My unforgettable IX initiation

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Mary y yo habíamos acordado que el siguiente fin de semana lo dedicaríamos a repasar con minuciosidad los puntos importantes de nuestro plan con el desconocido del bosque que habríamos de poner en práctica el martes siguiente.
Teníamos que asegurarnos plenamente de que todo marchara bien, considerando de modo especial que esta vez estaríamos tratando con una persona mayor y por lo mismo mucho más experimentada que nosotras.
Sabíamos también que no sería tan fácil engatusarlo como lo habíamos hecho con Pepe y que por tanto era conveniente manejar ese asunto con precaución y cuidado para no echarlo todo a perder.
Por esa razón decidimos pedirle permiso a mamá el sábado por la mañana para salir a dar una vuelta por las milpas cercanas con el fin de estar a solas y poder hablar sin tenernos que cuidar de nadie.
Nuestra madre accedió recomendándonos únicamente que no nos alejásemos demasiado, por lo que de inmediato nos fuimos las dos metiéndonos por entre las intrincadas guardarrayas de los inmensos trigales,
buscando un sitio que nos fuera propicio para hablar con tranquilidad y sin prisa alguna.
Pronto escogimos un lugar que se hallaba escondido entre la verde maleza situado a la orilla de un riachuelo, y una vez allí nos sentamos sobre la hierba para planificar la deliciosa tarea que tanto anhelábamos llevar a cabo.
Yo le dije a mi hermana:
-Oye Mary…es muy importante que tengamos cuidado con lo que le decimos a ese hombre….recuerda que él no será tan ingenuo como Pepe.
-Si…lo sé….qué es lo que sugieres, manita?
-Pues para empezar, tenemos que darnos prisa el martes para llegar al bosque mucho antes que él.
-Si…de acuerdo…ese es el primer punto. “me respondió-
-Así que lo que haremos es correr durante ciertos tramos del camino de regreso de la escuela….con eso nos aseguraremos de estar allá a tiempo.
-Está bien, Angelita…me parece muy buena idea.
-Bueno, manita….el segundo punto es la forma de abordarlo y lo que tienes que decirle cuando llegue y te vea solita…
-Ay si….eso me pone muy nerviosa, manita…
-No, Mary….debes guardar la compostura…recuérdalo siempre. le dije con firmeza-
-Si…está bien..lo intentaré…
-Y creo que lo mejor es que cuando lleguemos al bosque,
yo me esconda en seguida en el mismo lugar donde te ocultaste tú….. pero te dejaré mi mochila…..
-Tu mochila?…..Ay…y por qué…?
-Porque al no saber él de ti, porque nunca te ha visto, primero te preguntará qué haces allí….
y tú tendrás que darle una respuesta convincente, tontita…tienes que recordar que la cita es conmigo….
-No te entiendo muy bien, manita…explícame mejor eso, si?….
-Si, niña….mira, te explicaré….como te decía antes, la cita del martes la hizo conmigo….y pues él irá en busca de mí, pero no me encontrará…..sino que ahora te hallará a ti…..
estoy segura de que mi amante sabrá reaccionar de la mejor manera y a su propia conveniencia….así que eso no me preocupa tanto….
-Bueno….tú sabes como es él….
-Si…..por otra parte, manita, él siempre quiere saber el terreno que pisa…de eso ya me dí cuenta….
por eso hace muchas preguntas antes de iniciar cualquier cosa….
-Ahhh….bien…
-Ahora bien….él sí sabe que yo tengo dos hermanos que siempre van conmigo al bosque….
y también sabe que se alejan para ir a cortar mangos y me dejan a mí cuidando de las mochilas…
-Ajá….y?
-Lo que quiero decirte es que sería muy conveniente aprovechar esa circunstancia de las mochilas que él ya conoce, y que por lo mismo le será más creíble, manita….
-Hummmm…..pues…no sé que tú estás más enterada que yo de todo eso, Angelita…
-Si….por eso mismo te lo digo…mira, Mary, cuando él
llegue hasta donde te encuentres sentada, verá primero las mochilas….
eso será una prueba de que lo que le dirás será algo creíble para él….
-Bueno….¿y qué le diré?…
-Cuando te pregunte qué andas haciendo solita por allí….le contestarás que fuiste con tus hermanos…
pero que ellos se fueron a cortar mangos y tú estás cuidando de las mochilas…entonces, como te decía, él las verá y se quedará convencido…
-Ah….ya voy entiendo, manita…..
-Ya?…ay qué bueno, Mary…
-Y después qué…?
-Bueno…estoy segura de que él no te dirá nunca que me conoce, aunque supondrá en seguida que tú eres mi hermana, porque las veces que nos hemos visto yo le decía eso mismo….
y él procuraba siempre cogerme antes de que ustedes regresaran de cortar mangos….debes saber que él cuida mucho todo eso para que nadie se de cuenta.
-Ohh…sí….eso está muy bien, manita….
-También te preguntará si tus hermanos se acaban de ir o no….con tu respuesta él calculará si tiene tiempo para intentar seducirte en ese momento o si mejor no lo hace….por eso es muy importante lo que le respondas….
-Oh, Angelita….sabes una cosa?…tengo que reconocer que eres demasiado brillante para tu edad, manita….
-Olvida eso, Mary….por ahora es más importante definir como actuaremos, o correremos el riesgo de que las cosas no nos salgan bien….
-Está bien, manita….tienes toda la razón….sígueme
diciendo…
-Tú le dirás que tus hermanos apenas se acaban de ir….y que te dijeron que se tardarían bastante tiempo en regresar….
-Si…entiendo…con eso él se animará…. no manita?….
-Exacto….recuerda que si le respondes otra cosa…pues es muy posible que él no intente hacer nada contigo…
-Muy bien….hasta allí me ha quedado claro, manita….
-Después él entablará una plática contigo para tratar de hacer confianza….allí tienes que manejar el asunto con muchísimo cuidado,
oyendo sus preguntas con atención y respondiendo palabras que le animen a seducirte….tú sabes….
nada de negativas y esas cosas, sino que él debe ver en tí una actitud cooperativa y no de rechazo,….tienes que interesarte en lo que te dice,….me comprendes?
-Si….entiendo…
-Y pues bueno, manita….si actúas bien y como te lo recomiendo…..lo demás vendrá por sí sólo….
-Ay, Angelita….de sólo pensar en eso, siento que me mojo de allá abajo….Mmmmmm…
-Oh, si….yo también estoy igual, manita…
-Oye, Angelita….y si me llegara a preguntar por tí….qué
le diré?….
-No creo que lo haga….pero de ser así, sólo dile que eres mi hermana y ya….y que ésta vez yo no me pude quedar a cuidar las mochilas,
porque nuestro hermano mayor nos cambió de repente los planes…..de ese modo me ayudarás a justificar mi ausencia…..
y con eso él entenderá que definitivamente no podrá verme ese día….y pues tratará seguramente de gozarte a tí…..
-Mmmm….eso se oye muy bien….hay algo más que tengas que decirme?….
-Solamente que te prepares….si las cosas salen como pensamos, por fin gozarás de una deliciosa verga que no tiene comparación con nada del mundo….jajajajaja….
-Ay, vas a ver, ladinaaa….jajajajaja….
me respondió Mary, extendiendo sus brazos hacia mi cuerpo tratando de hacerme cosquillas en la barriga-
-Noooo…noooo…Manita….no me hagas cosquillitas…..ji ji ji ji ji….
-Ay Angelita…lo que pasa es que me siento nerviosa, pero contenta por todo lo que pienso que me hará ese hombre….Mmmmmm….ojalá y todo salga bien….
-Qué bueno que estás contenta, manita…..y yo espero que todo vaya bien….creo que por fin ha llegado el momento de que lo disfrutes tú también….

-Ay manita….gracias por confesarme todo eso….de verdad…
-Bueno, Mary….para eso somos cómplices y confidentes, no crees?
-Si….así es, Angelita….oye….
-Dime…
-Ya te diste cuenta de algo….?
-No….
-Ay niña…..pues que aún es temprano….
-Y qué con eso, Mary….?
-Pues quería proponerte que……por qué no….?
-Qué, manita…?
-Ay pues….por qué no nos tocamos allí para saciarnos ahora mismo?….apenas es sábado y faltan algunos días para que las dos tengamos sexo con ese hombre….
y bueno, la verdad es que lo de Pepe…pues no es algo que se me antoje tanto, sobre todo ahora que he visto algo muchisimo mejor….
-Pues eso sí….tienes razón….bueno, y por qué no hacerlo, Mary?….a fin de cuentas estamos en un lugar solitario y seguro, no?…
-Eso pienso yo también, Angelita…
-Pues adelante, niña….vamos a gozar del momento.
Al encontrarnos ya tan calientes debido a la ardiente plática que habíamos tenido, no nos fue para nada difícil acomodarnos cada quien en su lugar y abrirnos de piernas casi al mismo tiempo,
sentaditas como estábamos sobre el pasto, y comenzar las dos a juguetear con los dedos la parte interior de nuestros pubis.
Cada cual se dedicó a trastear con suavidad su propia y humedecida hendidura,
introduciendo los dedos debajo de los calzones y buscando con ansiedad la parte oculta donde se manifiestan con urgencia las necesidades del deseo.
Yo veía, al igual que María lo hacía conmigo, cómo ella se tendía
sobre el suelo y procedía a abrir sus piernas mientras corría hacia un ladito la telita de sus bragas jalándolas por la orillita y capturando con dos dedos su enhiesto clítoris,
para despúes cerrar las piernas con violencia e inmediatamente volverlas a abrir, repitiendo la maniobra una y otra vez con una práctica invidiable, intentando con ello incrementar la suprema sensación de deleite.
Ella había comenzado a gemir y a gritar fuertemente infinidades de palabras obscenas, que ahora estaba segura, aumentaban su excitante delirio y la transportaban por las más intrincadas sendas de la lujuria.
Al darme cuenta de la singular forma en que ella se masturbaba,
yo traté de la imitarla con presteza tratando de autoproporcionarme el mismo gozo que ella experimentaba en esa posición no tan ortodoxa por cierto.
Así que estando tendida y con la cara viendo al cielo, abrí las piernas y busqué con ansiedad el botoncillo baboso de mi clítoris en la parte superior de mi vulva, cogiéndolo con mis dedos con fuerza y cerrando y abriendo mis extemidades con la misma rapidez con que lo hacía mi hermanita, en una especie de emulación masturbatoria que la verdad me calentó tanto, que pronto me vine en sensacionales orgasmos que también me hacían gritar y bramar de placer.
Casi al mismo tiempo que yo María también se vino, confundiéndose nuestros gritos en un sólo y unificado sonido que estoy segura que de no encontrarnos tan alejadas de los caminos concurridos, cualquiera nos hubiera escuchado,
pues las ondas sonoras que salían de nuestras bocas se transformaban prácticamente en salvajes aullidos que estremecían brutalmente nuestra piel.
Recuperadas al fin de los sensacionales espasmos de delirio, ambas permanecimos tendidas por largo rato sobre la frescura del musgo hasta que Mary, recuperando la conciencia, me indicó que debíamos marcharnos ya de allí.
Con toda tranquilidad nos levantamos y nos compusimos primero las bragas, sacudiendo también nuestros vestidos de basura a fin de no despertar ningún tipo de sospechas por parte de mi madre.
Al llegar a nuestro hogar mamá ya nos esperaba con una deliciosa comida que nos había preparado, la cual devoramos hambrientas hasta restaurar por completo nuestras desgastadas energías.
Como era sábado, aprovechamos ese fin de semana para descansar del tremendo tren de vida que ambas llevábamos como consecuencia de nuestra ardiente e inusual trilogía de jueguitos sexuales,
reponiendo nuestro vigor y sobre todo nuestros deseos y ansias carnales.
A nuestra edad, como es lógico, el poder de recuperación juvenil se manifestaba en forma natural,
expresándose con plenitud en la rapidez con que las ansias del deseo volvían a renacer en nuestro ardiente temperamento.
Así que el lunes siguiente, y hallándonos de regreso de la escuela los tres,
nos desviamos de nueva cuenta hacia el sitio tan conocido, con la intención de que esta vez María tuviese un encuentro con Pepe, mientras yo me quedaba cuidando las valijas.
Ahora yo estaba cierta de que mi hermana ya no acudía a su cita con Pepe tan anhelosa como antes lo hacía,
ya que después de haber presenciado la feroz batalla del jueves anterior entre mi amoroso amante y yo, ella sólo tenía cabeza, ojos y deseos para pensar con ardor incontenible en el encuentro del día siguiente.
De cualquier forma y en fidelidad a nuestro mutuo acuerdo, ella consintió en adentrarse con mi hermano en la espesura del bosque.
Mientras los minutos transcurrían yo recreaba en mi mente las calientes escenas que Mary y Pepe estarían protagonizando en el secreto sitio donde desfogábamos nuestros deseos.
Toda esa serie de imágenes tan sabrosas me causaron como siempre el típico escozor en medio de mis piernitas y despertaron mi morbo con violencia,
de manera que me di a la táctil tarea de frotarme el centro de mi pubis por debajo de la pantaleta, tallando mis deditos a lo largo de mi humedecida hendidura,
masturbándome de nueva cuenta a la salud de las incestuosas actividades sexuales de mis dos hermanos.
Me mantuve en acción por largo tiempo, sabedora de que me hallaba solita y que por tanto nadie se presentaría a perturbar mi sabrosos tocamientos,
por lo cual me recosté sobre el suelo abriendo mis piernas lo más que pude con la finalidad de repetir el prurito sexual del sábado anterior, haciendo mío el cliché masturbatorio de mi hermanita.
Como yo sabía que mis hermanos tardarían al menos una hora en retornar, dí rienda suelta a mis más calientes fantasías reteniendo a placer y a mi absoluto antojo mi venida, en un claro intento por prolongar al máximo los espasmos del clímax final.
Cualquiera que me hubiese observado en esos instantes no hubiera creído lo que sus ojos veían,
ya que me había dado por probar las más extravagantes posiciones en una sesión de onanismo única, dignas solamente de las más delirantes visiones tenidas por el Marqués de Sade.
Sin poder evitarlo me había despojado por completo de mis vestiduras a fin de no tener impedimentos de ninguna clase, para practicar en solitario los movimientos corporales más fantásticos que pueda una imaginarse.

Ya fuera que me pusiese de espaldas al piso levantando mis piernas y jalándolas hasta donde quedaba mi cabeza, quedando en la más clásica posición de yoga en tanto mis manos estaban ocupadas hundiéndose en mi rajita frontal; o bien que me pusiera en cuatro patas y después levantara mi grupa lo más alto que podía con mis pies subidos sobre el tronco de un árbol,
así disfruté aquella tarde explorando con pasión todo mi cuerpo y reteniendo con paciencia los orgasmos que desde hacía rato amenazaban con explotar con furia desde lo más profundo de mi vientre.

Pasaría tal vez una hora de delicioso e intenso entrenamiento corporal, retorcida y entrelazada con mis propios miembros, hasta que al fin y sin poder aguantarme más, me vine en una descarga tan tremenda que me hizo gritar tantas y tantas obscenidades que hasta me apena recordarlas ahora.
Después de todo me daba cuenta que también era buena en el cálculo del tiempo, pues no habían transcurrido ni cinco minutos de haberme vestido cuando aparecieron mis hermanos abriéndose paso por entre el follaje.
Pepe, al verme toda sudorosa aún como resultado de la solitaria batalla campal
que acababa de disfrutar, me preguntó:
-Qué te pasa, Angelita?….estás colorada de tus mejillas y toda sudada….
-No….estoy bien, manito….es sólo que creo debí quedarme dormida…y con el calor que hace, pues debí agitarme un poco.
-Ahh…bueno… “me contestó convencido de mi respuesta-
Mary intervino diciendo:
-Bueno, ya vámonos, porque ya es tarde.
-Si, Mary….vayamos a casa. “le respondí-
Al siguiente día y hallándonos en la escuela en un receso de clases, Mary se acercó a mí y me comentó:
-Ay…Angelita…hoy es el día….pero debo confesarte que me siento muy nerviosa, manita…
-Oh, Mary…yo también estoy igual…pero debes recordar lo que te dije…entre más tranquila estés, las cosas saldrán mejor….
-Si…lo sé, manita….ppero sucede que…pues no he podido dejar de pensar en el hombre del bosque….en el tamaño descomunal de su pene…en la forma como te lo hizo a ti….ay,

si supieras las veces que me he masturbado en estos días pensando en todo lo que ví….
-Ya me imagino, niña….pero no comas ansias…sólo esperemos a que llegue la hora…
-Ay, sí….y crees tú que él no faltará a la cita,
manita?….
-Estoy segura de que irá, Mary…
-Ohh…bueno…cuando suene la campana de salida, nos vamos rápido, eh Angelita?
-Si, Mary….en eso quedamos.
-Bueno….entonces nos veremos a la salida.
-Si….te estaré esperando.
Cuando la campana de la escuela sonó indicando el término de clases,
rápidamente busqué a Mary y a Pepe para unirme a ellos. Una vez que estuvimos juntos Pepe nos recomendó, como siempre lo hacía:
-Bueno, niñas…ya váyanse….pero recuerden…directo a casa, eh?
-Si, manito. “le contesté mirando a Mary a la cara-
Pude observar claramente que mi hermanita estaba arrebolada de sus mejillas,
con un extraño brillo en los ojos que manifestaban el ardiente deseo y la urgencia que sentía por llegar al fin hasta sitio de costumbre.
Yo la tomé de la mano y nos dirigimos hacia la salida del pueblo.
Cuando hubimos avanzado un largo tramo, de modo que ya nadie podía vernos, le dije:
-Anda, Mary….corramos un poco….tenemos que llegar antes que él.
-Si….corramos, manita…
Las dos salimos huyendo por el camino real corriendo lo más rápido que podíamos.
No sé si por ser mayor que yo o debido a las ansias que seguramente ya corroían sus entrañas, Mary se adelantó bastante dejándome muy atrás,
tanto que tuve que gritarle que se detuviera a esperarme.
Cuando llegué junto a ella aprecié su delicada belleza de mujer en total plenitud, ya que el sudor le escurría por la cara y por los brazos, viendo que debajo de ellos aparecía la tela completamente mojada.
Mientras caminábamos con paso veloz otro tramo, yo aprovechaba para admirar la esplendorosa hermosura sin par de mi hermanita, quien por otra parte era siempre objeto de halagos por parte de los muchahitos de la escuela, quienes siempre le decían dulces piropos que aludían a su exquisita belleza.
Por mi parte continuaba observándola con admiración recordando la extraordinaria exquisitez de sus nalgas, la deliciosa tersura de su pubis, y muy particularmente y acercándome lo más que podía a ella,
intentaba ver de cerca la humectada preciosidad de sus axilas, que por lo visto no se había rasurado por varios días.
Cuando ella levantaba sus brazos intentando quitarse con sus manos el intenso sudor que perlaba su bien delineado y afilado rostro, yo aprovechaba el momento para clavar mi mirada precisamente en el
interior de sus sobacos de blanca piel, que dejaban ver el inquietante panorama negruzco que se asomaba con timidez contrastante y que bordaba de belleza sus sobacos,
ahora mojados por completo y olorosos a sudor, dignos sólo de la más hermosa musa plasmada en el más exquisito cuadro jamás pintado por manos de
hombre.
Me daba cuenta sin embargo que mi hermanita no podía contener sus ansias de llegar, pues en seguida me dijo con voz trémula:
-Ay Angelita….tenemos que apurarnos….corramos otro tramo,
si?…
-Si. -le respondí-
De inmediato ella se dio a correr a toda velocidad por el serpenteante caminillo de tierra mientras yo le seguía presurosa,
pudiendo ver cómo las pelotas que formaban sus dos respingonas nalgas se movían una y otra vez debajo de la tela de su vestido.
Ya me imaginaba el bocado tan exquisito, tan inesperado, que pronto habría de comerse mi insaciable amante,
despertando todo eso un delicioso cosquilleo en lo más recóndito y oculto de mi entrepierna.
Yo sentía correr un hilillo viscoso de entre mis bragas que se confundía con el intenso sudor que me provocaba el ejercicio.
Y así, entre corrida y corrida, llegamos por fin a la bifurcación del camino, desviándonos rápidamente hasta el sitio de nuestros placeres.
Al llegar hasta donde habría de escenificarse el primer encuentro amoroso de María con mi desconocido amante, me puse a observar con detenimiento y en silencio los alrededores,
tratando de asegurarme de la ausencia de nuestro ardiente invitado, dándome cuenta de que aún no hacía acto de presencia.
En seguida animé a mi linda hermanita lo mejor que pude para que pusiésemos de inmediato en práctica nuestro preconcebido plan,
tratando de infundirle confianza con mis palabras, aunque a decir verdad, yo también me sentía tan nerviosa como ella.

-Ya, manita….llegó la hora….
-Si….ay Angelita….me siento tan
nerviosa…mírame…..estoy temblando…
-Yo también linda…pero todo eso es normal….yo también me siento así siempre que me voy a encontrar con él….
ahora sólo recuerda muy bien todo lo que tienes que hacer, eh?
-Si…manita….está bien…
-Te sentarás aquí a esperarlo….y recuerda que aunque él te quiera llevar después hacia otra parte, tú le dirás que no….que mejor
aquí…de acuerdo?
-De acuerdo…
-Bueno….aquí te dejo mi mochila…iré a esconderme antes de que él llegue…
-Si, manita…..si…escóndete ya “me respondió con la mirada nublada de nerviosismo y deseo-
Rápidamente me fui a ubicar lo más oculta que pude detrás del cercano promontorio de tupidas ramas,
viendo que era en verdad el sitio ideal para la observancia del lugar donde Mary ahora se encontraba sentada.
Permanecimos ambas en cómplice silencio, mientras mi mente se desbordaba ya de calentura de tan sólo imaginarme lo que iba a suceder.
Miraba también a mi hermanita, que volteaba hacia todos lados como buscando con su brillante mirada la ansiada presencia del individuo de mis sueños.
Sólo se escuchaba el agitado resoplido de mi respiración, el cual trataba de ocultar sin conseguirlo,
y que se confundía con el hermoso barullo que producían los cánticos de los pájaros.
Los minutos que siguieron me parecieron eternos, hasta que por fin, avanzando entre los matorrales del bosque, apareció la gallarda figura del gigante de acero.
Desde mi lugar observé sin perder detalle cómo el hombre se dirigía hacia donde se hallaba Mary,
quien también lo había visto ya, sin moverse del sitio donde se encontraba sentadita.
Mi amante la saludó con un gesto diciéndole:
-Hola….niña….que haces tan solita por aquí?….
Me di cuenta que a mi hermana se le atoraban las palabras en su garganta pues no escuchaba que le respondiera, inquietándome un poco por eso.
El desconocido de mis deseos volvió a inquirirle:
-Que haces…?…..estás descansando?….
-Si…. “le contestó por fin María con la boca completamente seca-
-Pero….estás solita…o esperas a alguien?…
-Si….estoy solita…y espero a mis hermanos….
-Oh…. y a dónde fueron ellos?…
-Fueron a cortar mangos…
-Ah…ya veo…y tú te quedaste a esperarlos aquí, no?….
-Si….me quedé cuidando las mochilas…
-Hummm….oye, y tiene mucho que se fueron?….
-No….se acaban de ir….y me dijeron que tardarán un buen rato….
Yo advertí que Mary, aún cuando trataba de mirarlo de frente, tenía la cabeza baja y sólo de reojo le dirigía una fugaz mirada de vez en vez,
intentando controlar los intensos nervios que estaba sintiendo en aquel sublime momento.
También veía cómo el hombre se permanecía de pie junto a mi hermana en actitud pensativa,
como repasando en su mente la forma en que habría de proceder, e indudablemente alentado y enardecido por la inquietante belleza de mi hermanita.
Él volvió a la carga en seguida:
-Y te dijeron cuanto tardarán?…..
-Si….estarán allá cortando mangos más de una hora….
-Hummm…qué bien…y cómo te llamas…?
-María…pero ellos me dicen Mary….
-Oh…que bonito nombre….Mary….tienes nombre de
virgencita….
-Ajá….
-Oye…Mary…yo quisiera preguntarte algo….
-Dígame usted….
-Qué acaso no tienes una hermanita…?
-Si….tengo una….se fue con mi otro hermano a cortar los mangos….
-Ah si?….y como se llama ella…?
-Angela….pero nosotros siempre le llamamos Angelita….
-Ah, sí….también es un nombre precioso…
-Si..verdad?
-Si…muy lindo… “dijo el hombre, mientras echaba una ojeada a las mochilas que estaban depositadas en el suelo.
-Oye Mary….y supongo que vienen de la escuela, no es así?…
-Si….pero nos gusta venir a cortar mangos por acá…
-Oh sí, ya veo….
-Es que los mangos de por aquí son los más deliciosos….
-Si….son exquisitos en verdad…pero, Mary….dime una cosa…
-Si…dígame…
-Cuánto dinero te dan en tu casa para gastar en la
escuela…?
-Pues no mucho….a veces me dan veinte centavos…pero a
veces no me dan nada…
-Mmmm….oye, linda…y no te gustaría ganarte diez pesos…?
-Huy…diez pesos?….es mucho dinero….
-No lo es…simplemente yo quiero dártelos para que te compres lo que tú quieras en la escuela….
-Oh….eso sería fantástico….nunca los he tenido para mí solita…
-No…verdad?…
-No….pero por qué me quiere dar ese dinero…? contestó..
Mary, sintiéndose un poco más controlada-
-Bueno pues….es sólo por que quiero que me ayudes a hacer algo….
-Si?….bueno…dígame qué tengo que hacer…
-Primero, te daré el dinero…“le dijo el hombre, sacándo una moneda de diez pesos de la bolsa de su pantalón y extendiéndosela a María, quien la tomó de inmediato.
-Ay cuánto dinero….y todo es para mí?…. “le espetó mi hermana con una sonrisilla de satisfacción-
-Sí, linda…todo es tuyo…
-Bueno pero….que es lo que tengo que hacer?….en qué quiere que le ayude…?
-En una cosita….no es nada malo, Mary….confía en mí…
-Está bien…pero dígame que tengo que hacer….
-Mira, linda….sólo tienes que ayudarme en una cosita….
-Si…qué es?….
-Pero antes…tienes que prometerme que no se lo vas a decir a tus hermanos, ni a tus padres…
-Yo no tengo papá…
-Pero sí tienes mamá, no?….
-Si…pero yo nunca le digo nada a ella….
-Qué bien…eso me agrada mucho….pero y tus hermanos…?
-No….tampoco les diré nada a ellos…
-Lo prometes…?
-Lo prometo….
-Muy bien, Mary…ahora sí te diré lo que quiero que
hagas….pero antes ven…párate y acercate a mí…
Desde donde estaba escondida escuchando con claridad e interés toda aquella plática tan caliente,
deseaba por dentro aplaudir la actuación de mi hermana, quien lo estaba haciendo todo de maravilla,
logrando por fin que aquel hombre se decidiera a seducirla.
Me dí cuenta también cómo Mary se levantaba del piso y se acercaba muy junto del desconocido,
a quien ya se le veía el montaje espectacular de aquella suerte de carpa que se levantaba con tremenda presión en la parte frontal de sus pantalones.
Yo estaba segura que mi hermanita, siendo tan lista como era, había advertido ya la potente y oculta erección del individuo, pues veía cómo devoraba con sus hambrientos ojos el tremendo manojo que resguardaba la tela y que apenas lo podía contener.
El hombre siguió implacable en su perorata con mi hermana, tratando de llevarla con maestría hasta el punto de lograr sus impúdicos deseos,
mientras era él quien se sentaba ahora sobre el verde pasto, justo enfrente de mi hermanita, quien lucía más reluciente y hermosa que nunca.
-Ahora… le dijo el desconocido- ven aquí….acércate más a mí….
Mary dio obedientemente unos pasitos hasta quedar materialmente pegada a las piernas del hombre.
-Qué lindo vestidito tienes, Mary….me dejas tocarlo?….
-Ssi… “balbuceó mi hermana, conteniendo su ardor lo mejor que podía-
-Hummm….que linda tela… “le dijo el hombre, mientras tallaba sus manos sobre las falditas de Mary, precisamente en la parte superior de sus muslos.
Así la estuvo tocando unos minutos por encima de la tela, hasta que poco a poco fue bajando sus manos hasta tocar las rodillas de mi hermana, quien permanecía quieta y sudorosa, temblando del ardor y la calentura que experimentaba.
De pronto el hombre le sugirió:
-Por que no guardad la moneda en tu mochila y
regresas?….anda vé….no se te vaya a perder.
-Si….lo haré…
Mary se dirigió hasta donde se hallaba su valija, inclinándose sobre ella para meter adentro la momeda.
Al hacer el movimiento inclinatorio, su corta faldita se elevó hacia arriba, lo que el seductor aprovechó para bajar su cabeza hacia el suelo y mirarle sus calconcitos color crema que con gran dificultad apenas si podían ocultar la belleza de las blancas y respingadas nalgas de mi hermana.
Desde mi escondite y al observar todo aquello, yo ya no podía más y comencé a tocarme con delirio las intimidades más profundas de mi tibia hendidura,
autoproporcionándome placer con mis manos, en tanto aplicaba con inmenso regocijo mis deditos en suave frotación sobre mi sonrosado montecito de venus.
Una vez que hubo guardado la moneda, Mary retornó justamente al lugar donde había estado antes, muy cerca de las piernas del individuo.

Él entonces le dijo:
-Oh…Mary….qué bella y linda eres….te lo habían dicho antes, niña?…
-Bueno…..pues…ssí….algunos chicos de la escuela….
-Porque es muy cierto….tienes una belleza
exquisita….eres…eres una niña tan dulce y deliciosa…
“le decía aquel cogedor, mientras retomaba sus tocamientos sobre la parte muslar de María, por
encima de su vestidito corto-
Oh…. en verdad le parezco bonita….? Le insinuó Mary, ya con mayor confianza-
-Más que eso, linda….eres una niña preciosa….
-Oh….que lindas palabras me dice….
-Te gusta que te lo diga?….pues es la verdad, Mary….anda ven…acércate más a mi.
Mi hermanita accedió a la petición del desconocido, quedando prácticamente pegada a él.
Completamente enardecido seguramente por los exquisitos olores que el sudor de mi hermana despedía de sus axilas y de todo su cuerpo,
el hombre inhalaba profundamente el delicioso aroma, mientras le decía sin poder contenerse más:
-Ay…Mary….estás riquísima….hueles delicioso….
-De verdad le gusta como huelo….?
-Si…me encantas con tu aroma….es bello y exquisito…me dejarías tocarte tantito debajo de tu faldita…?
-Hummm…bueno….ssi….
No haciéndose esperar y animado por la positiva actitud de María,
quien cooperaba gustosa y como yo le había recomendado, él deslizó con rapidez sus manazas debajo de la faldita de mi hermana, quedando momentáneamente ocultas por la tela pero sin dejar de subirlas con suavidad por el interior de sus hermosas piernas,
tocando, explorando, hurgando con delectación aquella región prohibida que tanto anhelaba ver con sus desorbitados ojos.
Yo ví que mi hermanita echaba su cuerpo hacia atrás, igual como yo lo había hecho cuando me tocó por primera vez, ardiendo en brama y exhalando dulces gemidos con los ojos cerrados,
mientras gozaba de aquellas intensas y calientes caricias que mi desflorador le prodigaba con manos expertas.
Él, dándose cuenta del extasiamiento de placer de Mary, le levantó por completo su faldita hasta la cintura,
dejando ver esa bella parte de su hermoso cuerpo desnudo, cubierto aún por la pantaleta.
Mientras tanto yo me masturbaba con furia inaudita, metiendo y sacando con avidez mis dedos de adentro de mi rajadita, ayudada por los flujos que me salían por la puertecilla rosada, frotándome,
tallándome y hasta apretando con fuerza mi pequeño coñito y en especial mi clítoris endurecido, hasta que me vine intensamente en el primer orgasmo del día, que por poco me hace bramar de delirio,
sin apartar por un solo instante mis ojos de aquel espectáculo tan prometedor.
Para entonces el hombre aquél ya le estaba bajando
los calzones a mi hermana, deslizándolos lentamente hacia abajo, en tanto mi cachonda hermanita cooperaba con inteligencia levantando oportunamente sus pies para que él pudiese despojarla por completo de aquella barrera de tela que impedía el contacto total.
Habiéndole quitado por fin su braguita color crema,
el hombre se dedicó a la deleitante tarea de quitarle su vestidito por encima de su cabeza, teniendo mi hermana que levantar los brazos para ayudarle en aquel acto de descubrimiento corporal,
que siempre precedía al exquisito contacto físico.
Sólo que al estar sacando la blanca prenda por la parte alta de su cuerpo
, y advirtiendo que mi hermana mantenía sus brazos levantados hacia el cielo, el desconocido pudo descubrir con evidente sorpresa la hermosura de las axilas de María,
quien continuaba en la misma posición, de seguro para aumentar el goce de su insaciable tocador, y sabedora de que eso era motivo y causa de tremenda excitación en un hombre como aquel.
El desconocido le miraba los sobacos con una admiración tal, que creí que se le saldrían los ojos de sus órbitas.
Tan extasiado se hallaba por la desbordante belleza de las axilas de mi hermanita, que no podía ocultar en lo absoluto la brama que sentía, y por lo que pude ver,
se dedicó ahora con especial interés a la exploración de aquella región de negruzca y cortita pelusa sin rasurar, que no obstante ello aparecía como si fuese un precioso adorno entre la piel escondida debajo de sus blancos y torneados brazos.
Pero él no se conformaría con sólo observar esa región de negro e incipiente vello,
sino que deseando ardientemente abrevar todos sus deseos en esa rica y afelpada zona, jaló suavemente a María sobre él, indicándole con una seña que se sentara sobre sus piernas.
Mi hermana obedeció enfebrecida de placer, depositando su ardoroso
y anhelante culo sobre las piernas del desconocido, a quien ya se le veía sobresalir el tremendo bultote que irremediablemente buscaba abrirse paso hacia la libertad sin conseguirlo.
Yo me daba cuenta con claridad, ahora en mi papel de observadora, de la gran experiencia y maestría que mostraba aquel hombre en su trato con mi hermana, pues en ningún momento se precipitaba en su accionar,
sino todo lo contrario, iba avanzando con toda paciencia en su experta maniobra sin haberse siquiera sacado su descomunal herramienta, lo que acreditaba su superior habilidad y gran conocimiento en esas lides.
Teniendo sentadita a mi hermana sobre sus piernas y encontrándose aún vestido,
el hombre no cejaba en su empeño de deleitarse por completo con la región esplendorosa y negruzca de los sobacos de Mary,
quien seguía manteniendo sus brazos en lo alto entrelazadas y cruzadas sus manos detrás de su cabeza, en tanto el hombre continuaba extasiado
en la paciente contemplación de las leves manchitas de suave vellosidad axilar.
De pronto acercó la punta de su larga nariz a uno de los preciosos sobaquitos de Mary, oliendo con especial deleite los aromas de delicia que expelía la baja región de sus brazos, para después de largos instantes de inhalación llevar su nariz hacia la otra axila,
repitiendo sin cesar una y otra vez la maniobra, hasta que por fin se animó a pegar su boca con inocultable brama a la delicada y sombreada piel axilar de mi hermanita, quien al sentir la suave y caliente lengua del hombre debajo de sus brazos, lanzó un ansioso quejido de placer.

El desconocido continuaba pegado a los sobaquitos de Mary, chupando con inocultable deleite las escondidas exquisiteces axilares de mi hermanita, pasándose de un sobaco al otro una y otra vez, repitiendo el acto mamatorio hasta saciarse.
Yo deduje por el tremendo y espectacular accionar de esas febriles y calientes maniobras, que quizás mi hermana se debía haber venido varias veces, pues la escuchaba gritar y gemir de deleite,
mientras le pedía en ansiosos gritillos que siguiera mamándole los sudados y olorosos sobacos del delirio.
Pero me di cuenta de que por fin había llegado el momento crucial, el instante más anhelado por mi hermana y también por mí, que escondida detrás de las zarzas no dejaba de masturbarme con locura,
presenciando aquellas hambrientas escenas de amor que apenas acababan de comenzar.
Habiéndole pedido a María que se pusiera de pie para poder desnudarse,
el hombre aquel comenzó a quitarse sus propias vestiduras empezando precisamente por sus pantalones,
con la clara intención de que María, ansiosa como se encontraba por descubrir el tremendo pájaro sin alas que habría de anidar muy pronto en su bollito de incomparable belleza
, se regodeara con la tremenda visión de su enorme y tiesa verga,
que más que pene parecía más bien el tremendo mango de un grueso cañón dispuesto para la más brutal batalla.
Continuará.....

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