No dejes de pasar por mi mejor post
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No te vas a arrepentir!
SECRETOS DE MUJER
La historia oficial dice que estoy por cumplir diez años de casada, que tengo tres hijos, un varón de más de nueve y dos niñas de seis y cinco años.
Eso es todo lo que saben de mí, incluso mi esposo. El también cree que en nuestra noche de bodas le regalé la virginidad de mi cola, como se lo había prometido, también cree que fue el único hombre con el que tuve relaciones, pero verán, la verdad es que tengo un secreto de mujer, un secreto que solo yo sé y que pienso llevarme a la tumba.
Yo siempre fui la pacata del grupo, la más introvertida, la más prejuiciosa, tal vez por ser la más gordita, cosa que me avergonzaba y me deprimía. Los chicos siempre se burlaban de mi aspecto y cuando íbamos a bailar generalmente me quedaba a la espera, solo cuando estaban ‘desesperados’ me sacaban a bailar y a veces solo lo hacían ‘apostando’, a ver quién bailaba con la gorda.
Mis amigas siempre fueron buenas amigas, jamás me discriminaron y trataban de que yo tomara con naturalidad la situación. Tuve algunos novios, pero no me duraban, tal vez porque era demasiado exigente conmigo misma y tenía una tendencia a ponerme en el lugar de víctima.
Con esto quiero decir que toda mi experiencia se resumía solo besos y caricias.
Cuando tenía unos veinticinco, trabajando en un fast food conocí a Braulio, un compañero de trabajo al principio, un amigo después y finalmente mi novio.
Él fue realmente mi primer hombre, con el que tuve mi primer encuentro sexual, con el que supe lo que era una verga, su sabor, ser penetrada y tener un orgasmo. Él tenía una obsesión por dármela por el culo, cosa que me parecía en principio un tanto desubicado y fuera de lugar, pero probando a solas en casa, metiéndome un dedo, presentía que me iba a gustar, por lo que mi propuesta fue regalárselo en nuestra noche de bodas.
Pusimos fecha al poco tiempo, de hecho, estaba súper enamorada.
Las chicas, como no podía ser de otra manera, organizaron mi despedida de soltera, nunca olvidaré ese doce de agosto, justo el sábado anterior a contraer enlace.
Esa noche las chicas me ridiculizaron un poco, fuimos al departamento de Raquel, soltera, quien vivía sola y me hicieron unas colitas llamativas, me pintarrajearon la cara y me pusieron medias de red con una minifalda súper corta, además inflaron varios preservativos con los que adornaron mi cuerpo.
Luego fuimos a caminar, cenar, con las risas y bromas características de la situación, una noche con muchas charlas de sexo, donde los ocasionales transeúntes festejaban a nuestro paso haciéndose cómplices de la situación
Todo parecía bajo control, comí bien, bebí mejor, destapamos champagne y en un par de veces nos llamaron la atención por los disturbios que provocábamos, tipo dos de la mañana volvíamos al departamento de Raquel, donde pensé que terminaría mi ‘despedida de soltera’.
Lejos estaba de terminar, esto recién empezaba, todo estaba preparado, aunque yo no lo sabía…
Las chicas despejaron la habitación, tomaron una silla y me hicieron sentar, ellas me rodearon, bajaron un poco la luz y un fuerte rock pesado comenzó a sonar, un rubio enorme de unos dos metros apareció en el cuarto, y empezó a bailar al ritmo de la música, con cadencia, sugerente, de pelo súper corto y engominado, de finos ojos verdes y quijada bien cuadrada, las chicas aullaban cuando el pasaba peligrosamente a mi lado, al punto de sentir su olor a macho.
En forma muy excitante dejó caer su camisa al piso, desnudando una espalda impresionante, era un triángulo perfecto, con unos abdominales planchados y unos brazos tan musculosos como el mismo Hércules.
Era hermoso, y los tatuajes que cubrían su piel lo hacían más hermoso todavía, completamente depilado podía seguir con mi vista las líneas de sus músculos.
Cuando sacó su pantalón la platea femenina enloqueció, éramos hembras calientes que solo queríamos ser cogidas, como putas, como perras, apenas tenía un slip negro de raso que ocultaba un prominente paquete, atrás era colaless y marcaba unas nalgas hermosas y perfectas…
Bailaba sugerentemente muy cerca de mi cara, las chicas me animaban a más y noté que las tiras de ese slip tenían unos broches como los que tienen los sostenes en la espalda, con la vista el me invitó a soltarlo y así lo hice, con un poco de pudor, pero con la intriga de una mujer caliente.
Al hacerlo su verga contenida saltó por el costado como un resorte de manera de asustarme, era algo jamás imaginado por mí, una cosa gorda, llena de venas, con una cabeza enorme que crecía liberada ante mis ojos enormes, no soy buena para las medidas, solo sé que era descomunal. A esa altura de los acontecimientos las chicas parecían poseídas y empezaron a corear:
Qué la bese! Que la bese! Que la bese!
La presión se hacía insostenible, la imagen de mi futuro esposo no salía de mi mente, pero esa barra de carne tampoco salía de mi vista, totalmente depilado, se veía más grande aun, no podía resistirme y tal vez para no sentirme menos mujer ante la mirada de mis amigas le di un beso, y fui más allá, lo tomé con una mano para meter su glande en mi boca y chuparlo una, dos y tres veces…
Las chicas estallaron en una ovación mientras yo reí nerviosamente muerta de vergüenza…
Raquel tomó la palabra y pidió al resto de nuestras amigas que nos dejan solos para terminar la despedida y ante mis negativas con el correr de los minutos ese animal y yo estábamos a solas.
Me sentía nerviosa, a lo que él siguió provocándome dejando correr con sus movimientos, abrió mi camisa desnudando mis pechos, entre los cuales apoyó su pija y empezó a jugar entre ellos, a masturbarse al medio dejando que mis labios llegaran a su cabeza. Sentía latir mi corazón con fuerza, en mi cabeza se mezclaban las ideas, sabía que estaba mal lo que hacía, sabía que Braulio no se merecía esto, pero también sabía que si no tomaba esta oportunidad seguramente no tendría otra.
Así me vi entregada a sus juegos, mientras el excitaba mis pezones pellizcándolos con sus dedos yo acariciaba la delicada piel de sus suaves testículos, masajéanoslos con dulzura y chupando al mismo tiempo su cabeza.
El baja por mis piernas arrancando mi bombacha que ya está impregnada en flujo, besa mis pies, mis pantorrillas, mis gordas piernas, su cabeza se pierde en mi raja, no puedo creerlo, me dejo resbalar por la silla, me abro para él, siento su lengua jugar en mis labios, en mi clítoris, en mi esfínter, se pega en mi intimidad, me come, sus manos están adheridas a mis tetas, jugando en ellas, pierdo el control lo deseo, me decido a todo quiero que me penetre, no me importa más nada, lo separo de donde está, no quiero acabarme, no todavía, beso su vientre, sus pectorales, acaricio sus enormes bíceps clavando en ellos mis afiladas uñas, me siento tan pequeña a su lado.
Junto mis labios con los suyos, lo beso apasionadamente acariciando su nuca, no doy más, solo quiero sentirlo dentro, es ahora o nunca, estoy embriagada, le imploro para que me la meta…
O macho afasta-se e coloca um preservativo, volta para mim que o espero jadeando, me levanta pelo ar no ar como se levantasse um papel e me leva contra a parede, agarro seu pescoço e abro minhas pernas ao redor dele, segurando-o com força, toma as minhas nádegas e me deixa cair enquanto embiste com sua membro, sinto entrar, me queima como um braço, sinto tão profundo que me arranca um grito de dor e prazer, começa a pegar-me com loucura, me faz gritar, não posso evitá-lo, cada golpe no fundo arranca orgasmos do meu ser, é tão grossa que parece partir-se.
Arqueio minha espinha para acompanhá-lo nos movimentos, é tão grande que parece romper o meu interior, tento agarrar-me com força ao seu corpo para que a penetração não seja tão profunda, mas não posso evitá-lo, caio por meu próprio peso enfiando esse punhal até o fundo do meu ser...
Sorrie, me diz que não grite tanto, eu o miro incrédula, não me dou conta do que faço...
Al fin me baixa e me pede para sentar-me na cadeira em que antes eu estava sentada, seu cock duro segue mais além do umbigo, alico com lubrificante, estou disposta a tudo, vou por tudo, já não me importa incumprir minha promessa, tudo ficaria entre essas paredes.
Dou-me volta dando-lhe as costas, me acomodo entre suas pernas abertas, agarro sua poronga entre meus dedos para conduzi-la onde eu quero conduzi-la, amago sentar-me sobre ele, pondo o ponto em meu cu, forço suavemente enquanto ele me segura com firmeza empurrando-me para baixo, suspiro, dói, dói demais...
Volve a lubrificar, mas dói a montos, é demasiado grossa para meu cu virgem, sinto calor atrás de mim, tentamos uma e outra vez, sinto na porta, mas não passa, por mais lubrificante que ponhamos...
Al fin, harto de meus histéricos, me toma e me empurra com força para baixo, fazendo-me penetrar com um golpe seco, grito do dor, sinto meu cu destroçar-se de golpe, quero sair, mas ele me mantém. prisioneira, imóvel, dando tempo para eu me acostumar. Depois começo a me movimentar devagarinho, verifico que dói terrivelmente, é demais para mim, o saco e, por instinto, levo minha mão ao meu ânus para verificar se já não é virgem… Digo-lhe que basta de sexo anal, não o tolerei, peço um novo preservativo para mudar o que tem colocado, me arrojo aos seus pés para colocá-lo, custa-me estirar tanto para meter essa cabeça, vou desenrolando até o final, para verificar se lhe resta uns cinco ou seis centímetros sem cobrir. Faço-o arrodillar sobre a cadeira de modo que me deem suas nádegas, passo-a para trás entre as pernas, puxando-a bem para trás, lamê-la novamente, centro-me em suas bolas depiladas, metendo-as na boca, masturbo-o suavemente, estou tão excitada que até seu traseiro me parece sexy, vou com minha língua ao seu ânus, para lamber e intento penetrá-lo com a ponta, ele se relaxa e me deixa fazer, noto seu membro duro entre os meus dedos, me maldiz com palavras sujas. A fim toma novamente a iniciativa agarrando-me com força, outra vez o meu cock me penetra, estou entregue, ele diz: Bela, você gosta de se comer o meu cock? Seguro nunca mais se comerá algo assim… Eu não respondo, não porque não queira, não posso… Ele segue sentado sobre a cadeira, sinto-me sobre ele para balançar fazendo a penetração o mais justa possível para que seja placentera e não dolorosa, mete três dedos na minha boca fazendo-os que os chupo e os encho de saliva, vão direto ao meu ânus e ah, quase desmaio de prazer, com essa cock enorme em meu ânus, seus três dedos simulando dar outra cock em meu ânus, com seus lábios presos nos meus mamilos, acaricio seus cabelos num torvelho de prazer, gritos mútuos, o seu cock se põe duro no meu interior, sinto-o vindo, si! si! si! perde a concentração, estremece sob mim, sinto-me poderosa, só paro de me mover quando sei que já não lhe resta Nenhuma gota por sacar... Mi pesadilla estava por começar, ao sair de onde eu estava, olhei para seu cock e vejo o preservativo roto, toquei no meu uso a palavra: pussy e tenho cheia de culos, provavelmente havia danificado o preservativo com minhas unhas quando lutei tanto para pôns-lo. Pus-me a chorar como uma criança, eu me conhecia demais e sabia que estava nos arredores dos meus dias férteis, ele me calmou e disse que não se preocupasse, mandou-me para tomar banho no bidé para lavar-me o melhor possível. Ele se despediu de mim tempo após, fiz-lhe jurar que ninguém devia saber o que havia passado, nem mesmo as amigas, disse que era um cavalheiro e que os cavalheiros não tinham memória... Antes de fechar a porta, disse: Espere! Não se lembre do meu nome… César, César é o meu nome… Lavei tudo, o melhor possível e me acostei a dormir. No dia seguinte, Raquel voltou cedo e mostrou-se um tanto decepcionada ao saber da minha boca que nada havia passado, que eu era uma boa menina e não podia falhar para Braulio. Uma semana após, nos casamos e essa noite de casamento lhe ofereci meu primeiro sexo anal completo, ao ver minhas lágrimas o pobre pensou que era por fazer-me doer e me pediu perdão, na realidade eram um pouco por dor da palhaça que me havia dado César e outro pouco pelo remorso da minha consciência. Quando me agarrou tampouco estive bem, apenas para comparar e estranhar o grande que me havia comido... Nove meses após nasceu nosso primeiro filho, concebido essa noite de casamento, isso diz a história oficial, mas ele tem os mesmos olhos verdes e uma cock enorme, por isso, embora ninguém saiba o motivo, escolhi 'César' como nome... Se você gostou do relato, pode me escrever com título 'SECRETOS DE MULHER' para dulces.placeres@live.com
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No te vas a arrepentir!
SECRETOS DE MUJER
La historia oficial dice que estoy por cumplir diez años de casada, que tengo tres hijos, un varón de más de nueve y dos niñas de seis y cinco años.
Eso es todo lo que saben de mí, incluso mi esposo. El también cree que en nuestra noche de bodas le regalé la virginidad de mi cola, como se lo había prometido, también cree que fue el único hombre con el que tuve relaciones, pero verán, la verdad es que tengo un secreto de mujer, un secreto que solo yo sé y que pienso llevarme a la tumba.
Yo siempre fui la pacata del grupo, la más introvertida, la más prejuiciosa, tal vez por ser la más gordita, cosa que me avergonzaba y me deprimía. Los chicos siempre se burlaban de mi aspecto y cuando íbamos a bailar generalmente me quedaba a la espera, solo cuando estaban ‘desesperados’ me sacaban a bailar y a veces solo lo hacían ‘apostando’, a ver quién bailaba con la gorda.
Mis amigas siempre fueron buenas amigas, jamás me discriminaron y trataban de que yo tomara con naturalidad la situación. Tuve algunos novios, pero no me duraban, tal vez porque era demasiado exigente conmigo misma y tenía una tendencia a ponerme en el lugar de víctima.
Con esto quiero decir que toda mi experiencia se resumía solo besos y caricias.
Cuando tenía unos veinticinco, trabajando en un fast food conocí a Braulio, un compañero de trabajo al principio, un amigo después y finalmente mi novio.
Él fue realmente mi primer hombre, con el que tuve mi primer encuentro sexual, con el que supe lo que era una verga, su sabor, ser penetrada y tener un orgasmo. Él tenía una obsesión por dármela por el culo, cosa que me parecía en principio un tanto desubicado y fuera de lugar, pero probando a solas en casa, metiéndome un dedo, presentía que me iba a gustar, por lo que mi propuesta fue regalárselo en nuestra noche de bodas.
Pusimos fecha al poco tiempo, de hecho, estaba súper enamorada.
Las chicas, como no podía ser de otra manera, organizaron mi despedida de soltera, nunca olvidaré ese doce de agosto, justo el sábado anterior a contraer enlace.
Esa noche las chicas me ridiculizaron un poco, fuimos al departamento de Raquel, soltera, quien vivía sola y me hicieron unas colitas llamativas, me pintarrajearon la cara y me pusieron medias de red con una minifalda súper corta, además inflaron varios preservativos con los que adornaron mi cuerpo.
Luego fuimos a caminar, cenar, con las risas y bromas características de la situación, una noche con muchas charlas de sexo, donde los ocasionales transeúntes festejaban a nuestro paso haciéndose cómplices de la situación
Todo parecía bajo control, comí bien, bebí mejor, destapamos champagne y en un par de veces nos llamaron la atención por los disturbios que provocábamos, tipo dos de la mañana volvíamos al departamento de Raquel, donde pensé que terminaría mi ‘despedida de soltera’.
Lejos estaba de terminar, esto recién empezaba, todo estaba preparado, aunque yo no lo sabía…
Las chicas despejaron la habitación, tomaron una silla y me hicieron sentar, ellas me rodearon, bajaron un poco la luz y un fuerte rock pesado comenzó a sonar, un rubio enorme de unos dos metros apareció en el cuarto, y empezó a bailar al ritmo de la música, con cadencia, sugerente, de pelo súper corto y engominado, de finos ojos verdes y quijada bien cuadrada, las chicas aullaban cuando el pasaba peligrosamente a mi lado, al punto de sentir su olor a macho.
En forma muy excitante dejó caer su camisa al piso, desnudando una espalda impresionante, era un triángulo perfecto, con unos abdominales planchados y unos brazos tan musculosos como el mismo Hércules.
Era hermoso, y los tatuajes que cubrían su piel lo hacían más hermoso todavía, completamente depilado podía seguir con mi vista las líneas de sus músculos.
Cuando sacó su pantalón la platea femenina enloqueció, éramos hembras calientes que solo queríamos ser cogidas, como putas, como perras, apenas tenía un slip negro de raso que ocultaba un prominente paquete, atrás era colaless y marcaba unas nalgas hermosas y perfectas…
Bailaba sugerentemente muy cerca de mi cara, las chicas me animaban a más y noté que las tiras de ese slip tenían unos broches como los que tienen los sostenes en la espalda, con la vista el me invitó a soltarlo y así lo hice, con un poco de pudor, pero con la intriga de una mujer caliente.
Al hacerlo su verga contenida saltó por el costado como un resorte de manera de asustarme, era algo jamás imaginado por mí, una cosa gorda, llena de venas, con una cabeza enorme que crecía liberada ante mis ojos enormes, no soy buena para las medidas, solo sé que era descomunal. A esa altura de los acontecimientos las chicas parecían poseídas y empezaron a corear:
Qué la bese! Que la bese! Que la bese!
La presión se hacía insostenible, la imagen de mi futuro esposo no salía de mi mente, pero esa barra de carne tampoco salía de mi vista, totalmente depilado, se veía más grande aun, no podía resistirme y tal vez para no sentirme menos mujer ante la mirada de mis amigas le di un beso, y fui más allá, lo tomé con una mano para meter su glande en mi boca y chuparlo una, dos y tres veces…
Las chicas estallaron en una ovación mientras yo reí nerviosamente muerta de vergüenza…
Raquel tomó la palabra y pidió al resto de nuestras amigas que nos dejan solos para terminar la despedida y ante mis negativas con el correr de los minutos ese animal y yo estábamos a solas.
Me sentía nerviosa, a lo que él siguió provocándome dejando correr con sus movimientos, abrió mi camisa desnudando mis pechos, entre los cuales apoyó su pija y empezó a jugar entre ellos, a masturbarse al medio dejando que mis labios llegaran a su cabeza. Sentía latir mi corazón con fuerza, en mi cabeza se mezclaban las ideas, sabía que estaba mal lo que hacía, sabía que Braulio no se merecía esto, pero también sabía que si no tomaba esta oportunidad seguramente no tendría otra.
Así me vi entregada a sus juegos, mientras el excitaba mis pezones pellizcándolos con sus dedos yo acariciaba la delicada piel de sus suaves testículos, masajéanoslos con dulzura y chupando al mismo tiempo su cabeza.
El baja por mis piernas arrancando mi bombacha que ya está impregnada en flujo, besa mis pies, mis pantorrillas, mis gordas piernas, su cabeza se pierde en mi raja, no puedo creerlo, me dejo resbalar por la silla, me abro para él, siento su lengua jugar en mis labios, en mi clítoris, en mi esfínter, se pega en mi intimidad, me come, sus manos están adheridas a mis tetas, jugando en ellas, pierdo el control lo deseo, me decido a todo quiero que me penetre, no me importa más nada, lo separo de donde está, no quiero acabarme, no todavía, beso su vientre, sus pectorales, acaricio sus enormes bíceps clavando en ellos mis afiladas uñas, me siento tan pequeña a su lado.
Junto mis labios con los suyos, lo beso apasionadamente acariciando su nuca, no doy más, solo quiero sentirlo dentro, es ahora o nunca, estoy embriagada, le imploro para que me la meta…
O macho afasta-se e coloca um preservativo, volta para mim que o espero jadeando, me levanta pelo ar no ar como se levantasse um papel e me leva contra a parede, agarro seu pescoço e abro minhas pernas ao redor dele, segurando-o com força, toma as minhas nádegas e me deixa cair enquanto embiste com sua membro, sinto entrar, me queima como um braço, sinto tão profundo que me arranca um grito de dor e prazer, começa a pegar-me com loucura, me faz gritar, não posso evitá-lo, cada golpe no fundo arranca orgasmos do meu ser, é tão grossa que parece partir-se.
Arqueio minha espinha para acompanhá-lo nos movimentos, é tão grande que parece romper o meu interior, tento agarrar-me com força ao seu corpo para que a penetração não seja tão profunda, mas não posso evitá-lo, caio por meu próprio peso enfiando esse punhal até o fundo do meu ser...
Sorrie, me diz que não grite tanto, eu o miro incrédula, não me dou conta do que faço...
Al fin me baixa e me pede para sentar-me na cadeira em que antes eu estava sentada, seu cock duro segue mais além do umbigo, alico com lubrificante, estou disposta a tudo, vou por tudo, já não me importa incumprir minha promessa, tudo ficaria entre essas paredes.
Dou-me volta dando-lhe as costas, me acomodo entre suas pernas abertas, agarro sua poronga entre meus dedos para conduzi-la onde eu quero conduzi-la, amago sentar-me sobre ele, pondo o ponto em meu cu, forço suavemente enquanto ele me segura com firmeza empurrando-me para baixo, suspiro, dói, dói demais...
Volve a lubrificar, mas dói a montos, é demasiado grossa para meu cu virgem, sinto calor atrás de mim, tentamos uma e outra vez, sinto na porta, mas não passa, por mais lubrificante que ponhamos...
Al fin, harto de meus histéricos, me toma e me empurra com força para baixo, fazendo-me penetrar com um golpe seco, grito do dor, sinto meu cu destroçar-se de golpe, quero sair, mas ele me mantém. prisioneira, imóvel, dando tempo para eu me acostumar. Depois começo a me movimentar devagarinho, verifico que dói terrivelmente, é demais para mim, o saco e, por instinto, levo minha mão ao meu ânus para verificar se já não é virgem… Digo-lhe que basta de sexo anal, não o tolerei, peço um novo preservativo para mudar o que tem colocado, me arrojo aos seus pés para colocá-lo, custa-me estirar tanto para meter essa cabeça, vou desenrolando até o final, para verificar se lhe resta uns cinco ou seis centímetros sem cobrir. Faço-o arrodillar sobre a cadeira de modo que me deem suas nádegas, passo-a para trás entre as pernas, puxando-a bem para trás, lamê-la novamente, centro-me em suas bolas depiladas, metendo-as na boca, masturbo-o suavemente, estou tão excitada que até seu traseiro me parece sexy, vou com minha língua ao seu ânus, para lamber e intento penetrá-lo com a ponta, ele se relaxa e me deixa fazer, noto seu membro duro entre os meus dedos, me maldiz com palavras sujas. A fim toma novamente a iniciativa agarrando-me com força, outra vez o meu cock me penetra, estou entregue, ele diz: Bela, você gosta de se comer o meu cock? Seguro nunca mais se comerá algo assim… Eu não respondo, não porque não queira, não posso… Ele segue sentado sobre a cadeira, sinto-me sobre ele para balançar fazendo a penetração o mais justa possível para que seja placentera e não dolorosa, mete três dedos na minha boca fazendo-os que os chupo e os encho de saliva, vão direto ao meu ânus e ah, quase desmaio de prazer, com essa cock enorme em meu ânus, seus três dedos simulando dar outra cock em meu ânus, com seus lábios presos nos meus mamilos, acaricio seus cabelos num torvelho de prazer, gritos mútuos, o seu cock se põe duro no meu interior, sinto-o vindo, si! si! si! perde a concentração, estremece sob mim, sinto-me poderosa, só paro de me mover quando sei que já não lhe resta Nenhuma gota por sacar... Mi pesadilla estava por começar, ao sair de onde eu estava, olhei para seu cock e vejo o preservativo roto, toquei no meu uso a palavra: pussy e tenho cheia de culos, provavelmente havia danificado o preservativo com minhas unhas quando lutei tanto para pôns-lo. Pus-me a chorar como uma criança, eu me conhecia demais e sabia que estava nos arredores dos meus dias férteis, ele me calmou e disse que não se preocupasse, mandou-me para tomar banho no bidé para lavar-me o melhor possível. Ele se despediu de mim tempo após, fiz-lhe jurar que ninguém devia saber o que havia passado, nem mesmo as amigas, disse que era um cavalheiro e que os cavalheiros não tinham memória... Antes de fechar a porta, disse: Espere! Não se lembre do meu nome… César, César é o meu nome… Lavei tudo, o melhor possível e me acostei a dormir. No dia seguinte, Raquel voltou cedo e mostrou-se um tanto decepcionada ao saber da minha boca que nada havia passado, que eu era uma boa menina e não podia falhar para Braulio. Uma semana após, nos casamos e essa noite de casamento lhe ofereci meu primeiro sexo anal completo, ao ver minhas lágrimas o pobre pensou que era por fazer-me doer e me pediu perdão, na realidade eram um pouco por dor da palhaça que me havia dado César e outro pouco pelo remorso da minha consciência. Quando me agarrou tampouco estive bem, apenas para comparar e estranhar o grande que me havia comido... Nove meses após nasceu nosso primeiro filho, concebido essa noite de casamento, isso diz a história oficial, mas ele tem os mesmos olhos verdes e uma cock enorme, por isso, embora ninguém saiba o motivo, escolhi 'César' como nome... Se você gostou do relato, pode me escrever com título 'SECRETOS DE MULHER' para dulces.placeres@live.com
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