hace unas cuatro semanas vino a mi casa un amigo de mi hijo
Yo vestía una bata bastante corta que dejaba ver mi ropa interior, realmente lo que llevaba era un hilo dental ya que mi esposo le gusta que los use, a veces cuando salimos me pide que no lleve nada debajo de la ropa, el caso es que Miguel me pidió el favor que lo dejara esperar a mi hijo, le indiqué que éste no vendría antes de dos horas, esto pareció no importarle, yo continué realizando mis cosas pero pude ver por un espejo como el muchacho me estaba viendo con una morbosidad tremenda.
Esto me gustó y comencé a coquetearle y cada vez le mostraba un poco más, hasta que se me ocurrió otra maldad, me fui directo a mi cuarto y saqué toda la ropa interior , las coloqué en mi cama y salí a donde estaba, le pedí disculpas por dejarlo solo y le pregunté si deseaba ayudarme a organizar mis cosas en la habitación, me dijo que sí de inmediato lo tomé de la mano y lo llevé hasta mi cama.
Cuando comenzó a tocar mis tangas pude ver el bulto que casi salía de su pantalón y esto me excitó mucho, él se dio cuenta de lo que estaba pasando
-Señora como envidio a su marido. -Por qué, ¿por su dinero? -No, lo único que envidio es su mujer.
Esto me produjo mucho gusto y lo besé con cariño pero él no esperó más y se lanzó encima de mí subiéndome la bata hasta dejarme desnuda, comenzó a besarme y se fue directo a mi clítoris, esto me produjo un inmenso placer y dejé que siguiera, de inmediato desenfundó su hermosa tranca y la llevó a mi boca, su tamaño y dureza no me permitieron separarme de ella hasta hacerlo terminar en mi boca y cara.
Seguí chupándosela hasta lograr otra erección y lo conduje a mi vagina que estaba muy mojada y de un solo tirón me lo encajó toda dentro de mi cueva del amor y comenzó con unos movimientos salvajes que me llevaron a tener dos orgasmos tremendos, en eso me pidió que cambiáramos de posición por lo que me colocó en cuatro y nuevamente me lo metió hasta el fondo y con movimientos más pausados me dijo:
-Te voy a enseñar algo para que no me olvides. -¿Qué cosa?
Sacó su pene de la vagina y comenzó a pasarlo por la entrada de mi culo.
-¿Te gusta?, me preguntó. -Todo lo que me hagas me gusta, ante esta respuesta empujó un poco más e introdujo la punta. -¿Te duele? -No…
Empujó un poco más y poco a poco más y más hasta que lo tuvo todo adentro, nuevamente preguntó si quería que lo sacara un poco, realmente yo estaba gozando de lo lindo ya que mi esposo tenía mi culo acostumbrado a su desproporcionado pene de 23 cm de largo y bastante grueso por lo que al tener aquel pene un poco más pequeño dentro podía moverme a mi antojo.
Le pedí que siguiera y así estuvo bastante tiempo hasta que sentí su semen caliente muy dentro de mi trasero.
Desde ese día mantengo relaciones similares por lo menos tres veces a la semana con el joven, por lo que cuando mi esposo viene a mí el mismo día que Miguel, me encuentro sin ganas, esto me está trayendo problemas ya que mi marido me encula por lo menos cuatro días en la semana hasta tres veces cada vez.
No quiero dejar al joven tampoco desatender a mi marido y me siento bien con los dos.
Yo vestía una bata bastante corta que dejaba ver mi ropa interior, realmente lo que llevaba era un hilo dental ya que mi esposo le gusta que los use, a veces cuando salimos me pide que no lleve nada debajo de la ropa, el caso es que Miguel me pidió el favor que lo dejara esperar a mi hijo, le indiqué que éste no vendría antes de dos horas, esto pareció no importarle, yo continué realizando mis cosas pero pude ver por un espejo como el muchacho me estaba viendo con una morbosidad tremenda.
Esto me gustó y comencé a coquetearle y cada vez le mostraba un poco más, hasta que se me ocurrió otra maldad, me fui directo a mi cuarto y saqué toda la ropa interior , las coloqué en mi cama y salí a donde estaba, le pedí disculpas por dejarlo solo y le pregunté si deseaba ayudarme a organizar mis cosas en la habitación, me dijo que sí de inmediato lo tomé de la mano y lo llevé hasta mi cama.
Cuando comenzó a tocar mis tangas pude ver el bulto que casi salía de su pantalón y esto me excitó mucho, él se dio cuenta de lo que estaba pasando
-Señora como envidio a su marido. -Por qué, ¿por su dinero? -No, lo único que envidio es su mujer.
Esto me produjo mucho gusto y lo besé con cariño pero él no esperó más y se lanzó encima de mí subiéndome la bata hasta dejarme desnuda, comenzó a besarme y se fue directo a mi clítoris, esto me produjo un inmenso placer y dejé que siguiera, de inmediato desenfundó su hermosa tranca y la llevó a mi boca, su tamaño y dureza no me permitieron separarme de ella hasta hacerlo terminar en mi boca y cara.
Seguí chupándosela hasta lograr otra erección y lo conduje a mi vagina que estaba muy mojada y de un solo tirón me lo encajó toda dentro de mi cueva del amor y comenzó con unos movimientos salvajes que me llevaron a tener dos orgasmos tremendos, en eso me pidió que cambiáramos de posición por lo que me colocó en cuatro y nuevamente me lo metió hasta el fondo y con movimientos más pausados me dijo:
-Te voy a enseñar algo para que no me olvides. -¿Qué cosa?
Sacó su pene de la vagina y comenzó a pasarlo por la entrada de mi culo.
-¿Te gusta?, me preguntó. -Todo lo que me hagas me gusta, ante esta respuesta empujó un poco más e introdujo la punta. -¿Te duele? -No…
Empujó un poco más y poco a poco más y más hasta que lo tuvo todo adentro, nuevamente preguntó si quería que lo sacara un poco, realmente yo estaba gozando de lo lindo ya que mi esposo tenía mi culo acostumbrado a su desproporcionado pene de 23 cm de largo y bastante grueso por lo que al tener aquel pene un poco más pequeño dentro podía moverme a mi antojo.
Le pedí que siguiera y así estuvo bastante tiempo hasta que sentí su semen caliente muy dentro de mi trasero.
Desde ese día mantengo relaciones similares por lo menos tres veces a la semana con el joven, por lo que cuando mi esposo viene a mí el mismo día que Miguel, me encuentro sin ganas, esto me está trayendo problemas ya que mi marido me encula por lo menos cuatro días en la semana hasta tres veces cada vez.
No quiero dejar al joven tampoco desatender a mi marido y me siento bien con los dos.
1 comentários - casada y viciosa