Décadas de sexo (11): Juicio, sentencia, ejecución

– Está acusada de infidelidade, Maria. Segundo a informação disponível, você e seu amante passaram dias fechados, entregues aos mais baixos e bestiais apetites, para nada próprios de seres humanos senão de viles animais desprovidos do menor sentido de moralidade. Consumiu a entrega mais completa e desvergonhada do seu corpo a esse descarado que tanto a seduz.

– Não sou inocente – confessa, embora sua voz soe altanera.

– ¿Plantea atenuantes?

– Estava só. E quente. Ele me altera os sentidos. Em seus braços, não sei nem quem sou nem como me chamo. E desejo sempre cair em seus braços. Além disso, havíamos consumido substâncias.

– ¿Qué substâncias?

– Água da canilha.

– ¿Se da conta de que zombar do tribunal não a vai beneficiar?

– Perfeitamente – afirma, desafiante –. Consumi substâncias levemente sicoactivas.

– ¿Consumiu as substâncias e perdeu o conhecimento?

– ¿Perder o conhecimento? Não, não a essa altura. Na verdade, quando o vi a ele, já estava perdida.

– A estão delatando seus peitos, o brilho de seus olhos e o tremor da voz.

– ¡E o manancial incontenível entre minhas pernas!

– Volvamos às substâncias, ¿as consumiu como preparação para cometer de maneira ainda mais desinhibida seus abomináveis atos? ¿Para transformar o prazer em outra forma mais refinada, mesmo antinatural do vício? ¿Por si lhe restava algum rastro de consciência que devia silenciar?

– Sim, exatamente. Tudo isso e mais. Podria dizer que para abrir-me a ele como uma flor.

– ¡Flor de puta, Maria, é você! Bem, os atenuantes não a favorecem. ¿Hay agravantes?

– Cogí muito – admite, olhando para a distância – Muito, muito...

– A encontro culpável.

– Aceito minha sentença – diz, estoica e altiva.

– Já conhece a condena, não é verdade? Lembre-se de que sou fiscal, juiz e verdugo. ¿Espera clemência?

– Nenhuma.

Resignada, caminha com solenidade até o mullido patíbulo da cama e, em quatro patas, se dispõe ao suplício. Com um mínimo de piedade, eu derramo um pouco e apenas um pouco de lubrificante no seu ânus. Coloco o ponto da minha carnosa ferramenta de martírio na porta do buraco. Sabe que deve cumprir com cerimônia em me avisar quando estiver pronta para receber seu merecido castigo.

– Já pode me ajusticiar – diz.

– Sou cruel. Prolongo por longo tempo a execução.

19 comentários - Décadas de sexo (11): Juicio, sentencia, ejecución

No veo la diferencia en el castigo de que si caes en cana de verdad. Ja!!!. Broma de por medio, si se me permite, muy buen relato y bien contado, sin abreviar, correctamente acentuado, etc. En fin, me llamo a silencio para no polemizar. Un abrazo.
¡Gracias!
No se como se conformó ese Tribunal...y el abogado defensor de María?
Me complace ver que la imputada no apeló la sentencia 😉
María resolvió representarse a sí misma. De todas formas, admito que quizá no se observaron todas las garantías del debido proceso. Finalmente, la condenada no se rehabilitó en su comportamiento después de ese juicio, que hubo que repetir más de una vez. ¡Una reincidente contumaz!
@Pervberto la reincidencia es una grave cuestión, a lo mejor habría que preguntarle a María si realmente quiere reintegrarse a la sociedad
@Lady_GodivaII ¡Ay, milady, sobran los ejemplos de casos absolutamente perdidos! Es probable que éste sea uno de ellos.
muy buen relato , y el castigo que se merece muy bueno , gracias por el aporte
Sí, muchas gracias. Sin embargo, como le comentaba recién a @Lady_GodivaII, no ha servido como correctivo. A veces se me ocurre que, en realidad, ella ha creado una especie de, digamos así, afición por el castigo...
@Pervberto hay gente que no aprende y otra no quiere aprender , y también están los que se acostumbran tanto que al final les gusta y lo esperan al castigo , será cómo el sindrome de estocolmo ??
Contumaz, perseverante, inescrupulosa, esa es María, castigo bien merecido, palo y palo. Abrazo. El Pepe
Todo el castigo que pueda darle, claro que sí.
Maria reincidente en su mal comportamiento y yo en leer e imaginar su castigo... Creo que ambas estamos perdidas
Afortunadamente. ¡Que vivan todas las perdidas que en el mundo son! Y no nos olvidemos de los perdidos y demás...
Marupi2 +1
ay...que ganas de reincidir da este relato!
Es lo que ha sucedido por aquí...
Redondo, perfecto
¡Gracias! Es dura la vida (¡ejem!) del agente de la ley...
No habia leído este relato, ud es un maestro! excelente, un placer leer cada uno de sus relatos..
Me alegra su comentario, señor de las imágenes.
muy bueno muchas gracias por compartir
Los castigos deben ser públicos para que sirvan de escarmiento.
mimilau +1
"– ¿Perder el conocimiento? No, no a esa altura. En realidad, cuando lo vi a él, ya estaba perdida."
Excelente!!! Me encantó!!
El formato, una sorpresa hermosa..
El sistema punitivo está siempre alerta y dispuesto para actuar en estos frecuentes casos.
cyntia_ +1
Ufff ! Que lindo debe ser someterse a tal castigo...
Recién veo que había dejado de responder este comentario. Me disculpo por la demora pero sepa que el juez es muy dispuesto.
Quise darte tus 10 puntos merecidos, pero me da error. Yo quiero esa misma condena.
El tribunal está siempre dispuesto a considerar los delitos cometidos en todas las jurisdicciones...
Este relato en especial debe de haberle gustado mucho al abogadito. Estoy segura.
Quien no quisiera ser juzgada asi !? Van pts, excelente como siempre!
La justica es implacable.
No puedo borrar mi sonrisa y mi cara ruborizada de solo pensar que si me ponen en el banquillo, actuaría como María.
¡Asociación para delinquir!