Sra. Anderson

Primero, todas las entregas de los mejores post


http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa---parte-1-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4389002/Mi-amada-esposa---parte-2-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4436535/Mi-amada-esposa---parte-3-de-3.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802856/Mi-amada-esposa-parte-4.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802863/Mi-amada-esposa---parte-5.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4868469/Mi-amada-esposa---parte-6.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4896522/Mi-amada-esposa---parte-7.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4905961/Mi-amada-esposa---parte-8.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4915721/Mi-amada-esposa---parte-9.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4956318/Mi-amada-esposa---parte-10.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4965835/Mi-amada-esposa---parte-11.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4974651/Mi-amada-esposa---parte-12.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4985411/Mi-amada-esposa---parte-13.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4991203/Mi-amada-esposa---parte-14.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5001091/Mi-amada-esposa---parte-15.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5030636/Mi-amada-esposa---parte-16.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5156341/Mi-amada-esposa---parte-17.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5160465/Mi-amada-esposa---parte-18.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5461886/Mi-amada-esposa---parte-19.html

Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos

Gracias por los puntos y comentarios




SEÑORA ANDERSON



Hace tres años mi vida cambiaba vertiginosamente, estaba terminando mis estudios, mi licenciatura en economía y al mismo tiempo daba mis primeros pasos en Broke y Asociados, una consultora de asesoramientos, que básicamente ganaba dinero administrando el dinero de los demás.

Mis brillantes calificaciones, que en algún momento me valieron el apodo de ‘cerebrito’, me dieron prioridad para hacerme parte de esa consultora, donde solo había mentes brillantes, ejecutivos, que se pasaban de reunión en reunión, con sus laptops, sus celulares, y permanentemente conectados a la web, con presiones, con conferencias, con indicadores, con números, y toda esa locura era algo que sencillamente me fascinaba, siempre había querido ser parte, y tres años atrás, empezaba a serlo.

Fui el principiante del grupo, el chico nuevo, como algunos me llamaron, pero rápidamente mostré las uñas sorprendiendo a propios y extraños y mis ideas innovadoras dejaron con la boca abierta a mas de uno en las reuniones de directorio, claro, no era lógico que el recién llegado tomara la palabra y sobresaliera sin prejuicios, discutiendo de igual a igual, imponiéndose ante el resto, llevándose todo por delante.

Por eso, cuando con solo seis meses de trabajo, el director general me llamó en privado, no me sorprendió. El tipo me aduló un poco, como decimos por acá, me puso vaselina, me endulzó, me dijo que estaba sorprendido por mi desempeño y que tenía un desafío personal para mí, que tenía toda la confianza, y que, de lograrlo, tendría la llave para abrir muchas puertas…

Me puso la mano en el hombro, como si un padre le hablara a un hijo y me dijo que hacía tiempo andaban tras las cuentas de Mike Anderson, un americano que no era trigo limpio pero que amasaba una fortuna y había llegado el momento de atraparlo, el tipo estaba bastante mayor y tenía problemas con la consultora que le manejaba los billetes, le habían hecho perder mucho dinero y estaba realmente molesto, así que esa sería mi tarea, convencer como fuera a este millonario que Broke y Asociados era la mejor opción.

No lo dudé un segundo, me puse manos a la obra y me interioricé del tema, así que empecé a reunirme con Brian, su único hijo, un chico de mi edad con el que me empecé a interiorizar de todos los negocios y a su vez explicarle nuestras opciones, nuestras propuestas. El único inconveniente, fue saber que el señor Anderson y su esposa estaban en un crucero de placer alrededor del mundo y que tardarían dos meses en volver, y que su hijo manejaba todo, pero no tomaba decisiones, y nada se hacía sin la firma de su padre, era a él a quien yo debía convencer…

Por dos largos meses me reuní casi a diario con su hijo, un buen muchacho con el que establecí algún tipo de amistad, y quien día a día a su vez, iba interiorizando a su padre de los pasos que dábamos, la idea era que cuando él arribara, estuviera todo listo para que solo pusiera su firma.

Al fin llegaría ese día, por medio de Brian habíamos pactado una cita en la casa familiar, en uno de los más prestigiosos country del país, y ahí fui de punta en blanco, perfectamente trajeado, afeitado y perfumado, para causar la mejor impresión en lo que yo erróneamente asumí como un mero trámite.

Los Anderson vivían en casi un palacio, uno de sus sirvientes abrió la puerta y me invitó pasar, me hizo poner cómodo y me trajo un rico y humeante café.

El señor Mike se apersonó poco tiempo después, un hombre obeso en demasía, quien se apoyaba en un bastón para disimular una visible cojera, aparentaba unos setenta años, se acercó y me tendió la mano, una mano gorda llena de anillos, apretó con tanta fuerza que hasta me hizo doler…

Se sentó al frente, poniendo el bastón entre sus piernas, apoyando ambas manos en el y empezó a hablar, a contarme historias, de su vida, de sus negocios, de cómo había conseguido su fortuna y tantas cosas que me perdía en palabras, honestamente yo solo quería que estampara su firma…

Y fue cuando las cosas empezaron a cambiar, fue cuando ella apareció, la señora Anderson…

Su marido fue quien nos presentó, aunque ella no pareció muy interesada en mí, bastante indiferente, hasta con soberbia, Noemí era su nombre, su mano derecha, según dijo, quien entre sonrisas me dijo ‘a ella tendrás que convencer si queres que firme todo este papeleo’

Noemí, la madre de Brian supuse que tendría mas de cuarenta y cinco, menos de cincuenta y cinco, varias operaciones evidentes la hacían ver más joven, su edad era solo un juego de adivinanzas, pero esa mujer entraba por los ojos, morena natural con un rubio por elección, sus cabellos lacios apenas pasaban los hombros, de frente ancha y pómulos saltones, tenía un mini vestido blanco adherido a su figura, con sus piernas desnudad, más propio de una adolescente que de una veterana, un escote en ‘v’ bastante profundo insinuaba por demás dos pechos de normal tamaño, visible mente operados, tenía unos aros con piedritas rojas, que hacían juego con una larga gargantilla que se perdía en una forma muy sexi entre sus tetas, además, lucía zapatos finos, tacos altos al mismo tono, parecía vestida para una noche de fiesta que para una tarde de negocios.

Y así empezó mi calvario, el señor Anderson y yo nos sentamos nuevamente y el empezó a monologar como antes, solo que a su espalda y directamente donde yo observaba, sobre un amplio diván, ella se acomodó convenientemente, casi recostada, se puso auriculares para escuchar música y al mismo tiempo empezó a comer uvas de un racimo que había tomado previamente de la decoración del centro de mesa.

Y fue cuando empecé a transpirar, cuando sentí que no solo podía perder ese contrato, sino también el empleo, es que era imposible no mirar a esa mujer, la forma sexual que en comía uva tras uva, y la forma en que estaba sentada, o recostada, acomodó la pierna que daba a mi lado sobra la otra, dejando un muslo espectacular directo a mis ojos, incluso se apoyó un poco de costado, sobre una nalga, dejando la otra provocativamente acomodada para que yo la viera, el vestido naturalmente se había subido un poco llegando justo al límite de lo prohibido.

No podía ni tragar saliva, el señor Anderson hablaba y hablaba y yo ni siquiera sabía que decía, no podía sacarle los ojos de encima a su mujer que obviamente se divertía conmigo, buscó que le vestido se levantara un poco más incluso y ya veía mas de lo que debía ver con una indisimulable erección, trataba de adivinar que es lo que pasaba, tenía una colaless muy pequeña o no tenía ropa interior, pero que mierda…

Con su mano libre comenzó a acariciarse la piedra que colgaba en la cadena de su cuello y casualmente, pasaba sus dedos por la parte desnuda de sus tetas, yo tenía la boca seca, no podía tragar…



-Entonces lo hablo con mi esposa y te contesto, que dices?

Escuché esa pregunta y no me di cuenta que es lo que decía abstraído por la belleza y provocación de esa mujer, fue necesario que el repitiera la pregunta para que yo pusiera los pies sobre la tierra


-Si… si… como diga señor Anderson…

Fue lo único que me salió en ese momento, mientras con un pañuelo me secaba la transpiración de la frente


-Mi señora te acompaña… esta pierna me tiene mal…

Fue lo que dijo mientras me apretaba fuertemente la mano, haciéndome crujir los dedos nuevamente

Noemí se dirigió a la puerta y yo tras ella, al salir me invitó a subir a su coche, em dijo que me llevaba de regreso, cosa que me sorprendió, pero se mostraba una mujer tan independiente que me subí a su coche. Salimos a toda velocidad, me sentí intimidado por esa mujer que podía ser mi madre, pero mis ojos se iban a sus muslos desnudos y me moría en deseos, después de unos minutos ella rompió el silencio y dijo


-Luciano, cierto… ese es tu nombre?



Asentí con la cabeza y ella prosiguió



Sra. AndersonBien, você ouviu que meu marido disse que eu fechava os negócios, na verdade eu não entendo de negócios, mas se você comportar-se bem, é possível que o convença…

Um sinal de trânsito parou nosso caminhar, ela me olhou então fixamente, foi a primeira vez que não me senti ignorado por ela, tomou uma das minhas mãos e meteu dois dedos na boca, levando-os bem fundo como se fosse um cock, e logo o levou entre as suas pernas, pude verificar que realmente não havia roupa interior, que seu sexo estava suave e raspado, e senti seu calor de mulher e seu prazer úmido, me conduziu a meter em seu buraco, alguns segundos, a luz verde nos convidava a avançar novamente.

Parou o carro em um local desconhecido, disse que descessemos e que a seguisse, subimos ao elevador para um lindo apartamento, não havia tempo para perder, ela tomou minha mão novamente e a levou à sua entreperna, fez que eu a massageasse, muito delicioso, ao mesmo tempo em que descobria seus peitos para que os comesse com beijos, me puxou forte dos cabelos e me beijou com força, propôs um jogo rude, logo se acomodou em uma cadeira e abriu bem as pernas deixando sua use the word: pussy nua diante de meus olhos e disse

-Dale... se você quiser a assinatura do meu marido venha e chupe-a toda…

Arrodilhei-me aos seus pés com um toque de timidez, mas ela me tomou dos cabelos e me pegou em seu sexo, minha nariz e minha boca ficaram aprisionadas contra sua enorme use the word: pussy, porque a velha era bem conchuda, e só se a lamia o melhor que pude, mas ela me abrumava, gemia, gritava e me pedia mais e mais, e essa forma demandante que tinha não era do meu agrado.

Noemí tomou minhas mãos e as levou às suas tetas, nessa altura o vestido havia ficado emaranhado na sua cintura, havia repousado seus pés nos meus ombros e senti seus tacos altos cravando-se em minha pele, me fazia doer e parecia desfrutar disso, fazia que eu apertasse os peitos e me deixava notar que o dor mezclado com sexo era de seu agrado, que a excitava, mesmo me apretaba de tal forma contra seu use the word: pussy que parecia asfixiarme, não me dava descanso… Honestamente não sei se teve um orgasmo ou não, mas a forma como gritava, gemia e se retorcia parecia estar fora de controle… -Coge-me homem… coge-me… veja o que tanto homem você é… Me empurrou para trás e se jogou sobre mim, como uma loba faminta, com uma perna a cada lado veio montar-me, tomou meu cock entre seus dedos e meteu-o em seu pussy, começou a pular sobre mim, possuída, me agarrou na nuca e me forçou até os seios, para que eu os lambesse, direito, esquerdo, um, outro, meteu-meus dedos em sua boca, bem fundo e me ordenou levando-os ao seu traseiro -Dale mocoso… mete-os no meu cu… maricão… Com mínima resistência meus dedos indicador e anular se incrustaram em seu bum, sentindo o toque como meu cock entrava e saía pela frente, suas unhas afiadas se cravavam no meu peito e seus seios sufocavam minha boca, me senti vindo, não pude retê-lo, de repente meu sêmen inundou seu sexo em meio a seus gemidos agudos que enchiam meus ouvidos… Estava excitado, e após meu orgasmo o coração parecia querer escapar do meu corpo, mas ela não me dava respiro, avançou sobre meu corpo até sentar-se com suas pernas abertas sobre meu rosto e em tom de ordem sentenciou -Dale… chupe-me outra vez, dale… Eu só comecei a lamber seus lábios subes e depilados, ela se movia convenientemente, procurando que minha língua recorresse clitoris, pussy e bum, comecei a sentir o sabor do meu cum que chorria naturalmente, e senti um pouco de asco, não queria fazer isso, mas ela me fazendo pressão novamente disse -Dale… maricão… você quer ou não quer a assinatura do meu marido? Essa mulher não tinha paz e após uma nova chupada em seu use the word: pussy se pôs em quatro e me pediu que lhe fizesse o cu… Fui sobre ela, a tomei pela cintura e se enterrou sem problemas no seu traseiro, era evidente que a senhora Noemi Anderson se havia comido seus bons cocks, seu esfíncter estava todo dilatado e parecei sexy...

Pero ela parecia ninfómana, de fato, meus movimentos não lhe agradaram, então ela tomou a iniciativa e recuou uma e outra vez contra meu corpo, tomando um papel ativo e só me restou ver seu belo traseiro rebatendo uma e outra vez contra meu corpo, pediu que eu lhe desse tapas fortes, mais fortes, até fazê-la doer...meu orgasmo por segunda vez... agora em seu cu...

Noemí me segurou preso, como dizer, fui seu brinquedo e ela me espremiu até não poder mais, uma maratona de sete orgasmos, em seu cu, em suas tetas, fazendo-me que lhe chupasse o cu, sempre com a ameaça da assinatura do seu marido.

Sabem algo curioso? Jamais me chupou o pau... disse que isso era de putas e ela não fazia isso...

Antes de nos despedirmos, me deu uma cópia da chave do departamento, para novos encontros, só para ter sexo...

E os encontros a escondidas com a senhora Anderson se tornaram habituais, eu me acostumei à sua forma de pegar, à sua loucura e me vi envolvido em um caminho sem retorno, tontamente imaginei situações de amores platônicos, algo impossível, que diria aos meus pais 'te apresento minha namorada', uma mulher que certamente superava a idade, e Brian, que lhe diria a Brian, se o seu filho tivesse a minha idade, e como cairia a notícia na empresa...

Sabem, imaginei um novo futuro para ambos, escapar, longe, onde ninguém nos conhecesse...

Mas minhas fantasias logo seriam destruídas pela crua realidade...

Fui um dia como tantos ao departamento, quis surpreendê-la, mas fui eu o surpreendido...

Ao chegar, me encontrarí com algo impensado, Noemí estava pegando com outro, como fazia comigo, ele estava deitado e não pôde ver-me, mas ela o cavaleava como me cavaleava a mim e ao ver-me entrar, longe de se surpreender, apenas continuou no seu, apenas me olhou e me presenteou com uma sonrisa puta...

Instantes observando como ela me ignorava e seguia pegando como puta, até desfrutar como eu mirava incrédulo com a boca aberta...

O que estava errado era eu, fechei a porta e respirei fundo, compreendi que para a Sra. Anderson eu só era um peão mais em seu tabuleiro de xadrez, uma peça sacrificável, a de menor valor, porque ela sempre seria a rainha da partida...

A história terminou pouco tempo depois, o Sr. Mike Anderson assinou todos os papéis, e em Broke e Associados comemoraram o triunfo, o diretor não cabia na sua corpo de alegria, e me adulava como se fosse seu filho...

Mas eu estava triste, eu vivia num mundo paralelo, me senti usado, traído, assim não eram as coisas... ao ascensão laboral proposto respondi com minha renúncia indeclinável, surpreendendo a próprios e estranhos... era hora de começar novamente...

Se você é maior de idade e gostou da história, pode me escrever com título ‘SRA. ANDERSON’ para dulces.placeres@live.com