Mi novia y su alumno 4

Si bien las fantasías con mi amiga Dani me tranquilizaron un poco, sabía que no iban a ser suficiente. Una vez que probé ese tipo de humillación, todos los días imaginaba a Ana con Iker. Pero pasó algo que me hizo saber que todavía estaba lejos de suceder eso que tanto ansiaba.

Ana llegó un día a la casa dos horas antes que yo, lo supe porque la aplicación de las cámaras notifica al celular si hay algún movimiento. Pedí permiso para salir antes y me fui a un parque cercano, por suerte pasaban pocas personas por ahí.

Nervioso abrí la aplicación y vi lo que pasaba en nuestra recámara, Ana vestía solo un cachetero que no le conocía e Iker estaba completamente desnudo, ella casi se le colgaba del cuello y lo besaba con ternura. Esa primera imagen fue suficiente para que perdiera el control y tomé mi pene que ya estaba duro por encima del pantalón.

Se acostaron en la cama, Iker recorría todo el cuerpo de Ana con las manos, lo hacía con una paz y ligereza como si tuviera miedo de romperla. No podía ver el rostro de mi novia, me tapaba la espalda de Iker en una cámara y la otra llegaba hasta sus pechos, pero no era difícil imaginarme su expresión de placer. Ella en cambio tomó la verga de él y la masajeó con suavidad, la movía de arriba a abajo y aunque no podía verlo del todo, el detalle me hizo morderme los labios. Su mano cubría menos parte del miembro de Iker comparado con el mío, es decir, había una diferencia notable entre nosotros, estimaba unos 6 cm. Yo los acompañé y acaricié mi pene en la espera de que por fin consumaran el acto, suspiraba de gusto y nervios por la anticipación.

Algo le dijo Iker a Ana al oído y parecieron negociar entre caricias. Por fin ella cedió y se levantaron de la cama, él se sentó en el borde y ella se arrodilló enfrente suyo. Maldije por no poner una tercera cámara, pues solo veía la espalda de Iker en una cámara y una parte del rostro de Ana con la otra, pero la excitación me hizo olvidar el enojo. Mi noviecita, la que nunca aceptaba ni un piropo de un desconocido, ahora estaba de rodillas chupándole la verga a un alumno suyo.

Él se la sacaba de la boca y la provocaba, le pegaba en la cara con la verga y probablemente le decía cosas que solo calentaban más a Ana. La tenía sujetada del cabello, pero no era necesario, Ana se tragaba todo el falo y salía por completo, no podía creer lo bien que había aprendido.

Supuse que el mocoso estaba a punto, pues tomó a Ana y la colocó encima suyo, pero cuando intentó quitarle el cachetero, ella no se dejó. Hablaron un poco, aunque no podía ver con mucha claridez sus rostros, era obvio que estaban discutiendo. Ana tomó su celular y a los pocos segundos me llegó un mensaje de ella.

Me preguntaba si ya iba en camino, pues quería ver si podía comprar algo de un negocio cercano en donde trabajo. Pensé rápido, podía imaginarlos viendo la pantalla esperando mi respuesta, le comenté que iba a casa de un amigo y quizá llegaba tarde, les daba tres horas para estar juntos. Me dijo que fuera con cuidado y que me amaba, le respondí con toda sinceridad que yo también. Para mí, eso fue darle permiso a que estuviera con su alumno.

Regrese a la aplicación de la cámara y los encontré besándose otra vez, pero ahora Iker estaba más desesperado. Besaba la boca de mi novia, sus pechos, tocaba su vagina por encima de la única prenda, pero Ana se negaba a perderla. Hablaron por unos minutos que me parecieron larguísimos, Iker se recostó boca arriba y Ana lo montó. De manera lenta, hizo movimientos de arriba a abajo, probablemente sentía todo el grosor de esa verga dura por toda su entrada.

Iker comenzó a disfrutarlo, tomó a mi novia de los costados y dejó que ella se moviera a su ritmo, alternaba de arriba a abajo, movimientos circulares y pequeños saltitos. No entendía por qué Ana ponía esa última resistencia, pero creo que los tres sabíamos que con un pequeño desliz sería penetrada por su alumno y ya no habría vuelta atrás. Él solo tenía que ser sutil y mover poco a poco el cachetero o ser paciente, pero desafortunadamente no fue así .

El mocoso debía estar muy desesperado e intentó desnudar a Ana de golpe, ella se levantó y ahora sí que se veía considerablemente enojada. Se sentaron en el borde de la cama y duraron así unos cinco minutos, la emoción había muerto para los tres. Suspiré enojado, estábamos tan cerca y ahora volvía al suplicio de esperar, de no saber si pasaría o no. Iker terminó por irse unos veinte minutos después, como pude ver al día siguiente con más calma en mi casa, lo más que logró fue venirse en la boca de Ana.

Le conté todo a Dani en cuanto tuvimos la oportunidad de ir a mi casa, me escuchó con atención y sonrió.

"Sabes, es algo tonto, pero tal vez Ana no se anima porque quiere que estés ahí. No era lo mismo para mí saber que mi ex estaba con una mujer a que si yo estaba ahí y los veía" me dijo.

Me hizo hincarme enfrente de ella y puso un dedo en mi boca. Lo introdujo lentamente y lo sacó, repitió ese movimiento y me ordenó usar la lengua.

"Ahora tienes dos opciones. Le dices a Ana... O se me ocurre una más morbosa" me dijo y comencé a chupar su dedo con más ganas.

No sabía que me pasaba, pero sentirme así de dominado me gustaba demasiado.

"Le suplicas a Iker que se coja a tu novia. Te pones de rodillas y volteas hacia arriba, aceptas lo que eres".

Me metí el dedo de Dani por completo en la boca, suspiré de gusto. No tocaba mi pene para nada, pero sentía que estaba a punto de venirme. Sabía para dónde iba.

Cógete a mi novia. Te entrego a mi Ana, le dije a Dani sin sacarme completamente su dedo de la boca.

"Chúpala bien, cornudito. Es con la que voy a dejar bien rellena a la puta que tienes de novia".

Mi mente se quedó casi en blanco. No supe cómo, pero creo que me había venido sin tocarme.

Sí, amo, respondí con tristeza. Tenía ganas de llorar, era tan humillante hacer eso con un mocoso. Pero cuando uno tiene el mejor orgasmo de su vida, uno no puede pensar bien.