Cuernos consentidos

Primero, todas las entregas de los mejores post


http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa---parte-1-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4389002/Mi-amada-esposa---parte-2-de-3-.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4436535/Mi-amada-esposa---parte-3-de-3.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802856/Mi-amada-esposa-parte-4.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802863/Mi-amada-esposa---parte-5.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4868469/Mi-amada-esposa---parte-6.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4896522/Mi-amada-esposa---parte-7.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4905961/Mi-amada-esposa---parte-8.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4915721/Mi-amada-esposa---parte-9.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4956318/Mi-amada-esposa---parte-10.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4965835/Mi-amada-esposa---parte-11.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4974651/Mi-amada-esposa---parte-12.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4985411/Mi-amada-esposa---parte-13.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4991203/Mi-amada-esposa---parte-14.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5001091/Mi-amada-esposa---parte-15.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5030636/Mi-amada-esposa---parte-16.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5156341/Mi-amada-esposa---parte-17.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5160465/Mi-amada-esposa---parte-18.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5461886/Mi-amada-esposa---parte-19.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5473303/Mi-amada-esposa---parte-20.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5482180/Mi-amada-esposa---parte-21.html

http://www.poringa.net/posts/imagenes/5498944/Mi-amada-esposa---parte-22.html

Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos

Gracias por los puntos y comentarios


CUERNOS CONSENTIDOS

Dedicado a esa hermosa mujer llamada Josefina


Con Josefina, o 'Jose' como siempre la había llamado, teníamos una preciosa vida de convivencia, nos habíamos conocido jóvenes, nos habíamos enamorado y como era casi obligatorio en esos días, la había recibido vestida de blanco en el altar.
Una mujer muy bonita, frontal, como todas, con defectos y virtudes, con una personalidad muy fuerte y marcada, siempre habíamos sido el uno para el otro, dos gotas de agua, confidentes, locos, bohemios, amantes y con el paso de los años nos hicimos tan transparentes uno al otro que nos era imposible andar con secretos, todo lo sabía de ella, cuando estaba alegre, cuando estaba trise, cuando había algún problema, cuando tenía algún deseo.

Si tuviéramos que revivir lo vivido, seguramente no dejaríamos en segundo plano la posibilidad de ser padres, es que siempre fuimos postergando ese tema, primero por estudios, luego por trabajo y al final de cuentas se nos había pasado la hora de serlo, nos sentimos grandes, y sencillamente nos dimos cuenta de que no podíamos volver el tiempo atrás.
Estábamos en tiempos de replantearnos muchas cosas, Jose estaba en plena ebullición de cambios hormonales, en eso días en los que el período empieza a retirarse en la mujer, con esos sofocos propios de la situación y con cambiantes estados de ánimo, un tanto irritable y un tanto distraída en la cama, a pesar de que jamás tuve un reproche en ese aspecto, una mujer que sin dudas disfrutaba su sexualidad.

Todo se dio para hacer un cambio meditado en nuestras vidas, Jose había dejado de lado su carrera ejecutiva después de veinte años en una importante empresa para dedicarse a trabajar en forma independiente, algo más tranquila y sin tantas presiones, dueña de su propio destino. Como suele suceder en empresas de nivel, le dieron un jugoso bono de despedida en reconocimientos a tantos años de servicios.
Nosotros teníamos bastante dinero ahorrado, pusimos encima ese bono y también nuestra casa para poder mudarnos de barrio, a un mejor sitio de la ciudad y a una casa más moderna y más bonita. Por mi parte, me iba demasiado bien con el negocio de importaciones, así que todo era para mejor.

En poco tiempo nos acostumbramos a nuestra nueva vida, nuevos espacios, nuevos vecinos, nos hicimos socios de un importante club que nos quedaba de paso, con enorme piscina, balneario propio contra la costa del río, sectores parquisados, lugares para comer y donde se podía practicar cuanto deporte imaginen.
Así poco a poco nos hicimos de ese ambiente rozando un alto status social, en especial, Jose y yo empezamos a redescubrir una diversión olvidada en el tiempo, jugar tenis.
Y como es obvio suponer, nos hicimos poco a poco de un grupo de seguidores de la actividad, personas normales que veían en ese deporte un momento especial para dejar la rutina de lado.

Así, nos hicimos de un grupo de amigos más que interesante donde todo trascendió más allá de una cancha de polvo de ladrillos, varias parejas con las que compartimos cenas, salidas, con quienes jugábamos partidos mixtos, algunos mejores, otros peores.
Alexis era uno más, un tipo curioso, un poco introvertido, buen mozo, llegando a los cincuenta como nosotros. Era peculiar, divorciado, uno de los pocos del grupo de pareja y casi siempre se mantenía un tanto al margen de todo, era de esos de no congeniar demasiado, llegaba, jugaba y se iba, hacía su parte y listo.
Por esas cosas de la vida el estableció algún vínculo especial con Jose y conmigo, parecía que siempre buscaba hacernos partidos y se dio que nuestro domicilio estaba de paso entre el suyo y el club, por lo que se hizo un poco costumbre que pasara a buscarnos o nos llevara de regreso.

Nació una amistad por así decirlo, a Jose le agradaba y Alexis no tenía inconvenientes en decirme una y otra vez cuan bonita era ella y cuan afortunado era yo al tenerla, siempre hablaba de la sana envidia acerca de nuestra perfecta relación, él, después de cuatro divorcios, jamás había podido encontrar su compañera de vida.
Alexis era muy educado y siempre hablaba con respeto, una manera muy honesta de endulzarnos los oídos sin ser grosero.
En algún descanso entre set y set, o en algún viaje en coche, cuando se daba la situación solía insinuar lo mucho que le hubiera gustado alguna vez ocupar mi lugar en la cama, hacerle el amor mi hermosa mujer, y que hubiera dado cualquier cosa por hacerlo.

En verdad yo siempre reía por esos halagos, pero conocía muy bien a Jose, una mujer demasiado centrada en la fidelidad, que, a esa altura, para mí ya no sabía si era una bendición o un castigo, sencillamente ella no era de ese tipo de mujeres, no le interesaban otros hombres ni siquiera un deslice por fuera de la pareja y si bien solía contarle las insinuaciones de Alexis, ella solo lo tomaba a broma. No estaba en sintonía, la vida de mi mujer pasaba por otro lado, con una sexualidad consumada sus intereses estaban más en lo material y en mantener estable su profesión, que ahora ejercía en forma autónoma.

Pero habría algo que me haría cambiar la óptica de la situación, una noche habíamos quedado en jugar en último turno, ya teníamos reservada una de las canchas, y a mi compañero le surgió un compromiso post partido. Estaba apretado con los horarios por lo que la solución fue ducharnos en el club para acortar tiempos, sería el momento de mi mayor sorpresa, es que honestamente yo tengo un tamaño 'small' pero mi amigo, diablo, era un 'xxx-large', era increíble el tamaño de esa verga, y asumo que estaba tan impresionado que no podía dejar de mirársela con disimulo para no sonar gay, pero en reposo seguro era más larga y más gruesa que la mía en plena erección, y si así era 'muerta' no quise imaginar lo que sería 'parada'


Cuernos consentidosA partir de então as coisas mudariam sutilmente, eu comentei a José sobre a horrível bunda de Alexis, mas ela não se alterou, uma vez mais como tantas vezes me fez entender que minha pija a fazia feliz e que não lhe interessava experimentar outra, para ela o sexo não era questão de tamanho.

No entanto, a imagem do nosso amigo continuaria a rondar minha cabeça e deixaria de tomar as insinuações que fazia sobre minha esposa a sério, imaginar essa horrível bunda fazendo-a gozar diante dos meus olhos me fazia sangrar, sentir-a gemir, ser um espectador, apenas não podia controlá-lo e era inevitável terminar com uma ereção entre minhas pernas. Quando eu fazia amor à minha mulher, essa história se tornava recorrente em minha mente e me fazia ter os melhores orgasmos.

Voltei a insistir uma e outra vez com ela, mas me dava vergonha, temia que a tomasse como um sádico perverso ou simplesmente a fizesse se sentir desvalorizada como mulher, após tantos anos de convivência.

Com Alexis fui frontal e elogiando sua imensa bunda e a ideia de ela se ligar a José diante dos meus olhos, é mais, até dei detalhes do que eu teria gostado que lhe fizesse, o que me excitava, imaginando ser o diretor da minha própria película condicionada na qual meu amor seria a protagonista.

Alexis apenas riu e se condolceu comigo, sabia das negativas de minha mulher e que apenas ficariam em fantasias, ele seguia sendo muito respeitoso da situação e entendia a posição de José, até deslizou que ele apenas se conformaria como espectador, estava apaixonado pela forma como funcionava nosso casamento, e bastaria nos vermos em ação na cama.

E foi louco, porque esse mudança inesperada abriu novas ideias, José não pararia de estar sozinho comigo na cama, e honestamente, a horrível bunda de meu amigo me causava muita inveja e até um medo muito masculino de que ela pudesse comparar e que com ele mudassem as regras do jogo, para José eu era suficiente, mas claro, é justo. Menção que eu havia sido o seu único homem.
Não importava, pois minha esposa também não permitiria que isso acontecesse, nem como participante, nem como observador.
Com o passar do tempo, a ideia foi desaparecendo, foi caindo por peso próprio, José não era permeável nem mesmo a uma insinuação, então não havia objeto para nós seguíssemos traçando planos que nunca se tornariam realidade.

A metade de outubro, com uma primavera adentrada e temperatura de um verão que ainda não chegava, tivemos uma ceia benéfica no clube, a ideia era arrecadar fundos para um menino com leucemia, era filho de um dos rapazes da segurança e o tratamento era muito caro, foi um gesto bom e não podíamos faltar, os custos das cartões eram elevados, mas nada pareceu suficiente para uma causa tão nobre.

Lembro-me que José se havia colocado essas calças engomadas que se grudavam na pele, em tons de negros misturados com dourados, uns sapatos de cano curto com altos tacos e uma blusa solta e holgada que não conseguiu dissimular a generosidade dos seus peitos, a contemplou em silêncio enquanto ela estava desatinada para mim, concentrada frente ao espelho acomodando os cabelos e dando os últimos retoques ao maquiagem, garantindo que tudo estivesse perfeito nela, a gargantilha, os anéis, as joias e até o perfume doce da ocasião.

Nesses segundos que se me fizeram eternos, voltei a me enamorar daquela mulher, como os bons vinhos, o passar do tempo apenas a havia tornado mais desejável, mais apetitosa, com a sabedoria justa para ser erótica sem ser vulgar, onde o erotismo se leva em cada curva do seu corpo perfeito.
Uma sonrisa pintada nos meus lábios surpreendeu-a ao reparar em minha presença

O que está passando? - perguntou um tanto desconcertada
Nada... - deslizei a voz baixa - estou orgulhoso de você escolher-me cada dia...

A ceia foi alegre, exultante, exquisita, vivaz, notei que minha mulher estava bebendo demais, situação confirmada ao tentar um horrível karaoke em inglês, situação que apenas uma bebedeira lhe permitiria Fazer frente a cerca de cinquenta pessoas.
Eram cerca das quatro da madrugada quando nos dirigimos ao regresso, Alexis conduzia, eu ao seu lado e ela atrás, falando e rindo sozinha, apenas palavras inconexas.
Quando chegamos em casa, Jose parecia perdida, ao borde do ridículo, eu tentava sem sucesso fazer que baixasse a voz, e nosso amigo apenas ria, teve que estacionar o carro e ajudar-me a levar ela para dentro, foi de terror.

Mas uma vez que a porta da frente se havia fechado, as coisas mudaram, não o vi vindo, não o esperava, José começou a falar com franqueza de pessoa bêbada e com boca de prostituta de bordel, era outra mulher, desencajada, fora de eixo e encarava Alexis, perguntando se lhe parecia bonita e se realmente gostaria de ver como eu fazia sexo comigo.
Meu amigo estava na defensiva, em retirada e ria nervosamente, pois realmente não devíamos, mas talvez se...

Em minutos estávamos no living, nós nos beijando no sofá amplo, e Alexis observava de lado num dos indivuais.
Minha esposa estava feita uma puta, desconhecida, me beijava e apertava a minha pija sobre minhas roupas, eu lhe massajava o cu e mordisqueava as tetas, apesar da blusa, apesar do corpiño.
Sentia minha verga dura e um nerviosismo curioso, claro, não era normal ter um espectador na primeira fila enquanto tentava fazer sexo com minha mulher.
Mas nos arranjamos, jogando, cruzamos beijos quentes e ela às vezes desviava os seus olhos para nosso convidado, nos desnudamos e foi evidente que minha mulher se sentiu centro da cena, ela tinha a situação sob controle, Alexis estava perdido com os olhos cravados no cu de minha querida, em seus peitos turgentes, em suas pernas, em seu ventre e em seu sexo pubicamente depilado.

Ela tomou meu pênis entre seus dedos e o meteu em seu orifício, começou a cavalgá-la e a gemir muito rico, perguntando a Alexis cada tanto se isso era o que tanto desejava. Alexis não pode mais, e em algum ponto havia sacado sua verga, estava imenso e chorrendo, era indescritível, e Não fui o único em ver esse detalhe, olhei os olhos da minha esposa para verificar que ela pouco a pouco se perdía no sexo do nosso amigo.
O quadro me fez irresistível, pois ela me cavalgava com luxúria, mas sua atenção não estava em mim, sim em ele, em sua enorme e apetecível pija. Jose gemia descontrolada acariciando-se os peitos e mamilos com uma mão, seu pubis e clitóris com a outra, com sua concentração em outro lado, no sofá que estava à frente, se mordia com força o lábio inferior e tentei adivinhar em alguns segundos o que diabos estava pensando, porque minha companheira de vida repentinamente era uma estranha.

Nao pude resistir, a tomei com forças pelas cadeiras e com a rapidez de um adolescente inexperiente lhe preenchi a conchita de leite.

Então viria a magia. Jose saiu daquele lugar, se aproximou nua ao lado de Alexis, só se arrodillou, a observou ainda incrédula, sua pija estava toda chorreada de esse líquido transparente produto de uma calentura contida. Ela sacou a língua e o saboreou com cadência, com luxúria, não podia creer, os lábios da minha mulher beijando outra pija que não era a minha, ele me olhou ainda titubeando, como esperando minha aprovação, não saíamos de nossos assombros.

Josefina pareceu desentender-se da minha presença e tratava em vão meter uma pija tão grande em sua pequena boca, apenas se podia com seu glande nu e apenas se respirava calor no ambiente. O meu amigo parecia se relajar e acomodar-se à nova situação, por parte minha, só via arrodillada muito concentrada no seu, dando lamadas muito ricas e sabrosas. Para minha surpresa, verificaria que eu estava fora do jogo, pareceu ter-se esquecido de mim, ignorando-me por completo.
Nesse momento tentei me colar no jogo porque havia asumido que estaríamos fazendo um trío, fui decidido sobre a minha mulher para que tivesse a possibilidade de chuparmos a ambos, mas ela apenas me rechaçou, me olhou e disse muito segura de si

Não, não, não senhor, acaso você não queria nos ver juntos? Pois então se sente e... Ela nos vê.Pau grandeFoi o momento de aceitar que não haveria um trio, apenas uma troca de papéis e eu seria agora o observador de luxo. Jose levou Alexis ao sofá grande e me deixou de lado sobre o pequeno, forçou-o a se recostar e então sentou-se sobre seu rosto, a imagem que recebia era muito sexy, meu amigo fazendo sexo oral e ela se tocando de forma muito provocativa, era uma atuação que eu estava recebendo, com gemidos incluídos.

Mas essa situação não duraria muito tempo, de repente Alexis tomaria o controle do jogo, agora não seria mais aquele homem amável e educado que tanto conhecíamos, não, agora estava no comando, intempestivo e brioso. Em dois movimentos, abusando de sua força masculina, pôs minha mulher em quatro patas, com seu enorme traseiro apontando direto para meus olhos, na penumbra podia notar como meu próprio sêmen havia escorrido da sua concha e havia jorrado pelas suas pernas de forma muito rica.

Meu amigo então começou a lubrificar o seu cu com saliva e dedos, e também escupia sobre sua enorme verga.
Jose intuiu as intenções e protestou com veemência

O que você está fazendo? Você está louco? Não faça isso! Não me mate!
Mas Alexis havia apoiado uma de suas mãos na espalda de minha mulher, a mantinha imóvel, então me olhou com um sorriso marcado, um sorriso de pecado e complicidade, eu o olhei nos olhos e nesses segundos lembrava todas as conversas que havia tido com ele sozinho, coisas que teria gostado de ver em um hipotético encontro que nunca ocorreria.
Então se esqueceu de mim e foi por tudo, foi querer dar-lhe por trás, e ela começou a patalear como uma criança caprichosa, dizendo que era grande e que doía, ele apenas lhe dava um tempo de descanso para voltar à carga, uma e outra vez. Em algum momento temia que lastimasse, Alexis tinha uma pija de oito ou nove centímetros de diâmetro, um animal, mas minha sucia e perversa morbosidade apenas me animavam a deixar que tudo ocorresse.

No final, ela não aguentou mais, e vi como lentamente os vinte centímetros de carne se perdia Pouco a pouco no traseiro do meu amor
Ele começou com o jogo de meter e sacar e com isso José apenas arrancou com gemidos para dar passo a gritos e sacudões, imaginei aos nossos vizinhos próximos e todo se me fez emocionante, demais, porque certamente poderiam ouvir tudo.
Alexis pegou as mãos dela e forçou-a a levá-las às nádegas, para que se abrissem, então ele, de vez em quando, sacava-a e se fazia à lado, apenas para que eu visse, diabos, o coração parecia saltar do meu peito, José tinha o cuu tão dilatado como as melhores atrizes pornôs e me animo a dizer que esses segundos de excitação visual foram os mais perfeitos da minha prolongada sexualidade e então Alexis voltava a dar-lhe outra andada de metralheta cada vez que aquele esfíncter tentava fechar.
Minha mulher era uma puta, uma perra, quando se punha por trás gemia e protestava à viva voz porque lhe doía demais, mas quando se sacava era pior, só rogava para que lhe desse verga outra vez.

Volviu a mudar de posição, adivinhei como seguiria o jogo porque muitas vezes havíamos planejado.
Agora ela recostada, boca acima, ainda agitada, Alexis foi por trás, se acomodou e apoiou os testículos na frente para passar-lhe a verga por toda a cara, o glande ia mais longe de sua pera, era intimidante, impressionante, e começou a masturbar seu tronco. Minha mulher abria a boca e sacava a língua para passá-la pela parte inferior da cabeça desnuda, com desejo, perdida, mas estava claro que só se fazia o que ele queria fazer, ele manipulava os tempos, o alcance e quanto deixava que ela lamiasse, até às vezes a afastava tanto que José, por mais que se estirava, apenas conseguia ficar com as vontades

Me senti acabar novamente, já não podia resistir e notei que meu amigo estava no mesmo ponto, de repente, um líquido branco começou a fluir lentamente da ponta da sua pija, muito lento, correndo desde o buraco até chegar por gravidade aos lábios e língua da minha amada, ela seguia estirando sua língua para fora da Boca para chegar ao apetitoso glândulo que estava em plena ebulição, e vi como pouco a pouco todo parecia nevar-se em esperma.

Foi muito rico ver isso, como se um frasco de mel aberto se esvaziara e todo seu conteúdo se derramasse lentamente.

O movimento da garganta da minha esposa me deixava notar como à medida que sua boca se enchia, ela degustava e engolia pouco a pouco, até que apenas restaram gotas para lamber.

Ao terminar, Alexis meteu o glândulo na boca, deixando-a trabalhar para desfrutar dos últimos minutos de prazer, enquanto ele me olhava como se estivesse desfrutando de ter cumprido a fantasia da qual tínhamos falado várias vezes.

A calma e o silêncio haviam regressado à habitação, Jose se desentendeu da sua amante, se sentou ao meu lado, nua, com as pernas abertas rodeando as minhas, apoiou os braços em meus ombros, me olhou fixamente sobre sua posição elevada em relação à minha e me beijou suavemente, com paixão, metendo sua língua até meu sinapismo.

É verdade, mesmo pareceu que eu sentia no beijo o gosto ao esperma de Alexis, se segundos antes lhe havia chupado a verga como uma puta, mas não me incomodei, sabia que era amor, apenas amor puro.

Passou o tempo, a história nunca mais voltou a repetir-se, Alexis voltou a ser o cavalheiro que sempre fora e soube se posicionar no seu lugar, respeitando as decisões da minha mulher. Jogamos tênis de quando em quando, somos amigos, foi uma experiência que vivemos e desfrutamos no momento, não falamos muito sobre o assunto.

É curioso, mas quando ele e ela cruzam suas miradas, se percebe no ambiente como um resquício de vergonha, como se ambos quisessem assumir que essa noite apenas havia ocorrido em sonhos.

Com minha querida Jose as coisas nunca mudaram, foi uma experiência louca e agora, nada mais, não falamos muito sobre o assunto e sempre sorrio, rimo com nervosismo e só digo que foi culpa da embriaguez, embora nunca acabe de crer, ao menos, soube que, apesar dos tamanhos, minha hombridade não havia sido ferida em seu Orgulho
Sorrio, lembro que costumo brincar com meu amigo, nas conversas entre homens, sempre lhe digo que quando eu faço amor com ele, quando tenho ele em quatro, quando olho seu culinho, é impossível não lembrar dele.

Nota: para dar dimensão à história, compartilho uma foto minha e uma de Alexis