"Secretos de tela" Capítulo 1 El fetiche que me voló

Capítulo 1: El fetiche que me voló la cabeza
Hay cosas que no elegís, simplemente te pasan, te pegan un voleo en la nuca y listo, ya estás enganchado. A mí me copó un fetiche que va por dos carriles: las tangas usadas, transpiradas, con ese olor a concha sudada que te derrite los sesos, y también las que no están usadas, las limpitas, pero que me vuelan la cabeza igual porque me encanta imaginar qué esconden las minas debajo de la ropa. Es como un combo, un dos por uno que me tiene pensando en tangas todo el día.
El tema de las usadas arrancó medio de casualidad. Una vez, en la casa de un amigo, me metí al baño y vi un montón de ropa sucia tirada. Entre eso, una tanguita medio húmeda, como recién sacada. No sé qué me pasó, pero la agarré, la olí y fue un antes y un después. El aroma ese, fuerte, mezcla de sudor y algo más que no explico porque no se puede, me pegó como un mazazo. Desde entonces, si veo una tanga usada en un bolso, en una pila de ropa o donde pinte, no hay vuelta atrás: tengo que olerla. Sobre todo si viene de una mina que estuvo en el gimnasio o laburando, con esa esencia a transpiración que te pone la pija como piedra en un segundo. Es un vicio, un ritual que me puede.
Pero no queda ahí, ¿eh? También me flashea saber qué llevan puesto las chicas, aunque la tanga esté impecable, recién salida del cajón. Me mata la intriga de qué esconden bajo la calza, el jean o la pollera. ¿Será una tanguita chiquita que se pierde entre las nalgas? ¿O una de esas más anchas que igual marcan todo? Me imagino a la mina eligiendo qué ponerse, mirándose al espejo, y yo ahí, fantaseando con ese secreto que nadie más ve. Es como un juego mental: no necesito que esté sudada para que me vuele la cabeza, me alcanza con saber que está ahí, pegada a la piel, siendo parte de ella.
Con las usadas, el olor es el rey, obvio. Esa mezcla de calor, sudor y conchita que te pega directo en la nariz y te hace olvidar del mundo. Me imagino a la mina entrenando, corriendo en la cinta o levantando pesas, con la calza ajustada y la tanga chivando abajo. O volviendo del laburo, cansada pero con ese toque salvaje que deja un día largo. Encontrar una así, metida en un bolso o tirada por ahí, es como ganarme la lotería. Y no, no me da por arruinarlas siempre. A veces me pinta lechearlas, dejarlas bien enchastradas, pero las que tienen un olor especial… esas las cuido como oro, porque perder ese aroma sería un crimen.
Entonces, así estoy: por un lado, cazando tangas usadas como si fueran tesoros, y por otro, obsesionado con saber qué llevan puesto las minas, aunque estén limpitas. Cada uno tiene lo suyo, ¿no? A algunos les va el cuero, a otros los pies, a mí me matan las tangas, usadas o no. Y en los próximos capítulos les voy a contar cómo esto me llevó a vivir unas historias que ni yo me creo.

3 comentários - "Secretos de tela" Capítulo 1 El fetiche que me voló

tenemos el mismo fetiche. busco tangas en todos lados
Estamos en la misma! a mi personalmente lo que mas me gusta es llegar a ver un cajon lleno de tangas, eso es la gloria, saber que usan, y mas si son tangas chiquitas!
Tengo exactamente el mismo fetiche, tanto por las tangas usadas como por las tangas limpias de los cajones, justamente mi primer paja en mi vida fue con una tanga de la hermana de un amigo, yo me habia quedado a dormir en la casa de el y estaba enamorado
Estaba su tanga medio enredada con unas pantimedias, no se porque pero la agarre la toque a la tanga (era de lycra) y me gustaba esa textura y la.oli, cuando la oli la pija se me puso como garrote y me baje los pantalones y arranque a pajearme, mi primer
Paja, y acto reflejo agarre esas medias de lycra y las puse sobre mi pija y seguia pajeandome,.mientras sentia esas texturas en mi pija y sentia ese aroma hipnotico de olor a concha, hasta que acabe...esa noche prácticamente no dormí y me la pase pajeando
Me varias veces, asi arranco mi fetiche...perdon por hacerla tan larga, pasate por mis posts y hablame si queres asi compartimos anecdotas