Primero, todas las entregas de los mejores post
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa---parte-1-de-3-.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4389002/Mi-amada-esposa---parte-2-de-3-.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4436535/Mi-amada-esposa---parte-3-de-3.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802856/Mi-amada-esposa-parte-4.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802863/Mi-amada-esposa---parte-5.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4868469/Mi-amada-esposa---parte-6.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4896522/Mi-amada-esposa---parte-7.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4905961/Mi-amada-esposa---parte-8.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4915721/Mi-amada-esposa---parte-9.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4956318/Mi-amada-esposa---parte-10.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4965835/Mi-amada-esposa---parte-11.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4974651/Mi-amada-esposa---parte-12.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4985411/Mi-amada-esposa---parte-13.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4991203/Mi-amada-esposa---parte-14.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/5001091/Mi-amada-esposa---parte-15.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/5030636/Mi-amada-esposa---parte-16.html
Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos
LA RIFA
Virtudes? me considero inteligente, bonita, atractiva, excelente en la cama, complaciente con el sexo opuesto, muy buena con las matemáticas y en consecuencia, muy buena con el dinero y con los negocios
Defectos? egocéntrica, narcisista, creída, holgazana y muy acomplejada por el tamaño diminuto de mis pechos, de carácter complicado, de explotar con facilidad por cualquier motivo
Dejo a consideración de quien lee, tomar el hecho de que me guste demasiado la verga sea una virtud o un defecto
Vengo de una familia con una relación complicada, de enfrentamientos eternos con mis padres, con ambos. Yo era una tonta adolescente, no me gustaba estudiar, había repetido año, tampoco quería trabajar, ni siquiera en los quehaceres domésticos, solo me interesaba perder el tiempo tirada en la cama escuchando música.
Y mientras los chicos y chicas de mi edad estaban ya en proyectos de una vida futura, yo solo andaba de putita, besando a uno y a otro, por acá y por allá, enredándome entre sábanas y sin pensarlo me hice una adicta al sexo opuesto, y empecé con algún pequeño obsequio y terminé cobrando por lo que hacía
Así, en esos locos primeros años tuve muchos chicos de encuentros casuales y por dinero, no era la típica puta que estaba parada en una esquina por clientes casuales, no, mi nombre estaba de boca en boca de conocidos y siempre busqué esos encuentros de clientes por así decirlo.
Hice buena plata, no voy a negarlo, me permitía vivir bien, comprarme las ropas que a mí me gustaban y poder pagar el alquiler del departamento de un ambiente de calle Florida. No me avergüenza decirlo, mientras mis pares de años anteriores se ganaban el dinero con su cabeza, o con sus manos, yo me lo ganaba con el sudor de mi entrepierna y tal vez lo único doloroso fuera ganarme el destierro eterno de la casa de mis padres.
Y así también me involucraría sentimentalmente con el único hombre al que le entregué mi corazón, Feliciano, y casualmente él no era uno más de mis clientes.
En esos días él trabajaba en una farmacia pequeña que estaba retirada en una galería del barrio, yo siempre iba a ese lugar por la discreción que me daba la ubicación, y el era el único empleado y con quien yo hablaba, ya que el dueño era un viejo ermitaño de mal carácter.
El chico era un rebelde, de cabellos desprolijos y hasta parecía un tanto abandonado, incumplidor con los horarios, un tanto irresponsable y honestamente no entendía como podía trabajar en ese sitio en el que no cuajaba.
Era simpático, siempre me daba charla y siempre me sacaba una sonrisa, aun en mis peores días.
A él le llamaba la atención que fuera siempre por el mismo motivo, a comprar preservativos, en una cantidad anormal y me reía por dentro de lo que él pensara de mí, seguro imaginaba que era una ninfómana. Y no era solo eso, también compraba lubricantes, geles íntimos y toda cosa que él tuviera en estantería para uso íntimo
Con el correr del tiempo, y ya con más con más confianza, Luciano supo a que me dedicaba y entendió el motivo, así que él sabía todo sobre mi pasado, me conoció como era y no le importó en la forma en que me ganaba la vida.
Y solo se hizo habitual que me preguntara como andaban mis cosas, mi vida, como me trataban mis casuales clientes y sin darnos cuenta empezamos a salir y terminamos en la cama, como amantes.
Me cogió muy rico y me sentí bien en sus brazos, me trató como a una mujer y no me hizo sentir una puta, a pesar de mi vida, y que lo podría haber hecho, Luciano había pasado la prueba de fuego y asumí que me estaba enamorando de ese hombre
En poco tiempo el perdería su empleo, era obvio que sucedería tarde o temprano, estar todo el día prisionero detrás de un mostrador no era lo suyo, no era un pájaro que pudiera sobrevivir enjaulado.
Y se dedicó a lo suyo, a lo que le gustaba, una vida de tatuajes, músculos y motos, amaba las motocicletas y sabía mucho de mecánica así que se armó de una clientela a quien reparar sus monstruos de dos ruedas
Yo seguía con lo mío, no lo ocultábamos, todos lo sabían y a él no le molestaba en absoluto, sus monedas y las mías pagaban nuestras necesidades.
El cruce de Teodoro en mi vida sería solo por azar, situación típica, caminaba por la acera demasiado concentrada en mi celular, sin reparar que llegaba a la esquina y debía cruzar la calle, la estridente frenada del coche me sobresaltó y en un segundo me había golpeado en las piernas y me había hecho caer al piso, para golpear con fuerza mi cadera. No fue nada, pero quedé muy adolorida y en minutos se llenó el lugar de curiosos, el viejo Teodoro, quien conducía el coche parecía asustado, se había aflojado el nudo de la corbata y había soltado un par de botones de su camisa sudada, no sabía cómo pedirme disculpas a pesar que la culpa había sido solo mía.
Solo había sido un susto, sin embargo el viejo insistió en llevarme hasta un hospital para que me revisaran.
Con un poco de ayuda subí a su lado en el coche y con un poco más de tranquilidad pude ver en ese entorno que el tipo era un ricachón, ese coche parecía una nave espacial y sus prendas eran demasiados finas, Teodoro tenía muy pocos cabellos blancos como la nieve, cortados casi al ras, como púas perdidas en medio de una pronunciada calvicie, usaba unos bigotes abundantes como gruesos mostachos, su rostro arrugado me dejaba notar unos setenta años y un perfume dulzón invadía todo el habitáculo.
Cuando Luciano llegó al hospital yo ya estaba por retirarme, dolorida, si, pero con todo en orden, ellos se cruzaron, mi pareja y la persona que me había atropellado, cambiamos palabras entre los tres y el viejo no dejaba de disculparse por lo sucedido, y como para querer compensar, metió la mano en su traje, sacó su billetera y junto a su tarjeta personal nos dejó varios billetes acomodos, demasiado dinero por si necesitáramos algo.
Y fue así que empezó un cambio en mi vida, Luciano vio el negocio, yo hice los números, los chicos con los que me acostaba cogían mucho pero tenían los bolsillos vacíos, en cambio el viejo cogería muy poco y tendría todo el dinero que necesitara tener, solo era ganar y ganar
Con la complicidad de mi pareja, sacamos ventaja de ese accidente y me transformé en la joven amante del viejo y cada vez que podía, me pasaba a buscar por casa, y a veces se quedaba con Luciano hablando de motos, y en esas horas de hotel supe cosas típicas que imaginé saber.
Tenía familia, esposa, que obviamente ya estaba vieja y siempre le habían gustado las jovencitas como yo por fuera de su vida marital, el típico doble cara, doble moral, su familia perfecta para las luces de la sociedad y acostarse con putitas en las oscuras sombras de la clandestinidad.
Teodoro ponía muy buenos billetes y le daba el mejor servicio que pudiera darle, sin restricciones, la mejor puta que pudiera ser para él, porque cuanto más puta era más dinero podía sacarle. El viejo pareció obsesionarse conmigo y siempre buscaba la forma de deshacerse de su esposa, y la muy cornuda estaba ajena a todo lo que sucedía a sus espaldas.
Cuando me dijo de ese fin de semana especial, donde su esposa estaría de viaje gracias a su insistencia, donde el no la acompañaría por excusas de trabajo, donde su plan secreto era encerrarse entre cuatro paredes conmigo, adiviné que no era una buena idea.
Pero él me estaba haciendo millonaria y el plan le venía como anillo al dedo a mi pareja que estaba con ideas de cambiar su motocicleta.
Las cosas terminarían mal, el viejo abusó de sus pastillas para poder mantenerme el ritmo y no solo se le paró la pija, también se le paró el corazón.
Fue terrible, pasé unos días bajo arresto hasta que los forenses confirmaran la causa de muerte, con su rostro azulado dibujado en mi mente, con la imagen del cuerpo inerte y esa manera de pedir ayuda en forma desesperada, pero ahí recién empezarían los problemas para nosotros, cuando toda la historia salió a la luz.
Una pobre mujer, de vida respetable, en una familia ejemplar, engañada por su marido, por una putita que le sacaba la plata en complicidad con su pareja, así se vieron y se juzgaron las cosas y ya no hubo vuelta a atrás.
Nos ganamos el desprecio de todo el pueblo que sin miramientos tomó partido por la viuda, nos odiaron, nos hicieron la vida imposible, ni siquiera querían vendernos alimentos para subsistir.
Intenté volver a mis días previos a Teodoro, pero los jóvenes ya no parecían interesados en cogerme por dinero, era una mujer oscura a los ojos de todos y nadie o casi ninguno quería arriesgarse a que vincularan su nombre con el mío, Incluso Luciano perdió la mayoría de sus clientes, hasta algunos amigos que juraban dar su vida por él.
En fin, nuestros ingresos mermaron, nuestras deudas crecieron y nos sentimos aislados como enfermos contagiosos en nuestro propio pueblo.
Llegamos a un punto de no retorno y decidimos solo desaparecer y empezar de nuevo, en un sitio distante, donde nadie nos conociera.
Nós nos instalamos em uma nova cidade, onde havia um cordão industrial vibrante, com muitas empresas de variados setores, cheias de trabalhadores, alguns naturais, outros que vinham desde lugares distantes, por contratos, um lugar ideal para desenvolver minhas habilidades sexuais, como um doce em uma colmeia e voltei a fazer como nos velhos tempos, muito sexo, pouco dinheiro.
O nome 'Jeniffer' se tornou popular na boca dos trabalhadores, correu de um lado a outro como um reguero de pólvora e com os meios tecnológicos atuais não demoraria para ser uma prostituta famosa.
A Luciano não importava que eu experimentasse cinco ou seis cocks diferentes por dia se isso justificava quase todo o ingresso da parceria, porque ele havia se jogado em holofilia, beber cerveja e desfrutar do suor de meu uso da palavra: pussy.
Mas minha parceira era ambiciosa e seu sonho de mudar sua motocicleta havia sido truncado com a morte do velho Teodoro e a fila interminável de amantes pagos que ela tinha não alcançava a compensar o bolso generoso do pobre falecido.
Então teve a ideia, uma rifa, pela lotería nacional, cem números bem pagos para os primeiros dez afortunados, todos juntos, em manada, consultou-me para saber minha opinião e não demorei muito para dar-lhe a resposta.
Meu pensamento sobre isso? Honestamente? Estar com dez homens ao mesmo tempo era mais que um desafio, tão perigoso como intrigante, não seria fácil, mas era uma oportunidade única que certamente não se repetiria.
Além disso, me intrigava e me excitava saber quanto interesse haveria, quão deseável podia ser e quanto pagariam por mim, me sentia um tesouro em leilão e meu ego feminino estava em jogo.
E a receção foi maior do que esperada, os números se esgotaram rapidamente e Luciano se arrependeu de não ter posto mais números ou talvez vendido-os a um valor muito maior, mas era verdade que havia feito os cálculos com base no que lhe faltava para mudar sua motocicleta, era suficiente, talvez outra oportunidade, em outro jogo.
Contamos os bilhetes com muito regozijo e um tanto em brincadeira, um tanto em seriedade, Luciano dizia que me lavaria bem, porque tanto roçava me ia a polir.
Vivemos o sorteio vespertino em casal, copa de vinho mediante, escutando com atenção cada número que saía, com a lista à mão dos cem participantes, apenas para ir anotando os dez afortunados, e quando chegou a meia-noite, era apenas questão de entregar o prêmio compartido aos ganhadores.
Essa manhã de domingo eu me preparei para a ocasião, isso requeria um esforço extra e apoiei-me em Luciano para decidir como devia me ver, projetei nas suas miradas as possíveis miradas dos meus afortunados ganhadores, me depilei por completo, como costumava fazer, e olhei meu corpo nu diante do grande espelho do banheiro, via-me muito magra, era que estava magra, mas atraente, com meus cabelos loiros longos de lado, o meu traseiro ainda se via firme e em forma e os meus pequenos peitos talvez pela primeira vez não me desagradaram e me senti conformada comigo mesma, um vestido preto até a metade da perna cobriu meu corpo, com a suficiente audácia para deixar notar que não usava calcinha, onde os meus mamilos filosos pareciam querer rasgar a tela. Cortei a escuridão do preto com um colar ampuloso em prateado, cujas pontas chegavam quase ao meu umbigo, pus tacos altos, maquilli-me um pouco, pequenos anéis e uma última olhada no espelho para verificar que o objetivo estava cumprido, ver-me como uma fina dama, porque disso se tratava, fazer algo diferente, algo que valeria a pena, essa vez não seria apenas a puta pegando com os operários sem rosto do monte.
A buzina do remisse me deixou saber que era hora, Luciano beijou-me na boca apertando uma de minhas nádegas com discrição, disse que estava linda e que tudo sairia bem.
O viagem foi rápida e ao chegar ao salão, apenas me senti a rainha do lugar.
A mesa estava já preparada, meu lugar era à cabeceira, cinco pratos de um lado e cinco ao outro, olhei para o entorno, o salão era bem humilde, mas todos os detalhes estavam cuidados e parecia ter outro nível. Saudé aos afortunados, foi cômico porque adivinhei que mais de um se sentia incómodo vestido de gala, especialmente o gordo Alfio, que já havia deixado o saco de lado e se havia arremangado as mangas da sua camisa branca. Todos me haviam abraçado já, em maior ou menor oportunidade, conhecia de memória cada uma das suas cocks, seus gostos, e até seus segredos, mas isso era um reiniciar, era o prêmio de uma rifa muito cobiçada e faríamos que valeria a pena. No almoço os cavalheiros se comportaram, e o fato de falarem coisas sobre homens me deixou um pouco fora do jogo, situação que me deu a possibilidade de reparar em detalhes que normalmente não haveria reparado, rostos, cabelos, gestos, costumes, palavras e após comer o postre decidi que era suficiente. Me parei, fiz uma volta ao redor da mesa deixando um por um preservativos à disposição, e quando tive a atenção de todos, fez-se um profundo silêncio e só deixei cair meu vestido no chão, ficando completamente nua, apenas coberta pelo amplo colar. Foi um tanto cômico, como uma jauria de cachorros atrás da puta em celo se lançaram sobre mim, fechei os olhos, para só sentir lábios de estranhos beijando os meus, línguas intrusas procurando chegar à minha garganta, e mãos indiscretas acariciando cada recanto do meu corpo, meu ventre, meus peitos, meus braços, minhas pernas, meus glúteos, meus cabelos, minha pussy raspada. Minhas mãos iam de um para outro, soltando botões de camisas, passando silenciosamente por sobre cocks duras e só foi meu turno de cair de joelhos, não alcançavam a rodear, apenas se iam turnando, passava uma cock pela minha boca, outra e outra, minhas mãos se concentravam para um lado e outro em outras cocks que iam rotacionando, olhava os homens nos olhos, um a um e me dava um tapa no rosto com carne dura, estava úmida, molhada, quente. Fizeram-me levantar, parada sobre meus pés, com as pernas retas, mas arqueada para frente para seguir chupando e chupando, alguém me deu uma nalgada e refregou seu sexo sobre o meu, ao final eu fui penetrado e começou a me pegar muito gostoso. Eles se rotavam por minha pussy e pela minha boca, faziam-me gritar e não podia com tudo, agarravam os meus cabelos e forçavam-me a preencher minha boca, com uma, com duas
me recostaram sobre a mesa, cruzada, minhas pernas para um lado, minha cabeça pendendo para o outro, via tudo patas para cima, e ali começaram novamente, por um lado, por outro e alguns me meteram pelo cu sem pedir permissão, me seguiram dando, agora já por os três lados, à escolha e em verdade tenho que dizer, embora soe muito puta, que era todo um sonho perfeito para mim, perdi a noção de quantos orgasmos havia tido já e só me havia transformado em uma máquina sexual sedenta de cocks
me penetraram por frente e por trás ao mesmo tempo, como salvajes forajidos, e pareceram empenhados em dar-me a melhor sessão do sexo anal da minha vida, pareciam obcecados em deixar meu cu todo aberto, até me meteram dois ao mesmo tempo por um bom rato, até tirar-me a respiração
o relógio de parede dava cerca das sete da tarde quando tudo chegava a seu fim, o meu corpo havia sido coberto por sêmen quase sem exceção, pela frente, pela trás, por cima, por baixo, no meu rosto, nos meus cabelos. No meu boca sentia ainda a mistura de melaza masculina correndo minha língua, não sabia quanto havia ingerido já, o meu punho entrava quase completamente em meu esfíncter doído e realmente tinha toda a vagina irritada, não podia mais, mas tive a consciência tranquila, o prêmio havia valido a pena
fui ao pequeno banheiro por uma rápida ducha para sacar-me todo o lastro de cima, só deixei cair água fria em cada canto do meu corpo porque honestamente tudo me doía a morrer, fiz alguns buches de água para tirar o sabor puta que tinha na boca e então me sequei muito por cima, deixando minha pele Húmida. Miré o relógio novamente, o remisse estaria por chegar em qualquer momento, pus o meu melhor vestido negro, embora essa vez notasse até feridos meus mamilos e o simples roçar com a roupa sabia-se a tortura. No entanto, pus a minha cara mais bonita, desenhei um sorriso no meu rosto, e com os cabelos ainda escorrendo água, despedi cortesmente cada um dos afortunados amantes do turno. Não passaria muito tempo antes que Luciano finalmente pudesse se dar o prazer de cavalgar em sua nova motocicleta, sair para dar voltas pelo povoado e passear ao meu lado, sentada atrás, sacando traseiro, agarrada à cintura, sabendo na mirada de cada homem a forma como havia juntado o dinheiro para poder comprá-la. E não há muito mais que contar nessa história, apenas a vivência de ter tido a oportunidade de fazer realidade algo que poucas podem, estou feliz ao lado do meu homem, meu louco boêmio que me permite ser complacida por rapazes de ocasião. A vezes, em algum final de semana de calor, gostamos de voltar ao nosso povoado, apenas para dar uns voltas, para lembrar um pouco o nosso início e mostrar a toda essa gente como vamos bem na nossa nova vida. Estamos organizando uma nova rifa, a ideia é melhorar aquele primeiro encontro, temos muitas ideias novas, e se quiser participar, basta me escrever. Se gostou da história, pode escrever-me com o título A RIFA para dulces.placeres@live.com
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa---parte-1-de-3-.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4389002/Mi-amada-esposa---parte-2-de-3-.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4436535/Mi-amada-esposa---parte-3-de-3.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802856/Mi-amada-esposa-parte-4.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4802863/Mi-amada-esposa---parte-5.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4868469/Mi-amada-esposa---parte-6.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4896522/Mi-amada-esposa---parte-7.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4905961/Mi-amada-esposa---parte-8.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4915721/Mi-amada-esposa---parte-9.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4956318/Mi-amada-esposa---parte-10.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4965835/Mi-amada-esposa---parte-11.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4974651/Mi-amada-esposa---parte-12.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4985411/Mi-amada-esposa---parte-13.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4991203/Mi-amada-esposa---parte-14.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/5001091/Mi-amada-esposa---parte-15.html
http://www.poringa.net/posts/imagenes/5030636/Mi-amada-esposa---parte-16.html
Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos
LA RIFA
Virtudes? me considero inteligente, bonita, atractiva, excelente en la cama, complaciente con el sexo opuesto, muy buena con las matemáticas y en consecuencia, muy buena con el dinero y con los negocios
Defectos? egocéntrica, narcisista, creída, holgazana y muy acomplejada por el tamaño diminuto de mis pechos, de carácter complicado, de explotar con facilidad por cualquier motivo
Dejo a consideración de quien lee, tomar el hecho de que me guste demasiado la verga sea una virtud o un defecto
Vengo de una familia con una relación complicada, de enfrentamientos eternos con mis padres, con ambos. Yo era una tonta adolescente, no me gustaba estudiar, había repetido año, tampoco quería trabajar, ni siquiera en los quehaceres domésticos, solo me interesaba perder el tiempo tirada en la cama escuchando música.
Y mientras los chicos y chicas de mi edad estaban ya en proyectos de una vida futura, yo solo andaba de putita, besando a uno y a otro, por acá y por allá, enredándome entre sábanas y sin pensarlo me hice una adicta al sexo opuesto, y empecé con algún pequeño obsequio y terminé cobrando por lo que hacía
Así, en esos locos primeros años tuve muchos chicos de encuentros casuales y por dinero, no era la típica puta que estaba parada en una esquina por clientes casuales, no, mi nombre estaba de boca en boca de conocidos y siempre busqué esos encuentros de clientes por así decirlo.
Hice buena plata, no voy a negarlo, me permitía vivir bien, comprarme las ropas que a mí me gustaban y poder pagar el alquiler del departamento de un ambiente de calle Florida. No me avergüenza decirlo, mientras mis pares de años anteriores se ganaban el dinero con su cabeza, o con sus manos, yo me lo ganaba con el sudor de mi entrepierna y tal vez lo único doloroso fuera ganarme el destierro eterno de la casa de mis padres.
Y así también me involucraría sentimentalmente con el único hombre al que le entregué mi corazón, Feliciano, y casualmente él no era uno más de mis clientes.
En esos días él trabajaba en una farmacia pequeña que estaba retirada en una galería del barrio, yo siempre iba a ese lugar por la discreción que me daba la ubicación, y el era el único empleado y con quien yo hablaba, ya que el dueño era un viejo ermitaño de mal carácter.
El chico era un rebelde, de cabellos desprolijos y hasta parecía un tanto abandonado, incumplidor con los horarios, un tanto irresponsable y honestamente no entendía como podía trabajar en ese sitio en el que no cuajaba.
Era simpático, siempre me daba charla y siempre me sacaba una sonrisa, aun en mis peores días.
A él le llamaba la atención que fuera siempre por el mismo motivo, a comprar preservativos, en una cantidad anormal y me reía por dentro de lo que él pensara de mí, seguro imaginaba que era una ninfómana. Y no era solo eso, también compraba lubricantes, geles íntimos y toda cosa que él tuviera en estantería para uso íntimo
Con el correr del tiempo, y ya con más con más confianza, Luciano supo a que me dedicaba y entendió el motivo, así que él sabía todo sobre mi pasado, me conoció como era y no le importó en la forma en que me ganaba la vida.
Y solo se hizo habitual que me preguntara como andaban mis cosas, mi vida, como me trataban mis casuales clientes y sin darnos cuenta empezamos a salir y terminamos en la cama, como amantes.
Me cogió muy rico y me sentí bien en sus brazos, me trató como a una mujer y no me hizo sentir una puta, a pesar de mi vida, y que lo podría haber hecho, Luciano había pasado la prueba de fuego y asumí que me estaba enamorando de ese hombre
En poco tiempo el perdería su empleo, era obvio que sucedería tarde o temprano, estar todo el día prisionero detrás de un mostrador no era lo suyo, no era un pájaro que pudiera sobrevivir enjaulado.
Y se dedicó a lo suyo, a lo que le gustaba, una vida de tatuajes, músculos y motos, amaba las motocicletas y sabía mucho de mecánica así que se armó de una clientela a quien reparar sus monstruos de dos ruedas
Yo seguía con lo mío, no lo ocultábamos, todos lo sabían y a él no le molestaba en absoluto, sus monedas y las mías pagaban nuestras necesidades.
El cruce de Teodoro en mi vida sería solo por azar, situación típica, caminaba por la acera demasiado concentrada en mi celular, sin reparar que llegaba a la esquina y debía cruzar la calle, la estridente frenada del coche me sobresaltó y en un segundo me había golpeado en las piernas y me había hecho caer al piso, para golpear con fuerza mi cadera. No fue nada, pero quedé muy adolorida y en minutos se llenó el lugar de curiosos, el viejo Teodoro, quien conducía el coche parecía asustado, se había aflojado el nudo de la corbata y había soltado un par de botones de su camisa sudada, no sabía cómo pedirme disculpas a pesar que la culpa había sido solo mía.
Solo había sido un susto, sin embargo el viejo insistió en llevarme hasta un hospital para que me revisaran.
Con un poco de ayuda subí a su lado en el coche y con un poco más de tranquilidad pude ver en ese entorno que el tipo era un ricachón, ese coche parecía una nave espacial y sus prendas eran demasiados finas, Teodoro tenía muy pocos cabellos blancos como la nieve, cortados casi al ras, como púas perdidas en medio de una pronunciada calvicie, usaba unos bigotes abundantes como gruesos mostachos, su rostro arrugado me dejaba notar unos setenta años y un perfume dulzón invadía todo el habitáculo.
Cuando Luciano llegó al hospital yo ya estaba por retirarme, dolorida, si, pero con todo en orden, ellos se cruzaron, mi pareja y la persona que me había atropellado, cambiamos palabras entre los tres y el viejo no dejaba de disculparse por lo sucedido, y como para querer compensar, metió la mano en su traje, sacó su billetera y junto a su tarjeta personal nos dejó varios billetes acomodos, demasiado dinero por si necesitáramos algo.
Y fue así que empezó un cambio en mi vida, Luciano vio el negocio, yo hice los números, los chicos con los que me acostaba cogían mucho pero tenían los bolsillos vacíos, en cambio el viejo cogería muy poco y tendría todo el dinero que necesitara tener, solo era ganar y ganar
Con la complicidad de mi pareja, sacamos ventaja de ese accidente y me transformé en la joven amante del viejo y cada vez que podía, me pasaba a buscar por casa, y a veces se quedaba con Luciano hablando de motos, y en esas horas de hotel supe cosas típicas que imaginé saber.
Tenía familia, esposa, que obviamente ya estaba vieja y siempre le habían gustado las jovencitas como yo por fuera de su vida marital, el típico doble cara, doble moral, su familia perfecta para las luces de la sociedad y acostarse con putitas en las oscuras sombras de la clandestinidad.
Teodoro ponía muy buenos billetes y le daba el mejor servicio que pudiera darle, sin restricciones, la mejor puta que pudiera ser para él, porque cuanto más puta era más dinero podía sacarle. El viejo pareció obsesionarse conmigo y siempre buscaba la forma de deshacerse de su esposa, y la muy cornuda estaba ajena a todo lo que sucedía a sus espaldas.
Cuando me dijo de ese fin de semana especial, donde su esposa estaría de viaje gracias a su insistencia, donde el no la acompañaría por excusas de trabajo, donde su plan secreto era encerrarse entre cuatro paredes conmigo, adiviné que no era una buena idea.
Pero él me estaba haciendo millonaria y el plan le venía como anillo al dedo a mi pareja que estaba con ideas de cambiar su motocicleta.
Las cosas terminarían mal, el viejo abusó de sus pastillas para poder mantenerme el ritmo y no solo se le paró la pija, también se le paró el corazón.
Fue terrible, pasé unos días bajo arresto hasta que los forenses confirmaran la causa de muerte, con su rostro azulado dibujado en mi mente, con la imagen del cuerpo inerte y esa manera de pedir ayuda en forma desesperada, pero ahí recién empezarían los problemas para nosotros, cuando toda la historia salió a la luz.
Una pobre mujer, de vida respetable, en una familia ejemplar, engañada por su marido, por una putita que le sacaba la plata en complicidad con su pareja, así se vieron y se juzgaron las cosas y ya no hubo vuelta a atrás.
Nos ganamos el desprecio de todo el pueblo que sin miramientos tomó partido por la viuda, nos odiaron, nos hicieron la vida imposible, ni siquiera querían vendernos alimentos para subsistir.
Intenté volver a mis días previos a Teodoro, pero los jóvenes ya no parecían interesados en cogerme por dinero, era una mujer oscura a los ojos de todos y nadie o casi ninguno quería arriesgarse a que vincularan su nombre con el mío, Incluso Luciano perdió la mayoría de sus clientes, hasta algunos amigos que juraban dar su vida por él.
En fin, nuestros ingresos mermaron, nuestras deudas crecieron y nos sentimos aislados como enfermos contagiosos en nuestro propio pueblo.
Llegamos a un punto de no retorno y decidimos solo desaparecer y empezar de nuevo, en un sitio distante, donde nadie nos conociera.
Nós nos instalamos em uma nova cidade, onde havia um cordão industrial vibrante, com muitas empresas de variados setores, cheias de trabalhadores, alguns naturais, outros que vinham desde lugares distantes, por contratos, um lugar ideal para desenvolver minhas habilidades sexuais, como um doce em uma colmeia e voltei a fazer como nos velhos tempos, muito sexo, pouco dinheiro.
O nome 'Jeniffer' se tornou popular na boca dos trabalhadores, correu de um lado a outro como um reguero de pólvora e com os meios tecnológicos atuais não demoraria para ser uma prostituta famosa.
A Luciano não importava que eu experimentasse cinco ou seis cocks diferentes por dia se isso justificava quase todo o ingresso da parceria, porque ele havia se jogado em holofilia, beber cerveja e desfrutar do suor de meu uso da palavra: pussy.
Mas minha parceira era ambiciosa e seu sonho de mudar sua motocicleta havia sido truncado com a morte do velho Teodoro e a fila interminável de amantes pagos que ela tinha não alcançava a compensar o bolso generoso do pobre falecido.
Então teve a ideia, uma rifa, pela lotería nacional, cem números bem pagos para os primeiros dez afortunados, todos juntos, em manada, consultou-me para saber minha opinião e não demorei muito para dar-lhe a resposta.
Meu pensamento sobre isso? Honestamente? Estar com dez homens ao mesmo tempo era mais que um desafio, tão perigoso como intrigante, não seria fácil, mas era uma oportunidade única que certamente não se repetiria.
Além disso, me intrigava e me excitava saber quanto interesse haveria, quão deseável podia ser e quanto pagariam por mim, me sentia um tesouro em leilão e meu ego feminino estava em jogo.
E a receção foi maior do que esperada, os números se esgotaram rapidamente e Luciano se arrependeu de não ter posto mais números ou talvez vendido-os a um valor muito maior, mas era verdade que havia feito os cálculos com base no que lhe faltava para mudar sua motocicleta, era suficiente, talvez outra oportunidade, em outro jogo.
Contamos os bilhetes com muito regozijo e um tanto em brincadeira, um tanto em seriedade, Luciano dizia que me lavaria bem, porque tanto roçava me ia a polir.
Vivemos o sorteio vespertino em casal, copa de vinho mediante, escutando com atenção cada número que saía, com a lista à mão dos cem participantes, apenas para ir anotando os dez afortunados, e quando chegou a meia-noite, era apenas questão de entregar o prêmio compartido aos ganhadores.
Essa manhã de domingo eu me preparei para a ocasião, isso requeria um esforço extra e apoiei-me em Luciano para decidir como devia me ver, projetei nas suas miradas as possíveis miradas dos meus afortunados ganhadores, me depilei por completo, como costumava fazer, e olhei meu corpo nu diante do grande espelho do banheiro, via-me muito magra, era que estava magra, mas atraente, com meus cabelos loiros longos de lado, o meu traseiro ainda se via firme e em forma e os meus pequenos peitos talvez pela primeira vez não me desagradaram e me senti conformada comigo mesma, um vestido preto até a metade da perna cobriu meu corpo, com a suficiente audácia para deixar notar que não usava calcinha, onde os meus mamilos filosos pareciam querer rasgar a tela. Cortei a escuridão do preto com um colar ampuloso em prateado, cujas pontas chegavam quase ao meu umbigo, pus tacos altos, maquilli-me um pouco, pequenos anéis e uma última olhada no espelho para verificar que o objetivo estava cumprido, ver-me como uma fina dama, porque disso se tratava, fazer algo diferente, algo que valeria a pena, essa vez não seria apenas a puta pegando com os operários sem rosto do monte.
A buzina do remisse me deixou saber que era hora, Luciano beijou-me na boca apertando uma de minhas nádegas com discrição, disse que estava linda e que tudo sairia bem.
O viagem foi rápida e ao chegar ao salão, apenas me senti a rainha do lugar.
A mesa estava já preparada, meu lugar era à cabeceira, cinco pratos de um lado e cinco ao outro, olhei para o entorno, o salão era bem humilde, mas todos os detalhes estavam cuidados e parecia ter outro nível. Saudé aos afortunados, foi cômico porque adivinhei que mais de um se sentia incómodo vestido de gala, especialmente o gordo Alfio, que já havia deixado o saco de lado e se havia arremangado as mangas da sua camisa branca. Todos me haviam abraçado já, em maior ou menor oportunidade, conhecia de memória cada uma das suas cocks, seus gostos, e até seus segredos, mas isso era um reiniciar, era o prêmio de uma rifa muito cobiçada e faríamos que valeria a pena. No almoço os cavalheiros se comportaram, e o fato de falarem coisas sobre homens me deixou um pouco fora do jogo, situação que me deu a possibilidade de reparar em detalhes que normalmente não haveria reparado, rostos, cabelos, gestos, costumes, palavras e após comer o postre decidi que era suficiente. Me parei, fiz uma volta ao redor da mesa deixando um por um preservativos à disposição, e quando tive a atenção de todos, fez-se um profundo silêncio e só deixei cair meu vestido no chão, ficando completamente nua, apenas coberta pelo amplo colar. Foi um tanto cômico, como uma jauria de cachorros atrás da puta em celo se lançaram sobre mim, fechei os olhos, para só sentir lábios de estranhos beijando os meus, línguas intrusas procurando chegar à minha garganta, e mãos indiscretas acariciando cada recanto do meu corpo, meu ventre, meus peitos, meus braços, minhas pernas, meus glúteos, meus cabelos, minha pussy raspada. Minhas mãos iam de um para outro, soltando botões de camisas, passando silenciosamente por sobre cocks duras e só foi meu turno de cair de joelhos, não alcançavam a rodear, apenas se iam turnando, passava uma cock pela minha boca, outra e outra, minhas mãos se concentravam para um lado e outro em outras cocks que iam rotacionando, olhava os homens nos olhos, um a um e me dava um tapa no rosto com carne dura, estava úmida, molhada, quente. Fizeram-me levantar, parada sobre meus pés, com as pernas retas, mas arqueada para frente para seguir chupando e chupando, alguém me deu uma nalgada e refregou seu sexo sobre o meu, ao final eu fui penetrado e começou a me pegar muito gostoso. Eles se rotavam por minha pussy e pela minha boca, faziam-me gritar e não podia com tudo, agarravam os meus cabelos e forçavam-me a preencher minha boca, com uma, com duas
me recostaram sobre a mesa, cruzada, minhas pernas para um lado, minha cabeça pendendo para o outro, via tudo patas para cima, e ali começaram novamente, por um lado, por outro e alguns me meteram pelo cu sem pedir permissão, me seguiram dando, agora já por os três lados, à escolha e em verdade tenho que dizer, embora soe muito puta, que era todo um sonho perfeito para mim, perdi a noção de quantos orgasmos havia tido já e só me havia transformado em uma máquina sexual sedenta de cocks
me penetraram por frente e por trás ao mesmo tempo, como salvajes forajidos, e pareceram empenhados em dar-me a melhor sessão do sexo anal da minha vida, pareciam obcecados em deixar meu cu todo aberto, até me meteram dois ao mesmo tempo por um bom rato, até tirar-me a respiração
o relógio de parede dava cerca das sete da tarde quando tudo chegava a seu fim, o meu corpo havia sido coberto por sêmen quase sem exceção, pela frente, pela trás, por cima, por baixo, no meu rosto, nos meus cabelos. No meu boca sentia ainda a mistura de melaza masculina correndo minha língua, não sabia quanto havia ingerido já, o meu punho entrava quase completamente em meu esfíncter doído e realmente tinha toda a vagina irritada, não podia mais, mas tive a consciência tranquila, o prêmio havia valido a pena
fui ao pequeno banheiro por uma rápida ducha para sacar-me todo o lastro de cima, só deixei cair água fria em cada canto do meu corpo porque honestamente tudo me doía a morrer, fiz alguns buches de água para tirar o sabor puta que tinha na boca e então me sequei muito por cima, deixando minha pele Húmida. Miré o relógio novamente, o remisse estaria por chegar em qualquer momento, pus o meu melhor vestido negro, embora essa vez notasse até feridos meus mamilos e o simples roçar com a roupa sabia-se a tortura. No entanto, pus a minha cara mais bonita, desenhei um sorriso no meu rosto, e com os cabelos ainda escorrendo água, despedi cortesmente cada um dos afortunados amantes do turno. Não passaria muito tempo antes que Luciano finalmente pudesse se dar o prazer de cavalgar em sua nova motocicleta, sair para dar voltas pelo povoado e passear ao meu lado, sentada atrás, sacando traseiro, agarrada à cintura, sabendo na mirada de cada homem a forma como havia juntado o dinheiro para poder comprá-la. E não há muito mais que contar nessa história, apenas a vivência de ter tido a oportunidade de fazer realidade algo que poucas podem, estou feliz ao lado do meu homem, meu louco boêmio que me permite ser complacida por rapazes de ocasião. A vezes, em algum final de semana de calor, gostamos de voltar ao nosso povoado, apenas para dar uns voltas, para lembrar um pouco o nosso início e mostrar a toda essa gente como vamos bem na nossa nova vida. Estamos organizando uma nova rifa, a ideia é melhorar aquele primeiro encontro, temos muitas ideias novas, e se quiser participar, basta me escrever. Se gostou da história, pode escrever-me com o título A RIFA para dulces.placeres@live.com
0 comentários - A rifa