Deseo prohibidamente a mi amigo

Entramos en mi casa, con el gede de mi amigo veníamos de jugar alto partido de futbol. Era verano, el calor y la humedad nos hicieron transpirar demasiado. 

Ya en mi casa, necesitábamos pegarnos una ducha "che, boludo, anda a bañarte así después voy yo, que no aguanto la transpiración encima", luego de invitarlo a mi ducha, me miró y me dijo "dale, joya" y sacó su lengua en forma de joda.

Cerré la puerta de la heladera al sacar el agua e hidratarme, estaba tan cansado que necesitaba estirar las piernas, fui hacia el sillón bebiendo el líquido. Cuando terminé de tragar, abrí los ojos y vi la ropa de mi amigo. Me quedé parado, dubitativo. Entre ellos estaba el boxer blanco de bordes verdes claros de Axel. La curiosidad se apiadó de mi, lo llevé hacia mi rostro y pude sentir la fragancia de su sudor, mientras me transportaba mentalmente a imaginar su zona intima. Lo acariciaba lentamente imaginando tocar sus genitales, grande, grueso, venoso, calentito, húmedo, hasta que un escalofrío corrió por mi cuerpo haciéndome suspirar. Una disonancia cognitiva en mi cabeza sentí al no entender que me sucedía, yo soy heterosexual y él también, ¿Cómo puede ser que fantasee cosas íntimas con mi amigo de la infancia?.
Deseo prohibidamente a mi amigo


Mientras el agua del baño caía a un ritmo constante, yo sentí que el deseo me envolvía, como si la atmósfera cargada de vapor me estuviera susurrando al oído. La ropa interior de mi amigo, suave y cálida, descansaba entre mis dedos, y cada vez que la acariciaba, una oleada de excitación recorría mi cuerpo.

Me levanté, con el corazón acelerado y el pulso palpitante. Al acercarme a la puerta del baño, el aire se volvió más denso, como si el mismo ambiente me retuviera. Me incliné hacia adelante y aspiré profundamente, dejando que el aire impregnado de jabón y el aroma viril de mi amigo me embriagara. Era un olor a frescura, mezclado con un sutil toque de sudor que me aturdía.

Con cada inhalación, mi mente se inundaba de imágenes: mi amigo desnudo, la piel brillante, las gotas de agua deslizándose por su torso, la forma en que el calor de la ducha resaltaba cada músculo. La ropa interior se hacía más pesada en mi mano, y una necesidad primal surgía en mí, una mezcla de anhelo y deseo.
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Me detuve un instante, sintiendo cómo la excitación subía por mi columna. El vapor se pegaba en mi piel, y, sin poder resistir, comencé a rozar la tela de la prenda suavemente por mi vientre, sintiendo el contraste de la suavidad contra mi pantalón. El roce me encendía aún más, y la línea entre la amistad y el deseo se desdibujaba en mi mente. El corazón me latía con fuerza, y la intimidad del momento me llevó a un punto de no retorno.

1 hora después de que ambos nos diéramos un baño, lo encontré leyendo una revista deportiva en el living. Yo, cansado, me tiré a relajar las piernas del dolor que me causó jugar futbol. No paraba de quejarme, el me ofreció una crema para dolores musculares que luego me lo aplicó sobre la piel. Yo me moví mal sin darme cuenta y su mano que justo había subido chocó contra mi bulto envuelto por mi boxer. "Bueno, loco, si querés que te dé amor, avisá antes" soltó el de su boca, generando una explosión de risas entre los dos, "para que pones la mano ahí, sos un chancho vos también, jajaj" le dije. Él se levantó y en forma jodona me respondió "ya fue, masajéate vos solo, boludo, me voy a la mierda" riéndose se dirigió a la cocina. 

Axel entró en mi habitación, estaba cambiando mi ropa interior manchada con la crema desinflamante. Al verme se quedó clavado en mi cuerpo sin darse cuenta. El aire le quemaba en los pulmones, su pecho subía y bajaba demasiado rápido. Fue entonces cuando lo miré. No dijo nada, no hizo un gesto exagerado. Solo le sostuve la mirada con una intensidad cruda, como si lo estuviera desarmando de a poco. Mis labios apenas se curvaron en algo que no llegaba a ser una sonrisa. No había burla, no había preguntas. Solo esa expresión segura, dominante, como si supiera exactamente lo que estaba pasando en la cabeza de mi amigo.
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Sin romper el contacto visual, él dio un paso hacia adelante, acercándose un poco más, como si el aire entre nosotros se hubiera vuelto denso. La confianza que emanaba era casi palpable. Acercándose, dejó que su voz fuera un susurro, un desafío, una invitación. "¿Y ahora qué, boludo?" En ese momento, la línea entre la amistad y algo más se desdibujó, y ambos supimos que estábamos a punto de cruzarla.

Me acerqué aún más, casi podía sentir la calidez del cuerpo de su amigo. Sin apartar la mirada, deslicé un dedo suave por encima de su bóxer, una caricia ligera, casi involuntaria, pero cargada de significado. El contacto fue electrizante, un roce que provocó una respuesta inmediata en Axel. No hubo palabras, solo la conexión de nuestros cuerpos y la promesa de algo más profundo.

Él me tiró sobre la cama, escaló a través de mi cuerpo y sus partes más sexy escondidas en su ropa interior color salmón comenzaron a rozar mis genitales, subiendo y bajando, de lento a rápido, cada roce generando chispas que encendían cada vez más nuestra atracción. Yo lo miraba con deseo, sus ojos estaban perdidos, lo notaba poseído como si un demonio se apoderara de su ser soltando de sus labios gemidos en forma de leves suspiros.
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Flexionó su espalda quedando pegado a mi torso desnudo, y con una mirada pícara hacia mi rostro "por qué cuando me bañaba sacaste toda mi ropa menos mi boxer blanco? no lo habrás estado saboreando, no?" sus dientes se descubriendo con una sonrisa, "que pregunta... si seguimos perdiendo tiempo voy  sentir que le falté el respeto a tu sensual cuerpo" rápidamente lo tomé del cuello y lo tiré contra el colchón, quedando Axel sostenido con sus rodillas, hombros sobre las sábanas, sus pompas elevadas y su cara observándome a mí mientras cazaba mi cinturón que tenía en el placar, lo desenvolví lentamente con una intensidad que expresaba presencia y dominio. Él abría su boca como sorprendido sabiendo la inmensidad de cosas que iba a hacerle a su cuerpo con mi cinta.

Bajé su ropa interior un poco, descubriendo su durazno blanquito, redondo, y su centro emanaba una fragancia que bloqueó mi mente. Luego lo movía de forma sexy, mi corazón se descontroló, tan fuerte latía que parecía que apuñalaba mi pectoral izquierdo, la habitación parecía un infierno. Mis emociones traicionaban mi percepción, no podía verlo como un amigo, era una diabla.

Su sabor, el tacto, el calor, las respiraciones agitadas y la humedad del interior de su cuerpo nos hacían convertirnos en cenizas al arder en el mismo infierno. Lentamente debajo de Axel, buscando llegar a lo más profundo de su ser, "hermosa escultura sos, con razón cada vez que te soñaba amanecía mojado mi cuerpo" solté con un suspiro tembloroso en su oído derecho, haciendo que apretará fuertemente su agujero del placer.

No había tiempo de pensar en que estábamos desafiando nuestras orientaciones sexuales, cada chupada de dedo en su boca, cada lengua que recorría nuestros cuerpos, cada sensación que penetraba nuestras fosas nasales, cada sensación que endurecía nuestros cuerpos, mi cinturón castigaba y dominaba su carne.

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Abrí mis ojos, ya había amanecido, mi cabeza estaba dura y confundida, no se cómo seguirá nuestra relación, ¿me estaré volviendo gay?, que se yo, nada me importó al levantarme y verlo a mi a amigo tendido boca arriba durmiendo y en su abdomen nuestros fluidos blancos, haciéndome sentir que algo nuevo había nacido entre nosotros dos.

2 comentários - Deseo prohibidamente a mi amigo

Lindisimo tu relato..un encuentro espontaneo pero tb premeditado ....sensual atrevido de dos heteros que se enamoraron de sus cuerpos y se confundieron en un acto sexual con much sensualidad...como seguira la historia??? jeje
Gracias, que bueno q lo disfrutaste😋