Marte - 3 de 4 -

Primero, todas las entregas de los mejores post


http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa---parte-1-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4389002/Mi-amada-esposa---parte-2-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4436535/Mi-amada-esposa---parte-3-de-3.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802856/Mi-amada-esposa-parte-4.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802863/Mi-amada-esposa---parte-5.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4868469/Mi-amada-esposa---parte-6.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4896522/Mi-amada-esposa---parte-7.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4905961/Mi-amada-esposa---parte-8.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4915721/Mi-amada-esposa---parte-9.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4956318/Mi-amada-esposa---parte-10.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4965835/Mi-amada-esposa---parte-11.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4974651/Mi-amada-esposa---parte-12.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4985411/Mi-amada-esposa---parte-13.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4991203/Mi-amada-esposa---parte-14.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5001091/Mi-amada-esposa---parte-15.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5030636/Mi-amada-esposa---parte-16.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5156341/Mi-amada-esposa---parte-17.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5160465/Mi-amada-esposa---parte-18.html

Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos

Gracias por los puntos y comentarios

MARZO

Parte 3 de 4





En un abrir de ojos observé la playa, a unos cincuenta metros estaba el viejo Alberto parado con las manos en la espalda mientras su perro correteaba de un lado a otro, tenía un viejo pastor alemán demasiado bonachón para los que los antecedentes marcaban. Creí prudente separarme un poco de Mauro haciéndole notar que no estábamos solos, entonces el empezó a jugar nuevamente



Sabes que me gustaría?- inquirió el
No, no se- respondí
Cierra los ojos- pidió mientras los tapaba con una mano
Que quieres?
Bueno, imagina al vejo este desnudo, te animas a describirlo?
Otra vez con eso?- no quería prestarme a su juego
Por favor, vamos, sé que puedes hacerlo…
Ufa… como eres…
Vamos! Suelta la mente! quiero que me excites…


Claro, el no imaginaba que el viejo ya me había visto desnuda, y poco a poco caí en la trampa, me dejé llevar, lo imaginé sentado en la cama, observándome sin ropas, excitado por mi presencia, las palabras comenzaron a fluir…



Lo imagino a Alberto sentado en la cama, observándome, estoy desnuda, mira mis pechos, mi cola, mi vagina… abre sus piernas para que lo mire, su verga en enorme, por cierto, más grande que la tuya, más rica, más apetecible, es larga, tan larga que pasa muy por arriba de su ombligo, además es tan gorda que no creo que llegue a abrazarla con una mano, su glande está desnudo, rosado, en un triángulo perfecto, su tronco minado de gruesas venas que de tocarme me darían tanto placer, sus bolas son enormes y brillan como luceros, tiene unos pocos pelos blancos, tan blancos como su cabellos o su bigote, es tan grande y tan dura que deseo que me penetre, necesito que me penetre…


Respiraba excitada, mi concha se había inundado en jugos, los ojos de Mauro estaban grandes y me observaba con la boca abierta, comprendí que mi descripción había sonado peligrosamente real, toqué su pija, estaba por explotar, tuve que simular seguir el juego para sacarle presión al momento, me reí y salí corriendo hacia la arena dejándolo solo en el agua, sabía que dada su erección no podría seguirme por un tiempo…



Fui donde teníamos las cosas, saludé al viejo que estaba a unos metros y me recosté sobre la lona, con la cola para arriba, sacando buen culo sabiendo que él me estaría observando, con mis manos acomodé el casi hilo dental que se perdía entre mis nalgas y cerré los ojos tratando de ignorarlo.

Unos lengüetazos en mi trasero me obligaron a sentarme un tanto sorprendida, había sido el perro…

Don Alberto se acercó a pedirme disculpas



Perdón señorita, el perro está viejo como yo, y es un tanto tonto…
No hay cuidado, me encantan los perros…- Alberto tenía la mirada fija en mis pechos
Sabe señorita, usted no debería jugar con este viejo…
Jugar? no entiendo Alberto, a que se refiere…
Si entiende señorita, puede que esté viejo, puede que esté pasado de moda, pero la vida me enseñó a no iniciar guerras si no se está dispuesto a dar batalla…
Insisto, no entiendo…- estaba nerviosa, no sabía cómo zafar dela situación
Soy un caballero, no voy a ser explícito en algo que los dos sabemos, creo que no hace falta no?
Tal vez…- balbuceé sin saber que decir
Su marido es un tonto, usted en un diamante para tener en una caja fuerte, no para andar ostentándolo, se lo van a robar…
Todo bien amor?- terceo Mauro quien ya había descomprimido su paquete y se sumaba al diálogo.
Si todo bien…don Alberto justo me decía que por suerte había cambiado el tiempo, pero ya se iba, no es así Alberto?
Si, si, los dejo, se ven muy enamorados, además, este perro ya anda haciendo demasiado lío, cuídense…


Ese diálogo con el viejo me había dejado encendida y confundida a la vez, no era de ocultarle cosas a mi marido, pero tampoco podía contarle lo charlado, de alguna manera también era su culpa, Mauro me había arrastrado a esta locura.



El tiempo pasaba rápidamente, deseábamos ser padres y aprovechábamos cualquier momento para embriagarnos en placer, pero algunos cambios se iban produciendo en mi interior, casi inconscientemente, esa noche, cuando fuimos a la cama mi marido abrió las ventanas, sentí el corazón palpitar esperando ver al viejo, ya me había acostumbrado y había pasado a ser parte de mi juego de seducción, pero él no estaba, estaba segura que vendría, pero no vino.

No supe que había cambiado, solo que cada tanto me sorprendía a mí misma observando por la ventana el balcón vacío, no estuve concentrada, al punto que fingí mi orgasmo.

Esto me puso muy mal, no soy de fingir, no soy de engañar al hombre de mi vida, no soy de engañarme.

Me recosté sobre el pecho de Mauro rodeándolo con un brazo y una pierna, las ideas saltaban en mi mente.



Mauro, mi amor... estás dormido?- pregunté sabiendo que después de tener sexo se duerme como un tronco
Mmmm... no… que pasa?
Sobre esas fantasías…
Fantasías?
Tú sabes… esos juegos… de verme con otro… de abrir las ventanas… todo eso…
Si, que pasa?
Estaba pensando…
Qué, quieres probar?
Estás loco!- protesté, no estaba dispuesta a llevar a la práctica ninguna locura
Tranquila, que pasa?
No… solo pensaba… - no me animaba a largar la pregunta
Vamos, tranquila…
Bueno, y si alguna vez pasara? y si me encontraras con otro?
Gabriela, si te encontrara con otro, lo mato, después te mato a vos y después me mato yo
No hablarás en serio… -aseveré confundida y dubitativa
Y tú tampoco… -aseveró el doblando la apuesta
No, supongo que no…
Son solo fantasías… tengo sueño amor…


Me dio un beso como para acallar mi interrogatorio, me quedé pensando con los ojos bien abiertos, mirando por la ventana como iluminaban las estrellas sobre el cielo negro, el ruido de las olas que se mecían pronto se confundió con los ronquidos de mi marido, lo abracé fuerte hasta quedarme dormida…



El viernes por la noche, luego de cenar en un local a la orilla del mar, fuimos a dar una vuelta por la calle céntrica, no había muchos negocios abiertos, compramos un tapiz que le había echado el ojo unos días antes, tomamos unos helados y volvimos a nuestro nido de amor, subimos por la escalera a la planta alta, Mauro venía detrás de mí por lo que aprovechó para manosearme la cola, fui al baño a higienizarme y luego fue su turno.

Mientras tanto, mi piel ya estaba bronceada por tantos días de sol, así que quise sorprenderlo, me puse una tanga minúscula que apenas tapaba mi clítoris, no mucho más, tipo hilo dental, sabiendo cuento lo excita mi generoso trasero, una remera de red con grandes rombos por la que escapaban mis pezones hambrientos, medias de nylon a medio muslo sujetas por porta ligas, me recosté sobre la cama, de costado, exagerando la curvatura de mis caderas y acomodando los pechos para que se vean apetitosos, él no lo esperaba, cuando salió del baño exclamó



Guau! que yegua… estás hermosa toda de blanco…
Te gusta mi amor? soy tu novia, tu virgencita casta y pura…


Mauro se tiró encima de mí como un lobo en celo y empezó a basarme y acariciarme


Marzo - 3 de 4 -Pará! pará!... e as cortinas? Não vais a fechá-las?- perguntei confundida
Pero como… não era eu o degenerado?- respondeu mais confundido ainda
Meu amor, nossas férias estão chegando ao fim, deem-nos todos os prazeres!- disse tratando de soar convincente

Ele não iria perguntar novamente por medo de que mudasse de ideia, voltou a saltar da cama, abriu a janela que dava para o mar e então a que dava para o vizinho, meu coração pulso com força ao divisar Don Alberto apenas separado pelo vazio de um lugar para outro, até me pareceu sentir o aroma de tabaco de sua pipa.

Me senti feliz ao vê-lo, meu esposo voltou e começamos a beijar-nos, a acariciar-nos, meus pensamentos morbosos se dividiam entre o prazer do sexo em si com a pessoa amada e ser observada por um homem a poucos metros de distância, eu me molhei rapidamente, até sentir-me inundada, a luz da lua cheia inundava o quarto que se mostrava mais claro do que de costume, Mauro acariciou com doçura minha espinha, beijou meus lábios, beijou meu pescoço, desceu lentamente até meus mamilos que escapavam através do tramado do tecido, os mordiscou suavemente, apertei meus lábios, fechei meus olhos, abri novamente, o velho estava olhando, era evidente, imaginei que como um super-herói saltava o balcão e vinha possuir-me, seu membro era tão grande e viril como havia imaginado dias atrás no mar, violava minha vagina fazendo-me gritar por seu tamanho exagerado e lhe regalava a Mauro um prazer infinito ao cumprir sua fantasia...

Girei sobre meu esposo, pus seu sexo contra minha cara e o meu sobre a dele, estava tão quente, comecei a chupá-lo e esperei em vão que me devolvesse a gentileza, pressionei com meu púbis sua barba, mas assumei que não faria, nunca me chuparia, devia conformar-me com um par de dedos jogando em meu hueco, tateando se estava suficientemente lubrificada para penetrar-me, escabulleu-se sob mim deixando-me em quatro patas, tomou-me pelas cadeiras, correu a thong e me enterrou toda Recostei meu peito e meu rosto sobre o colchão para arquear-me e recebê-lo melhor, abri os olhos enquanto me penetrava, Don Alberto estava ali, seguia fumando pacientemente…

Os gemidos de prazer começaram a fluir das minhas entranhas, não podia evitar, mas se podia aumentá-los, gritei um pouco mais forte para seduzir o velho, se é que isso fazia falta.

Obliguei Mauro a recostar-se novamente, montei-o com uma perna em cada lado, introduzi seu sexo em meu sexo, movi-me freneticamente estimulando meu clítoris contra sua pubicidade, naufraguei pouco a pouco, perdi a cordura, a noção do que fazia, o volume dos meus gemidos, meu esposo recorria meu corpo sem cessar, minhas pernas, meus glúteos, meus peitos, senti-o vindo, senti-me vindo, foi perfeito, sua pene se agrandava rítmicamente largando jatos de sêmen em meu interior ao mesmo tempo que eu também chegava a um perfeito e quente orgasmo.

Cai rendida, nos beijamos, senti uns dos beijos mais profundos e doces que nunca... haviam dado...

Fui ao banheiro para urinar e higienizar o sêmen que chorria de meu interior, pus-me novamente a thong, saquei a blusa calada que tinha, voltei à cama e me encontrei uma linda surpresa, Mauro dormia profundamente, roncava, me deu muita bronca, me sentia mal quando se dormia tão rápido, me fazia sentir só um objeto, que me usava para saciar suas ganas, eu sabia que era assim e devia lidar com isso...

Don Alberto ainda estava no balcão, era tarde já, não tinha sono, tomei uma bata para ocultar meus peitos, a anudei na cintura para desenhar minha silhueta e me assegurei de que sem ser grosseira deixasse ver minhas pernas ainda com meias e portaligas.

Saí então ao balcão, fingindo surpresa pela presença do velho e busquei entablar conversação...

Boa noite, Alberto, fazia dormir, tão tarde... Olá moça, nunca é tarde, será tarde quando morrer... Bonita noite, eu adoro a lua cheia - disse apontando com o indicador para a esfera brilhante que se levantava apenas. Sobre o horizonte deixando uma linha de luz prateada sobre a escuridão do mar. Meu pai costumava dizer que essa lua era especial para os amantes - disse olhando onde eu apontava Com a inocência e pecado da mulher, corri ligeiramente a bata deixando-o ver o velho quase até minha pequena calcinha, me senti úmida, não sabendo distinguir se era sêmen do meu esposo ou fluxo de minha calentura Eu acredito que qualquer momento, qualquer lugar, qualquer situação é propícia para os amantes… Moça, não há precisar tentar o diabo, o diabo sabe por diabo, mas mais sabe por velho… Me senti uma tola, porque sempre crei estar à frente do pobre velho, mas cada vez que falávamos me deixava em ridículo com a experiência de sua sabedoria, sempre estava um passo à frente, um pensamento à frente, fechei minhas pernas e ajustei a bata, uma ventania fria se levantou nesse momento, então disse É hora de ir para a cama, lhe aconselho que faça o mesmo, amanhã será seu último dia, aproveite energia para desfrutá-lo. É verdade… boas noites Alberto Boas noches querida CONTINUARA Se tiveres comentários, sugestões sobre isso podes escrever-me a: dulces.placeres@live.com