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Capítulo 22: Todo se enfría con la nieve.
A la mañana siguiente los militares fueron los primeros en partir, solo alcancé a verlos cuando cargaban las maletas en el coche de mamá y se despedían muy felices, diciéndome que cuando yo fuera mayor me invitarían a cacería de chicas para que me hiciera hombre (si supieran pensé), luego me quedé desayunando solo, pues las chicas seguían durmiendo o algo así, y en cuanto a las adultas, era su día de “descanso”, si realmente lo es.
Al almuerzo por fin dieron señales de vida las féminas de la casa, cuando ya nos sentamos a la mesa, todos estábamos felices y locuaces, ellas especialmente por su viaje a la nieve, como también por verme en casa; las puyas y frases subidas de tono de mis chicas se sucedían casi sin interrupciones, creo que ellas pensaban que todo volvía a la normalidad.
En la conversación deduje que si bien les alegraba mi presencia, ellas estaban decididas a ir a esquiar y pasarlo bien en su grupo de chicas, como deduje de la conversación, las paseantes serían Biocha, Isabel, Florencia, Ana María, Montserrat y Ainhoa; esta última era la dueña de casa o hija del propietario del refugio. Lo que más me molestaba de que se fueran, es que estaría solo en la ciudad y no tendría como entretenerme, conversé con todas ellas y de alguna forma nos “abuenamos” y fueron bastante efusivas pese a estar más dedicadas a las maletas que a mí .
Tal como lo tenían planeado, las chicas se fueron después de almuerzo, efectivamente me quedé solo, por lo que busqué como pasar el tiempo, por lo que llamé a unos compañeros de clases para organizar un encuentro de futbolito logrando juntar el quórum suficiente para la actividad. Si bien el juntarme con ellos no reemplazó lo que tenía con mis chicas, gocé como hacía mucho tiempo no lo hacía, tanto que jugamos cuatro partidos en un improvisado campeonato que organizamos con otros chicos que acudieron a lo mismo que nosotros, la verdad es que lo pasamos muy bien, regresé a casa cuando oscurecía, encontrándome con tía Dani y Mamá ya en casa, al verme me mandaron directo a la ducha sin siquiera permitir un saludo amistoso.
Estaba ya ingresando a la ducha cuando las dos adultas entraron al baño desnudas y sonrientes, pidiéndome espacio para acompañarme, obviamente las dejé, no podía negarles su generosidad de compartir la ducha y menos al ver lo bella y putas que se ponían cuando andaban calientes. Ellas comenzaron a jabonarme sin reservas o miramientos, como también lo hacían entre ellas; la verdad según confesaron, estaban muy necesitadas de cariño por mi ausencia. En la ducha hicimos de todo lo que ustedes se puedan imaginar, mis manos recorrieron cada curva hueco y mis labios besaron no solo sus labios, pese a no tener sexo en todas sus dimensiones, gocé mucho la situación, ya cuando nuestros dedos se arrugaban de tanta agua, salimos casi sin secarnos y seguimos en la cama. Con tanto masaje y ya recuperado el cansancio de la actividad deportiva mi verga que ya estaba tiesa desde antes no se bajaba con simples palabras, por lo que se las pasé por todas partes hasta que aceptaron abrir sus piernas para recibirla, las follé hasta que ya no podíamos más. Luego más que nada por la necesidad de alimentarnos nos levantamos y los tres cenamos en la cocina.
Tía Dani: ¿Te aburriste mucho hoy?
Claudio: Bueno algo… solo cuando estuve sin compañía, pero después ha mejorado mucho y ahora estoy más que contento, jejeje
Mamá Julia: Bueno nosotras también, pero pensamos que podrías salir de excursión como los otros….
Tía Dani: Sí, con tu mamá pensamos que podrías ir a esquiar con las chicas, no es que no queramos que nos folles como lo has hecho recién, es que solo aquí sin que nadie te acompañe, nos parece demasiado aburrido para un joven con tanto ímpetu como tú, jejeje
Claudio: Pero no estoy invitado y no sé donde fueron exactamente.
Tía Dani: Yo sí sé, y puedo hablar con el padre de Ainhoa que es el dueño del refugio para que puedas ir.
Claudio: ¿Pero podré quedarme en el lugar?, ¿no estará ocupado por las chicas?
Mamá Julia: No lo creo, por lo que dijo Isa, el refugio es para un familión como el que tiene Aitor.
Claudio: ¿Aitor?
Tía Dani: Sí, el padre de Ainhoa….lo conocemos de nuestra juventud… Sin duda cabes, jajaja. Mañana le llamaré, ¿ahora qué nos darás antes de dormir?
Nuevamente me follé a las dos, debo decir una vez más que son unas hembras muy calientes, comenzamos en la cocina, luego en la sala y terminamos en la gran cama de tía Dani, la verdad es que me vacié en todos sus agujeros, como también recorrí con mi lengua cada una de sus suaves curvas, recreando escenas dignas de las mil y una noches.
Al otro día ellas despertaron para ir a trabajar, intentaron no despertarme pero no lo consiguieron, para no decepcionarlas me hice el dormido, la verdad es que el solo verlas es un espectáculo, en las penumbras vi como elegían sus bragas y sujetadores, como conversaban en voz baja aconsejándose como vestirse y como se acomodaban sus lujuriosas curvas, el morbo que siento al verlas en ese trámite siempre ha sido mi perdición, tanto que estuve a punto de levantarme y empalarlas, pero me contuve, la verdad es que deben ir a trabajar, ya habría tiempo para hacerlo.
Esa mañana me levanté y salí a buscar entretención al centro comercial, donde podría encontrar a Verónica mi escultural dependiente, el solo recordar su culo hecho a mano como diría mi padre me calentaba, asimismo, mi deambular por las calles me entretuvo hasta que llegué a la tienda. Tan solo al entrar las chicas que guardan muy buenos recuerdos de mí me reconocieron e hicieron pasar para charlar un rato, pero no la vi, por lo que pregunté por ella; para mí lamento, me contaron que Verónica había sido contratada por una importante tienda de lencería que abría un nuevo local en otra ciudad, donde sería la jefa de local. Supe por ellas que me intentó ubicar y al no poder me dejó sus datos con ellas por si alguna vez pasaba por donde viviría, les agradecí la información, pero nuevamente vi frustrada mi ansiedad, claro que ellas se ofrecieron para calmarla, pero las rechacé amablemente, aduciendo prisa por juntarme con una chica imaginaria, no me entregaría a ellas por solo mojar a mi amiguito en un coño cualquiera me dije.
Almorcé algo rápido en una pizzería y dirigí mis pasos a la casa de Biocha, pues pese a saber que no estaría, tenía la esperanza de encontrar a Rosalinda y disfrutar de su precioso cuerpo de mulata; pero tampoco tuve suerte, ya que ella estaba de vacaciones al igual que sus patrones, solo se encontraba doña Gertrudis la cocinera y su marido al cuidado de la casa. La verdad es que cuando algo no quiere salir no sale, creo un tal Murphy dijo eso. Retorné a casa a eso de las 18:00 horas a la espera de mis adultas preferidas y ahora más que anheladas, la primera en llegar fue tía Dani, la que me comentó:
Hola pardillo mío, estás de suerte,
Claudio: Hola Tíita, ¿por qué?
Tía Dani: Aitor me envió el mapa para llegar al refugio y me dijo que no había problemas, ya que como estaba tu hermana presente el riesgo de que te follaras vayas a follar a su hija según él disminuye, creo que ese punto le preocupa mucho, ya que según él, la chica solo habla de ti todo el tiempo. Jajaja, ¡no sé por qué se imagina eso!, jajaja.
Claudio: vamos que no soy tan atrevido….
Tía Dani: Eres un descarado, como una de las chicas dijo, si ves a una escoba con faldas te la follas.
Claudio: Gracias por buscarme cupo en la nieve, me lo pensaré. Pasando a otro tema ¿cómo estuvo tu día? Dije levantándome de mi silla en la cocina y acercándome a ella.
Tía Dani: Muy bien, el negocio marcha a las mil maravillas, alcanzó a contestar cuando mis manos se posaron en ella….
Primero le puse una mano en el coñito levantando la ajustada falda lo suficiente para acariciar su abultado monte de Venus por sobre las pantimedias, con la otra le acariciaba el culito firme, grande y redondo, haciendo que mi verga se endureciera por arte de magia.
Tía Dani: Veo que mi pardillo está con ganas…
Claudio: Sí, deseo partirte en dos por todos lados, jejeje
Sin mediar más palabras ella me besó profundamente, mientras como pude, le bajabé sus pantimedias hasta las rodillas y le subí la falda hasta la cintura. Tía Dani estaba muy cooperadora, por lo que me aflojó el cinturón para apoderarse de mi verga solo instantes antes de que mis dedos se apoderaran de la rajita de su coño, a la vez que perforaba su redondito orto. Mi ataque la pilló de sorpresa, dejando escapar un gemido de deseo; no sé cuánto tiempo estuvimos masturbándonos hasta que ella me dijo:
¡Métemela cabrón, necesito sentirte dentro!
Claudio: Tus deseos son órdenes.
Hice que apoyara sus manos sobre el mesón de la cocina, y bajando aún más sus bragas busqué su coño, metiéndole mi verga de un solo envión, sin pausas, sin delicadeza y sin condón. Ella afortunadamente estaba ya muy mojada y agradeció que la colmara de verga con un dulce gemido, y con un movimiento de caderas instintivo, me incitaba a que la cabalgara a su ritmo. Me apoyé en sus ancas y comencé a equiparar su rítmico deseo, de pronto me dijo.
Quiero sentir tus manos en mis tetas, apriétalas… mm, sí así…. Más fuerte.
Claudio: ¿Te gusta tiita?
Tía Dani: Mmmm sí, dale fuerte.
Mientras le daba duro y le apretaba sus deliciosas tetas, le fui desabotonando la blusa y liberando del sujetador, ambos estábamos en el edén del sexo cuando escuchamos:
Veo que empezaron sin mí, que par de egoístas…, era mamá que llegaba de su trabajo.
Tía Dani: Deja que me corra y después es todo tuyo…. Mmmm ahora déjanos acabar.
Mamá Julia: Bueno esperaré mi turno, dijo sentándose con un vaso de agua en la mano, para mirarnos como quién ve la tv.
Seguí bombeando el coño de tía Dani, la que suspiraba y gemía casi sin control, mamá me miraba y sonreía, de alguna forma sentía que me desafiaba, comenzando a amasar sus pezones y restregarse el coño. Yo por mi parte intensificaba el apuñalamiento de tía Dani, como si quisiera partirle el coño; mi “víctima” estaba por correrse (la verdad es que los dos estábamos por corrernos), cosa que hicimos solo unos minutos después de la aparición de mamá, el éxtasis generado por mi descarga de leche hizo que mi tiita, se derrumbara sobre el mesón casi sin aliento, le llené el coñito de mi leche como hacía tiempo no lo conseguía, creo que fue por el continuo calentón que tenía desde la mañana.
Con mamá fue más de lo mismo, con la diferencia que la espectadora ahora era tía Dani, y lo hicimos en el pasillo que da a los cuartos, donde la atrapé contra la pared y bajándole sus bragas a la fuerza la empalé, ella hizo como un ademán de resistencia, la que cesó al momento de amasarle sus tetas por sobre el jersey de cuello alto que lucía, no le di tregua hasta que se corrió como una perdida. Lo gracioso fue que luego se dirigió al cuarto con las tetas semi-descubiertas y las bragas a la altura de las rodillas.
Las adultas estaban muy libidinosas, tanto los tres jugueteamos en la cama hasta que caímos rendidos de sueño, ni siquiera cenamos, solo tuvimos sexo en diría que todas sus variantes, lo que más me calentó fue cuando las dos hicieron un espléndido sesenta y nueve y las envergué por el culo alternadamente, recibiendo sus lengüetazos en mis bolas.
Al día siguiente solo conversamos de mi viaje, al que no estaba muy convencido de ir, pero mamá insistió y tía Dani casi me obligó, comprando ella misma el pasaje en el autobús interprovincial que llegaba a las montañas. Por lo que por la tarde armé mi mochila, seleccioné lo necesario, lo que fue complementado en la noche por mamá, la que llegó con indumentaria necesaria para ir a las montañas, como también dinero para costear los gastos de tan desconocido deporte para mí.
Nuevamente aquella noche fue para el deleite de las dos adultas, en que nuevamente me compartieron como buenas hermanas que son, claro que no me dejaron dormir muy temprano, pero que les puedo decir, desde hacía semanas que no estaba tan regaloneado, fue un desmadre de sexo, creo que pensaron que antes de irme debían alcanzar su cuota de sexo conmigo.
Por la mañana ellas fueron a su trabajo y yo me quedé repasando mentalmente todo lo ocurrido estos meses con mi familia, en especial con las chicas… todo me parecía una alucinación, pero de alguna manera los azares de la vida volvían con pernas nuevas y era un volver a empezar. Es así que nuevamente los fantasmas del abandono y el engaño asomaron en mis pensamientos, tanto que por un momento pensé en no viajar, pero a eso del medio día apareció tía Dani para llevarme al terminal de buses y asegurarse que me iba a esquiar, creo que algo presintió con su intuición femenina (dicen las mujeres que existe).
El viaje fue largo, a mi lado se sentó un chico algo mayor que yo, con el cual me fui conversando; dado que él conocía cabalmente el lugar de destino, me dio información de lo que debía o no hacer, los lugares para divertirse, el nombre de las canchas para principiantes, y donde podía recibir clases, asegurándome que una de las instructoras de origen danés, era un ángel bajado del cielo y que debía de conocerla o mi viaje sería una pérdida de tiempo. En fin las horas transcurrieron rápidas, me dio su dirección y teléfono para que le presentara a mis primas y hermana a cambio de su gentileza, y quedamos en vernos uno de esos días, prometiéndome que él también me presentaría chicas de su círculo de amigos.
Ya próximo a caer la noche llegamos a destino, mi nuevo amigo de nombre Óscar, me dio las indicaciones para ir al refugio de Ainhoa a la cual ubicaba de vista, cosa que realmente debía ser verdad, ya que me señaló una de sus principales virtudes físicas (sus tetas), tomé mi mochila y bolso de mano comenzando a caminar por las ya heladas calles del hermoso pueblo de montaña, la distancia no era mucha pero el frío comenzaba a calar los huesos y mis pies comenzaron a adoptar la temperatura del piso, finalmente encontré la calle del refugio comenzando a buscar la numeración, afortunadamente no eran muchas casas, al ver la numeración, me enfrenté a una magnifica casa con cochera para cuatro autos, un amplio antejardín y una terraza que por la poca luz que filtraba las pequeñas ventanas y el tenue resplandor de la luna por entre las nubes, dejaba ver que estaba equipada con una mesa y sillones, probablemente para las tertulias de la familia en los días buenos.
No había un timbre o campana o medio alguno para llamar a los moradores, por lo que ingresé por el portón de entrada que estaba sin llave, por lo oscuro caminé casi en tinieblas los pocos pasos que me separaban de la entrada, y al llegar a la puerta para llamar, casi sin pensar miré por la ventana próxima; ¡lo que vi me dejó sin habla! Al interior estaban mis parientes y amigas en una verdadera orgía grupal; a la primera que vi fue a Biocha afirmada de una silla de pie, mientras era ensartada sin piedad por un muchacho de potentes músculos; luego divisé a Ani que botaba sobre la verga de un tipo de rubias barbas en un sofá de la sala, a su lado arrodillada a los pies de otro chico, Montse daba una mamada en toda forma a un muchacho moreno, mientras con su mano derecha pajeaba a otro que tenía cara de correrse pronto. Mis sentimientos se agolpaban en mi cerebro en un caótico frenesí, mezclándose pena, furia, celos y lo que ustedes puedan imaginar.
Pero esta vez había algo diferente, de hecho no entraría como un toro ante la capa del matador. ¡No!, no me pasaría dos veces lo mismo…. Pese a la furia que casi me dominaba, seguí mirando aún incrédulo al interior donde se desarrollaba la orgía, vi como entre dos se follaban a Florencia, uno por el culo y el otro por la boca, ella estaba sobre una mesita en el centro de la sala ¡¡joder!! Entonces busqué a Isa y a Ainhoa, no las vi, pero eso no significaba nada…. Por fin pude razonar, y mi situación era por decir a lo menos muy mala, afuera el frío calaba mis huesos, adentro mis chicas… perdón, ex chicas follaban con desconocidos, y mi casa o ex casa estaba a cientos de kilómetros.
Casi llorando me senté en una silla de la terraza y comencé a pensar cuales eran mis alternativas, una la peor era regresar a una de mis casas de donde venía, pero estaba a cientos de kilómetros y solo la podría materializar en el bus que salía al día siguiente, la otra llamar a Óscar mi nuevo mejor amigo; tal vez lo podría hacer, pero no lo consideré oportuno, pues lo acababa de conocer, es más no sabía si me recibiría, pues no podría cumplir la promesa de presentarle a ninguna de las furcias que follaban ante mis ojos… Mmm, ¿¡tal vez Isa o Ainhoa no estaban participando de la juerga tipo orgía!?, puede que se encontraran en otro lugar, un lugar donde podría pasar este nuevo trago amargo, en una de esas si las llamo, las encuentro…. ¡Sí, eso haría! Con la vista nublada por las lágrimas marqué el número de Isa, luego de unos pocos timbrazos contestó:
Hola Claudio, ¡qué sorpresa!, te acordaste de tu hermanita
Claudio: Sí hermanita, ¿Dónde estás?
Isa: Donde voy a estar pardillo, en la nieve….
Claudio: Sí pero ¿Dónde?
Isa: ¿Por qué preguntas eso?
Claudio: Porque estoy frente al portal y no te veo.
Isa: ¿Estás aquí?
Claudio: Sí y tú donde estas….
Isa: Encerrada en una habitación con Ainhoa… espera no te muevas de ahí.
Claudio: ¿Para qué no vea a las furcias follar?
Isa: Ayyy…. Ya las vistes.
Claudio: Sí, pero más me importa no morir afuera, tengo el culo congelado y necesito entrar
Isa: Entra por el corredor al costado izquierdo del frontis y te abriré una ventana, por favor no cometas una locura…..
Claudio: No lo haré, ya aprendí la lección, si las putas quieren seguir siendo putas es su problema.
Abrió la ventana casi al instante que llegué a su dintel, la altura era considerable por que la casa seguía el contorno de la montaña, como pudieron recibieron mi equipaje y yo tuve que hacer un gran esfuerzo para subir ayudado tanto por Isa como Ainhoa, mi entrada no fue de lo más elegante, pues rodé por el suelo mientras mis piernas colgaban del exterior, pero lo logré, una vez repuesto de mi elegante ingreso mi hermanita me abrazó.
Isa: Ay mi pardillito… las vistes….
Ainhoa: Perdón por el espectáculo….
Claudio: Tú no estás participando….
Ainhoa: Pero es mi casa…
Isa: Cerremos la ventana y hablemos…
Claudio: Lo de la ventana okey, pero de conversar… ¿Qué podrías decir?... ¡Qué les gusta el sexo!.... ¡que yo no estaba y ellos sí!.... ¡que yo no soy mejor que ellas!... ¡que si veo una escoba con vestido me éxito!
Isa: Algo así, no sé cómo pasó, pero hoy ellas se descontrolaron…
Ainhoa: Sí, tanto que los dos chicos que estaban con nosotras al ser rechazados por Isa y yo, no se fueron a sus casas, y se quedaron para lo que viste…
Claudio: Bueno, por lo menos no estoy afuera que hace un frío de los mil demonios, ahora lo único que tengo además de ira es hambre.
Isa: Solo te puedo dar unas galletas que tengo de otra forma deberíamos ir a la cocina.
Claudio: Bueno vamos, prometo portarme bien.
Ainhoa: Pero ellas se van a sentir mal, además pensarán que les podrías contar a sus madres, o se pueden escandalizar.
Isa: Sí hermanito, ellas podrían pensar eso y les daría mucha pena que las veas así, además alguno de los chicos se puede violentar. Mejor come las galletas.
Pasé un buen rato comiendo galletas con un poco de agua que me quedaba del viaje, pero al rato necesitaba ir al baño, nuevamente las chicas que me conversaban de la nieve, del clima y otras estupideces, me decían que no debía salir, pero tantas horas sin ir a aliviar mis apremios fisiológicos, me pasaban la cuenta, la necesidad de ir al baño era superior a la pena, furia, celos o cualquier otro sentimiento, incluso si los folladores hubiesen sido mis padres, necesitaba pasar por el lugar en procura de un baño.
Isa con cara de resignación liberó la mano que me ataba a ella y se paró a mi lado, la miré para que me indicara el camino más corto a mi objetivo que a estas alturas era imperioso de alcanzar, Ainhoa nos miraba dubitativa hasta que dijo:
También te acompaño hasta el baño….
Isa: Sí, vamos.
Claudio: Puedo ir solo, me portaré bien, seré como una sombra, nadie me verá.
Ainhoa: Este es un refugio de montaña, solo hay tres baños para todos y el más cercano está al lado de la cocina y muy cerca del salón comedor… vamos
Isa: Además, nosotras también necesitamos ir al baño.
Me tomaron de las manos y salimos al destino indicado, la verdad es que nuestra aparición aunque silenciosa fue como un balde de agua fría para la “audiencia”, al mirar la escena pude darme cuenta que a Biocha el fortachón la estaba culeando mientras ella botaba sobre su verga, las enormes tetas se movían casi sin control. Por otro lado Ani era follada en cuatro por el rubio barbón mientras le comía el rabo al moreno que antes era atendido por Montse, la que ahora se encargaba de follar al que pajeaba anteriormente. Nuevamente mis sentimientos se agolpaban en mi cerebro, el frenesí de pena, furia, celos me asoló una vez más, pero mantuve el control y seguí guiado por mis dos escoltas en dirección al baño. Finalmente uno de los dos chicos que follaban a Florencia por el coño y el culo nos dijo:
Eh… putas, se van a coger por el culo con el niñito y con nosotros nada.
Ainhoa: Vete a la mierda Julio, que contigo nunca follaré.
Las chicas pararon de follar casi al unísono, la escena era tragicómica, por un breve instante toda la actividad se congeló, mientras yo entraba muy urgido al baño, al cual casi no llego, la verdad es que estaba tan urgido que no tenía tiempo para trabarme en una discusión sin dejar literalmente la “cag…” (Bueno dejémoslo para la imaginación), por lo que sentí Isa y Ainhoa siguieron su camino en dirección a los otros baños sin detenerse.
Mientras me aliviaba, escuche primero silencio, luego una discusión, a los dos minutos un portazo y más discusión, luego golpearon la puerta, a lo que solo atiné a decir
¡Ocupado!, siguieron golpeando, por lo que repetí ¡ocupado!
Ani: Claudio…. Tenemos que hablar.
Claudio: Ani, estoy realmente ocupado, espera….
Terminada mi magna obra y aseado en lo posible, salí a enfrentar el espectáculo de putas folladoras, pero la verdad que mi aparición había causado una desbandada de los chicos y solo estaban las chicas, algunas a medio vestir, otras cubiertas con lo mínimo y otras llorando
Ani: Se puede saber que cojones haces aquí.
Claudio: Tú madre insistió que viniese a disfrutar de la nieve con ustedes, lo siento, pensé que mi presencia les agradaría.
Biocha: Pero no nos llamaste…
Claudio: Quería que fuese una sorpresa para ustedes… lamento que el sorprendido nuevamente fui yo.
Montse: Claudio… lo siento perdóname.
Claudio: Montse no te preocupes, no tienes que pedirme perdón…
Flo: Snif, snif…pero Claudito, nos viste como te traicionábamos….
Claudio: Ya no era traición, pues no tenemos nada más que lo que simplemente somos….
Flo: ¿Qué somos?
Claudio: Parientes y amigos, ni más ni menos.
Ainhoa: Vamos chicos que yo una vez vi mis dos primos follando con unas amigas mías y no fue para tanto, claro que no fue lindo, pero no por eso dejaron de ser primos y amigas….
Isa: Ainhoa, es que tú no entiendes, pero ellas fueron más que amigas y parientes.
Ainhoa: Ah, verdad que Claudio y Florencia fueron novios, perdón por meterme.
Isa: No solo es con ella, el tema es más complicado que eso.
Claudio: Perdón, pero estoy cansado por el viaje, no quiero seguir con esto, lamento que las haya interrumpido, me gustaría ir a dormir, ¿Ainhoa, hay un lugar donde pueda dormir?
Flo: Pero Claudio, hablemos….
Claudio: ¿Qué podríamos hablar?... creo que es mejor dejarlo así, buenas noches.
Ainhoa, creo que por espacio puedes dormir con tu hermana y conmigo en el cuarto que estábamos y Ani se puede ir con las otras chicas, ya que el de mis padres solo está para ellos.
Ani: ¿Por qué no puedo quedarme dónde estoy?
Isa: Vamos Ani, no es obvio, separados es mejor para la salud mental de todos.
Ani: Me niego, yo ya estoy instalada en el cuarto.
Claudio: No me molesta, si quiere dormir en el mismo cuarto que yo, está bien, solo quiero descansar.
Sin entender lo que pretendía Ani, me fui a acostar, obviamente no podría hacer nada con Isa, la única que a la fecha realmente me había sido “fiel”, pese a que estuvo a un tris de no serlo, especialmente dado que Ainhoa era ajena a los turbulentos secretos de mi libidinosa familia.
Las chicas se quedaron hablando, sentí como la discusión iba en aumento, mientras me ponía mi pijama, cosa necesaria pese a la calefacción, tendí mi saco de dormir en la litera libre y me dirigí al baño para lavarme los dientes y hacer las últimas actividades naturales antes de dormir, pasé una vez más por la sala, nuevamente se hizo silencio, me miraron todo el trayecto, hasta que cerré la puerta y nuevamente el bullicio se activó, lo mismo sucedió cuando finalmente me dirigía “al saco”, necesitaba dormir.
No supe que más aconteció, pues las voces femeninas solo fueron un murmullo que no me impidió dormir, tampoco sentí cuando ellas se fueron a acostar, y mucho menos pensé en que pasaría al día siguiente, es más, no me di cuenta cuando pasé a quedar en brazos de Morfeo.
Al despertar a eso de las siete de la mañana aún oscuro, pude ver que bajo mi cama dormía Isa y que en la otra litera estaban Ani y Ainhoa, la primera al igual que yo en el nivel superior, verla en las penumbras del amanecer, se veían preciosas, tranquilas, casi angelicales, pero la realidad es que mis chicas no eran mías, con la excepción de Isa. Me levanté casi como un fantasma, tratando de no despertarlas y creo que lo conseguí, me duché en pocos minutos, luego me vestí en silencio, y sin desayunar salí cuando el sol recién alumbraba todo el poblado; en forma casi automática me dirigía a un puesto que vendían desayuno a los esquiadores madrugadores y después de llenar mi estómago fui a una de las canchas de aprendizaje, viendo por primera vez al ángel noruego, que ya tenía algunos clientes.
Renté lo necesario como me había dicho mamá y comenzaron las clases, debo reconocer que la primera hora fue más pararme y sacudirme que realmente esquiar, ya al medio día la preciosa noruega me dijo que fuera a esquiar a la siguiente cancha para novatos, que no necesitaba nada más que práctica, cuando me las di de “canchero” o “guaperas”, la bella chica me miró acariciando mi barbilla y con una sutileza increíble, me mando a “freír monos”. ¡Bueno por lo menos lo intenté!. A eso de las 14:30 casi desmayándome de hambre y cansancio, fui a un parador para comer un emparedado, estaba en eso cuando me encontré con Óscar que estaba en lo mismo, conversamos alegremente:
Óscar: Hola Claudio, como ha ido tu primer día.
Claudio: Hola, bien, ya puedo mantenerme en pie en la cancha de novatos y pese a que estoy muy cansado deseo más.
Óscar: ¿Viste a la instructora noruega?
Claudio: Sí, pero no aceptó ningún avance, jejeje
Óscar: Sí es una lástima que le gusten solo las chicas, jajaja… ah y en cuanto a chicas ¿cuándo me vas a presentar a tu grupo?
Claudio: Son algo remolonas, tal vez más tarde cuando las vea por estos lados, pero no te preocupes, les comente de que tengo un amigo que desea conocerlas.
Óscar: Sí háblales de mí, que soy algo así como el rey del snow board, jajaja, tal vez me dejen acompañarlas.
Claudio: Se los diré, jajaja (la verdad es que no tenía ganas de verlas ni en fotos).
Luego del tente en pié, y un descanso, volví a la cancha la que ya podía decir que dominaba, no había aún dejado de poner los pies en cuña, pero no me caía, por lo que decidí subir a una algo más compleja, la que era un poco más arriba, no era para campeones, pero sí para gente que no era principiante, tal vez mi humor y ánimo casi suicida me indujo a intentarlo. La verdad es que mis dos primeras bajadas acabaron estrepitosamente, tragando nieve no solo por la boca, pero la adrenalina causada por el vértigo era maravillosa, la verdad es que era casi una adicción, rápidamente olvidé mis penas y pesares en general y estuve hasta eso de las 18:00 horas pues comenzaba a oscurecer y no podía con mi cansancio, por lo que retorné al refugio.
El camino no era largo, pero ante tanto desgaste y porrazos tardé bastante, además, estaba hambriento y agotado, por lo que llegué casi desfalleciente al refugio, al que tan solo al entrar fui asaltado por un cónclave de chicas
Isa: Donde estabas…. Nos tenías preocupadas.
Claudio: Esquiando, donde más podría estar… además, solo a ti te preocupa mi estado.
Flo: A mí también me preocupaste… llegué a pensar en una desgracia.
Claudio: La verdad es que no te creo, pero como ves no me pasó nada malo.
Ainhoa: Vamos chicas déjenlo tranquilo, ¿Claudio tienes hambre?
Claudio: Como la de un lobo, estoy al borde del desmayo.
Ainhoa: Me lo imaginaba, te tengo unos emparedados.
Ani: Ay, te tengo unos emparedados… dijo en tono de burla.
Isa: No sea así, eres una invitada…
Ani: Al igual que tú y Ainhoa es mi amiga y no tuya.
Ainhoa: Somos amigas, pero no me gusta tu actitud, tu primo es un buen chico y me cae muy bien.
Montse: Vamos Ani, no seas límite.
Biocha: Perdónala, desde ayer que está bruta.
Claudio: Ainhoa, sin querer molestar, ¿Dónde está mi emparedado?
Flo: Claudio, tenemos que hablar, para superar lo ocurrido.
Claudio: Todo está superado, no te preocupes, no hay nada de que hablar.
Montse: Sí tenemos que hablar, ya que ahora nos crees unas putas…
Claudio: ¿Lo son?, la verdad es que no me interesa…. Vivamos cada uno a lo que su corazón le mande.
Ani: Tú no eres ningún santo, no nos puedes tratar así.
Claudio: ¿Así cómo?, si no las he visto en horas….
Ani: Así con esa odiosa actitud que me saca de mis casillas…
Claudio: Pero si no las he hablado contigo en todo el día, ¿por qué dices que las saco de quicio?
Ani: Ay eres un desgraciado inmutable… sangre fría…. Sin cojones.
Claudio: Ah sí, querías que nuevamente terminara en el hospital, o peor en una correccional…. No ya me di cuenta que no vale la pena sufrir por ustedes….
Florencia: Perdónala…. Perdónanos, la verdad es que quiero que volvamos a lo que éramos.
Claudio: Lo siento Flo, no creo que pueda hacer eso.
Comí el emparedado que me sirvió Ainhoa en silencio, sin mirarlas, ellas me miraban mal humoradas, pero no sé si fue el cansancio o su mal humor que las llevó a irse a la cama, rendidas ante la evidencia que de mí no sacarían nada más; luego fui yo a dormir, estando en la cama rápidamente caí en los brazos de Morfeo, la verdad es que tanta actividad me pasó la cuenta, no sé en qué momento de la noche alguien se introdujo en mi cama y comenzó a acariciarme, en un principio desperté algo desconcertado, intenté ver quién era no pude estaba muy oscuro, menos pude girarme en la estrecha litera, ¡estaba atrapado!
Claudio: Ehhh…. ¿Qué pasa?, dije en voz baja
Desconocida: Shhito, respondió en el mismo volumen.
Claudio: ¿Isa?...
Desconocida: Frio, frio,…
Claudio: ¿Ainhoa?, dije cuando sentí una mano que buscaba mi verga y unas tetas que presionaban mi espalda.
Desconocida: Frio, frio,…
Claudio: Vamos, que pretendes….
Desconocida: Disfrutar….
Claudio: Pero ya no tengo nada con ustedes.
Desconocida: Es verdad, pero igual puedes tener un buen polvo sin compromisos.
Claudio: Pero… No alcancé a decir nada más cuando la desconocida me pajeaba... ¿Biocha?
Desconocida: Frio, frio,… No sigas que no te diré.
Al darme cuenta que la asaltante no revelaría su nombre me dije que lo sacaría por deducción, el único sentido que podía usar ante la casi absoluta oscuridad era el tacto, y como pude me fui girando hasta estar casi de frente a mi agresora sexual. Note sus tetas contra mi pecho, eran grandes, pero podía ser cualquiera de las furcias traicioneras.
Me besó en la boca, pero al igual que las putas me resistía colaborar en el intercambio de lenguas, a ella le dio lo mismo, me siguió besando en el cuello y la cara presa de sus bajos instintos, luego puso mi verga en su entrepierna para poder rozarse con ella, mientras con sus manos me acariciaba mi torso y desabotonaba mi pijama
Estaba empezando a dejarme llevar por la situación y empecé a tocarla, obviamente lo primero que toqué fueron sus tetas, grandes y muy duras lo que me hacía descartar a una de las chicas, Montse, pues sus tetas si bien son grandes no son tan duras, tampoco era Isa, pues no las tiene tan grandes, al ir bajando hasta su cintura para luego agarrar su culo, enseguida me di cuenta que de ninguna manera podía ser Montse, Isa o Biocha, la primera por lo breve de su culito, la segunda por lo apretado y duro, en cuanto a la tercera tampoco por que el que tenía en mis manos era tamaño normal, solo me quedaban 2 opciones, Flo o Ani.
Mientras acariciaba el suculento cuerpo, pensaba que de quien de las dos se podría tratar, la desconocida no dejo de lamer mi cuello y cara, bajando nuevamente una de sus manos hasta mi entrepierna para recapturar mi verga pajeándome suavemente. A pesar de mi conflicto interior, no podía negar que estaba disfrutando como nunca, por lo que decidí de aprovechar de follar a una furcia en forma gratuita (como nunca lo había hecho).
Seguimos así varios minutos, luego le metí mano a su rajita, sus fluidos que ya salían en forma abundante se deslizaban sobre mis muslos, con la otra mano le metí un dedo en el orto, por lo que ella dejó escapar un suspiro y lo que diría un gemido de dolor, saqué el dedo del culo y la obligué a que lo ensalivara con su boca (cosa que me dio asco, pero ahora no tenía consideración alguna). Estaba tan mojada por ahí abajo que no me costó mucho envergarla hasta la empuñadura, después de unos segundos comencé un mete saca mientras la desconocida hacia un leve movimiento de arriba hacia abajo. Volví a pensar en quién era mi “agresora”, primero pensé en Flo, pero ella no es del tipo de las mujeres agresivas, luego en Ani, la que sin dudas podría serlo, pero era la más furiosa de todas y estaba en mí contra desde el principio.
Finalmente no pude retrasar lo inevitable, noté como mi leche se derramó a borbotones, estaba sin condón, pero no me importó, era la furcia la que se arriesgó al invadir mi intimidad, lejos de sacar mi verga de su interior se la metí más adentro si es posible, para que no se derramara ni una gota fuera de ella. Sentí como tanto mi cuerpo como el de ella se estremecía en una espasmódica corrida, la que mi atacante apenas pudo callar, y que mí me hizo soltar un bufido. Fue increíble, el morbo de “ser violentado” mientras otras chicas a solo pasos duermen ajenas a todo, me hizo gozar como nunca. Una vez corridos la desconocida agresora se acomodó a mi lado, quise hablar pero ella me calló colocando una mano en mi boca, seguimos en silencio, ni ella ni yo pronunciamos palabra alguna desde ese momento.
Luego el cansancio me volvió a vencer, para cuando el amanecer me despertó, la agresora no estaba a mi lado, salí de mi saco en el cual el aroma a sexo seguía atrapado, no sabía que hacer, a duras penas pude ver que Isa, Ainhoa y Ani seguían donde las había visto dormirse, luego aburrido de estar en cama me levanté para ir a la ducha y salir a esquiar. Volví de la ducha y nuevamente miré a través de las penumbras que aún dominaban el cuarto, vi como mis compañeras de habitación dormían como marmotas (es la facilidad que admiro de las mujeres); me vestí y ellas ni siquiera dieron visos de darse cuenta de mis movimientos, de seguro que los nocturnos tampoco fueron percibidos o eso pensé.
Desayuné saliendo a eso de las siete a esquiar, mezclándome entre los cientos de deportistas que de temprano comenzaron a deslizarse por las laderas de los montes, felizmente ahora me caía con menos frecuencia, me hubiese gustado decirle que ya era un eximio esquiador, pero sería mentirles, pero a cada instante me gustaba más y más, al igual que el día anterior, gocé de la nieve, a eso del medio día me encontré con Oscar que me invitó a una fiesta a su refugio con la condición de llevar una chica para él y otra para mí, por lo que pensando en Ainhoa e Isa, acepté la invitación.
Tal como el día anterior, al llegar estaban todas esperándome, la verdad es que no sé cuál era el ánimo masoquista de volver a remover las ascuas del incendio, por lo que les hablé lo justo y necesario, en ese momento, busqué en sus miradas y actitudes tratando de descubrir cual de ellas había sido mi compañera nocturna, pero no pude notar nada en especial o algo que me diera una pista sobre la culpabilidad en mis dos principales sospechosas, y menos poder ver si me había equivocado o no al descartar a Biocha, ya que mirándola bien, también podía ser una de ellas.
Aproveché de invitar a Ainhoa y a Isa a la fiesta, a la primera como mi acompañante y a la segunda como cita de Oscar, claro que le expliqué a mi Isa el motivo de que ella no fuera mi pareja, pues debíamos aparentar una normalidad que no existía realmente. Que les puedo decir las cuatro furcias que me habían engañado quedaron furiosas, diciendo que irían a bailar al garito de siempre.
El refugio de Oscar donde era la fiesta quedaba al otro lado del pueblo, pero el trayecto se nos hizo corto dado que Ainhoa estaba más que contenta con la invitación, en cambio Isa no se veía muy entusiasmada, pero finalmente llegamos al destino. Oscar nos recibió con su acostumbrada alegría y nos mezclamos con los otros invitados, desde un comienzo nuestro anfitrión se prendó de mi hermana Isa, la cual si bien era cortés, al mismo tiempo era fría y distante, como lo sería una diosa ante un mortal; para colmo, Ainhoa se centró en mí toda la noche, rechazando gentilmente a otros chicos mayores que yo, que pensaban que tenían todas las de ganar ante un pardillo como yo.
La velada transcurrió entre bailes, licores, tapas y risas, hasta que los más agotados por el esquí empezamos a flaquear y mostrar deseos de regresar a dormir, cuando así lo dije, Ainhoa estuvo de acuerdo, e Isa aceptó de inmediato, pese a las rogativas de Òscar de que se quedara, pero el chico solo sacó de Isa un posible encuentro en las canchas al día siguiente por la tarde, regresamos en medio de una noche muy fría con las dos colgando de mis brazos, la verdad es que las tenía pegadas como lapas.
Al llegar al refugio, nuevamente me encontré con las furcias teniendo sexo con algunos de los chicos de la vez anterior, la verdad es que igual fue chocante, pero ya estaba “curado de espanto”. Vamos que el ver a Flo ensartada de una verga por detrás mientras le amasan las tetas es aún muy fuerte para mí, un poco más allá, Ani se dejaba encular en el sofá, mientras que Montse le mamaba la verga a otro, a la única que no vi fue a Biocha, pero no pregunté nada, solo saludé como i fuese lo más normal del mundo encontrar gente follando en la sala de tu casa. Luego del obligado saludo, rápidamente nos escurrimos a nuestra habitación, una vez dentro solo atiné a pensar que no aceptaría a ninguna furcia más en mi cama o para tener sexo.
Ainhoa: Pero que corte, estas son locas….
Isa: Es su problema…. Nosotras vamos a dormir.
Claudio: Pero tenemos que lavarnos los dientes y esas cosas, jejeje.
Ainhoa: Podemos ir en grupo rápidamente y volver sin interrumpirlos, jejeje.
Isa: Sí hagamos eso, Claudio en el baño del fondo y nosotras en el cercano.
Así procedimos, pese a no querer mirar, pude ver de soslayo que Ani me miraba con furia y se movía más de lo normal, como queriendo llamar la atención en lo bien que estaba, luego vi a Flo, me parecía que estaba con pena y… Montse, la verdad es que Montse no miraba, pues se la estaban cogiendo contra la pared… A mi regreso me puse rápidamente mi pijama antes de que entraran las chicas después de hacer lo suyo, me metí en mi saco después de ordenar mis cosas, dispuesto a dormir, pero había algo que no consideré:
Ainhoa: ¿Claudio estás despierto?, dijo al llegar antes que Isa
Claudio: Sí, ¿qué pasa?
Ainhoa: Nada en especial, solo quería preguntarte algo.
Claudio: Seguro, dime…
Ainhoa: ¿Te gusto?
Claudio: La verdad es que sí, siempre te consideré preciosa.
Ainhoa: Tú también me gustas, pero salías con Ani y luego Flo… dijo sentándose en mi litera y besándome con pasión.
La verdad que al estar encerrado en el saco, no pude hacer nada más que corresponder el beso, sentir su abrazo y como su pecho se estrechaba contra el mío, el tiempo transcurrido no fue mucho hasta que sentimos que la puerta se volvía a abrir.
Isa: ¿Perdón interrumpo algo?
Ainhoa: No, solo le daba las buenas noches a Claudio.
Isa: Ya veo… ¿Claudito, te gustaron la buenas noches de Ainhoa?, jejeje.
Claudio: Debo reconocer que sí.
Isa: El que nace chicharra muere cantando, dijo para luego acercarse a mí y darme un casto beso de buenas noches.
Pese al bullicio de proveniente de la sala donde las otras furcias follaban a su gusto, me dormí casi como un angelito, claro que los últimos pensamientos que recuerdo eran respecto a las tetas de Ainhoa. Nuevamente no sé qué hora sería, cuando noté que alguien se acostaba a mi lado luego de abrir mi saco, parece que era como una costumbre local hacerlo, en esta oportunidad no me atreví a preguntar quién era, por lo que me giré y sin decir agua va, comencé a abrazar a la chica. Sentí como sus duros pezones travesaban la tela de mi pijama y daban contra mi pecho, como su ingle se pegaba a mi verga, hasta que, ella hablo en voz baja:
Isa: tenemos que hablar….
Claudio: ¿De qué?
Isa: De ti y Ainhoa….
Claudio: ¿Por qué?, pregunté nuevamente mientras acariciaba el culo de Isa.
Isa: Porque le gustas y me confesó que quiere perder la virginidad contigo…
Claudio: Sabía que le gustaba, lo segundo lo ignoraba, dije liberando una teta de Isa de su pijama y comenzando a mamarla.
Isa: Mmm, calma que vine a hablar y no a que me folles. ¡Lo digo en serio!, ella quiere contigo.
Claudio: Por mí no hay problema, ella es estupenda en todo sentido.
Isa: Pero así es como estás en líos con todas, haciendo que follen con otros de puros celos.
Claudio: Que locura dices, ¿Cómo van a follar por celos?... contesté mientras le refregaba mi verga por la rajita del coño.
Isa: Mmm, sí, ellas se sienten abandonadas por ti, que solo ellas se entregaban por ti y tu no. Ahh, dijo al sentir como la envergaba.
Claudio: Nunca las abandoné y ahora… no alcancé a decir más cuando sentí las uñas de Isa clavándose en mi espalda mientras ella iniciaba un movimiento de caderas alucínate.
Isa: Ainhoa, me dijo que si podía permitir que una noche estuvieras a solas con ella ahh, y mmme dijo que…. Ahhh le ayudara a que la desvirgues. Dijo mientras la acariciaba por todas partes y la follaba con una dulce pasión intentando hacer el menor ruido posible.
Claudio: ¿Y tú quieres eso?
Isa. Tú sabes que yo quiero lo que tú quieras, siempre te amaré y estoy dispuesta a compartirte.
No sé cuanto rato estuve follando con Isa, pero como siempre (salvo alguna rara excepción) con ella el sexo es hacer el amor, dulce, apasionado y plenamente satisfactorio, estábamos en eso cuando Ani entro para acostarse en su litera, al abrir la puerta, la luz de la sala iluminó por escasos segundos el cuarto, nos miró y sonrió maliciosamente, luego se puso pijama y dijo algo así como buenas noches.
El penúltimo día de mi aventura en la nieve fuimos Isa, Ainhoa y yo a esquiar con Óscar, claro que a una cancha un poco más difícil que las anteriores y un poco más fácil que las usuales de él y Ainhoa, el se veía feliz de ver a mi hermana y Ainhoa de estar a mi lado (si supieran). En esta oportunidad me entretuve parándome más veces que las anteriores y tragando más nieve (por todos lados), siendo Isa y yo el hazmerreir de Óscar y Ainhoa, pero a porrazos se aprende. En algún momento después de almuerzo Isa se me acercó y me dijo al oído:
Es hora de que te lleves a Ainhoa y la folles.
Claudio: Pero así como así.
Isa: Y que esperas pardillo, yo por mientras entretendré a Óscar y te dejaré vía libre para que le rompas el coño, mira que estoy haciendo un gran sacrificio, dejándote ir pese a que mis celos dicen lo contrario, pero una pelirroja es lo que te falta en tu colección de furcias…
Claudio: Bueno corazón así lo haré (creo que nunca antes le había dicho corazón a mi hermana).
Cuando le comenté a Ainhoa, que estaba muy cansado y tenía deseos de ir al refugio, ella esbozó una sonrisa ofreciéndose a acompañarme, pues según ella, tenía algo de frio, la verdad es que estaba exultante de alegría, y de alguna forma revelaba sus deseos de que la hiciera mujer. A estas alturas de la vida y pese a mi aún corta edad, mi experiencia en ese campo así me lo revelaba. No es que supiera mucho del comportamiento de las mujeres, pero en algunas cosas ya era capaz de leer en su comportamiento.
El regreso fue de lo más acaramelado, pese a que le llevé los esquíes y bastones al hombro, ya que eran de su propiedad. El camino se me hizo fácil, a pesar de lo incómodo de estos aparatos, ya que nos fuimos cual enamorados tomados de la mano, sonrientes y hablando algunas boberías y cosas de adolescentes. Todo cambió cuando entramos al refugio y ella se colgó de mi cuello y me besó con pasión, la verdad es que no parecía una joven inexperta, es más su beso me encantó (cada chica besa diferente y el de ella era muy bueno), ni corto ni perezoso, me dediqué a acariciarla sobre la ropa de esquí, no sé si ello contribuyó en algo a elevar su temperatura, pues es bastante gruesa, pero los colores a sus mejillas regresaron en contraste con la palidez de su piel, los ojos de Ainhoa brillaban más allá de su natural claridad, creo que fundamentalmente ayudados por sus deseos.
Cuando comencé a liberarla de su cortaviento Ainhoa se echo hacia atrás como temerosa, ante lo cual la abrace más fuerte para darle algo de seguridad, por lo que fue aflojando la resistencia y comenzó a ayudarme en la tarea, para luego bajar una de sus manos hacia mi culo y con la otra atraerme a su boca, seguimos transitando por la sala sin separarnos, hasta que ella sacando una llave de su bolsillo abrió la recámara de sus padres, lugar vedado a todos y hasta ese minuto desconocido por mí. Una vez dentro la liberé de sus incómodas botas y yo de mi calzado ad-hoc, para finalmente tirarnos a la cama.
Comenzamos a desnudarnos con apasionada dulzura, diciéndonos todo tipo de frases bonitas y tiernas, hasta que llegué a la etapa del sujetador (una de mis debilidades pues encierra uno de mis fetiches), no pude resistir sacarla casi a la fuerza a aquellos enormes manjares, la verdad es que comencé a disfrutarlos mientras ella se dejaba llevar y gemía deleitada por mis caricias. Cuando tenía ya mi verga libre de toda atadura, ella la tomó con una mano y exclamó, ¡qué grande la tienes! (la verdad es que está dentro de lo normal), trátame con cuidado que soy primeriza (por algún motivo no dijo virgen), por mi parte sentía que iba a correrme antes de siquiera penetrarla, pero me controlé, terminando de desnudarla.
Para no correrme de lo excitado que estaba, bajé mi cabeza y comencé a comerle el coñito, el cual estaba muy bien cuidado con unos pelitos rojos que marcaban su inicio. Lamí su rajita y me entretuve con su clítoris hasta que ella me rogaba que la penetrara, estaba claro que no daba más de caliente, y sus líquidos vaginales inundaban todo, ¡era el momento de la verdad! Me puse entre sus piernas y comencé a penetrarla lentamente, no sentí una gran resistencia, pienso que por efecto de lo lubricada que estaba, iniciamos un parsimonioso misionero que nos llevara juntos al orgasmo, la verdad en que ella tal vez por el pequeño dolor que sintió en mi incursión tardó un poco más que otras chicas en correrse, pero así y todo fue bastante rápida. Continuamos entre besos y caricias cuando de pronto ella me dijo con suma urgencia:
Estamos manchando todo…. Busca algo para secar...
Claudio: Voy… saqué popel del váter y lo llevé con urgencia.
Al regresar vi como intentaba contener sus flujos vaginales mezclados con un poco de sangre, pero las sábanas estaban ya manchadas, momento en que se puso a llorar, lo que me impactó como nunca me había ocurrido, me sentí como un gusano por decirlo, ante lo cual con suma pena le pregunté:
¿Estás bien?
Ainhoa: Sí, pero no sé cómo vamos a limpiar las sábanas y el cubre colchón.
Claudio: ¡Pregunto si tú estás bien!; las sábanas y lo demás lo lavaremos en la lavandería del pueblo, las podemos llevar en un rato antes de que cierren.
Ainhoa: Sí, perdón, es que me daría mucha pena que mis padres sepan que fui desvirgada en su cama.
Claudio: No lo sabrán, podemos solucionarlo si actuamos rápido corazón, lo importante es si te gustó.
Ainhoa: No, la verdad es que…. Me encantó, me has hecho muy feliz… fue mejor de lo que suponía.
Claudio: Eso sí me alegra, dije dándole un profundo beso, el cual fue bien recibido.
Hicimos lo que dijimos, antes de que las otras chicas regresaran de las pistas de esquí, luego fuimos a tomar chocolate caliente con churros, coas que nos vino muy bien, casualmente llegaron todas al café donde estábamos y se nos unieron, algunas como Isa con una muy buena sonrisa y cara de pregunta, a la cual respondí con otro gesto con el cual sonrió a diferencia de las otras que no sabían nada de lo ocurrido y me miraban con diferentes grados de desaprobación reflejados también en sus gestos.
Regresamos a cenar al refugio y preparar las cosas para el retorno, la mañana siguiente sería el último día de esquí, deporte que me gustó de sobremanera, poco antes de las nueve llegaron los otros chicos entre ellos Óscar, con los que compartimos unas copas y comentarios varios, afortunadamente para mis ojos y celos, no hubo más sexo con mis furcias.
El retorno fue raro, pues tres de ellas volvieron algo más temprano, retornaban con Biocha en su coche, donde a duras penas cabían, las furcias que la acompañaban eran Montse y Aní, en cambio las tres restantes retornaban en el coche de la madre de Ainhoa, conducido por Isa, en el que habían llegado junto a Flo. Dado el equipaje, los esquís y un cuanto hay, yo no tenía cabida en ninguno de los dos, por lo que debía esperar el autobús; al cual abordé algo pasado las dos de la tarde, para llegar casi al anochecer a casa…. En el trayecto solo pude pensar que pasaría con mi vida en los próximos días en especial cuando retornara a clases.
Continuará.
https://m.poringa.net/posts/relatos/4221961/Como-Cambio-Mi-Vida-Capitulo-21.html
Capítulo 22: Todo se enfría con la nieve.
A la mañana siguiente los militares fueron los primeros en partir, solo alcancé a verlos cuando cargaban las maletas en el coche de mamá y se despedían muy felices, diciéndome que cuando yo fuera mayor me invitarían a cacería de chicas para que me hiciera hombre (si supieran pensé), luego me quedé desayunando solo, pues las chicas seguían durmiendo o algo así, y en cuanto a las adultas, era su día de “descanso”, si realmente lo es.
Al almuerzo por fin dieron señales de vida las féminas de la casa, cuando ya nos sentamos a la mesa, todos estábamos felices y locuaces, ellas especialmente por su viaje a la nieve, como también por verme en casa; las puyas y frases subidas de tono de mis chicas se sucedían casi sin interrupciones, creo que ellas pensaban que todo volvía a la normalidad.
En la conversación deduje que si bien les alegraba mi presencia, ellas estaban decididas a ir a esquiar y pasarlo bien en su grupo de chicas, como deduje de la conversación, las paseantes serían Biocha, Isabel, Florencia, Ana María, Montserrat y Ainhoa; esta última era la dueña de casa o hija del propietario del refugio. Lo que más me molestaba de que se fueran, es que estaría solo en la ciudad y no tendría como entretenerme, conversé con todas ellas y de alguna forma nos “abuenamos” y fueron bastante efusivas pese a estar más dedicadas a las maletas que a mí .
Tal como lo tenían planeado, las chicas se fueron después de almuerzo, efectivamente me quedé solo, por lo que busqué como pasar el tiempo, por lo que llamé a unos compañeros de clases para organizar un encuentro de futbolito logrando juntar el quórum suficiente para la actividad. Si bien el juntarme con ellos no reemplazó lo que tenía con mis chicas, gocé como hacía mucho tiempo no lo hacía, tanto que jugamos cuatro partidos en un improvisado campeonato que organizamos con otros chicos que acudieron a lo mismo que nosotros, la verdad es que lo pasamos muy bien, regresé a casa cuando oscurecía, encontrándome con tía Dani y Mamá ya en casa, al verme me mandaron directo a la ducha sin siquiera permitir un saludo amistoso.
Estaba ya ingresando a la ducha cuando las dos adultas entraron al baño desnudas y sonrientes, pidiéndome espacio para acompañarme, obviamente las dejé, no podía negarles su generosidad de compartir la ducha y menos al ver lo bella y putas que se ponían cuando andaban calientes. Ellas comenzaron a jabonarme sin reservas o miramientos, como también lo hacían entre ellas; la verdad según confesaron, estaban muy necesitadas de cariño por mi ausencia. En la ducha hicimos de todo lo que ustedes se puedan imaginar, mis manos recorrieron cada curva hueco y mis labios besaron no solo sus labios, pese a no tener sexo en todas sus dimensiones, gocé mucho la situación, ya cuando nuestros dedos se arrugaban de tanta agua, salimos casi sin secarnos y seguimos en la cama. Con tanto masaje y ya recuperado el cansancio de la actividad deportiva mi verga que ya estaba tiesa desde antes no se bajaba con simples palabras, por lo que se las pasé por todas partes hasta que aceptaron abrir sus piernas para recibirla, las follé hasta que ya no podíamos más. Luego más que nada por la necesidad de alimentarnos nos levantamos y los tres cenamos en la cocina.
Tía Dani: ¿Te aburriste mucho hoy?
Claudio: Bueno algo… solo cuando estuve sin compañía, pero después ha mejorado mucho y ahora estoy más que contento, jejeje
Mamá Julia: Bueno nosotras también, pero pensamos que podrías salir de excursión como los otros….
Tía Dani: Sí, con tu mamá pensamos que podrías ir a esquiar con las chicas, no es que no queramos que nos folles como lo has hecho recién, es que solo aquí sin que nadie te acompañe, nos parece demasiado aburrido para un joven con tanto ímpetu como tú, jejeje
Claudio: Pero no estoy invitado y no sé donde fueron exactamente.
Tía Dani: Yo sí sé, y puedo hablar con el padre de Ainhoa que es el dueño del refugio para que puedas ir.
Claudio: ¿Pero podré quedarme en el lugar?, ¿no estará ocupado por las chicas?
Mamá Julia: No lo creo, por lo que dijo Isa, el refugio es para un familión como el que tiene Aitor.
Claudio: ¿Aitor?
Tía Dani: Sí, el padre de Ainhoa….lo conocemos de nuestra juventud… Sin duda cabes, jajaja. Mañana le llamaré, ¿ahora qué nos darás antes de dormir?
Nuevamente me follé a las dos, debo decir una vez más que son unas hembras muy calientes, comenzamos en la cocina, luego en la sala y terminamos en la gran cama de tía Dani, la verdad es que me vacié en todos sus agujeros, como también recorrí con mi lengua cada una de sus suaves curvas, recreando escenas dignas de las mil y una noches.
Al otro día ellas despertaron para ir a trabajar, intentaron no despertarme pero no lo consiguieron, para no decepcionarlas me hice el dormido, la verdad es que el solo verlas es un espectáculo, en las penumbras vi como elegían sus bragas y sujetadores, como conversaban en voz baja aconsejándose como vestirse y como se acomodaban sus lujuriosas curvas, el morbo que siento al verlas en ese trámite siempre ha sido mi perdición, tanto que estuve a punto de levantarme y empalarlas, pero me contuve, la verdad es que deben ir a trabajar, ya habría tiempo para hacerlo.
Esa mañana me levanté y salí a buscar entretención al centro comercial, donde podría encontrar a Verónica mi escultural dependiente, el solo recordar su culo hecho a mano como diría mi padre me calentaba, asimismo, mi deambular por las calles me entretuvo hasta que llegué a la tienda. Tan solo al entrar las chicas que guardan muy buenos recuerdos de mí me reconocieron e hicieron pasar para charlar un rato, pero no la vi, por lo que pregunté por ella; para mí lamento, me contaron que Verónica había sido contratada por una importante tienda de lencería que abría un nuevo local en otra ciudad, donde sería la jefa de local. Supe por ellas que me intentó ubicar y al no poder me dejó sus datos con ellas por si alguna vez pasaba por donde viviría, les agradecí la información, pero nuevamente vi frustrada mi ansiedad, claro que ellas se ofrecieron para calmarla, pero las rechacé amablemente, aduciendo prisa por juntarme con una chica imaginaria, no me entregaría a ellas por solo mojar a mi amiguito en un coño cualquiera me dije.
Almorcé algo rápido en una pizzería y dirigí mis pasos a la casa de Biocha, pues pese a saber que no estaría, tenía la esperanza de encontrar a Rosalinda y disfrutar de su precioso cuerpo de mulata; pero tampoco tuve suerte, ya que ella estaba de vacaciones al igual que sus patrones, solo se encontraba doña Gertrudis la cocinera y su marido al cuidado de la casa. La verdad es que cuando algo no quiere salir no sale, creo un tal Murphy dijo eso. Retorné a casa a eso de las 18:00 horas a la espera de mis adultas preferidas y ahora más que anheladas, la primera en llegar fue tía Dani, la que me comentó:
Hola pardillo mío, estás de suerte,
Claudio: Hola Tíita, ¿por qué?
Tía Dani: Aitor me envió el mapa para llegar al refugio y me dijo que no había problemas, ya que como estaba tu hermana presente el riesgo de que te follaras vayas a follar a su hija según él disminuye, creo que ese punto le preocupa mucho, ya que según él, la chica solo habla de ti todo el tiempo. Jajaja, ¡no sé por qué se imagina eso!, jajaja.
Claudio: vamos que no soy tan atrevido….
Tía Dani: Eres un descarado, como una de las chicas dijo, si ves a una escoba con faldas te la follas.
Claudio: Gracias por buscarme cupo en la nieve, me lo pensaré. Pasando a otro tema ¿cómo estuvo tu día? Dije levantándome de mi silla en la cocina y acercándome a ella.
Tía Dani: Muy bien, el negocio marcha a las mil maravillas, alcanzó a contestar cuando mis manos se posaron en ella….
Primero le puse una mano en el coñito levantando la ajustada falda lo suficiente para acariciar su abultado monte de Venus por sobre las pantimedias, con la otra le acariciaba el culito firme, grande y redondo, haciendo que mi verga se endureciera por arte de magia.
Tía Dani: Veo que mi pardillo está con ganas…
Claudio: Sí, deseo partirte en dos por todos lados, jejeje
Sin mediar más palabras ella me besó profundamente, mientras como pude, le bajabé sus pantimedias hasta las rodillas y le subí la falda hasta la cintura. Tía Dani estaba muy cooperadora, por lo que me aflojó el cinturón para apoderarse de mi verga solo instantes antes de que mis dedos se apoderaran de la rajita de su coño, a la vez que perforaba su redondito orto. Mi ataque la pilló de sorpresa, dejando escapar un gemido de deseo; no sé cuánto tiempo estuvimos masturbándonos hasta que ella me dijo:
¡Métemela cabrón, necesito sentirte dentro!
Claudio: Tus deseos son órdenes.
Hice que apoyara sus manos sobre el mesón de la cocina, y bajando aún más sus bragas busqué su coño, metiéndole mi verga de un solo envión, sin pausas, sin delicadeza y sin condón. Ella afortunadamente estaba ya muy mojada y agradeció que la colmara de verga con un dulce gemido, y con un movimiento de caderas instintivo, me incitaba a que la cabalgara a su ritmo. Me apoyé en sus ancas y comencé a equiparar su rítmico deseo, de pronto me dijo.
Quiero sentir tus manos en mis tetas, apriétalas… mm, sí así…. Más fuerte.
Claudio: ¿Te gusta tiita?
Tía Dani: Mmmm sí, dale fuerte.
Mientras le daba duro y le apretaba sus deliciosas tetas, le fui desabotonando la blusa y liberando del sujetador, ambos estábamos en el edén del sexo cuando escuchamos:
Veo que empezaron sin mí, que par de egoístas…, era mamá que llegaba de su trabajo.
Tía Dani: Deja que me corra y después es todo tuyo…. Mmmm ahora déjanos acabar.
Mamá Julia: Bueno esperaré mi turno, dijo sentándose con un vaso de agua en la mano, para mirarnos como quién ve la tv.
Seguí bombeando el coño de tía Dani, la que suspiraba y gemía casi sin control, mamá me miraba y sonreía, de alguna forma sentía que me desafiaba, comenzando a amasar sus pezones y restregarse el coño. Yo por mi parte intensificaba el apuñalamiento de tía Dani, como si quisiera partirle el coño; mi “víctima” estaba por correrse (la verdad es que los dos estábamos por corrernos), cosa que hicimos solo unos minutos después de la aparición de mamá, el éxtasis generado por mi descarga de leche hizo que mi tiita, se derrumbara sobre el mesón casi sin aliento, le llené el coñito de mi leche como hacía tiempo no lo conseguía, creo que fue por el continuo calentón que tenía desde la mañana.
Con mamá fue más de lo mismo, con la diferencia que la espectadora ahora era tía Dani, y lo hicimos en el pasillo que da a los cuartos, donde la atrapé contra la pared y bajándole sus bragas a la fuerza la empalé, ella hizo como un ademán de resistencia, la que cesó al momento de amasarle sus tetas por sobre el jersey de cuello alto que lucía, no le di tregua hasta que se corrió como una perdida. Lo gracioso fue que luego se dirigió al cuarto con las tetas semi-descubiertas y las bragas a la altura de las rodillas.
Las adultas estaban muy libidinosas, tanto los tres jugueteamos en la cama hasta que caímos rendidos de sueño, ni siquiera cenamos, solo tuvimos sexo en diría que todas sus variantes, lo que más me calentó fue cuando las dos hicieron un espléndido sesenta y nueve y las envergué por el culo alternadamente, recibiendo sus lengüetazos en mis bolas.
Al día siguiente solo conversamos de mi viaje, al que no estaba muy convencido de ir, pero mamá insistió y tía Dani casi me obligó, comprando ella misma el pasaje en el autobús interprovincial que llegaba a las montañas. Por lo que por la tarde armé mi mochila, seleccioné lo necesario, lo que fue complementado en la noche por mamá, la que llegó con indumentaria necesaria para ir a las montañas, como también dinero para costear los gastos de tan desconocido deporte para mí.
Nuevamente aquella noche fue para el deleite de las dos adultas, en que nuevamente me compartieron como buenas hermanas que son, claro que no me dejaron dormir muy temprano, pero que les puedo decir, desde hacía semanas que no estaba tan regaloneado, fue un desmadre de sexo, creo que pensaron que antes de irme debían alcanzar su cuota de sexo conmigo.
Por la mañana ellas fueron a su trabajo y yo me quedé repasando mentalmente todo lo ocurrido estos meses con mi familia, en especial con las chicas… todo me parecía una alucinación, pero de alguna manera los azares de la vida volvían con pernas nuevas y era un volver a empezar. Es así que nuevamente los fantasmas del abandono y el engaño asomaron en mis pensamientos, tanto que por un momento pensé en no viajar, pero a eso del medio día apareció tía Dani para llevarme al terminal de buses y asegurarse que me iba a esquiar, creo que algo presintió con su intuición femenina (dicen las mujeres que existe).
El viaje fue largo, a mi lado se sentó un chico algo mayor que yo, con el cual me fui conversando; dado que él conocía cabalmente el lugar de destino, me dio información de lo que debía o no hacer, los lugares para divertirse, el nombre de las canchas para principiantes, y donde podía recibir clases, asegurándome que una de las instructoras de origen danés, era un ángel bajado del cielo y que debía de conocerla o mi viaje sería una pérdida de tiempo. En fin las horas transcurrieron rápidas, me dio su dirección y teléfono para que le presentara a mis primas y hermana a cambio de su gentileza, y quedamos en vernos uno de esos días, prometiéndome que él también me presentaría chicas de su círculo de amigos.
Ya próximo a caer la noche llegamos a destino, mi nuevo amigo de nombre Óscar, me dio las indicaciones para ir al refugio de Ainhoa a la cual ubicaba de vista, cosa que realmente debía ser verdad, ya que me señaló una de sus principales virtudes físicas (sus tetas), tomé mi mochila y bolso de mano comenzando a caminar por las ya heladas calles del hermoso pueblo de montaña, la distancia no era mucha pero el frío comenzaba a calar los huesos y mis pies comenzaron a adoptar la temperatura del piso, finalmente encontré la calle del refugio comenzando a buscar la numeración, afortunadamente no eran muchas casas, al ver la numeración, me enfrenté a una magnifica casa con cochera para cuatro autos, un amplio antejardín y una terraza que por la poca luz que filtraba las pequeñas ventanas y el tenue resplandor de la luna por entre las nubes, dejaba ver que estaba equipada con una mesa y sillones, probablemente para las tertulias de la familia en los días buenos.
No había un timbre o campana o medio alguno para llamar a los moradores, por lo que ingresé por el portón de entrada que estaba sin llave, por lo oscuro caminé casi en tinieblas los pocos pasos que me separaban de la entrada, y al llegar a la puerta para llamar, casi sin pensar miré por la ventana próxima; ¡lo que vi me dejó sin habla! Al interior estaban mis parientes y amigas en una verdadera orgía grupal; a la primera que vi fue a Biocha afirmada de una silla de pie, mientras era ensartada sin piedad por un muchacho de potentes músculos; luego divisé a Ani que botaba sobre la verga de un tipo de rubias barbas en un sofá de la sala, a su lado arrodillada a los pies de otro chico, Montse daba una mamada en toda forma a un muchacho moreno, mientras con su mano derecha pajeaba a otro que tenía cara de correrse pronto. Mis sentimientos se agolpaban en mi cerebro en un caótico frenesí, mezclándose pena, furia, celos y lo que ustedes puedan imaginar.
Pero esta vez había algo diferente, de hecho no entraría como un toro ante la capa del matador. ¡No!, no me pasaría dos veces lo mismo…. Pese a la furia que casi me dominaba, seguí mirando aún incrédulo al interior donde se desarrollaba la orgía, vi como entre dos se follaban a Florencia, uno por el culo y el otro por la boca, ella estaba sobre una mesita en el centro de la sala ¡¡joder!! Entonces busqué a Isa y a Ainhoa, no las vi, pero eso no significaba nada…. Por fin pude razonar, y mi situación era por decir a lo menos muy mala, afuera el frío calaba mis huesos, adentro mis chicas… perdón, ex chicas follaban con desconocidos, y mi casa o ex casa estaba a cientos de kilómetros.
Casi llorando me senté en una silla de la terraza y comencé a pensar cuales eran mis alternativas, una la peor era regresar a una de mis casas de donde venía, pero estaba a cientos de kilómetros y solo la podría materializar en el bus que salía al día siguiente, la otra llamar a Óscar mi nuevo mejor amigo; tal vez lo podría hacer, pero no lo consideré oportuno, pues lo acababa de conocer, es más no sabía si me recibiría, pues no podría cumplir la promesa de presentarle a ninguna de las furcias que follaban ante mis ojos… Mmm, ¿¡tal vez Isa o Ainhoa no estaban participando de la juerga tipo orgía!?, puede que se encontraran en otro lugar, un lugar donde podría pasar este nuevo trago amargo, en una de esas si las llamo, las encuentro…. ¡Sí, eso haría! Con la vista nublada por las lágrimas marqué el número de Isa, luego de unos pocos timbrazos contestó:
Hola Claudio, ¡qué sorpresa!, te acordaste de tu hermanita
Claudio: Sí hermanita, ¿Dónde estás?
Isa: Donde voy a estar pardillo, en la nieve….
Claudio: Sí pero ¿Dónde?
Isa: ¿Por qué preguntas eso?
Claudio: Porque estoy frente al portal y no te veo.
Isa: ¿Estás aquí?
Claudio: Sí y tú donde estas….
Isa: Encerrada en una habitación con Ainhoa… espera no te muevas de ahí.
Claudio: ¿Para qué no vea a las furcias follar?
Isa: Ayyy…. Ya las vistes.
Claudio: Sí, pero más me importa no morir afuera, tengo el culo congelado y necesito entrar
Isa: Entra por el corredor al costado izquierdo del frontis y te abriré una ventana, por favor no cometas una locura…..
Claudio: No lo haré, ya aprendí la lección, si las putas quieren seguir siendo putas es su problema.
Abrió la ventana casi al instante que llegué a su dintel, la altura era considerable por que la casa seguía el contorno de la montaña, como pudieron recibieron mi equipaje y yo tuve que hacer un gran esfuerzo para subir ayudado tanto por Isa como Ainhoa, mi entrada no fue de lo más elegante, pues rodé por el suelo mientras mis piernas colgaban del exterior, pero lo logré, una vez repuesto de mi elegante ingreso mi hermanita me abrazó.
Isa: Ay mi pardillito… las vistes….
Ainhoa: Perdón por el espectáculo….
Claudio: Tú no estás participando….
Ainhoa: Pero es mi casa…
Isa: Cerremos la ventana y hablemos…
Claudio: Lo de la ventana okey, pero de conversar… ¿Qué podrías decir?... ¡Qué les gusta el sexo!.... ¡que yo no estaba y ellos sí!.... ¡que yo no soy mejor que ellas!... ¡que si veo una escoba con vestido me éxito!
Isa: Algo así, no sé cómo pasó, pero hoy ellas se descontrolaron…
Ainhoa: Sí, tanto que los dos chicos que estaban con nosotras al ser rechazados por Isa y yo, no se fueron a sus casas, y se quedaron para lo que viste…
Claudio: Bueno, por lo menos no estoy afuera que hace un frío de los mil demonios, ahora lo único que tengo además de ira es hambre.
Isa: Solo te puedo dar unas galletas que tengo de otra forma deberíamos ir a la cocina.
Claudio: Bueno vamos, prometo portarme bien.
Ainhoa: Pero ellas se van a sentir mal, además pensarán que les podrías contar a sus madres, o se pueden escandalizar.
Isa: Sí hermanito, ellas podrían pensar eso y les daría mucha pena que las veas así, además alguno de los chicos se puede violentar. Mejor come las galletas.
Pasé un buen rato comiendo galletas con un poco de agua que me quedaba del viaje, pero al rato necesitaba ir al baño, nuevamente las chicas que me conversaban de la nieve, del clima y otras estupideces, me decían que no debía salir, pero tantas horas sin ir a aliviar mis apremios fisiológicos, me pasaban la cuenta, la necesidad de ir al baño era superior a la pena, furia, celos o cualquier otro sentimiento, incluso si los folladores hubiesen sido mis padres, necesitaba pasar por el lugar en procura de un baño.
Isa con cara de resignación liberó la mano que me ataba a ella y se paró a mi lado, la miré para que me indicara el camino más corto a mi objetivo que a estas alturas era imperioso de alcanzar, Ainhoa nos miraba dubitativa hasta que dijo:
También te acompaño hasta el baño….
Isa: Sí, vamos.
Claudio: Puedo ir solo, me portaré bien, seré como una sombra, nadie me verá.
Ainhoa: Este es un refugio de montaña, solo hay tres baños para todos y el más cercano está al lado de la cocina y muy cerca del salón comedor… vamos
Isa: Además, nosotras también necesitamos ir al baño.
Me tomaron de las manos y salimos al destino indicado, la verdad es que nuestra aparición aunque silenciosa fue como un balde de agua fría para la “audiencia”, al mirar la escena pude darme cuenta que a Biocha el fortachón la estaba culeando mientras ella botaba sobre su verga, las enormes tetas se movían casi sin control. Por otro lado Ani era follada en cuatro por el rubio barbón mientras le comía el rabo al moreno que antes era atendido por Montse, la que ahora se encargaba de follar al que pajeaba anteriormente. Nuevamente mis sentimientos se agolpaban en mi cerebro, el frenesí de pena, furia, celos me asoló una vez más, pero mantuve el control y seguí guiado por mis dos escoltas en dirección al baño. Finalmente uno de los dos chicos que follaban a Florencia por el coño y el culo nos dijo:
Eh… putas, se van a coger por el culo con el niñito y con nosotros nada.
Ainhoa: Vete a la mierda Julio, que contigo nunca follaré.
Las chicas pararon de follar casi al unísono, la escena era tragicómica, por un breve instante toda la actividad se congeló, mientras yo entraba muy urgido al baño, al cual casi no llego, la verdad es que estaba tan urgido que no tenía tiempo para trabarme en una discusión sin dejar literalmente la “cag…” (Bueno dejémoslo para la imaginación), por lo que sentí Isa y Ainhoa siguieron su camino en dirección a los otros baños sin detenerse.
Mientras me aliviaba, escuche primero silencio, luego una discusión, a los dos minutos un portazo y más discusión, luego golpearon la puerta, a lo que solo atiné a decir
¡Ocupado!, siguieron golpeando, por lo que repetí ¡ocupado!
Ani: Claudio…. Tenemos que hablar.
Claudio: Ani, estoy realmente ocupado, espera….
Terminada mi magna obra y aseado en lo posible, salí a enfrentar el espectáculo de putas folladoras, pero la verdad que mi aparición había causado una desbandada de los chicos y solo estaban las chicas, algunas a medio vestir, otras cubiertas con lo mínimo y otras llorando
Ani: Se puede saber que cojones haces aquí.
Claudio: Tú madre insistió que viniese a disfrutar de la nieve con ustedes, lo siento, pensé que mi presencia les agradaría.
Biocha: Pero no nos llamaste…
Claudio: Quería que fuese una sorpresa para ustedes… lamento que el sorprendido nuevamente fui yo.
Montse: Claudio… lo siento perdóname.
Claudio: Montse no te preocupes, no tienes que pedirme perdón…
Flo: Snif, snif…pero Claudito, nos viste como te traicionábamos….
Claudio: Ya no era traición, pues no tenemos nada más que lo que simplemente somos….
Flo: ¿Qué somos?
Claudio: Parientes y amigos, ni más ni menos.
Ainhoa: Vamos chicos que yo una vez vi mis dos primos follando con unas amigas mías y no fue para tanto, claro que no fue lindo, pero no por eso dejaron de ser primos y amigas….
Isa: Ainhoa, es que tú no entiendes, pero ellas fueron más que amigas y parientes.
Ainhoa: Ah, verdad que Claudio y Florencia fueron novios, perdón por meterme.
Isa: No solo es con ella, el tema es más complicado que eso.
Claudio: Perdón, pero estoy cansado por el viaje, no quiero seguir con esto, lamento que las haya interrumpido, me gustaría ir a dormir, ¿Ainhoa, hay un lugar donde pueda dormir?
Flo: Pero Claudio, hablemos….
Claudio: ¿Qué podríamos hablar?... creo que es mejor dejarlo así, buenas noches.
Ainhoa, creo que por espacio puedes dormir con tu hermana y conmigo en el cuarto que estábamos y Ani se puede ir con las otras chicas, ya que el de mis padres solo está para ellos.
Ani: ¿Por qué no puedo quedarme dónde estoy?
Isa: Vamos Ani, no es obvio, separados es mejor para la salud mental de todos.
Ani: Me niego, yo ya estoy instalada en el cuarto.
Claudio: No me molesta, si quiere dormir en el mismo cuarto que yo, está bien, solo quiero descansar.
Sin entender lo que pretendía Ani, me fui a acostar, obviamente no podría hacer nada con Isa, la única que a la fecha realmente me había sido “fiel”, pese a que estuvo a un tris de no serlo, especialmente dado que Ainhoa era ajena a los turbulentos secretos de mi libidinosa familia.
Las chicas se quedaron hablando, sentí como la discusión iba en aumento, mientras me ponía mi pijama, cosa necesaria pese a la calefacción, tendí mi saco de dormir en la litera libre y me dirigí al baño para lavarme los dientes y hacer las últimas actividades naturales antes de dormir, pasé una vez más por la sala, nuevamente se hizo silencio, me miraron todo el trayecto, hasta que cerré la puerta y nuevamente el bullicio se activó, lo mismo sucedió cuando finalmente me dirigía “al saco”, necesitaba dormir.
No supe que más aconteció, pues las voces femeninas solo fueron un murmullo que no me impidió dormir, tampoco sentí cuando ellas se fueron a acostar, y mucho menos pensé en que pasaría al día siguiente, es más, no me di cuenta cuando pasé a quedar en brazos de Morfeo.
Al despertar a eso de las siete de la mañana aún oscuro, pude ver que bajo mi cama dormía Isa y que en la otra litera estaban Ani y Ainhoa, la primera al igual que yo en el nivel superior, verla en las penumbras del amanecer, se veían preciosas, tranquilas, casi angelicales, pero la realidad es que mis chicas no eran mías, con la excepción de Isa. Me levanté casi como un fantasma, tratando de no despertarlas y creo que lo conseguí, me duché en pocos minutos, luego me vestí en silencio, y sin desayunar salí cuando el sol recién alumbraba todo el poblado; en forma casi automática me dirigía a un puesto que vendían desayuno a los esquiadores madrugadores y después de llenar mi estómago fui a una de las canchas de aprendizaje, viendo por primera vez al ángel noruego, que ya tenía algunos clientes.
Renté lo necesario como me había dicho mamá y comenzaron las clases, debo reconocer que la primera hora fue más pararme y sacudirme que realmente esquiar, ya al medio día la preciosa noruega me dijo que fuera a esquiar a la siguiente cancha para novatos, que no necesitaba nada más que práctica, cuando me las di de “canchero” o “guaperas”, la bella chica me miró acariciando mi barbilla y con una sutileza increíble, me mando a “freír monos”. ¡Bueno por lo menos lo intenté!. A eso de las 14:30 casi desmayándome de hambre y cansancio, fui a un parador para comer un emparedado, estaba en eso cuando me encontré con Óscar que estaba en lo mismo, conversamos alegremente:
Óscar: Hola Claudio, como ha ido tu primer día.
Claudio: Hola, bien, ya puedo mantenerme en pie en la cancha de novatos y pese a que estoy muy cansado deseo más.
Óscar: ¿Viste a la instructora noruega?
Claudio: Sí, pero no aceptó ningún avance, jejeje
Óscar: Sí es una lástima que le gusten solo las chicas, jajaja… ah y en cuanto a chicas ¿cuándo me vas a presentar a tu grupo?
Claudio: Son algo remolonas, tal vez más tarde cuando las vea por estos lados, pero no te preocupes, les comente de que tengo un amigo que desea conocerlas.
Óscar: Sí háblales de mí, que soy algo así como el rey del snow board, jajaja, tal vez me dejen acompañarlas.
Claudio: Se los diré, jajaja (la verdad es que no tenía ganas de verlas ni en fotos).
Luego del tente en pié, y un descanso, volví a la cancha la que ya podía decir que dominaba, no había aún dejado de poner los pies en cuña, pero no me caía, por lo que decidí subir a una algo más compleja, la que era un poco más arriba, no era para campeones, pero sí para gente que no era principiante, tal vez mi humor y ánimo casi suicida me indujo a intentarlo. La verdad es que mis dos primeras bajadas acabaron estrepitosamente, tragando nieve no solo por la boca, pero la adrenalina causada por el vértigo era maravillosa, la verdad es que era casi una adicción, rápidamente olvidé mis penas y pesares en general y estuve hasta eso de las 18:00 horas pues comenzaba a oscurecer y no podía con mi cansancio, por lo que retorné al refugio.
El camino no era largo, pero ante tanto desgaste y porrazos tardé bastante, además, estaba hambriento y agotado, por lo que llegué casi desfalleciente al refugio, al que tan solo al entrar fui asaltado por un cónclave de chicas
Isa: Donde estabas…. Nos tenías preocupadas.
Claudio: Esquiando, donde más podría estar… además, solo a ti te preocupa mi estado.
Flo: A mí también me preocupaste… llegué a pensar en una desgracia.
Claudio: La verdad es que no te creo, pero como ves no me pasó nada malo.
Ainhoa: Vamos chicas déjenlo tranquilo, ¿Claudio tienes hambre?
Claudio: Como la de un lobo, estoy al borde del desmayo.
Ainhoa: Me lo imaginaba, te tengo unos emparedados.
Ani: Ay, te tengo unos emparedados… dijo en tono de burla.
Isa: No sea así, eres una invitada…
Ani: Al igual que tú y Ainhoa es mi amiga y no tuya.
Ainhoa: Somos amigas, pero no me gusta tu actitud, tu primo es un buen chico y me cae muy bien.
Montse: Vamos Ani, no seas límite.
Biocha: Perdónala, desde ayer que está bruta.
Claudio: Ainhoa, sin querer molestar, ¿Dónde está mi emparedado?
Flo: Claudio, tenemos que hablar, para superar lo ocurrido.
Claudio: Todo está superado, no te preocupes, no hay nada de que hablar.
Montse: Sí tenemos que hablar, ya que ahora nos crees unas putas…
Claudio: ¿Lo son?, la verdad es que no me interesa…. Vivamos cada uno a lo que su corazón le mande.
Ani: Tú no eres ningún santo, no nos puedes tratar así.
Claudio: ¿Así cómo?, si no las he visto en horas….
Ani: Así con esa odiosa actitud que me saca de mis casillas…
Claudio: Pero si no las he hablado contigo en todo el día, ¿por qué dices que las saco de quicio?
Ani: Ay eres un desgraciado inmutable… sangre fría…. Sin cojones.
Claudio: Ah sí, querías que nuevamente terminara en el hospital, o peor en una correccional…. No ya me di cuenta que no vale la pena sufrir por ustedes….
Florencia: Perdónala…. Perdónanos, la verdad es que quiero que volvamos a lo que éramos.
Claudio: Lo siento Flo, no creo que pueda hacer eso.
Comí el emparedado que me sirvió Ainhoa en silencio, sin mirarlas, ellas me miraban mal humoradas, pero no sé si fue el cansancio o su mal humor que las llevó a irse a la cama, rendidas ante la evidencia que de mí no sacarían nada más; luego fui yo a dormir, estando en la cama rápidamente caí en los brazos de Morfeo, la verdad es que tanta actividad me pasó la cuenta, no sé en qué momento de la noche alguien se introdujo en mi cama y comenzó a acariciarme, en un principio desperté algo desconcertado, intenté ver quién era no pude estaba muy oscuro, menos pude girarme en la estrecha litera, ¡estaba atrapado!
Claudio: Ehhh…. ¿Qué pasa?, dije en voz baja
Desconocida: Shhito, respondió en el mismo volumen.
Claudio: ¿Isa?...
Desconocida: Frio, frio,…
Claudio: ¿Ainhoa?, dije cuando sentí una mano que buscaba mi verga y unas tetas que presionaban mi espalda.
Desconocida: Frio, frio,…
Claudio: Vamos, que pretendes….
Desconocida: Disfrutar….
Claudio: Pero ya no tengo nada con ustedes.
Desconocida: Es verdad, pero igual puedes tener un buen polvo sin compromisos.
Claudio: Pero… No alcancé a decir nada más cuando la desconocida me pajeaba... ¿Biocha?
Desconocida: Frio, frio,… No sigas que no te diré.
Al darme cuenta que la asaltante no revelaría su nombre me dije que lo sacaría por deducción, el único sentido que podía usar ante la casi absoluta oscuridad era el tacto, y como pude me fui girando hasta estar casi de frente a mi agresora sexual. Note sus tetas contra mi pecho, eran grandes, pero podía ser cualquiera de las furcias traicioneras.
Me besó en la boca, pero al igual que las putas me resistía colaborar en el intercambio de lenguas, a ella le dio lo mismo, me siguió besando en el cuello y la cara presa de sus bajos instintos, luego puso mi verga en su entrepierna para poder rozarse con ella, mientras con sus manos me acariciaba mi torso y desabotonaba mi pijama
Estaba empezando a dejarme llevar por la situación y empecé a tocarla, obviamente lo primero que toqué fueron sus tetas, grandes y muy duras lo que me hacía descartar a una de las chicas, Montse, pues sus tetas si bien son grandes no son tan duras, tampoco era Isa, pues no las tiene tan grandes, al ir bajando hasta su cintura para luego agarrar su culo, enseguida me di cuenta que de ninguna manera podía ser Montse, Isa o Biocha, la primera por lo breve de su culito, la segunda por lo apretado y duro, en cuanto a la tercera tampoco por que el que tenía en mis manos era tamaño normal, solo me quedaban 2 opciones, Flo o Ani.
Mientras acariciaba el suculento cuerpo, pensaba que de quien de las dos se podría tratar, la desconocida no dejo de lamer mi cuello y cara, bajando nuevamente una de sus manos hasta mi entrepierna para recapturar mi verga pajeándome suavemente. A pesar de mi conflicto interior, no podía negar que estaba disfrutando como nunca, por lo que decidí de aprovechar de follar a una furcia en forma gratuita (como nunca lo había hecho).
Seguimos así varios minutos, luego le metí mano a su rajita, sus fluidos que ya salían en forma abundante se deslizaban sobre mis muslos, con la otra mano le metí un dedo en el orto, por lo que ella dejó escapar un suspiro y lo que diría un gemido de dolor, saqué el dedo del culo y la obligué a que lo ensalivara con su boca (cosa que me dio asco, pero ahora no tenía consideración alguna). Estaba tan mojada por ahí abajo que no me costó mucho envergarla hasta la empuñadura, después de unos segundos comencé un mete saca mientras la desconocida hacia un leve movimiento de arriba hacia abajo. Volví a pensar en quién era mi “agresora”, primero pensé en Flo, pero ella no es del tipo de las mujeres agresivas, luego en Ani, la que sin dudas podría serlo, pero era la más furiosa de todas y estaba en mí contra desde el principio.
Finalmente no pude retrasar lo inevitable, noté como mi leche se derramó a borbotones, estaba sin condón, pero no me importó, era la furcia la que se arriesgó al invadir mi intimidad, lejos de sacar mi verga de su interior se la metí más adentro si es posible, para que no se derramara ni una gota fuera de ella. Sentí como tanto mi cuerpo como el de ella se estremecía en una espasmódica corrida, la que mi atacante apenas pudo callar, y que mí me hizo soltar un bufido. Fue increíble, el morbo de “ser violentado” mientras otras chicas a solo pasos duermen ajenas a todo, me hizo gozar como nunca. Una vez corridos la desconocida agresora se acomodó a mi lado, quise hablar pero ella me calló colocando una mano en mi boca, seguimos en silencio, ni ella ni yo pronunciamos palabra alguna desde ese momento.
Luego el cansancio me volvió a vencer, para cuando el amanecer me despertó, la agresora no estaba a mi lado, salí de mi saco en el cual el aroma a sexo seguía atrapado, no sabía que hacer, a duras penas pude ver que Isa, Ainhoa y Ani seguían donde las había visto dormirse, luego aburrido de estar en cama me levanté para ir a la ducha y salir a esquiar. Volví de la ducha y nuevamente miré a través de las penumbras que aún dominaban el cuarto, vi como mis compañeras de habitación dormían como marmotas (es la facilidad que admiro de las mujeres); me vestí y ellas ni siquiera dieron visos de darse cuenta de mis movimientos, de seguro que los nocturnos tampoco fueron percibidos o eso pensé.
Desayuné saliendo a eso de las siete a esquiar, mezclándome entre los cientos de deportistas que de temprano comenzaron a deslizarse por las laderas de los montes, felizmente ahora me caía con menos frecuencia, me hubiese gustado decirle que ya era un eximio esquiador, pero sería mentirles, pero a cada instante me gustaba más y más, al igual que el día anterior, gocé de la nieve, a eso del medio día me encontré con Oscar que me invitó a una fiesta a su refugio con la condición de llevar una chica para él y otra para mí, por lo que pensando en Ainhoa e Isa, acepté la invitación.
Tal como el día anterior, al llegar estaban todas esperándome, la verdad es que no sé cuál era el ánimo masoquista de volver a remover las ascuas del incendio, por lo que les hablé lo justo y necesario, en ese momento, busqué en sus miradas y actitudes tratando de descubrir cual de ellas había sido mi compañera nocturna, pero no pude notar nada en especial o algo que me diera una pista sobre la culpabilidad en mis dos principales sospechosas, y menos poder ver si me había equivocado o no al descartar a Biocha, ya que mirándola bien, también podía ser una de ellas.
Aproveché de invitar a Ainhoa y a Isa a la fiesta, a la primera como mi acompañante y a la segunda como cita de Oscar, claro que le expliqué a mi Isa el motivo de que ella no fuera mi pareja, pues debíamos aparentar una normalidad que no existía realmente. Que les puedo decir las cuatro furcias que me habían engañado quedaron furiosas, diciendo que irían a bailar al garito de siempre.
El refugio de Oscar donde era la fiesta quedaba al otro lado del pueblo, pero el trayecto se nos hizo corto dado que Ainhoa estaba más que contenta con la invitación, en cambio Isa no se veía muy entusiasmada, pero finalmente llegamos al destino. Oscar nos recibió con su acostumbrada alegría y nos mezclamos con los otros invitados, desde un comienzo nuestro anfitrión se prendó de mi hermana Isa, la cual si bien era cortés, al mismo tiempo era fría y distante, como lo sería una diosa ante un mortal; para colmo, Ainhoa se centró en mí toda la noche, rechazando gentilmente a otros chicos mayores que yo, que pensaban que tenían todas las de ganar ante un pardillo como yo.
La velada transcurrió entre bailes, licores, tapas y risas, hasta que los más agotados por el esquí empezamos a flaquear y mostrar deseos de regresar a dormir, cuando así lo dije, Ainhoa estuvo de acuerdo, e Isa aceptó de inmediato, pese a las rogativas de Òscar de que se quedara, pero el chico solo sacó de Isa un posible encuentro en las canchas al día siguiente por la tarde, regresamos en medio de una noche muy fría con las dos colgando de mis brazos, la verdad es que las tenía pegadas como lapas.
Al llegar al refugio, nuevamente me encontré con las furcias teniendo sexo con algunos de los chicos de la vez anterior, la verdad es que igual fue chocante, pero ya estaba “curado de espanto”. Vamos que el ver a Flo ensartada de una verga por detrás mientras le amasan las tetas es aún muy fuerte para mí, un poco más allá, Ani se dejaba encular en el sofá, mientras que Montse le mamaba la verga a otro, a la única que no vi fue a Biocha, pero no pregunté nada, solo saludé como i fuese lo más normal del mundo encontrar gente follando en la sala de tu casa. Luego del obligado saludo, rápidamente nos escurrimos a nuestra habitación, una vez dentro solo atiné a pensar que no aceptaría a ninguna furcia más en mi cama o para tener sexo.
Ainhoa: Pero que corte, estas son locas….
Isa: Es su problema…. Nosotras vamos a dormir.
Claudio: Pero tenemos que lavarnos los dientes y esas cosas, jejeje.
Ainhoa: Podemos ir en grupo rápidamente y volver sin interrumpirlos, jejeje.
Isa: Sí hagamos eso, Claudio en el baño del fondo y nosotras en el cercano.
Así procedimos, pese a no querer mirar, pude ver de soslayo que Ani me miraba con furia y se movía más de lo normal, como queriendo llamar la atención en lo bien que estaba, luego vi a Flo, me parecía que estaba con pena y… Montse, la verdad es que Montse no miraba, pues se la estaban cogiendo contra la pared… A mi regreso me puse rápidamente mi pijama antes de que entraran las chicas después de hacer lo suyo, me metí en mi saco después de ordenar mis cosas, dispuesto a dormir, pero había algo que no consideré:
Ainhoa: ¿Claudio estás despierto?, dijo al llegar antes que Isa
Claudio: Sí, ¿qué pasa?
Ainhoa: Nada en especial, solo quería preguntarte algo.
Claudio: Seguro, dime…
Ainhoa: ¿Te gusto?
Claudio: La verdad es que sí, siempre te consideré preciosa.
Ainhoa: Tú también me gustas, pero salías con Ani y luego Flo… dijo sentándose en mi litera y besándome con pasión.
La verdad que al estar encerrado en el saco, no pude hacer nada más que corresponder el beso, sentir su abrazo y como su pecho se estrechaba contra el mío, el tiempo transcurrido no fue mucho hasta que sentimos que la puerta se volvía a abrir.
Isa: ¿Perdón interrumpo algo?
Ainhoa: No, solo le daba las buenas noches a Claudio.
Isa: Ya veo… ¿Claudito, te gustaron la buenas noches de Ainhoa?, jejeje.
Claudio: Debo reconocer que sí.
Isa: El que nace chicharra muere cantando, dijo para luego acercarse a mí y darme un casto beso de buenas noches.
Pese al bullicio de proveniente de la sala donde las otras furcias follaban a su gusto, me dormí casi como un angelito, claro que los últimos pensamientos que recuerdo eran respecto a las tetas de Ainhoa. Nuevamente no sé qué hora sería, cuando noté que alguien se acostaba a mi lado luego de abrir mi saco, parece que era como una costumbre local hacerlo, en esta oportunidad no me atreví a preguntar quién era, por lo que me giré y sin decir agua va, comencé a abrazar a la chica. Sentí como sus duros pezones travesaban la tela de mi pijama y daban contra mi pecho, como su ingle se pegaba a mi verga, hasta que, ella hablo en voz baja:
Isa: tenemos que hablar….
Claudio: ¿De qué?
Isa: De ti y Ainhoa….
Claudio: ¿Por qué?, pregunté nuevamente mientras acariciaba el culo de Isa.
Isa: Porque le gustas y me confesó que quiere perder la virginidad contigo…
Claudio: Sabía que le gustaba, lo segundo lo ignoraba, dije liberando una teta de Isa de su pijama y comenzando a mamarla.
Isa: Mmm, calma que vine a hablar y no a que me folles. ¡Lo digo en serio!, ella quiere contigo.
Claudio: Por mí no hay problema, ella es estupenda en todo sentido.
Isa: Pero así es como estás en líos con todas, haciendo que follen con otros de puros celos.
Claudio: Que locura dices, ¿Cómo van a follar por celos?... contesté mientras le refregaba mi verga por la rajita del coño.
Isa: Mmm, sí, ellas se sienten abandonadas por ti, que solo ellas se entregaban por ti y tu no. Ahh, dijo al sentir como la envergaba.
Claudio: Nunca las abandoné y ahora… no alcancé a decir más cuando sentí las uñas de Isa clavándose en mi espalda mientras ella iniciaba un movimiento de caderas alucínate.
Isa: Ainhoa, me dijo que si podía permitir que una noche estuvieras a solas con ella ahh, y mmme dijo que…. Ahhh le ayudara a que la desvirgues. Dijo mientras la acariciaba por todas partes y la follaba con una dulce pasión intentando hacer el menor ruido posible.
Claudio: ¿Y tú quieres eso?
Isa. Tú sabes que yo quiero lo que tú quieras, siempre te amaré y estoy dispuesta a compartirte.
No sé cuanto rato estuve follando con Isa, pero como siempre (salvo alguna rara excepción) con ella el sexo es hacer el amor, dulce, apasionado y plenamente satisfactorio, estábamos en eso cuando Ani entro para acostarse en su litera, al abrir la puerta, la luz de la sala iluminó por escasos segundos el cuarto, nos miró y sonrió maliciosamente, luego se puso pijama y dijo algo así como buenas noches.
El penúltimo día de mi aventura en la nieve fuimos Isa, Ainhoa y yo a esquiar con Óscar, claro que a una cancha un poco más difícil que las anteriores y un poco más fácil que las usuales de él y Ainhoa, el se veía feliz de ver a mi hermana y Ainhoa de estar a mi lado (si supieran). En esta oportunidad me entretuve parándome más veces que las anteriores y tragando más nieve (por todos lados), siendo Isa y yo el hazmerreir de Óscar y Ainhoa, pero a porrazos se aprende. En algún momento después de almuerzo Isa se me acercó y me dijo al oído:
Es hora de que te lleves a Ainhoa y la folles.
Claudio: Pero así como así.
Isa: Y que esperas pardillo, yo por mientras entretendré a Óscar y te dejaré vía libre para que le rompas el coño, mira que estoy haciendo un gran sacrificio, dejándote ir pese a que mis celos dicen lo contrario, pero una pelirroja es lo que te falta en tu colección de furcias…
Claudio: Bueno corazón así lo haré (creo que nunca antes le había dicho corazón a mi hermana).
Cuando le comenté a Ainhoa, que estaba muy cansado y tenía deseos de ir al refugio, ella esbozó una sonrisa ofreciéndose a acompañarme, pues según ella, tenía algo de frio, la verdad es que estaba exultante de alegría, y de alguna forma revelaba sus deseos de que la hiciera mujer. A estas alturas de la vida y pese a mi aún corta edad, mi experiencia en ese campo así me lo revelaba. No es que supiera mucho del comportamiento de las mujeres, pero en algunas cosas ya era capaz de leer en su comportamiento.
El regreso fue de lo más acaramelado, pese a que le llevé los esquíes y bastones al hombro, ya que eran de su propiedad. El camino se me hizo fácil, a pesar de lo incómodo de estos aparatos, ya que nos fuimos cual enamorados tomados de la mano, sonrientes y hablando algunas boberías y cosas de adolescentes. Todo cambió cuando entramos al refugio y ella se colgó de mi cuello y me besó con pasión, la verdad es que no parecía una joven inexperta, es más su beso me encantó (cada chica besa diferente y el de ella era muy bueno), ni corto ni perezoso, me dediqué a acariciarla sobre la ropa de esquí, no sé si ello contribuyó en algo a elevar su temperatura, pues es bastante gruesa, pero los colores a sus mejillas regresaron en contraste con la palidez de su piel, los ojos de Ainhoa brillaban más allá de su natural claridad, creo que fundamentalmente ayudados por sus deseos.
Cuando comencé a liberarla de su cortaviento Ainhoa se echo hacia atrás como temerosa, ante lo cual la abrace más fuerte para darle algo de seguridad, por lo que fue aflojando la resistencia y comenzó a ayudarme en la tarea, para luego bajar una de sus manos hacia mi culo y con la otra atraerme a su boca, seguimos transitando por la sala sin separarnos, hasta que ella sacando una llave de su bolsillo abrió la recámara de sus padres, lugar vedado a todos y hasta ese minuto desconocido por mí. Una vez dentro la liberé de sus incómodas botas y yo de mi calzado ad-hoc, para finalmente tirarnos a la cama.
Comenzamos a desnudarnos con apasionada dulzura, diciéndonos todo tipo de frases bonitas y tiernas, hasta que llegué a la etapa del sujetador (una de mis debilidades pues encierra uno de mis fetiches), no pude resistir sacarla casi a la fuerza a aquellos enormes manjares, la verdad es que comencé a disfrutarlos mientras ella se dejaba llevar y gemía deleitada por mis caricias. Cuando tenía ya mi verga libre de toda atadura, ella la tomó con una mano y exclamó, ¡qué grande la tienes! (la verdad es que está dentro de lo normal), trátame con cuidado que soy primeriza (por algún motivo no dijo virgen), por mi parte sentía que iba a correrme antes de siquiera penetrarla, pero me controlé, terminando de desnudarla.
Para no correrme de lo excitado que estaba, bajé mi cabeza y comencé a comerle el coñito, el cual estaba muy bien cuidado con unos pelitos rojos que marcaban su inicio. Lamí su rajita y me entretuve con su clítoris hasta que ella me rogaba que la penetrara, estaba claro que no daba más de caliente, y sus líquidos vaginales inundaban todo, ¡era el momento de la verdad! Me puse entre sus piernas y comencé a penetrarla lentamente, no sentí una gran resistencia, pienso que por efecto de lo lubricada que estaba, iniciamos un parsimonioso misionero que nos llevara juntos al orgasmo, la verdad en que ella tal vez por el pequeño dolor que sintió en mi incursión tardó un poco más que otras chicas en correrse, pero así y todo fue bastante rápida. Continuamos entre besos y caricias cuando de pronto ella me dijo con suma urgencia:
Estamos manchando todo…. Busca algo para secar...
Claudio: Voy… saqué popel del váter y lo llevé con urgencia.
Al regresar vi como intentaba contener sus flujos vaginales mezclados con un poco de sangre, pero las sábanas estaban ya manchadas, momento en que se puso a llorar, lo que me impactó como nunca me había ocurrido, me sentí como un gusano por decirlo, ante lo cual con suma pena le pregunté:
¿Estás bien?
Ainhoa: Sí, pero no sé cómo vamos a limpiar las sábanas y el cubre colchón.
Claudio: ¡Pregunto si tú estás bien!; las sábanas y lo demás lo lavaremos en la lavandería del pueblo, las podemos llevar en un rato antes de que cierren.
Ainhoa: Sí, perdón, es que me daría mucha pena que mis padres sepan que fui desvirgada en su cama.
Claudio: No lo sabrán, podemos solucionarlo si actuamos rápido corazón, lo importante es si te gustó.
Ainhoa: No, la verdad es que…. Me encantó, me has hecho muy feliz… fue mejor de lo que suponía.
Claudio: Eso sí me alegra, dije dándole un profundo beso, el cual fue bien recibido.
Hicimos lo que dijimos, antes de que las otras chicas regresaran de las pistas de esquí, luego fuimos a tomar chocolate caliente con churros, coas que nos vino muy bien, casualmente llegaron todas al café donde estábamos y se nos unieron, algunas como Isa con una muy buena sonrisa y cara de pregunta, a la cual respondí con otro gesto con el cual sonrió a diferencia de las otras que no sabían nada de lo ocurrido y me miraban con diferentes grados de desaprobación reflejados también en sus gestos.
Regresamos a cenar al refugio y preparar las cosas para el retorno, la mañana siguiente sería el último día de esquí, deporte que me gustó de sobremanera, poco antes de las nueve llegaron los otros chicos entre ellos Óscar, con los que compartimos unas copas y comentarios varios, afortunadamente para mis ojos y celos, no hubo más sexo con mis furcias.
El retorno fue raro, pues tres de ellas volvieron algo más temprano, retornaban con Biocha en su coche, donde a duras penas cabían, las furcias que la acompañaban eran Montse y Aní, en cambio las tres restantes retornaban en el coche de la madre de Ainhoa, conducido por Isa, en el que habían llegado junto a Flo. Dado el equipaje, los esquís y un cuanto hay, yo no tenía cabida en ninguno de los dos, por lo que debía esperar el autobús; al cual abordé algo pasado las dos de la tarde, para llegar casi al anochecer a casa…. En el trayecto solo pude pensar que pasaría con mi vida en los próximos días en especial cuando retornara a clases.
Continuará.
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