porque no quería que viera que la tenía re parada.
Nos duchamos ahí con agua fría, que igual salía tibia. Él fue el primero en cerrar su ducha, y cuando se estaba yendo me dio un chirlo re fuerte en la cola.
- Yo: hijo de puta! me re dolió
- Martín: jaja bancatela
- Yo: me re pica!
- Martín: mejor, que te quede marcado
Se reía mientras se secaba, mirándo como yo me pasaba la mano por mi nalga para calmar esa picazón. Me quedé un poco mas bajo el agua, él se vistió y salió, después salí yo.
Esa tarde no pasó mas nada. Más a la noche, ya en su casa, la madre salió a hacer unas compras para comer. Ahí dijimos que era el momento del porno jaja. Como había ganado en los penales, empecé yo primero. Fui a una página, puse los primeros videos que encontré para hacer ruido porque mi cabeza estaba en otro lado. Me empecé a tocar pero lo hacía imaginándome a Martín, a mi amigo haciéndose la paja, todo su cuerpo atlético desnudo, apenas algo de pelo en el pecho y en las piernas, manoseandose esa hermosa pija grande, morocha y venosa. Decidí darle rienda suelta a la mente y puse un video inspiración, de una chica haciendo un pete y me imaginé chupandole la pija a Martín, pero la pija del video no era tan linda como la de mi amigo. Cerré los ojos y me imaginé a mi amigo cogiendome en esa misma pieza, metiéndomela hasta el fondo, y acabé.
Un toque después salí donde estaba él, que era en un pasillito de la planta alta donde se ve la puerta de entrada (para vigilar que no entre nadie en un momento inoportuno). Pasó él al cuarto, y me quedé yo de campana. Enseguida me volvió la calentura. Esperé unos minutos, y dije ya fue, voy a espiarlo un poco.
La puerta estaba entreabierta, él estaba como a 45° grados, veía su espalda y el respaldo de la silla, y la mano derecha subiendo y bajando sobre ese falo enorme. Aunque no lo podía ver entero, esa pija sobresalía, larga y hermosa. Me empecé a tocar sobre el pantalón pero me ganó la conciencia y volví al pasillito. Dos minutos después escuché ruido de llaves y fui a la pieza. Él se guardó la pija en el short, que estaba que explotaba. La madre avisó con un grito que volvió, Martín gritó que bueno. Hablaron un par de cosas que iban a comer, poco importantes. Comimos, jugamos a la play, boludeamos. Cuando la madre se acostó (los hermanos no estaban ni iban a volver esa noche) nos pusimos a ver porno de nuevo. Esta vez me pidió arrancar él y le dije que bueno, total él no había acabado. Yo iba a ir al pasillito de nuevo para controlar que la madre no suba, apagué la luz y salí. Pero esta vez pasaba el tiempo y Martín no salía. Ya era un rato largo y me habia aburrido, pensé que él ya había terminado y entré.
- Yo: y? todavia seguís?
- Martín: si, no se que pasa, me quedó la paja interrumpida de antes y ahora no puedo, ya se me cansó el brazo.
Me acerqué mas a él y vi que no se había tapado. La luz del monitor lo iluminaba apenas. Su short y su calzoncillo estaban por sus tobillos, podía ver su cuerpo apenas peludo, y su pija grande y venosa bien dura, apoyada en su abdomen por encima de su ombligo.
- Yo: uh y que vas a hacer?
- Martín: no sé.
Yo me senté en la cama, ya caliente de nuevo. Aprovechaba la oscuridad para mirarle la pija. Él se había quedado callado, sin moverse ni decir nada y yo también. No sé cuanto tiempo pasé asi, admirando ese miembro imponente, como se movía al ritmo de su respiración apoyada contra sus abdominales. Cuando me di cuenta que habia pasado un rato largo sin que ninguno diga nada, levanté un poco la vista, y vi que él me habia estado viendo por un espejo todo este tiempo. Me quería morir. Me había estado mirando mientras yo tenía los ojos puestos en su pija sin carpa. Se me vino el mundo abajo. Me di media vuelta y quedé sentado dándole la espalda. El corazón me latía a mil, sentía que me había bajado la presión. Mi cabeza maquinaba a full, pensaba: "si me voy corriendo quedo re mal, si digo algo quedo re mal, él me va a decir que soy re puto, se lo va a decir a todo el mundo...". Sentía que estaba por hiperventilar, y siento que Martín me toca el hombro.
- Martín: che boludo, no me haces un favor?
- Yo: que?
Apenas lo miré medio segundo, seguía dándole la espalda. Él todavía estaba desnudo, ahora parado, re cerca mío.
- Martín: pero no se lo digas a nadie.
Ahora el corazón me dio otro vuelco. Pensaba que me iba a acusar de algo a mi, ¿qué me iba a decir él? Deseaba que dijera algo que no tuviera nada que ver con lo que acababa de pasar, que cambie de tema para otra cosa.
- Martín: no, nada.
- Yo: dale, decime.
- Martín: no me querés ayudar?
- Yo: ayudarte a qué?
- Martín: eeh... nada, dejá.
Se volvio a sentar en la silla. Yo me quedé intrigado, y además re quería que pasemos de tema. Me puse de frente a él de nuevo, queriendo fingir que no había pasado nada.
- Yo: dale, decime
- Martín: no me ayudás un poco a... hacerme la paja?
- Yo: qué? que te ayude como?
- Martín: si me haces la paja un poco, un ratito, no se lo digo a nadie, y vos tampoco se lo digas a nadie. Lo prometés?
No podía creer. Él era el que estaba nervioso, él quería que yo lo toque. Le dije si era un chiste, si me estaba cargando, pero él decía que no, que estaba muy caliente, que tenía el brazo cansado y quería sentir otra cosa.
- Yo: de verdad querés que yo te toque? me lo juras?
- Martín: si, te lo juro.
Ya no podia mas, pocas veces en mi vida estuve tan caliente y tan nervioso, temblaba. Me acerqué a él, me senté cerca, y lentamente estiré mi brazo y con mis dedos agarré su pija. Apenas hice contacto, él largó un suspiro. Cuando vi que cerró los ojos, aproveché para dejar de disimular: me mordía el labio mientras movía la mano lentamente, temblando todavía, por esa pija sublime. Apenas podía cerrar los dedos, sentía cada vena, era tan suave y tan dura a la vez.
- Martín: esta bueno...
Yo no dije nada. Empecé a mover de arriba para abajo, pero era incómodo, los apoya brazos de la silla no me permitían mucho movimiento. No sabía si lo estaba lastimando. Ahí él se movió y se adelantó con la silla a la compu. Le solté la pija y me la llevé a la nariz: era un olor fuerte y que nunca había olido asi. Puso en la compu unos videos de una rubia chupandosela a un flaco y se tiró para atrás. Me agarró de la muñeca y sin decirme nada me llevó la mano a su pija. Yo tampoco dije nada, solo volví a masturbarlo. Habrán pasado dos minutos, yo estaba como borracho en ese momento, no entendía nada y la cabeza me daba vueltas.
- Martin: che es medio incómodo esto, y si te pones de este lado aca en el piso?
Vi donde señalaba, era el hueco del escritorio de la compu donde se ponen las piernas. Solo dije "bueno" y ahi fui. Le saqué del todo el short y lo apoyé en el piso para no lastimarme las rodillas, y de nuevo me puse a pajearlo. Ahora la vista era única: veía su pija en primer plano, desde esas bolas peludas y gigantes a ese palo de carne inmenso. Era un sueño hecho realidad. El corazón me latía a mil y la sangre me hervía, sentía que podía explotar. En un momento dije "ya fue, voy a disfrutar todo lo que pueda, con carpa" y puse mis dos manos en esa poronga. Una bien abajo, al comienzo del tronco, la otra por encima. Harían falta por lo menos otras dos mas para cubrir toda esa verga.
- Martín: es re larga, viste?
- Yo: si, que hijo de puta (se me escapó jajaja)
El se rió también, eso alivió la tensión. Lo miré por primera vez a los ojos y me devolvió la mirada, tenía esa sonrisa torcida que tenés cuando estas disfrutando ver a alguien desde arriba, como de superioridad. Sentí que le estaba gustando lo que hacía y eso me puso contento.
- Martín: tocame las bolas también porfa
No dije nada, eso eran órdenes para mi. Estaba delirando. Le acaricié las bolas sin dudarlo, también lentamente, las tenía en mi mano como pesándolas, mientras con la derecha le seguía haciendo la paja. Lo volví a mirar y estaba viendo el video. Giré para ver y seguía un pete furioso de la rubia al flaco. La rubia estaba arrodillada, como yo en ese momento.
- Martín: te animás a tirarle saliva? asi resbalan las manos.
- Yo (todo inocente de verdad): no sé como se hace
El se puso un poco adelante y tiró su propia saliva en su pija. Al principio no me gustaba sentir su baba, pero enseguida noté que hacia mas fácil y rápido el movimiento de mis manos.
- Martín: ahora hacelo vos
Me incorporé levantándome un poco, apoyé mis codos en sus muslos peludos y me acerqué su pija a la boca lentamente, mientras le seguía haciendo la paja. Como no sabía escupir me quedó colgando un hilo de baba entre su cabeza morada y mis labios. Me alejé y moví un poco su pija para que el hilo se corte, pero seguía, así que de nuevo acerque mi boca a su pija, esta vez a muy pocos centímetros.
Mi plan era mover un poco su pija y que el hilo se corte, pero de repente sentí su mano temblorosa acariciándome el pelo. Me sorprendí y lo miré fijo, pensé que le habia hecho algo mal y volté para "guiarme" con el video porno, pero se ve que el video había terminado. Martín estaba así, tembloroso y excitado, por mí. Lo veía con los ojos apenas abiertos, mirándome a mi, ya no al porno. Hizo apenas algo de fuerza, guiando desde mi nuca mi cabeza hacia su poronga. Por dentro pénsé "ya fue, es mi sueño" y cedí. No me importó mas nada, no pensé a futuro ni el qué dirán. Abrí la boca lo mas grande que pude y me metí la cabeza de su verga dentro mío. Moví como pude mi lengua, intentando acariciar esa cabeza morada que tanto deseaba. Subía y bajaba sobre su pija sin sacarmela de la boca del todo, no quería tenerla afuera ni un segundo, no podía desaprovechar la oportunidad que se me habia presentado. Su cabeza estaba muy mojada por el liquido clarito que le salía, que tampoco me desagradaba, era mas rico de lo que había imaginado. No podía creer lo que estaba haciendo. Totalmente enloquecido, ya sin disimular que me gustaba, empecé a acariciar sus piernas un poco mientras movía mi boca y mi lengua en esa cabeza (hice el esfuerzo pero no me entraba mas que eso). Aproveché para tocarle los huevos de nuevo, les habían caído saliva y estaban suaves, tampoco podía sostenerlos a ambos con una sola mano. Su miembro y sus bolas eran demasiado grandes. A todo esto yo tenía los ojos cerrados, disfrutando cada segundo. Volví a llevar mi mano a su pija y me alejé un poco para respirar, esta vez aceleré el ritmo de la paja; cuando pude respirar, volví a atacar la poronga hermosa que tenía adelante mío.
Me volvió a acariciar el pelo, pero esta vez de una manera mas dura, ahora era menos una caricia, y mas que me agarraba del pelo. No sabía que quería que hiciera, así que la saqué de mi boca y empecé a lamerla. Lo empecé a pajear mas rapido, aprovechando la saliva, y cuando la iba a meter en la boca, Martín empezó a acabar. Y no era una acabada normal, era especísima, y mucha cantidad. Parte entró a mi boca como un misil, el resto en mi cara, el pelo, e incluso un poco me pasó por encima de mi cabeza y fue volando al piso. Martín estaba gimiendo muy fuerte y acabando un monton sobre mi cara que quedó toda blanca.
Él suspiró, terminando totalmente satisfecho. Fue todo muy breve, No habrán sido mas de dos minutos del pete, y máximo 5 minutos de la paja, pero fue una experiencia increíble.
Enseguida volvimos a la realidad, porque su gemido fue tan fuerte que su madre gritó desde la planta baja si estabamos bien. Tuvimos un segundo de pánico en el que nos miramos y quedamos en silencio., yo con la cara llena de waska y él rendido con la pija afuera. Pero enseguida él contestó "si, ma" y nos entramos a cagar de risa.
- Yo: que hago ahora con la cara asi?
- Martín: jajaja es mas linda tu cara así eh
- Yo: anda a cagar, dame algo para limpiarme
- Martín: aguantá, no me puedo mover todavia, no siento las piernas
Nos volvimos a cagar de risa. Yo tenía un ojo cerrado porque la leche que me había dado en la frente estaba bajando. Todavía tenía su pija en la mano, que iba quedando flácida.
- Yo: al fin aflojaste eh era un fierro jaja
- Martín (noté que se había avergonzado un poco): si, bueno, que se yo... ¿queda acá, no?
Yo me metí su pija flácida en la boca. Ahora sí me entraba toda. Su vello púbico me daba en la nariz. Le pasé un poco la lengua como pude y aguanté unos segundos.
- Yo: ahora si, queda acá.
Nos reímos de nuevo. Ahora sí se paró y me pasó el papel higiénico y me acercó el tacho. De verdad le costaba caminar, yo me reía. Yo fui al baño a limpiarme la cara y me hice una paja en la que acabé en 30 segundos. Volví a la pieza, el olor a pija y semen era terrible. Abrimos la ventana, hablamos de boludeces como si no hubiera pasado nada y nos dormimos.
Ese fue mi primera experiencia sexual. Y no sería la única esa noche, porque en la madrugada me desperté, de nuevo caliente pero ahora con un montón de inquietudes... pero eso es para una (posible) segunda parte.