Después de separarme, vivi en un precioso condominio, para hacerme la vida mas fácil, organicé un calendario de trabajo que implicaba trabajar en casa pero nunca pensé en la comida. Es asi que comencé a encargar comida a un delivery, miércoles, jueves y viernes llegaba mi pedido con mio cena. Venia Daniel en su bicicleta, un chico de unos 20 años, claramente homosexual. Todo siguió bien por un mes hasta que Daniel me aviso que tomaría un turno mas tarde el de las 22 hrs. Desplace mi cena para esa hora y un dia s eme ocurrió invitarlo a que me acompañara ya que terminaba sus despachos y yo era el ultimo. Ver con una remerita corta y pantaloncitos apretados me dejo inquieto, charlamos, reimos y sentados en un sofa vimos algunos sitios de internet para adultos. Sus piernas estaban depiladas y eran muy suaves, me mostro su único tatuaje, en el pecho, era el nombre de su mascota o de su amante. No pregunté. Lo vi, lo toque pasando a llevar su pezon. Me toco la cara, y me beso dándome su lengua y su saliva. Mi verga se disparo en ese momento, toque sus muslos, y su trasero, usaba ropita de niña. Toque mas y me comenzó a invadir un deseo animal. Meti mi mano bajo el pantaloncito y palpe un pene diminuto apenas erecto. Lo volvi a besar y se erecto un poco, enseguida nos desnudamos, el primero frente a mi lentamente. Lo mire acerque su culo a mi cara y le pase la lengua, el chico gemia de placer, se agacha y meto mi lengua en su agujero.El chico gritaba de placer. Enseguida chupe su diminuto pene,  muy tierno. Me pare, me desnude y el chico me hace una mamada deliciosa, lo acoste luego y en posición del misionero lo penetré. Profundamente penetrado el chico me acariciaba la cabeza y me besaba, dejandose llevar por el delirio homosexual , 20 minutos estuve dándole en su trasero hasta eyacular. Luego pase mi lengua por su trasero para limpiar mi semen, sellamos el encuentro con un beso. Fue una experiencia maravillosa que no volvi a repetir.