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TE OLVIDASTE DE MI?
20-03-1996
Tengo esa fecha tatuada en mi pecho, cerca del corazón, cada mañana puedo verla frente al espejo, cada mañana me recuerda a ella, su nacimiento, aunque ella no lo sepa, y de saberlo, dudo que le importe.
Nos conocimos de pequeños, muy pequeños, compartimos barrio, complejo habitacional, y el patio común, con verde césped y altas rejas al frente, el lugar es testigo de nuestro inocente andar de la mano.
Creo que siempre fuimos los mejores amigos, sin importar que ella fuera niña y yo niño, congeniábamos de maravillas y fue en principio la hermana que la vida no me dio.
No tengo recuerdos precisos acerca de cuando empezó mi relación con ella, Noemi Elizabeth, la chica de los mil nombres, en su casa era mimi, para otros, formalmente Noemí, para el grupo de amigos, Eli, o lizzy, o liza, no se, creo que cada uno la llamaba a su antojo y ella respondía a cada llamado.
Yo la llamaba diferente a todos, solamente yo la llamaba así...
En esos días de niñez adolescencia, mi padre era una adicto a todo lo referido a la música de rock, tocaba la batería como hobby y las canciones estridentes eran moneda corriente en mi hogar, solía escuchar mucho a Kiss, y entre guitarras endemoniadas y gritos del infierno había un tema diferente, característico, una balada nostálgica solo acompañada por pianos y violines, un clásico, escucharla era un antes y un después, se llamaba 'Beth'
Era una canción tan triste que de solo escucharla me daban ganas de llorar, y la relación con Noemi Elizabeth fue instantánea, un hilo mágico en invisible ataría de por vida en mi cabeza, la melodía de Beth, con mi amiga, Beth, como siempre la llamaría.
Ella era un tanto regordita en esos años, le gustaban mucho los chocolates y las mentas, y cada vez que podía le robaba unas monedas a mis papás para comprarle algo en el kiosco de doña Julia, la señora obesa de la esquina. Beth se mal acostumbró a mis sorpresas, siempre estaba esperando a que la sorprendiera y hoy lo recuerdo con una pizca de gracia.
Y todo fue perfecto mientras fuimos inocentes palomitas.
Compartimos los primeros años de estudios, era muy inteligente, muy aplicada y cada tanto venía a casa a ayudarme con las tareas, la admiraba, envidiaba y odiaba un poco, todo al mismo tiempo, era sorprendente la facilidad con la que ella captaba los conocimientos.
Crecimos, como los árboles crecen al viento, sin prisa, sin pausa...
Yo me estilicé, flaco, alto, la dejé enana, como ella misma solía llamarse, incluso su hermana menor la había superado en altura.
Sin darme cuenta, en esos años de adolescencia empecé a suspirar por ella, cuando mis ojos empezaron a notar sus incipientes formas de mujer, Beth definitivamente nunca llegaría a la media de la chicas en estatura, pero poco me importaba, seguramente nunca tendría la mejor la mejor cola, tampoco me importaba, lo mejor estaba arriba, los pechos que había desarrollado mi hermosa amiga fueron sencillamente increíbles, enormes, perfectos, siempre le dije que tenía las mejores tetas del barrio, ella solo reía y sabiendo que no mentía decía que era un exagerado. La mirada de sus ojos negros era sospechosa, su brillo escondía muchos secretos, ojos de diabla, y las sonrisas de sus labios solo invitaban a pecar. Pero había algo que realmente me quitaba el sueño y era la imagen en mis secretas masturbaciones nocturnas, sus cabellos, Beth tenía una amplia y abultada cabellera negra, preciosa, que le llegaba al nacimiento de sus glúteos, naturalmente se le hacían enormes bucles y yo no podía dejar de mirárselos, como hombre me rendía a sus pies.
Cada tanto, ella venía con sus cabellos cortos, lo hacía para donarlos a los chicos enfermos de cáncer, era puro corazón, pero me amargaba en el alma cuando la veía con ese look tan cambiado.
Ella había calado profundo en mi, tan profundo que hacía cualquier cosa por verla feliz, a tal punto que empezó a llamarme 'payaso', su payaso, solo no podía verla triste y hacía cualquier por ella.
Y así las cosas solo se fueron dando, me fui enamorando y nunca me animé a decírselo, es que ella siempre me vio como su amigo, como su payaso, y cada vez que alguien decía cosas como 'ustedes están todo el día juntos...' ella solo se reía y negaba cualquier posibilidad, si éramos solo amigos, que locura...
Yo reía por fuera, lloraba por dentro...
Cuando cumplimos diecisiete yo estaba saliendo con una chica, era mi primera noviecita, con quien tendría mi primer encuentro íntimo, sabía que ella era un pasatiempo, porque mi corazón no correspondido estaba en otro lado.
Beth y yo nos quedábamos charlando hasta altas horas de la noche, sentados en unos de los bancos del complejo, lado a lado, en ese césped, cerca de las rejas del complejo, ese lugar que había sido testigo de cada día de nuestras vidas.
Recuerdo que ella me preguntaba con los ojos enormes todos los detalles de mis encuentros con Angie, mi novia, con la curiosidad de alguien que necesita saber de que se trata, sin pelos en la lengua, que sentía, que hacíamos, sobre la eyaculación, sexo oral, vaginal, lo que imaginen, hablábamos de todo y aun con mi inexperiencia yo era un maestro para ella. Teníamos la suficiente confianza para hablar de sexo sin ningún tapujo.
En ocasiones, solo nos quedábamos mirando el cielo, esas noches limpias, claras, Beth estaba enamorada de las estrellas, en esos mundos desconocidos y distantes, en sus secretos, en su brillo, por mi lado iba a algo mas cercano, me conformaba con bajarle la luna y se la hubiera regalado de haber podido hacerlo.
Poco tiempo después llegaría su primer amor, un chico de cerca, un muchacho de nuestra edad, quien no me caía nada bien, claro, ninguno me caería bien, pero este en especial no me caía en gracia.
El tiempo me daría la razón, cada vez que me cruzaba con Beth ella venía a mi llorando, por las desventuras que tenía día a día, en una relación enferma condenada al fracaso, donde el quería tener sexo, y ella no, algo en lo que no se ponían de acuerdo.
Horas y horas pasábamos hablando siempre sobre lo mismo, un día, y al siguiente y al siguiente.
Yo trataba de ser honesto y no dejarme influenciar por mis sentimientos, y que ella no cediera ante las presiones de su novio era un alivio para mi, no quería que ese bastardo se la cogiera, solo no quería
En esos días llegaría su cumpleaños, pero entre sus problemas con ese chico y mis problemas con Angie que empezaba a ser parte de mi pasado, no recordé saludarla, Beth se puso muy molesta conmigo, esas cosas lastiman especialmente a las mujeres y de nada valieron mis suplicas de perdones. Tampoco valieron las mentitas con chocolate que tanto le gustaban, sentí su desprecio y en tantos años de armonía atravesábamos nuestra primera crisis.
Juré que eso no volvería a sucederme, tomé robados unos pesos de la billetera de mi padre y fui a un tatuador de poca monta, le dije lo que quería, y en un par de horas lucía cerca de mi corazón la fecha de su nacimiento. Nunca se lo dije, es mas, se enterará si por casualidad leyera estas líneas.
El mundo siguió girando, las cosas se acomodaron y ese primer novio nunca pudo llevársela a la cama, solo había algo que no cambiaba, mi oculto amor por ella, y que para ella, fuera su payaso, inseparable, su amigo, solo su amigo.
Llegaría Marcela y con ella días muy calientes, era una de las tantas amigas que teníamos en común, ella tenia un culo terrible, por que negarlo, y un detalle no menor, era lesbiana.
Ese punto no suponía problemas, de no ser porque Beth, me contó que ella estaba tras sus pasos.
Y una vez mas fui su confidente, ella me contaba cada intento de su amiga y como hacía para evitarla en una situación que se le hacía cuesta arriba.
De mi parte, el tema era tan cómico como erótico, la idea de dos chicas haciendo el amor me enloquecía, ademas Marcela era mujer y no suponía una competencia real para mi, y no me molestaba verla con otra chica, por el contrario, me encantaba.
Beth una y otra vez me repetía que lo suyo eran los hombres, que no le gustaban las mujeres, pero Marcela era muy bonita, y se dejaba arrastrar por los juegos se seducción.
Una tarde Beth me contó que le había aclarado todo a su amiga, que nunca la amaría, ella le dijo que lo sabía, que no le importaba y que solo jugaran, y que durara lo que tenía que durar. También me contó que se habían besado a escondidas y que Marcela besaba muy bien. Recuerdo que esas palabras me llevaban a una erección incontenible.
No tardaría mucho en escuchar lo que desaseaba escuchar, al final Beth había cedido, entre una cosa y otra Marcela se la había llevado a a cama, le había hecho el amor, y mi amiga como de costumbre, abundó en detalles, iluminó mi imaginación, lencería erótica, besos profundos, pezones rozándose, caricias pecaminosas, vaginas depiladas, amor entre mujeres.
Era todo tan erótico y ella lo hacía tan vívido que se excitaba en mis narices de solo narrarlo, se mordía los labios y me confesaba que estaba inundada en jugos. Tal vez, debí haberle hecho el amor ahí mismo, a la fuerza, pero siempre fui un cobarde
In those times I came to think that Beth was really lesbian, her constant denial of having sex with her ex, and what seemed to enjoy with Marcela had me sure of my thoughts, and that justified me not having a chance with her.
Every time I saw them together, with whispers below, with complicit laughter, Beth's hot words came back to my memory, I would have paid just to see them making love.
Things changed overnight, Marcela's father got a job on the other side of the country, and his family had to move away, it was all very fast, and the game was over again.
We had started our tertiary studies, I was with one and with another, in each woman I sought Beth, but Beth was only one, unique, irreproducible.
She, on the other hand, was also trying out a bit of everyone during those years, in other words, as I liked to use the word: pussy, she liked cock, had cleared up my doubts about her sexuality and I had resigned myself that she could have sex with whoever she wanted.
Only something bothered me about all this, deep down, Beth through sex was seeking love, seeking someone who would love her for what she was and not just because of what she had between her legs, but she couldn't understand that boys only wanted to have fun and not get tied up in serious commitments.
And I had to put up with the same story every two or three days, coming crying to my shoulder, feeling betrayed, defrauded, having to assume that what she thought wasn't what was happening. One and another time I told her that a good man would come along, different, not all were equal, not all just wanted to take her to bed, someone would be worthy of her love, but never dared to tell her that that someone was me, because I was only her clown, who made her laugh, with whom she talked about the moon and stars, her friend, just her friend... big ones with responsibilities and my times got shorter, I no longer had all the availability for her and she seemed not to understand it, in some way I neglected her, I knew I was doing it and hated myself for it, but I swear I did everything possible to be at her feet, as always.
Our worst times arrived, she had met Axel, a bastard, thirty years old, two marriages, two divorces, two children, I let her know what future could have with a type so young who had already made a mess of his surroundings? What awaits Beth? I said to her over and over again, a premature pregnancy? A single mother? A premature goodbye.
But I knew the reason why Beth couldn't leave him, she herself told me over and over again, Axel had an enormous cock and in bed he was perfect, no one made her feel what he made her feel, no one made her scream like he did, no one gave her pleasure like he did, it was an impossible magnet to leave.
Beth would pass me some intimate photos they took, very careful, I never saw their faces, what should be sexy for me ended up being a failure. I couldn't stand Axel because of his lifestyle, besides taking the woman I loved to bed, and if that wasn't enough he had an enormous cock which Beth would yield to over and over again.
I hated him, intimately imagining that if someone else was lucky enough to sleep with Beth, they could never make her feel what that bastard made her feel, I didn't have what he had and felt humiliated by my masculinity, I wouldn't have been able to bear it if she said something like 'it was good, but not as much as Axel' or 'my love, don't be silly, the size doesn't matter', no matter how, my thoughts were in a labyrinth and all exits led to a bad end for my ego.
And if everything wasn't enough, the straw that broke the camel's back, one night, with a hint of shame and after many detours, as if I had committed the worst sin, Beth confessed looking down at the floor that Axel had made her Booty, which was the first time and how much I had insisted that he couldn't tell me no, that honestly, I didn't want him to start, but then I didn't want him to stop, it was nice, a pleasant pain, and other details I prefer not to mention.
I think I hated her that night...
Time would change things again, just as I had warned, once Axel got tired of doing what he wanted to do with her, and she, again, crying on my shoulder, the same story repeated for years.
What's funny is that every now and then she would ask me strangely why I was alone in life, without girls, without girlfriends, and I would just smile in response, because saying it out loud, as if to say it, I was blindly in love with Beth, my friend, that woman who never saw me as a man, even laughed out loud when someone asked that question, Daniel and I were boyfriends? what madness...
Over a year ago, fate would play its last card, that man who always assured her he would appear in her life, that man I imagined to be myself, really appeared, like a dagger plunged into my heart, a macabre grimace of life, Daniel, the same name as mine, could it be worse?
In the blink of an eye, he found what he was looking for, and I noticed how slowly she was slipping away from me, moved in with him under the same roof, lost my companion for long conversations, so many experiences.
Only our writings, emails, WhatsApp messages remained, but I'm not stupid, little by little she faded into my daily life, and the fluent conversations became cold and distant, responses out of obligation, and I knew she no longer needed me, suddenly Beth had become a woman and I was left outside her world
We turned into strangers, and it became clear that she only answered if I wrote, only answers to my questions until I did what I didn't want to do, out of fear of what really happened.
I just stopped writing to her, no more emails, no more... WhatsApp, no more audio, no more calls, and the doors I closed she never reopened, now she doesn't write me, now she doesn't call me...
I wander alone through the patio of the complex, without her it seems too big, sometimes I curse myself for not having had the courage to say what I felt, to tell her that I always loved her in silence, only the consolation remains of knowing that for her I was always her best friend, her clown, her shoulder to cry on and unload her tears, her sorrows.
My beautiful Beth, if you only knew...
In those quiet nights, where the fresh wind blows from the south, when there is peace in the atmosphere, I like to walk alone through the patio of the complex, I sit down on the bench we shared, look up at the sky and stay looking at the stars, their brilliance, infinite, their distance, so beautiful, and by them I remember how much you loved them, all were yours, do you remember? How many times did we talk about that topic, it would be our bridge, it would be our way of understanding...
I also look at the moon, its majesty when it's full and covered in brilliance, it's my moon, and it's where I have remote hope that one night you'll look up at the sky, and if that happens, if you see her, I only want to ask you...
Did you forget about me?
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Tengo esa fecha tatuada en mi pecho, cerca del corazón, cada mañana puedo verla frente al espejo, cada mañana me recuerda a ella, su nacimiento, aunque ella no lo sepa, y de saberlo, dudo que le importe.
Nos conocimos de pequeños, muy pequeños, compartimos barrio, complejo habitacional, y el patio común, con verde césped y altas rejas al frente, el lugar es testigo de nuestro inocente andar de la mano.
Creo que siempre fuimos los mejores amigos, sin importar que ella fuera niña y yo niño, congeniábamos de maravillas y fue en principio la hermana que la vida no me dio.
No tengo recuerdos precisos acerca de cuando empezó mi relación con ella, Noemi Elizabeth, la chica de los mil nombres, en su casa era mimi, para otros, formalmente Noemí, para el grupo de amigos, Eli, o lizzy, o liza, no se, creo que cada uno la llamaba a su antojo y ella respondía a cada llamado.
Yo la llamaba diferente a todos, solamente yo la llamaba así...
En esos días de niñez adolescencia, mi padre era una adicto a todo lo referido a la música de rock, tocaba la batería como hobby y las canciones estridentes eran moneda corriente en mi hogar, solía escuchar mucho a Kiss, y entre guitarras endemoniadas y gritos del infierno había un tema diferente, característico, una balada nostálgica solo acompañada por pianos y violines, un clásico, escucharla era un antes y un después, se llamaba 'Beth'
Era una canción tan triste que de solo escucharla me daban ganas de llorar, y la relación con Noemi Elizabeth fue instantánea, un hilo mágico en invisible ataría de por vida en mi cabeza, la melodía de Beth, con mi amiga, Beth, como siempre la llamaría.
Ella era un tanto regordita en esos años, le gustaban mucho los chocolates y las mentas, y cada vez que podía le robaba unas monedas a mis papás para comprarle algo en el kiosco de doña Julia, la señora obesa de la esquina. Beth se mal acostumbró a mis sorpresas, siempre estaba esperando a que la sorprendiera y hoy lo recuerdo con una pizca de gracia.
Y todo fue perfecto mientras fuimos inocentes palomitas.
Compartimos los primeros años de estudios, era muy inteligente, muy aplicada y cada tanto venía a casa a ayudarme con las tareas, la admiraba, envidiaba y odiaba un poco, todo al mismo tiempo, era sorprendente la facilidad con la que ella captaba los conocimientos.
Crecimos, como los árboles crecen al viento, sin prisa, sin pausa...
Yo me estilicé, flaco, alto, la dejé enana, como ella misma solía llamarse, incluso su hermana menor la había superado en altura.
Sin darme cuenta, en esos años de adolescencia empecé a suspirar por ella, cuando mis ojos empezaron a notar sus incipientes formas de mujer, Beth definitivamente nunca llegaría a la media de la chicas en estatura, pero poco me importaba, seguramente nunca tendría la mejor la mejor cola, tampoco me importaba, lo mejor estaba arriba, los pechos que había desarrollado mi hermosa amiga fueron sencillamente increíbles, enormes, perfectos, siempre le dije que tenía las mejores tetas del barrio, ella solo reía y sabiendo que no mentía decía que era un exagerado. La mirada de sus ojos negros era sospechosa, su brillo escondía muchos secretos, ojos de diabla, y las sonrisas de sus labios solo invitaban a pecar. Pero había algo que realmente me quitaba el sueño y era la imagen en mis secretas masturbaciones nocturnas, sus cabellos, Beth tenía una amplia y abultada cabellera negra, preciosa, que le llegaba al nacimiento de sus glúteos, naturalmente se le hacían enormes bucles y yo no podía dejar de mirárselos, como hombre me rendía a sus pies.
Cada tanto, ella venía con sus cabellos cortos, lo hacía para donarlos a los chicos enfermos de cáncer, era puro corazón, pero me amargaba en el alma cuando la veía con ese look tan cambiado.
Ella había calado profundo en mi, tan profundo que hacía cualquier cosa por verla feliz, a tal punto que empezó a llamarme 'payaso', su payaso, solo no podía verla triste y hacía cualquier por ella.
Y así las cosas solo se fueron dando, me fui enamorando y nunca me animé a decírselo, es que ella siempre me vio como su amigo, como su payaso, y cada vez que alguien decía cosas como 'ustedes están todo el día juntos...' ella solo se reía y negaba cualquier posibilidad, si éramos solo amigos, que locura...
Yo reía por fuera, lloraba por dentro...
Cuando cumplimos diecisiete yo estaba saliendo con una chica, era mi primera noviecita, con quien tendría mi primer encuentro íntimo, sabía que ella era un pasatiempo, porque mi corazón no correspondido estaba en otro lado.
Beth y yo nos quedábamos charlando hasta altas horas de la noche, sentados en unos de los bancos del complejo, lado a lado, en ese césped, cerca de las rejas del complejo, ese lugar que había sido testigo de cada día de nuestras vidas.
Recuerdo que ella me preguntaba con los ojos enormes todos los detalles de mis encuentros con Angie, mi novia, con la curiosidad de alguien que necesita saber de que se trata, sin pelos en la lengua, que sentía, que hacíamos, sobre la eyaculación, sexo oral, vaginal, lo que imaginen, hablábamos de todo y aun con mi inexperiencia yo era un maestro para ella. Teníamos la suficiente confianza para hablar de sexo sin ningún tapujo.
En ocasiones, solo nos quedábamos mirando el cielo, esas noches limpias, claras, Beth estaba enamorada de las estrellas, en esos mundos desconocidos y distantes, en sus secretos, en su brillo, por mi lado iba a algo mas cercano, me conformaba con bajarle la luna y se la hubiera regalado de haber podido hacerlo.
Poco tiempo después llegaría su primer amor, un chico de cerca, un muchacho de nuestra edad, quien no me caía nada bien, claro, ninguno me caería bien, pero este en especial no me caía en gracia.
El tiempo me daría la razón, cada vez que me cruzaba con Beth ella venía a mi llorando, por las desventuras que tenía día a día, en una relación enferma condenada al fracaso, donde el quería tener sexo, y ella no, algo en lo que no se ponían de acuerdo.
Horas y horas pasábamos hablando siempre sobre lo mismo, un día, y al siguiente y al siguiente.
Yo trataba de ser honesto y no dejarme influenciar por mis sentimientos, y que ella no cediera ante las presiones de su novio era un alivio para mi, no quería que ese bastardo se la cogiera, solo no quería
En esos días llegaría su cumpleaños, pero entre sus problemas con ese chico y mis problemas con Angie que empezaba a ser parte de mi pasado, no recordé saludarla, Beth se puso muy molesta conmigo, esas cosas lastiman especialmente a las mujeres y de nada valieron mis suplicas de perdones. Tampoco valieron las mentitas con chocolate que tanto le gustaban, sentí su desprecio y en tantos años de armonía atravesábamos nuestra primera crisis.
Juré que eso no volvería a sucederme, tomé robados unos pesos de la billetera de mi padre y fui a un tatuador de poca monta, le dije lo que quería, y en un par de horas lucía cerca de mi corazón la fecha de su nacimiento. Nunca se lo dije, es mas, se enterará si por casualidad leyera estas líneas.
El mundo siguió girando, las cosas se acomodaron y ese primer novio nunca pudo llevársela a la cama, solo había algo que no cambiaba, mi oculto amor por ella, y que para ella, fuera su payaso, inseparable, su amigo, solo su amigo.
Llegaría Marcela y con ella días muy calientes, era una de las tantas amigas que teníamos en común, ella tenia un culo terrible, por que negarlo, y un detalle no menor, era lesbiana.
Ese punto no suponía problemas, de no ser porque Beth, me contó que ella estaba tras sus pasos.
Y una vez mas fui su confidente, ella me contaba cada intento de su amiga y como hacía para evitarla en una situación que se le hacía cuesta arriba.
De mi parte, el tema era tan cómico como erótico, la idea de dos chicas haciendo el amor me enloquecía, ademas Marcela era mujer y no suponía una competencia real para mi, y no me molestaba verla con otra chica, por el contrario, me encantaba.
Beth una y otra vez me repetía que lo suyo eran los hombres, que no le gustaban las mujeres, pero Marcela era muy bonita, y se dejaba arrastrar por los juegos se seducción.
Una tarde Beth me contó que le había aclarado todo a su amiga, que nunca la amaría, ella le dijo que lo sabía, que no le importaba y que solo jugaran, y que durara lo que tenía que durar. También me contó que se habían besado a escondidas y que Marcela besaba muy bien. Recuerdo que esas palabras me llevaban a una erección incontenible.
No tardaría mucho en escuchar lo que desaseaba escuchar, al final Beth había cedido, entre una cosa y otra Marcela se la había llevado a a cama, le había hecho el amor, y mi amiga como de costumbre, abundó en detalles, iluminó mi imaginación, lencería erótica, besos profundos, pezones rozándose, caricias pecaminosas, vaginas depiladas, amor entre mujeres.
Era todo tan erótico y ella lo hacía tan vívido que se excitaba en mis narices de solo narrarlo, se mordía los labios y me confesaba que estaba inundada en jugos. Tal vez, debí haberle hecho el amor ahí mismo, a la fuerza, pero siempre fui un cobarde
In those times I came to think that Beth was really lesbian, her constant denial of having sex with her ex, and what seemed to enjoy with Marcela had me sure of my thoughts, and that justified me not having a chance with her.
Every time I saw them together, with whispers below, with complicit laughter, Beth's hot words came back to my memory, I would have paid just to see them making love.
Things changed overnight, Marcela's father got a job on the other side of the country, and his family had to move away, it was all very fast, and the game was over again.
We had started our tertiary studies, I was with one and with another, in each woman I sought Beth, but Beth was only one, unique, irreproducible.
She, on the other hand, was also trying out a bit of everyone during those years, in other words, as I liked to use the word: pussy, she liked cock, had cleared up my doubts about her sexuality and I had resigned myself that she could have sex with whoever she wanted.
Only something bothered me about all this, deep down, Beth through sex was seeking love, seeking someone who would love her for what she was and not just because of what she had between her legs, but she couldn't understand that boys only wanted to have fun and not get tied up in serious commitments.
And I had to put up with the same story every two or three days, coming crying to my shoulder, feeling betrayed, defrauded, having to assume that what she thought wasn't what was happening. One and another time I told her that a good man would come along, different, not all were equal, not all just wanted to take her to bed, someone would be worthy of her love, but never dared to tell her that that someone was me, because I was only her clown, who made her laugh, with whom she talked about the moon and stars, her friend, just her friend... big ones with responsibilities and my times got shorter, I no longer had all the availability for her and she seemed not to understand it, in some way I neglected her, I knew I was doing it and hated myself for it, but I swear I did everything possible to be at her feet, as always.
Our worst times arrived, she had met Axel, a bastard, thirty years old, two marriages, two divorces, two children, I let her know what future could have with a type so young who had already made a mess of his surroundings? What awaits Beth? I said to her over and over again, a premature pregnancy? A single mother? A premature goodbye.
But I knew the reason why Beth couldn't leave him, she herself told me over and over again, Axel had an enormous cock and in bed he was perfect, no one made her feel what he made her feel, no one made her scream like he did, no one gave her pleasure like he did, it was an impossible magnet to leave.
Beth would pass me some intimate photos they took, very careful, I never saw their faces, what should be sexy for me ended up being a failure. I couldn't stand Axel because of his lifestyle, besides taking the woman I loved to bed, and if that wasn't enough he had an enormous cock which Beth would yield to over and over again.
I hated him, intimately imagining that if someone else was lucky enough to sleep with Beth, they could never make her feel what that bastard made her feel, I didn't have what he had and felt humiliated by my masculinity, I wouldn't have been able to bear it if she said something like 'it was good, but not as much as Axel' or 'my love, don't be silly, the size doesn't matter', no matter how, my thoughts were in a labyrinth and all exits led to a bad end for my ego.
And if everything wasn't enough, the straw that broke the camel's back, one night, with a hint of shame and after many detours, as if I had committed the worst sin, Beth confessed looking down at the floor that Axel had made her Booty, which was the first time and how much I had insisted that he couldn't tell me no, that honestly, I didn't want him to start, but then I didn't want him to stop, it was nice, a pleasant pain, and other details I prefer not to mention.
I think I hated her that night...
Time would change things again, just as I had warned, once Axel got tired of doing what he wanted to do with her, and she, again, crying on my shoulder, the same story repeated for years.
What's funny is that every now and then she would ask me strangely why I was alone in life, without girls, without girlfriends, and I would just smile in response, because saying it out loud, as if to say it, I was blindly in love with Beth, my friend, that woman who never saw me as a man, even laughed out loud when someone asked that question, Daniel and I were boyfriends? what madness...
Over a year ago, fate would play its last card, that man who always assured her he would appear in her life, that man I imagined to be myself, really appeared, like a dagger plunged into my heart, a macabre grimace of life, Daniel, the same name as mine, could it be worse?
In the blink of an eye, he found what he was looking for, and I noticed how slowly she was slipping away from me, moved in with him under the same roof, lost my companion for long conversations, so many experiences.
Only our writings, emails, WhatsApp messages remained, but I'm not stupid, little by little she faded into my daily life, and the fluent conversations became cold and distant, responses out of obligation, and I knew she no longer needed me, suddenly Beth had become a woman and I was left outside her world
We turned into strangers, and it became clear that she only answered if I wrote, only answers to my questions until I did what I didn't want to do, out of fear of what really happened.
I just stopped writing to her, no more emails, no more... WhatsApp, no more audio, no more calls, and the doors I closed she never reopened, now she doesn't write me, now she doesn't call me...
I wander alone through the patio of the complex, without her it seems too big, sometimes I curse myself for not having had the courage to say what I felt, to tell her that I always loved her in silence, only the consolation remains of knowing that for her I was always her best friend, her clown, her shoulder to cry on and unload her tears, her sorrows.
My beautiful Beth, if you only knew...
In those quiet nights, where the fresh wind blows from the south, when there is peace in the atmosphere, I like to walk alone through the patio of the complex, I sit down on the bench we shared, look up at the sky and stay looking at the stars, their brilliance, infinite, their distance, so beautiful, and by them I remember how much you loved them, all were yours, do you remember? How many times did we talk about that topic, it would be our bridge, it would be our way of understanding...
I also look at the moon, its majesty when it's full and covered in brilliance, it's my moon, and it's where I have remote hope that one night you'll look up at the sky, and if that happens, if you see her, I only want to ask you...
Did you forget about me?
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1 comentários - Did you forget about me?
cerrando los ojos, la dejé pasar!
☝ "Cobardia" de Amado Nervo