I love and slave

No dejes de pasar por mi mejor post

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No te vas a arrepentir!





ADVERTENCIA: este relato tiene escritos religiosos



Hasta mis treinta años creo que fui una mujer normal, como todas, había terminado mis estudios terciarios, trabajaba por mi cuenta, en forma independiente, me había casado, conviví bastantes años, yo quería ser madre, él no quería ser padre, empezaron las discusiones, las fisuras se hicieron grieteas y decidimos seguir cada uno su camino.

Así a los veintisiete había terminado mi matrimonio y comenzaba a rearmar mi vida amorosa.

Un año después conocería a un muchacho algo mayor con el que empezamos a frecuentar, todo parecía ir bien, por decirlo de alguna manera, su compañía era de mi agrado, pero creo que realmente no estaba enamorada de él, al menos no sentía por él lo que alguna vez había sentido por mi exesposo.



Así llegaron mis treinta, con sentimientos por definir y fue cuando las cosas dieron un vuelco en mi vida. En principio creo que fue por curiosidad, aunque una es curiosa de cosas con las que se siente atraída, comencé a leer relatos, historias, ver películas eróticas sobre amos y esclavas, me excitaba mucho y me masturbaba imaginando situaciones.

Empecé a frecuentar foros, a intercambiar ideas y casi sin darme cuenta todo ese mundo desconocido para mí se me vino encima, aunque lo manejaba con suma discreción no podía ni quería salir de ese círculo.

Pronto comprendí que debía tomar una decisión, o tomaba en serio el amor que me proponía ese hombre o me decidía a experimentar cosas nuevas, y era blanco o era negro, ambas cosas eran incompatibles…



Terminé con ese romance sin sentido y nuevamente puse el contador a cero, empecé a conocer gente, intenté un par de veces ese juego de amo esclava sin éxito no encontraba la horma de mi zapato.

Y Alejandro fue el punto de inflexión en mi vida, el que me haría la puta que soy.

Nos cruzamos por casualidad, charlamos, una cosa llevó a la otra, notamos que nos entendíamos y las cosas solo se fueron dando, recuerdo algunas de sus palabras, él me dijo:



Jugaremos en un mundo donde todos somos normales, seguirás trabajando, seguirás siendo una joven respetable y decente para todos, tu imagen no cambiará, a los ojos de todos, de tus vecinos, de tus familiares, de tus amigos y de todos tus conocidos, por yo… yo te haré una puta, te haré tocar fondo, te haré hacer lo que jamás imaginaste hacer. Seremos como una pequeña secta, con secretos, con perversión, serás la mejor de las prostitutas, me meteré en tu vida y tendrás total dependencia de mis deseos…


Y vaya si lo logró, poco a poco me modeló a su medida, no fue cosa de un día, ni un mes, fue poco a poco, lentamente, a fuego lento.

Podría narrarles muchas historias, pero me centraré en lo ocurrido el último fin de semana.



El sábado por la mañana había trabajado mucho, tenía alguna documentación con plazos de entrega vencidos, almorcé y por la tarde fui a la casa de Mariana, una vieja amiga con la que me frecuentaba hacía calor, fuimos al patio trasero a charlar de cosas de mujeres, nos sentamos a la sombra del alero y abrimos un par de latas de cerveza.

Nuestra conversación divagaba sin un tema específico cuando sonó mi celular, Alejandro estaba al otro lado, me dijo que me preparara, por la noche tendría un trabajo para mí, eso me excitó sobremanera, vivía pendiente de sus deseos.

Mariana me miró con recelo, quería sacarme palabras que no estaba dispuesta a largar, intuía que algo le ocultaba, pero solo me excusé con temas laborales, aunque creo que ella nunca me creyó.



Llegada la noche, luego de bañarme, ajusté un sexi conjunto de ropa interior sobre mi piel, en tono turquesa, esos que una guarda para ocasiones especiales, calados, lleno de transparencias y de diminutas dimensiones, un perfume muy pegajoso, pintura para el rostro, algunas alhajas y un adherente vestido negro tipo látex que a mi amo le encantaba que usara, marcaba mi busto, mi cintura y las curvas de mi trasero, por suerte aun me conservaba en muy buena forma, con este tipo de prendas el límite entre puta y ridícula es muy fino.

Por último, mis infaltables zapatos de altos tacos que me regalaban unos generosos quince centímetros de altura.

Pedí un taxi por teléfono y en la espera me aseguré de que cada cosa estuviera en su lugar, el espejo de pared me devolvió la imagen de una mujer pulposa, provocativa, con un sex appeal muy lejano de esa joven que todo el mundo conocía.



El viaje fue ameno, el taxista intentó enhebrar una conversación que no estaba dispuesta a seguir y respondía con monosílabos a su verborragia, prefería concentrarme en mirar por la ventanilla las luces de la ciudad, el cielo se mostraba limpio y estrellado.

Alejandro me esperaba en el umbral de su casa, al verme pude notar su rostro descontracturado, con sus ojos masculinos perdidos en mis curvas femeninas



Cómo anda mi perra? estás espectacular…


Sonreí casi sin mirarlo a los ojos, como gesto de obediencia.



Subimos a su coche, y fuimos a un restaurante de medio pelo, ni bueno ni malo, nos sentamos en una mesa un tanto apartada, él se sentó a mi derecha, donde ambos podíamos tener una buena visión del salón.

Cenamos tranquilamente, me intrigaba que tarea me daría, no hablaba mucho y me excitaba imaginando. Ya en el postre, mientras comía una copa helada el discretamente deslizó una mano bajo la mesa apoyándola en el interior de mis muslos, subió lentamente hasta llegar a mi sexo, abrí las piernas para permitirle el acceso, sentí sus dedos introducirse en mi conchita, solo en ese momento levantó la vista de su postre para susurrarme



Putita, estás toda mojada…


Y prosiguió



Ves esos jóvenes que está cenando allá? Esos que hacen bastante bullicio…


Había siete chicos de unos veinte años en una mesa a medio salón, asentí con la mirada



Ok, escucha bien, mientras terminas tu crema helada elige a uno, el que más te guste, luego iras en su dirección y lo vas a seducir, dile lo que quieras, pero apártalo del grupo, lo invitarás al parque que está acá a tres cuadras, buscarás un lugar en penumbras y le chuparas la pija hasta hacerlo acabar y no me engañes, yo te estaré observando.


Ese era mi amo! Miré a los chicos, había un rubio bastante musculoso que me resultaba atractivo, decidida me levanté y me dirigí a su mesa, interrumpiendo la conversación, me miraron asombrados, me acerqué a su oído y le susurré:



Quiero chuparte la pija… me dejas?


Se dio una situación un tanto graciosa, a pesar de ser hombres se hizo evidente que fueron sorprendidos por mi avance femenino, directo e inesperado. Me miró dubitativo, con repensando en lo que había escuchado, no entendía nada, sus amigos menos, volvía a la carga cuando solo tartamudeaba



Dale, estoy caliente, no me digas que tienes miedo?


Sus amigos lo apuraron, le dijeron que la ‘veterana’ se veía muy ‘putona’, palabras que no me incomodaron, aun dudando se levantó y nos dirigimos a la puerta, no pude escucharlos, pero seguramente sus amigos estarían hablando de la fortuna del rubio, de la suerte que una desconocida como yo se le regalara para tener sexo.

Subimos a su moto para alejarnos del lugar, pero acá las cosas se complicaron, el mocoso tomó la iniciativa y nos perdimos de los ojos de mi amo, antes que dijera nada me había metido en un hotel alojamiento y no solo hizo que se la chupara, se cansó de cogerme y hasta me la dio bien fuerte por el culo, acabó cuatro veces, era joven, viril, tan viril…


I love and slave On Sunday morning, my cell phone woke me up, I was completely asleep after an intense night of sex, I answered almost without opening my eyes, Alejandro was on the other end, complaining about not having followed his orders to the letter, I wasn't authorized to make decisions, he told me to get up immediately, that he would pass by in 30 minutes more, I just had to wear a skirt that didn't go past my knees. He was very punctual, I was still eating breakfast when my cell phone rang, I tried to hurry so as not to disturb him, he was waiting for me in the car, half a block away, under the shadow of a large tree. I got in on the right side, he gave me a kiss on the cheek and checked the length of my skirt, confirming that it met his requirements, he asked for my handbag, opened the glove compartment and took out a moderate-sized vibrator, I watched as he removed the packaging that still had a price tag stuck to it, he put it in my purse and said looking at me: You'll need this... He looked at the time and putting the vehicle in motion assured: Let's go, we're running late... That was all he said, the intrigue and his silence made me wet imagining different endings to this madness, finally after a few blocks he stopped the car near a church, he looked at me from top to bottom and while adjusting my hair said: Give me your garter. What? - I replied with a face that didn't understand what he was asking for. What you heard, let's go, take out your garter and give it to me. I lifted my skirt a bit, discreetly took out my intimate garment and gave it to him, leaving my intimacy exposed, he took it and put it in his pocket, inviting me to get down, closed the car and taking my hand led me to the temple. We entered, we made the sign of the cross, I barely remembered how to do it, it had been years since I'd set foot in a church, the cold of the place stuck to my skin and the emptiness of people gave me shivers, only some old women seemed to be praying os primeiros bancos, ajenas a tudo, Alejandro indicou-me com o dedo um dos confessionários para o canto onde havia poucas pessoas, ele tinha tudo calculado e mostrava pleno domínio da situação, aproximou-se do meu ouvido e ordenou quase num susurro: Vais confessar-te, dirás ao padre que és uma puta e não podes conter-te, e enquanto fazes vais acariciar o teu pussy com o brinquedo que eu deixei na carteira… Não Alejandro, não posso fazer isso! – protestei enquanto um terremoto corria por todo o meu corpo, mistura de loucura e excitação Mas ele apenas me tomou do braço para me levar ao lugar escolhido. Nós nos sentamos na Booty, ele se assegurou de escolher o lado que dava para o canto para que eu não tivesse problemas e esperamos pacientemente nosso turno. Chegou o momento e precisei de um leve empurrão para me obrigar a fazer isso. Me arrodillei no confessionário, deixando minha carteira ao meu alcance, com o fechamento aberto e o brinquedo à mão, estava nervosa, sentia as mãos transpiradas e tinha um zumbido persistente nos ouvidos, a boca seca e custava tragar, me repetia mentalmente que devia me tranquilizar, que devia desfrutar do momento e que, se não conseguisse, então seria tudo um fracasso. A voz do padre me sacou dos meus pensamentos e começou a guiar-me para os começos da confissão, apenas balbuciei sobre suas palavras porque já não recordava o que era a história. Comecei a relaxar lentamente, através dos pequenos orifícios que nos separavam e da pouca luz do lugar, pude divisar o perfil esquerdo daquele homem, seu cabelo encanecido e as rugas no rosto me deram a imagem de uma pessoa mais velha, sessenta anos, talvez mais. A história mudou, entrei em confiança comigo mesma e um formigamento de excitação percorreu todo o meu corpo, finalmente o pai disse: Filha, conta-me os teus pecados… Pai, tenho muitos pecados, mas há algo na minha vida que me perturba sobremanera, não posso evitar... Adiante filha... É que, como dizer... sou muito mulher... gosto demais dos homens... não posso evitar me deitar com todos... sinto-me uma prostituta...

Quien me escuchava do outro lado não parecia inmutar-se por minhas palavras, nem sequer virava o rosto para ver a mulher que falava do outro lado, apenas escutava.

Segundo havia ordenado Alexandre, discretamente havia tomado o consolador e passando-o sob minha saia começava a acariciar meu sexo nu, tocar meu clitóris me produzia espasmos quase incontroláveis, sentia-me molhar e notei que pouco a pouco a situação começava a escapar de controle, continuei narrando sendo mais concreta...

Padre, os pênis são minha perdição, tenho a vagina afiebrada e preciso com loucura que seja colmada de sêmen, minha boca é fonte de perdição, não posso deixar de lamber e desfrutar do seu sabor, mesmo meu ânus é fonte de prazer...

A essa altura estava empapada, e cada tanto acariciar meu clitóris inchado aproveitava para introduzir o brinquedo em minha vagina, bem profundo, já não coordenava...

O sacerdote admiravelmente continuava escutando em postura conservadora, como se estivesse narrando uma história animada.

As palavras pecaminosas e os líquidos sob minha saia continuavam, e o final orgástico se aproximava, mas de repente um relâmpago de consciência cruzou por minha mente, não podia fazer isso, não podia continuar, além das minhas crenças senti uma falta de respeito ao lugar e a vergonha me invadiu por completo, havia certos limites que minha educação não me permitia superar...

Recobri o fôlego e creio que com dificuldade pude terminar a confissão...

Ao terminar, Alexandre esperava-me com uma sonrisa pintada nos seus lábios, como aquele que consegue o que quer...

Satisfeito? - perguntei em tom um tanto desafiante...

Apenas asseverou apenas movendo sua cabeça, saímos e voltamos ao carro, me convidou a comer e caminho para casa perguntou: gustou? Se... e não... não sei... Não importa, eu sim, me encantou, MINHA puta… Além disso, foi minha experiência, amo o Alexandre, ele me leva aonde sozinha nem iria, ele tira o que há de puta em mim… Espero que tenham gostado Se quiser comentar sobre este relato, pode escrever-me com título 'AMO E ESCRAVA' para dulces.placeres@live.com

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